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Historia de Las Armas de Fuego
Historia de Las Armas de Fuego
Las armas de fuego, son una consecuencia aplicada del invento de la pólvora,
la cual se atribuye a los chinos. De este hecho se poseen referencias ciertas de
su utilización. El conocimiento de la pólvora se pierde en la noche de los
tiempos, ya que es muy posible se conociese en tiempos de Alejandro Magno,
según se deduce de los escritos de Quinto Curcio; pero su aparición se
produce en oriente, entre los Chinos y los Dúes. Se supone que fue usada
hacia el 668 en el sitio de Constantinopla, y en el sitio de la Meca en el 690.
Posteriormente, se usó en Tesalónica en 904 por los Sarracenos y por
Salomón, Rey de Hungría, en el sitio de Belgrado en 1073; y en 1147. Los
Árabes, usaban armas de fuego contra los españoles históricamente en el año
1231 en la batalla de Kuang Fen los chinos utilizaron la pólvora como elemento
propulsante de sus "flechas voladoras" mediante un artificio similar a lo que hoy
se conoce como cañitas voladoras.
El jinete que aparece en la figura, maneja con una mano el arma y con la otra
la mecha. El problema era simplificar el encendido, que se desarrolló a
principios del siglo XIV con la aparición del "arcabuz". Este poseía una mecha
sostenida por una serpentina, simplificando la tarea de "dar fuego" a la pólvora
depositada en la "cazoleta".
Por ser este sistema artesanal y caro, surge el sistema holandés "Snaphause",
que en flamenco significa "picotazo de gallina", por la forma en que caía el
martillo para producir chispas. Nace allí el sistema de "Chispa", que en el
centro de Europa fue más evolucionado apareciendo el "Flintlock" o fijación de
piedra, una pirita que se colocaba con un tornillo, que fue perfeccionado por
España, mediante el "Miguelete", que presentaba los resortes de
funcionamiento del lado de afuera, como se puede observar en las figuras.
Los inconvenientes que llevaba implícitos el uso del arcabuz, comunas a todas
las armas en que la pólvora debía ser inflada mediante una mecha, indujeron a
los constructores y armeros a buscar un procedimiento diferente para efectuar
el disparo.
En efecto, ya en 1423 algunos armeros españoles inventaron el serpentín,
consistente en una especie de gatillo, a cuyo extremo iba sujeta la mecha, en
forma tal que el tirador, mientras hacía puntería, con sólo mover una palanquilla
aproximaba el fuego a la pólvora viva y a disparar el arma.
Este procedimiento fue perfeccionado luego mediante la adición de un resorte.
Otros constructores pensaron en el antiquísimo sistema del "yesquero" al fusil;
es decir, la utilización de chispas producidas por la frotación del pedernal con
un trozo de hierro.
Un armero alemán fue quien construyó un arcabuz basado en ese sistema de
ignición de la pólvora. Este arcabuz apareció hacia 1515 ó 1517.
Trabuquera 20 a Sacre 7 a 9 cm de
Bombardeta 8 a Falconete 5 a 7
30 cm de calibre. calibre.
10 cm de calibre. cm de calibre.
Verso 4 a 5 cm de
Cerbatana 5 a 7
calibre.
cm de calibre.
Sacabuche 2 a 6
Ribadoquin 2 a 5
cm de calibre.
cm de calibre.
Esmeril 4 a 5 cm
de calibre.
Posteriormente hay una serie de reformas, clasificando las piezas de artillería;
además de su calibre se tiene en cuenta el material con que ha sido construido
el tubo y el peso del proyectil.
En España hay tres zonas, en las cuales se encuentran enclavadas las fábricas
de armas: la cuenca del río Deva en el País Vasco; Ripoll en Cataluña y muy
posteriormente, Trubia en Asturias, organizada por armeros vascos. En Madrid
también existieron los Armeros Reales, pero estos construían, principalmente,
armas de lujo.
La razón de esta situación es, posiblemente, táctica, debido a la orografía de la
región. En aquellos tiempos resultaba muy difícil acceder a estos lugares, pues
estaban resguardados por montañas y bosques espesos. Las montañas
protegían las forjas armeras de posibles invasores y los bosques
proporcionaban madera para las cajas de las armas y carbón vegetal para las
forjas.
Los ríos, por su cauce corto y empinado, proporcionaban la energía hidráulica
para mover los matxinos de las forjas. Estos accidentes geográficos impiden
tener una agricultura rentable por lo que sus habitantes tienen que ejercer otros
oficios para poder subsistir, desarrollándose principalmente estos oficios
armeros.
En la ciudad de Placencia, llamada actualmente Placencia de las Armas, se
establecen Las Reales Fábricas de Armas. Todo lo que se diga sobre Placencia
es aplicable a otras ciudades del alrededor. En efecto, todo el que conozca la
región apreciará las defensas naturales que posee cada población, pues los
montes y vaguadas que limitan, las convierten en compartimentos estancos,
una respecto de la otra. Placencia de las Armas, es una depresión geográfica
que limita por un lado con Eibar y por otro con Vergara.
A Eibar le sucede lo mismo, encajada entre Málzaga y Olarreaga. Límite con
Vizcava. Otro de los lugares protegidos es Ermua entre Olarrega y el alto de
Areitio, Elgoibar está en un lugar más abierto, pero está protegida por Mázaga
y las hendiduras de Alzola y Mendaro. Estas condiciones fisicogeográficas se
valoran mucho antes porque defendían las fábricas de las invasiones sufridas
en la Península Ibérica.
EL CAÑON DE MANO
Estas primeras armas de fuego, ligeras o portátiles, consistían en un tubo
metálico, más o menos elaborado, cerrado por un extremo, llamado 'culata', y
en la parte superior de ésta existía un orificio, el 'fogón', unido por tiras de
cuero o metal a un mango. Por el extremo abierto se introducía la pólvora, el o
los proyectiles y una borra de estopa o papel, se comprimía a golpes de
baqueta y así quedaba cargada el arma. Para disparar se llenaba con pólvora
el fogón y, tras apuntar de manera lo más precisa posible, se acercaba al
pequeño orificio una mecha lenta o un carbón encendido, lo que hacía inflar el
''cebo" y éste comunicaba el fuego al interior del arma produciéndose el
disparo.
Estas armas de fuego primitivo, entre las que se encontraban modelos de
pequeños tamaño, pueden ser consideradas como las antecesoras de las
pistolas, aunque no eran otra cosa que pieza de artillería en miniatura.
Los ejemplares de estas armas son muy escasos y, como ya hemos dicho, no
se ha podido determinar con total precisión dónde y quién comenzó su
fabricación y uso.
El ingenio humano pronto desarrolló un sistema para que esa mecha lenta se
aplicara mediante un procedimiento mecánico, creando así lo que podríamos
denominar el primer sistema de percusión, o más concretamente, el antecesor
de los "martillos" posteriores y actuales.
Las diferencias con el cañón de mano eran mínimas, la cargase efectuaba de
la misma manera y aquí el cebo se colocaba en una pequeña cavidad circular
dispuesta en la culata, en donde se encontraba el fogón. Adosada a un lateral
se situaba una pieza en forma de S o "serpentín" a la que en su parte superior
se sujetaba la mecha por distintos procedimientos. Para esto tiraba hacia atrás
de su parte inferior, descendiendo del otro extremo sobre el fogón, prendiendo
el cebo y produciéndose el disparo.
Este sistema aportó la mejora, con respecto al interior, de facilitar el apunte del
arma, ya que le tirador no debía prestar toda su atención en dirigir con su mano
la mecha al cebo y retirarla rápidamente afín de evitar quemarse con la
llamarada. Es indudable que este sencillo mecanismo representó un notable
progreso; se desarrollaron distintos tipos más o menos mecánicamente
laborados para producir el descenso de la mecha sobre el cebo.
ARMAS DE PERCUSION
LA PISTOLA AUTOMATICA
Las primeras armas automáticas se diseñan, como ya hemos dicho, con la
aparición del cartucho metálico y la idea de contar en la propia arma con un
almacén de cartuchos que por medios ajenos al usuario se fueran disponiendo
para ser disparados, era esperanzadora si tenemos en cuenta que hasta
entonces las armas cortas con mayor capacidad de fuego eran los revólveres
( de los que llegaron a existir ejemplares con 18 recámaras y doble cañón)
pero, como es lógico, cuanto mayor era su capacidad más lenta era también su
recarga.
Se considera como la primera pistola automática que alcanzó éxito mundial, la
inventada por Hugo Borchardt, esta arma disponía ya de un cargador separable
alojado en la empuñadura, con capacidad para ocho cartuchos.
En España ha sido utilizada una pistola denominada Bergman Bayard producía
en 1291 la cual disponía de cargador separable delante del guardamonte, con
capacidad para 6 cartuchos calibre 9mm Bergman Bayard.
En 1836 fue sacada al mercado la mauser, una pieza apreciada por cualquier
coleccionista. Esta pistola fue la primera en incorporar el sistema de cartuchos
al tresbolillo en el cargador, siendo éste parte solidaria en el arma.
En España a principio de siglo, el Teniente Coronel del Ejército don Venancio
López de Ceballos y Aguirre Conde de Campo Giro, diseña una pistola
automática de calibre 9mm, es realizada en su modelo 1913-16 por la firma
esperanza y Unceta (Astra) que fue sustituida en 1921 por la Astra mod 400
9mm largo.
En 1911 el ejército norteamericano de diseño Browning en calibre 45 ACP
denominada Colt Governmet Model.
En la primera guerra mundial se incrementaron los proyectos y producciones
en las pistolas automáticas, demostrada su eficacia, así como que las fábricas
de todo el mundo producen innumerables modelos de automáticas de bolsillo.
En la producción mundial de entreguerras se destacan dos pistolas, la Walter
P-38 alemana, esta pistola fue la primera que se incorporó como de ordenanza
con un sistema de doble opción, es decir, que una vez introducida el cartucho
en la recámara, el arma puede dispararse con la sola presión del gatillo.
La pistola G.P-35 que disponía de un cargador sobredimensionado que alojaba
13 cartuchos, lo que confería una enorme potencia de fuego.
El PEEPERBOX
CONCLUSION
Más de siete siglos nos separan desde que algún soldado empleara por
primera vez su cañón de mano, siete siglos en los que el hombre ha
demostrado un espíritu de superación técnica admirable y en los que, como
hemos visto, algunos cerebros preclaros para la mecánica, o simplemente la
lógica supieron aplicar sus experiencias para beneficio de todos aquellos que
vemos hoy en algo tan simple como una pistola, mucho más que un arma de
fuego, algo que representa más de 700 años de evolución en el hombre.
EL TEPPO.
Llegando a Tanegashima.
Cuenta la leyenda que allá por el mil quinientos cincuenta y pico un navío
mercante portugués muy maltratado por una tormenta, llega a Tanegashima,
una remota isla de la costa oeste del Japón. Su capitán ordena amarrar la nave
para hacer las reparaciones necesarias y reponer agua y comida. Con ese
propósito busca entrevistarse con las autoridades de la isla para hacer lo que
mejor hacían los portugueses en esa época: comerciar.Y va con su arcabuz de
mecha.
El jerarca japonés le hace las más diversas ofertas a cambio de aquel arcabuz,
pero el comerciante portugués las rechaza una tras otra, en parte por ambición
en parte por temor.
El Señor de la isla (un tipo muy hábil) finalmente decide dar un gran agasajo a
los portugueses.
Comienza la gran fiesta, los manjares y las bebidas corren parejo con las
nuevas ofertas del Señor de la isla al comerciante portugués, siendo
rechazadas una y otra vez. Finalmente hicieron su aparición las geishas, pero
ni con este recurso logró avances en la negociación de aquel arcabuz. Duro
seguía el portugués.
Y a merced del japonés, ya que por esas cosas que tiene la vida, esa joven no
era otra que la hija del Señor de la Isla de Tanegashima.
Y así fue como según la leyenda, el Japón no solo adquirió su primer arcabuz,
sino que este comerciante portugués le dio también todos los conocimientos
A causa de esto los japoneses apuntan y disparan desde la mejilla, sin apoyar
el arma en el hombro.
Para tener un ejemplo, los cañones españoles en esa época medían entre una
vara y cuatro pulgadas castellanas de largo (110 - 120 cm) y su calibre era
aproximadamente de cinco adarmes (17 mm). La cavidad de los mismos
estaba ejecutada a forja y lisa. Exteriormente eran redondos u octogonales, o
comenzaban octogonales en la recámara terminando redondos hacia la boca
de fuego.
En Europa tal cambio ocurrió en los siglos XVI y XVII, siendo la palanca de
disparo sustituida por una cola de disparador no muy distinta de las actuales.
¿Y qué paso después de que los portugueses se quedaron con los arcabuces
de mecha sin vender?
Hasta 1853, año en que el Comandante Matthew Perry, al mando de una flota
de naves de la marina de los estados unidos desembarca en la Bahía de Tokio.
Le propongo a Ud., querido lector que con paciencia me siguió hasta acá, el
siguiente ejercicio mental: imaginemos solo por un momento aquel
Comandante Perry, descendiendo de un moderno navío de guerra de mediados
del siglo pasado, bautizados por los nipones como "las naves negras", por el
humo del carbón de piedra que manaba de sus calderas, erizado de cañones,
algunos ya de retrocarga, rodeado de marines armados con fusiles rayados de
percusión y con un Colt Navy del calibre '36 en la cintura, recibidos por un
escuadrón de bravos guerreros nipones armados con katanas y arcabuces de
mecha. Y otra vez el poderoso de la isla quedó hipnotizado por aquella... etc.,
etc. La historia se repite nuevamente.
Del Teppo al Mauser en solo treinta años, que es lo que tarda en aparecer el
Murata 13 (en referencia al año 13 del período Meiji, 1880 de nuestro
calendario) considerado el primer fusil militar de infantería diseñado
prácticamente en Japón, copiando (por supuesto) distintos mecanismos de los
fusiles de cerrojo de la época: el Mauser alemán M1871, el holandés Beaumont
M1871 y el francés Gras M1874, pero acá, amigos, ya estamos en otra historia.
Auténtico Samurai con un Teppo (finales del siglo XIX) / Really Samurai with
Teppo (3° quarter, XIX
century)
Glosario
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Shiba-hikigane - Cantonera
Jiita - Platina
Hibasami - serpentín
Hizara - Cazoleta
maete
Karuka - Baqueta