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Infraestructuras para el desarrollo

Las infraestructuras en general y las de comunicación en particular han tenido un


alto impacto en el desarrollo nacional porque permiten vincular la producción
con los mercados. En Paraguay, tres sistemas de transporte tuvieron un gran
impacto en cada una de las economías regionales. El barco favoreció las
actividades comerciales en los diferentes puertos, el tren en el eje Asunción-
Encarnación y las rutas recientes, según observa la consultora Investor
Economía. Hasta la década de 1990 la estrategia en la instalación de
infraestructura vial privilegió la integración regional, donde las rutas debían
posibilitar la conexión con los países vecinos. Esto es observable en las
orientaciones fronterizas de las rutas I al sur, y II y VII al Este. Posteriormente,
ya en la primera década del 2000 el interés se orientó a conectar las diferentes
regiones del país.

En los últimos años, las infraestructuras han sufrido una fuerte presión de los usuarios. Si
anteriormente las rutas asfaltadas y demás infraestructuras generaban por si mismas el
dinamismo económico en las zonas adyacentes, actualmente el crecimiento económico, la
demanda de los actores y las necesidades productivas terciarias parecen imponerse a las
rutas, donde las actividades productivas ya no esperan. En este escenario caracterizado por
una constante aceleración de procesos económicos y sociales, la ruta sigue siendo necesaria
para las diferentes zonas, pero su relevancia social y económica es aún mayor porque su
objetivo ya no es generar dinamismo productivo, sino acompañar y sostener el crecimiento
y sobre todo posibilitar la expansión del comercio y los servicios.

El proceso de identificación, diagnóstico, construcción y operación de las infraestructuras


viales siempre ha sido muy lento, solo que anteriormente incidía muy poco en las
economías relativamente pasivas del interior del país. Un escenario muy diferente se
presenta actualmente en distintas regiones. El marcado incremento del dinamismo
productivo y comercial se vivió muy demandante de rutas de calidad, que necesariamente
deben instalarse y mantenerse con mayor rapidez que en el pasado, pues afectan
significativamente a la competitividad de las diferentes regiones.

Las infraestructuras viales y energéticas:


catapultas al desarrollo
No deben existir muchos periodos en la historia económica del país en que se
dispongan de tantas condiciones favorables para dar saltos significativos en
calidad y diversidad de infraestructura pesada. Impulsado por las recientes
emisiones, el Estado dispone de recursos financieros para encarar intervenciones
estratégicas en infraestructura. En esta sección se analizan las crecientes
demandas de energía y de infraestructura vial para seguir en la senda del
crecimiento económico.

La ruta como sinónimo de desarrollo


Tradicionalmente, en Paraguay se asocia la disponibilidad de una ruta asfaltada con el
desarrollo regional, que casi siempre se caracterizó por el efecto económico posterior a la
instalación de la misma, tal como se observa en varias rutas que presentan un poblamiento
lineal. Hasta mediados de la década de 2000, las rutas y el acceso a la energía eléctrica
generaban altas expectativas de crecimiento productivo, de incremento de la población y un
mayor dinamismo, consumo y confort en varias regiones, ya que posibilitaban una
integración y acceso a servicios y nuevas oportunidades a las zonas más rezagadas.

Los múltiples procesos productivos, la emergencia de nuevas centralidades urbanas y el


incremento de los flujos regionales hacen que las rutas y el sistema vial nacional actual no
tenga el mismo significado que antes. En efecto, la relevancia de la infraestructura vial en
la actualidad ya no radica en oportunidades futuras de crecimiento, sino que se concibe la
ruta como una necesidad imperante para el crecimiento actual. Así, la no disponibilidad de
una ruta, y en muchos casos de un puente, limita e impide que varias zonas productivas
puedan integrarse a los mercados, afectando las condiciones de vida de numerosos grupos
sociales.

De la ruta tradicional al sistema vial

Ya no es posible solo concebir el mejoramiento o construcción de unas rutas, sino es


sumamente necesario incorporar un abordaje de conjunto, integrando sistemas productivos,
de ciudades y modelos de integración económica a las infraestructuras viales. Desde esta
aproximación, es posible conectar y mejorar la competitividad de la producción agrícola,
por ejemplo, asegurando el funcionamiento de corredores.

En el caso de la producción e industrialización de la soja, que se produce en el este de la


Región Oriental pero se procesa y se comercializa desde el departamento Central,
principalmente Villeta, el sistema vial debe asegurar una interconexión fluida y segura
entre las zonas de producción y las de procesamiento. Para el efecto, es vital reforzar la
conectividad interior de la Región Oriental, mediante un eje o corredor de la soja entre la
zona sur de Alto Paraná, Caazapá, Guairá, Paraguarí y Acceso Sur en Central. En este eje,
solo falta el tramo San Juan Nepomuceno con San Cristóbal y Naranjal, o cualquier otra
opción con María Auxiliadora en Itapúa.

En norte los ejes que vinculan las zonas agrícolas a las exportación parecen sólidos,
principalmente el existente entre Canindeyú y los puertos sobre río Paraguay, donde Villa
del Rosario esta llamada a jugar un nuevo rol. Por su parte, el sector ganadero parece
precisar de mejores infraestructuras, debido principalmente a que las nuevas zonas de
producción se sitúan en regiones tradicionalmente aisladas. Este es el caso del Norte de
Concepción y casi todo el departamento de Ñeembucú presentan nuevos requerimientos de
infraestructura vial. En el Chaco las necesidades son aún más altas, a lo que se agrega la
urgencia por asegurar una mejor conectividad regional, en una vasta región que inclusive
sin contar con la infraestructura necesaria presenta niveles crecientes de dinamismo
productivo.

No solo nuevas rutas, sino también ampliación de las actuales

Con igual argumento del aumento de la intensidad productiva y la necesidad creciente de


transportar productos y personas, varias de las rutas más transitadas del país,
específicamente la del eje Asunción-Ciudad del Este, debe ser ampliada a cuatro carriles
para disminuir las deseconomías vinculadas al tránsito lento. El otro eje productivo que
precisa de un mejoramiento estructural es el de Encarnación-Ciudad del Este.
La competitividad de las ciudades, principalmente Asunción, requiere de mejores
accesos, sobre todo en las porciones norte y sur.

Disponibilidad de energía eléctrica: de la vivienda a la producción industrial y agrícola.

La energía eléctrica, tradicionalmente asociada al confort de la vida cotidiana y a la


utilización de electrodomésticos, debe ser concebida también como una herramienta de
producción en el amplio sentido.

El crecimiento económico de los últimos cinco años ha impactado de forma visible en los
diferentes segmentos de utilizadores, representando a la vez una señal de alerta y una hoja
de ruta para sostener y acompañar el dinamismo productivo y de consumo que se traduce
por volúmenes crecientes de consumo de energía eléctrica.

Demanda creciente y diversa de energía eléctrica en las viviendas

En solo cinco años, entre 2009 y 2013, el número de clientes residenciales, y


necesariamente del consumo, aumento en más de 100.000 hogares y en más de un millón
de MWh en el mismo periodo. Al este conjunto de crecimiento se agrega la distribución
geográfica, donde Asunción y Ciudad del Este concentran el aumento principal. Otras
zonas de incremento del consumo residencial se sitúan en la zona fronteriza, desde
Encarnación al sur hasta Pedro Juan Caballero al norte. El marcado crecimiento de tenencia
de electrodomésticos, principalmente en áreas de reciente dinamismo económico,
representa una presión suplementaria para el sistema de transmisión y distribución de
electricidad.

–La industria: nuevo sector demandante de energía

El segundo sector de mayor incremento en el consumo durante los últimos cinco años fue el
industrial, con un crecimiento de casi 700.000 MWh y con más de tres mil clientes nuevos.
La zona de mayor crecimiento es sin dudas Asunción y su área metropolitana, dominado.
En resto de las regiones también se registran crecimientos de consumo en el sector
industrial, dos de ellos son el distrito de J. Eulogio Estigarribia en Caaguazú, con una serie
de industria agrícolas: lácteos, harina de trigo, almidón de mandioca, por un lado y por otro
San Ignacio, con industrias asociadas también a la producción primaria: silos de soja, trigo
y arroz.

–El sector comercial, necesidades crecientes

El sector comercial también ha aumentado sus clientes y el consumo de energía eléctrica,


pero a niveles inferiores que los demás sectores. En los últimos cinco años se han
incorporado casi 10.000 nuevos clientes, pero el consumo solo se incrementó en 450.000
MWh.

Los desafíos viales y eléctricos

Los niveles actuales de crecimiento económico, con mayor cantidad y diversidad de


actividades productivas, a lo que se agrega el crecimiento de la población y su localización
en las zonas urbanas, representa un desafío de gestión y anticipación para los organismos
del Estado, específicamente el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones y la ANDE.

–Construcción, mantenimiento y ampliación: la construcción de rutas, puentes y


otros equipamientos viales se encuentran con mucho retraso. Peor aún, la intensidad
creciente de flujos, inversiones e iniciativas depende directamente de la disponibilidad de
buenas infraestructuras viales y sobre todo de una distribución regional justa de las mismas.
En algunos casos se debe trascender la idea de la rentabilidad como única variable para
determinar la ejecución de la obra. En las zonas más aisladas y periféricas del país, como
por ejemplo en algunas zonas del Chaco, Ñeembucú, Amambay y Concepción, las rutas
tiene una significación mayor en la capacidad de crecimiento y de desarrollo regional, no
solo medido en términos económicos, sino también social, ya que una ruta asfaltada
permite el acceso rápido y barato a diversos servicios sociales como salud y educación.
–Transmisión y distribución eléctrica: la instalación de líneas de 500 W así como una
ampliación en la transmisión y distribución de energía eléctrica, con la instalación de
transformadores de mayor capacidad son urgentes en todas las regiones del país,
principalmente en aquellas con mayor densidad y crecimiento del consumo.

El comportamiento del PIB presenta altibajos muy pronunciados, debido al


comportamiento cambiante de la agricultura, asociado a su vez a la variación climática que
afecta severamente a la economía. Una de las opciones más eficaces para asegurar un
crecimiento económico en los años de sequía y de esta forma reducir la incertidumbre
climática, así como para amortiguar la caída de la producción agrícola es la implementación
del riego, ya que se dispone de recursos hídricos. Sin embargo, mover agua requiere
energía eléctrica y este es justamente el factor limitante más importante para la mayor
tecnificación de la agricultura. Existen iniciativas de instalación de sistemas de riego en
Alto Paraná que pretendían aplicar riego a una superficie de 7.000 hectáreas, pero la
disponibilidad de energía eléctrica en la zona llegó a su límite cuando se implementaron los
sistemas de riego a solo 1.500 hectáreas.

Los productores de arroz, cultivo en plena emergencia, deben limitar sus inversiones ante la
escasa disponibilidad de electricidad. Por primera vez, la agricultura paraguaya necesita,
además de agua, de energía eléctrica para volverse más competitiva.

La zona de Agua Dulce en el norte del Chaco precisa con extrema urgencia acceder a
servicios de energía eléctrica no solo para responder a la demanda de los sistemas
productivos agropecuarios, sino sobre todo para crear y consolidar el poblamiento en esta
zona. En este caso, la electricidad se convierte en un vector de población, ocupación y
activación del territorio, con un alto valor geoeconómico y estratégico.

Nuevas herramientas y más recursos financieros, pero sin gestión correcta

Actualmente se disponen de varias herramientas de gasto público orientadas a favorecer e


intensificar las obras públicas, sean estas viales o de distribución y transmisión eléctrica.
Las Alianzas Público Privadas, los préstamos internacionales y los recursos provenientes de
la colocación de bonos soberanos constituyen los principales y más importantes
instrumentos de implementación de estas obras. Sin embargo, la mera disponibilidad de
recursos y herramientas no parece asegurar la concreción de las mismas.

El Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones así como la ANDE precisan profundos


cambios en la gestión de los recursos financieros, así como de las herramientas de gestión
para acelerar las obras y de esta forma responder de forma eficiente a la alta demanda
social. En algunas instituciones se requiere de mayor coraje para introducir modificaciones
estructurales que permitan resultados rápidos, observables y con calidad.

Paraguay necesita de infraestructura para seguir creciendo en la próxima década, pero corre
el riesgo de quedarse con infraestructuras obsoletas que limitaran su inserción al mundo.
Energía

Hasta mediados de la década de 2000, las rutas y el acceso a la energía eléctrica generaban
altas expectativas de crecimiento productivo.

PIB

El comportamiento del PIB presenta altibajos muy pronunciados debido al comportamiento


cambiante de la agricultura.

Década

Paraguay necesita de infraestructura para seguir creciendo en la próxima década, pero corre
el riesgo de quedarse con obras obsoletas.

Relevancia de obras

La relevancia de la infraestructura vial está en que se concibe la ruta como una necesidad
imperante para el crecimiento. Así, la no disponibilidad de una ruta, o de un puente, limita e
impide que varias zonas productivas puedan integrarse a los mercados, afectando la
condición de vida de numerosos grupos sociales.

Tecnificación del agro

Una de las opciones más eficaces para asegurar un crecimiento económico en los años de
sequía y de esta forma reducir la incertidumbre climática es la implementación del riego.
Sin embargo, la energía eléctrica es justamente el factor limitante más importante para la
mayor tecnificación de la agricultura.

Los niveles actuales de crecimiento económico con mayor cantidad y diversidad de


actividades productivas, el crecimiento de la población en las zonas urbanas, representa
un desafío de gestión y anticipación para los organismos del Estado, específicamente el
MOPC y la ANDE.
Ya no es posible concebir solo el mejoramiento o construcción de unas rutas, sino que es
sumamente necesario incorporar un abordaje de conjunto, integrando sistemas
productivos, de ciudades y modelos de integración económica a las infraestructuras viales
en la comunidad que se desarrolla.
Las Alianzas Público-Privadas, los préstamos internacionales y los recursos provenientes
de bonos soberanos constituyen los principales y más importantes instrumentos de
implementación de estas obras. Sin embargo, la mera disponibilidad de recursos y
herramientas no parece asegurar la concreción.

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