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INTEGRACIÓN TECNOLÓGICA
A pesar de todo el debate sobre la convergencia económica, los análisis comparativos entre países del
crecimiento económico a largo plazo revelan un patrón divergente. Según el análisis de Madisson (1994)
sobre una muestra de 21 países, la relación del PIB per cápita más alto al más bajo aumentó de 3 a 17
entre 1820 y 1989. Y Pritchett (1997) estima que de 1870 a 1990 la proporción del ingreso per cápita entre
los países más ricos y los más pobres aumentó en un factor de cinco.
Este patrón divergente también se observa en períodos más recientes. Hall y Jones (1997) encontraron que
la relación entre el PIB por trabajador de la quinta parte más rica de los países y la de la quinta parte más
pobre de los países aumentó de 26 a 29 entre 1960 y 1988. Easterly y Levine (2001) informaron que la
divergencia del ingreso per cápita aumentó de 1960 a 1992. Sus estimaciones en la Tabla 1 muestran que
las dos quintas más altas de los países crecieron más rápido que los países de medianos ingresos, y éstas
a su vez crecieron más rápido que las dos quintas más bajas.
Por lo tanto, la división mundial entre estos tres "clubes", países ricos, países de ingresos medios y países
pobres, se está profundizando. Un reciente informe de investigación del Banco Mundial ha confirmado
esta característica. Perry et al. (2006) mostraron que la distribución unimodal del ingreso real per cápita
entre los países en 1960 se convirtió en una distribución trimodal en 1999. Mostraron también que desde
1960 ha habido convergencia dentro de estos "clubes" pero divergencia entre ellos. Por lo tanto, es
inevitable concluir que la brecha de ingresos entre los países ricos y el resto se ha ampliado durante un
largo período.
Kaldor descubrió la existencia de brechas de crecimiento persistentes en todos los países. En su artículo
clásico sobre los patrones de desarrollo, escribió: "existen diferencias apreciables en la tasa de crecimiento
de la productividad del trabajo y del producto total en diferentes sociedades" (Kaldor, 1961, 179). Este
fue el sexto patrón; los primeros cinco fueron los siguientes:
1. El producto por trabajador muestra un crecimiento continuo, con "ninguna tendencia registrada
de una tasa decreciente de crecimiento de la productividad".
2. El capital por trabajador muestra un crecimiento continuo.
3. La tasa de rendimiento del capital es constante.
4. La relación capital-producto es estable durante largos períodos.
5. El trabajo y el capital reciben participaciones constantes del ingreso total.
Los patrones de desarrollo de Kaldor implican una estructura económica mundial donde la convergencia
no está garantizada. La experiencia histórica del desarrollo económico apoya esta visión; aunque algunas
economías anteriormente subdesarrolladas han podido despegar, la mayoría de las economías
subdesarrolladas no han podido hacer lo mismo. Dado este escenario, obtener una comprensión de los
mecanismos subyacentes de la divergencia económica es una de las tareas más desafiantes que enfrentan
los analistas de desarrollo.
Cuando los análisis comparativos entre países están restringidos a países industrializados y semi-
industriales, como en el análisis econométrico de datos de panel, la relación entre industrialización
y crecimiento parece ser lineal. En estos casos, los ejercicios econométricos capturan
principalmente el efecto positivo dominante de la industrialización sobre el crecimiento para
índices suficientemente altos de integración tecnológica en el sector manufacturero (en otras
palabras, estos análisis solo capturan la sección creciente de la relación en forma de "u").
Las características anteriores ayudan a explicar por qué los países ricos (industrializados) tienden
a crecer más rápido a largo plazo que los países más pobres. Corolario: el efecto convergente
relacionado con el PIB inicial per cápita se ve superado por los efectos divergentes relacionados
con la industrialización.
La última hipótesis no es rechazada por los conjuntos de datos disponibles: este documento
encuentra una fuerte correlación positiva entre la educación y las medidas de los vínculos generales
(OL en las regresiones de datos de panel, IO en las regresiones entre países). Si esta hipótesis es
cierta, la educación se revela como una condición necesaria pero no suficiente para el crecimiento
económico. En cualquier escenario, la educación no puede ser descuidada. Proporciona muchos
más beneficios externos que solo el crecimiento económico; por ejemplo, como se vio antes, la
educación y la esperanza de vida al nacer están altamente correlacionadas.
Se requieren análisis adicionales para probar la hipótesis de un umbral de industrialización para mejorar
el crecimiento económico a largo plazo. La relación compleja entre educación y crecimiento económico
también debe ser revisada. Si nuestras hipótesis son confirmadas, algunas recomendaciones de política
serían apropiadas. En primer lugar, las políticas económicas del gobierno destinadas a aumentar el
crecimiento económico deberían mejorar el proceso de diversificación económica y transformación
estructural. En segundo lugar, las políticas educativas deberían ir de la mano con las políticas de
industrialización, de modo que la oferta de capital humano coincida con la demanda de capital humano en
el camino del desarrollo.