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Capitulo 3 LA FAMILIA Y EL INDIVIDUO EL NACIMIENTO DEL INDIVIDUO EN LA FAMILIA El sujeto humano es esencialmente ur cultu- tal. Es inconcebible e inviable fuera de la cultura. Las leyendas de los hombres-lobo sélo pueden ser, por lo tanto, leyendas. También, entonces es inconcebible el sujeto humano aislado, fuera de los vinculos que lo ‘constituyan. En este sentido, el reac no es sdlo un ser relacionado, sino tam Pichon Riviere, un ser producico desde! 5 cur ala familia 6s Una estructura intermedia entre la sociedad_ y él individuo, el Ambito que media entre la cultura y el sujeto. Por eso, él proceso que dara lugar al sujeto huma- n9 se inicia a partir del momento en qué comi a ocupar un lugar en 6l espacio mental de los futuros padres, quienes van creando, ef su fantasia, image- nes conscientes, pero sobre todo inconscientes, acerca de sus expectativas respecto del futuro hijo, expectativas a sU vez infiuidas en mayor o menor medida por {as expectativas de Sus respectiva gen. Este pro ) continua luego y se intensifica en los sucesivos pasos que, muy esque- maticamente, se podrfan enumerar asi: 1) cuando se toma la decision consciente de tener un hijo; 2) cuan- do se produce la fecundacién y se confirma el emba- razo; 3) durante los largos nueve meses de gesta- cién; 4) cuando se produce el nacimiento biolégico; _ 55 5) a lo largo de los primeros meses de vida, hasta una época poco precisa, pero que puede ubicarse durante la segunda mitad del primer afio, momento en que se puede comenzar a hablar de la presencia de un sujeto, en la medida en que comienza a existir una separaci6n entre el sujeto y el objeto, entre el ni- fio y los otros. Se puede hablar entonces de un suje- to humano con un relativo grado de autonomia. Al principio, el nifio pequefio y la madre son insepara-_ a noiona como yo auxiliar del nifio (SU- ple las funciones yoicas® que el nifio no esta en con- diciones de éjercer atin). El nifio y su madre constitu- yen, pues, en esta etapa, una unidad. Observada desde atuera, esta unidad es vista como una diada: la diada madre-hijo. Pero desde el nifio no existe la “capacidad de diferenciar entre él y los otros. El bebé ‘experimenta sensaciones, placenteras 0 dolorosas, pero no distingue su proveniencia. Al comienzo, s6lo hay en élr 1 Unico lenguaje es el lenguaje corporal. Y su Unica memoria es una me- moria corporal. Y poco a poco comienza a desarro- llarse en él una memoria psicolégica del funciona: “miento_ |. Hay entonces primero una memoria fisiolégica, la que organiza los modelos funcionales corporales, pero cuando el funcionamiento fisiol6gico comienza a ser captado mentalmente, pasa a tener un sentido particular que fisiolégicamente no tiene (Gaddini, 1981). Y ése es un sentido magico, por cuanto el bebé considera que su funcionamiento cor poral es una creacién de la mente. Este proceso co- tresponde a lo que Winnicott ha llamado el proceso de ilusién, ilusién en Ta que él bebé cree que todo lo que sucede (y re Mos que en esta etapa no hay 26 Funciones del yo como instancia psiquica. 56 distinci6n entre él y los otros) es creacién de su men- (e omnipotente; se trata de la asi llamada etapa de omnipotencia infantil. Aqui no hay diferencia entre ei cuerpo propio y el cuerpo de la madre. La leche que viene a calmar el hambre y el pezén que es placen- tero succionar son vivides como creacién magica del bebé. A medida que transcurre el tiempo, el bebé co- mienza a tener experiencias: sensaciones tactiles de las zonas oral y perioral, el contacto con el seno ma- terno y el contacto de piel, el modo como es tamado, manipulado, van a ir dando lugar poco a poco al de- sarrollo de la nocién del s{ mismo. Esto va acompa- ftado por el proceso de Pesilusién, jproceso causado por la paulatina conciencia del nifio de la existencia de un n primer término la madre y, mas adelan- te, el padre (Winnicott, 1960). Asi va surgiendo la noci6n de si mismo (0 self) co- mo unidad, como algo ligado al cuerpo y, al mismo tiempo, comienza a desarrollarse un espacio mental que le permite al infante una creciente conciencia de su dependencia de la madre pero, a la vez, de sentir la posibilidad de confiar en la madre y en su amor. Este amor es sentido, en una primera fase, sobre to- do a través de los cuidados corporales y la respues- ta adecuada a sus necesidades. Asi se va desarro- llando, gradualmente, la noci6n de diferencia, del li- mite entre si mismo y el otro. Y, en primer término, el reconocimiento de la madre como un ser humano di- ferente. Junto a esto, Winnicott (1963) sefiala un momento decisivo en el desarrollo: el del pasaje del egoismo natural del bebé (0 “narcisismo") a la preocupacién por él otro (concern). El otro, que me desilusiona, es 57

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