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El extrafio caso del _ doctor Jekyll py _ yel sefior Hyde 24 J Elextrafio caso del doctor Jekyll y el sefior Hyde + Katharine Stevenson, prima del autor, habia nacido en Escocia como él Para escin- alo dela familia, se habia casado con el intelectual ateo Stanley de Mattos, dequien mas tarde se divorci 2 Katharine habia desa- fiado las convenciones sociales dela época al soltar os lazos del ‘matrimonio. 4 Los brezaies son con- juntos de brezos, unos ‘arbustos con amas de madera dura y flores pequefas a larotamaesuna planta de ramas deloa- dasy flores amarillas. 5 Aqut,atemperar sig rifica‘moderar,‘man- tener bajo contro”. 6 Una fechoria es una acci6n mala o una travesura, 7Una hoff es una idea o una acci6n que va contra los principios dela religion {8 Segdin se narraen la Biblia (Génesis 49), cain, creyendo que su Inermano Abel era el prefeido par Dios, lo asesin6, Cuando Dios le pregunts por su her ‘mano, Cain respondié: “yaeaso soy ol guavdlin de rni hermano?’ ‘Axathorine de Mal ‘Noes bueno soltar los lazos* que Dios de seguitemos siendo los nifos del brezaP y del vig Lgjos del hogar, ah, todavia para ty pat Aorece linda a retama* en ta regin de La historia de la puerta abogado Utterson era un hombre de un rosf severo al que nunca iluminaba una sonrig Era de pocas palabras, timido, distantd poco demostrativo de sus sentimientos; al flaco, serio y aburrido y, sin embargo, de alguna fq ma, inspiraba carifio. Cuando se reunia con amigos, cuando el vino era de su gusto, sus ojos traslucian eminentemente humano que él nunca, sin embarg legaba a expresar en su conversacién; pero esto no: se manifestaba en estos mudos signos de la sobremgl sino, a menudo y més claramente, en los actos vida. Era austero consigo mismo: bebia ginebracuan estaba solo, pata atemperaré su tendencia a los buen vinos; y aunque le gustaba el teatro, hacfa veinte ait que no pisaba uno, Sin embargo, era de una proba tolerancia con los demés, y consideraba a veces asombro, casi con envidia, la tremenda presencia 4nimo que suponfan las fechorias* de aquellos, Ader ante cualquier situacién extrema, era mas propensa ayudar que a condenar. "Respeto la herejfa” de Cafn’ solfa decir con sagacidad: “Dejo que mi hermano se va aldiablo como crea mas oportuno”, Siendo asi su caréctel amenudole tocaba ser el diltimo conocido respetable,, = ino incluso los compromisos més serios. "esperanza de que les fuera atin mejor, invertfan GetutL chezimim fysto no debia ser dificil para un hombre como el sefior Seson, que en el mejor de los casos era poco demostra- , yque al parecer solo se hacia amigo de quienes eran tenévolos como él. Es propio de personas modestas faptar el ctculo de amigos que les ha deparado el azar; jeste eta el caso de Utterson, Sus amigos eran parientes mocidos desde hacia mucho; su afecto crecfa con el fesnpo, como ahiedra, y nonecestaba que el objetoal que sdirigla mostrara ninguna virtud particular. La amistad Jounfaa Richard Enfield, hombre muy conocidoen la IGiidad y pariente lejano suyo, era sin duda de este tipo. PMachos se rompian la cabeza pregunténdose qué vefan Gjuellos dos uno en el otro o qué intereses podtan hallar sucomiin. Seguin contaban quienes se los encontraban Fen sus paseos dominicales, iban muy aburridos sin de- rise nada y recibfan con evidente alivio la Ilegada de un Famigo. A pesar de todo, ambos apreciaban muchisimo sstas salidas, las consideraban el broche de.oro de * lisemana, y por disfrutarlas sin interrupcién no 3.27%" solo dejaban de lado cualquier otro pasatiempo, ¥¥sucedi6 que, en uno de estos paseos sin rumbo, fueron a parar por casualidad a una calle lateral de 2 inbarrio muy concurrido de Londres. La calle era “angosta y estaba por asf decirlo tranquila, pero en “Jes dfas de semana la animaban los comercios y el “iifico, A sus habitantes parecia irles bien. Con la sus ganancias en carteles, a cual més atractivo; los comercios se extendian asf por las dos aceras con un’ aire de invitacién, como una doble fila de vendedoras sontientes, Incluso los domingos, cuando estaba re- lativamente desierta y con las persianas bajas sobre sus mas floridos encantos, la calle resplandecfa en Giltima influencia saludable en la vida de los hombré encaminados cuesta abajo. Y a estos nunca les pon mala cara mientras durase la amistad " contraste con su vecindario misero, como un fuego en élmedio del bosque. Captaba y deleitaba la vista del 25 [| Elextrafio caso del doctor Jekyll y el sefior Hyde 4 Ablicado a una pared, el adjetivo iega significa sin aberturas: vo La abate es una pieza dehierroo de bbronce que se pone en las puertas para lamar ‘golpeando con ala, 1 Elalumbrado pa cocon fants de yas fue un adelanto de ‘fo xxx que caraceriz6 los grandes centros urbanos, 1 Payuzar un sentido os forzarlo para que reste mas atencon transetinte con sus persianas recién pintadas, sus brong relucientes, su limpieza y su alegria general. ‘Adospuertasde una esquina, porla mano izquierday hacia el este, la linea de casas se interrumpia por la entry deunamplio patio; yen ese punto exactoel bloque fo por cierto edificio siniestro hacfa sobresalir su aleto hi la calle, Tenfa dos pisos y no se le vefan ventanas; tan una puerta en la planta baja, una fachada ciega? derevogy descolorido on la planta alta y nada més, Todo el edifie en cada detalle, llevaba las marcas de un prolongado y mp serable abandono. La puerta, sin aldaba’” ni campanill tenfa el barniz ampollado y descascarado, Los vagabund encontraban cobijo en su hueco y raspaban fésforos en} madera; los nitios comerciaban en los escalones; el escolq habfa probado su navaja en las molduras y nadie habfa apg recido, desde hacia casi una generacién, a echar a aquelig visitantes casuales oa reparar sus estragos 4 El seiior Enfield y el abogado caminaban por la vereda enfrente; pero cuando llegaron a la altura de la entrada, primero levanté el bastny seal hacia ella, \ -{Te has fijado alguna vezen esa puerta? ~pregunté, ¥ anf la respuesta afirmativa de su acompaiiante, agrego-: Esty conectada en mi mente con una historia muy exttafia. ~ZAh, s(? ~dijo el sefior Utterson con un leve cambio di voz-. ;Qué historia? ‘Bueno -respondi6 el sefior Enfield-, sucedié ast: volyf yo a pie a casa desde un lugar situado en el otro extreni del mundo, a eso de las tres de una oscura madrugada invierno, y mi recorrido atravesaba una parte de la ciudall en la que no se vefa otra cosa que no fueran las farolas d gas." Calle tras calle y niun alma, todos durmiendo, Call tras.alle, todo iltuminado como para una procesiény vac{d como una iglesia, hasta que llegé un momento en quay a fuerza de aguzar'* el ofdo, me sobrevino ese particul estado de dnimo en el que se echa de menos la presenc de un policfa. De repente vi dos figuras: una era la de ul

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