Está en la página 1de 1

Cuando evocamos la figura de Manuel Belgrano podemos pensar diferentes maneras de

destacarlo. En algún momento primó la referencia a sus logros militares. El General Belgrano
triunfa en la fundamental batalla de Salta y en la batalla de Tucumán y organiza una ingeniosa y
estratégica retirada con el pueblo jujeño que puso en dificultades al ejército realista que
buscaba llegar hasta Buenos Aires y aplacar la revolución. Fracasó en algunos enfrentamientos
militares, tanto en la campaña contra Paraguay como en la campaña del Ejército del Norte.
Pero nadie podrá discutir su compromiso en un área en la que no estaba preparado
profesionalmente pero en la que tenía un indudable liderazgo por la fidelidad de su tropa.

Podemos hacer referencia a su ingenio simbólico. La idea de la conformación de la Bandera y


más delante de la escarapela distintiva de las tropas en batalla ha dejado un legado de
identidad en todo el pueblo argentino que nadie puede negar. Solemos sentir orgullo por
nuestra bandera y ella nos une en momentos en que no sentimos la necesidad de marcar tanto
nuestras diferencias internas. Una bandera argentina en tierras extrañas es una evocación
emocionante. Eso lo pueden experimentar miles de argentinos que tuvieron que emigrar hacia
otros lugares del mundo. Ver una bandera nos acerca a nuestra gente y nuestra tierra.

Podemos hacer referencia al ideólogo político, el orador del cabildo abierto del 22 de mayo, el
conspirador patriota por la libertad de los pueblos americanos. Ese hombre siempre nos
indicará y nos recordará nuestra esencia de ideas en comunes. Libertad del dominio extranjero,
Igualdad de oportunidades y de derechos, lucha contra todo tipo de tiranías.

Podremos hablar de su humildad personal, que lo llevó a desestimar una situación de prestigio
personal en el Consulado de Buenos Aires, en funciones políticas de prestigio en el gobierno
revolucionario que prefirió dejar en otros, en la humilde aceptación del injusto proceso de
responsabilidad por las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma.

Podemos pensar en su renuncia personal a una vida familiar, en su defensa de la educación


pública como camino a la conformación de una sociedad mejor, de su invariable defensa del
género femenino, solicitando un grado militar de oficial (coronela Juana Azurduy) para una
mujer y su defensa hacia la igualdad de género reclamando una educación igualitaria para las
mujeres.

Todos estos aspectos, todas estas dimensiones concentradas en una sola persona, pueden
sintetizarse en una idea definitoria de su personalidad, el patriotismo entendido como entrega
a un ideal comunitario y una visión de lo público por sobre lo privado que lo llevó a ver mucho
tiempo antes que nadie, que este país será posible, si todos sacrificamos nuestros egoísmos y
avanzamos hacia un futuro posible.

Belgrano espera nuestra respuesta. Nadie como él, sabe de que somos capaces los argentinos
cuando enfrentamos unidos nuestras adversidades.

También podría gustarte