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Tema 6 Las Partes
Tema 6 Las Partes
LAS PARTES
Parte es aquel que en nombre propio o en cuyo nombre se demanda una actuación de la
ley, y aquel contra quien se formula la pretensión.
Las partes son el sujeto activo del proceso ya que sobre ellos recae el derecho de iniciarlo
y determinar su objeto, mientras que el juez es simplemente pasivo pues sólo dirige el
debate y decide la controversia. Ahora bien, por la existencia de diversos campos del
derecho, donde se utiliza la concepción de parte, se ha originado una gran dificultad para
conceptualizarla en el ámbito del derecho procesal, creando gran controversia para su
especificación; sin embargo de acuerdo a sus componentes se puede decir que las partes
son el sujeto activo y el sujeto pasivo de la pretensión que se hace valer en la demanda
judicial, siendo dichos sujetos libres para el ejercicio de sus derechos y debiendo contar
con capacidad de obrar para la gestión de los mismos, tal como lo establece el artículo
136 del Código de Procedimiento Civil. Por otra parte, de igual manera se toma como
parte, los terceros intervinientes en el proceso a través de quienes igualmente se busca la
actuación de la ley.
La determinación del concepto de parte no sólo tiene importancia teórica, sino que es
indispensable para la solución de primordiales problemas prácticos que se plantean en el
proceso. Para que una persona sea parte o tercero en un pleito, debe poseer ciertas
cualidades o requerimientos exigidos por la Ley y además, debe estar identificado con
una relación jurídico material que le vincule con la pretensión propuesta, ya sea porque se
afirme titular del derecho reclamado o porque sea llamado a restituir la situación jurídica
infringida.
Del mismo modo que se puede ser sujeto de derecho y no tener el ejercicio de los
derechos o tenerlos limitados, puede tenerse la capacidad para ser parte en juicio y no
tenerse el ejercicio de los derechos procesales. Por otra parte, la capacidad procesal es la
capacidad para comparecer en juicio, para realizar actos procesales con efectos jurídicos
en nombre propio o por cuenta de otro, así lo afirma Giuseppe Chiovenda en su obra
“Instituciones de Derecho Procesal Civil” Vol. 3. También es posible decir que en materia
de capacidad, las personas que no tengan el libre ejercicio de sus derechos deberán estar
representadas, asistidas o autorizadas en el proceso, según lo establecido por las leyes
que regulen su estado y capacidad. En Venezuela las normas que regulan la capacidad
se encuentran en los Artículos 16, 18 y 19 del Código Civil Venezolano, en concordancia
con los Artículos 136 y siguientes, del Código de Procedimiento Civil.
El artículo 136 del Código de Procedimiento Civil no habla de la capacidad para estar en
juicio, como anteriormente lo señalamos; las personas que tengan el libre ejercicio de sus
derechos pueden plenamente obrar en juicio por si mismas o por medio de apoderados,
salvo las limitaciones establecidas en la ley, estas limitaciones pueden ser de varios tipos:
en razón de la edad, el entredicho y el inhabilitado. En Venezuela se tiene total capacidad
procesal y capacidad de obrar al cumplir los 18 años de edad, a excepción del menor
emancipado, y a no ser que por algún defecto intelectual amerite interdicción o
inhabilitación o exista alguna otra causa que limite su capacidad, en todo caso el
legislador presume una plena capacidad con el cumplimiento de la mayoría de edad,
según lo dispuesto en el artículo 18 del Código Civil de Venezuela.
Con respecto a las personas jurídicas, éstas pueden intervenir en el proceso, ya sea
como accionantes o como demandados, por medio de su representante legal según la ley,
sus estatutos o sus contratos, tal como lo establece el artículo 138 del Código de
Procedimiento Civil.
El Artículo 139 del Código de Procedimiento Civil establece que Las sociedades
irregulares, las asociaciones y los comités que no tienen personalidad jurídica, estarán
representadas en el proceso por medio de las personas que actúan por ellas o a las
cuales los asociados o componentes han conferido la representación o la dirección. En
todo caso, aquellos que han obrado en nombre y por cuenta de la sociedad, asociación o
comité, son personal y solidariamente responsables de los actos realizados.
SUSTITUCIÓN PROCESAL.
Hasta ahora hemos dicho que la misma persona se presenta como titular de la relación
deducida en juicio, pero pudiera presentarse el caso de que esta posición pueda ocuparla
una persona que no se pretende como sujeto de la relación sustantiva deducida; por
tanto, se puede comparecer en juicio en nombre propio (y, por tanto como parte) por un
derecho ajeno; a esto se le llama Sustitución procesal. Así como en el curso de un
proceso puede cambiar, la persona física del juez (por renuncia, fallecimiento, remoción o
ascenso), puede también ocurrir que se verifiquen cambios o mutaciones en las personas
de las partes, sin que ello provoque la extinción del proceso.
Existe sustitución procesal cuando la ley habilita para intervenir en un proceso, como
parte legítima a una persona que es ajena a la relación jurídica sustancial que ha de
discutirse en ese proceso. La sustitución procesal constituye un ejemplo de sustitución
procesal anómala o extraordinaria, pues a través de ella se opera una disociación entre el
sujeto legitimado para obrar en el proceso y el sujeto titular de la relación jurídica
sustancial en que funda la pretensión.
El caso que durante la Litis tenga lugar una sucesión a título particular, relativo al derecho
litigioso, en cuyo caso el Artículo 145 del Código de Procedimiento Civil, en su parte final
establece: “Si la transferencia a título particular de los derechos que se ventilan se
produce por causa de muerte, se suspenderá la causa desde que aquella se haga constar
en el expediente, hasta que se cite al sucesor a título particular, quien se hará parte en la
causa”.
EL LITISCONSORCIO
Como lo hemos estudiado antes, ya sabemos que el proceso debe estar compuesto por
dos partes, la parte actora o demandante y la parte pasiva o demandada, también hemos
dicho que se trata de una sola persona, pero puede presentarse el caso de que existan
varias personas como parte actora así también como parte pasiva, es lo que llamamos
litisconsorcio.
Litisconsorcio voluntario: éste se debe por tres razones: 1) por la voluntad de las diversas
partes; 2) por la relación de conexión que existen entre ellas; 3) por la conveniencia de
evitar sentencias contrarias o contradictorias si las diferentes relaciones son decididas
separadamente en juicios distintos. Como ejemplo de éste litisconsorcio podemos señalar
la demanda intentada por el acreedor contra varios deudores solidarios o la intentada por
varios acreedores solidarios contra el deudor común, entre otros ejemplos.
2. Cuando tengan un derecho o se encuentren sujetas a una obligación que derive del
mismo título;
Artículo 52. Se entenderá también que existe conexión entre varias causas a los efectos
de la primera parte del artículo precedente:
3. Cuando haya identidad de título y de objeto, aunque las personas sean diferentes.
Cuando se estudia con detenimiento las múltiples posibilidades que pueden presentarse
en la práctica, encontramos casos en los cuales no se justifica que intervenga un tercero,
por eso el legislador ha hecho una especie de selección que ha tratado de indicarnos
cuáles son los casos en los cuales sería prudente esa intervención de terceros; lo que
quiero es ir aclarando lo siguiente: en un proceso donde inicialmente tenemos una parte
demandada y una parte demandante, independientemente de que haya una pluralidad de
personalidades agrupadas dentro de estos términos, hay terceras personas que pueden
ver de alguna forma afectado algún tipo de derecho, bien, propiedad que tengan, sea de
su propiedad o que se pueda ver afectado por el proceso que están llevando otras dos
personas.
Existen otros supuestos en el cual una tercera persona pudiera intervenir, por ejemplo:
vamos a suponer que me demandan y pierdo el proceso, me corresponde cumplir de
manera voluntaria con lo que dice la sentencia, pero si no lo hago me pueden obligar aún
con la fuerza pública, el Tribunal puede obligarme de manera forzosa. Esto quiere decir
que puede haber un error y se toquen bienes que no son propios, que son de una tercera
persona que nunca concurrió al proceso y simplemente por error van a trabar una medida
sobre sus bienes, derechos o propiedades. El Tercero no queda indefenso, puede
intervenir en el proceso y exponer sus alegatos puede exponer que no es parte en ese
proceso y están afectando su propiedad y entonces puede intervenir. Hay varias maneras
para que lo haga, depende de los intereses que invoque.
LA INTERVENCIÓN VOLUNTARIA.
Aunque no es una parte originaria como el demandante o el demandado, una vez que el
tercero interviene en el proceso es parte, y eso es importante de tener en consideración.
Existen situaciones especiales como el poseedor precario (poseedor en nombre de otra
persona), y aún así puedo intervenir, pero ¿para qué intervengo? Para que se respete mi
derecho de poseedor precario.
Con respecto a la intervención de carácter forzoso, no priva la voluntad del tercero que
interviene ya que lo hace por orden del Tribunal, por un llamamiento o por citación a
solicitud de la parte interesada al Tribunal y éste lo cita para que concurra.
Esto es importante establecerlo porque los supuestos para intervenir de manera voluntaria
son distintos a la de manera forzada y debemos basarnos en los ordinales adecuados ya
que ocurre algo similar a las cuestiones previas donde cada uno tiene su tramitación.
Es un principio que impone a todas los sujetos partícipes del proceso la obligación de
actuar con lealtad y buena fe procesal ajustando su conducta a la justicia y al respeto
entre sí, debiendo evitarse cualquier conducta fraudulenta o dilatoria del proceso.
Por su parte, la jurisprudencia las identifica como la conducta sincera, honesta y sin
falsedad, comportamiento honrado y noble que deben tener las partes (lealtad) y que
dicha conducta debe ser materializada o exteriorizada en el proceso (probidad) para que
el juez decida en base a la verdad de autos y no a engaños que desvirtúan la figura de la
justicia.