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- 1 Reseña histórica

- 2 Principal representante
- 3 En que consiste la propuesta
- 4 Técnicas e instrumentos de medición mas frecuentes
- 5 Forma de tratamiento

El estudio de las bases biológicas de la conducta supone un nexo de unión


entre dos disciplinas: la psicología por un lado y la biología por otro. En este
sentido, supone el estudio de la conducta y de los procesos mentales de los
individuos atendiendo a sus componentes biológicos. Este acercamiento al estudio
del comportamiento humano no pretende explicar por sí solo la totalidad del
mismo, ni obviar el papel que desempeñan otros factores (como, por ejemplo, los
ambientales) en su determinación. Por el contrario, pretende dar una visión del
comportamiento que ha de ser entendida dentro de una perspectiva más global.
El objetivo es presentar los principios fundamentales del estudio de la
conducta desde una perspectiva biológica. Abarca el estudio de los mecanismos
que parecen estar implicados en la regulación del comportamiento (como los
genes y las hormonas). También analiza los aspectos relativos al origen, evolución
y al valor adaptativo de diferentes comportamientos, como la reproducción, el
comportamiento sexual o las interacciones sociales. Finalmente se abordará el
estudio de comportamientos más complejos como la cognición y la emoción.
1) RESEÑA HISTÓRICA

Periodo preclásico hasta 1861


Este periodo comienza con primeras referencias de alteraciones cognitivas
unidas a daño cerebral observadas en Egipto hacia el año 3500 a.C. Finalizando
con las influyentes teorías de Franz Gall, el padre de la frenología.
Este autor planteó que el cerebro humano posee divisiones que alojan
distintas cualidades intelectuales y morales. La forma del cráneo, cabeza y rostro
se consideraban indicadores de la personalidad, inteligencia o tendencias
criminales.
Este es uno de los intentos más importantes de vincular la conducta con las
características del sistema nervioso.
Periodo clásico (1861-1945)
En 1861 se presentó en la Sociedad Antropológica de París un cráneo
primitivo. Se argumentó que existía una relación directa entre la capacidad
intelectual y el volumen del cerebro.
En ese mismo año murió el famoso paciente “Tan” estudiado por Paul Broca.
Este científico, en el examen postmortem, demostró que una lesión en la zona
frontal posterior podía afectar a la capacidad de hablar. Broca llamó la atención de
sus compañeros al señalar que sólo el hemisferio izquierdo se alteraba cuando se
perdía el lenguaje.
Breve historia del área de Broca
Paul Broca publicó en 1861 un trabajo sobre un paciente llamado Leborgne
que había empezado a tener problemas en el habla a los 30 años.
Broca lo examinó cuando éste tenía 51 años y se dio cuenta de que la única
expresión que podía articular era “Tan”.
Por eso, este paciente ha sido conocido como Monsieur Tan. Tenía un nivel
de comprensión normal, podía expresarse por gestos y no presentaba ningún
problema en los músculos bucoarticulatorios.
Después de su fallecimiento, se pudo comprobar en su autopsia que tenía un
amplio daño cerebral debido a una condición infrecuente llamada neurosífilis, que
es el resultado de una sífilis no tratada.
Esta infección afectaba al cráneo, las meninges y gran parte del hemisferio
izquierdo. También tenía un gran absceso en la tercera circunvolución frontal
izquierda.
El cerebro de Monsieur Tan se conserva en el Museo Dupuytren, en Paris.
En 1863 Broca publica 25 casos de pacientes que presentan alteraciones en
el habla y con lesiones en el hemisferio izquierdo. En casi todos también resultaba
afectada la tercera circunvolución frontal izquierda.
Esto llevó a Broca a realizar su famosa afirmación de que “hablamos con el
hemisferio izquierdo”. Además de determinar que existe un “centro del lenguaje”
en la parte posterior del lóbulo frontal del cerebro.
A partir de este estudio, Broca concluyó que la articulación del lenguaje
podría sustentarse en la circunvolución frontal. Por eso esta zona ha recibido el
nombre de área de Broca. Esta fue la primera área del cerebro que se asoció con
una función, en este caso, con el lenguaje.
Broca llamó afemia a la alteración relacionada con daños en esta área,
aunque después se ha adoptado el término afasia.

En este periodo, ocurrió otro avance fundamental: la publicación de la tesis


doctoral de Karl Wernicke en 1874. Este autor propuso la existencia de una zona
del cerebro que nos ayudaba a comprender el lenguaje. Además, observó que se
conectaba con el área de Broca.
Si esas zonas se dañaban o las conexiones se interrumpían, podían surgir
diferentes problemas del lenguaje denominados afasia. Wernicke también definió
varios tipos de afasia que podáis separarse clínicamente según la localización de
la lesión cerebral.
Los trabajos de Wernicke propiciaron el surgimiento de una serie de
esquemas y clasificaciones para los diferentes síndromes neuropsicológicos. Los
llamados “localizacionistas” afirmaban que existían zonas específicas del cerebro
que se relacionaban con ciertas actividades psicológicas.
Esto hizo que se propusiera un “centro de la escritura”, un “centro del
lenguaje”, un “centro glosoquinético”, etc. Numerosos autores siguieron este
enfoque; como Lichtheim, Charcot, Bastian, Kleist o Nielson.
Periodo moderno (1945-1975)
Este periodo se inicia después de la Segunda Guerra Mundial. Debido al
gran número de pacientes heridos de guerra con lesiones cerebrales, se
necesitaron más profesionales para realizar procedimientos diagnósticos y de
rehabilitación.
En esta etapa, apareció el libro de A. R. Luria, “La afasia traumática”,
publicado en 1947. En él propuso varias teorías acerca de la organización cerebral
del lenguaje y sus patologías, teniendo como base las observaciones obtenidas de
los pacientes heridos en la guerra.
Luria adoptó una perspectiva intermedia entre el localizacionismo y el
antilocalizacionismo. Según Luria, los procesos psicológicos como la atención o
la memoria, son sistemas funcionales complejos que necesitan varios eslabones
diferentes para su normal realización.
Luria no pensaba que una parte concreta del cerebro se encargara de una
función específica. Más bien consideraba que se da una participación simultánea
de varias áreas de la corteza cerebral para una misma función.
Lo que ocurre es que cada área se especializa en una forma de procesar la
información. Sin embargo, este procesamiento puede ocurrir en varios sistemas
funcionales.
Por otro lado, cabe destacar los trabajos de Geschwind. Éste propuso una
explicación de los síndromes corticales basado en anomalías de la transmisión de
información entre distintos centros de la corteza cerebral.
En este periodo también es fundamental el desarrollo de la investigación en
varios países. En Francia resalta el trabajo de Henri Hécaen, mientras que en
Alemania Poeck realiza aportes en sobre afasias y las apraxias.
En Italia, también se centran en trastornos afásicos De Renzi, Vignolo y
Gainitti, además de habilidades espaciales y construccionales.
En 1958 se crea el Instituto de Neurología de Montevideo. En Inglaterra, son
importantes los estudios de Weigl, Warrington y Newcombe sobre problemas del
lenguaje y alteraciones perceptivas.
En España se crea un grupo de trabajo especializado en neuropsicología
dirigido por Barraquer-Bordas. Mientras que en todos los países europeos crean
grupos de trabajo en torno a la neuropsicología, estableciéndose como área
científica y funcional.
Periodo contemporáneo (desde 1975)
Este periodo está marcado por el surgimiento de las imágenes cerebrales
como la tomografía axial computarizada (TAC), que supuso una revolución en las
neurociencias.
Esto ha permitido que se obtengan correlaciones clínico-anatómicas más
precisas y que muchos conceptos sean redefinidos y aclarados. Con los avances
se ha podido comprobar que existen otras áreas que no son “clásicas” en la
neuropsicología y que participan en procesos cognitivos.
En la década de 1990 la investigación avanza de la mano de imágenes no ya
anatómicas, sino funcionales.
Por ejemplo, las que se obtienen a través de la resonancia magnética
funcional (RMf) y la tomografía por emisión de positrones (TEP). Estas técnicas
permiten observar la actividad cerebral durante la realización de actividades
cognitivas como hablar, leer, pensar en palabras, etc.
También se incluyen instrumentos estandarizados de evaluación, con el
objetivo de fijar un lenguaje común en la neuropsicología. Algunos de ellos son: la
Batería Neuropsicológica de Halstead-Reitan, la Batería Neuropsicológica de
Luria-Nebraska, el Neuropsi, la Escala de Memoria de Wechsler, la Prueba de
Boston para el Diagnóstico de las Afasias, la Prueba de Clasificación de Wisconsin,
la Figura Compleja de Rey-Osterrieth, etc.
Actualmente hay un gran interés por la rehabilitación de las secuelas
cognitivas fruto de lesiones cerebrales. Como consecuencia, ha surgido una nueva
disciplina de trabajo conocida como Rehabilitación Neuropsicológica.
Ésta parte de la idea de la plasticidad cerebral, señalando que nuestro
cerebro cambia con nuestras experiencias. Por ello, ejercita mediante distintas
tareas a pacientes con daño cerebral para revertir sus repercusiones o mejorar
la calidad de vida de éstos.
El avance es mayor día a día, pudiendo observarse en el gran incremento de
publicaciones científicas internacionales. Así como en el mayor número de
profesionales dedicados a su estudio.
El campo de acción de la neuropsicología se ha ampliado notablemente. Hoy
también se estudian problemas infantiles del desarrollo, fenómenos relacionados
con el envejecimiento, demencias, etc.

ENFOQUE BIOLÓGICO
El enfoque biológico de la psicología estudia la personalidad basándose en
cómo el sistema nervioso, las hormonas y la composición genética afectan a
nuestro comportamiento. Los Psicólogos biologistas exploran la conexión entre los
estados mentales y el cerebro, nervios y hormonas para explorar como se forman
los pensamientos, los estados de ánimo y las acciones. Para el enfoque biológico,
que son la suma de sus partes. Todos sus estudios se basan en el cuerpo físico.
El enfoque biológico intenta comprender el cerebro sano, pero también examina la
mente y el cuerpo para encontrar la manera en que trastornos como la
esquizofrenia, desarrollan a partir de raíces genéticas.

TERAPIA PSICOBIOLOGICA - Psicoterapia Psicobiológica: Desde una


perspectiva psicobiológica, psicoterapia es un medio de acceder y reencuadrar
terapéuticamente el proceso mente-cuerpo dependiente de estado que codifica los
problemas. Emociones, stress, y trauma asociados con la mayoría de los
problemas de la vida, hacen que se segreguen sustancias informacionales
(moléculas mensajeras) de muchas células de todo el cuerpo, que codifican la
memoria, el aprendizaje, la conducta, los complejos psicológicos y los problemas
psicosomáticos de una manera dependiente de estado; esas mismas sustancias
informacionales también regulan la biología del cuerpo a niveles celular y genético
para modular los estados de salud o enfermedad. Nosotros podemos utilizar
nuevas formas de psicoterapia orientadas al proceso para acceder a esas
sustancias informacionales que sirven como vínculo entre la mente y el cuerpo
para facilitar óptimos niveles de integración mente-cuerpo.

ENFOQUE PSICOBIOLÓGICO
El cerebro es la estructura material que implica no sólo el pensamiento sino
también la afectividad. La afectividad, el sentimiento, es el contenido básico de la
conciencia, de la actividad psíquica; está localizado en el sistema límbico, tálamo,
hipotálamo, que se hallan en la base del cerebro en la zona llamada diencéfalo, y
en el lóbulo temporal. El pensamiento es sólo una computación de símbolos, un
método auxiliar y muy desarrollado de los órganos de los sentidos, pero no es la
esencia de la vida, ni siquiera de lo humano. Sin embargo, la afectividad, que es
una actividad psíquica, es el contenido básico de la conciencia. Todo estado de
conciencia está presidido por un afecto. En cuanto al mecanismo afectivo, es
conocido como la “Unidad de valoración afectiva”. Aquí se guardan las huellas
afectivas y tal vez se lleve a cabo el proceso de fusión entre el componente
objetivo y el afectivo. Si nos planteamos cual es la relación del desarrollo cerebral
y las capacidades musicales que se pueden adquirir, podríamos concluir que la
función de los educadores musicales es facilitar al máximo la creación de estas
conexiones con el cerebro. El desarrollo de las capacidades musicales, por lo
tanto, depende del número de conexiones neuronales establecidas mediante las
experiencias musicales vividas. Nuestro cerebro precisa una información sensorial
que es enviada en forma de impulsos codificados. Estos son interpretados por las
diversas estructuras cerebrales. El cerebro recibe, procesa, almacena datos y
reacciona con variedad de respuestas.
Cuando cantamos o interpretamos alguna obra musical, tocamos o
improvisamos en un instrumento, componemos, escuchamos… en definitiva,
cuando pensamos y actuamos sobre sonidos, nuestra red de neuronas se amplía
con una serie de conexiones únicas, distintas a todas las demás, que podrían
definirse como los “engramas” o huellas dactilares a las que ha dado lugar nuestra
actividad musical.
Instrumentos de medición y tratamiento.

La neurociencia es una disciplina científica que estudia el sistema nervioso y


cómo los diferentes elementos que lo conforman interactúan y dan origen a la
conducta. Es un campo de estudio complejo que se encarga desde el
funcionamiento neuronal hasta el comportamiento y, por lo tanto, muy amplio. Sin
embargo, nos es de gran utilidad a la hora de entender cómo se desarrolla nuestra
conducta.
Ahora bien, esta disciplina se sirve del método científico para obtener
conocimiento a través de una serie de instrumentos de investigación en
neurociencia. De hecho, estos son útiles tanto para explorar la anatomía como la
funcionalidad del cerebro. Eso sí, cada uno de ellos tiene unas ciertas ventajas e
inconvenientes que los hacen propicios para determinadas situaciones y no para
otras.
Por ello, a continuación vamos a exponer de forma breve los instrumentos
más utilizados en neurociencia: el EEG, el MEG, el TAC , el TEP y la RMf.

Electroencefalograma (EEG)
Es un instrumento que permite la exploración neurofisiológica, que se basa
en el registro de la actividad bioeléctrica cerebral y representa un trazado
amplificado de las ondas realizadas por un instrumento denominado el
electroencefalógrafo. Por ejemplo: podemos detectar con exactitud adónde va la
información del cerebro de una persona cuando se le toca el rostro.
“El estudio electroencefalográfico de la actividad general de todo el cerebro
equivale a estudiar la actividad del motor de un auto escuchado su murmullo.”
(Myers).
Se trata de un instrumento que mide cómo fluye la electricidad a lo largo del
córtex cerebral. Cuando una neurona es activada, se produce a través de ella un
paso de iones que podemos medir con una serie de electrodos. Estos electrodos
se colocan directamente en el cuero cabelludo junto con algún tipo de sustancia
que facilite el paso de la corriente. Gracias a esto, podemos captar la actividad
neuronal en forma de ondas. El EEG es uno de los instrumentos de investigación
en neurociencia con gran capacidad temporal. Sin embargo, su capacidad
espacial es muy pobre. Nos es útil para relacionar patrones de ondas con ciertos
procesos, pero si queremos localizarlos debemos utilizar otro instrumento. Un
ejemplo de su uso es durante las investigaciones de las fases del sueño. Esto se
debe a que cada una de ellas corresponde a un patrón específico de ondas.
Tomografía Axial computarizada (TAC)
El TAC es una tecnología que combina un equipo de rayos X especializado
con un sistema de computadoras para producir múltiples imágenes o
visualizaciones del interior de nuestro cuerpo (huesos, tejido blando o vasos
sanguíneos), así como también permite ofrecer información detallada sobre
distintas lesiones en la cabeza, como derrames cerebrales, tumores cerebrales y
otras enfermedades cerebrales que las radiografías convencionales no pueden
ofrecer.
Es uno de los instrumentos de investigación en neurociencia con más utilidad
para explorar la anatomía estructural del cerebro. Consiste en pasar multitud de
haces de rayos X alrededor de la cabeza desde distintos ángulos. Una vez hecho
esto, a través de un programa de ordenador, se juntan todas las imágenes para
tener una imagen del cerebro en 3D. Al cruzar el cuerpo humano, cierta parte de
los rayos X es absorbida por las estructuras que crucen. Así que, si ponemos al
otro lado un receptor, podemos ver una fotografía del residuo de los rayos X. Esta
nos dará una imagen de las zonas que ha cruzado en una escala de grises. El
TAC es una técnica muy útil para ver la anatomía cerebral y presenta un coste
muy reducido, además de ser una práctica sencilla. Aun así, presenta ciertos
inconvenientes. El principal y quizás más grave es la invasividad de la prueba.
Parte de la radiación es absorbida por el cerebro; esto provoca que su uso sea
limitado para evitar daños. Además, hoy en día existen técnicas con mucho mejor
resolución espacial y temporal que el TAC, como la resonancia magnética.

Imágenes Por Resonancia Magnética (MRI)


La Resonancia Magnética cerebral es un examen imagenológico, que no
emplea radiación y utiliza imanes y ondas de radio potentes para crear imágenes
del cerebro y de los tejidos nerviosos circundantes. Esta información es procesada
por computadoras y transformada en imágenes del interior de lo que se ha
analizado.
Junto con el TAC, la resonancia magnética es una de las técnicas más
utilizadas tanto en neurociencia como en medicina. La RM aprovecha el hecho
físico de que los átomos de ciertas sustancias del cuerpo humano reaccionan
cuando les atraviesa una onda electromagnética. El equipo de RM utiliza un gran
imán para orientar el eje de todos los átomos de hidrógeno del cerebro en una
dirección. Cuando cese el pulso electromagnético, todos esos átomos se
recolocarán devolviendo una señal de energía que podemos captar.
El MRI se puede utilizar para diagnosticar diferentes enfermedades como:
 Defecto congénito del cerebro
 Sangrado en el cerebro (hemorragia subaracnoidea o intracraneal)
 Infección del cerebro
 Tumores cerebrales
 Trastornos hormonales (tales como acromegalia, galactorrea y síndrome de
Cushing)
 Esclerosis múltiple
 Accidente cerebrovascular
 Debilidad muscular o entumecimiento y hormigueo
 Cambios en el pensamiento o el comportamiento
 Hipoacusia
 Dolores de cabeza cuando algunos otros síntomas o signos están
presentes
 Dificultades para hablar
 Problemas de visión

Tomografía por emisión de Positrones (TEP)


Es también una tecnología no invasiva perteneciente a la medicina nuclear,
que permite diagnóstico e investigación por imagen “in vivo”, capaz de medir la
actividad metabólica (cuando las neuronas activas consumen más glucosa).
El TEP puede detectar y analizar la distribución tridimensional que adopta en el
interior del cerebro. Cuando un radiofármaco de glucosa de vida ultracorta es
administrado a través de una inyección intravenosa, el TEP localiza y mide la
radioactividad y así detecta adónde va este “alimento del pensamiento”. Al
observar cuales son las áreas cerebrales más activas a medida que la persona
realiza cálculos matemáticos, escucha música o sueña despierta. Específicamente
el TEP puede revelar el funcionamiento, forma y tamaño del cerebro y se utiliza
cuando otros exámenes, como la resonancia magnética o una tomografía
computarizada, no brindan información suficiente.
El examen por TEP se puede utilizar para:
 Prepararse para una cirugía en caso de epilepsia
 Diagnosticar cáncer
 Ayudar a realizar un diagnóstico en caso de demencia, cuando otras
pruebas no brindan suficiente información
 Ayudar a diferenciar entre el mal de Parkinson y otros trastornos
psicomotrices
La diferencia con la resonancia magnética (MRI) y las tomografías
computarizadas (TC), es que estas revelan la estructura de órganos y el flujo
sanguíneo hacia y desde estos. Mientras que el TEP muestra cómo están
funcionando los órganos y tejidos.
El TEP permite determinar el nivel de actividad metabólica de cada zona del
cerebro. Esto es interesante para la investigación, ya que nos aporta una gran
información sobre dónde se produce la actividad cerebral. Para lograr esto, se
inyecta al sujeto glucosa enlazada a un marcador radiactivo (2-desoxi-D-glucosa).
Esta sustancia viajará al cerebro, donde los positrones del isótopo radiactivo
reaccionarán con los electrones de átomos circundantes. Así, se destruirán
mutuamente, liberando luz en el proceso. Esta luz provocada por la reacción de
los positrones puede ser captada por un receptor. De esta manera, se consigue
tener una imagen de las zonas donde el cerebro ha consumido más glucosa. Esta
técnica se suele utilizar a la vez que un TAC para conocer exactamente las
estructuras donde se está metabolizando la glucosa. El TEP presenta una alta
resolución espacial, pero la temporal deja bastante que desear, ya que se tiene
que esperar a que la sustancia sea consumida por el cerebro. Por lo general, ese
proceso se produce después del evento cognitivo que queramos medir. Además,
es una de las técnicas más invasivas dentro de los instrumentos de investigación
en neurociencia. Supone la introducción de radiación directamente al cerebro, con
el consiguiente peligro para sus estructuras. Por eso, solo se emplea en casos en
que sea muy necesaria.

Imagen por Resonancia Magnética Funcional (fMRI)


Se ha convertido en uno de los principales instrumentos para la investigación
en las neurociencias cognitivas, ya que permite mostrar imágenes de las regiones
cerebrales que ejecutan una tarea, específicamente relacionadas con la atención,
memoria y lenguaje. Se basa en el mismo fenómeno fisiológico del PET, cuando
se activa un grupo de neuronas se produce automáticamente una vasodilatación
local de los capilares sanguíneos cerebrales. La diferencia es que en el fMRI no
es necesario administrar un radiofármaco, sino que utiliza la hemoglobina, una
proteína que posee un átomo de hierro encargado de transportar el oxígeno
poniéndolo a disposición de las neuronas más activas. Los escáneres
de fMRI más nuevos son capaces de producir hasta cuatro imágenes del cerebro
por segundo, lo que permite seguir el desplazamiento de la actividad neuronal
durante el desarrollo de una tarea compleja. Por ejemplo: si se le pide a un sujeto
que resuelva un problema de analogía verbal, la parte izquierda del cerebro
cercana a la frente mostrará mayor actividad cerebral. Estas imágenes nos
aportan nuevos elementos para averiguar cómo se distribuye su función. También
revelan cuando suceden las cosas, como cambian las áreas cerebrales con la
experiencia y que áreas cerebrales funcionan al mismo tiempo. Por ejemplo,
investigaciones con imágenes revela en la lectura y en el recuerdo de las palabras
están involucradas áreas del cerebro similares.
La RMf es una variante de la RM que nos permite medir la actividad y
estructura cerebral a tiempo real, mientras el sujeto realiza una actividad con una
escasa latencia temporal. Dentro de los instrumentos de investigación en
neurociencia, es posiblemente el que mejores resultados tanto espaciales como
temporales nos aporta. Además, su invasividad es totalmente nula, ya que los
campos magnéticos por debajo de cierta potencia no dañan la estructura cerebral.
Ahora bien, su problema radica en su altísimo coste, tanto del equipo como de su
mantenimiento. Conseguir un aparato de RMf cuesta en torno a unos 5 millones
de euros. Por lo tanto, no todos los hospitales pueden permitirse tener uno.

En Latinoamérica está creciendo el interés por estudiar neurociencias.


Existen diferentes programas de postgrado y doctorado que cada vez se llenan
con más estudiantes entusiasmados por estudiar esta interesante disciplina que
converge la psicología y las neurociencias. Estoy ansioso de poder presenciar lo
que los investigadores de nuestros países nos pueden ofrecer. Se que para lograr
este objetivo se necesita de un apoyo institucional y financiero pero también
depende de nosotros como psicólogos, demostrar una psicología científica capaz
de implementar investigaciones novedosas y útiles para la nuestra sociedad,
capaces de proveer nuevas aproximaciones terapéuticas, basadas en un claro
entendimiento de los mecanismos cerebrales.

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