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TRATAMIENTO DE LA PRESUNCION DE INOCENCIA EN BOLIVIA

(JURISPRUDENCIA Y ESTANDARES INTERAMERICANOS VINCULADOS)

Víctor Hugo Miranda Choque

1. Introducción.-

El modelo de justicia penal en Bolivia, está atravesando desde hace un buen


tiempo atrás, una de las peores crisis, hasta se compara a la justicia boliviana con
una enfermedad intratable o incurable, pues al parecer los remedios han sido peor
que la propia enfermedad; sin embargo, más allá de equipararse o no a una
enfermedad, el sistema de justicia penal y en particular el proceso penal boliviano
siguen siendo la peor forma de vulnerar los derechos fundamentales y humanos,
en especial la presunción de inocencia de las personas que han tenido la
desgracia de haber cometido un delito, sea este mínimo e irrelevante socialmente
o grave.

El presente trabajo se aboca única y exclusivamente a dos tópicos importantes;


por un lado realizar una breve descripción de lo que es la presunción de inocencia,
a partir de su nacimiento y evolución en el tiempo, tanto en el escenario de los
tratados y convenios internacionales en materia de Derechos Humanos, nuestro
derecho interno que toca la anterior y actual CPE y el CPP, pasando por su
naturaleza jurídica y su triple dimensión como principio, derecho y garantía
establecida a partir de la jurisprudencia constitucional del Tribunal Constitucional
Plurinacional (TCP) y la doctrina del extinto Tribunal Constitucional (TC).

Un segundo tópico, se refiere insoslayablemente, a la visión que se tiene sobre la


presunción de inocencia en el sistema interamericano de protección de derechos
humanos (SIDH), tanto de la Comisión y la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, con su enfoque orientado y centrado en el derecho humano de la


Abogado titulado de la Universidad Técnica de Oruro, con Diplomado en Derecho Penal y Juicio
Oral de la Universidad Técnica Privada Cosmos, Diplomado en Educación Superior de la
Universidad Técnica de Oruro, y maestrante en Derecho Constitucional y Procesal Constitucional
en el Centro de Estudios de Posgrado e Investigación – CEPI de la Universidad Mayor Real y
Pontificia San Francisco Xavier de Chuquisaca. Huguito_2107@hotmail.com.
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presunción de inocencia contenido en el art. 8.2 de la Convención Americana de
Derechos Humanos (CADH), los lineamientos en base al estudio y análisis de la
Comisión IDH reflejado en sus informes, así como de la propia jurisprudencia de la
Corte IDH, pasando por aquella doctrina del control de convencionalidad que
debería aplicarse obligatoriamente por el juzgador en materia penal al momento
de llevar a su conocimiento y resolución un caso concreto.

Finalmente, se hace una pequeña reflexión del estado actual de la presunción de


inocencia en Bolivia, en base a datos y publicaciones, donde el escenario no es
muy alentador, porque existe un reconocimiento por parte del propio
administrador, operador de justicia y la policía, de que vulneran la presunción de
inocencia de las personas a pesar de estar garantizado como un derecho.

Se cree firmemente que la aplicación de los estándares interamericanos y la


jurisprudencia, reflejados en los criterios y estándares de la Comisión y Corte IDH,
en cuanto a la presunción de inocencia se refiere, puede ser el punto de partida
para darle un verdadero remedio a esa enfermedad intratable, aplicando
correctamente el control de convencionalidad y siendo conscientes de que hay
que cuidar al ciudadano no solo con el derecho penal sino también hay que
cuidarlo del derecho penal.

2. Surgimiento y Evolución.-

Abordar un tema de análisis jurídico actual en materia penal y en materia de los


Derechos Humanos, obliga necesariamente -como no podía ser de otra manera- a
empezar hablando brevemente de su surgimiento y evolución en el tiempo, tanto
en el escenario mundial del derecho penal y procesal penal, así como en el
escenario de los Derechos Humanos y también de nuestro derecho interno que se
rige desde hace ya 17 años bajo el sistema acusatorio oral.

Es así que no se puede dejar pasar uno de los antecedentes, que


inequívocamente a juicio de muchos autores y doctrinarios de la materia, es el
más trascendental e importante –más allá de las críticas a este ilustre personaje-
pues se trata sin duda de la obra de Cesare Bonesana Márques de Becaria,
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titulada “Tratado de los delitos y de las penas”, a pesar que varios autores aluden
el nacimiento de la presunción de inocencia en el Derecho Romano, sin embargo
el influjo de esta obra resalta su importancia, considerando además la época como
fue la edad media, donde el sistema inquisitivo transgredía y violentaba
groseramente los derechos de las personas; obra que fue publicada en el siglo
XVIII en el año 1764, tiempo en el cual se analizaba –en gran porcentaje- la
presunción de inocencia de una persona sometida a la desgracia de la justicia
penal de aquella época, quien además dijo -parafraseando un poco lo más
resaltante de su obra- que un hombre no podía ser llamado reo antes de la
sentencia del juez, ni la sociedad podía quitarle la pública protección sino cuando
este decidido que ha violado los pactos bajo que le fue concedida1.

Inclusive se podría hablar de la presunción de inocencia más antiguamente, como


señala el procesalista español Jordi Nieva Fenoll, en la Ley I del Código de
Hammurabi, la cual decía literalmente que los acusadores de asesinato habrían de
ser condenados a muerte si no consiguen probar la acusación.2

El sistema inquisitivo o como lo denomina el procesalista boliviano Arturo Yáñez


Cortez ´mixto o inquisitivo reformado`3, que perduró hasta finales del siglo XX, en
varios países de la región, opacó y dejó de lado la presunción de inocencia, donde
prevalecía más la presunción de culpabilidad del procesado, siendo considerado
como un objeto de investigación, juzgamiento y sanción, esto ha sido claro y
evidente hasta antes de la reforma procesal penal del año 1999 en nuestro país,
que entró en vigor y vigencia plena el año 2002, donde se adoptó el sistema
acusatorio oral, cuyas características resaltan visiblemente en antípoda al sistema
inquisitivo reformado, por ser este un sistema totalmente garantista de los
derechos del procesado, imputado o acusado, y además pone en la cúspide a la
presunción de inocencia, sin embargo, hoy en la actualidad y realidad jurídica

1 Beccaria, C. Tratado de Los Delitos y de las Penas. Ob. Cit. p. 88.


2 Nieva Fenoll, J. extraído de la Revista para el análisis del Derecho InDret, trabajo titulado “La
razón de Ser de la presunción de inocencia” p. 4.
3 Yáñez Cortez, A., Artículo publicado en “CORREO DEL SUR” Suplemento “CORREO JUDICIAL”

los días 8, 15 y 29 de marzo de 1999 titulado “Los Sistemas Procesales Penales y La Importancia
Del Sistema Acusatorio Oral”.
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boliviana, parece haberse dejado de lado –toda esta construcción- por los
operadores y administradores de justicia.

Otro de los antecedentes importantes que resalta a la presunción de inocencia es


justamente la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 –
posterior a la publicación de la obra de Beccaria- como fruto y resultado de la
Revolución Francesa, cuyo artículo 9 señala: “Puesto que cualquier hombre se
considera inocente hasta no ser declarado culpable, si se juzga indispensable
detenerlo, cualquier rigor que no sea necesario para apoderarse de su persona
debe ser severamente reprimido por la Ley”.

Posteriormente la Declaración Universal de los Derechos Humanos del 10 de


diciembre de 1948, aprobado en la Asamblea General de las Naciones Unidas, y
que dicho sea de paso fue inspirada de cierta manera en la declaración de 1789,
cuyo preámbulo destaca, por excelencia, la libertad y la dignidad del ser humano,
proclama en su artículo 11 punto 1 lo siguiente: “Toda persona acusada de delito
tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su
culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado
todas las garantías necesarias para su defensa”, siendo esta disposición a
diferencia de la declaración de 1789 más amplia y completa.

En el mismo año (1948) en Bogotá Colombia, en la Novena Conferencia


Internacional Americana, se aprueba la Declaración Americana de los Derechos y
Deberes del Hombre, cuya parte introductoria de esta declaración resalta la
dignificación de la persona humana y señala que las constituciones de los pueblos
americanos reconocen que las instituciones jurídicas y políticas que rigen la vida
en sociedad tienen como fin principal la protección de los derechos esenciales del
hombre, cuyo artículo 26 prescribe: “Se presume que todo acusado es inocente,
hasta que se pruebe que es culpable”.

Años más tarde (1969) en la Conferencia Especializada Interamericana sobre


Derechos Humanos, desarrollada en la ciudad de San José de Costa Rica, se
suscribe la Convención Americana de los Derechos Humanos o Pacto de San

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José de Costa Rica, misma que entraría en vigencia el año 1978, cuyo artículo 8
punto 2 establece: “Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se
presuma su inocencia mientras no se establezca legalmente su culpabilidad”.

Ya en nuestro ámbito interno, la Constitución Política del Estado del año 1967 en
su artículo 16 establecía lo siguiente: “Se presume la inocencia del encausado
mientras no se pruebe su culpabilidad”, sin embargo esto no cambia mucho con la
CPE del año 2009 que proclama en el artículo 116. I parte primera, en sentido de
garantía constitucional, lo siguiente: “Se garantiza la presunción de inocencia.”

Con la entrada en vigor del Nuevo Código de Procedimiento Penal, Ley No 1970
de 25 de marzo de 1999, que como dijimos anteriormente adopta el sistema
acusatorio oral, establece en su artículo 6 lo siguiente: “Todo imputado será
considerado inocente y tratado como tal en todo momento, mientras no se declare
su culpabilidad en sentencia ejecutoriada”.

Así también –y a modo de ilustración- el Código del Sistema Penal Boliviano Ley
No 1005, que fue promulgado el 15 de diciembre de 2017 y rápidamente abrogado
por los diversos conflictos sociales que acontecieron en nuestro país, también
proclamaba a la presunción de inocencia como un principio procesal en su art. 3.
III. 9) de la siguiente manera: “Ninguna persona será considerada ni tratada como
culpable en ninguna etapa del proceso, mientras no se declare su culpabilidad en
sentencia ejecutoriada, bajo responsabilidad. La carga de la prueba corresponde a
la acusación y se prohíbe toda presunción de culpabilidad. En caso de duda
deberá decidirse lo que sea más favorable a la persona imputada.”; quizás esta,
sin duda, hubiera sido una definición aún más amplia de lo que es la presunción
de inocencia, pues se proscribe taxativamente la presunción de culpabilidad.

3. Naturaleza jurídica de la presunción de inocencia (principio, derecho


y garantía).-

En esta parte, es merecido destacar el análisis realizado por el ex magistrado del


extinto Tribunal Constitucional de Bolivia Dr. Walter Raña Arana, quien en un
trabajo investigativo resumido en un ensayo, citando al autor español Miguel Ángel
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Montañés Pardo –refiriéndose a la naturaleza de la presunción de inocencia-
destacaba y precisaba la clasificación de su naturaleza en cuatro aspectos, a
saber; el primero referido a la presunción de inocencia como garantía básica del
proceso penal, concepto fundamental por el cual se construye el modelo de
proceso penal; el segundo aspecto referido a la presunción de inocencia como
regla de tratamiento del imputado, considerando que el imputado durante el
proceso es inocente y reducir al mínimo las medidas restrictivas de derechos del
imputado; el tercer aspecto referido a la presunción de inocencia como regla de
juicio del proceso, regla directamente referida al juicio de hecho de la sentencia
penal; y un cuarto aspecto referido a la presunción de inocencia como presunción
iuris tamtum (o de puro derecho), pues se determina la exclusión de la presunción
inversa de culpabilidad criminal de cualquier persona, por estimarse que no es
culpable sino hasta que exista una sentencia condenatoria.4

Ahora bien, entendida como esta su naturaleza jurídica, cuando se habla de la


presunción de inocencia, actualmente, se debe entender al mismo no solo como
un simple principio rector del sistema, sino su alcance va más allá, y justamente su
evolución y tratamiento por la doctrina y la jurisprudencia constitucional, ha ido
uniformado el criterio de que la presunción de inocencia tiene una triple dimensión
o triple faceta, al igual que el debido proceso (una verdadera garantía dentro de
otra garantía), es decir, se lo entiende como un principio, un derecho y una
garantía.

El extinto Tribunal Constitucional, ha desarrollo en su doctrina constitucional a la


presunción de inocencia, desde el año 2000 para adelante en diversas sentencias
constitucionales, como por ejemplo las SSCC 0011/2000-R, 0742/2002-R,
0173/2004-R, 0012/2006-R y 0690/2007-R, que se referían a la presunción de
inocencia como un principio y una garantía procesal y constitucional; por ejemplo
se establecieron los siguientes criterios:

4 Raña Arana, W., Ensayo publicado el año 2007 en la página web del extinto TC, titulado
“Principio de presunción de inocencia”.
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“Este principio constitucional de presunción de inocencia se constituye en
una garantía del debido proceso, protegiendo al encausado frente a actitudes
arbitrarias que podrían dar margen al prejuzgamiento y a condenas sin
proceso. Este principio constitucional traslada la carga de la prueba al
acusador, vale decir que obliga a éste, en materia penal, a probar sus
acusaciones dentro del respectivo proceso, y que los jueces dicten sentencia
condenatoria siempre que exista plena prueba, o sea, cuando no haya duda
sobre la culpabilidad del encausado demostrada por todos los medios de
prueba, dentro de un proceso en el que se le hayan asegurado todas las
garantías necesarias para su defensa” (0011/2000-R).

“El art. 16.I CPE instituye el principio de presunción de inocencia, como


garantía de todo aquel contra quien pesa una acusación, para ser
considerado inocente mientras no se compruebe su culpabilidad a través de
medios de prueba legítimamente obtenidos, dentro de un debido proceso, y
como corolario de ello se tiene el art. 16.IV constitucional que establece que
“Nadie puede ser condenado a pena alguna sin haber sido oído y juzgado
previamente en proceso legal; ni la sufrirá si no ha sido impuesta por sentencia
ejecutoriada y por autoridad competente”, precepto que también es aplicable
en materia administrativa y disciplinaria”(0173/2004-R).

“Este es un postulado básico de todo ordenamiento jurídico procesal, instituido


generalmente como garantía constitucional en diversos países. El principio
está dirigido a conservar el estado de inocencia de la persona durante todo el
trámite procesal. La vigencia del principio determina que un procesado no
puede ser considerado ni tratado como culpable, menos como delincuente,
mientras no exista una sentencia condenatoria que adquiera la calidad de cosa
juzgada formal y material. Esto implica que únicamente la sentencia
condenatoria firme es el instrumento idóneo capaz de vencer el estado de
presunción de inocencia del procesado.”(SC. 0012/2006-R).

Empero no se estableció de manera explícita el porqué de su postulado y esencia


jurídica como principio, derecho y garantía (triple dimensión); no fue sino hasta
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que el Tribunal Constitucional Plurinacional, ya de manera más concreta y
específica a través de una de las sentencias constitucionales (producto de una
acción de inconstitucionalidad abstracta) -que a la fecha viene siendo una de la
más relevantes- como es la Sentencia Constitucional No 2055/2012 de fecha 16
de octubre, estableció lo siguiente:

“La presunción de inocencia, al igual que el debido proceso tiene una triple
dimensión: principio, derecho y garantía. Principio, porque está dirigido a
conservar el estado de inocencia de la persona durante todo el trámite
procesal, ello supone que se convierte en una directriz de la administración
de justicia que debe ser observada por todas las autoridades y servidores
públicos encargados de ejercitar la potestad punitiva del Estado, tanto en el
ámbito punitivo como en todo el sistema administrativo sancionador. Derecho,
porque es predicable respecto de todas las personas, vincula a todos los
órganos de poder y se encuentra reconocido como un derecho humano
por los instrumentos internacionales como el Pacto de San José de Costa
Rica (art. 8.2) y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (art.
14.2), la Declaración Universal de Derechos Humanos (art. 11.1), la
Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre (art. 26) como
en los Instrumentos Internacionales se encuentra reconocido como un derecho
humano. Garantía, de carácter normativo constitucional, que se constituye
en un mecanismo protector dentro de los procesos judiciales o
administrativos a través del cual se proscribe la presunción de
culpabilidad”. (Criterio que además fue ratificado por las Sentencia
Constitucional Plurinacional No 910/2014 de 14 de mayo).

Obviamente la concepción inicial en nuestro ámbito jurídico nacional, refería a la


presunción de inocencia como un principio (criterio orientador y rector del sistema)
y a la vez como una garantía procesal y constitucional, pero posteriormente fue
desarrollado como un derecho (Derecho Humano) lógicamente a partir de lo que
establecen los instrumentos internacionales -regional y universal- en materia de
Derecho Humanos, como es la Convención Americana de Derechos Humanos y el

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Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP); en ese sentido, se
debe tener presente que la presunción de inocencia hoy ha alcanzado su
condición máxima, por ser elemental, esencial y quizás la más importante dentro
de las demás garantías y derechos que se presentan en la tramitación del proceso
penal. Por tal razón, la naturaleza jurídica de la presunción de inocencia se
complementa y refuerza a partir de la doctrina constitucional establecida por el
máximo intérprete y guardián de la constitución, a través de su jurisprudencia.

4. Presunción de inocencia en el Sistema interamericano de Derechos


Humanos.-
4.1. La visión de la Comisión IDH.-

Es innegable que en los últimos años, en el ámbito del proceso penal, que se cree
va más que nunca de la mano con los Derechos Humanos, se ha dado una
especie de fenómeno por el cual a partir de ciertos casos y criterios empleados
dentro de lo que es el sistema interamericano de derecho humanos (SIDH) y más
específicamente de ciertos lineamientos que ha dado la Comisión Interamericana
de Derecho Humanos, como órgano especializado de promoción, difusión y
defensa de los derechos humanos, se ha desarrollado bastante sobre muchos de
los derechos que proclama la Convención Americana de Derechos Humanos –
lógicamente esto en concomitancia con la labor que desarrolla la Corte IDH a
través de su jurisprudencia como son sus sentencias y opiniones consultivas-, y
esto es evidente pues la Comisión IDH en el desarrollo de sus labores y funciones,
desde su creación, ha ido analizando e inmiscuyéndose en diversos temas
relacionados a la vulneración de los Derechos Humanos en la región
interamericana, y en ese ínterin ha llevado muchos casos ante la Corte IDH
producto de violaciones y vulneraciones de derechos de imputados y acusados en
procesos penales, y en el ámbito boliviano no fue la excepción, solo por señalar un
caso reciente, el caso Andrade Salmón Vs. Bolivia de la gestión 2017, donde el
Estado boliviano fue declarado responsable de vulnerar el art. 8. 1 de la CADH
entre otros.

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Entonces se hace necesario destacar, por la importancia de la labor de la
Comisión IDH, que uno de esos problemas que quizás a dado luz a analizar a la
presunción de inocencia, fue justamente cuando se abordo el tema de la prisión
preventiva en las américas –o detención preventiva como se denomina
jurídicamente en nuestro ámbito-, y al analizar esta medida restrictiva excesiva y
desmedidamente aplicada en las américas por los administradores y operadores
de justicia en materia penal, se arrojan datos y aspectos sumamente importantes e
impresionantes, de como es el tratamiento de la presunción de inocencia como
Derecho Humano y su menoscabo en varios de los países de la región a través de
su justicia penal; se cree que a la fecha esta situación no ha cambiado, por lo
menos en nuestro país, debido a la resistencia de los administradores de justicia
en reconocer los estándares y criterios del sistema interamericano, quienes
aplican a letra fría y muerta las disposiciones del código de procedimiento penal
boliviano, sin considerar los presupuestos de razonabilidad, proporcionalidad,
favorabilidad o pro homine/pro persona que goza el imputado, es más existe un
trato como culpable hacia la persona procesada, olvidándose que la presunción de
inocencia es una regla de trato obligatoria (estatus de inocente).

Dicho de esa manera, el 30 de diciembre del 2013 la Comisión IDH conformada


aquel entonces por José de Jesús Orozco Henríquez, Tracy Robinson, Felipe
González, Dinah Shelton, Rodrigo Escobar Gil, Rosa María Ortiz y Rose-Marie
Belle Antoine (todos ellos comisionados) emite el informe denominado “INFORME
SOBRE EL USO DE LA PRISION PREVENTIVA EN LAS AMERICAS”; donde se
analiza el problema de la prisión preventiva a partir de los criterios de
interpretación que ha dado la Corte IDH en los casos llevados por la Comisión
IDH, y es justamente que este informe cuando empieza a analizar el tema de la
presunción de inocencia señala muy acertadamente lo siguiente:

“131. De todas las garantías judiciales propias del ámbito penal la más
elemental es quizás la presunción de inocencia, expresamente reconocida
sin salvedad ni excepción alguna por diversos instrumentos internacionales de
derechos humanos, tales como la Declaración Universal de Derechos

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Humanos (Art. 11.1), el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
(Art. 14.2), la Declaración Americana (Art. XXVI) y la Convención Americana
(Art. 8.2)”.5

Este criterio solamente muestra la verdadera importancia y razón de ser de la


presunción de inocencia, que como no podía ser de otra manera, es entendida
como un Derecho Humano a la luz de lo que señala el artículo 8.2 de la
Convención Americana de Derechos Humanos.

Así y siguiendo el informe en cuestión, la comisión IDH también señaló:

“132. Esta disposición atribuye a favor del acusado la presunción de que debe
ser considerado inocente, y tratado como tal, mientras no se determine su
responsabilidad penal mediante una sentencia firme. El contenido de la
presunción de inocencia exige que la sentencia de condena y, por ende, la
aplicación de la pena, sólo pueden estar fundadas en la certeza del tribunal
acerca de la existencia de un hecho punible atribuible al acusado. El juez a
quien le corresponde conocer de la acusación penal tiene la obligación de
abordar la causa sin prejuicios, y bajo ninguna circunstancia debe suponer a
priori que el acusado es culpable. Esa presunción de inocencia es la que ha
llevado al derecho penal moderno a imponer como regla general, que toda
persona sometida a proceso penal debe ser juzgada en libertad y que es
sólo por vía de excepción que se puede privar al procesado de la libertad
(principio de excepcionalidad). En caso de resultar necesaria la detención del
acusado durante el transcurso de un proceso, su posición jurídica sigue siendo
la de un inocente. Por eso, y como se reitera consistentemente en este
informe, el derecho a la presunción de inocencia es el punto de partida de
cualquier análisis de los derechos y el tratamiento otorgado a las personas
que se encuentran en prisión preventiva”.6

5 Comisión IDH, Informe Sobre el Uso de la Prisión Preventiva en las Américas. Párr. 131.
6 Comisión IDH, Informe Sobre el Uso de la Prisión Preventiva en las Américas. Párr. 132.

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Aquí se presenta una regla importante y básica que olvida el juzgador boliviano,
que es la excepcionalidad de la detención preventiva, ya que la regla es que el
imputado deba defenderse en libertad todo el proceso, y lógicamente surge la
pregunta de porque en nuestra administración de justicia penal se aplica al revés?,
cuando se ven casos en los que sin siquiera fundamentar sobre la necesidad de
aplicar esta medida restrictiva, los jueces la aplican automáticamente, vulnerando
flagrantemente la presunción de inocencia y convirtiendo esta medida en una pena
anticipada, no cabe duda.

En sus párrafos No 134 al 138 la Comisión IDH, establece los tópicos claros de
interpretación del derecho a la presunción de inocencia, que debería ser tomado
en cuenta por el juzgador; por ejemplo se establece lo siguiente:

“134. En los hechos, la observancia del derecho a la presunción de inocencia


implica, en primer lugar, que como regla general el imputado debe afrontar
el proceso penal en libertad…”

“135. Del principio de presunción de inocencia se deriva también, como lo ha


establecido la Corte Interamericana, “la obligación estatal de no restringir la
libertad del detenido más allá de los límites estrictamente necesarios
para asegurar que no impedirá el desarrollo eficiente de las
investigaciones y que no eludirá la acción de la justicia...”.

136. En efecto, cuando la detención previa al juicio se prolonga


excesivamente aumenta el riesgo de que se invierta el sentido de la
presunción de inocencia...”

137...Por ende, también se viola el principio de presunción de inocencia


cuando la prisión preventiva se impone arbitrariamente; o bien, cuando su
aplicación está determinada esencialmente, por ejemplo, por el tipo de
delito, la expectativa de la pena o la mera existencia de indicios razonables
que vinculen al acusado. En estos casos también se está en gran medida
aplicando una pena anticipada...”

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“138. Del derecho a la presunción de inocencia se deriva también, como se ve
en el Capítulo V del presente informe, el deber del Estado de asegurar la
separación efectiva entre condenados y procesados en los centros de
privación de libertad, y de asegurar que éstos reciban un trato acorde con su
calidad de personas inocentes...”

Entonces las reglas y lineamientos dados por la Comisión IDH, para la aplicación
de la presunción de inocencia, se resumen de la siguiente manera: 1) La defensa
del procesado debe ser en libertad; 2) No se debe aplicar la detención
preventiva más allá de los limites estrictamente necesarios; 3) La
prolongación excesiva de la detención preventiva invierte el sentido de la
presunción de inocencia; 4) Se convierte en una pena anticipada cuando la
aplicación de la detención preventiva se basa en el tipo de delito y
expectativa de la pena, y; 5) El Estado debe separar a condenados y
procesados, y a estos últimos tratarlos como inocentes.

Se ha apostado por la Comisión IDH, a que los estados parte de la CADH, puedan
llegar a considerar estos aspectos (estándares y criterios mínimos), y es por esta
razón que luego de casi cuatro años, se emite un otro informe como es el “Informe
Sobre Medidas Dirigidas a Reducir el Uso de la Prisión Preventiva en las
Américas” en el que la Comisión IDH plantea ciertas medidas legislativas,
administrativas y judiciales a fin de reducir y erradicar la detención preventiva
como pena anticipada.

4.2. La jurisprudencia de la Corte IDH.-

El SIDH está más presente que nunca dentro de lo que es el proceso penal –de
cualquier país de la región que ratifico la convención y la competencia de la Corte
IDH- y no cabe duda alguna, que a partir de la brillante labor que ha desarrollado
este organismo internacional de protección de los Derechos Humanos, a través de
sus fallos y de aquella doctrina creada como es el control de convencionalidad, ha
establecido los estándares de interpretación de los derechos contenidos en la
CADH, y en lo referente a la presunción de inocencia ha dejado establecido las
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reglas claras, que los estados parte deberían cumplir obligatoriamente y que a
veces olvidan y les genera responsabilidad de carácter internacional, pues
lógicamente si se respetaría los estándares interamericanos habría menos casos o
peticiones sobre violaciones al debido proceso, derecho a la defensa, un plazo
razonable y a la presunción de inocencia, y en el caso boliviano aplicar dichos
estándares es todo un desafío.

Por ejemplo, en la sentencia interamericana del caso Suarez Rosero Vs Ecuador


del 12 de noviembre del año 1997, la corte, refiriéndose al derecho a la presunción
de inocencia, señalo lo siguiente:

“77. Esta Corte estima que en el principio de presunción de inocencia


subyace el propósito de las garantías judiciales, al afirmar la idea de que una
persona es inocente hasta que su culpabilidad sea demostrada…”7.

Más tarde, la Corte IDH en el caso Cantoral Benavides Vs Perú del 18 de agosto
del año 2000, señalo:

“120. El principio de la presunción de inocencia, tal y como se desprende del


artículo 8.2 de la Convención, exige que una persona no pueda ser condenada
mientras no exista prueba plena de su responsabilidad penal. Si obra
contra ella prueba incompleta o insuficiente, no es procedente condenarla,
sino absolverla.”8

En el caso Ricardo Canesse Vs Paraguay de fecha 31 de agosto del 2004, la


Corte estableció:

“154. La Corte considera que el derecho a la presunción de inocencia es un


elemento esencial para la realización efectiva del derecho a la defensa y
acompaña al acusado durante toda la tramitación del proceso hasta que una
sentencia condenatoria que determine su culpabilidad quede firme. Este

7 Corte IDH, Caso Suarez Rosero Vs Ecuador, Sentencia de 12 de noviembre de 1997.


8
Corte IDH, Caso Cantoral Benavides Vs Perú, Sentencia de 18 de agosto del 2000.
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derecho implica que el acusado no debe demostrar que no ha cometido el
delito que se le atribuye, ya que el onus probandi corresponde a quien acusa”9

Ya en el año 2010 en el caso Cabrera García y Montiel Flores Vs México, la Corte


señaló:

“183... Así, la falta de prueba plena de la responsabilidad penal en una


sentencia condenatoria constituye una violación al principio de presunción de
inocencia, el cual es un elemento esencial para la realización efectiva del
derecho a la defensa y acompaña al acusado durante toda la tramitación del
proceso hasta que una sentencia condenatoria que determine su culpabilidad
quede firme”10.

Cabe hacer un comentario valioso respecto a este fallo interamericano, pues en el


párrafo siguiente como es el párrafo 184, la Corte –en su labor de tomar
jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos- señaló que el
principio de presunción de inocencia, implica también que los juzgadores no
inicien el proceso con una idea preconcebida de que el acusado ha cometido
el delito que se le imputa; lo cual creemos sucede en nuestro sistema procesal
penal boliviano, pues el trato como culpable al imputado va desde el momento de
la aprehensión, pasando inclusive por una condena social al exhibirlo por la policía
ante los medios de comunicación social, sin ningún escrúpulo y violentando
también la imagen y dignidad de estas personas. Respecto de este punto también
mas tarde en el caso López Mendoza Vs Venezuela del 01 de septiembre del
2011 la Corte reitera este mismo criterio, sobre la errada concepción anticipada de
culpabilidad por parte del juzgador.

Ya en un caso más reciente como es el caso Zegarra Marín Vs Perú del 15 de


febrero del 2017, la Corte se refirió a la presunción de inocencia como un estado
jurídico de inocencia, de la siguiente manera:

9
Corte IDH, Caso Ricardo Canesse Vs Paraguay, Sentencia de 31 de agosto del 2004.
10
Corte IDH, Caso Cabrera García y Montiel Flores Vs México, Sentencia de 26 de noviembre de
2010.

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“123. Este estado jurídico de inocencia se proyecta en diversas obligaciones
que orientan el desarrollo de todo el proceso penal. Así, la demostración
fehaciente de la culpabilidad constituye un requisito indispensable para la
sanción penal, de modo que la carga de la prueba recae en la parte
acusadora…”11

Por esta razón, el juzgador en materia penal en nuestro país, debe tener presente
estos estándares establecidos en la jurisprudencia interamericana, al momento de
resolver cualquier cuestión o situación vinculado con este derecho en el proceso
penal (desde la aprehensión, la imputación formal, las medidas cautelares, la
detención preventiva, y en todo el desarrollo del proceso hasta su conclusión).

4.3. Presunción de inocencia y Control de Convencionalidad.-

Los casos señalados y analizados anteriormente, son casos llevados a la Corte


IDH, de estados o países que se proclaman como estados sociales y
constitucionales de derecho, empero en la práctica han cometido violaciones a los
derechos humanos (por la deficiencia de su sistema judicial penal), no obstante de
aquella situación, existe la esperanza de que el juzgador rompa su posición de
aplicación positivista y legalista de la norma, para empezar a aplicar los
estándares mínimos de interpretación de los derechos contenidos en la CADH
ejerciendo debidamente lo que se denomina como control de convencionalidad.

En los últimos años, y obviamente a partir del año 2006, donde se crea esta
doctrina como es el control de convencionalidad, se ha presentado una corriente y
movimiento muy interesante, que inició en esferas de la Corte IDH, seria desde
luego en este trabajo redundar y repetir el arduo análisis de muchos estudiosos
latinoamericanos y bolivianos constitucionalistas que estudian esta doctrina, pero
no se puede dejar de destacar la maravillosa labor que desarrolló el tratadista
mexicano y ex juez de la Corte IDH Dr. Sergio García Ramírez, en sus famosos
votos razonados de los casos Mirna Mack Chang Vs Guatemala y Tibi Vs

11
Corte IDH, Caso Zegarra Marín Vs Perú, Sentencia de 15 de febrero del 2017.

P á g i n a 16 | 26
Ecuador, y desde luego la propia Corte IDH -como corporación- a partir del caso
Almonacid Arellano Vs Chile para adelante. Sin embargo para tener una noción
clara y precisa de lo que es el control de convencionalidad, se debe decir de
manera cabal que es la constatación o contrastación de las normas del derecho
interno de un estado o país con la CADH, labor que debe ser desarrollada de
oficio y por toda autoridad pública de un estado, principalmente por las
autoridades jurisdiccionales o judiciales que administran justicia.

Entonces, se puede decir que la labor del juez o tribunal en materia penal, en el
caso boliviano, debiera ser –obligatoriamente- contrastando las instituciones
jurídico procesales del procedimiento penal, establecidos en la ley 1970 y sus
modificaciones (ley 007 y ley 586), con los estándares establecidos dentro del
SIDH tanto por la Comisión y por la Corte IDH en su jurisprudencia,
primordialmente lo relativo a las garantías judiciales que tiene una persona
sometida a un proceso penal, como es el caso del derecho a la presunción de
inocencia.

Hoy por hoy, parece existir una negativa y no importismo por parte del juzgador
boliviano en materia penal, y también de quienes operan justicia, sobre lo que es
el control de convencionalidad, y hay que aceptar abiertamente que la falta de
capacitación y formación dentro del Órgano Judicial y del Ministerio Publico ha
desembocado en este escenario.

En ese sentido también el constitucionalista boliviano José A. Rivera Santibáñez,


en relación a este aspecto refiere que “el resultado de la no realización del control
de convencionalidad, es que en la actualidad los jueces y tribunales de justicia
aplican disposiciones legales que vulneran derechos humanos, adoptan
determinaciones aparentemente legales, pero absolutamente injustas,
desproporcionales y vulneratorias de derechos humanos consagrado por la
convención americana de derechos humanos y el corpus iuris interamericano”12

12
Rivera Santivañez, J.A. Obra Colectiva “Las Acciones de Defensa y el Control de
Convencionalidad en Bolivia”. Ob. Cit. p. 316.
P á g i n a 17 | 26
En consecuencia la aplicación del control de convencionalidad en Bolivia, debe ser
realizada de oficio por el juez o tribunal en materia penal de manera obligatoria, y
en el caso del derecho a la presunción de inocencia su tratamiento en el sistema
procesal penal actual debe ser tratado con pinzas, por ser este un elemento
esencial para la realización efectiva del derecho a la defensa, ambos como
componentes del debido proceso, que esta instituido también en el art. 8 de la
CADH.

5. Presunción o estado de inocencia en el proceso penal Boliviano.-


5.1. Al inicio del proceso penal (configuración primaria como
garantía).-

En el ámbito del proceso penal boliviano propiamente, que en apariencia se basa


en el sistema acusatorio oral -se dice en apariencia, pues el juzgador parece
seguir en el sistema inquisitorial- como diría el procesalista argentino Alberto
Binder, existe una sospecha de presunción de culpabilidad; y esto trasciende en
todo el proceso penal, sin embargo, para identificar los momentos en el que surge
y se configura primariamente la presunción de inocencia, se debe aludir a las
diferentes etapas que conlleva el proceso penal boliviano, y es necesario señalar a
una de las sentencias constitucionales “hito” como es la Sentencia Constitucional
No 1036/2002 de 29 de agosto, que tuvo como relator al extinto Dr. Willman Duran
Ribera ex magistrado del TC; en el cual se establece las fases o etapas del
proceso penal boliviano, algo que por cierto todo abogado penalista conoce casi
de memoria.

En ese sentido el inicio del proceso penal, conforme esta sentencia, se marca con
la etapa preparatoria como primera fase, la cual lleva en si otras etapas internas
como son los actos iniciales, el desarrollo de la etapa preparatoria y la conclusión
de esta etapa, sin embargo en los actos iniciales (actos de investigación, entre
ellos los que limitan o restringen derechos y los que no) que lógicamente
comienza con la denuncia, querella y la noticia fehaciente que se da a la autoridad
competente de la comisión de un hecho delictivo, ya se empieza a vulnerar por los
operadores de justicia (Policía y Ministerio Público) la presunción de inocencia de
P á g i n a 18 | 26
una persona, pues como se ve a diario en los medios de comunicación, ante una
denuncia o intervención policial de cualquier supuesto hecho delictivo, se
aprehende a una persona o personas y el trato empieza a ser como la de un
culpable, es más, se lo presenta ante los medios de comunicación social
provocándole una condena y reproche social.

No se debe perder de vista que la presunción de inocencia aparece y reviste al


imputado desde el primer momento del proceso penal, y se lo debe tratar como
inocente en todo momento; así y siguiendo lo dicho por el autor argentino antes
nombrado Alberto Binder “Se ha dicho que este principio implica un estatus de
inocencia, una presunción de inocencia, o un derecho a ser tratado como
inocente…”13. Tampoco –y siguiendo la misma idea de Binder- se podría decir que
cualquier ciudadano que circula por las calles libremente, podría tener esta
condición o estatus de inocencia, sino solo hasta que exista una probabilidad de
que esta persona pueda ser culpable de un hecho delictivo y obviamente sometido
a un proceso penal.

5.2. En el desarrollo de la etapa preparatoria y medidas cautelares de


carácter personal (inconvencionalidad de ciertos riesgos procesales y
su vinculación con la detención preventiva).-

Mientras que el Ministerio Publico decide realizar y concretar la imputación formal


como atribución provisional de un hecho delictivo, este es otro momento en el que
se pone también en juego a la presunción de inocencia de la persona o
procesado, pues el imputado se encuentra a la espera de definir su situación
jurídica procesal y establecer si este se defenderá en libertad (regla) o detenido
preventivamente, conforme los presupuestos del artículo 233 del Código de
Procedimiento Penal, debiendo tratarse necesariamente su situación en una
audiencia de medidas cautelares.

Las medidas cautelares de carácter personal, cuyo fin es garantizar la presencia


física del imputado en el proceso, el normal desarrollo del mismo y el cumplimiento

13
Binder, A. “Introducción al Derecho Procesal Penal”, Ob. Cit. p. 123.
P á g i n a 19 | 26
efectivo de la norma, parecen ser utilizadas como formulas mecánicas y
matemáticas de acreditación de ciertas situaciones, es decir, se reduce la
aplicación de las medidas cautelares de carácter personal –principalmente las que
se determinan luego de la audiencia cautelar- a dos aspectos que el juez aplica
intrínsecamente, a saber: 1) La consideración de un delito grave y reprochable
socialmente o políticamente (homicidio, violación, corrupción, etc.) y por tal razón
la aplicación de la detención preventiva y; 2) La suma de documentos que atinen a
desvirtuar los riesgos procesales de fuga y obstaculización en determinados
delitos que llevan al juez a adoptar medidas que sustituyen a la detención
preventiva. No existe una verdadera labor de compulsa y ponderación, de ejercer
un control de convencionalidad, juicios de razonabilidad y de proporcionalidad
mucho menos de necesidad de aplicar ciertas medidas cautelares personales,
principalmente la detención preventiva.

Un ejemplo claro de cómo se venía sustentando la detención preventiva en


desmedro al principio de la presunción de inocencia por los jueces cautelares en
Bolivia, fue con la aplicación de ciertos riesgos procesales (fuga) que a partir de
los criterios de la jurisprudencia interamericana y los lineamentos de la Comisión
IDH, eran visiblemente inconvencionales, así por ejemplo en la Sentencia
Constitucional No 0056/2014 de fecha 3 de enero, en el que el TCP realizando
control normativo de constitucionalidad, producto de una acción de
inconstitucionalidad concreta, analizó, contrastó y desarrolló los incisos 5, 9 y 10
del artículo 234 del Código de Procedimiento Penal, riesgos referidos
concretamente a la actitud que el imputado adopta voluntariamente respecto a la
importancia del daño resarcible (inc. 5); el pertenecer a asociaciones delictivas u
organizaciones criminales (inc. 9); y el peligro efectivo para la sociedad o para la
víctima o el denunciante (inc.10); de los cuales el TCP concluyó declarando
inconstitucional solo los incisos 5 y 9 por atentar a la presunción de inocencia
instituida en el artículo 116 de la CPE, ya que en el primer inciso en cuestión no
podría exigírsele al imputado que resarza un daño cuando no se ha determinado
en sentencia condenatoria su culpabilidad y en relación al segundo inciso este ya
está establecido como un delito en el Código Penal, no pudiendo ser fundado
P á g i n a 20 | 26
como riesgo procesal, sin embargo merece también atención lo que refiere esta
sentencia respecto del inc. 10, donde el TCP señala textualmente “En
consecuencia, el peligro efectivo, encuentra justificación en la necesidad de
imponer medidas de seguridad a las personas que hubieran sido encontradas
culpables de un delito anteriormente, pero no le sindica como culpable del ilícito
concreto que se juzga, ni provoca que en la tramitación del proceso sea culpable
del presunto delito cometido. La vulneración del derecho a la presunción de
inocencia como se mencionó anteriormente, se la comete cuando en la tramitación
del proceso se trata como culpable de un delito sin que se haya establecido su
culpabilidad en sentencia condenatoria ejecutoriada; en consecuencia, la norma
cuestionada no es contraria al derecho de presunción de inocencia establecido en
el art. 116.I de la CPE, por ello corresponde declarar la constitucionalidad de la
misma y mantenerla dentro del ordenamiento jurídico del art. 234 del CPP” 14,

criterio que puede ser discutible abiertamente a la luz del SIDH y otras
consideraciones, siempre bajo el paraguas de los Derechos Humanos.

En la práctica, como se señaló anteriormente, nos encontramos con una situación


muy peligrosa, pues existe una incertidumbre del imputado y de la defensa técnica
de que con motivos justificados o no, se disponga este tipo de medida de ultima
ratio, de forma arbitraria, olvidando el estatus de inocente que tiene el procesado,
pues se ha llegado a la exageración de disponer en algunos casos, detenciones
preventivas en delitos que no llevan un quantum para tal motivo.

5.3. En la etapa del juicio oral público y contradictorio (fase


preponderante de su revestimiento).-

El juicio oral, público y contradictorio es la etapa más importante del proceso


penal, pues aquí se define, luego del debate y la actividad probatoria, si el
acusado es inocente o culpable, y lógicamente será la sentencia condenatoria la
que destruya ese estatus, entonces nos encontramos en una fase preponderante.

14 SCP No 0056/2014, de fecha 03 de enero del 2014.


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Por ejemplo Cecilia Pomareda y Jôrg A. Stippel, grandes conocedores de la
reforma procesal boliviana, en una de sus obras –a un inicio de la entrada en vigor
del CPP- referían lo siguiente: “Por otra parte la presunción de inocencia se
manifiesta también a través de la exclusión de la carga de la prueba a favor del
imputado, lo que significa que el imputado no está obligado a probar su inocencia,
porque es la constitución que le otorga el estatus de inocente, estatus que
únicamente puede ser destruido por una sentencia condenatoria
ejecutoriada, y para lograrla se requiere de la construcción de la culpabilidad con
grado de certeza y esta tarea ha sido asignada por la misma constitución al
acusador”15, y esto también ha sido establecido justamente en el SIDH como fue el
caso Cabrera García y Montiel Flores Vs México y otras, así como la Sentencia
Constitucional No 012/2006-R.

6. Estado actual de la presunción de inocencia en Bolivia.-

Si se realiza una radiografía del sistema procesal penal actual, podríamos


identificar un sinfín de problemas, pero no cabe duda alguna que en Bolivia se ha
preferido ir contra corriente, es decir que, quienes administran y operan justicia –a
diario- vulneran los derechos fundamentales y humanos de las personas, que
lamentablemente han tenido la desdicha de caer en un proceso penal.

En un artículo publicado el 23 de abril del 2018 por la ANF, en el periódico “Correo


del Sur” de la ciudad de Sucre, intitulado “En la tramitación de causas en la justicia
penal reconocen que se vulnera la presunción de inocencia” alarma de
sobremanera la forma de pensar y actuar de la Policía y del Ministerio de
Gobierno, que pese a estar prohibido, exhiben a las personas como culpables en
los medios de comunicación, generándoles una condena y reproche social, lo cual
agrava más la crisis judicial que se vive en nuestro país16.

15 Pomareda de Rosanauer, C. y Stippel, J. “El nuevo Código de Procedimiento Penal – De la


Teoría a la Practica – A través de Casos Desarrollados”. Ob. Cit. p. 19.
16
http://correodelsur.com/seguridad/20180423_reconocen-que-se-vulnera-la-presuncion-de-
inocencia.html
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Así mismo, y en los resultados porcentuales arrojados de una entrevista en el año 2012,
reflejada en el libro “La Calidad de la Democracia en Bolivia” que tenía como pregunta ¿En
qué medida se ejercen y respetan las garantías constitucionales de la “presunción de
inocencia” y el “debido proceso” en el Estado Plurinacional de Bolivia? se señala lo
siguiente: “Como se aprecia, el 86.1% de los entrevistados considera que las garantías
constitucionales de la “presunción de inocencia” y el “debido proceso” se respetan poco o
no se respetan. Naturalmente, semejante porcentaje muestra la enorme preocupación que
existe sobre la temática, particularmente en relación a esto que se ha venido a denominar
“judicialización de la política” y que consiste en la “neutralización” y/o “defenestración” de
personas opuestas a la línea oficialista y que, en varios casos, han ocupado, gracias al voto
popular, cargos públicos”17.

Por lo tanto, la situación en nuestro país no es muy alentadora, ya que existe un


reconocimiento de la sociedad y de los propios administradores y operadores de
justicia de que existe una transgresión y violación de los derechos de las personas
y en especial de la presunción de inocencia al momento de acontecer un hecho
delictivo y llevarlo al escenario del proceso penal.

7. Conclusión.-

Hablar de presunción de inocencia en el proceso penal boliviano, es hablar de que


el procesado, imputado o acusado, ejerza a través de este principio, derecho y
garantía, sus demás derechos establecidos para el desarrollo y desenlace del
proceso penal, como por ejemplo el derecho a la defensa que actúa siempre bajo
el paraguas del estatus de inocencia y como una regla de trato obligatoria.

Al analizar la importancia de la presunción de inocencia desde tiempos remotos,


desde la época de Beccaria, pasando por la Revolución Francesa y las
convenciones regional y universal en materia de Derechos Humanos, surgen
varias y grandes cuestionantes al respecto; como ser: porque el juzgador y
operador de justicia van contra corriente, a pesar de la doctrina y jurisprudencia

17Fundación Konrad Adenauer. “La Calidad De La Democracia En Bolivia - 2012: Percepción y


Evaluación de los Actores”. La Paz, Bolivia Julio de 2013. p. 62.
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establecida relativa a la presunción de inocencia?; porque el juzgador aplica como
regla la detención preventiva cuando esta medida debe ser una excepción para
una persona considerada inocente?; porque el juzgador no aplica el control de
convencionalidad al momento de conocer un caso concreto?; porque el juzgador
sigue siendo un aplicador legalista y positivista de la norma?.

Lo que se pretende reflejar es, sin duda, la verdadera relevancia y trascendencia


de un Derecho Humano del que gozan todas las personas sometidas al proceso
penal, de que existe la prohibición de exhibir y mostrar a una persona que cometió
presumiblemente un delito ante los medios de comunicación social, antes de
llevarse a cabo el proceso, haciéndolos ver como culpables y generándoles un
reproche y condena social.

El planteamiento a partir del análisis desarrollado, busca erradicar la presunción


de culpabilidad y la apariencia de un sistema inquisitorial -que parecería reinar en
nuestro sistema procesal penal en la actualidad-; la aplicación correcta por el juez
en materia penal, de los estándares interamericanos que ha desarrollado la Corte
IDH a través de su jurisprudencia, así como los lineamientos de la Comisión IDH
en sus diversos informes, inclusive, tomar verdaderamente en cuenta la propia
jurisprudencia constitucional del TCP al momento de aplicar los casos sometidos a
su conocimiento y resolución, y así dejar de lado la resistencia y aplicación
legalista de la norma por parte de quien administra justicia.

Bibliografía.-

Libros, artículos y ensayos:

- Beccaria, Cesar, Tratado de Los Delitos y de las Penas, Editorial Heliasta,


Buenos Aires Argentina 1993.

- Binder, Alberto, Introducción al Derecho Procesal Penal, Editorial Ad Hoc,


segunda edición actualizada y ampliada, Buenos Aires Argentina 2005.

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- Fundación Konrad Adenauer, La Calidad De La Democracia En Bolivia -
2012: Percepción y Evaluación de los Actores. La Paz, Bolivia Julio de
2013.

- http://correodelsur.com/seguridad/20180423_reconocen-que-se-vulnera-la-
presuncion-de-inocencia.html.

- Nieva Fenoll, Jordi, Revista para el análisis del Derecho InDret, trabajo
titulado “La Razón de Ser de la Presunción de Inocencia” Barcelona 2016.

- Pomareda de Rosanauer, Cecilia. y Stippel, Jorg Alfred, El nuevo Código de


Procedimiento Penal – De la Teoría a la Practica – A través de Casos
Desarrollados”. GTZ, Plural Editores, Bolivia 2002.

- Raña Arana, Walter, Ensayo publicado en la página web del extinto TC,
titulado “Principio de presunción de inocencia” del año 2007.

- Rivera Santivañez, José Antonio, Las Acciones de Defensa y el Control de


Convencionalidad en Bolivia, obra colectiva, Editorial Kipus, primera
edición, Cochabamba Bolivia 2017.

- Yáñez Cortez, Arturo, “CORREO DEL SUR” Suplemento “CORREO


JUDICIAL” titulado “Los Sistemas Procesales Penales y La Importancia Del
Sistema Acusatorio Oral”, 8, 15 y 29 de marzo de 1999.

Leyes, Códigos, Convenciones y Sentencias:

- Constitución Política del Estado de 1967.

- Constitución Política del Estado de 2009.

- Ley No 1970 de 25 de marzo de 1999, Código de Procedimiento Penal.

- Ley 1005 del 15 de diciembre de 2017, Código del Sistema Penal Boliviano
(abrogado).

- Declaración de Los Derechos del Hombre y del Ciudadano.

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- Declaración Universal de los Derechos Humanos Declaración Americana
de los Derechos y Deberes del Hombre.

- Convención Americana de los Derechos Humanos o Pacto de San José de


Costa Rica.

- Sentencia Constitucional No 0011/2000-R.

- Sentencia Constitucional No 0742/2002-R.

- Sentencia Constitucional No 0173/2004-R.

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- Sentencia Constitucional Plurinacional No 056/2014.

- Comisión Interamericana de Derechos Humanos “Informe Sobre El Uso De


La Prisión Preventiva En Las Américas” 30 de diciembre del 2013.

- Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cabrera García y


Montiel Flores Vs México, Sentencia de 26 de noviembre de 2010.

- Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Zegarra Marín Vs Perú,


Sentencia de 15 de febrero del 2017.

- Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Suarez Rosero Vs


Ecuador, Sentencia de 12 de noviembre de 1997.

- Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cantoral Benavides Vs


Perú, Sentencia de 18 de agosto del 2000.

- Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ricardo Canesse Vs


Paraguay, Sentencia de 31 de agosto del 2004.

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