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PRUEBA PROHIBIDA, ANTICIPADA Y PRECONSTITUIDA
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AGRADECIMIENTO
2
INTRODUCCION
La prueba, es una de las instituciones más importantes dentro del proceso penal, ya que es la
base para construir el marco que permite dilucidar la aplicación del ius puniendi y el camino para
llegar a la verdad acerca de los hechos imputados.
Sobre esta, surgen hechos irregulares que son materia de estudio para nosotros los estudiantes
de derecho. Estos están referidos a la prueba prohibida que es la que se considera invalida en el
proceso penal, debido a que para su obtención se utilizó medios que afectan ciertos derechos
fundamentales de la persona.
La verdad real, material o histórica que se trata de descubrir en el proceso penal, no puede
conseguirse a cualquier precio, sino sólo al precio legítimo de lo que es viable y hacedero, de
acuerdo con los altos principios que gobiernan al Estado de Derecho.
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INDICE
Introducción………………………………………………………………………………………………………………………03
La prueba Prohibida…………………………………………………………………………………………………………..05
LA PRUEBA ANTICIPADA……………………………………………………………………………………………………12
DEFINICION……………………………………………………………………………………………………………………….12
PROCEDIMIENTO.................................................................................................................. 15
LA PRUEBA PRECONSTITUIDA…………………………………………………………………………………………..16
Eficacia Probatoria…………………………………………………………………………………………………………..19
CONCLUSIONES……………………………………………………………………………………………………………...24
BIBLIOGRAFIA…………………………………………………………………………………………………………………25
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I. LA PRUEBA PROHIBIDA EN EL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
PERUANO
Introducción.
LA PRUEBA
La prueba en sentido extenso y dentro el procedimiento penal, es todo aquello que puede servir
de medio para formar convicción con relación a los hechos ilícitos que se investigan y juzgan;
con los autores o participes, con la responsabilidad de los mismos, con su personalidad y con los
daños y perjuicios ocasionados. Es decir, la prueba viene a constituir todo medio que permita
descubrir la verdad acerca de los hechos que son investigados y que se pretenden tipificar.
Siguiendo los postulados esgrimidos, la doctrina distingue dos momentos esenciales para
delimitar conceptualmente el tratamiento de la prueba, la obtención y la incorporación, o en
otros términos, la diferenciación entre fuente y medio de prueba que hace CARNELUTTI.
LA PRUEBA PROHIBIDA:
Fue en 1903 cuando el gran jurista Ernest Beling - en su famosa conferencia en la Universidad
de Tubinga, conocida como “La prueba prohibida como límite a la averiguación de la verdad en
el proceso penal”- la definió de la siguiente manera: “La prueba prohibida es aquella que se
obtiene con infracción de los derechos fundamentales, entendiendo por obtención, aquella
labor tendente a llegar un resultado probatorio al proceso, esto tanto la actividad de búsqueda
e investigación de la fuente de prueba por mecanismo que violan los derechos fundamentales,
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aplicación a la fuente de un método ilícito y extracción de un resultado que en sí mismo viola un
derecho esencial”.
Es así que un sector de la doctrina clasifica a la prueba prohibida como la contravención a los
derechos fundamentales contenidos en la constitución política, y a la prueba ilícita como aquella
que es obtenida vulnerando disposiciones normativas de menor jerarquía a la constitución.
“La prueba ilícita es aquella en cuya obtención o actuación se lesionan derechos fundamentales
o se viola la legalidad procesal, de modo que la misma deviene procesalmente inefectiva e
inutilizable”.
En esta sentencia podemos apreciar que el Tribunal Constitucional ha optado por una
concepción moderadamente amplia ya que considera ilícitos los medios probatorios obtenidos
o actuados en violación de una norma constitucional o trasgrediendo la ley procesal.
Consideramos que esta posición puede resultar demasiado amplia para los fines de la
institución, por cuanto si bien dentro de las normas procesales existen normas que son garantías
de un debido proceso, también dentro de ellas existen normas que son meramente formales
cuya violación no importa una alteración seria al debido proceso. En tal sentido, consideramos
que el máximo intérprete de la constitución debería modificar ligeramente la jurisprudencia
sentada, señalando que constituyen prueba ilícita aquellas obtenidas o presentadas en violación
de normas constitucionales o en trasgresión de normas procesales que constituyan garantías de
debido proceso para el procesado.
Sin embargo, la posición del Tribunal Constitucional concuerda con la definición que de prueba
ilícita que da el Nuevo Código Procesal Penal en su Artículo VIII del Título Preliminar, que señala:
“Todo medio de prueba será valorado sólo si ha sido obtenido e incorporado al proceso por un
procedimiento constitucionalmente legítimo.
Carecen de efecto legal las pruebas obtenidas, directa o indirectamente, con violación del
contenido esencial de los derechos fundamentales de la persona.
A tal concepto debemos agregar el de las pruebas ilícitas por derivación, es decir aquella que
habiendo sido obtenidas o practicadas de forma legal, son inadmisibles debido al carácter ilícito
del medio probatorio que les dio origen. Esta es la conocida teoría de los “frutos del árbol
envenenado”, cuyo origen se encuentra en la jurisprudencia de la Suprema Corte de los Estados
Unidos.
Las normas relativas a la prueba son normas de garantía con fundamento constitucional que
están dirigidas a asegurar la garantía de defensa del acusado(art. 139º inc.14 de la Constitución),
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en opinión de López Barca de Quiroga las concepciones legales sobre la prueba tienen amparo
constitucional y de ellas se deduce que sólo es posible la realización de las pruebas en la forma
expresamente establecida por ley, en tanto sea compatible con los derechos fundamentales,
debido a que su actuación debe sujetarse a las normas que con tal fin han de existir.
Nuestra Constitución prevé pruebas expresamente prohibidas. Así, conforme al inciso 10), del
artículo 2° de la Constitución, no tienen efecto legal los documentos privados que han sido
abiertos, incautados, interceptados o intervenidos sin la existencia de un mandato judicial
debidamente motivado.
En sentido similar, el literal h del inciso 24) del artículo 2° de la Constitución reconoce que
carecen de valor las declaraciones obtenidas por: a) la violencia moral, psíquica o física; b) la
tortura, y c) los tratos humillantes o denigrantes.
De este modo, en nuestro ordenamiento jurídico una prueba será considerada prohibida cuando
se obtenga mediante la violación directa o indirecta de algún derecho fundamental, mas no de
los derechos de rango legal o infralegal.
El Artículo VIII° de Título Preliminar del Nuevo Código Procesal Penal, NCPP, establece que “Todo
medio de prueba será valorado sólo si ha sido obtenido e incorporado al proceso por un
procedimiento constitucionalmente legítimo”, “Carecen de efecto legal las pruebas obtenidas,
directa o indirectamente, con violación del contenido esencial de los derechos fundamentales
de la persona”; y, “La inobservancia de cualquier regla de garantía constitucional establecida a
favor del procesado no podrá hacerse valer en su perjuicio”.
Por lo que concluimos que para nuestro sistema procesal penal, la prueba ilícita o prueba
prohibida, son sinónimos, si se les entiende como la prueba que ha sido originalmente obtenida
mediante la violación de derechos constitucionales, así como también como la prueba que se
deriva de ella. Es decir, bajo lo establecido en el nuevo código procesal penal nos referiremos a
la legitimidad de la prueba, o la prueba legitima o ilegitima.
El Nuevo Código Procesal Penal (NCPP) presenta una novedad con relación a la regulación
procesal del sistema anterior, en el que no se hacía ninguna referencia a la ilicitud o ilegitimidad
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de la prueba; éste significativo aporte no solo es estipulado en el título preliminar, sino que es
confirmado de modo exacto en el artículo 159° del citado cuerpo normativo, en lo sumillado
bajo el título de utilización de prueba, cuyo texto dispone que, el juez no podrá utilizar, directa
o indirectamente, la fuentes o medio de prueba obtenidos con vulneración del contenido
esencial de los derechos fundamentales de la persona; significando ambos articulados, VIII° del
Título Preliminar y 159°, normas de carácter prohibitivo, que incorporan consecuencias
derivadas de incumplimiento.
Este modelo adoptado por nuestro sistema procesal penal, lleva en la práctica a que una prueba
obtenida con violación de derechos fundamentales debe ser excluida del proceso como
mecanismo tutelar de los derechos fundamentales; el NCPP ha avanzado en reconocer
reiteradamente ésta regla, resaltándolo también en el caso de las pruebas atípicas; es así, que
en el art.157.1° se precisa que los hechos objeto de prueba pueden ser acreditados por medio
de prueba permitido por ley, añadiendo que “Excepcionalmente pueden acreditarse otros
distintos, siempre que no vulneren los derechos y garantías de la persona”.
La prohibición de admisión está referida, a que la regla de exclusión debe invocarse cuando la
ilicitud se haya producido en el momento de la obtención de las fuentes de prueba; ello a su vez
significa el análisis de tres escenarios, durante la labor de búsqueda, la identificación y el recojo
de las fuentes de prueba; es decir tanto en la búsqueda, como en la identificación y en el recojo
de pruebas, las actividades tienen que ejecutarse sin vulnerar ningún derecho fundamental de
la persona. En este momento de la obtención de pruebas también se debe tener presente el
actuar regular durante las diligencias de investigación penal y en el momento de la incorporación
al proceso mismo.
De otra parte, existen otras posiciones que predican que la prueba prohibida es un auténtico
derecho fundamental que garantiza que el medio probatorio prohibido no sea admitido, ni
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actuado o valorado en el proceso penal como prueba de cargo, pero que, como todo derecho
fundamental, admite limitaciones en su ejercicio.
En cuanto a la invocación de la regla de exclusión para la valoración, significa que las pruebas
ilegitimas, aunque hayan pasado el filtro de la admisión al hacerse visibles conteniendo una
vulneración de derechos no deben ser consideradas bajo ninguna circunstancia.
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EXECPCIONES DE LA REGLA DE EXLCUSIÓN
Sin embargo la regla de exclusión no es absoluta, sino que cuenta con una serie de excepciones
que permitirán incorporar tales medios probatorios al proceso. Entre ellas tenemos las
siguientes:
FUENTE INDEPENDIENTE
DESCUBRIMIENTO INEVITABLE
Esta excepción consiste en que la prueba ilícita y/o sus derivadas igualmente se hubiesen
obtenido lícitamente aun cuando el hecho generador de la ilicitud no se hubiese producido. Por
ejemplo, en un proceso por evasión tributaria se obtienen las declaraciones juradas del
procesado sin el correspondiente levantamiento del secreto tributario. El conocimiento del
contenido de las declaraciones juradas es inevitable porque pese a suprimir tal hecho, en un
delito de esta naturaleza, el juez de la causa va pedir el levantamiento del referido secreto como
una de las diligencias ordinarias.
BUENA FE
Cuando la vulneración de derechos se realiza con creencia de que se actúa en el marco de la ley.
Esta excepción consiste en valorar las pruebas obtenidas ilícitamente cuando, si es que tales
hechos estuvieron recubiertos de apariencia de legalidad. Esta excepción pretende salvar
aquellas pruebas ilícitas que fueron obtenidas de buena fe. Nosotros consideramos que la buena
fe no puede ser un criterio para evaluar la admisibilidad de un medio probatorio sino la
responsabilidad del funcionario que lo obtuvo. Un medio probatorio no deja de ser menos lesivo
a los derechos fundamentales del procesado por el hecho que su ilicitud proviene de actos
aparentemente lícitos. Por ejemplo, si un juez autoriza la interceptación telefónica de un
ciudadano sin fundamentar su resolución y la interceptación es afectivamente realizada, dicho
medio probatorio - de acuerdo a la presente excepción debería ser admitido en el proceso pese
a la grave afectación al debido proceso se habría producido.
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La mencionada doctrina señala que los derivados de las pruebas ilícitas pierden su “tinte” ilícito
y por lo tanto pueden ser admitidos en el proceso. Por ejemplo, en el allanamiento ilegal de una
local donde se acopia ilegalmente armas, son encontrados correos electrónicos impresos en
papel señalando que un nuevo envío de armas sería recibido por un sujeto X, quien
posteriormente fue interrogado por la Policía, en presencia de su abogado defensor, señalando
que su proveedor es el sujeto Y quien finalmente guarda las armas es su domicilio, el que luego
es allanado por disposición judicial. En esta secuencia de hechos, si bien el primer allanamiento
es ilícito, constituyendo prueba ilícita y determinando la ilicitud del derivado (interrogatorio al
sujeto Y), el allanamiento final de la casa de dicho sujeto resulta admisible debido a que la
influencia de la raíz ilícita de este medio probatorio es distante.
Sin precedente alguno en códigos anteriores, el artículo VIII del Título Preliminar del Código
Procesal Penal del 2004, bajo el epígrafe de “Legitimidad de la prueba”, ha establecido lo
siguiente:
Todo medio de prueba será valorado sólo si ha sido obtenido o incorporado al proceso
por un procedimiento constitucionalmente legítimo.
Carecen de efecto legal las pruebas obtenidas, directa o indirectamente, con violación
del contenido esencial de los derechos fundamentales dela persona humana.
La inobservancia de cualquier regla de garantía constitucional establecida a favor del
procesado no podrá hacerse valer en su perjuicio.
Como puede verse, se trata de un precepto cuyo ámbito normativo no se encuentra limitado, lo
que permite afirmar que al ofrecerse las pruebas, a través de los respectivos medios de prueba,
el juzgador podrá inadmitirlas por considerar que carecen de efecto legal al haber sido obtenidas
con vulneración de derechos fundamentales (su contenido esencial).
Esto significa que tal prueba carece de validez en el proceso y los jueces habrán de reputarla
inexistente a la hora de construir la base crítica en la que hade apoyarse una sentencia
condenatoria.
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II. LA PRUEBA ANTICIPADA
A diferencia del Código de Procedimientos Penales el nuevo Código Procesal Penal sí ha regulado
la llamada prueba anticipada o más propiamente anticipación de la prueba, en el Título IV
de la Sección Segunda del Libro Segundo, específicamente de los artículos 242° a 246°. Esta
regulación ha sido considerada de gran precisión sistemática por un sector de la doctrina.
Prueba anticipada es para el nuevo ordenamiento procesal penal aquélla practicada antes del
juicio, con intervención del juez en condiciones que permiten la contradicción, cuando fuere de
temer que no podrá practicarse en el juicio oral o que pudiera motivar su suspensión.
Si bien el artículo 393°.1 del nuevo Código Procesal Penal establece que el juez penal no puede
utilizar para la deliberación pruebas diferentes a aquéllas legítimamente incorporadas en el
juicio, ello no significa que únicamente pueda ser objeto de valoración la prueba practicada en
el juicio -esto es, los llamados actos de prueba—, sino también la prueba anticipada y la prueba
preconstituida, a las cuales el artículo 325° del nuevo Código otorga el carácter de actos de
prueba. Es por ello que el legislador ha empleado la frase “pruebas incorporadas en el juicio”,
en lugar de “pruebas practicadas en el juicio”. Se trata, sin duda, de una equiparación, en el
entendido de que determinadas fuentes de prueba no podrán estar disponibles para su práctica
en el juicio y que solamente es posible incorporarlas mediante su lectura para su ulterior
debate.
La prueba anticipada debe ser actuada con los requisitos que corresponderían a su práctica en
el juicio, especialmente la inmediación ante el juez, con citación de las partes y con plena
intervención de éstas. El principio de contradicción exige que se brinde a la defensa la posibilidad
de comparecer en la práctica de la prueba anticipada (art. 244°.1). Se trata de un requisito
esencial para su ulterior valoración; sin embargo, el Código ha establecido una excepción para
el caso de la existencia de un peligro inminente de pérdida del elemento probatorio (fuente de
prueba) y su actuación no admita dilación, en cuyo supuesto, a pedido del fiscal, el juez decidirá
su realización de inmediato, sin traslado alguno (art. 244°.4).
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SUPUESTOS DE PRUEBA ANTICIPADA
A) La prueba testimonial
Debe entenderse que la enfermedad debe ser de tal entidad que sea inminente la pérdida del
órgano de prueba o de sus condiciones físicas y síquicas para testificar. No necesariamente debe
entenderse que la enfermedad ponga en riesgo la vida; basta que ponga en riesgo las facultades
sicofísicas del testigo. Otro grave impedimento puede representar el inminente viaje del testigo
a otro país o que se trate de un testigo que carece de domicilio, lo que hará sumamente difícil
dar con su paradero a efecto de su citación a juicio.
El segundo motivo está relacionado con la coacción que pueda sufrir un testigo, sea de forma
directa o indirecta; en este último caso, la violencia o amenazas puede recaer sobre un familiar
o inclusive sobre su abogado. Consideramos que no basta invocar el riesgo de violencia o
amenazas, sino que deben concurrir indicios racionales del uso de la violencia o de las
amenazas; obviamente, bastará con los intentos de ejercer la violencia para que la solicitud
de prueba anticipada sea admitida (ejemplo: el testigo, su familiar o su abogado sufre un
atentado).
El tercer motivo se refiere a la compra del testigo, mecanismo al que recurren los acusados con
poder económico —lícito o ilícito— con la finalidad de eliminar la prueba de cargo en su contra.
No es necesario que el testigo haya sido comprado; basta con que se le haya ofertado o
prometido el pago u otra utilidad con el propósito de que no declare o lo haga falsamente. Se
requiere sin duda la versión del propio testigo o una prueba que demuestre el intento de
comprarlo.
B) El examen de perito
En el caso del examen del perito, su anticipación probatoria puede darse por los mismos motivos
de urgencia y riesgo que para el examen de los testigos. No obstante, el artículo 242°.1.a
estatuye que el interrogatorio formulado al perito, puede incluir el debate pericial cuando éste
sea procedente.
Un problema relacionado con el examen del perito como prueba anticipada, consiste en
determinar si también pueden ser objeto de anticipación la operación pericial y el informe
pericial. Consideramos que lo que se anticipa es el examen del perito, esto es la información que
este último deba brindar en el juicio, y no la práctica de la pericia o la elaboración del informe,
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ya que las pericias son esencialmente actos realizados en la investigación. Sin duda, la situación
es diversa si se ofrece prueba pericial en la fase intermedia para su actuación en el juicio. En tal
supuesto, podría estimarse procedente, en la medida que exista el riesgo de no disponibilidad
del órgano de prueba y se acredite la urgencia de su práctica anticipada. El perito puede ser
coaccionado o comprado para asegurar la no realización o la falsedad de la pericia o el informe.
Para la procedencia del careo como prueba anticipada, se requiere que se cumpla en primer
lugar con los requisitos exigidos por el artículo 182°; esto es, que existan contradicciones
importantes entre lo declarado por un imputado y lo declarado por otro imputado, testigo o
el agraviado, o entre agraviados, o entre testigos, o entre éstos y aquéllos.
Coincidimos con GÓMEZ DE LIAÑO cuando afirma que el nuevo Código Procesal Penal parece
haber confiado demasiado en la utilidad del careo, ya que en realidad no se trata de un auténtico
acto de prueba; sus beneficios son a veces discutibles y es un acto sumamente delicado en el
que el juez debe poner la mayor atención, comportándose con el más riguroso escrúpulo.
Los reconocimientos pueden recaer sobre personas (art. 189°), cosas (art. 191°), voces, sonidos
y cuanto pueda ser objeto de percepción sensorial
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(art. 190°). El artículo 189°.3 estatuye que si
la diligencia de reconocimiento de personas es presenciada por el juez de la Investigación
Preparatoria, se considerará un acto de prueba anticipada. Estimamos que debió considerársele
prueba preconstituida antes que prueba anticipada, ya que ésta requiere que la realice el juez
con todas las garantías del juicio y básicamente con la contradicción y no que, debido a la
ausencia del abogado defensor, el juez se limite a presenciar el reconocimiento.
La inspección tiene por objeto comprobar las huellas y otros efectos materiales que el delito
haya dejado en los lugares y cosas o en las personas (art. 192°.2). Sin duda, las huellas y otros
efectos materiales del delito, bien sea por el transcurso del tiempo o por no estar bajo
custodia de la autoridad los bienes inmuebles o muebles, pueden no estar disponibles para su
actuación en el juicio, de donde resulta indispensable acordar su actuación anticipada. Por
ello, en la doctrina se ha sostenido que se trata de una diligencia típicamente sumarial o de un
acto de investigación.
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La reconstrucción del hecho tiene por finalidad verificar si el delito se efectuó, o pudo acontecer,
de acuerdo con las declaraciones y demás pruebas actuadas (art. 192°.3). Siendo la
reconstrucción una reproducción o escenificación del hecho principal o de sus circunstancias, el
fundamento de la irreproducibilidad para su actuación anticipada no parece del todo atendible.
La reconstrucción puede practicarse en la investigación preparatoria o en el juicio, pues es en el
juzgamiento donde se vierten las declaraciones y se practican las demás pruebas que van a
incidir en la deliberación, no las declaraciones prestadas en la investigación. Al parecer, ha
primado el criterio tradicional de considerar la reconstrucción como una prueba sumarial o
medio de investigación que no debe practicarse en el juicio. No debe olvidarse que el artículo
385°.1 señala que en el juicio el juez penal, de oficio o a pedido de parte, previo al
debate de los intervinientes, podrá ordenar la realización de una reconstrucción, disponiendo
las medidas necesarias para llevarla a cabo.
4.-PROCEDIMIENTO
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f) señalar los sujetos procesales constituidos en autos, así como su domicilio procesal. Una vez
presentada la solicitud de actuación probatoria, el juez correrá traslado por dos días para que
los demás sujetos procesales puedan formular sus consideraciones sobre la petición. La
actuación anticipada puede ser aplazada a pedido del fiscal, cuando indique las causas por las
que la práctica de la prueba anticipada podría perjudicar los actos de investigación inmediatos.
En el término de dos días, el juez decide sobre la admisibilidad de la solicitud o si aplaza su
diligenciamiento. En casos de urgencia, el juez puede abreviar los términos para su actuación o
realizarla sin traslado a las partes, cuando exista peligro inminente de pérdida del elemento
probatorio y su práctica no admita dilación. Para tal efecto deberá formular el pedido al fiscal y
designar defensor de oficio para que controle el acto, si resulta imposible comunicar al defensor
de elección.
No integra un medio de prueba diferente a los que expresamente menciona la ley, de cuya
regulación específica se ocupa detenidamente, sino de un modo especial de la práctica de
muchas de ellas y de la forma de incorporación al acervo probatorio del juicio, por las que se les
atribuye carácter de prueba a diligencias que carecerían de esa naturaleza probatoria, si no fuera
por las circunstancias especiales en que se desenvuelven que las convierten en verdaderos
medios de prueba.
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El sistema general de regulación de la prueba parte de un principio esencial: que solo ostentan
la condición de verdaderos medios de prueba aquellas que se practican en el plenario, es decir,
en el juicio oral, ante el Juez o Tribunal que está enjuiciando el asunto.
3.2. CONCEPTO
Es aquella practicada antes del inicio formal del proceso penal o en la propia fase de
investigación, observando las garantías constitucionales y las prescripciones legales, con la
finalidad de asegurar o mantener la disponibilidad de las fuentes de prueba.
El art. 325° del nuevo Código Procesal Penal establece que para los efectos de la sentencia,
tienen carácter de acto de prueba las actuaciones objetivas e irreproducibles.
Podemos decir que prueba preconstituida es la integrada por aquellas actuaciones sumariales
que, por su imposible reproducción en el juicio, se les atribuye eficacia probatoria si han
cumplido en su realización las garantías legales de los medios de prueba que se practican en el
juicio.
Constituye, por tanto, una excepción probatoria al principio general de eficacia y validez
probatoria de los medios de prueba.
Lo que se preconstituye son las fuentes de prueba. La práctica de un medio de prueba solo es
posible, y solo tiene sentido, dentro del juicio oral, de manera que no se puede preconstituir el
medio de prueba desde el momento en que su existencia no tiene sentido fuera de dicha fase
procesal. Recordemos que el medio de prueba es el instrumento, el conjunto de operaciones o
actuaciones necesarias para que una fuente de prueba ingrese al juicio oral y tome cuerpo en
él. La fuente de prueba debe ser incorporada al debate bajo las condiciones de inmediación,
oralidad, contradicción y publicidad.
La prueba preconstituida guarda una estrecha relación con la denominada prueba anticipada,
con la que coincide en que se trata de otra modalidad de práctica de pruebas con antelación a
su momento natural, es decir, antes del juicio. Si bien, en este caso, se trata de diligencias que
no pueden practicarse en el juicio y se prevé su realización ante los miembros del tribunal que
han de juzgar el asunto o de aquellas otras que por su propia naturaleza precisan de actuaciones
externas al juicio, pero que se acuerdan por el mismo Tribunal juzgador para que surta efecto
ante él. Se trata de unos medios de prueba que se practican antes del juicio, pero cuando ya se
ha iniciado la fase de juicio oral.
Se trata, por ende, de dos modalidades probatorias de similares características, con perfiles
poco definidos, como se desprende que la Jurisprudencia, en bastantes ocasiones, utilice
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indistinta o alternativamente ambas expresiones para referirse a aquellas diligencias que se
practican antes del juicio, pero que adquieren eficacia probatoria en el mismo.
A pesar de esa aparente identidad no debe confundirse las dos formas de práctica de prueba
anterior a las sesiones del juicio.
Las notas que permiten establecer la diferencia sustancial entre ambas, son las siguientes:
a) Semejanzas
Tienen en común que se practican antes del juicio.
La dificultad en la disponibilidad de la fuente de prueba para el juicio.
Las actas que dejan constancia de las actuaciones anticipadas o de las pruebas
preconstituidas deben ser introducidas al juicio oral a través de su lectura.
Se trata de medios subsidiarios, pues si la fuente de prueba finalmente se encuentra
disponible para su actuación en el juicio, se impone su práctica y ulterior valoración
(situación de normalidad).
b) Diferencias
Difieren en que la prueba preconstituida se practica, generalmente, durante la fase
de diligencias preliminares, a sabiendas de que no podrá practicarse en el juicio oral;
y la prueba anticipada, se practica cuando ya se ha abierto formalmente la etapa de
investigación preparatoria, o en la etapa intermedia.
La prueba anticipada se caracteriza por el hecho de que la no disponibilidad de la
fuente de prueba para el juicio oral resulta siempre “previsible” en el momento en
que se solicita la práctica de dicha prueba. Se realiza la actuación probatoria en un
momento anterior a aquél en que correspondía o era propio.
En la prueba preconstituida la no disponibilidad puede ser tanto conocida de
antemano como sobrevenir en el momento en que se llevó a cabo la
preconstitución.
La prueba anticipada cuenta con una mayor atención del legislador, pues está dotada de
regulación legal, especialmente en la Ley de Enjuiciamiento Civil (artículos 293 y siguientes) y a
ella se refieren diversos artículos aislados de la Ley de Enjuiciamiento Criminal (art. 657
LECrim, art. 659 LECrim, art. 777.2 LECrim, art. 797.2 LECrim).
Las diligencias sumariales que no puedan reproducirse en el juicio, que es la razón de ser de la
prueba preconstituida, no adquieren la condición de auténtica prueba con la concurrencia de
esa sola circunstancia de irreproducibilidad, pues para que llegue a ser prueba es necesario que
satisfaga una serie de presupuestos que han sido destacados por la jurisprudencia y que derivan
del cumplimiento de las garantías de legalidad que envuelve la práctica de las pruebas en el
juicio oral en el que han de surtir efecto; pues aunque su práctica se adelante a un período
procesal anterior y distante del juicio, será en este acto final y decisivo donde habrá de
apreciarse su carácter y valor probatorio. Por ello, se exige que en la práctica de esas diligencias
se cumplan las formalidades propias de las pruebas del juicio oral. Tampoco basta con que se
cumplan esas garantías legales para que sea prueba valorable en el juicio. Para que alcance ese
carácter, precisa de un requisito último, relativo a su introducción en el debate del juicio, pues
hasta entonces queda reducida a una diligencia anterior y ajena al plenario en el que deberá
invocarse por los medios de incorporación previstos en la ley, que consiste, generalmente, en la
lectura de las mismas.
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3.5. INCORPORACIÓN DE LA PRUEBA PRECONSTITUIDA AL JUICIO ORAL
El último requisito para que la prueba preconstituida adquiera tal condición de prueba válida y
eficaz es el relativo a su incorporación al acto del juicio, pues sin esa actividad incorporadora, se
mantendría como una diligencia que figura en la causa, pero carente de relevancia probatoria,
al no haber sido expuesta como medio de prueba en el plenario. Y ello es así, porque, solo tienen
la consideración de verdaderas pruebas las que se practican en el juicio oral, bajo los auspicios
de los principios que lo inspiran.
El artículo 730 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal regula las formalidades a que debe
someterse la introducción en el juicio oral de la prueba preconstituida. “Podrán también leerse
o reproducirse a instancia de cualquiera de las partes las diligencias practicadas en el sumario,
que, por causas, independientes de la voluntad de aquellas, no puedan ser reproducidas en el
juicio oral y las declaraciones recibidas de conformidad con lo dispuesto en el artículo 448
durante la fase de investigación a las víctimas menores de edad y a las víctimas con discapacidad
necesitadas de especial protección”.
Por tanto, la forma de invocar esas diligencias constitutivas de prueba preconstituida para que
adquiera la condición de prueba válida y evaluable en el juicio es la lectura o reproducción de
los folios o el soporte en que figura documentada en las actuaciones.
Y esa exigencia proviene de que las verdaderas pruebas son las que se someten a la
consideración del Tribunal en su presencia, con intervención contradictoria de las partes, en el
transcurso del juicio oral, con la publicidad que generalmente impera en su celebración, porque
el derecho a la prueba encuentra en el derecho a “interrogar a los testigos” una de sus
principales concreciones, que es recogida en la exigencia de contradicción expresamente
requerida por el artículo 6.3.d) del Convenio Europeo para la Protección de los Derechos
Humanos y de las libertades Fundamentales y por el artículo 14.3.c) del Pacto Internacional de
Derechos Civiles Políticos y en la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, de tal
manera que si el acusado y su defensa no han tenido oportunidad de contradecir a los testigos,
cuyos dichos son decisivos se vulnera el derecho a un proceso con todas las garantías.
El valor probatorio que haya de producir la prueba preconstituida en el juicio en que se practica
está sometido a las reglas generales de valoración probatoria que rige en el proceso penal. De
forma que el tribunal deberá determinar su eficacia probatoria en función del resultado de la
misma y de su examen conjunto con el acervo probatorio que se haya practicado en el juicio.
Pero esa eficacia probatoria sí que está condicionada por el reconocimiento del carácter de
verdadera prueba que se le atribuya, que viene determinado por el cumplimiento de los
requisitos anteriormente expuestos. Solo ostenta la calificación de prueba preconstituida
aquella que ha sido traída al juicio con las formalidades legales, dando lectura o reproducción al
soporte que las contiene, generalmente el folio del sumario en que se documenta o bien al
soporte al efecto adicionado.
Ocurre con frecuencia en la práctica del foro que se omite la lectura de las declaraciones de que
se trate y se pretende, por vía de informe, introducirlas en el debate. Esta práctica es viciosa y
priva de efectos probatorios a la prueba preconstituida, que solo puede introducirse en el
conjunto del acervo probatorio del juicio a través de su lectura o reproducción en el mismo.
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3.7. Supuestos de prueba Preconstituida
o a) Atestados
Su validez probatoria se supedita a que sea ratificada en el juicio oral por quienes practicaron la
intervención u ocupación.
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El acta de levantamiento del cadáver debe ser elaborada cuidadosamente, esto ayudará en gran
medida la labor del médico que practique la necropsia correspondiente.
Este criterio ha sido avalado por el Tribunal Constitucional (Sentencias de 5 de julio de 1990 y
11 de febrero de 1991) al declarar la validez como elemento probatorio de los informes
practicados en la fase previa al juicio basados en conocimientos especializados y que aparezcan
documentados en las actuaciones que permitan su valoración y contradicción, sin que sea
necesaria la presencia de sus emisores. Y ha sido proseguido en multitud de sentencias de esta
Sala que, al abordar el mismo problema suscitado ahora, ha dejado dicho que si bien la prueba
pericial y cuasi pericial en principio, como es norma general en toda clase de prueba, ha de ser
practicada en el juicio oral, quedando así sometida a las garantías propias de la oralidad,
publicidad, contradicción e inmediación que rigen tal acto, puede ocurrir que, practicada en
trámite de instrucción, y conocida así por las partes al darles traslado de la causa para
calificación, nadie propusiera al respecto prueba alguna para el acto del juicio, en cuyo caso, por
estimarse que hubo una aceptación tácita, ha de reconocerse aptitud a esas diligencias periciales
o cuasi-periciales para ser valoradas como verdaderas pruebas, máxime si han sido realizadas
por un órgano de carácter público u oficial (Sentencias del Tribunal Supremo de 5 de mayo, 14
y 30 de diciembre de 1995, 23 de enero y 11 de noviembre de 1996).
Las lesiones corporales también las deberá analizar el perito, quien determinará cómo se las
provocaron, el arma o instrumento que las haya ocasionado, si dejaron o no deformaciones y
señales permanentes en el rostro y, en general, toda información que se requiera para adecuarlo
al tipo penal (en la gravedad de la lesión).
En el examen médico en caso de agresión sexual, sólo se permite la presencia del médico
encargado de realizarlo y, eventualmente, de un profesional auxiliar, salvo que la víctima
consienta la presencia de otras personas (art. 199º).
Para determinar lesiones de estos tipos se recurre a la búsqueda en la víctima de restos de piel
entre sus uñas, huellas de sangrado, cardenales en las piernas, etc. También se practica la pericia
biológica, análisis de fluidos y secreciones del cuerpo como sangre, orina, semen, moco, entre
otros.
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Hay una exploración física en la víctima y un examen especializado en el laboratorio. En la
víctima deben realizarse todas las observaciones posibles, que no sólo involucran los genitales,
sino todo el cuerpo. Se busca con ello encontrar signos que confirmen el delito sexual y muestras
de objetos (semen, vello púbico, restos de piel, etc.) que sirvan de pista para identificar al
agresor.
Las muestras obtenidas se remiten al laboratorio para su análisis. Éstas pueden consistir en
saliva, semen, cabellos, entre otros. Es frecuente encontrar en el vello de la propia víctima restos
de semen del agresor, así como en su ropa y demás objetos de la escena del delito.
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Existen otras formas de muerte, como la heroica, en la que alguien sacrifica su vida por altos ideales
(aunque estrictamente sí configure una acción de quitarse la vida voluntariamente), y la muerte por
sanción (no pena) judicial. De este último tipo no interesa mucho a fines de investigación pericial,
máxime si en el Perú ya no se aplican esas medidas –hacemos fuerzas porque nunca más se vuelvan a
aplicar–.
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o 3.8. DIFERENCIAS ENTRE PRUEBA ANTICIPADA Y PRUEBA PRECONSTITUIDA
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IV. CONCLUSIONES
La prueba preconstituida, es aquella que, si bien no es necesaria dentro del juicio oral,
recae sobre ella la actividad oficial antes del inicio formal del proceso, en la fase de
diligencias preliminares debido a su naturaleza irrepetible. Es decir que su realización
tiene mucha importancia al momento de apertura la investigación preparatoria y se va
realizar respetando las garantías constitucionales y legales pertinencia.
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BIBLIOGRAFIA
https://www.minjus.gob.pe/defensapublica/contenido/actividades/docs/303_7_la
_prueba_en_el_ncpp.pdf
http://sistemas.amag.edu.pe/publicaciones/dere_pen_proce_penal/la_prueba_nu
ev_proc_penal.pdf
https://es.scribd.com/doc/146568871/Prueba-Prohibida-Victor
https://edwinfigueroag.files.wordpress.com/2017/06/manual-autoinstructivo-
amag-teorc3ada-de-la-prueba-2017.pdf
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