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HISTORIA DEL POBLAMIENTO DE AMERICA

Poblamiento de América. La fecha de la llegada del hombre a América se pierde en


la misteriosa noche de los tiempos. Algunos investigadores creen que este hecho, tan
transcendental en la historia del Nuevo mundo, pudo haber tenido lugar hace no más
de cien mil años. La evidencia mas importante y firme sobre como se pobló el
continente americano nos muestra que el hombre primitivo paso de Asia a América
por el estrecho de Bering, todo esto aproximadamente 40 000 años de cristo.

De donde partieron
Todo parece indicar que los ancestros más inmediatos del hombre, habrían aparecido
en la Tierra hace dos y medio millones de años. Las primeras huellas de su existencia
se han encontrado en el continente africano, donde evolutivamente se separó de su
antecesor, el "austrolopitecus" (Los antepasados de la especie humana). Se trata del
genero "Homo", que ya con un cerebro de mayor tamaño y con la capacidad de
construir herramientas, comenzó a dominar sobre las otras especies y extenderse por
el continente.

Este género incluye por lo menos a tres especies diferentes: el Homo habilis, el Homo
erectus y el Homo sapiens. No se sabe si estas especies se sobrepusieron en el
tiempo y espacio o fueron siendo reemplazadas unas por otras. El hecho es que las
especies más evolucionadas fueron capaces de desplazarse desde África a otros
continentes, como Asia y Europa.

El Homo sapiens probablemente vivió hasta hace 50 mil años, y desde allí la historia
se confunde hasta llegar al hombre moderno actual, que paulatinamente fue
colonizando Europa, Asia, China, Japón y Australia.

Otra hipótesis
Durante la ultima glaciación mundial, que ocurrió entre 70 000
y 10 000 a. C., en este tiempo se congelaron los mares, lo cual
produjo que disminuyeran su volumen, además bajo
aproximadamente 100 metros su nivel y ambos continentes
quedaron unidos por una llanura de hielo.

Los habitantes de lo que ahora es Liberia, en su mayoría


cazadores y recolectores nómadas, iban de un lado a otro
persiguiendo a animales que constituían su alimento, lo que
los hizo inadvertidamente cruzar la llanura helada y llegar a lo
que se convertiría en Alaska.

Los desplazamientos de estos grupos fueron lentos, ya que se detenían por


temporadas a cazar y recolectar alimentos además de los factores del clima. Algunos
grupos ya conocían y manipulaban el fuego y su necesidad lo hizo crear utensilios de
piedra así como cestería sencilla. Su forma de organización social era muy simple,
parece ser que eran varias familias que se unían para cazar y recolectar de forma
más sencilla, pero cuando escaseaba el alimento se dividían e iban cada quien por su
lado.

Los arqueólogos
Creen que más tarde el hombre moderno, ya con sus habilidades desarrolladas, y con
las capacidades de construir herramientas y armas, fue capaz de adaptarse a las
duras e inhóspitas condiciones de Siberia, y desde allí, cuando los hielos se fundieron,
entraron por el extremo norte a América. Hace tiempo que los arqueólogos y
estudiosos de la prehistoria se dieron cuenta que el continente "América", fue el último
en ser poblado por la especie humana.

Por más de dos mil años, durante el Pleistoceno, en el extremo norte, Eurasia había
estado unido con América, por un territorio que se llamó Beringia, un puente que
ahora está sumergido bajo el mar (Estrecho de Bering). Así parece indicarlo al menos
la semejanza de la flora y fauna que existe entre Siberia y Alaska.

¿Cuándo sucedió esto?


Esta interrogante es motivo de acalorados debates entre los diversos especialistas.
Hasta hace unas pocas décadas parecía estar todo claro, en base a los
descubrimientos y estudios arqueológicos realizados en el lugar denominado "CIovis",
en Nuevo México. Allí el análisis de los restos arqueológicos encontrados daban una
data de 11.200 años, de modo que según ellos, los primeros colonizadores debieron
haber cruzado aproximadamente hace 11.500 y 12.000 años.

Sin embargo, las fechas se contradicen cuando se utilizan otros métodos que ha ido
desarrollando una nueva especialidad, "la paleoantropología". Uno de ellos es el
análisis del "DNA mitocondrial". Como se sabe, normalmente el DNA está en el núcleo
de nuestras células y en él se combina el DNA proveniente de la madre y del padre.
Pero se ha descubierto otro DNA, que está en las mitocondrias (el lugar de las células
donde se produce la energía), y éste proviene sólo de la madre, ya que lo aporta el
óvulo y no el espermio. Cualquier cambio de él, que se trasmita de generación en
generación, es sólo el resultado de mutaciones randomizadas. A su vez éstas
suceden con mucha regularidad, a un ritmo de 2 a 4% por millones de años. De modo
que el estudio del DNA mitocondrial y sus mutaciones se ha convertido para los
investigadores en un verdadero reloj genético.

De acuerdo a ello, conociendo el número de mutaciones que han ocurrido, se puede


saber cuánto tiempo ha transcurrido hacia atrás, en que habría un ancestro común.
Tad Schurr, del Emory University Laboratory of Genetics, ha examinado el DNA
mitocondrial de varias generaciones de poblaciones nativas de América, contando las
mutaciones del DNA en cada linaje para calcular el tiempo en que ellas comienzan a
divergir a partir de un ancestro común. Sus resultados indican que los nativos de
América pertenecen a cuatro distintos linajes, y que el momento común en que los
primeros cruzaron Beringia, tendrían que haberlo hecho entre 21.000 y 42.000 años
atrás (Discover, Octubre 1993, pág. 92). Otros estudios basados en el análisis de la
evolución del lenguaje, en función del tiempo, señalan que por lo menos ha habido
dos o tres migraciones diferentes y que los esquimales serían una de las más
recientes (Science, Vol. 274, Noviembre 1996).

Hallazgo de restos arqueológicos


Señala que los seres humanos vivieron allí hace 12.500 años, es decir, 1500 años
antes que los restos de Clovis, que se consideraban los primeros. Hay que considerar
que entre Clovis y Monte Verde, hay 6.000 kilómetros de distancia. Si es que los
primeros seres humanos entraron por Beringia y desde allí se desplazaron
colonizando hacia el sur, el proceso migratorio debió haber tomado cientos o miles de
años, a juzgar por los obstáculos geográficos que debieron vencer, y porque nadie los
apuraba en las ricas tierras de abundante cacería que iban encontrando. Es decir, los
hallazgos de Monte Verde parecen concordar más con los estudios genéticos del DNA
mitocondrial, que señala que los primeros seres humanos que llegaron a América lo
hicieron hace 15 0 30 mil años.

Otra hipótesis alternativa es que la llegada haya sido por el sur de América. Esto
supone que pueblos polinésicos a bordo de embarcaciones fabricadas de madera y
juncos, atravesando el Océano Pacífico hubiese llegado a América (ello es lo que se
ha tratado de demostrar recientemente en la travesía del barco de juncos desde la isla
de Pascua, que desgraciadamente zozobró).

Reconstrucción arqueológica
Mientras tanto se han reconstruido las viviendas encontradas junto al estuario
Chinchihuapi. Estas presentaban una planta rectangular, de 45 metros de largo, por
3.5 de ancho, cuyas paredes estaban construidas con juncos amarrados, estando
recubiertas sus paredes y techo con pieles de mastodontes. En su interior se
descubrieron restos de fogatas, artefactos de piedra y utensilios para trabajar la
madera. Otras dos tiendas comunes, separadas por algunos metros, también
contenían restos de fogatas y huesos de mastodontes, instrumentos de caza, además
de hierbas medicinales, papas y hierbas marinas, probablemente traídas desde la
costa.

Se concluyó que hace 12.500 años, diversas agrupaciones familiares deambulaban


por las riberas de los ríos y orillas del Yago Llanquihue. Se alimentaban de frutos
silvestres y tubérculos (papas originarias de la región) y cazaban fauna menor y
mayor (mastodontes y llamas), completando su dieta con moluscos de agua dulce. En
esa época la temperatura era algo más fría y menos lluviosa.

Según Dillehay, cree que existe en el propio Monte Verde, a dos metros de
profundidad, otro poblamiento mucho más antiguo de 30 mil años. Pero aún no
existen evidencias suficientes como para validarlo. Si ello fuera cierto, habría que
desplazar aún más la primera llegada de los colonizadores a América.

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