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TEMA 4

REDES DE TUBERÍAS (CÁLCULO ESTRUCTURAL)

4.1 CONCEPTOS GENERALES Y CLASIFICACION

Las tuberías forman parte importante de las infraestructuras hidráulicas (regadíos,


aprovechamientos hidroeléctricos, trasvases, abastecimientos de agua, saneamientos, emisarios
submarinos), pero además se utilizan en otros tipos de infraestructuras de transporte energético
(gasoductos, oleoductos), en instalaciones industriales diversas (minerales, residuos, ...) y en
ciertas tecnologías auxiliares de la construcción (transporte de arena para el arreglo de playas,
bombeo de hormigón, inyección de fangos y lodos, etc.).

El transporte por tubería consiste básicamente en la conducción de fluidos, o materias


fluidificadas, de manera continua, a lo largo de la línea constituída por una tubería, que hace el
doble papel de vehículo y de vía. La materia transportada debe ser fluida (líquido o gas), pero
también puede ser un sólido, pulverizado o en forma de cápsula, vehiculado mediante un líquido (por
ejemplo, agua: transporte hidráulico) o un gas (por ejemplo, aire: transporte neumático).

En la actualidad, se transportan una gran variedad de materias por medio de la tubería, como se
puede apreciar en la Tabla 4.1. El porcentaje mayoritario de los casos está constituido por el agua, el
petróleo (y sus productos de refino) y el gas natural, tres fluidos básicos y vitales en nuestra actual
civilización, muy urbanizada, industrializada y tecnificada.

TABLA 4.1

CLASIFICACIÓN DE LAS TUBERÍAS DE TRANSPORTE

EN ATENCIÓN A ... FLUIDO TRANSPORTADO TIPO DE TUBERÍA


La materia transportada Agua Acueducto
Energía Petróleo Oleoducto
Gas natural Gasoducto
Carbón Carboducto
Otras materias Etileno, amoníaco, anhídrido carbónico, oxígeno,
nitrógeno, hidrógeno, mineral de heirrro, de
El medio en que se ubica la Conducciones terrestres
cobre, desechos, etc.
Conducciones submarinas (acuáticas)
tubería
La temperatura del fluido A temperatura ambiente
Calentado el fluido (fueloducto)
transportado
Enfriando el fluido (amoníaco, etileno, GLP, GNL, etc)
No hay que olvidar el claro parentesco tecnológico de los oleoductos y gasoductos con las obras
hidráulicas de conducción de agua, que constituyen su antecedente histórico. Considérese, por
ejemplo, la traída de agua a una gran aglomeración urbana de unos 5 millones de habitantes desde una
distancia media de 50 km, lo que representa unos 25.000 millones de toneladas-kilómetro anuales.
Si se la compara con el oleoducto europeo para petróleo crudo desde Lavera (Marsella) a Estrasburgo
(longitud 800 km y capacidad de transporte de 24.000 millones de t-km), aparecen

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como equivalentes en magnitudes de transporte. No obstante, estas dos instalaciones de transporte de
fluidos presentan matices relativamente diferenciadores:

a) El abastecimiento de agua transporta a distancia media un gran caudal, a una presión de


trabajo media o baja. En cambio, el oleoducto transporta a gran distancia un caudal
relativamente menor, a presión elevada en la mayoría de los casos, lo que obliga a utilizar
materiales de alta resistencia y calidad.

b) Se diferencian grandemente en el precio del producto transportado, que en los derivados del
petróleo alcanza valores del orden de 1000 veces el del agua.

c) La mayor peligrosidad de los fluidos transportados por oleoducto y gasoducto, lo que obliga a
cuidar mucho el aspecto seguridad en el proyecto, construcción y explotación.

d) El carácter contaminante de los hidrocarburos, lo que, junto a su mayor precio, determina una
mayor atención a las posibles fugas por la tubería, en el caso de los oleoductos y gasoductos que
en los acueductos. Esto no deja de ser una paradoja y una imprudente política hidráulica en un país
como España, donde en ciertas regiones el agua escasea de manera acusada: deberían vigilarse las
fugas en los acueductos con la misma atención que en las otras tuberías.

Por todo lo antedicho, los oleoductos y gasoductos se caracterizan por ser tuberías enterradas,
operando a presiones medias o altas, constituyendo conducciones de tecnología avanzada que han
incorporado las últimas innovaciones en materiales (siderurgía, plásticos, etc.), protección frente a la
corrosión, construcción especializada y en cadena, telecomunicaciones, regulación y control,
avanzada automatización (explotación con poca mano de obra); todo lo cual hace que, finalmente sean
muy competitivos frente a los medios clásicos de transporte. Dichas innovaciones se van
incorporando a las tuberías de agua, resultando aquí un fecundo trabajo de enriquecimiento mutuo de
los dos campos especializados, el del transporte de agua y el de los hidrocarburos. Esto puede tener
una gran aplicación en la actualidad, en caso de llevarse a cabo los trasvases previstos en el Plan
Hidrológico Nacional. En principio, puede resultar más conveniente hacer tales trasvases a larga
distancia mediante grandes tuberías a presión mejor que con la técnica de canal, que plantea una cierta
problemática de pérdidas por evaporación y juntas, de trazados muy largos y sinuosos, así como un gran
impacto ambiental, por cortar el territorio mediante su trazado superficial y por la intrusión visual que
producen.

En los sectores del agua, del petróleo, del gas, etc. están incluidas actividades de transporte de
fluidos, energéticos o no. Las tuberías constituyen infraestructuras idóneas para realizar dicho
transporte, junto a (o en lugar de) otros modos de transporte (ffcc., carretera, marítimo). Por ello la
Ingeniería Civil, plenamente asentada en el sector del agua, tiene también un campo de acción
apropiado en los sectores del petróleo y del gas, así como para cualquier otro fluido que se trate de
transportar.

Las conducciones de fluidos por tubería se pueden encontrar en dos situaciones. Una de ellas
presenta las características de una actividad de transporte de un producto determinado (por ejemplo, el
petróleo y sus derivados), con posible desagregación del resto de las actividades de la gestión
integral de dicho producto y, además, con existencia de alternativas de otros modos de transporte
posibles (camión-cisterna, vagón-cisterna, buque-tanque). La otra constituye una actividad integrada con
las demás de aprovisionamiento, producción, tratamiento, distribución, etc., que, con un cierto estatuto
de servicio de suministro de un determinado producto (por ejemplo, agua, gas), cuya gestión es
realizada por empresas públicas, privadas o mixtas. En este segundo caso, además, no suele haber
alternativa moderna y válida de transporte frente a la tubería [por ejemplo, fuentes

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públicas y aguadores, sistemas superados por el suministro canalizado de agua; botellas de G.L.P.
(Gases Licuados de Petróleo) en regresión frente al suministro de gas canalizado].

El transporte por gasoducto tiene la particularidad de que el gas natural, incluso comprimido a
presión elevada, ocupa un volumen mayor que el líquido de igual poder calorífico. Así que, para una
conducción de diámetro medio en condiciones análogas, la energía transportada por oleoducto es
cuatro veces mayor que en gasoducto, por término medio. Por otra parte, el transporte de gas resulta más
costoso que el de los productos petrolíferos, por que las unidades de compresión son más caras que las
de bombeo y por que el factor de utilización del gasoducto, en general, es menor que el del oleoducto,
pues la fluctuación estacional de la demanda de gas es más acusada que la de los productos
petrolíferos.

En resumen, las tuberías, consideradas solamente como vehículo, constituyen uno de los cinco
medios de transporte: tren, camión, tubería, barco y avión. Y consideradas como un conjunto de vía
y vehículo a la vez, las tuberías constituyen uno de los seis modos de transporte: transporte por
ferrocarril, por carretera, por tubería, fluvial, marítimo y aéreo.

Además, las tuberías de transporte de fluidos constituyen infraestructuras que deben ser tenidas en
cuenta en la Planificación y Ordenación Urbanística y del Territorio, pues no en vano se puede
decir que un índice del grado de desarrollo económico y de civilización de un país viene dado por la
importancia, extensión y calidad de sus redes de canalización de fluidos de todo tipo (agua, petróleo, gas,
productos industriales, desechos, etc.).

4.2 BREVE RESEñA HISTÓRICA

El transporte de mercancías fluidas está basado en la propiedad intrínseca de los fluidos de


adaptarse a la forma de los recipientes que los contienen. Históricamente, a lo largo de milenios, los
fluidos se transportaron de manera discontínua, almacenados en vasijas o recipientes cada vez de
mayor volumen y perfección. El estudio de las vasijas (materiales, formas, etc.) constituye un
interesante campo de la Historia de la Tecnología y Cultura de la Humanidad (Cerámica, etc.). Hoy dia,
todavia se transportan fluidos de manera discontínua (transporte discreto) mediante vagones y
camiones cisternas, buques tanques, etc. En estos casos se transporta el recipiente, lo que
constituye en realidad un transporte de sólidos.

El transporte de fluidos en línea continua se produce mediante estructuras lineales del tipo de
canales o de tuberías. El canal procede en su concepción del río, que debió de servir de modelo al
hombre para realizar las primeras derivaciones mediante canales o acequias excavadas en el propio
terreno. Más tarde se revistieron de materiales diversos las paredes del canal térreo, llegándose más
adelante a la sección de canal autorresistente frente a la acción del agua en el transporte, frente a las
acciones estructurales e intentando conseguir la máxima estanqueidad. El funcionamiento
hidráulico del canal en lámina libre, con la superficie superior del fluido en contacto con el aire
atmosférico, condiciona fuertemente la pendiente de la solera del canal (siempre hacia abajo y con
valores muy pequeños), lo que determina un trazado muy rígido para el canal. El paso intermedio
entre éste y la tubería se da cuando se cubre el canal por su parte superior, aunque se siga
manteniendo la lámina libre en el transporte. Finalmente, se llega a la tubería en sentido estricto
cuando se realiza el transporte del fluido ocupando con éste toda la sección de aquella (conducción en
presión o forzada), consiguiéndose una gran flexibilidad en lo referente a las alineaciones del trazado
(más rectilíneas que en el canal, acortando grandemente la longitud final del transporte) y las
pendientes (que pueden ser, en este caso, positivas o negativas, y admitiendo gran variabilidad en sus
valores).

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La tubería es un medio ideal para el transporte continuo de fluidos. Se puede concebir como un
recipiente alargado que une los puntos inicial y final del transporte y que, aún permaneciendo fijo,
transporta el fluido en su interior aprovechando la propiedad física de áquel de fluir cuando tiene
aplicado un gradiente de presiones en la dirección adecuada. De aquí se deduce una utilidad
adicional: la tubería, en cuanto tenga una longitud apreciable, constituye además un
almacenamiento en línea.

Los diversos modos de transporte han conocido desarrollos consecutivos en el tiempo. Primero fue la
navegación fluvial y marítima: los rios y lagos fueron utilizados como rutas de transporte desde tiempo
inmemorial. En el siglo XIII, en Flandes y Francia, se aplicaron ingenios que permitieron aumentar la
longitud navegable de los rios. En el siglo XVIII, las redes fluviales fueron completadas por
los canales. El apogeo de la navegación fluvial se alcanzó desde mediados del siglo XVIII hasta
mediados del XIX, cuando el ferrocarril le arrebató la primacía del transporte terrestre. Aún así,
ciertas mercancías, como el carbón y el petróleo, se han seguido transportando en barcazas hasta la
actualidad. España presenta, desgraciadamente, condiciones inadecuadas para el transporte fluvial:
precipitaciones insuficientes, mal repartidas en el tiempo y en el espacio, alta evaporación y
pendientes elevadas. En el siglo XX, la aparición del automóvil acabó con la primacía del
ferrocarril y dió nueva vida a las carreteras, un tanto abandonadas en el siglo anterior. Las mercancías
fluidas se pueden transportar por ferrocarril y carretera, mediante los medios especializados:
vagón-cisterna y camión-cisterna.

La tecnología moderna del transporte por tubería comienza su andadura a mediados del siglo
XIX, en USA, como alternativa al transporte fluvial, afianzándose enseguida como un modo de
transporte especializado en la energía (petróleo y después gas natural). Pero el origen de las tuberías a
presión se remonta a mucho tiempo atrás. El antecedente claro del actual transporte por tubería está
en las traídas de agua con tramos de tubería a presión, que, según nos muestran hallazgos
arqueológicos, construyó de manera brillante la ingeniería romana. Fernandez Casado cita en su obra
"Ingeniería hidráulica romana" el caso más antiguo que se conoce (180 a.C.) de conducción de agua
por tubería a presión, para el abastecimiento de la ciudad de Pérgamo (Asia Menor). Consiste en
una doble tubería de plomo de 0,20 m de diámetro y 3 km de longitud, que en el punto más bajo
soportaba una presión de 20 atm. Durante los siglos transcurridos desde entonces, el gradual
incremento de la demanda de agua por razones de urbanización, industrialización y mejora de las
condiciones sanitarias ha creado unas redes de transporte de agua por tubería a presión cada vez
más importantes y extendidas a todos los lugares del mundo, tanto para abastecimiento de agua, como
para riegos o aprovechamientos energéticos, así como últimamente también para redes de saneamiento.

Desde el primer oleoducto americano, terminado en 1865, transcurrió mucho tiempo hasta su
desarrollo fuera de los USA, y dicho desarrollo vino condicionado por dos hechos fundamentales: el
descubrimiento de grandes campos petrolíferos en Oriente Medio, Argelia y Libia, y el simultáneo
desarrollo económico de Europa Occidental. Se construyeron oleoductos para llevar el crudo a los
puertos del Mediterráneo, como por ejemplo, el TAPLINE (Trans Arabian Pipe Line), de 1700 km,
construído en 1952, y al que siguieron otros de parecida importancia.

El primer oleoducto europeo fue la línea de fuelóleo calentado Glasgow-Grangemouth, construída en


1918 para alimentar los depósitos de la Armada. Otro oleoducto militar fué el establecido por la OTAN
en 1950 para llevar productos petrolíferos a sus bases de Francia y Alemania. El primer oleoducto
civil fue el TRAPIL, que comenzó a funcionar en 1953 (casi un siglo más tarde que en USA), y tras
del cual se hicieron muchas realizaciones importantes, como el oleoducto de crudo desde Rusia a
Europa Oriental, de 5500 km de longitud, 0,76 m de diámetro y una capacidad de

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transporte de 30 millones de toneladas al año.

En España, la tecnología de los oleoductos hizo su entrada no hace mucho tiempo: el oleoducto
Rota-Zaragoza, que empezó siendo exclusivamente militar, se terminó en 1957, y el oleoducto
Málaga-Puertollano, primer oleoducto civil, data de 1965.

Los gasoductos con tecnología moderna, es decir, a alta presión, tuvieron su origen también en
USA, en 1872, teniendo desde entonces un gran desarrollo, impulsado por el descubrimiento en
aquel país de grandes yacimientos de gas natural, que hubo que transportar a grandes distancias,
hasta las zonas de mayor desarrollo urbano e industrial.

En Europa, los primeros yacimientos de gas natural utilizados fueron los de Rumanía y de Italia
(1937), comenzados a explotar a partir de 1945. Los yacimientos de Lacq (Francia, 1951) y
Groningen (Holanda, 1962), dieron lugar a redes importantes de gas, llegando ambas a la región de
París. En Italia, los yacimientos del Po se unieron con toda la zona industrial del norte del país. En
1942, con el descubrimiento del yacimiento de Saratow, en Rusia, comenzó el gran desarrollo de los
gasoductos en este país. En 1966 se descubrieron los yacimientos del Mar del Norte, que han
provocado la implantación de una tupida red de gasoductos submarinos en áquel mar.

En España los gasoductos de transporte de gas natural no comenzaron hasta finales de la década de los
sesenta: el suministro de gas natural a la zona de Barcelona se inició en 1969. Hasta 1985 el
crecimiento de la red de gasoductos fué escaso, pero a partir de esta fecha arranca un ritmo más
intenso en la implantación del gas natural en España, que continúa en la actualidad, presentando un
futuro prometedor para los próximos años. En el tardío y lento desarrollo de las redes de oleoductos y
gasoducto españoles han influído decisivamente dos razones: la carencia de grandes yacimientos de
petróleo y gas natural, y el bajo desarrollo económico, que no ha despegado hasta hace pocos años.
Las redes españolas de oleoductos y gasoductos se exponen en las Figuras 4.1 y 4.2,
respectivamente.

En época reciente se ha ampliado el campo del transporte por tubería a otros fluidos no
energéticos, de tipo industrial, como etileno, amoníaco, nitrógeno, etc. También en época reciente se
ha aplicado la tubería para transportar sólidos pulverizados (carbón, minerales, etc.). En España,
podemos citar, entre otros, unos pocos ejemplos de estas aplicaciones: el etilenoducto Tarragona-
Martorell (85 km de longitud, 153 mm de diámetro), los amonoductos de Avilés y Málaga, y
conducciones de cierta longitud para transportar lodos rojos en la factoría de alúmina de San Ciprián
(Lugo).

4.3 REDES Y CADENAS DE TRANSPORTE

Los elementos de un sistema de transportes son:

- los vehículos,

- las infraestructuras y
- las técnicas de explotación;

En el Transporte por Tubería no existen propiamente los vehículos. Las infraestructuras de los
sistemas de transporte constituyen un conjunto de redes, cada una de las cuales corresponde a uno de
los medios utilizados (fluvial, ferrocarril, carretera, tubería, barco, avión, ...). Dichas redes vienen
caracterizadas por su densidad y su calidad, que dependen del grado de desarrollo económico y de las
tecnologías utilizadas. Las redes más tupidas se encuentran en aquellas regiones donde los flujos de
mercancías son más intensos.

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