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De donde partieron
Todo parece indicar que los ancestros más inmediatos del hombre, habrían aparecido
en la Tierra hace dos y medio millones de años. Las primeras huellas de su existencia
se han encontrado en el continente africano, donde evolutivamente se separó de su
antecesor, el "austrolopitecus" (Los antepasados de la especie humana). Se trata del
genero "Homo", que ya con un cerebro de mayor tamaño y con la capacidad de
construir herramientas, comenzó a dominar sobre las otras especies y extenderse por
el continente.
Este género incluye por lo menos a tres especies diferentes: el Homo habilis, el Homo
erectus y el Homo sapiens. No se sabe si estas especies se sobrepusieron en el
tiempo y espacio o fueron siendo reemplazadas unas por otras. El hecho es que las
especies más evolucionadas fueron capaces de desplazarse desde África a otros
continentes, como Asia y Europa.
El Homo sapiens probablemente vivió hasta hace 50 mil años, y desde allí la historia
se confunde hasta llegar al hombre moderno actual, que paulatinamente fue
colonizando Europa, Asia, China, Japón y Australia.
Otra hipótesis
Durante la ultima glaciación mundial, que ocurrió entre 70 000
y 10 000 a. C., en este tiempo se congelaron los mares, lo cual
produjo que disminuyeran su volumen, además bajo
aproximadamente 100 metros su nivel y ambos continentes
quedaron unidos por una llanura de hielo.
Los arqueólogos
Creen que más tarde el hombre moderno, ya con sus habilidades desarrolladas, y con
las capacidades de construir herramientas y armas, fue capaz de adaptarse a las
duras e inhóspitas condiciones de Siberia, y desde allí, cuando los hielos se fundieron,
entraron por el extremo norte a América. Hace tiempo que los arqueólogos y
estudiosos de la prehistoria se dieron cuenta que el continente "América", fue el último
en ser poblado por la especie humana.
Por más de dos mil años, durante el Pleistoceno, en el extremo norte, Eurasia había
estado unido con América, por un territorio que se llamó Beringia, un puente que
ahora está sumergido bajo el mar (Estrecho de Bering). Así parece indicarlo al menos
la semejanza de la flora y fauna que existe entre Siberia y Alaska.
Sin embargo, las fechas se contradicen cuando se utilizan otros métodos que ha ido
desarrollando una nueva especialidad, "la paleoantropología". Uno de ellos es el
análisis del "DNA mitocondrial". Como se sabe, normalmente el DNA está en el núcleo
de nuestras células y en él se combina el DNA proveniente de la madre y del padre.
Pero se ha descubierto otro DNA, que está en las mitocondrias (el lugar de las células
donde se produce la energía), y éste proviene sólo de la madre, ya que lo aporta el
óvulo y no el espermio. Cualquier cambio de él, que se trasmita de generación en
generación, es sólo el resultado de mutaciones randomizadas. A su vez éstas
suceden con mucha regularidad, a un ritmo de 2 a 4% por millones de años. De modo
que el estudio del DNA mitocondrial y sus mutaciones se ha convertido para los
investigadores en un verdadero reloj genético.
Otra hipótesis alternativa es que la llegada haya sido por el sur de América. Esto
supone que pueblos polinésicos a bordo de embarcaciones fabricadas de madera y
juncos, atravesando el Océano Pacífico hubiese llegado a América (ello es lo que se
ha tratado de demostrar recientemente en la travesía del barco de juncos desde la isla
de Pascua, que desgraciadamente zozobró).
Reconstrucción arqueológica
Mientras tanto se han reconstruido las viviendas encontradas junto al estuario
Chinchihuapi. Estas presentaban una planta rectangular, de 45 metros de largo, por
3.5 de ancho, cuyas paredes estaban construidas con juncos amarrados, estando
recubiertas sus paredes y techo con pieles de mastodontes. En su interior se
descubrieron restos de fogatas, artefactos de piedra y utensilios para trabajar la
madera. Otras dos tiendas comunes, separadas por algunos metros, también
contenían restos de fogatas y huesos de mastodontes, instrumentos de caza, además
de hierbas medicinales, papas y hierbas marinas, probablemente traídas desde la
costa.
Según Dillehay, cree que existe en el propio Monte Verde, a dos metros de
profundidad, otro poblamiento mucho más antiguo de 30 mil años. Pero aún no
existen evidencias suficientes como para validarlo. Si ello fuera cierto, habría que
desplazar aún más la primera llegada de los colonizadores a América.