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CONSEJO DE ESTADO
SECCION TERCERA
II. ANTECEDENTES:
A. DEMANDA:
1. PRETENSIONES:
“1. Que la Empresa Nacional de Telecomunicaciones TELECOM (CAP
Florentino Vezga y los demás CAPs que se encuentren en la misma
situación) proceda de forma inmediata a eliminar el cobro del 61-5%
sobre el valor real del minuto a los destinos nacionales a los cuales se
les impuso este sobreprecio.
2. HECHOS:
6. Para el día 22 de noviembre del año 2002, pro ejemplo, este CAP,
Florentino Vezga, había atendido, hasta ese día, hasta esa hora y hasta ese
minuto 86.951 servicios o usuarios en un término de 325 días. Esto de
acuerdo al consecutivo o número de factura de venta, lo que daría un
promedio de 267.5 usuarios por día, hasta ese día del año pasado (22 de
noviembre) (…)
Para el mes de noviembre del año pasado, por ejemplo, el CAP Murillo Toro,
de la empresa TELECOM, liquidaba el valor del minuto larga distancia a la
ciudad de Honda (Tolima) a razón de 244 pesos, tal como se aprecia en esta
factura (…)
Y para ese mismo mes, de ese mismo año, para ese mismo destino, el CAP
Florentino Vezga, de la misma empresa TELECOM, liquidaba el minuto a
razón de 393 pesos, tal y como se prueba a continuación (…)
8. Para finales del año pasado, la tarifa para el minuto nacional aumentó en
un 15% así las cosas, en los otros CAPs, el minuto para ese destino pasó de
$244 a $280, de esta forma, el CAP Florentino Vezga pasó el minuto de
$393 a $ 452, es decir, no fue ajeno al incremento legal del 15%, empero,
aún continuó y continúa cobrando un 61.5% más caro el minuto que en los
otros CAPs que pertenecen todos a la misma empresa TELECOM.
Téngase en cuenta, que no todos los usuarios realizan llamadas cortas. Así,
verbigracia, una persona que cancela en el CAP Murillo Toro $2.800 por 10
minutos de servicio, en el CAP Florentino Vezga, pagaría $4.420 , es decir
un sobre precio de $1.720.
En buen romance, el usuario está „regalando‟ sin quererlo con esta llamada
el 0.52% de su salario mínimo mensual, o como si dijéramos que por cada 6
minutos de servicio (llamada), en el CAP Florentino Vezga, la persona ha de
pagar mil pesos de más (0.30% del S.M.M.)
Los interrogantes que surgen entonces, son ¿Quién se queda con el dinero
pagado de más por los usuarios?, ¿Por qué el CAP Florentino Vezga cobra
un 61.5% más caro el valor del minuto que en los otros CAPs, si es la misma
empresa que los rige?, ¿Cuántos otros destinos nacionales o internacionales
tienen este mismo incremento desmesurado?
Sin lugar a dudas el sobreprecio del 61.5% en la tarifa del minuto en el CAP
Florentino Vezga, de la estatal TELECOM, situación ésta que ha venido
ocurriendo desde hace mucho tiempo atrás (se ignora desde cuándo), no se
compadece con su carácter de empresa estatal, cuyo objetivo, también, es
colaborar para el logro de la prosperidad general y al mismo tiempo
armonizar con las directrices gubernamentales que pretenden cumplir los
fines del Estado” (fols. 1 a 7 c. 1).
B. ACTUACIÓN PROCESAL:
C. SENTENCIA APELADA:
Aunque advirtió que el error en las tarifas con destino a Honda es un hecho claro
que se infiere de las pruebas, negó las pretensiones toda vez que la situación
fáctica puesta de presente con la demanda está superada, pues la entidad, una
vez tuvo conocimiento de la situación con la notificación de esta demanda, corrigió
el error en la facturación en el Centro de Atención al Público Florentino Vezga lo
cual no exime de responsabilidad a la empresa demandada en la verificación de
las tarifas que se cobran bajo el sistema de CAPs, sin embargo, concluyó que el
objeto de la acción está satisfecho. Finalmente, sostuvo que si bien la situación
planteada en la acción se corrigió, ello tuvo lugar gracias a la demanda popular
por lo cual fijó un incentivo a favor del actor a costa de la empresa demandada
(fols. 193 a 208 c. 2).
D. APELACIÓN:
“el asunto objeto de la acción debe ser resuelto de conformidad con los
procedimientos establecidos en la ley 142 de 1994, ya que si se mantiene
la decisión de primera instancia, se tornaría en actuación normal hacer
reclamaciones mediante la acción popular para obtener de un error, una
ventaja económica, precedente perjudicial en una sociedad como la
nuestra donde cualquier forma de ganar dinero es bien recibida” (fols.209 a
210 c. 2).
E. TRÁMITE SEGUNDA INSTANCIA
III. CONSIDERACIONES:
b) La moralidad administrativa;
Son también derechos e intereses de esa índole los definidos como tales en la
Constitución, las leyes ordinarias y los tratados de derecho internacional
celebrados por Colombia.
B. PROBLEMAS JURÍDICOS:
1
Ver CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera, Sentencia de septiembre 26 de
2002, Consejero Ponente María Elena Giraldo, Exp. AP 800; Sección Tercera,
Sentencia de 22 de enero de 2004, Consejero Ponente María Elena Giraldo, Exp.
AP 446 y AP 747
2
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera, Consejero Ponente Alier Hernández E., actor: Manuel
Jesús Bravo, Exp. AP 166.
3
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera, Sentencia del 16 de febrero de 2001, Consejero
Ponente Alier Hernández E., Exp. AP 170.
4
Ver, entre otras, Corte Constitucional T 406 de 1992, M.P. Ciro Angarita Barón.
5
GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo. Reflexiones sobre la Ley y los principios generales del
Derecho. Editorial Civitas S. A. Madrid 1986 Pág. 170.
6
LARENZ, Karl. Derecho Justo, fundamentos de ética jurídica. Editorial Civitas. Madrid 1993. Pág.
37
7
Sentencia de 16 de febrero de 2001, Consejero Ponente Alier Hernández E., Exp. AP 170.
8
LARENZ, Karl. Op. Cit. Pág. 53
se produce, tiene la capacidad de obrar, respecto del principio, como
elemento que lo hace reaccionar con un alcance determinado. Al respecto,
se trajo a cuento lo expuesto por Gustavo Zagrebelsky9 en los siguientes
términos:
9
ZAGREBELSKY, Gustavo. El Derecho Dúctil: Ley, derecho, justicia. Editorial Trotta Pág. 124.
10
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera, Sentencia del 6 de septiembre de 2001, Consejero
Ponente Jesús María Carrillo, Actor: Jorge A. Piedrahita Aduen, Exp. AP 163
Tercero: Aunque11 el derecho o interés colectivo a la moralidad administrativa no
se encuentra definido en la ley 472 de 1998, en sus antecedentes se precisó
como derecho colectivo “la moralidad administrativa y la prevención de cualquier
práctica corrupta por parte de los servidores públicos”; y dio la siguiente definición:
“Se entenderá por moralidad, administrativa el derecho que tiene la comunidad a
que el patrimonio público sea manejado de acuerdo a la legislación vigente, con la
diligencia y cuidados propios de un buen funcionario” (Cfr. Gaceta del Congreso
No. 277 de septiembre 5 de 1995, Pág. 1).
a) LA MORALIDAD ADMINISTRATIVA: ( ).
11
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera, Sentencia del 17 de junio de 2001, Consejero
Ponente Alier Hernández E., Exp. AP 166.
12
CONSEJO DE ESTADO, Sección Cuarta, Sentencia de 31 de mayo de 2002, Consejero Ponente
Ligia López Díaz, Exp. AP 300.
13
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera, Sentencia del 6 de septiembre de 2001, Consejero
Ponente Jesús María Carrillo Ballesteros, Exp. AP-163.
sus funciones debe tener presente que su función está orientada por el
interés general, el cumplimiento de la ley y el mejoramiento del servicio.
Toda vez que como se dejó anotado, por tratarse de una norma abierta, cuya
aplicación al caso concreto se deriva de la interpretación que sobre ésta
efectúe el juez atendiendo los principios generales del derecho y la
justificación de la función administrativa, esta Sala estima que para que se
concrete la vulneración de la „moralidad administrativa” con la conducta
activa o pasiva, ejercida por la autoridad o el particular, debe existir una
trasgresión al ordenamiento jurídico, a los principios legales y
constitucionales que inspiran su regulación, especialmente a los
relacionados con la Administración pública‟ ( ).
14
CORTE CONSTITUCIONAL, Sentencia C-046 de 1994, M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz.
15
Ha dicho la Corte Constitucional que los delitos contra la administración
pública y particularmente el cohecho, tienen como “sustrato un valor moral y
ético en cuanto persiguen una finalidad útil a la comunidad, como es la de
combatir los fenómenos de corrupción asociados a las acciones que ponen
precio a la función pública, es decir, la venta concluida entre un particular y un
servidor público de un acto u omisión perteneciente al haz de funciones o
competencias que en desarrollo de aquélla le han sido asignadas y para los
cuales el ordenamiento jurídico no autoriza una contraprestación”. Sentencia
C-709 de 1996, M.P. Antonio Barrera Carbonell.
16
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera, Sentencia del 17 de junio de 2001, Consejero
Ponente Alier Hernández E., Exp: AP- 166.
Sobre este aspecto, en la sentencia de la Sección Cuarta del 20 de abril de 2000, Exp: AP-52, se
dijo que “la moralidad administrativa persigue, entre otros objetivos, el manejo adecuado del erario
público y en general que los funcionarios públicos asuman un comportamiento ético frente al
mismo, pues los servidores públicos pueden incurrir en conductas que la generalidad tacharía de
inmorales, o en otras que podrían ser sancionadas disciplinaria o penalmente”.
17
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera, Sentencia del 17 de junio de 2001, Consejero
Ponente Alier Hernández E, Exp. AP 166.
Teniendo en cuenta lo anterior, se observa que la Carta Política contempla el
derecho colectivo a la defensa del patrimonio público y en forma específica como
susceptible de ser protegido a través de la acción popular (art. 88 de la C. N.) y
que el legislador, con el fin de propender el principio de intangibilidad de los
recursos públicos, dio vigencia a la norma constitucional expidiendo el Estatuto
para la Contratación Estatal y la Ley Orgánica del Presupuesto, normas jurídicas
que contienen numerosas herramientas dirigidas a la correcta inversión y
utilización de los recursos públicos, por parte de quienes tienen a su cargo el
manejo y ejecución de tales recursos.
18
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera, Sentencia de 13 de mayo de 2004.
Consejero Ponente: María Elena Giraldo Gómez. AP – 0020. Actor: Jesús María
Quevedo Díaz.
norma es clara en señalar que el Estado debe asegurar la prestación (no prestar
forzosamente) al tiempo que permite la concurrencia de Agentes (públicos,
privados o mixtos) en su prestación.
19
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera, Sentencia del 15 de agosto de 2002, Exp. AP 968.
20
CORTE CONSTITUCIONAL, Sentencia T 540 de 1992, M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz.
21
Hugo Palacios Mejía. EL DERECHO DE LOS SERVICIOS PÚBLICOS. Editorial Derecho vigente.
Bogotá, Primera edición 1999, Pág.4 y ss.
22
Un completo estudio sobre el tema se encuentra en IBAÑEZ NAJAR, Jorge Enrique, Los
derechos de los consumidores y usuarios, fundamentos constitucionales y desarrollo legal, en
Política y Derecho de Consumo, Bibliotheca Millennio, Colección Derecho Económico y de los
Negocios, El Navegante Editores, Bogotá, Colombia, primera edición julio de 1998, Pág. 59 a 133.
23
Sobre la noción de Constitución Económica Cfr. ARIÑO ORTIZ, Gaspar y otros. Principios de
Derecho Público Económico, Universidad Externado de Colombia, Lección Cuarta: La constitución
económica, Coedición Fundación de Estudios de Regulación, Madrid, Bogotá, 2003 y BREWER
CARÍAS, Alan. Reflexiones sobre la constitución económica, en Estudios sobre la Constitución
Española, Civitas, Madrid, 1991, tomo V, Pág. 3840-3854
24
A juicio de la doctrina el derecho a la libertad económica tiene un doble contenido: la libertad de
empresa y la libertad de competencia económica, vid. ANGARITA BARÓN, Ciro. La libertad
Constitución señala con claridad que la libre competencia es un derecho de todos
que supone responsabilidades (inc. 2 art. 333 C.N.), al tiempo que prescribe que,
por mandato legal, el Estado impedirá que se obstruya o restrinja la libertad
económica y evitará o controlará cualquier abuso de las personas o empresas que
hagan de su posición dominante en el mercado nacional (inciso 4 art. 333 y num.
21 art. 150 C.N.).
La intervención económica del Estado (art. 334 C.P.) se exige, pues, no sólo en
beneficio de quienes participan directamente en la competencia “en” o “por” el
mercado, sino justamente a favor de la parte más débil 29, el usuario, quien en ese
escenario de las leyes de oferta y demanda en el que se desarrollan las relaciones
de consumo, se encuentra en una posición de evidente subordinación, desventaja
e inferioridad que exige una tutela especial por parte del Estado Social (art. 13 inc.
2 C. N.), pues como advierte la doctrina:
28
Citado en PERRY RUBIO, Guillermo. Estado y sector privado en la Constitución de 1991, en
Constitución Económica Colombiana, Bibliotheca Millennio, Colección Derecho Económico y de los
Negocios, El Navegante Editores, Primera edición, Bogotá, julio de 1996, Pág. 128
29
El reconocimiento de esa posición de inferioridad o subordinación en el mercado es un tema
fuera de discusión entre los expertos en derecho del consumo. Vid. REICH, Norbert, Mercado y
Derecho, Editorial Ariel S.A., primera edición, Barcelona, 1985; BANDO CASADO, Honorio-Carlos,
Planteamientos básicos sobre la defensa del consumidor, Instituto Nacional del Consumo, Segunda
edición, Madrid, 1986. Criterio también asumido por nuestra Constitución (ver supra) y la
jurisprudencia constitucional, ver CORTE CONSTITUCIONAL, Sentencia C 1141 de 2000, M.P.
Eduardo Cifuentes Muñoz.
30
LÓPEZ CAMARGO, Javier. Constitución Económica, mercado y derecho del consumo, en
Revista Contexto No. 10, Revista de Derecho y Economía, Universidad Externado de Colombia,
Bogotá, Departamento de Derecho Económico, mayo de 2001, Pág. 28
Dada esta asimetría real, el artículo 78 de la Carta Política, fuente constitucional
directa del derecho del consumo, se constituye en un límite claro al artículo 334
citado, como una especial protección a la parte frágil de las relaciones de
mercado dada su posición de inferioridad. A este propósito resulta pertinente
consultar los antecedentes históricos de esta preceptiva:
31
CORTE CONSTITUCIONAL, Sentencia C 1141 de 2000, M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz.
mayor conveniencia. Este derecho incluye el de las organizaciones y ligas
de consumidores a difundir información relevante a sus representados.
32
ASAMBLEA NACIONAL CONSTITUYENTE. Informe de ponencia sobre derechos colectivos,
Ponentes Iván Marulanda y otros, en Gaceta Constitucional No. 46, Bogotá, lunes 15 de abril de
1991, Pág. 23.
de 2003, 1620 de 2003, 1974 de 2003, 2103 de 2003 y 447 de 2003,33 entre otros,
constituyen su régimen básico, cuyo marco regulatorio corresponde expedir a la
Comisión de Regulación de Telecomunicaciones-C.R.T.
33
Cfr. SUPERINTENDENCIA DE SERVICIOS PÚBLICOS DOMICILIARIOS, Servicios Públicos
Domiciliarios-Régimen Básico, Bogotá, Imprenta Nacional, segunda edición actualizada y corregida,
junio de 2002.
económica. El derecho del consumo viene a ser, de esta suerte, una expresión
del constitucionalismo social34 que impregna la Carta de 1991, en la medida en
que el rol de intervención económica a cargo del Estado, como director general de
la economía (art. 334 C.N.), exige de éste una acción protectora a favor de los
consumidores.
Esa protección del usuario impone una defensa a la vez individual y colectiva, con
mecanismos jurídicos de protección diversos, pero no excluyentes. En otras
palabras, la existencia de instrumentos legales de tutela individual de los
derechos del usuario en nada impide que éste acuda a instrumentos colectivos
para su defensa, como son justamente las acciones populares 35.
No debe perderse de vista que los derechos de los consumidores son tratados
como derechos colectivos y se inscriben en la llamada tercera generación de los
derechos humanos como intereses difusos o colectivos36, intereses de grupo37 o
34
Vid. ARAGÓN REYES, Manuel. Constitución y modelo económico en VVAA
Homenaje a Carlos Restrepo Piedrahita, Simposio Internacional sobre Derecho
del Estado, Tomo II, Universidad Externado de Colombia, Pág. 377-397.
35
“…la defensa de la libertad económica y del régimen competitivo de los mercados no solamente
ha de ser una responsabilidad central del Estado, como lo ordena el inciso 4º del artículo 333, sino
un asunto que compete a la propia comunidad a través del ejercicio de las acciones populares”
ASAMBLEA NACIONAL CONSTITUYENTE, Informe de ponencia sobre los derechos colectivos
presentado por Guillermo Perry Rubio, citado en PERRY RUBIO, Guillermo, Op. Cit. Pág. 129.
36
La doctrina no es uniforme en la utilización de estas expresiones. A este respecto, el Consejo de
Estado ha sostenido:
El interés o derecho DIFUSO es el correspondiente a un grupo de personas que
ante la inminencia de un daño o ante la presencia del mismo, deciden pedir
protección jurisdiccional. La vinculación entre las personas que conforman el
grupo surge como consecuencia de la necesidad de reclamar protección del
interés o derecho. Dicho interés se encuentra radicado en la comunidad y se le
denomina DIFUSO en cuanto a que es un interés que sólo se concreta en la
medida en que se vea amenazado; ésta es una diferencia con el derecho colectivo
del que se afirma se encuentra previamente concretado en una asociación,
cualquiera que ella sea, y que produce el reclamo en cuanto se obtiene la
amenaza o el daño. Lo anterior implica que el grupo de afectados puede ser
desconocido por el demandado y, aún por el demandante ya que la pretensión
difusa, como se desprende de lo ya dicho, no exige legitimación en la causa.
Respecto de los derechos colectivos, éstos se encuentran preestablecidos; la
distinción entre unos y otros se basa sólo en la procedencia de la asociación de
los afectados o amenazados. Para algunos los derechos difusos son una especie
del género derechos colectivos, porque éstos últimos se refieren a un grupo
indeterminado o no organizado como tal. En nuestro país, la Constitución de 1991,
no hace referencia a los derechos difusos, pero ello no significa que se hayan
excluido de nuestra normatividad.(CONSEJO DE ESTADO, Sala de lo
Contencioso Administrativo, Sección Primera, Sentencia de marzo 17 de 2000,
Consejero Ponente Olga Inés Navarrete Barrero, AP 0019).Sigue entonces el
criterio expuesto por la Corte Constitucional cuando señaló que la Constitución de
derechos solidarios38 que exigen una protección especial: No es casual, entonces,
que los constituyentes los hayan previsto en el capítulo 3 del título II de la
Constitución. En lo que toca a su constitucionalización, se expuso el siguiente
criterio en la Asamblea Nacional Constituyente:
1991 “no distingue, como lo hace la doctrina, entre los intereses colectivos y los
intereses difusos, para restringir los primeros a un grupo organizado y los
segundos a comunidades indeterminadas, pues ambos tipos de intereses se
entienden comprendidos en el término „colectivos‟” (Sentencia C 215 de 1999 M.P.
Martha Sáchica).
37
BUJOSA VADELL, Lorenzo-Mateo, La protección jurisdiccional de los intereses de grupo,
Editorial José María Bosch, primera edición, Barcelona, 1995.
38
CORTE CONSTITUCIONAL, Sentencia T 008 de 1992, M.P. Fabio Morón Díaz.
39
ASAMBLEA NACIONAL CONSTITUYENTE, Informe de ponencia sobre derechos colectivos,
Ponentes Iván Marulanda, Guillermo Perry, Jaime Benítez, Angelino Garzón, Tulio Cuevas y
Guillermo Guerrero, en Gaceta Constitucional No. 46, Bogotá, lunes 15 de abril de 1991, Pág. 21.
“Con la instauración a nivel constitucional de las acciones populares se
habrá dado un paso fundamental en el desarrollo de un derecho solidario
que responda a fenómenos nuevos de la sociedad, como es el daño
ambiental, los perjuicios de los consumidores, los peligros a que se ven
sometidas las comunidades en su integridad física y patrimonial, los daños
que se le causan a las mismas por el ejercicio abusivo de la libertad
económica, sin consideración a conductas leales y justas.
40
LÓPEZ CALERA, Nicolás. ¿Hay derechos colectivos? Individualidad y socializad en la teoría de
los derechos, Ariel Derecho, 1ª edición, marzo de 2000, Barcelona, Pág. 34 y 35.
41
BUJOSA VADELL, Lorenzo-Mateo, Op. Cit., Pág. 81
42
Si bien las relaciones de consumo son reguladas por el Decreto 3466 de 1982, esta disposición
no resulta en principio aplicable a los usuarios de servicios públicos domiciliarios dado el carácter
especial de sus normas constitucionales y legales, vid. Los servicios públicos y la protección al
justamente, los previstos en el Capítulo VII del Título VII de la ley 142 de 1994
(arts. 152 a 159), los cuales le permiten reclamar a título personal la defensa de
sus derechos a través de las peticiones, quejas y recursos, no excluye en manera
alguna la procedencia de las acciones judiciales para la defensa colectiva de los
derechos difusos43, como categoría diferente44 de los derechos individuales del
consumidor, pues su titularidad radica en un colectivo debido a su carácter
“supraindividual”, dando lugar a una legitimación colectiva que se otorga a un
individuo como miembro de una colectividad afectada (art. 12 ley 472 de 1998). La
doctrina de otros países ha indicado sobre el particular que:
De suerte que, a diferencia de lo que sucede con la acción de tutela (art. 86 C.N.),
50
la protección de los derechos colectivos por vía popular no es excepcional y por
lo mismo se constituye en instrumento idóneo para la defensa de los mismos, en
un plano distinto al individual, vale decir, desde su perspectiva abstracta y no
concreta, dada la doble naturaleza (individual y colectiva) de los intereses de los
consumidores.
47
Vid. Del carácter singular del derecho de la competencia en los servicios públicos domiciliarios,
en SUPERINTENDENCIA DE SERVICIOS PÚBLICOS, Servicios Públicos Domiciliarios-Actualidad
Jurídica, Tomo IV, Bogotá, Imprenta Nacional, primera edición, 2001, Pág. 120 y ss.
48
Vid. CORTE CONSTITUCIONAL, Sentencia C 263 de 1996, M.P. Antonio Barrera Carbonell.
49
Cfr. Concepto SSPD 20011300000125 en SUPERINTENDENCIA DE SERVICIOS PÚBLICOS,
Servicios Públicos Domiciliarios-Actualidad Jurídica, Tomo IV, Bogotá, Imprenta Nacional, primera
edición, 2001, Pág. 210 y ss.
50
Vid. CORTE CONSTITUCIONAL, Sentencia SU 257 de 1997, M.P. José Gregorio Hernández
Galindo.
51
Sentencia dictada dentro del proceso AP 0280. Actor: Janeth González Urrego.
Demandado: Alcaldía Municipal de Soacha.
“En el evento hipotético de que la conducta imputada al
demandado se hubiese demostrado no podría negarse con
el argumento según el cual sí la ley indicó procedimientos
administrativos para lograr la protección de derechos e
intereses colectivos la acción popular, tramitada en
procedimiento judicial, sería improcedente, porque ésta no
sirve para desplazar los mecanismos administrativos.
52
CONSEJO DE ESTADO AP- 230. Sección Tercera
El primero de los criterios referidos podría denominarse “material” u ”objetivo” y
permite que ninguna actividad escape al control que por mandato constitucional
debe ejercer la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios. De modo
que en el caso de las cabinas telefónicas, resulta claro para la Sala que cuando
quiera que las llamadas realizadas puedan calificarse de “telefonía fija” le son
aplicables las normas de la ley 142.53
53
Cfr. Ley 37 de 1993.
54
Citas de las normas tomadas de la www.crt.gov.co
En todo caso, esa operación por terceros no implica de modo alguno que estos
escapen al régimen de los servicios públicos, ni a la vigilancia y control por parte
de la Superintendencia de Servicios55. Así lo puso de relieve la disposición en cita
cuando prescribió:
Normas que deben leerse en concordancia con el numeral 11.8 del artículo 11 de
la ley 142 de 1994 que, al regular la función social de la propiedad en las
entidades prestadoras de servicios públicos domiciliarios, señaló que es deber de
la ESP “informar el inicio de sus actividades a la respectiva Comisión de
Regulación y a la Superintendencia de Servicios Públicos, para que estas
autoridades puedan cumplir sus funciones”. Tan claro resulta que los
comercializadores se les aplica el régimen de servicios públicos que la citada
Resolución CRT 087 de 1997 establece:
55
De modo que la Sala no comparte el criterio ambiguo expresado por la Comisión de Regulación
de Telecomunicaciones en el concepto 203350472 del 10 de septiembre de 2003.
están obligados a comercializar a través de terceros, sino que lo hizo directamente
con personal suyo a través de los denominados Centros de Atención al Público-
CAPs.
Ahora bien, en lo que refiere a los teléfonos públicos 56 la Resolución CRT 575 de
2002 determina que ellos deben constituirse como operadores de TPBC (art.
56
Según concepto de la Superintendencia Delegada para Telecomunicaciones de
la Superintendencia de Servicios Públicos, Ref: Radicado 2003-529-060417-2: “La
definición de teléfono público fue incluida regulatoriamente en la Resolución CRT
575 de 2002, por medio de la cual se modificó la numeración de la Resolución
CRT 087 de 1997 y se actualizaron sus modificaciones en un solo cuerpo
resolutivo, así:
“Teléfono Público: Aparato telefónico de acceso generalizado al público,
conectado a la RTPC, por medio del cual se prestan servicios de
telecomunicaciones”.
En la misma Resolución CRT 575 de 2002, se determinó que la comercialización
de servicios de telefonía pública básica conmutada (TPBC) a través de teléfonos
públicos se efectúa directamente por los operadores de TPBC o por
comercializadores.
En tal sentido, revisadas las disposiciones regulatorias transcritas, debe
entenderse que el servicio de TPBC que se presta a través de teléfonos públicos,
además de facilitar acceso generalizado al público, debe estar a cargo bien sea de
operadores de TPBC o de comercializadores de TPBC.
De tal manera que cuando el servicio es prestado a través de comercializadores,
el operador local, debe entregar las líneas destinadas para el servicio de teléfonos
públicos, en condiciones previamente determinadas por la regulación, así:
Los operadores
de TPBCL, a solicitud del operador de teléfonos públicos, deberán bloquear
las llamadas entrantes de larga distancia, así como el uso de llamadas
asistidas por operadora.
El valor del
cargo de conexión de las líneas telefónicas que se requieran para la
instalación de teléfonos públicos será como máximo, igual al valor fijado
para los usuarios de estrato IV.
De otra parte, la regulación determinó las características del servicio prestado a
través de teléfonos públicos, así como las obligaciones de quienes operen los
mismos, en los siguientes términos:
1. El operador de
teléfonos públicos debe constituirse como operador de TPBCL cuando:
Sea
responsable de la gestión de la red de telecomunicaciones, o
Responda
frente al público de la prestación del servicio.
2. Frente a los
usuarios, se deben garantizar, entre otros, los siguientes derechos 56
Conocer las
tarifas antes de utilizar el servicio
6.7.1), que dentro de los derechos de sus usuarios se encuentra el de conocer las
tarifas antes de utilizar el servicio (art. 6.7.3.1) y, en cuanto refiere a la calidad del
servicio, que los operadores de servicios de TPBC a través de teléfonos públicos
son responsables por el correcto funcionamiento de los medios físicos que utilicen
para la prestación del servicios (art. 6.7.4).
Disponer de
DTMF (marcación de tonos) permanente en los teléfonos públicos.
Recibir
instrucciones claras para utilizar el servicio.
Conocer la
información general del operador del teléfono público entre otros: Nombre o
razón social; Dirección de las oficinas; Números gratis de servicio al cliente
y reclamos
Tener acceso
universal hacia por lo menos todas las redes de TPBC nacionales e
internacionales, excluyendo la recepción de llamadas de cobro revertido.
Tener acceso
gratis al utilizar los números 1XY, incluyendo los siguientes teléfonos de
emergencia: Policía Nacional; Fiscalía; Cruz Roja; Cruz Roja Fuerzas
Militares; DAS; Daños de teléfonos públicos; Tránsito Departamental;
Atención de desastres; Bomberos; Número Único de Emergencia; Gaulas
Conocer a
través de un anuncio claro y visible, el nombre de la empresa responsable
por la prestación del servicio de TPBCL.
Contar con
características técnicas que permitan a los invidentes el acceso a los
servicios.
Contar con
características técnicas que permitan a los discapacitados el acceso al
servicio. Para este efecto, se entiende por características técnicas, entre
otras, las consagradas en el artículo 27 de la Resolución 14861 de 1985
del Ministerio de Salud y las normas que lo modifiquen o sustituyan.
Haciendo una interpretación sistemática de las disposiciones regulatorias sobre
teléfonos públicos, antes citadas, se puede concluir:
1. Que el teléfono
público, se restringe únicamente a aquellos aparatos telefónicos que
cumplen con los requisitos previstos en la regulación y que garantizan su
uso de manera general a cualquier usuario; y,
2. Que la
comercialización de servicios de TPBC a través de teléfonos públicos es
una especie dentro del género de la comercialización de servicios de
telecomunicaciones”
previsto en la ley 142 de 1994, al marco regulatorio que expida la CRT y al control
y vigilancia de la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios.
Ello comporta que los instrumentos de medición del consumo reúnan las
características técnicas y sean sometidos a un mantenimiento periódico que
garantice su fiabilidad (art. 144 Ley 142 de 1994) 57. En materia de TPBC el
57
Según CONCEPTO SSPD 20021300000318: “de conformidad con el numeral
9.1 del artículo 9º de la ley 142 de 1994 es derecho de los usuarios obtener de las
empresas la medición de los consumos reales mediante instrumentos tecnológicos
apropiados. En igual sentido el artículo 146 de la ley 142 de 1994 que la empresa
y el suscriptor o usuario tienen derecho a que los consumos se midan y a que se
empleen para ello los instrumentos que la técnica haya hecho disponible y que el
consumo sea el elemento principal del precio que se cobre al usuario. Lo anterior
significa que sólo de manera excepcional a las empresas de servicios públicos les
está permitido el cobro de tales servicios por promedio o por aforo como en efecto
lo dispone el artículo 146 antecitado. Con todo, hay que señalar que según el
capítulo VI de la citada Resolución CRT 575 de 2002 obliga a la instalación de
sistemas de consumo fiable (art. 6.6.6.1.6.1), sistema de medición del consumo
que deberá tener en cuenta los procesos de tasación, tarificación y facturación
(art. 6.6.3).
Ahora partiendo del principio de legalidad actual sobre el servicio público de TPBC
prestado a través de cabinas o teléfonos públicos la Sala estudiará el caso, que
comprende los problemas jurídicos de la apelación y otros sobre la generalidad
del caso.
2. ANÁLISIS PARTICULAR:
numeral 9.1 del artículo 9º de la ley 142 de 1994 la medición de los consumos
mediante instrumentos tecnológicos apropiados se hará dentro de los plazos y
términos que fijen las comisiones reguladoras, para lo cual deberá considerarse
la capacidad técnica y financiera de las empresas o las categorías de los
municipios establecidas por la ley.
Por otra parte, la frase “sin acción u omisión de las partes” del artículo 146 debe
entenderse en el sentido que no se presente negligencia o culpa de la empresa o
el usuario.
De otro lado, el artículo 146 y citado señala que la falta de medición del consumo
por acción u omisión de la empresa, le hará perder a ésta el derecho a percibir el
precio, entendiéndose que es omisión de la empresa la no colocación de
medidores en un período superior a seis meses después de la conexión del
suscriptor o usuario, es decir, cuando se trate de nuevos usuarios.” (en
www.superservicios.gov.co)
Honda, donde se advierte un valor superior en aquellos recibos correspondientes
al CAP Florentino Vezga (fols. 11 a 13 c. 1).
Reposa, también, copia de un oficio dirigido por el Director del Proyecto Taritel
dirigido a Orlando Wilches, fechado el 13 de marzo de 2003, en el que le informa
la ciudad de Honda:
En el caso sub lite resulta claro que la violación no desaparece simplemente con
la corrección de los errores técnicos que dieron lugar a la misma, pues lo
contrario sería afirmar que en el derecho del consumo la parte frágil de la relación
carecería de instrumentos para su protección. Sin embargo, aunque en este
evento la Sala condenará a TELECOM no se impartirá una orden de no hacer, ni
tampoco se condenará al pago de perjuicios a favor de la entidad pública no
culpable que tenga a su cargo los derechos de los usuarios de servicios
domiciliarios de telecomunicaciones, vale decir la Superintendencia de Servicios
Públicos Domiciliarios, debido a dos razones:
58
Ya la Sala definió que el Estatuto Nacional del Usuario (Decreto 1842 de 1991) no se encuentra
vigente pues sus preceptos quedaron insubsistentes con la regulación integral contenida en la ley
142 de 1994 (CONSEJO DE ESTADO, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera,
Sentencia de 14 de junio de 2001, Consejero Ponente Alier Hernández E., Exp. AP 2009. En el
mismo sentido ver Concepto SSPD 20001300000269 en SUPERINTENDENCIA DE SERVICIOS
PÚBLICOS DOMICILIARIOS, Servicios Públicos Domiciliarios- Actualidad Jurídica Tomo IV,
Bogotá, Imprenta Nacional, 2001, Pág. 197 y ss y Circular Externa SSPD 003 de 2001 en
www.superservicios.gov.co). Lo cual en nada afecta el alcance del precepto en cita ya que se
encuentra en perfecta armonía con los textos vigentes sobre la materia, contenidos en la ley 142
(art. 150).
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Expedido por el Presidente de la República en uso de las facultades
extraordinarias conferidas por el artículo 1°, numeral 7° de la Ley 573 del 2000,
DIARIO OFICIAL. Año CXXXV. N. 43903. 22, Febrero, 2000. Pág. 12.
60
DIARIO OFICIAL. AÑO CXXXIX. N. 45217. 13, Junio, 2003. Pág. 54.
F A L L A: