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1. Introducción.-
Abogado titulado de la Universidad Técnica de Oruro, con Diplomado en Derecho Penal y Juicio
Oral de la Universidad Técnica Privada Cosmos, Diplomado en Educación Superior de la
Universidad Técnica de Oruro, y maestrante en Derecho Constitucional y Procesal Constitucional
en el Centro de Estudios de Posgrado e Investigación – CEPI de la Universidad Mayor Real y
Pontificia San Francisco Xavier de Chuquisaca. Huguito_2107@hotmail.com.
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presunción de inocencia contenido en el art. 8.2 de la Convención Americana de
Derechos Humanos (CADH), los lineamientos en base al estudio y análisis de la
Comisión IDH reflejado en sus informes, así como de la propia jurisprudencia de la
Corte IDH, pasando por aquella doctrina del control de convencionalidad que
debería aplicarse obligatoriamente por el juzgador en materia penal al momento
de llevar a su conocimiento y resolución un caso concreto.
2. Surgimiento y Evolución.-
los días 8, 15 y 29 de marzo de 1999 titulado “Los Sistemas Procesales Penales y La Importancia
Del Sistema Acusatorio Oral”.
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boliviana, parece haberse dejado de lado –toda esta construcción- por los
operadores y administradores de justicia.
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José de Costa Rica, misma que entraría en vigencia el año 1978, cuyo artículo 8
punto 2 establece: “Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se
presuma su inocencia mientras no se establezca legalmente su culpabilidad”.
Ya en nuestro ámbito interno, la Constitución Política del Estado del año 1967 en
su artículo 16 establecía lo siguiente: “Se presume la inocencia del encausado
mientras no se pruebe su culpabilidad”, sin embargo esto no cambia mucho con la
CPE del año 2009 que proclama en el artículo 116. I parte primera, en sentido de
garantía constitucional, lo siguiente: “Se garantiza la presunción de inocencia.”
Con la entrada en vigor del Nuevo Código de Procedimiento Penal, Ley No 1970
de 25 de marzo de 1999, que como dijimos anteriormente adopta el sistema
acusatorio oral, establece en su artículo 6 lo siguiente: “Todo imputado será
considerado inocente y tratado como tal en todo momento, mientras no se declare
su culpabilidad en sentencia ejecutoriada”.
Así también –y a modo de ilustración- el Código del Sistema Penal Boliviano Ley
No 1005, que fue promulgado el 15 de diciembre de 2017 y rápidamente abrogado
por los diversos conflictos sociales que acontecieron en nuestro país, también
proclamaba a la presunción de inocencia como un principio procesal en su art. 3.
III. 9) de la siguiente manera: “Ninguna persona será considerada ni tratada como
culpable en ninguna etapa del proceso, mientras no se declare su culpabilidad en
sentencia ejecutoriada, bajo responsabilidad. La carga de la prueba corresponde a
la acusación y se prohíbe toda presunción de culpabilidad. En caso de duda
deberá decidirse lo que sea más favorable a la persona imputada.”; quizás esta,
sin duda, hubiera sido una definición aún más amplia de lo que es la presunción
de inocencia, pues se proscribe taxativamente la presunción de culpabilidad.
4 Raña Arana, W., Ensayo publicado el año 2007 en la página web del extinto TC, titulado
“Principio de presunción de inocencia”.
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“Este principio constitucional de presunción de inocencia se constituye en
una garantía del debido proceso, protegiendo al encausado frente a actitudes
arbitrarias que podrían dar margen al prejuzgamiento y a condenas sin
proceso. Este principio constitucional traslada la carga de la prueba al
acusador, vale decir que obliga a éste, en materia penal, a probar sus
acusaciones dentro del respectivo proceso, y que los jueces dicten sentencia
condenatoria siempre que exista plena prueba, o sea, cuando no haya duda
sobre la culpabilidad del encausado demostrada por todos los medios de
prueba, dentro de un proceso en el que se le hayan asegurado todas las
garantías necesarias para su defensa” (0011/2000-R).
“La presunción de inocencia, al igual que el debido proceso tiene una triple
dimensión: principio, derecho y garantía. Principio, porque está dirigido a
conservar el estado de inocencia de la persona durante todo el trámite
procesal, ello supone que se convierte en una directriz de la administración
de justicia que debe ser observada por todas las autoridades y servidores
públicos encargados de ejercitar la potestad punitiva del Estado, tanto en el
ámbito punitivo como en todo el sistema administrativo sancionador. Derecho,
porque es predicable respecto de todas las personas, vincula a todos los
órganos de poder y se encuentra reconocido como un derecho humano
por los instrumentos internacionales como el Pacto de San José de Costa
Rica (art. 8.2) y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (art.
14.2), la Declaración Universal de Derechos Humanos (art. 11.1), la
Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre (art. 26) como
en los Instrumentos Internacionales se encuentra reconocido como un derecho
humano. Garantía, de carácter normativo constitucional, que se constituye
en un mecanismo protector dentro de los procesos judiciales o
administrativos a través del cual se proscribe la presunción de
culpabilidad”. (Criterio que además fue ratificado por las Sentencia
Constitucional Plurinacional No 910/2014 de 14 de mayo).
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Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP); en ese sentido, se
debe tener presente que la presunción de inocencia hoy ha alcanzado su
condición máxima, por ser elemental, esencial y quizás la más importante dentro
de las demás garantías y derechos que se presentan en la tramitación del proceso
penal. Por tal razón, la naturaleza jurídica de la presunción de inocencia se
complementa y refuerza a partir de la doctrina constitucional establecida por el
máximo intérprete y guardián de la constitución, a través de su jurisprudencia.
Es innegable que en los últimos años, en el ámbito del proceso penal, que se cree
va más que nunca de la mano con los Derechos Humanos, se ha dado una
especie de fenómeno por el cual a partir de ciertos casos y criterios empleados
dentro de lo que es el sistema interamericano de derecho humanos (SIDH) y más
específicamente de ciertos lineamientos que ha dado la Comisión Interamericana
de Derecho Humanos, como órgano especializado de promoción, difusión y
defensa de los derechos humanos, se ha desarrollado bastante sobre muchos de
los derechos que proclama la Convención Americana de Derechos Humanos –
lógicamente esto en concomitancia con la labor que desarrolla la Corte IDH a
través de su jurisprudencia como son sus sentencias y opiniones consultivas-, y
esto es evidente pues la Comisión IDH en el desarrollo de sus labores y funciones,
desde su creación, ha ido analizando e inmiscuyéndose en diversos temas
relacionados a la vulneración de los Derechos Humanos en la región
interamericana, y en ese ínterin ha llevado muchos casos ante la Corte IDH
producto de violaciones y vulneraciones de derechos de imputados y acusados en
procesos penales, y en el ámbito boliviano no fue la excepción, solo por señalar un
caso reciente, el caso Andrade Salmón Vs. Bolivia de la gestión 2017, donde el
Estado boliviano fue declarado responsable de vulnerar el art. 8. 1 de la CADH
entre otros.
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Entonces se hace necesario destacar, por la importancia de la labor de la
Comisión IDH, que uno de esos problemas que quizás a dado luz a analizar a la
presunción de inocencia, fue justamente cuando se abordo el tema de la prisión
preventiva en las américas –o detención preventiva como se denomina
jurídicamente en nuestro ámbito-, y al analizar esta medida restrictiva excesiva y
desmedidamente aplicada en las américas por los administradores y operadores
de justicia en materia penal, se arrojan datos y aspectos sumamente importantes e
impresionantes, de como es el tratamiento de la presunción de inocencia como
Derecho Humano y su menoscabo en varios de los países de la región a través de
su justicia penal; se cree que a la fecha esta situación no ha cambiado, por lo
menos en nuestro país, debido a la resistencia de los administradores de justicia
en reconocer los estándares y criterios del sistema interamericano, quienes
aplican a letra fría y muerta las disposiciones del código de procedimiento penal
boliviano, sin considerar los presupuestos de razonabilidad, proporcionalidad,
favorabilidad o pro homine/pro persona que goza el imputado, es más existe un
trato como culpable hacia la persona procesada, olvidándose que la presunción de
inocencia es una regla de trato obligatoria (estatus de inocente).
“131. De todas las garantías judiciales propias del ámbito penal la más
elemental es quizás la presunción de inocencia, expresamente reconocida
sin salvedad ni excepción alguna por diversos instrumentos internacionales de
derechos humanos, tales como la Declaración Universal de Derechos
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Humanos (Art. 11.1), el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
(Art. 14.2), la Declaración Americana (Art. XXVI) y la Convención Americana
(Art. 8.2)”.5
“132. Esta disposición atribuye a favor del acusado la presunción de que debe
ser considerado inocente, y tratado como tal, mientras no se determine su
responsabilidad penal mediante una sentencia firme. El contenido de la
presunción de inocencia exige que la sentencia de condena y, por ende, la
aplicación de la pena, sólo pueden estar fundadas en la certeza del tribunal
acerca de la existencia de un hecho punible atribuible al acusado. El juez a
quien le corresponde conocer de la acusación penal tiene la obligación de
abordar la causa sin prejuicios, y bajo ninguna circunstancia debe suponer a
priori que el acusado es culpable. Esa presunción de inocencia es la que ha
llevado al derecho penal moderno a imponer como regla general, que toda
persona sometida a proceso penal debe ser juzgada en libertad y que es
sólo por vía de excepción que se puede privar al procesado de la libertad
(principio de excepcionalidad). En caso de resultar necesaria la detención del
acusado durante el transcurso de un proceso, su posición jurídica sigue siendo
la de un inocente. Por eso, y como se reitera consistentemente en este
informe, el derecho a la presunción de inocencia es el punto de partida de
cualquier análisis de los derechos y el tratamiento otorgado a las personas
que se encuentran en prisión preventiva”.6
5 Comisión IDH, Informe Sobre el Uso de la Prisión Preventiva en las Américas. Párr. 131.
6 Comisión IDH, Informe Sobre el Uso de la Prisión Preventiva en las Américas. Párr. 132.
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Aquí se presenta una regla importante y básica que olvida el juzgador boliviano,
que es la excepcionalidad de la detención preventiva, ya que la regla es que el
imputado deba defenderse en libertad todo el proceso, y lógicamente surge la
pregunta de porque en nuestra administración de justicia penal se aplica al revés?,
cuando se ven casos en los que sin siquiera fundamentar sobre la necesidad de
aplicar esta medida restrictiva, los jueces la aplican automáticamente, vulnerando
flagrantemente la presunción de inocencia y convirtiendo esta medida en una pena
anticipada, no cabe duda.
En sus párrafos No 134 al 138 la Comisión IDH, establece los tópicos claros de
interpretación del derecho a la presunción de inocencia, que debería ser tomado
en cuenta por el juzgador; por ejemplo se establece lo siguiente:
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“138. Del derecho a la presunción de inocencia se deriva también, como se ve
en el Capítulo V del presente informe, el deber del Estado de asegurar la
separación efectiva entre condenados y procesados en los centros de
privación de libertad, y de asegurar que éstos reciban un trato acorde con su
calidad de personas inocentes...”
Entonces las reglas y lineamientos dados por la Comisión IDH, para la aplicación
de la presunción de inocencia, se resumen de la siguiente manera: 1) La defensa
del procesado debe ser en libertad; 2) No se debe aplicar la detención
preventiva más allá de los limites estrictamente necesarios; 3) La
prolongación excesiva de la detención preventiva invierte el sentido de la
presunción de inocencia; 4) Se convierte en una pena anticipada cuando la
aplicación de la detención preventiva se basa en el tipo de delito y
expectativa de la pena, y; 5) El Estado debe separar a condenados y
procesados, y a estos últimos tratarlos como inocentes.
Se ha apostado por la Comisión IDH, a que los estados parte de la CADH, puedan
llegar a considerar estos aspectos (estándares y criterios mínimos), y es por esta
razón que luego de casi cuatro años, se emite un otro informe como es el “Informe
Sobre Medidas Dirigidas a Reducir el Uso de la Prisión Preventiva en las
Américas” en el que la Comisión IDH plantea ciertas medidas legislativas,
administrativas y judiciales a fin de reducir y erradicar la detención preventiva
como pena anticipada.
El SIDH está más presente que nunca dentro de lo que es el proceso penal –de
cualquier país de la región que ratifico la convención y la competencia de la Corte
IDH- y no cabe duda alguna, que a partir de la brillante labor que ha desarrollado
este organismo internacional de protección de los Derechos Humanos, a través de
sus fallos y de aquella doctrina creada como es el control de convencionalidad, ha
establecido los estándares de interpretación de los derechos contenidos en la
CADH, y en lo referente a la presunción de inocencia ha dejado establecido las
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reglas claras, que los estados parte deberían cumplir obligatoriamente y que a
veces olvidan y les genera responsabilidad de carácter internacional, pues
lógicamente si se respetaría los estándares interamericanos habría menos casos o
peticiones sobre violaciones al debido proceso, derecho a la defensa, un plazo
razonable y a la presunción de inocencia, y en el caso boliviano aplicar dichos
estándares es todo un desafío.
Más tarde, la Corte IDH en el caso Cantoral Benavides Vs Perú del 18 de agosto
del año 2000, señalo:
9
Corte IDH, Caso Ricardo Canesse Vs Paraguay, Sentencia de 31 de agosto del 2004.
10
Corte IDH, Caso Cabrera García y Montiel Flores Vs México, Sentencia de 26 de noviembre de
2010.
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“123. Este estado jurídico de inocencia se proyecta en diversas obligaciones
que orientan el desarrollo de todo el proceso penal. Así, la demostración
fehaciente de la culpabilidad constituye un requisito indispensable para la
sanción penal, de modo que la carga de la prueba recae en la parte
acusadora…”11
Por esta razón, el juzgador en materia penal en nuestro país, debe tener presente
estos estándares establecidos en la jurisprudencia interamericana, al momento de
resolver cualquier cuestión o situación vinculado con este derecho en el proceso
penal (desde la aprehensión, la imputación formal, las medidas cautelares, la
detención preventiva, y en todo el desarrollo del proceso hasta su conclusión).
En los últimos años, y obviamente a partir del año 2006, donde se crea esta
doctrina como es el control de convencionalidad, se ha presentado una corriente y
movimiento muy interesante, que inició en esferas de la Corte IDH, seria desde
luego en este trabajo redundar y repetir el arduo análisis de muchos estudiosos
latinoamericanos y bolivianos constitucionalistas que estudian esta doctrina, pero
no se puede dejar de destacar la maravillosa labor que desarrolló el tratadista
mexicano y ex juez de la Corte IDH Dr. Sergio García Ramírez, en sus famosos
votos razonados de los casos Mirna Mack Chang Vs Guatemala y Tibi Vs
11
Corte IDH, Caso Zegarra Marín Vs Perú, Sentencia de 15 de febrero del 2017.
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Ecuador, y desde luego la propia Corte IDH -como corporación- a partir del caso
Almonacid Arellano Vs Chile para adelante. Sin embargo para tener una noción
clara y precisa de lo que es el control de convencionalidad, se debe decir de
manera cabal que es la constatación o contrastación de las normas del derecho
interno de un estado o país con la CADH, labor que debe ser desarrollada de
oficio y por toda autoridad pública de un estado, principalmente por las
autoridades jurisdiccionales o judiciales que administran justicia.
Entonces, se puede decir que la labor del juez o tribunal en materia penal, en el
caso boliviano, debiera ser –obligatoriamente- contrastando las instituciones
jurídico procesales del procedimiento penal, establecidos en la ley 1970 y sus
modificaciones (ley 007 y ley 586), con los estándares establecidos dentro del
SIDH tanto por la Comisión y por la Corte IDH en su jurisprudencia,
primordialmente lo relativo a las garantías judiciales que tiene una persona
sometida a un proceso penal, como es el caso del derecho a la presunción de
inocencia.
Hoy por hoy, parece existir una negativa y no importismo por parte del juzgador
boliviano en materia penal, y también de quienes operan justicia, sobre lo que es
el control de convencionalidad, y hay que aceptar abiertamente que la falta de
capacitación y formación dentro del Órgano Judicial y del Ministerio Publico ha
desembocado en este escenario.
12
Rivera Santivañez, J.A. Obra Colectiva “Las Acciones de Defensa y el Control de
Convencionalidad en Bolivia”. Ob. Cit. p. 316.
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En consecuencia la aplicación del control de convencionalidad en Bolivia, debe ser
realizada de oficio por el juez o tribunal en materia penal de manera obligatoria, y
en el caso del derecho a la presunción de inocencia su tratamiento en el sistema
procesal penal actual debe ser tratado con pinzas, por ser este un elemento
esencial para la realización efectiva del derecho a la defensa, ambos como
componentes del debido proceso, que esta instituido también en el art. 8 de la
CADH.
En ese sentido el inicio del proceso penal, conforme esta sentencia, se marca con
la etapa preparatoria como primera fase, la cual lleva en si otras etapas internas
como son los actos iniciales, el desarrollo de la etapa preparatoria y la conclusión
de esta etapa, sin embargo en los actos iniciales (actos de investigación, entre
ellos los que limitan o restringen derechos y los que no) que lógicamente
comienza con la denuncia, querella y la noticia fehaciente que se da a la autoridad
competente de la comisión de un hecho delictivo, ya se empieza a vulnerar por los
operadores de justicia (Policía y Ministerio Público) la presunción de inocencia de
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una persona, pues como se ve a diario en los medios de comunicación, ante una
denuncia o intervención policial de cualquier supuesto hecho delictivo, se
aprehende a una persona o personas y el trato empieza a ser como la de un
culpable, es más, se lo presenta ante los medios de comunicación social
provocándole una condena y reproche social.
13
Binder, A. “Introducción al Derecho Procesal Penal”, Ob. Cit. p. 123.
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efectivo de la norma, parecen ser utilizadas como formulas mecánicas y
matemáticas de acreditación de ciertas situaciones, es decir, se reduce la
aplicación de las medidas cautelares de carácter personal –principalmente las que
se determinan luego de la audiencia cautelar- a dos aspectos que el juez aplica
intrínsecamente, a saber: 1) La consideración de un delito grave y reprochable
socialmente o políticamente (homicidio, violación, corrupción, etc.) y por tal razón
la aplicación de la detención preventiva y; 2) La suma de documentos que atinen a
desvirtuar los riesgos procesales de fuga y obstaculización en determinados
delitos que llevan al juez a adoptar medidas que sustituyen a la detención
preventiva. No existe una verdadera labor de compulsa y ponderación, de ejercer
un control de convencionalidad, juicios de razonabilidad y de proporcionalidad
mucho menos de necesidad de aplicar ciertas medidas cautelares personales,
principalmente la detención preventiva.
criterio que puede ser discutible abiertamente a la luz del SIDH y otras
consideraciones, siempre bajo el paraguas de los Derechos Humanos.
7. Conclusión.-
Bibliografía.-
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- Fundación Konrad Adenauer, La Calidad De La Democracia En Bolivia -
2012: Percepción y Evaluación de los Actores. La Paz, Bolivia Julio de
2013.
- http://correodelsur.com/seguridad/20180423_reconocen-que-se-vulnera-la-
presuncion-de-inocencia.html.
- Nieva Fenoll, Jordi, Revista para el análisis del Derecho InDret, trabajo
titulado “La Razón de Ser de la Presunción de Inocencia” Barcelona 2016.
- Raña Arana, Walter, Ensayo publicado en la página web del extinto TC,
titulado “Principio de presunción de inocencia” del año 2007.
- Ley 1005 del 15 de diciembre de 2017, Código del Sistema Penal Boliviano
(abrogado).
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- Declaración Universal de los Derechos Humanos Declaración Americana
de los Derechos y Deberes del Hombre.
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