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Dios, més alla de los idolos
Dios, {poLo ¥ MisTERIO
En la primera parte del libro me he referido a la critica del papa
Francisco a la idolatria del dinero. A su juicio, el dinero, epoderoso
caballero» en palabras de Quevedo, ocupa el lugar que ha dejado va-
‘ante Dios en la sociedad contemporinea, culturalmente presidida
pot la muerte de Dios, de tal modo que los ciudadanos han dejado
de creer en El, pero viven obsesionados por el dinero, le adoran yson
capaces de grandes sacrifcios y de todo tipo de transgresiones con tal
de poseer el nuevo becerto de oro,
Cirando al filésofo judio de tradicién personalista Martin Buber,
conocido particularmente por su obra ¥o tt (1923), el papa Francis-
co distingue, con claridad, a Dios del idolo.
La diferencia radica, a su j
, en la nocién de misterio. El idolo
es una realidad mundana, mientras que Dios ¢s el misterio que tras-
ciende la raz6n. El {dolo es previsible: Dios es lo Totalmente Otro
(Gane Andere), para decitlo con la bella expresién del te6logo pro-
testante Karl Barth. El idolo es una fabricacién humana, mientras
que Dios es la alteridad que se revela en la historia causando estupor,
admiraci6n y pasmo.
Dice el papa Francisco:
La fe, por su propia naturaleza requiere renunciar a la posesién inmediata
que parece oftecer la visién, es una invitacién a abrirse a la fuente de
1a lu, respetando el misterio propio de un Rostro que quicre revelavse
personalmente y en el momento oportune. Martin Buber citaba exts def
~159—nicién de idolacria del rabino de Kock: se da idolatria cuando «un rostto
we dirige reverentemente a un rostio que no es un rst», En tugar de
Tener fe en Dios, se prefiere adorar al idolo, cuyo rostro se puede miras,
‘ayo origen es conocido, porque lo hemos hecho nosotros. Ante el (dolo,
no hay riesgo de una lamada que haga salir de las propias seguridades,
porque los idolos stienen boca y no hablan» (SI 11545)"
Y sigue:
E} idolo es un pretexto para poncrse a si'mismo en el centro de lt
realidad, adorando la obra de las propias manos. Perdida la orientacion
fandameneal que da unidad a su existencia, el hombre se disgrega en la
multiplicdad de sus descos; negindose « esperar el tiempo de la promesa.
se desintegra en los malkiplesinstantes de su historia. Por eso Ia iolacria
ts siempre politesta, ir sin meta alguna de un seftor a oto. La idolatria
ho presenta un camino, sino una multitud de senderos, que no llevan a
ninguna parte y forman més bien un laberinco. Quien no quiere farse de
Dios se ve obligado a escuchar las voces de cantos idolos que le grtan
«Hrate de mi
EI {dolo es mudos el Dios biblico se revela en la historia, habla al
set humano, activa su conciencia, le quema con su Palabra. El idolo
somete, Dios libera. El idolo no tiene capacidad para aquietar el cora-
zn inquieto del ser humano; mientras que Dios es el nico que pue-
de apaciguar la busqueda infinica del ser humano. Nada finito puede
colmarle. Ahi radica el error de la idolatria: concebir que una realidad
finita (cl dinero, la raza, la nacién, el partido, la técnica, el sexo) puede
aquietar el desco de infinito que anida en el corazén humano. Solo
el Dios infinito puede calmar la sed de infinito que late en el espiriu
humano.
Bscribe el papa Francisco:
La fe es lo opuesco a la idolatria: es separacién de los idolos para volver al
Dios vivo mediante un encuentro personal. Creer significa confiatse a un
amor misericordioso, que siempre acoge y perdona, que sostiene y orienta
Ja existencia, que se manifiesta poderoso en su capacidad de enderezar lo
183. omen fide 1.
184. Thidem.
—160—torcido de nuestra historia, La fe consiste en la disponibilidad para dejarse
twansformar una y otra ver por la lamada de Dios. He aqui la paradoja
en el continuo volverse al Sefor, el hombre encuentra un camino seguro,
que lo libera de la dispersién a que le someten los fdolos."*
EL VALOR DE LAS MEDIACIONES
En Lumen fidei el papa Francisco subraya el valor y la necesi-
dad de las mediaciones para acercarse a las realidades espirituales. Lo
eterno crasciende la racionalidad humana; la luz de Dios no puede
meditse con la luz humana, peto el ser humano necesita de imagenes,
simbolos, transmisores, paribolas, relatos para incuir lo que estdallen-
de de su capacidad racional. La mediacién es necesaria porque no es
posible un acceso directo a Dios y a su Palabra.
La mediacién debe ser tomada y leida tinicamente como media-
cién, No es un fin en si misma, ni una realidad trascendente. Es una
realidad que transparenta algo que esta més alld de ella. Los seres hu-
‘manos necesitamos articular con nuestro propio lenguaje lo que no
podemos definir perfectamente.
El drama se produce cuando la mediacién se convierte en fin y no
se es capar de ver lo que se transparenta a través de ella. Esto es, pre-
cisamente, la idolatria, convertir la realidad natural, humana, en un
ser divino, Todo habla de Dios, pero nada de lo creado puede identi
earse con Dios, porque Dios jamés puede englobarse en lo creado.
Escribe el papa Francisco:
4 mediacién no representa aqui un absticulo, sino una apertura: en cl
RS Em a ie ed nis el
re nowoxtos mismos. J. J- Rousseau lamentaba no poder ver a Dios perso
2 is ee Disp yore sl os
aque Dios s¢ haya dirgido a Mois para hablar a Jean Jacques Rousseau?»
Beade una concepcién individualista y limitada del conocimiento, no se
puede entender e) sentido de ln mediaién, 2 capacidad de participar
eena vision del otf, ese saber compartido, que es el saber propio del
185, ideo.
—161—