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1.1.

Corrección, estilo y variaciones de la lengua española


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1.1. CORRECCIÓN

Índice de los APUNTES de la Lección 1.1.

§ 1.1.1. «Podía elegir entre sus sesos o su firma al pie»

§ 1.1.2. Especificación: Que ¿sin / con preposición?

§ 1.1.3. El acento español: juniores

§ 1.1.4. L: *cristal rugoso

§1.1.1. «Podía elegir entre sus sesos o su firma al pie»

Hace un tiempo, me pidieron de la revista digital Cronopio


(http://www.revistacronopio.com/?p=14276) un texto y yo les mandé este, que reitero
aquí: «Podía elegir entre sus sesos o su firma al pie del contrato», adaptado al formato
de estos apuntes, como inicio del curso, porque el objeto tratado y el formato de
exposición y razonamiento se ajusta bien a los de este curso.

El problema y los datos son de CFR, estudiante de un máster de traducción de


una universidad vecina, que, al final de la edición anterior de este curso, me planteaba
una duda sobre dos versiones distintas en una frase del doblaje al español de El Padrino.
En la versión de 1972 se dice y en la versión de 2008 se dice (1b):

(1)a. Luca Brasi le apuntó a la cabeza y mi padre le dijo que podía elegir entre sus sesos o su
firma al pie del contrato. (El Padrino. Versión de 1972)
(1)b. Luca Brasi le apuntó a la cabeza y mi padre le dijo que podía elegir entre sus sesos y su
firma al pie del contrato. (El Padrino. Versión de 2008)
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La misma informante CFR precisaba que

 «La cuestión es la siguiente: cuando decimos que elegimos entre dos elementos,

 ¿qué conjunción es la correcta, "y" u "o"?

 ¿En la versión del 1972 es posible que usaran "o" porque en inglés es "or"?

o «Luca Brasi held a gun to his head, and my father assured him that either
his brains or his signature would be on the contract.»

Al margen de las precisiones y orientaciones con que traté de responder en su momento


a la cuestión planteada por CFR, voy a tomar este motivo, que me parece excelente
como pie, para referirme a la distancia, en las manifestaciones de la lengua, entre

 la innovación,

 la recreación o invención literaria

 y el descuido inconveniente.

Comenzando por el principio, por el brillante ejemplo advertido por CFR, la frase (1a) de
El Padrino de 1972, podría considerarse como un anglicismo, o descuido inconveniente

 podía elegir entre sus sesos o su firma al pie del contrato,

Pero vamos a apuntar algunos motivos bastante sólidos para suponer más bien que
manifiesta una innovación, y que no había motivo para corregirla en la versión de 2008
de El Padrino.

 Recuerdo en breve que la gramática tacha de extranjerismo o barbarismo el uso


de una forma de expresión: de léxico (muy frecuente), de morfología o de
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sintaxis, con sentido o función significativa ya satisfechos (en potencia o de


hecho) en la propia lengua.

Con esta consideración veamos el ejemplo que nos ocupa.

En la frase de El Padrino de 1972, simplificando, aparentemente, están implicados los


sentidos y funciones de la preposición ‘entre’ y el de la conjunción ‘o’; aunque no solo
de estos elementos, sino también los sentidos de la expresión verbal ‘podía elegir’, que
será la clave de la solución del problema.

Identificados los puntos esenciales de la cuestión, empezaremos por donde apunta CFR,
la conjunción ‘o’, para seguir luego con la preposición ‘entre’ y la expresión verbal ‘podía
elegir’, ascendiendo por la estructura de la frase.

 El uso de la conjunción ‘o’ por ‘y’ sería un extranjerismo innecesario en el


supuesto de que, en español, estas conjunciones fuesen incompatibles y la
conjunción ‘o’ no se usara en ningún sentido o función de ‘y’.

A este respecto podemos recordar un par de argumentos de autoridad.

 El Diccionario panhispánico de dudas apunta que “A menudo la disyuntiva que


plantea esta conjunción no es excluyente, sino que expresa conjuntamente
adición y alternativa: En este cajón puedes guardar carpetas o cuadernos (es
decir, una u otra cosa, o ambas a la vez). En la mayoría de los casos resulta, pues,
innecesario hacer explícitos ambos valores mediante la combinación y/o”.

Mejor y más claro, un clásico de nuestra gramática descriptiva, S. Gili Gaya, decía lo
siguiente:

 “En la oración Pregúntale quién es o cómo se llama, los dos miembros no se


excluyen entre sí. De aquí proviene el sentido de equivalencia con el que
frecuentemente se emplea la conjunción o para aclarar algún concepto; p. ej.:
Nueva España o México; las lenguas romances o neolatinas. En algunos casos
llega a desaparecer toda significación disyuntiva y a convertirse en distributiva,
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o en mera conjunción copulativa equivalente a la conjunción y; por ejemplo: Aquí


o en mi patria estoy siempre a sus órdenes; Come o bebe lo que quieras. Con ello
observamos un nuevo punto de contacto entre el período distributivo y el
disyuntivo, y entre ambos y la simple coordinación copulativa.” (Gili Gaya, 1947:
§212).

 No hay que decir más. En algunos casos, de equivalencia, aclaración, o con


sentido de adición, o bien alternativo o distributivo, parece genuinamente
hispano (no sería un anglicismo) el uso de ‘o’ por ‘y’.

 Por otro lado, el elemento subordinante de entre sus sesos o su firma al pie del
contrato, en El Padrino de 1972, es ‘entre’. Y de esta preposición dice la
gramática que “requiere rasgos de pluralidad en su término, ya que pone en
relación dos o más personas o cosas”. (NGRAE, 2009, §29.6o).

 Por eso, cuando la pluralidad se manifiesta en una expresión coordinada, ‘entre’


tiene sentido conjuntivo y puede expresar el sujeto gramatical del núcleo verbal
en plural.

Este sentido conjuntivo de ‘entre’ lo explica bien M. Seco, cuando apunta que, entre
otras acepciones, significa

 “Participación o cooperación en un grupo conjunto: Era costumbre Entre los


romanos; Entre todos la mataron; Entre el padre y el hijo me lo han robado todo.
En casos como el del último ejemplo (entre + sustantivo + y + sustantivo) se
forma una locución conjuntiva de valor copulativo: Entre tú y yo vamos a abrir
estas cajas; o de valor disyuntivo (también con ‘o’ en vez de ‘y’): Vacilaba entre
salir y quedarse; Estoy dudando entre escribir o no escribir.” (M. Seco, Diccionario
de dudas, 2011, s.v. entre).

Aquí nos encontramos con la cuestión advertida por la duda de CFR:

 «cuando decimos que elegimos entre dos elementos, ¿qué conjunción es la


correcta, "y" u "o"?».
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 Un buen enunciado del problema, que apunta la dirección de la solución, desde


la propuesta de Seco, que precisa que ‘entre’ puede formar una locución
conjuntiva de valor copulativo, o de valor disyuntivo, también con ‘o’ en vez de
‘y’, en algunos casos,

 Y habría que precisar y destacar, que desde hace algún tiempo, en la historia de
la lengua: también con ‘o’, insistimos.

Para saber en qué casos ‘entre’ se puede construir con ‘o’ (entre A o B) iremos a la
gramática, y para saber desde cuándo, podemos ir a los corpus, al CORDE.

 En la gramática se distingue con precisión cómo se construyen con ‘entre’


distintas clases de verbos o nombres

o de movimiento (viajar, moverse, viaje, paseo, excursión, trayecto),

o de elección o discriminación (elegir, escoger, seleccionar),

o de prominencia (brillar, descollar, despuntar, destacar, señalar(se),


sobresalir),

o de variación o vacilación (fluctuar, oscilar, titubear, vacilar, variar,


fluctuación, oscilación, fluctuante, oscilante).

 Por transferencia de argumentos tienen la misma construcción con ‘entre’ los


verbos, nombres y adjetivos correspondientes. (NGRAE, 2009: §36.9k a 36.9n).

 A pesar de la precisión entre paréntesis de la cita anterior de M. Seco, todos los


ejemplos de los citados epígrafes de autorización de la gramática aparecen con
‘y’ (entre A y B), aunque en algunos casos sea perfectamente posible aplicar la
observación de Seco (entre A o B).

 En concreto, en mi competencia de la lengua sería aceptable la conjunción ‘o’

o con verbos, nombres y adjetivos de elección o discriminación (elegir,


elección, elegido entre A o B)
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o o de variación o vacilación (fluctuar, fluctuación, fluctuante, dudar, duda,


dudoso entre A o B).

¿Desde cuándo encontramos en la lengua usos como estos? A pesar de la dificultad de


buscar construcciones discontinuas en los corpus, a título de ejemplo podemos aducir,
del CORDE, estos casos:

 a). Lucio no contestó al pronto: dudaba entre callar o espontanearse. (1891,


Pardo Bazán, Emilia);

 b). El marido dudaba entre marcharse al Círculo o quedarse a pegar… (1931,


Jardiel Poncela, Enrique);

 c). Mientras yo, atónita, dudaba entre darle el bastón o echar a correr. (1953,
Borita Casas);

 d). El coronel Muñoz, en cambio, dudaba entre intentarlo o pegarse un tiro en la


sien. (1961, Gironella, J. M.).

Y en R. J. Cuervo, cuando se refiere al sentido de “alternativa u opción entre dos o más


personas o cosas”, entre los numerosos ejemplos con ‘y’, solo aporta un único ejemplo
con ‘o’,

 “Los gobiernos tuvieron que escoger entre agradar ostensiblemente a los unos o
a los otros” (Marco Fidel Suárez, 1923-1927, Los sueños de Luciano Pulgar, 4, p.
22)

Por tanto, parece que ‘entre A o B’ es perfectamente genuino en español, con ejemplos
sancionados por el uso desde mediados del siglo XIX, y en determinadas condiciones:
con verbos, nombres o adjetivos de vacilación o de elección.

 Y la variante ‘entre A o B’ sería una innovación, con fundamento en la propia


lengua, respecto a ‘entre A y B’, más general y común con ‘entre’.
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Algo distinto serían los casos de recreación y transformación figurada (con función
humorística o irónica) de formas de expresión disponibles en la lengua, que destacamos
en este ejemplo (2):

(2). «Esto es el principio del fin, lo presiento. Por lo pronto, ya se me ha secado el humor
vítreo. Sí, sí, tú ríete del prójimo, que es gratis, ya te llegará tu San Martín de Porres. Resulta
que, pasada la cuarentena, además de caérsete los pellejos a media asta y ponérsete patas
de gallo de pelea mexicano, también se te arrugan los ojos por dentro.» (L. Sánchez-Mellado).

También serían diferentes los ejemplos de (3) de invención ¿literaria? de la


misma columnista:

(3)a. «Cuando se anunció La Ceremonia, me las prometía felices con la pamela que pillé para
el descenso de Cristina por la Cuesta de los Imputados del juez Castro, y el palabra de honor
de Nochevieja, que siempre te saca de un apuro. Pero, en estas, van y apuestan por el perfil
bajo y me dejan compuesta y sin boato. Total, que ahora a ver por dónde tiro. Ídems cortos
o largos. Porque en esto del término medio ya se sabe que o te pasas o no llegas,» (L. Sánchez-
Mellado).

b. Acabo de leerme toda la lista de todas las citas históricas [de la historia] que tenemos que
glosar para no perder el tren de la ídem [historia], y me han entrado unas agujetas que ríete
tú de las que debió de coger Pedro Sánchez después de colgarse por la entrepierna de lo alto
de un molino de viento de Iberdrola en el programa de Jesús Calleja. (Luz Sanchez-Mellado,
El País, 3/01/2015, http://elpais.com/elpais/2015/01/02/estilo/1420218270_825460.html)
c. No, en serio, te voy a ser sincera: 2015 me da una pereza que te excretas. Sí, ya sé que a los
trabajos hay que venir supermotivada, superpositiva y superentusiasta, y más a principios de
curso, que te cruzas con prebostes que ni te dirigen la palabra el resto del año y te felicitan el
ídem como si te acabara de tocar la lotería. (Luz Sanchez-Mellado, El País, 3/01/2015,
http://elpais.com/elpais/2015/01/02/estilo/1420218270_825460.html)
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En el caso de los ejemplos de (3), la pirueta expresiva consiste en usar en (3a) la


forma ‘tiro’ del verbo ‘tirar’ como antecedente de la expresión ‘tiros cortos o largos’ en
forma de un ‘idems cortos o largos’ (en plural), y como variación de la expresión ‘de tiros
largos’ (2. loc. adv. coloq. Con vestido de gala.), porque no se usa ‘de tiros cortos’. Es
una creación expresiva que violenta las condiciones rectas u ordinarias de la gramática
de la lengua; pero que puede justificarse como creación ‘figurada’ (de ironía, sarcasmo,
juego de palabras, …) ‘literaria’.

En (3b) la relación de ‘idem’ se establece desde la frase ‘el tren de la historia’


perfectamente reconstruible por algunos usos (De acuerdo con este diagnóstico, el
panda sería poco más que un desecho de la evolución que ha perdido el tren de la
historia. M. Delibes, CREA) con el sentido de una expresión antecedente ‘citas histórica’
(‘citas de la historia’). También aquí hay una cierta violencia gramatical; pero no tanta
como en el caso anterior de (3a).

Y se puede hablar de violencia gramatical o de creación figurada o literaria en


estos ejemplos de (3a-b), porque el uso recto, según la gramática, del elemento
pronominal ‘mismo’ es el que se manifiesta en (3c) con su antecedente ‘año’ en ‘ni te
dirigen la palabra el resto del año y te felicitan el ídem como si te acabara de tocar la
lotería’.

También sería diferente este ejemplo (4), de descuido inconveniente:

(4)a. «El mismo día en que se ordenó el desalojo dimitió el director de los Mossos tras perder el
apoyo de ERC, el partido que tiene un pacto parlamentario con Artur Mas para la consulta, pero,
a la vez, desde la oposición, dirige la movilización soberanista en la calle.» (Editorial, El País)
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En (4a), es evidente que, por cualquier motivo, en el proceso editorial se ha


producido un lapsus expresivo que se aprecia mejor en la versión reducida de (4b):

(4)b. el partido que tiene un pacto …, pero … dirige la movilización …

En (4b) el buen sentido de la conjunción adversativa ‘pero’ (dirige) se ha de


entender como contrapuesta a la cláusula de relativo (que tiene un pacto …) y, entonces,
es preferible (4c) en nuestra variante de lengua y aún mejor (4d):

(4)c. el partido que tiene un pacto …, aunque … dirige la movilización …

(4)d. el partido que tiene un pacto …, pero que … dirige la movilización …

Por eso hemos tachado (4a) como un lapsus inconveniente. Como ocurre con el
caso de (5a):

(5)a. Entre las inspiraciones más conocidas de Don Quijote figuran a la que hiciera referencia
Menéndez Pidal del Entremés de los romances, de autor desconocido, donde aparece alguien
que enloquece leyendo romances. (Winston Manrique Sabogal, El País, 8/12/2014,
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/12/07/actualidad/1417983722_234613.html )

Por motivos parecidos a los de (4a), también en (5a) podemos hablar de un


descuido inconveniente frente a las hipotéticas versiones (5b-c), preferibles:

(5)b. Entre las inspiraciones más conocidas de Don Quijote figura aquella a la que hiciera
referencia Menéndez Pidal del Entremés de los romances, de autor desconocido, donde aparece
alguien que enloquece leyendo romances.

(5)c. Entre las inspiraciones más conocidas de Don Quijote figura la del Entremés de los
romances, a la que hiciera referencia Menéndez Pidal, de autor desconocido, donde aparece
alguien que enloquece leyendo romances.
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No se puede especular sobre el motivo de la confusión totalmente inconveniente en


(5a), pero el ‘entre’ de (5) [4. prep. Como uno de. Le cuento entre mis amigos. «Entre las
inspiraciones más conocidas de Don Quijote figura la del Entremés…»] no es el ‘entre’
de (1) [5. prep. Denota cooperación de dos o más personas o cosas. Entre cuatro
estudiantes se comieron un cabrito. Entre seis de ellos traían unas andas.]

Y el sujeto gramatical de ‘figura’ no es la expresión de ‘Entre las inspiraciones más


conocidas de Don Quijote’ según la concordancia de (5a); sino ‘la del Entremés de los
romances’, tal como se ve bien en la versión de (5d) con una colocación canónica SVO,
que manifiesta, por concordancia, el verbo en singular, como en (5b-c).

(5)d. La del Entremés de los romances figura entre las inspiraciones más conocidas de
Don Quijote.

A diferencia, por tanto, de los ejemplos (2-3), la frase de El Padrino de 1972, no


parece una recreación o una invención ¿literaria?, como los casos anteriores de L.
Sáchez-Mellado.

Tampoco, por lo visto, (1a) es un descuido, como en (4a) y (5a), o un anglicismo,


porque se encuentran ejemplos similares a (1a) en los corpus.

En el ejemplo en cuestión estaríamos, más bien, ante una innovación, que ya


tiene antecedentes y autorización en la lengua y que, por tanto, podemos considerar
como ajustada a las condiciones de la lengua:

 "Luca Brasi le apuntó a la cabeza y mi padre le dijo que podía elegir entre sus
sesos o su firma al pie del contrato".
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§1.1.2. Especificación. Que ¿sin / con preposición?

En este epígrafe estudiaremos unos ejemplos de M. Vicent, donde se manifiesta


un uso de autor de la complementación mediante una proposición de relativo con /que/
en (1-2), y un uso literario, muy raro, de evocación de los clásicos, en (3).

(1) El Congreso de los Diputados, aquel verano de 1977, tenía la emoción de la nave
zarandeada por una marea que nadie sabía el derrotero que iba a tomar. (M. Vicent, El País,
1/09/13,
http://cultura.elpais.com/cultura/2013/08/31/actualidad/1377963897_149214.html )
(2) Aventura significa estar a merced del viento. La salida del franquismo requería un
aventurero con la buena estrella necesaria para gobernar un vendaval que nadie sabía a qué
suave bahía mandaría aquella nave o contra qué acantilado la iba a estrellar. (M. Vicent, El
País, 1/09/13,
http://cultura.elpais.com/cultura/2013/08/31/actualidad/1377963897_149214.html )
(3). Ricos felices en verdad eran aquellos que antaño vivían dentro de un capullo de oro como
gusanos de seda y al final se volvían crisálidas. Yo tenía una amiga de esta especie, que fue la
primera en hablar gangoso. Un día paseaba con ella y su Lulú por Recoletos y un mendigo se
acercó a pedirnos limosna. […] Recién salida de su capullo era al primer pobre que veía de
cerca. (M. Vicent, El País, 26/01/14,
http://elpais.com/elpais/2014/01/25/opinion/1390669585_293078.html)

Dos ejemplos bellísimos, los de (1) y (2), de dominio de la lengua por parte de un
autor de referencia en el columnismo literario español.

En concreto, en estas frases, además de las expresiones (a) elegidas por el autor
hubieran sido posibles las expresiones (b):
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(1)a. tenía la emoción de la nave1 zarandeada por una marea2 que1/*2 nadie sabía el
derrotero3 que3 ∆1 iba a tomar.
(1)b. tenía la emoción de la nave1 zarandeada por una marea2, que1 nadie sabía el derrotero3
que3 ∆1 iba a tomar.

(2)a. La salida del franquismo requería un aventurero con la buena estrella necesaria para
gobernar un vendaval1 que1 nadie sabía ∆1 a qué suave bahía ∆1 mandaría aquella nave.
(2)b. La salida del franquismo requería un aventurero con la buena estrella necesaria para
gobernar un vendaval1 del que1 nadie sabía ∆1 a qué suave bahía ∆1 mandaría aquella nave.

¿Por qué son posibles estas dos expresiones, la del autor (a) y la que se propone
aquí en (b)?

Porque los respectivos sentidos subyacentes son:

(1) tenía la emoción de la nave1 zarandeada por una marea2 que1 [la cual nave1a] nadie sabía
el derrotero3 que3 [∆1 la nave1b] iba a tomar.
(2) La salida del franquismo requería un aventurero con la buena estrella necesaria para
gobernar un vendaval1 que1 nadie sabía [∆1, del vendaval1a] a qué suave bahía [∆1, el
vendaval2b] mandaría aquella nave.

Con dos proposiciones complementarias especificativas de ‘una nave’ en (1) y de


‘un vendaval’ en (2).

>> ¿Qué ocurre? ¿Cuál es la diferencia?


En las expresiones citadas (1) y (2) del autor se sustituyen los elementos de
referencia indicada por los subíndices (1b) y (2b) por el pronombre relativo
correspondiente, que se antepone a las dos proposiciones:
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(1)a. tenía la emoción de la nave1 zarandeada por una marea2 que1/2 nadie sabía [de ∆1a, la
nave1] el derrotero que [∆1b, la nave1] iba a tomar.
(2)a. un vendaval1 que1 nadie sabía [∆1, del vendaval1a] a qué suave bahía [∆1b, el vendaval1b]
mandaría aquella nave. .

Pero con igual fundamento y procedimiento gramatical se pueden


pronominalizar los sentidos subyacentes de los subíndices (1a) y (2a) en ambas
proposiciones y podríamos tener:

(1)b. tenía la emoción de la nave1 zarandeada por una marea2, que1 [∆1a, la cual nave1] nadie
sabía el derrotero3 que3 [∆1b, la nave1] iba a tomar.
(1)c. de la nave1 zarandeada por una marea2, de la que1a nadie sabía [de ∆1a, la nave1] el
derrotero que [∆1b, la nave1] iba a tomar.

(2)b. un vendaval1 del que1a nadie sabía [de ∆1a, el vendaval1] a qué suave bahía [∆1b, el
vendaval1] mandaría aquella nave.

Por tanto, simplificando, tendríamos:

(1)b. tenía la emoción de la nave1 zarandeada por una marea2, que1 nadie sabía el
derrotero3 que3 iba a tomar.
(1)c. de la nave1 zarandeada por una marea2, de la que1 nadie sabía el derrotero que iba a
tomar.
(2)b. un vendaval2 del que2a nadie sabía a qué suave bahía mandaría aquella nave.

Como se aprecia, en (1b-c), la gramática de la puntuación propone el uso de la coma


delante de la proposición de relativo, aunque sea especificativa, cuando el antecedente
al que se refiere el pronombre relativo (la nave1 zarandeada por una marea2) no es
adyacente, como en este caso.
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Así, con la coma, se excluye la referencia al nombre adyacente (una marea2, que1
nadie sabía el derrotero3) en una lectura apresurada de enunciados complejos y
literarios de autor: [[la nave1 zarandeada por una marea2] que1…

Es algo distinto de lo que ocurre en (2), donde por una tendencia actual de confundir
la función de la conjunción (que) con la función del pronombre relativo (que) que ha de
manifestar (‘arrastrar’, dicen algunas gramáticas) la preposición correspondiente (nadie
sabía [de ∆1, el vendaval1)

Pero a pesar de la posible ambigüedad inconveniente, prevalece la opción del autor,


y más si es un autor de referencia, con ‘autoridad’ indiscutible (en el dominio de la
lengua), como es el caso de M. Vicent.

>> Por tanto, al margen de la posible sorpresa para el lector, muy bien:

(1)a. la nave1 zarandeada por una marea2 que nadie sabía el derrotero que iba a tomar.
(2)a. un vendaval que nadie sabía a qué suave bahía mandaría aquella nave.

Pero, en casos como estos, para un autor común, sería preferible:

(1)b. la nave zarandeada por una marea, que nadie sabía el derrotero que iba a tomar.

(2)b. un vendaval del que nadie sabía a qué suave bahía mandaría aquella nave.

El caso de (3) es diferente. Del mismo autor, M. Vicent, y del mismo asunto, la
expresión de las cláusulas complementarias de relativo, pero de un aspecto distinto: la
manifestación de la preposición del pronombre relativo en su antecedente, un
comportamiento particular y extraño del español, pero bien ‘autorizado’, como se verá.
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(3)a. Recién salida de su capullo era al primer pobre que veía de cerca.

(3)b. Recién salida de su capullo era el primer pobre al que veía de cerca.

En (3a), el pronombre relativo de (pobre que veía), corresponde a un


complemento preposicional (veía a un pobre de cerca), se puede manifestar sin su
preposición (pobre que veía), que se expresa en el antecedente (era al primer pobre
que).

La preposición del pronombre relativo se manifiesta con el antecedente, como


hace el autor, en (3a), donde el antecedente atrae a la preposición (era al primer pobre
que) del pronombre relativo, a diferencia de (3b), donde la preposición aparece en su
sitio, con el pronombre correspondiente (era el primer pobre1 al que1 veía):

(3)a. Recién salida de su capullo era al primer pobre que veía de cerca.

(3)b. Recién salida de su capullo era el primer pobre1 al que1 veía de cerca.

Las diferentes consideraciones de esta alternancia ya se encuentran con claridad


en el Esbozo de una nueva gramática de la lengua española, de 1973, que, para mayor
comodidad, reproducimos a continuación (especificando el epígrafe correspondiente),
aunque alterando el formato, para destacar más esas observaciones y para que se lean
mejor:

§3.20.5.a. Cuando el relativo que con artículo va acompañado de preposición, es


frecuente que la preposición se anteponga al artículo y no al relativo. La anteposición
de la preposición al artículo es generalmente potestativa, si hay antecedente expreso;
v. gr., podemos decir:
o Sé el blanco a que tiras, o bien Sé al blanco que tiras;
o Y revolviéndose por los demás, era cosa de ver con la presteza que los
acometía (Quijote, 1, 19), o bien la presteza con que.
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En los dos ejemplos de Cervantes el antecedente atrae a la preposición.

§3.20.5.b. Cuando no hay antecedente expreso no puede producirse tal


atracción; toda la oración subordinada se siente entonces como término de la
preposición, y por ello va esta delante del artículo; v. gr.:
o No sabes de lo que soy capaz, y no *No sabes lo de que soy capaz;
o Pocos entienden de lo que tratan, y no *Pocos entienden lo de que tratan;
o Sé con lo que cuento, y no *Sé lo con que cuento;
o Ya conoces al que me refiero, y no *Ya conoces [el asunto, hombre] a que me
refiero;
o Sabíamos con la que bailaría, y no *Sabíamos la con que bailaría.

Según esto, serían aceptables, aunque raras hoy, de autorización clásica, las
expresiones siguientes:
o No sabes del pintor que hablo.
o Pocos entienden de los asuntos que discuten.
o Sé con los amigos que cuento.
o Ya conoces al asunto que me refiero.
o Sabíamos con la chica que bailaría.
o El conferenciante destacó en las condiciones que se ha hecho la consulta
a los ciudadanos.

Hoy, en mi variante de lengua, en registro ordinario, no literario, serían


preferibles las expresiones siguientes, sin anteposición de la preposición del elemento
en forma de pronombre relativo:
o No sabes el pintor del que hablo.
o Pocos entienden los asuntos de que discuten.
o Sé los amigos con que cuento.
o Ya conoces el asunto al que me refiero.
o Sabíamos la chica con que bailaría.
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o El conferenciante destacó las condiciones en que se ha hecho la consulta


a los ciudadanos.

Se trata, repetimos, de una oración sustantivada por el artículo, que lleva la


preposición obligadamente al principio por sentirse toda ella como término de dicha
preposición. Las excepciones a la obligatoriedad de esta construcción son raras en la
lengua clásica, y enteramente desusadas hoy.

He aquí algunos ejemplos de el en que y el con que en textos literarios del Siglo de
Oro:
o Do se dice que aquella columna, que debía ser una de las con que se
señalaban las millas, se levantó en el octavo consulado de Augusto (Mariana,
Historia de España, UI, 23);
o Concejo abierto se llama / El en que señor se escoge (Moreto, Los jueces de
Castilla, U, 6);
o Hiciéronlo, y volví muy de mejor gana de la con que fui. (M. Alemán, Guzmán
de Alfarache, II, 3, 5).

>> Por tanto, también en (3), al margen de la sorpresa para algún lector, muy
bien, la elección en (3a) de M. Vicent, autoridad él mismo, y ‘autorizado’ por la cita de
§3.20.5.a de S. Gili Gaya del Esbozo de una nueva gramática de la lengua española, de
1973.

(3)a. Recién salida de su capullo era al primer pobre que veía de cerca.
(3)b. Recién salida de su capullo era el primer pobre1 al que1 veía de cerca.

Parece que frases como (3a), con la preposición antepuesta al antecedente, se


diferencian por el ‘énfasis’ que manifiestan respecto de (3b). Según Bello (1847: §1165):
1.1. Corrección, estilo y variaciones de la lengua española
Problemas de expresión en español actual Página 18 de 46

“En las interrogaciones indirectas y en las exclamaciones de ambas clases es notable el


giro que por un idiotismo de nuestra lengua podemos dar al artículo definido y al relativo que,
precedido de preposición: «¡De los extravíos que es capaz una imaginación exaltada!». El orden
natural sería ¡los extravíos de que! o ¡de qué extravíos! «Sé al blanco que tiras» (Cervantes); […].
Se podría decir en el mismo sentido Sé a qué blanco; pero si se dijese Sé el blanco a que, […],
despojaríamos a la oración del énfasis que caracteriza a las frases interrogativas y
exclamatorias”.

Desde una consideración así se puede suponer que datos como (3a) o los
siguientes casos de (4) y (5) son una forma rara (un ‘idiotismo’ o particularidad del
español), con algunas semejanzas, de las tradicionales cláusulas de relativo; pero Plann
(1984) argumenta que se explican mejor como ‘cláusulas cuantificadas’, y Moreno
Cabrera (1999) las considera más bien como ‘perífrasis de relativo’ con un componente
llamado de ‘relativa libre’, sin necesidad de hablar de un salto de la preposición desde
el pronombre relativo a su antecedente, que sería tan singular.

(4). Lo único que les hicieron a los tipos que estaban en la habitación con él fue expulsarlos.
Ni siquiera los mandaron a la cárcel. Sin embargo, eso era en lo único que podía pensar. En
las dos monjas que encontré tomando el desayuno, y en James Castle, el chico que conocí en
Elkton Hills. (Méndez de Andes y Salinger)

(5). Dibujar croquis era un modo haragán de cumplir el trabajo inútil de la mañana. Es, sin
embargo, en nuestros ocios, en nuestros sueños, que la sumergida verdad suele salir a flote.
(Borges y Woolf, Un cuarto propio, 1936: 21)

Plann (1984) propone un conjunto de argumentos que favorecen una explicación


de (3a), (4) y (5) más como un tipo de cláusulas con una estructura semejante a la de las
cuantificadas, distinta de la de las cláusulas de relativo. Y Brucart (1999: §7.4.2.4)
también rechaza considerar estas frases como de relativo con anteposición de la
preposición. Serían enunciados como los de (6).
1.1. Corrección, estilo y variaciones de la lengua española
Problemas de expresión en español actual Página 19 de 46

(6)a. Pero lo malo era que no podía concentrarme. En lo único que conseguía pensar era en
aquellas dos pobres monjas que andaban por ahí recolectando fondos en una vieja y
destrozada canastita de mimbre. (Méndez de Andes y Salinger)

(6)b. Después de liquidar unos trabajos para publicidad, aquí estoy otra vez pensando en las
musarañas, que es en lo único que vale la pena pensar. (J. Marsé, España, 1978, CREA)

(6)c. Tristán, y en la elección de su nombre es en lo único que yo intervine, manifestó pronto,


conforme dejó de ser cachorro, pertenecer a la más pura raza callejera. (Pilar Nasarre, España,
1993, CREA)

La abundancia y variedad de oraciones como (6) corroboran la sanción de Brucart


(1999), que propone que “una secuencia como Imagínate en las tonterías en que habrá
pensado constituye una forma intermedia entre la correspondiente relativa canónica
(Imagínate las tonterías en que habrá pensado) y la relativa desencajada asociada
(Imagínate en las tonterías que habrá pensado)”.

Las oraciones de (6) parecen ser más bien del tipo de las llamadas por Moreno
Cabrera (1999) ‘perífrasis de relativo’, que focalizan el énfasis enunciativo en un
constituyente de la oración, el constituyente escindido (puesto así de relieve enfático),
mediante una fórmula copulativa, y seguido de una relativa libre (sin antecedente), en
diferentes colocaciones: Para su padre es para quien trabaja; Es para su padre para
quien trabaja; Para quien trabaja es para su padre.

Según Moreno Cabrera (1999: 4283), mientras que las auténticas perífrasis de
relativo suponen un señalamiento doble de la función del constituyente escindido, en el
sintagma escindido y en el pronombre relativo de la relativa libre (A Juan fue a quien vi),
en las estructuras de relativo conjuntivas, como sería el caso de (3a), “se introduce
simplemente que en vez del relativo con una función sintáctica específica”, que no
ocurre en (3a), (4) y (5), donde que no se entendería como referente a lo único, el primer
pobre, y nuestros sueños. Serían estructuras completivas enfatizadas y no de relativo, a
pesar de su apariencia. Son expresiones de énfasis, como advirtió Bello, como lo son las
estructuras enfatizadas de (7), genuinamente peninsulares.
1.1. Corrección, estilo y variaciones de la lengua española
Problemas de expresión en español actual Página 20 de 46

(7)a. La gente es que se vuelve loca en cuanto ve el solazo. La gente es que es tonta, pensaba
la que suscribe entre acelerón y frenazo. Y es que para la gente, […] la gente son los otros.
(Luz Sánchez-Mellado, “Qué gente”, El País, 10/11/2016, p. 56)

(7)b. La gente ha querido que Donald Trump sea presidente de Estados Unidos. Mira que les
hemos advertido. Mira que le hemos sacado los trapos sucios. Mira que las encuestas le daban
perdedor por los pelos hasta el último minuto. Pues nada. (Luz Sánchez-Mellado, “Qué
gente”, El País, 10/11/2016, p. 56)

Las construcciones perifrásticas de (7), que no son de relativo, ni conjuntivas


como (3a), (4) y (5), coinciden con estas en que también son estructuras enfatizadas
perifrásticas expandidas de una estructura no marcada y contraída como en (8), según
la terminología de Moreno Cabrera:

(8)a. La gente se vuelve loca en cuanto ve el solazo. La gente es tonta, pensaba la que suscribe
entre acelerón y frenazo. Y para la gente, […] la gente son los otros.

(8)b. La gente ha querido que Donald Trump sea presidente de Estados Unidos. Les hemos
advertido. Le hemos sacado los trapos sucios. Las encuestas le daban perdedor por los pelos
hasta el último minuto. Pues nada.

En fin, que las oraciones de (3a), (4) y (5), que reitero para más comodidad, no
serían oraciones de relativo, con anteposición de la preposición al antecedente, como
se quiso explicar en S. Gili Gaya.

(3)a. Recién salida de su capullo era al primer pobre que veía de cerca.

(4). Lo único que les hicieron a los tipos que estaban en la habitación con él fue expulsarlos.
Ni siquiera los mandaron a la cárcel. Sin embargo, eso era en lo único que podía pensar. En
las dos monjas que encontré tomando el desayuno, y en James Castle, el chico que conocí en
Elkton Hills. (Méndez de Andes y Salinger)

(5). Dibujar croquis era un modo haragán de cumplir el trabajo inútil de la mañana. Es, sin
embargo, en nuestros ocios, en nuestros sueños, que la sumergida verdad suele salir a flote.
(Borges y Woolf, Un cuarto propio, 1936: 21)
1.1. Corrección, estilo y variaciones de la lengua española
Problemas de expresión en español actual Página 21 de 46

Estas frases se explicarían mejor, según Plann (1984), como ‘cláusulas


cuantificadas’, y, según Moreno Cabrera (1999), como ‘perífrasis de relativo’, que
focalizan el énfasis enunciativo en un constituyente de la oración, el constituyente
escindido (puesto así de relieve enfático), y seguido de una relativa libre (sin
antecedente), sin salto de la preposición desde el pronombre relativo a su antecedente,
que sería tan singular. Serían, como se ha dicho, proposiciones completivas enfatizadas
y no de relativo, a pesar de su apariencia; expresiones de énfasis, como advirtió Bello,
como lo son las estructuras enfatizadas de (7), genuinamente peninsulares, respecto de
(8).
1.1. Corrección, estilo y variaciones de la lengua española
Problemas de expresión en español actual Página 22 de 46

§1.2.3. El acento español.

A continuación, cambiando totalmente de asunto, vamos a fijarnos en tres


ejemplos donde aparecen usadas palabras, teóricamente hispanizadas, junior, senior y
júpiter (usada como adjetivo), que nos van a dar pie para referirnos a algunas
propiedades y condiciones de manifestación del acento en español.

(1). Orenga educa a los júniores: “Si suspendéis no vendréis a entrenaros”.- B. Pérez [pie de
foto]. En este expívot de 2,07 metros se esconde un entrenador con alma de profesor que
sabe comprender al jugador porque antes él sintió lo mismo. Recuerda, por ejemplo, cuando
entrenó al equipo júnior de Estudiantes. [...] Recuerda con cariño sus inicios en el instituto
Francisco Ribalta, en Castellón -en el equipo júnior, él era el pívot y el alero tirador era Alberto
Fabra, presidente de la Generalitat Valenciana-, y dice que si no fuera por la canasta, hoy sería
“un arquitecto de 2,07 metros”. (Juan Morenilla, El País.
http://elpais.com/diario/2011/09/27/ultima/1317074402_850215.html)
(2). Hay un momento en que pasas de júnior a sénior. Sucede en todos los trabajos, hasta en
el más antiguo del mundo. Y no me refiero al que tenéis en mente, malpensados, sino al oficio
de vivir, que dijo Pavese, aunque sea del cuento. [...] Amortizadas las sénior Preysler,
Penélope y Pataky, hay relevo asegurado. Las júnior Ana, Sara y Jessica están al quite. (Luz
Sánchez-Mellado, El País,
http://elpais.com/elpais/2012/02/10/gente/1328890592_214309.html)
(3). Para generaciones de astrónomos y de colegiales, Júpiter fue el objeto más extravagante
del sistema solar. Hoy sabemos que no es sino un miembro de una de las familias más
numerosas de nuestra galaxia. Los astrónomos han descubierto ya más de 400 planetas
extrasolares, y casi todos ellos son júpiteres. Si Zeus tiene una receta secreta para crear un
sistema planetario, solo Juno [una nave interplanetaria de la NASA diseñada específicamente
para investigar las entrañas del enigmático gigante gaseoso del sistema solar] podrá
descifrarlo. (El secreto de Júpiter, El País,
http://elpais.com/diario/2011/08/07/opinion/1312668001_850215.html)
1.1. Corrección, estilo y variaciones de la lengua española
Problemas de expresión en español actual Página 23 de 46

En los dos primeros textos, el pie de foto de (1), y la cita de (2) de Luz Sánchez-
Mellado (¡qué bella prosa las de sus columnas de género ‘aparentemente’ rosa!)
encontramos dos soluciones distintas para el plural de júnior: los júniores, o bien los
junior.

En el primer caso se hace un plural regular, en -es, por silabificación, y se


mantiene la sílaba tónica del singular, como en inglés. En el segundo caso, la forma del
plural, las junior, las sénior, no varía, como en el miércoles, los miércoles.

La primera solución, los júniores, es la propuesta, anglicista, del Diccionario


Panhispánico de Dudas (DPD): “2. Aunque para el plural suele emplearse
mayoritariamente la forma anglicada júniors, se recomienda acomodar esta palabra a la
morfología española y usar el plural júniores : «Se han obtenido los campeonatos de
Europa y del mundo júniores» (País [Esp.] 1.8.84); «Martina está jugando con insultante
superioridad, como si las restantes jugadoras fuesen júniores a su lado» (Abc [Esp.]
2.7.97)”.

Decimos que es ‘anglicista’, porque el DPD hace una cierta adaptación de la


palabra en plural (júniors >> júniores), y propone mantener el acento en la tercera sílaba
de la forma plural, lo cual no es viable en español por el motivo que vamos a presentar.
Es una solución parecida a la propuesta por el DPD para sénior: “Aunque para el plural
suele usarse mayoritariamente la forma anglicada séniors, se recomienda acomodar
esta palabra a la morfología española y usar el plural séniores”.

Coincide con esta solución una publicación reciente, Quinientas Dificultades


Frecuentes del Español, que dice que “Los [latinismos y helenismos] que acaban en -r
añaden -es: los nomenclátores, los magísteres, los séniores (preferible al anglicismo
séniors)”

Esta solución desconoce la condición, destacada y demostrada recientemente


por la teoría gramatical, que advierte que el acento español es “sensible a la cantidad
1.1. Corrección, estilo y variaciones de la lengua española
Problemas de expresión en español actual Página 24 de 46

silábica”, o sea, que “el acento español no puede manifestarse en la tercera sílaba si la
segunda es de núcleo complejo, en diptongo (a.mian.to, re.cuen.to, sar.mien.to,
ca.zue.la, a.cei.te, dul.zai.na), o está trabada por una consonante”. Por eso ha de ser
juniores y seniores, sin acento ortográfico, porque estas palabras, asimiladas en español
(ni latinas ni inglesas), son ‘llanas’, y la segunda sílaba es un diptongo: ju.nio.res y
se.nio.res, y no pueden manifestar el acento en la tercera sílaba, donde se manifiesta
en las formas singulares correspondientes. El acento se ha de desplazar a la derecha.

Es la misma condición enunciada, en parte, en el volumen de Fonética,


recientemente publicado, de la Nueva Gramática de la Lengua Española, cuando apunta
(en §9.4i), en forma descriptiva, que “Ya Andrés Bello señalaba que, si dos o más
consonantes heterosilábicas separan las dos últimas vocales de la palabra, esta es
necesariamente aguda o llana: a.rro.gan.te, ca.ta.pul.ta, co.ne[k.s]o, es.me.ral.da”.

Respecto a esta condición del acento español solo se ha advertido una única
excepción genuina: el topónimo español, de Palencia, Fró.mis.ta; porque podemos
considerar no genuinas las formas de pénalti (de algunos usos americanos), Róbinson,
Mánchester, Ámsterdam, Róterdam, frente a las correspondientes penalti o Robinsón,
hispanizadas.

Por tanto, lo más recomendable habría de ser juniores y seniores, como propone
M. Seco y de acuerdo con buenas citas de J. M. Merino o Laín Entralgo, que se pueden
encontrar en el CREA.

La alternativa de L. Sánchez Mellado, las júnior y las sénior, parece tan brillante
como su prosa. No deja de tener un cierto fundamento en las soluciones recomendadas,
por más usadas, para las ómicron, los asíndeton, los polisíndeton, los cárdigan, los
mánager y los trávelin.

El texto de L. Sánchez Mellado no usa la solución las junioras y las senioras, que
parecen tan poco frecuentes como las omicrones y los hiperbatones.
1.1. Corrección, estilo y variaciones de la lengua española
Problemas de expresión en español actual Página 25 de 46

El uso de la lengua acaba encontrando la mejor solución, como en el caso de el


búmeran, que adopta la forma bumerán, de acento regular, una vez asimilado, y, por
tanto, los bumeranes, con plural y acento regulares.

En todo caso, como se aprecia por los respectivos ‘enegramas’, en juniores /


júniores, y seniores / séniores, son preferibles los primeros juniores y seniores, según
las condiciones más regulares y más frecuentes y comunes del plural y el acento español.

Pero en júniors / júniores, y en séniors / séniores, son preferibles los segundos,


de plural regular, aunque de acento inglés.
1.1. Corrección, estilo y variaciones de la lengua española
Problemas de expresión en español actual Página 26 de 46

POR TANTO, los juniores, las junioras, o bien los/las júnior;

PERO, NO los *jú.nio.res, los *sé.nio.res, con acento en la tercera sílaba con un
diptongo en la segunda /nio/.

Lo cual no quiere decir que los hablantes de español no puedan usar palabras de
otras lenguas, con el acento de otras lenguas (más común en la tercera sílaba, como en
inglés), aunque sea distinto del que corresponde a las condiciones del acento en
español.

Por eso sorprende más la propuesta de un ‘diccionario de dudas’, que propone una
solución con acento en la tercera sílaba siendo la segunda un diptongo, cuando dice:

 “Aunque para el plural suele usarse mayoritariamente la forma anglicada


séniors, se recomienda acomodar esta palabra a la morfología española y usar el
plural séniores“.

Veamos ahora este otro ejemplo precioso y muy raro, que nos permite referirnos a
otra condición del acento en español, ¿y en todas las lenguas naturales?

(3)a. Los astrónomos han descubierto ya más de 400 planetas extrasolares, y casi todos ellos
son júpiteres.

Un precioso ejemplo de ¡¡error!! por sometimiento a la letra. ¡¡Pero, qué error


tan aleccionador, que pone de manifiesto, a contrario, de una manera palmaria, una
condición del acento en las lenguas naturales, y, por tanto, del español!!

Como adjetivo, se pudo haber usado jupiterino [adj. Perteneciente o relativo al


dios mitológico Júpiter] en sentido traslaticio, referido a un ’planeta’.
1.1. Corrección, estilo y variaciones de la lengua española
Problemas de expresión en español actual Página 27 de 46

Pero el autor prefirió usar como adjetivo la palabra júpiter en: ‘un planeta
júpiter’; y en plural tenemos una sílaba más, con lo que el acento se ha de trasladar a la
derecha: ‘unos planetas jupíteres’, por una condición universal, conocida
metafóricamente como Ventana de las Tres Sílabas, del acento de las palabras de las
lenguas naturales, que exigen que el acento se manifieste en una de las tres últimas
sílabas (sin contar los pronombre enclíticos).

No existen lenguas naturales (descritas) con palabras que manifiesten el acento


en la cuarta sílaba o más lejos desde su final.

Por eso se traslada el acento en las formas del plural en los ejemplos que se suelen
citar del español:

 El ré3.gi2.men >> los re4.gí3.me2.nes.


 El es.pé3.ci2.men >> los es.pe4.cí3.me2.nes,

Y, por tanto, también Jú3.pi2.ter >> los ju4.pí3.te2.res

El caso de traslaciones como las de júnior / juniores, sénior / seniores, se debe a una
condición particular del español, que no permite acento en la tercera sílaba si la segunda
es de rima compleja: un diptongo o una vocal seguida de consonante.

Sobre esta condición advierte J.J. Harris la excepción del topónimo Frómista, que ya
hemos citado.

Por esta misma condición, admitiendo que las [rr] múltiples se explican desde dos
/r/ simples heterosiábicas /r.r/ se supone que no serían posibles palabras como *víborra
(y sí, víbora), algo que ya apuntó A. Bello (1835: Parte II, §IV: pág. 174-175) así:

 I. Si dos o más consonantes o la doble consonante x separan las dos vocales


últimas, la dicción es necesariamente aguda o grave: verbigracia arrogante,
1.1. Corrección, estilo y variaciones de la lengua española
Problemas de expresión en español actual Página 28 de 46

almendral, esmeralda, paralaxe. Pero la combinación de licuante y líquida se


considera, para lo que es el acento, como una articulación simple, y aunque se
halle en medio de las dos últimas vocales, no impide que la dicción sea esdrújula:
Temístocles, décuplo, cátedra, féretro, lúgubre. Por el contrario, las consonantes
ch, ll, ñ, rr, y, tienen el valor de dobles; y si separan la última vocal de la
penúltima, la dicción es necesariamente aguda o grave: remacho, vasallo,
garapiña, navarro, ensayo, batallón, agarrar, etc.

 II. La dicción es asimismo grave o aguda, siempre que en la última o penúltima


sílaba haya diptongo: verbi gracia justicia, [alubia, comercio, oficio, caray, pacay
(Del quechua páqay), quillay (Del mapuche cúllay, cierto árbol), siboney, carey.
Adviértase el cambio de acento etimológico en la asimilación del quechua paqay
y del mapuche quillay].

Pero la profesora C. Pensado, de la universidad de Salamanca, advierte de la


excepción del topónimo Cáparra, y J. Méndez Dosuna, también de Salamanca, señala la
expresión cháncharras máncharras, que también sería una excepción (¡¡¡las únicas!!!)
a esta condición del acento en español respecto a la genial y convincente, por bien
argumentada, explicación de la fonología de la /rr/ española por parte de la teoría
gramatical de la sílaba y el acento en español.

El siguiente gráfico Ngram visor para Jupíteres,Júpiteres, confirma lo dicho sobre los
usos de la manifestación del acento en el plural Jupíteres.
1.1. Corrección, estilo y variaciones de la lengua española
Problemas de expresión en español actual Página 29 de 46

 En Alcoba, S. (2013): “Cambios de acento en español“, en Verba, vol. 40, se


examinan y estudian con detalle estas diferentes condiciones de manifestación del
acento prosódico español, y el predominio de la forma de acentuación regular en los
casos de cambio de acento o de coexistencia de manifestaciones de acento en los
usos de diferentes territorios. También se señalan las referencias bibliográficas
esenciales de autorización al respecto.
1.1. Corrección, estilo y variaciones de la lengua española
Problemas de expresión en español actual Página 30 de 46

§1.1.4. LÉXICO. *cristal rugoso

Para terminar esta lección, vamos a presentar y examinar unos cuantos


problemas de léxico tomados de la versión en español de la novela Petirrojo de Jo Nesbø,
y de una columna literaria de gran difusión.

La reiteración de ejemplos en dos casos quiere poner de manifiesto que se trata


de auténticos calcos innecesarios, o errores, y no descuidos o alternativas a la
reiteración.

(1). Su mirada vagó hasta detenerse en la ventana, que tenía un cristal teñido y rugoso.
Probablemente para evitar que se viese desde fuera a la gente que había dentro. (Petirrojo,
trd. C. Montes, B. RBA, p. 66)

(2). Suspiró y se volvió de nuevo para mirar la ventana. Detrás del rugoso cristal pasaban
coches informes, como en una película psicodélica. (Petirrojo, trd. C. Montes, B. RBA, p. 67).

(3). —¿Quién es? —gritó desde el interior una voz débil y temerosa. Harry adivinó su silueta
a través del cristal rugoso. —Soy Hole. Llamé antes de venir... (Petirrojo, trd. C. Montes, B.
RBA, p. 268).
(4). Volvió a abrir los ojos. Concentró la mirada en las placas de escayola del techo, abombadas
por encima de la puerta. Cuando le pagaran su dinero, contrataría a un albañil para que les
arreglase la fuga de agua de la que su madre llevaba quejándose tanto tiempo. (Petirrojo, trd.
C. Montes, B. RBA, p. 222).

(5). Un barco ha de tener los maderos bien sellados, de lo contrario, se hundiría a la menor
fuga de agua. (Petirrojo, trd. C. Montes, B. RBA, p. 254).

(6). Tengo la negra, perdón, la afroamericana, o la afrocaribeña, o la afroloquesea, pero de


castaña oscura para arriba. Mi suerte, digo. (Luz Sánchez-Mellado, El País, 17 ENE 2014,
http://elpais.com/elpais/2014/01/17/gente/1389964613_351703.html)
1.1. Corrección, estilo y variaciones de la lengua española
Problemas de expresión en español actual Página 31 de 46

En primer lugar, el uso de cristal rugoso en (1), (2) y (3) es una incoherencia,
porque se repite en distintas páginas (no es una variación que evite la reiteración), y
porque en español un ‘cristal rugoso” es el cristal esmerilado.

Quizá se deba a un puro calco, innecesario, del inglés, porque se reitera en tres
sitios diferentes y porque lo he encontrado en otras versiones de otros textos del inglés.

Evidentemente, cuando se repite la primera solución cristal rugoso y no se


encuentra la segunda, cristal esmerilado, se pone de manifiesto que no es una variación,
sino que se desconoce el término propio en español, y que se hace un calco de la otra
lengua.

Pero si la lengua dispone de un término o expresión específicos, como cristal


esmerilado, en este caso, no está justificado el uso del calco de la otra lengua.

Para ratificar el sentido genuino del término no hay más que ir a un


diccionario como puede ser el Diccionario de uso del español de María Moliner, en
la entrada de

esmerilado, -a 1 Participio adjetivo de «esmerilar». ¤ Se aplica


particularmente al vidrio que, mediante cierto tratamiento, queda *mate y
traslúcido en vez de transparente.

En este diagrama se aprecian las diferencias de uso entre ‘cristal esmerilado’ y


‘cristal rugoso’.
1.1. Corrección, estilo y variaciones de la lengua española
Problemas de expresión en español actual Página 32 de 46

Además, por otro lado, la distribución geográfica del uso de la expresión se


configura así en los datos de CORPES XXI.

Por tanto no se puede decir que sea un término de uso local, exclusivo de un
territorio.

Veamos ahora el sentido y el uso en (4) y (5) de un compuesto sintagmático: fuga de


agua, de las mismas características que otros muchos como ojo de buey, ama de llaves,
sala de espera, llave de paso,
1.1. Corrección, estilo y variaciones de la lengua española
Problemas de expresión en español actual Página 33 de 46

(4). Cuando le pagaran su dinero, contrataría a un albañil para que les arreglase la fuga de
agua de la que su madre llevaba quejándose tanto tiempo.

(5). Un barco ha de tener los maderos bien sellados, de lo contrario, se hundiría a la menor
fuga de agua.

Aquí, en (5), tenemos dos ejemplos de cruce de expresiones: vía de agua y


fuga de gas, porque el primero tiene un sentido preciso sancionado en los
diccionarios:

vía de agua Rotura por donde entra agua en una embarcación.

Según MM, Vía de agua. Agujero, grieta o cualquier abertura en un barco,


por donde penetra el agua.

Fuga. 4. f. Salida de gas o líquido por un orificio o por una abertura


producidos accidentalmente.

Por tanto, muy bien en (4), donde se ha de interpretar que el líquido sale del
interior de la cañería hacia afuera, donde se sitúa el hablante, en el sentido de la
expresión fuga de agua.

No así en (5), donde se habla de la fuga de agua en un barco, y el hablante,


hablando supuestamente desde el interior del barco, se refiere a una ‘grieta o cualquier
abertura en un barco, por donde penetra el agua’, según el diccionario, desde fuera
hacia adentro.

Por eso es preferible vía de agua, en una embarcación, y, está muy bien, fuga de
agua, en las cañerías o conductos de fluidos del servicio de la casa.

Lo cual no quiere decir que no se puedan hacer juegos de palabras con las frases hechas
y con los modismos o expresiones fijas, alterándolos, dislocándolos o cruzándolos.
1.1. Corrección, estilo y variaciones de la lengua española
Problemas de expresión en español actual Página 34 de 46

En tales casos se hacen como recreaciones lingüísticas a modo de guiños al


interlocutor, que entiende y decodifica el original, en un doble proceso interpretativo
de énfasis de la expresión.

Pero no me parece que sea éste el caso de los ejemplos de (4) y (5), cuyas diferencias
de uso en los libros se pone de manifiesto en el siguiente gráfico del Visor Ngram de
Google (los términos de la consulta se separan por una coma sin espacios):

Vía de agua,fuga de agua

Veamos ahora el uso de una frase hecha, en (6), donde se ha producido una
alteración, que no parece justificada por algún motivo:

(6). Tengo la negra, perdón, la afroamericana, o la afrocaribeña, o la afroloquesea, pero de


castaña oscura para arriba. Mi suerte, digo.

Este ejemplo procede de una columna, que publica cada semana su autora, y
dedicada, con un tono más o menos festivo, irónico, y hasta sardónico, a asuntos de
actualidad y de aparente género ‘rosa’, pero con una prosa muy original, que juega con
las frases hechas, expresiones y modismos, con formas más o menos distorsionadas,
alteradas en su configuración más común o cruzadas (con intención expresiva literaria)
con otras frases o expresiones parónimas. Una prosa muy original y creativa, en este
sentido, porque hace uso de un estilo particular.
1.1. Corrección, estilo y variaciones de la lengua española
Problemas de expresión en español actual Página 35 de 46

Precisamente la expresión arranca con la frase tener la negra, y juega con ella
bromeando con lo del ‘lenguaje políticamente correcto’, pero la usa en sentido recto,
por la aclaración que hace cuando advierte, por si acaso alguien se perdiese, que se
refiere a ‘su suerte’. José María Iribarren, en El porqué de los dichos, explica la expresión
y sus variantes: tocarle a uno la negra, o tener una suerte negra, o venirle la negra, así:

Acerca del origen de estas expresiones, tomo, del citado Iribarren, la nota de Julio
Cejador y Frauca a la copla 739 del Libro de Buen Amor, del Arcipreste de Hita. Dice así:
“El tirar a suertes es cosa viejísima, por creer que Dios manifestaba así su voluntad. Así
la suerte, en frase de Platón (Leges, 6) es juicio y sentencia de Dios. Hacíase en Grecia y
Roma con habas blancas y negras, v. gr., para la elección de los magistrados públicos,
metiendo cada uno la suya en el cántaro y sacando al azar. La blanca era la venturosa;
la negra, la desventurada. Otras veces se hacía con piedrezuelas blancas y negras. De las
habas o piedras negras y blancas se dijeron las suertes blancas y negras, y los hados, que
son los juicios divinos manifestados por ellas.”

Y continúa la explicación de Iribarren: “Los colores blanco y negro han sido siempre
considerados como signos de felicidad y de desgracia respectivamente. En la fábula de
las Parcas se dice que estas divinidades infernales que tejen y cortan el hilo de la vida,
hilaban lana blanca para una vida feliz y prolongada, y lana negra para una existencia
corta y desdichada. Y que cuando la vida de los mortales se acercaba a su fin, hilaban
siempre lana negra”.

Un vocabulario de expresiones reciente parafrasea estas explicaciones y las


corrobora recordando el sentido infausto del color negro en nuestra cultura tal como se
confirma en las expresiones siguientes: tener un negro porvenir, verlo todo negro, ser la
oveja negra de la familia, ser el garbanzo negro, ¡qué suerte más negra!, etc.

Pero esta expresión, tener la negra, del ejemplo de L. Sanchez-Mellado, se destaca


a continuación diciendo: ‘Tengo la negra, […] pero de castaña oscura para arriba’, con
una evaluación de énfasis mediante otra expresión, ‘de castaña oscura para arriba’, que
es lo que nos interesa aquí.
1.1. Corrección, estilo y variaciones de la lengua española
Problemas de expresión en español actual Página 36 de 46

 ¿Por qué es interesante esta forma de la expresión?


 Porque si no es una deformación intencionada es una confusión.
 Y si no es una confusión, da pie a una buena reflexión.

Veamos:

 Primero, se dice ‘de color naranja’, pero no ‘*de color naranjo’, aunque sí se dice
‘de color castaña’ y ‘de color castaño’, a pesar de las precisiones que M. Seco, en la
entrada de colores de la Parte II de su Diccionario de dudas y dificultades, cuando
apunta: “Las palabras que designan colores, originariamente nombres de cosas, aunque
funcionen como adjetivos calificativos, suelen conservar su significación concreta
originaria; por ello no conciertan en género y muchas veces tampoco en número, sobre
todo cuando al adjetivo de color se agrega otro adjetivo calificativo, concertado o no:
«Paisajes malvas» (J. R. Jiménez), «Luces violeta» (F. Cossio). Si el agregado es un
nombre, se vacila entre la yuxtaposición —«Sombrero gris perla» (Agustí)— y el enlace
preposicional —«Negro de melocotón» (D’Ors)—. La claridad exige a veces emplear la
fórmula de color de: «Las murallas de un color de miel» (Baroja); pero esta fórmula no
es necesaria cuando el objeto descrito pide por su naturaleza un adjetivo de color:
«Rubor amaranto» (Hernández). Una fórmula muy extendida, tanto en la lengua escrita
como en la hablada, es (de) color + nombre de color: «Hebras de pelo color cerveza
blonda» (Pardo Bazán); «Una falda de color malva» (Azorin); «La nieve antaño blanca es
hoy de color violeta» (Diego 1918-41,107); «Un pueblo color amarillo» (Cela 1948, 86);
«Llevaba siempre un jersey de punto color beige» (íd. 1951, 18).”.

 Segundo, en el caso que nos ocupa, podríamos suponer y admitir, según la


observación anterior: de (color) castaña oscura, de (color) castaña oscuro, de (color)
castaño oscuro. Con el adjetivo oscura/o en concordancia con castaña o bien con color.
Y así podríamos tener: un pantalón color castaña oscuro, un pantalón color castaña
oscura, una camisa color castaña oscuro, un camisa color castaña oscura.
1.1. Corrección, estilo y variaciones de la lengua española
Problemas de expresión en español actual Página 37 de 46

 Tercero, una cosa es el uso de los nombres de cosas para designar colores
(naranja, castaña, butano, etc.) y otra la expresión ‘Pasar una cosa de castaño oscuro’,
que ya cita José María Esbarbi en su Refranero general español, de 1874-1878, y que
define así: “Dícese de todo aquello que por extremadamente abusivo se hace ya de todo
punto intolerable”.

Con la misma forma lo define María Moliner: «pasar una cosa de castaño oscuro.
Ser ya abusiva e intolerable.» Y el Diccionario: «pasar de castaño oscuro algo. 1. loc.
verb. coloq. Ser demasiado enojoso o grave.»

De manera que la expresión, según la tradición (Sbarbi) y los diccionarios, de uso


(como el de María Moliner) y generales (como el diccionario de las Academias), tendría
esta forma fija: pasar de castaño oscuro algo. Y no otras variantes, que nadie advierte:
??pasar de castaña oscuro algo, ??pasar de castaña oscura algo.

Así se corrobora en los corpus, porque en el CREA aparecen 15 casos, en todos los
medios, de la expresión de castaño oscuro, con ejemplos de C. Martín Gaite, E. Mendoza
y de otras fuentes actuales, y un único ejemplo de una variante de un autor argentino:

Como aquello pasaba de castaño a oscuro, me acerqué a una secretaria y le dije que
le reiterase a la Señora que yo estaba allí desde más de una hora. (Posse, Abel: La pasión
según Eva, Argentina, Planeta, Barcelona, 1995),

Pero no hay ningún ejemplo de las variantes


o ??pasar de castaña oscuro algo
o ??pasar de castaña oscura algo

Como en el CORDE, donde solo se encuentra la expresión de castaño oscuro, en


todos los medios, en 16 casos en 16 documentos, desde 1854, con ejemplos de Juan
Valera, G. A. Becquer, J. Zorrilla, E. Pardo Bazán, A. Ganivet, C. J. Cela, M. Delibes, J.
Donoso, y J. García Hortelano.
1.1. Corrección, estilo y variaciones de la lengua española
Problemas de expresión en español actual Página 38 de 46

Y así se confirma en los gráficos de Google Ngram Visor, y en los datos y el gráfico de
los usos en español actual del Corpes XXI:

En las fuentes librescas de Google, desde 1800, solo se encuentra de castaño oscuro:

o En las fuentes actuales del CORPES, solo se encuentra de castaño oscuro:


1.1. Corrección, estilo y variaciones de la lengua española
Problemas de expresión en español actual Página 39 de 46

Así, la expresión ‘Tengo la negra, […] pero de castaña oscura para arriba’, o es
una alteración o creación literaria, como las que suele hacer la autora de este ejemplo,
que no lo parece, o es una confusión, que debió decir mejor: ‘Tengo la negra, […] pero
de castaño oscuro para arriba’.

Referencias en el epígrafe anterior


 Esbarbi, José María (1874-1878): Gran diccionario de refranes de la lengua
española, Buenos Aires, Joaquín Gil Editor, 1943.
 Iribarren, José María, (1955): El porqué de los dichos, M. Aguilar, 1974.
 Seco, M. (1961) Diccionario de dudas y dificultades, M. Espasa, 2011.
1.1. Corrección, estilo y variaciones de la lengua española
Problemas de expresión en español actual Página 40 de 46

A continuación presentamos unos cuantos ejemplos más de problemas de léxico


cazados en diferentes publicaciones de versiones en español de obras actuales de una
gran difusión y numerosos lectores.

(7)a. No abandonaron la cama más que para ir al baño o comer un poco, aunque no sólo
hicieron el amor; también pasaron horas y horas acostados pies contra cabeza hablando del
futuro… (S. Larsson, Millennium 1, trd. de M. Lexel y J.J. Ortega. Ed. Destino. pág.: 50)
(8)a. Pero Gottfried seguía siendo un Vanger; además, era encantador y tenía don de palabra.
(M-I, p. 306)
(9)a. Tenía calentura y se escondieron en el bosque como fugitivos. No había dónde encender
fuego. Ningún sitio seguro. El chico permanecía sentado en la hojarasca observándole. Al
borde del llanto. ¿Te vas a morir, papá?, dijo. ¿Te vas a morir? (C. McCarthy: La carretera.
Trad. de Luis Murillo Fort, 1ª ed. B., Mondadori, 2007)
(10)a. Quedaron en un bar de mala muerte, entre Sunset y Hollywood, al este de Highland.
Niñas con uniformes de escuelas católicas esperaban autobuses frente a los escaparates de
mercerías, peleterías, lencerías y zapaterías llenas de tacones de aguja a partir de la talla 41.
Driver reconoció al tipo apenas entró por la puerta. Pantalón de pinzas bien planchado,
camiseta oscura, chaqueta sport. En la muñeca, cómo no, el reloj de oro. Proliferación de
anillos y aros en dedos y orejas. Música de jazz suave en el local, un trío de piano, tal vez un
cuarteto, rítmico y resbaladizo, como una anguila, imposible de atrapar. (J. Sallis, Drive, trd.:
J. Estrella, B. RBA, 2009: 21)

El caso de (7a) parece un descuido.

(7)a. pasaron horas y horas acostados pies (7)b. pasaron horas y horas acostados cara
contra cabeza hablando del futuro… a cara hablando del futuro

Es un calco directo del original, que no se puede admitir cuando se dispone de una
expresión específica ‘cara a cara’ como en “Benítez quedó cara a cara con Leonardo
Romay, pero el arquero tricolor tapó providencialmente con su cuerpo”, del CORPES.
1.1. Corrección, estilo y variaciones de la lengua española
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El caso de (8a) es diferente de los anteriores.

(8)a. Pero Gottfried seguía siendo un Vanger; además, (8)b. era encantador y tenía don de
era encantador y tenía don de palabra. (M-I, p. 306) gentes // facilidad de palabra.

Parece más bien un descuido de la edición, porque, aunque en el CREA se


encuentran 6 casos como La parlamentaria, que tiene aura y don de palabra, deja a los
nacionalistas del felipismo a la altura del betún. (El Mundo, España, 1994), entre 1981 y
1998; es evidente el cruce en esta expresión de las expresiones siguientes:

o S.v. don, don de gentes. 1. m. Disposición peculiar de quien es muy sociable


en el trato y tiene facilidad para atraer y persuadir a los demás.
o S.v. facilidad, facilidad de palabra. 1. f. Facilidad para hablar.

Según esto, parece que lo más coherente con la cualidad de encantador en (8)a, sea
cualquiera de estas dos expresiones, quizás don de gentes.

Según el CORPES, cualquiera de ambas expresiones es más abundante en España,


pero también son abundantes en Colombia, México, Perú, Argentina y no faltan en otros
países de habla hispana:

don de gentes
1.1. Corrección, estilo y variaciones de la lengua española
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Facilidad de palabra

En el CREA tenemos estos resultados:


facilidad de palabra, en todos los medios, en CREA
45 casos en 36 documentos.

don de gentes, en todos los medios, en CREA


42 casos en 39 documentos.

Y
don de palabra, en todos los medios, en CREA
6 casos en 6 documentos.

Es evidente que los 6 casos de don de palabra, son meros descuidos o


cruzamientos inopinados, que se pueden explicar y entender, pero que, de momento,
dada la existencia y la precisión de los originales, facilidad de palabra y don de gentes,
parece preferible evitar.

El caso de (9)a es particular y prolifera en muchas versiones de obras del inglés


actuales, por eso supongo que es un anglicismo.
1.1. Corrección, estilo y variaciones de la lengua española
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(9)a. El chico permanecía sentado en la (9)b. El chico permanecía sentado en la


hojarasca observándole. Al borde del llanto. hojarasca observándole. A punto de llorar.

Decimos que la expresión de (9a) es un claco innecesario del inglés, porque la


lengua dispone de la expresión de (9b), abundante, 92 casos en El CREA, y nada moderna
u ocasional, porque el primer registro es de 1885 en el CORDE.

o al borde del llanto, en todos los medios, en CREA 14 casos en 13 documentos.


o a punto de llorar, en todos los medios, en CREA 92 casos en 74 documentos.

El caso de los ejemplos de (10) tiene interés porque ponen de manifiesto las
restricciones de uso de las palabras por motivos de especialización cultural, de léxico
especializado en determinado ámbito, regional, de variante de lengua, en el caso de
zapatos de la talla 41.

En el caso del ‘cuarteto, rítmico y resbaladizo’, la distinción y las objeciones de uso


pueden ser algo más sutiles, basadas en diferencias de sentido, de matiz.

(10)a. zapaterías llenas de tacones de aguja a (10)b. zapaterías llenas de tacones de aguja a
partir de la talla 41. partir del número 41.
[…] Música de jazz suave en el local, un trío de […] Música de jazz suave en el local, un trío
piano, tal vez un cuarteto, rítmico y de piano, tal vez un cuarteto, rítmico y
resbaladizo, como una anguila, imposible de escurridizo, como una anguila, imposible de
atrapar. atrapar.

Muy bien el diccionario que especifica para ‘talla’ un sentido de la acepción ‘2. f.
Estatura o altura de las personas’; y un sentido de la acepción ‘4. f. Medida convencional
usada en la fabricación y venta de prendas de vestir’; pero no dice nada de las ‘unidades
de medida del calzado’, que en mi variante de lengua es el ‘número’, de manera que
serían ‘zapatos del número 41’.
1.1. Corrección, estilo y variaciones de la lengua española
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Ni en la actual ni en la próxima edición del diccionario se incluye este sentido


especializado de la palabra ‘número’.

También es el contexto y mi competencia de la lengua lo que me harían preferir, en


vez de resbaladizo, el uso de escurridizo, por las diferencias de sentido y de su capacidad
combinatoria correspondiente.

Para mayor comodidad, recuerdo del diccionario los respectivos sentidos :

o escurridizo, za. 1. adj. Que se escurre o desliza fácilmente. 2. adj. Propio


para hacer deslizar o escurrirse. Terreno escurridizo.

o resbaladizo, za. 1. adj. Que se resbala o escurre fácilmente. 2. adj. Se dice


del lugar en que hay exposición de resbalar.

Con el REDES (que no incluye ‘escurridizo’) se puede autorizar suficientemente la


distinción.

 resbaladizo adj. 1 En su sentido literal se combina con sustantivos que designan


cuerpos o superfícies (terreno, cuesta, césped, carretera, acera, pista). También se
coinbina con sustantivos que designan cosas que pueden provocar el resbalóra
(zapato, calzado, material).
 Usado en sentido figurado se combina con... A. El sustantivo terreno y con otros que,
además admitir un uso físico, designan figuradamente asuntos, materias o
cuestiones: terreno, frontera, territorio, campo, senda, etc. B. Sustantivos que
designan materias, asuntos y otras nociones abstractas, más frecuentemente si se
trata de cuestiones sobre las que es posible pronunciarse: tema, asunto, ámbito, etc.
C. Algunos sustantivos que designan lugares o que se pueden interpretar como tales
figuradamente: mundo, sociedad, situación, realidad, historia,

 No dice nada respecto a la posibilidad de una combinación, con sentido recto o


figurado, con nombres afines al del ejemplo: un cuarteto, rítmico y resbaladizo, que,
1.1. Corrección, estilo y variaciones de la lengua española
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por tanto, no estaría autorizado por el uso, que parece más una confusión que una
creación.

 Por otro lado, en los datos del CREA, entre otros contextos, se confirma el uso de
resbaladizo, referido a ‘terreno, suelo, pavimento’; mientras que escurridizo se
encuentra referido a ‘persona, actitud, comportamiento’, que parece más coherente
con el ‘cuarteto imposible de atrapar’.

Referencias
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Pazó eds., Los límites de la morfología. Estudios ofrecidos a Soledad Varela Ortega,
Madrid, Ediciones de la Universidad Autónoma de Madrid, págs. 29-54 Descargar
Separata
ALCOBA, S. 2013: “Cambios de acento en español“, en Verba, vol. 40, págs. 415-452 separata
BELLO, A. 1835: Principios de ortología y métrica de la lengua castellana, y Apéndices, en Obras
completas. Opúsculos gramaticales, I. Madrid, Manuel Tello, 1890, según la 3ª ed. de
Santiago, 1859, pp. 109-384 y pp. 385-438 de Apéndices.
BELLO, A. 1847: Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos, ed. Crítica
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BORGES y WOOLF: WOOLF, V. 1929: Un cuarto propio, trad. Jorge L. Borges, 1936, M. Alianza, 2014
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CUERVO, R. J. 1886-1994: Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana.
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REDES, BOSQUE, I. dirección 2004: REDES. Diccionario combinatório del español contemporáneo.
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SECO, M. 2011: Nuevo diccionario de dudas y dificultades de la lengua española. Madrid, Espasa.

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