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CONTAMINACIÓN DEL SUELO Y FACTORES RESPONSABLES

INGENIERÍA AMBIENTAL-QUÍMICA DEL SUELO


QUÍMICA AMBIENTAL

CONTAMINACION DEL SUELO


Por definición, toda sustancia orgánica contiene carbono. Los suelos del mundo
contienen aproximadamente el doble de la cantidad de carbono que se encuentra
en toda la vegetación del planeta. Por lo tanto, la materia orgánica del suelo tiene
un rol decisivo en el balance global del carbono, el cual es considerado el factor
más influyente en el calentamiento global o efecto invernadero. La materia
orgánica del suelo puede ser definida en dos sentidos: Materia Orgánica en
sentido general: involucra micro y meso-organismos que habitan el suelo, raíces
de las plantas, todo material proveniente de organismos muertos y sus productos
de transformación, descomposición y síntesis sobre y en el suelo. Y la materia
orgánica en sentido restringido: excluye de la definición anterior la biomasa del
suelo.
El suelo es un sistema dinámico que interactúa con el aire y estrechamente con
las aguas superficiales y subterráneas, modificando su composición y grado de
contaminación. En consecuencia, todo trabajo que involucre el estudio de la
presencia de contaminantes, por ejemplo, los metales pesados, ya sea en suelos,
en sedimentos, en aguas y en materia vegetal, necesariamente debe tener en
cuenta el conjunto de características físicas y químicas que intervienen e
influencian significativamente la movilidad de estos contaminantes. A continuación
se presentan consideraciones generales sobre el papel que desempeña la materia
orgánica de los suelos en el estudio de la movilidad de contaminantes como los
metales pesados. La calidad de la materia orgánica del suelo es un factor
importante respecto a la acumulación y liberación de metales pesados por varias
razones: tiene alta capacidad de acumulación de metales pesados, que al ser
liberados de la materia orgánica entran en contacto directo con las plantas, las
cuales proporcionan alimentos para el consumo humano, los que entrarían a
causar problemas en animales y humanos (Moreno et ál., 2002; Gamiz et ál.,
2010; Spalding et ál., 2010; Collins y Finneganl, 2010; Bannon et ál., 2009; Sakai
et ál., 2009; Layton y Beamer, 2009, Chen et ál., 2008, Demond et ál., 2008). La
unión de metales pesados a otros componentes del suelo depende básicamente
del pH y de la presencia de acomplejantes orgánicos (Tandy et ál., 2004; Uchimiya
et ál., 2010; Dijkstra et ál., 2004; Hauser et ál., 2005; Vogeler y Thayalakumaran,
2005; Xu y Saiers, 2010; Martín-Ortiz et ál., 2010; Polubesova et ál., 2010; Porsch
et ál., 2010). La acidez del suelo y la composición misma de la materia orgánica
del suelo están sujetas a las variaciones de las condiciones del medioambiente.
Por lo mismo, los mecanismos de retención pueden cambiar drásticamente. La
naturaleza y dinámica de la materia orgánica dependen fuertemente de la
actividad biológica del suelo, como de los cambios ambientales del medio y los
efectos de algunas actividades humanas (deforestación o drenaje de campos)
(Loeppert et ál., 2002; Xu y Saiers, 2010; Woodruff y Cannon, 2010; Polubesova et
ál., 2010; Bruggeman y Maes, 2010; Chakraborty et ál., 2010; Krishna et ál., 2010;
Ding et ál., 2010; Ribes, et ál., 2002).

FACTORES RESPONSABLES

FIGURA 1.

Contaminación local y

difusa del suelo

CONTAMINACIÓN LOCAL. La contaminación local o puntual (lugares o


emplazamientos contaminados) aparece en las zonas que rodean a la fuente
contaminante, en las que existe una relación directa con el origen de la
contaminación. Va unida generalmente a la minería, las instalaciones industriales,
los vertederos y otras instalaciones, tanto en funcionamiento como tras su cierre.
Dichas prácticas pueden suponer un riesgo tanto para el suelo como para el agua
(Martínez Sánchez et al., 2005).
La contaminación local es un problema de reciente aparición. Aunque las zonas
más extensas y afectadas se concentran alrededor de regiones muy
industrializadas en el noroeste de Europa, existen terrenos contaminados por todo
el continente y suele afectar a zonas de alta densidad urbana y con larga tradición
de industrias pesadas, o bien a los alrededores de antiguas instalaciones militares.
También son importantes las fugas de antiguos vertederos, en la mayoría de los
países analizados por término medio, el 65% de los residuos urbanos generados
en la UE (190 millones de toneladas en 1995) acaba en vertederos. En Europa
occidental, central y oriental, la contaminación del suelo afecta a grandes zonas y
se debe a la urbanización y a la industrialización (Martínez Sánchez et al., 2005).
CONTAMINACIÓN DIFUSA. La contaminación difusa está causada generalmente
por el transporte de sustancias contaminantes, tanto solubles como particuladas, a
lo largo de amplias zonas con frecuencia alejadas de la fuente de origen. Pueden
ser metales pesados, sustancias acidificantes, sobrecarga de nutrientes
(eutrofización), etc. Si se exceptúa la acidificación, no existe una contaminación
difusa que afecte de manera extendida a todos los suelos europeos, ésta se da
asociada a algunos usos del suelo. Así, en determinadas zonas restringidas, la
contaminación puede ser elevada (en las zonas urbanas y en los complejos
industriales), originada tanto por fuentes difusas (transporte por carretera) como
por otras localizadas (vertederos). En zonas agrícolas, el principal problema puede
ser la contaminación difusa (Martínez Sánchez et al., 2005).
Los costes de la contaminación difusa del suelo no se manifiestan tanto en lo
relacionado directamente con el suelo como en las consecuencias de la menor
capacidad de amortiguación del suelo. Aunque todavía no se ha estimado el coste
exacto, se sabe que la eliminación de compuestos orgánicos, plaguicidas,
nutrientes y metales pesados presentes en el agua resulta muy costosa (Martínez
Sánchez et al., 2005).

Degradación de la fertilidad. Es la disminución de la capacidad del suelo para


soportar vida. Se producen modificaciones en sus propiedades físicas, químicas,
fisicoquímicas y biológicas que conllevan a su deterioro. Al degradarse el suelo
pierde capacidad de producción y cada vez hay que añadirle más cantidad de
abonos para producir siempre cosechas muy inferiores a las que produciría el
suelo si no se presentase degradado. Puede tratarse de una degradación química,
que se puede deber a varias causas: pérdida de nutrientes, acidificación,
salinización, sodificación, aumento de la toxicidad por liberación o concentración
de determinados elementos químicos. El deterioro del suelo a veces es
consecuencia de una degradación física, por: pérdida de estructura, aumento de la
densidad aparente, disminución de la permeabilidad, disminución de la capacidad
de retención de agua. En otras ocasiones se habla de degradación biológica,
cuando se produce una disminución de la materia orgánica incorporada.
El problema de la degradación es que puede causar avalanchas, inundaciones,
empobrecimientos, migraciones, etc.
CONTAMINACIÓN POR METALES PESADOS.
Se considera metal pesado aquel elemento que tiene una densidad igual o
superior a 5 g/cm3 cuando está en forma elemental, o cuyo número atómico es
superior a 20 (excluyendo los metales alcalinos y alcalino-térreos). Su presencia
en la corteza terrestre es inferior al 0.1% y casi siempre menor del 0.01%. Junto a
estos metales pesados hay otros elementos químicos que aunque son metales
ligeros o no metales se suelen englobar con ellos por presentar orígenes y
comportamientos asociados (García, I. y Dorronsoro, C., 2005).
El contenido de metales pesados en suelos, debería ser únicamente función de la
composición del material original y de los procesos edafogenéticos que dan lugar
al suelo. Pero la actividad humana ha incrementado el contenido de estos metales
en el suelo en cantidades considerables (García, I. y Dorronsoro, C., 2005), de
hecho la entrada de metales pesados en el suelo ha ido aumentando desde que
comenzó la industrialización (Han et al., 2003).

FIGURA 2. Elementos que han experimentado mayores incrementos en su producción en los últimos años.

Los suelos son minerales meteorizados enriquecidos por otros componentes como
la materia orgánica mineralizada y en estado de descomposición. En los suelos,
los metales son una parte de los minerales del suelo o existen principalmente
como complejos particulados de diferentes formas (Novotny, V., 1995). Los
metales pesados pueden acumularse en el suelo tanto a partir de procesos
naturales como a partir del desarrollo de un amplio grupo de actividades
antrópicas. Las fuentes naturales son la roca madre y los minerales metálicos; las
fuentes antrópicas se extienden desde la agricultura (fertilizantes, abonos
animales, plaguicidas, etc.), la metalurgia (minería, fundición, manufactura
metálica, etc.), la producción de energía (gasolinas con plomo, manufactura de
pilas, plantas de energía, etc.), y la microelectrónica hasta los depósitos de
residuos (Alloway, B. J., 1995b).
El proceso de minería implica: la extracción de las menas, el procesado preliminar,
la evacuación de los residuos y transporte de los productos semi-procesados.
Todas estas operaciones pueden producir una contaminación localizada de
metales. El polvo originado puede ser depositado en los suelos a muchos
kilómetros de distancia. En áreas mineras, las capas superiores de suelos
minerales presentan concentraciones elevadas de cobre, níquel, arsénico, selenio,
hierro y cadmio.
Generación de electricidad y otras actividades industriales. La combustión de
carbón es una de las principales fuentes de deposición de metales en suelos. Las
centrales térmicas de combustión de petróleo pueden ser fuentes de plomo, níquel
y vanadio.
Las mayores fuentes industriales de metales incluyen fábricas de hierro y acero
que emiten metales asociados con las menas de hierro, como el níquel. Las
fábricas de baterías, pueden emitir cantidades considerables de plomo. Los
metales asociados con áreas altamente industrializadas, incluyen arsénico,
cadmio, cromo, hierro, níquel, plomo, zinc y mercurio.
Residuos domésticos. Aproximadamente el 10% de la basura está compuesta de
metales. Uno de los problemas más serios de las sociedades modernas es como
deshacerse de este volumen de basuras. Las dos alternativas son enterrar o
incinerar. El enterramiento puede contaminar las aguas subterráneas, mientras
que la incineración puede contaminar la atmósfera al liberar algunos de los
metales volátiles.
FIGURA 3. Porcentaje de Las cantidades producidas de residuos sólidos y semisólidos en los países desarrollados

CONSECUENCIAS
La pérdida de calidad del terreno supone una serie de consecuencias negativas
que van desde su desvalorización hasta la imposibilidad de uso para construir,
cultivar o, simple y llanamente, para albergar un ecosistema sano.
Las consecuencias pueden sufrirse de forma silenciosa, provocando un constante
goteo de víctimas, ya sean humanas o de especies animales y vegetales, como
manifiesta. En este segundo caso, se trata de una contaminación abrupta que
causa auténticas catástrofes ambientales y muchas víctimas.
La fuga radioactiva de la central japonesa de Fukushima es un claro ejemplo, pues
la contaminación del suelo ha afectado a la agricultura, la ganadería y la pesca.
Incluso se ha encontrado cesio radiactivo frente a la costa de Fukushima,
concretamente en el fondo marino terroso procedente de esos mismos vertidos,
según un reciente estudio del Instituto de Ciencias Industriales de la Universidad
de Tokio, la Universidad de Kanazawa y el Instituto Nacional de Investigación.
La biorremediación de los suelos es una estrategia que busca restaurar
ecosistemas contaminado utilizando seres vivos, como bacterias, plantas,
hongos… Dependiendo del tipo de contaminación que se quiera combatir se
utilizará uno u otro agente bioremediador. Su aplicación es amplia, con resultados
interesantes en suelos contaminados por radiactividad o, por ejemplo, por
actividades mineras.
Como buenas prácticas, un adecuado reciclaje de basuras y depuración de
desechos, la promoción de las energías renovables y desechos a nivel industrial y
doméstico o el fomento de la agricultura ecológica ayudarían a mantener los
suelos libres de polución. Mantener las redes de alcantarillado en buen estado y
mejorar la depuración de las aguas residuales, así como el tratamiento de los
vertidos industriales que se devuelven a la naturaleza.

REFERENCIAS
Alloway, B.J. (1995). Soil Processes and Behavior of Metals. Heavy Metals in
Soils. 22nd Ed. London: Blackie Academic & Professional.
Bruggeman, C. and Maes N. (2010). Uptake of Uranium (VI) by Pyrite under Boom
Clay Conditions: Influence of Dissolved Organic Carbon. Environmental Science &
Technology, 44 (11), 4210-4216.
O,Jaime. Evaluación De Impacto Ambiental Derivado Por Los Procesos De
Expansión De Fronteras Agropecuarias y Su Mitigación Mediante La
Implementación De Sistemas Agroforestales, En Las Condiciones Ecológicas De
Bosque Seco Tropical. Ibagué.: Universidad del Tolima, 2013. p. 1.
Chen, J.; Gaillardet J. and Louvat, P. (2008). Zinc Isotopes in the Seine River
Waters, France: A Probe of Anthropogenic Contamination. Environmental Science
& Technology, 42 (17), 6494-6501
Demond, A. et ál. (2008). Statistical Comparison of Residential Soil Concentrations
of PCDDs, PCDFs, and PCBs from Two Communities in Michigan. Environmental
Science & Technology, 42 (15), 5441-5448.

Hargitai, L. (1994). The Role of Hydrophility and Organophility in the Movement of


Toxic Elements in Soil. Documento procendente del 15th Word Congress of Soil
Science: Commission II: Symposia; Vol. 3a; Acapulco, México

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