Está en la página 1de 9

CAMPUS VIRTUAL INTRAMED | CURSO: 1

INNOVACIONES Y PERSPECTIVAS EN EL MANEJO INTEGRAL DEL PACIENTE CON SÍNDROME CARDIOMETABÓLICO


DIRECTOR: DR. MELCHOR ALPÍZAR SALAZAR

Módulo 2:
Epidemiología
Hasta 25% de la población general no obesa y no diabética tiene resistencia a la insulina de
proporciones similares a las que se encuentra en diabetes mellitus tipo 2 (DM2), de tal manera que
estos individuos no diabéticos tienen un riesgo más elevado de desarrollar DM2. Por otro lado, esta
población presenta un riesgo de hasta tres veces más de presentar un infarto agudo al miocardio y dos
veces más de morir secundario a estos eventos al compararse con la población sin SMet.

Por consiguiente, la obesidad no era considerada como un tema de relevancia para el “mundo en
desarrollo” (ahora calificados más apropiadamente como “países de bajo y mediano ingreso”), cuando
fue evaluada por primera vez como un problema importante al inicio de los años 1970´s, en EUA, por
Bray y colaboradores en los informes Fogarty y por el Departamento de Salud del Reino
Unido/Consejo de Investigación Médica. Estos informes se enfocan simplemente en la investigación
de la obesidad, su definición, sus comorbilidades y sus implicaciones para la salud.

Desde hace años, las compañías de seguros médicos se han interesado en evaluar los riesgos reales de
la obesidad y el exceso de peso era una discapacidad reconocida, particularmente cuando se
presentaba en adultos jóvenes.

La Compañía de Seguros de Vida Metropolitana (Metropolitan Life Insurance Company), en EUA


construyó tablas en donde se especificaban los pesos apropiados para diferentes tallas en hombres y
mujeres por separado. Posteriormente dicho enfoque se simplificó calculando el índice de Quetelet, es
decir, peso en Kg/ talla en m2, ahora conocido como el índice de masa corporal (IMC). Se concluyó que
existe un incremento progresivo en riesgo con el aumento de peso y que la obesidad en la vida adulta
temprana era una desventaja considerable. Se mantuvo el mismo índice, tanto para hombres como
para mujeres, pero pasó casi una década antes de que se concluyera que los IMCs de 20 a 24.9
deberían considerarse “normales” y que la obesidad se estaba convirtiendo en un problema de salud
pública considerable que guarda una relación clara con un sin número de enfermedades,
particularmente la diabetes mellitus, la hipertensión arterial (HTA) y la enfermedad cardiovascular
(ECV).

Hace aproximadamente quince años, la Organización Mundial de la Salud (OMS) evaluó cómo clasificar
de la mejor manera a niños y adultos como desnutridos u obesos y, como parte de este nuevo análisis,
fueron observados los problemas tanto de sobrepeso como de bajo peso en América Latina y en
algunos otros países en vías de desarrollo utilizando los límites propuestos para IMC normal de 18.5-
24.9 kg/m2.

Esto derivó en la primera Consulta de Expertos en Obesidad de la OMS, en 1997, durante la cual la
OMS destacó el hecho de que la obesidad era ahora el problema no reconocido más importante de
salud pública a nivel global. El criterio para el IMC normal en el rango de 18.5-24.9 se mantuvo para
todas las edades.
La revaloración de la OMS demostró que el riesgo de muerte por ECV en relación con el IMC es más
claro que el riesgo relativo para todas las causas de muerte.
CAMPUS VIRTUAL INTRAMED | CURSO: 2
INNOVACIONES Y PERSPECTIVAS EN EL MANEJO INTEGRAL DEL PACIENTE CON SÍNDROME CARDIOMETABÓLICO
DIRECTOR: DR. MELCHOR ALPÍZAR SALAZAR

2.1 Prevalencias de sobrepeso y obesidad en México y el mundo.


La información más nueva sugiere que existen alrededor de 1.7 billones de adultos con sobrepeso u
obesidad, de los cuales más de 600 millones son obesos. Diferentes regiones varían notablemente en
sus prevalencias. Por ejemplo, en el Continente Americano, tanto en el Norte como en el del Sur, se
observan altas tasas de sobrepeso y obesidad. Igualmente es el caso de las regiones de Europa del Este
y en el Medio Oriente, las mujeres tienen prevalencias de sobrepeso y obesidad mayores a las
norteamericanas.
Enseguida fue la población masculina la que empezó a presentar una ganancia de peso mucho mayor
que la observada en los niños y jóvenes. Sin embargo, con el desarrollo creciente de la economía, la
población femenina de alto nivel socioeconómico fue la que presentó una disminución en sus tasas de
sobrepeso y obesidad. Hoy en día muchos de los países en vías de desarrollo han experimentado una
transición epidemiológica completa, de manera que las tasas más altas de sobrepeso y obesidad se
encuentran en las regiones de bajo y muy bajo nivel socioeconómico, como en el Reino Unido, EUA y
México.
En Estados Unidos de América, los datos de la NHANES de 1999-2010, la prevalencia del SMet
disminuyó de 25.5% a 22.9%. Durante este periodo la prevalencia de hipertrigliceridemia fue de 24.3%
y de hipertensión arterial de 24.0%. Por otro lado la prevalencia de hiperglicemia tuvo un incremento
de 12.9% a 19.9%, así como la circunferencia de cintura de 45.4% a 56.1%. Sin embargo estas
prevalencias varían de acuerdo al género y raza/etnicidad.
En México las últimas estadísticas son de la “Encuesta nacional de salud y nutrición” (ENSANUT) 2012,
donde se reporta un prevalencia de obesidad de un 37.5% en mujeres y 26.8% en hombres. En el caso
de la hipertensión arterial, la prevalencia incrementó entre los años 2006-2012 de 30.8% a 31.5%. En
hombres siendo la prevalencia de 33.3% y en mujeres de 30.8%. Por último la prevalencia de
hipercolesterolemia fue de 13%, 11.7% en hombres y 14.1% en mujeres.

2.2 Enfermedad cardiovascular: el IMC en relación a la morbilidad.

Hoy en día las enfermedades cardiovasculares dominan como la principal causa de muerte en el
mundo. Además de acelerar la muerte prematura, causan un impacto negativo en la salud y la calidad
de vida de estos pacientes que necesitan llevar un tratamiento de por vida para su hipertensión,
hipercolesterolemia, DMT2 y otras comorbilidades. Así como un mayor número de hospitalizaciones,
un retiro temprano debido a limitaciones y dificultades en su desempeño laboral.

De acuerdo a datos arrojados de diversos estudios de cohortes principalmente provenientes de EUA,


Canadá y Europa. Aproximadamente de 900,000 adultos de 57 estudios, el riesgo de muerte se vio
incrementado cuando el IMC sobrepasó el punto de corte clásico de 25.0 y con las tasas de mortalidad
más bajas, en ambos sexos, si el IMC se encontraba entre 22.5-25.0. Por cada incremento de cinco
unidades en el IMC, pasar del límite alto normal de 25.0 a ser justo obeso con un IMC de 30, existe un
incremento del 30% en la mortalidad general, pero del 40% en muertes por enfermedad
cardiovascular, del 120% en muertes por DMT2, del 60% en muerte por causas hepáticas, del 80% en
muertes por causas renales, del 10% en muertes por cáncer y del 20% en muertes por causas
respiratorias.
CAMPUS VIRTUAL INTRAMED | CURSO: 3
INNOVACIONES Y PERSPECTIVAS EN EL MANEJO INTEGRAL DEL PACIENTE CON SÍNDROME CARDIOMETABÓLICO
DIRECTOR: DR. MELCHOR ALPÍZAR SALAZAR

La circunferencia de la cintura, junto con una medición de colesterol HDL bajo, presión arterial
elevada, y una capacidad afectada para manejar glucosa y ácidos grasos (medidos como glucosa en
ayuno y triglicéridos elevados) fueron propuestos por primera vez como indicativos de una agrupación
de factores de riesgo denominado “síndrome metabólico”.
Hoy en día se han publicado objeciones importantes que impugnan la validez del concepto del
síndrome metabólico para que se garantice un análisis coherente de información global, referente a
este problema, en un intento por sobrellevar toda la confusión, en especial los diferentes enfoques
sobre si un incremento en la circunferencia de la cintura era crucial o no. Actualmente la IDF ha
cambiado sus políticas y reconoció el enfoque de EUA de simplemente tener la medición de cintura
como uno de los cinco posibles contribuyentes para el diagnóstico del síndrome metabólico aunque se
han mantenido con las mediciones más bajas de circunferencia de cintura.
Cualquiera que sea la manera como se clasifique, las tasas de prevalencia del SMET en los adultos
mexicanos continúa siendo muy alta, aunque aún no se encuentran en los niveles observados en los
Estados Unidos. Es sobresaliente que el incremento en los niveles promedio de colesterol en sangre ya
había ocurrido antes del año 2000 y habían mostrado un incremento adicional para el año 2006. Esto
significa que la epidemia cardiovascular se está intensificando en México y produciendo un problema
de salud pública aún mayor. Esto se debe atribuir al contenido nutricional inapropiado: alto en grasas
saturadas y posiblemente en grasas trans, de nuevos alimentos que son introducidos a la dieta
mexicana con el cambio de este siglo. La prevalencia total del síndrome metabólico en México de 25-
28% utilizando el criterio de la ATPIII se compara con la prevalencia ponderada promedio del síndrome
metabólico de los países latinoamericanos de 24·9 (rango: 18·8–43·3) %. El síndrome es ligeramente
más frecuente en las mujeres latinoamericanas (25·3%) que en los hombres (23·2%), en contraste con
la dominancia en México del síndrome en hombres. El grupo de edad con la prevalencia más alta en
América Latina es también el de 50+. Los componentes más frecuentes del síndrome metabólico en
América Latina fueron niveles bajos de colesterol HDL (62·9 %) y obesidad abdominal (45·8%).

2.3 Las causas de obesidad en América Latina


El primer análisis nacional de la relación entre dieta y obesidad se basó en datos muy cuidadosamente
recolectados por Brasil relacionados con el consumo de grasa total y obesidad. A medida que
cambiaba la dieta de los pobres a base de mandioca, maíz y frijoles a arroz, frijoles y manteca, y luego,
en el grupo de mayor opulencia, a una combinación de trigo, arroz, aceite, carne y leche, el contenido
de grasa de la dieta se elevó de 7% a 35% del total de la energía. Así, a medida que aumentaba el
contenido de grasa de la dieta, el IMC se elevaba progresivamente.

Existe evidencia clara alrededor del mundo de que el contenido de grasa de la dieta, el cual incrementa
su energía densa, es un factor importante que afecta el desarrollo de obesidad y hay evidencia nueva
que muestra que los consumos de azúcar, en particular los refrescos, parecen eludir la habilidad del
cerebro para regular el número de calorías consumidas. Los intensos esfuerzos de la industria de
alimentos para satisfacer la demanda primigenia de grasa, azúcar y sal, las cuales en términos
evolucionarios eran rarezas en la dieta, han, desafortunadamente, satisfecho los gustos primitivos de
CAMPUS VIRTUAL INTRAMED | CURSO: 4
INNOVACIONES Y PERSPECTIVAS EN EL MANEJO INTEGRAL DEL PACIENTE CON SÍNDROME CARDIOMETABÓLICO
DIRECTOR: DR. MELCHOR ALPÍZAR SALAZAR

la población, pero al hacerlo, ha precipitado la epidemia de obesidad, DM2, hipertensión y


enfermedad cardiovascular, así como varios tipos de cáncer.

Podríamos por lo tanto concluir que el uso de aceites vegetales y el consumo de comidas rápidas con
un alto contenido de grasa están contribuyendo de manera importante a la enorme carga de
enfermedad en América Latina, en donde el contenido de grasa en la dieta aún no es tan alto como en
EUA. Así, el contenido de grasa y de grasa saturada de la dieta mexicana parece no haber alcanzado
aún los niveles de EUA, aunque datos recientes de análisis de lípidos de la Encuesta Nacional en el año
2006 mostraron que una alta proporción de pacientes padecían de hiperlipidemia. Los niveles de HDL
de los mexicanos pudieran considerarse particularmente bajos pero esto pudiera reflejar, en parte, el
alcance de la adiposidad abdominal observada en México, así como las muy modestas cantidades de
ejercicio que realiza una alta proporción de los mexicanos que viven en las ciudades.

2.3.1 El papel de la inactividad física


Es bien reconocido que la falta de actividad física contribuye de manera importante a la ganancia de
peso y también aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular así como de DM y algunos tipos de
cáncer, de manera que algunos especialistas en ejercicio argumentan que la única relación de
enfermedad con obesidad es, de hecho, la falta de actividad física y que los incrementos en IMCs,
como tales, son de poca importancia. Sin embargo, cuando se estratifican los riesgos de exceso de IMC
por niveles de inactividad física, se puede observar que los riesgos de IMC´s elevados en término de
enfermedad cardiovascular están presentes aun cuando hay niveles altos de actividad física. De
manera que tanto la actividad física como una grasa corporal normal son importantes para prevenir la
enfermedad cardiovascular.

2.3.2 Determinantes sociales de la salud


En los últimos dos o tres años, la OMS se ha venido enfocando cada vez más en las grandes diferencias
entre ricos y pobres, tanto dentro de un país como entre países. Se han producido una serie de
informes que muestran que la desigualdad engendra problemas a todo lo largo del espectro de los
asuntos de salud. Estos desarrollos bien establecidos, valoran los efectos de las políticas sociales sobre
la salud misma. Este tema es importante en el desarrollo no sólo de la obesidad, sino en una serie de
dificultades en muchas sociedades. Esta cuestión ha sido identificada como la desigualdad de ingresos
en y entre países e incluyen no solo las interacciones de la comunidad y las relaciones sociales en una
localidad, pero, a mayor desigualdad en la sociedad, mayores son los problemas mentales de salud y
mayor será el uso de drogas como la heroína. La salud física y la expectativa de vida también están
relacionadas con la desigualdad, y las tasas de obesidad asimismo serán mayores en sociedades
desiguales. El rendimiento educacional igualmente se verá disminuido y existen más embarazos en
adolescentes; es más probable que la violencia doméstica y general, así como los encarcelamientos, se
extiendan en sociedades desiguales. Más aún, la habilidad de las personas para mejorar sus
condiciones de vida y escalar socialmente se encuentra dañada.

Lo que realmente significa es que en una sociedad tan desigual como México, con el Tratado de Libre
Comercio (NAFTA) acordado con EUA, las compañías de alimentos pueden usar a México como otro
mercado redituable, en donde pueden verter grandes cantidades de excedentes de grasa de su
industria de la carne y exportar cualquier exceso de maíz en forma de jarabes de fructosa y otros
alimentos baratos llenos de grasa y azúcar. Mucho del exceso de grasa y azúcar ha sido producido por
CAMPUS VIRTUAL INTRAMED | CURSO: 5
INNOVACIONES Y PERSPECTIVAS EN EL MANEJO INTEGRAL DEL PACIENTE CON SÍNDROME CARDIOMETABÓLICO
DIRECTOR: DR. MELCHOR ALPÍZAR SALAZAR

décadas por subsidiarias Federales de EUA para la producción de grasa, aceites, azúcar y maíz; estos
subsidios van a parar a grandes compañías lucrativas.

Es bien sabido que las personas en México y en todo el mundo, eligen sus alimentos basados en el
precio, la disponibilidad y, también, por el alcance de la mercadotecnia. Mientras más pobre es la
gente, tiene una mayor conciencia de los precios, de manera que las personas pobres en México van a
pasar por tiempos difíciles a menos que puedan ser ayudados por los doctores a crear su propio
microambiente de alimentos de manera de que les sea posible, entonces, hacer grandes esfuerzos
para mantener una dieta baja en grasa, fructosa y otros azúcares refinados, a la vez de llevar una dieta
baja en sal y que contenga abundante fibra, como la tenían las dietas tradicionales tan comunes entre
la gente de México hace medio siglo. Este tipo de dieta es aún evidente entre los indios Pima de
México. Sólo con una muy buena dieta, en un ambiente bueno y propicio para hacer actividad física
rutinaria podría un grupo genéticamente susceptible esperar evitar el desarrollo de obesidad.

Es posible concluir que, por los estudios más recientes, que América Latina, (incluídas las tasas de
obesidad de México), no sólo ya alcanzó niveles alarmantes, sino que la tasa de aceleración de la
obesidad tanto infantil como en el adulto, es de gran preocupación. El hecho de que las tasas de DM2
estén creciendo tan rápidamente y ahora impongan una carga sustancial en la comunidad y los
servicios de salud, está en consonancia con el concepto de que los latinoamericanos, quizá por razones
relacionadas con su mal estado nutricional cuando eran niños, son especialmente sensibles a estas
comorbilidades.

Esto implica la necesidad de un cambio dramático en las políticas de salud pública en América Latina si
los países desearan evitar o, por lo menos, disminuir el avance tan rápido de las oleadas de
enfermedad y muerte prematura.

El reporte de la OECD también proporciona un análisis costo-beneficio de las diferentes opciones que
demuestran, con evidencia muy clara, que es inútil confiar en sólo decirles a las personas que cambien
su dieta y hagan más ejercicio. Se necesitan unas series de medidas regulatorias para combatir, con
efectividad, la crisis de obesidad que ya desbordan los servicios médicos en México.

Referencias

1. Bray GA. (Ed.) Obesity in perspective. A conference sponsored by the John E. Fogarty International
Centre for advanced studies in the Health Sciences. DHEW Publication, Washington. 1973, Vol. 2.
2. James, WPT (Compiler). Research on Obesity. A Report of the DHSS/MRC Group. 1976. H.M.S.O.
London.
3. Metropolitan Life Insurance Company, New York. Mortality among overweight men and women.
Statistical Bull. February, 1960, 4.
4. Black, D (Ed). Obesity. Report of the Royal College of Physicians. London, 1983.
5. World Health Organization. Physical Status: The Use and Interpretation of Anthropometry
Technical Report Series 854 1995.
CAMPUS VIRTUAL INTRAMED | CURSO: 6
INNOVACIONES Y PERSPECTIVAS EN EL MANEJO INTEGRAL DEL PACIENTE CON SÍNDROME CARDIOMETABÓLICO
DIRECTOR: DR. MELCHOR ALPÍZAR SALAZAR

6. [World Health Organization. Obesity: Preventing and Managing the Global Epidemic. WHO
Technical Report Series no. 894. WHO, Geneva, 2000.
7. Alpízar , M. Guía para el Manejo Integral del Paciente Diabético. 4a edición. Manual Moderno,
Mexico, D.F., 2015.
8. Samson SL., y Garber AJ.(2014).Metabolic Syndrome.Endocrinol Metab Clin N Am 43 (2014) 1–23.
http://dx.doi.org/10.1016/j.ecl.2013.09.009 Alpízar , M et al. (2008). Manual del Paciente
Diabético.3ª ed.
9. Mogre , V et al. (2014) Prevalence, components and associated demographic and lifestyle factors
of the metabolic syndrome in type 2 diabetes mellitus. Journal of Diabetes & Metabolic Disorders,
13:80.
10. Gutiérrez, JP et al. (2012). Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012.Resultados Nacionales.
Instituto Nacional de Salud Pública.
11. Beltrán-Sánchez H, Harhay MO, Harhay MM, McElligott S. Prevalence and Trends of Metabolic
Syndrome in the Adult U.S. Population, 1999–2010. J Am Coll Cardiol.2013;62(8):697-703.
doi:10.1016/j.jacc.2013.05.064.
12. James, WPT, Jackson-Leach, , R, Mhurchu, CN, Kalamara, E,, Shayegi, M, Rigby, N, Nishida, C,
Rogers, A. Overweight and obesity. In: Ezzati, M, Lopez, AL, Rogers, A, Murray, CJL (eds).
Comparative Quantification of Health Risks: Global, Regional, Burden of Disease Attributable to
Selected Major Risk Factors. WHO: Geneva, 2004; pp. 497–596.
13. Jebb SA, Rennie KL, Cole TJ. Prevalence of overweight and obesity among young people in Great
Britain. Public Health Nutr. 2004 May;7(3):461-5.
14. Drewnoswski A, Specter SE. Poverty and obesity: the role of energy density and energy costs. Am J
Clin Nutr. 2004;79 (1):6-16.
15. Instituto Nacional de Nutrición Salvador Zubirán. Encuesta Urbana de Alimentación en la Zona
Metropolitana de la Ciudad de México 2002. Estratos socioeconómicos bajos. Curiel A, Shamah T,
Chávez A, Galindo C. Abril 2003.
16. Ortiz-Hernández L, Acosta-Gutiérrez MN, Núñez-Pérez AE, Peralta-Fonseca N, Ruíz-Gómez Y. En
escolares de la Ciudad de México la inseguridad alimentaria se asoció positivamente con el
sobrepeso. Revista de Investigación Clínica 2007; 59:32-41.
17. Barlow SE, Dietz WH. Obesity evaluation and treatment: expert committee recommendations. The
Maternal and Child Health Bureau, Health Resources and Services Administration, and the
Department of Health and Human Services. Pediatrics 1998;102:E29.
18. Cole TJ, Bellizzi MC, Flegal KM & Dietz WH. Establishing a standard definition for child overweight
and obesity worldwide: international survey, Brit. Med. J, 2000; 320, 1-6.
19. Cole TJ, Lobstein T. Increasing the utility of the international body mass index cut-offs for thinness,
overweight and obesity. ( in press)
20. Parsons TJ, Power C, Logan S, Summerbell CD. Childhood predictors of adult obesity: a systematic
review. Int J Obes Relat Metab Disord. 1999; Nov;23 Suppl 8:S1-107.
21. Baker JL, Olsen LW, Sørensen TI Childhood body-mass index and the risk of coronary heart disease
in adulthood N Engl J Med. 2007 ;357:2329-37.
CAMPUS VIRTUAL INTRAMED | CURSO: 7
INNOVACIONES Y PERSPECTIVAS EN EL MANEJO INTEGRAL DEL PACIENTE CON SÍNDROME CARDIOMETABÓLICO
DIRECTOR: DR. MELCHOR ALPÍZAR SALAZAR

22. Ezzati M, Lopez AD, Rodgers A, Vander Hoorn S, Murray CJL, and the Comparative Risk
Assessment Collaborating Group Selected major risk factors and global and regional burden of
disease. Lancet, 2002; 360:1347-1360.
23. World Health Organisation Noncommunicable diseases country profiles.2011.Geneva. WHO 2011.
24. Mulrow DC, Chiquette E, angel L, Cornell J, Summerbell C, Anagnostelis B, Grimm R Jr, Brand MB.
Dieting to reduce body weight for controlling hypertension in adults. Cochrane Database System
Review, 2000; 2:CD000484
25. Avenell A , Broom J, Brown TJ, Poobalan A, Aucott A,Stearns SC, Smith WCS, Jung RT Campbel MK,
Grant AM. Systematic review of the long term effects and economic consequences of treatments
for obesity and implications for health improvements. Health Technol Assess. 2004 ;8:iii-iv, 1-182.
26. Siebenhofer A, Jeitler K, Berghold A, Waltering A, Hemkens LG, Semlitsch T, Pachler C, Strametz R,
Horvath K Long-term effects of weight-reducing diets in hypertensive patients . Cochrane
Database Syst Rev. 2011;9:CD008274
27. Dattilo AM, Kris-Etherton PM. Effects of weight reduction on blood lipids and lipoproteins: a meta-
analysis. Department of Foods and Nutrition, University of Georgia, Athens 30602. American
Journal of Clinical Nutrition 1992; Vol 56: 320-328.
28. Caterson ID, Finer N, Coutinho W, Van Gaal LF, Maggioni AP, Torp-Pedersen C, Sharma AM, Legler
UF, Shepherd GM, Rode RA, Perdok RJ, Renz CL, James WP; on the behalf of the SCOUT
Investigators. Maintained Intentional Weight Loss Reduces Cardiovascular Outcomes: Results from
the Sibutramine Cardiovascular Outcomes(SCOUT) Trial. Diabetes Obes Metab. 2011 Dec 22.
doi:10.1111/j.1463-1326.2011.01554.x.
29. Colditz GA, Willett WC, Rotnitzky A, Manson JE. Weight gain as a risk factor for clinical diabetes
mellitus in women. Annals of Internal Medicine, 1995; 122(7):481–486.
30. Lean ME, Powrie JK, Anderson AS, Garthwaite PH. Obesity, weight loss and prognosis in type 2
diabetes. Diabetic Medicine, 1990; 7(3):228–233.
31. Chan JM, Rimm EB, Colditz GA, Stampfer MJ, Willett WC. Obesity, fat distribution, and weight gain
as risk factors for clinical diabetes in men. Diabetes Care, 1994 Sep; 17(9):961-9.
32. Colditz GA, Willett WC, Rotnitzky A, Manson JE. Weight gain as a risk factor for clinical diabetes
mellitus in women. Annals of Internal Medicine, 1995; 122(7):481–486.
33. World Cancer Research Fund/American Institute of Cancer Research. Food, Nutrition, Physical
Activity, and the Prevention of Cancer: a Global Perspective. Washington DC:AICR,2007.
34. Adams T D, Gress R E, Smith S C, Halverson R C, Simper S C, Rosamond W D, LaMonte M J , Stroup
A M, Hunt S C. Long-Term Mortality after Gastric Bypass Surgery N Engl J Med 2007;357:753-61.
35. Yusuf, S, Hawken, S, Ounpuu, S, Dans, T, Avezum, A, Lanas, F, Mcqueen, M, Budaj, A, Pais, P,
Varigos, J, Lisheng, L, Interheart, Study Investigators. Effect of potentially modifiable risk factors,
associated with myocardial infarction in 52 countries (the INTERHEART, study): case-control study.
Lancet, 2004; 364: 937–952.
36. The Scottish Intercollegiate Guidelines Network (SIGN)., Obesity, in Scotland: Integrating
Prevention with Weight Management, No. 8. Royal College of Physicians, Edinburgh, UK. URL
http://, www.sign.ac.uk/. 1996.
CAMPUS VIRTUAL INTRAMED | CURSO: 8
INNOVACIONES Y PERSPECTIVAS EN EL MANEJO INTEGRAL DEL PACIENTE CON SÍNDROME CARDIOMETABÓLICO
DIRECTOR: DR. MELCHOR ALPÍZAR SALAZAR

37. Han, TS, van Leer, EM, Seidell, JC, Lean, ME. Waist circumference, action levels in the identification
of cardiovascular risk factors: prevalence study in a random sample. BMJ, 1995; 311: 1401–1405.
38. NIH 1998: Clinical Guidelines on the Identification, Evaluation and Treatment of Overweight and
Obesity in Adults: the Evidence Report. US Department of Health & Human Services, National
Institutes of Health, National Heart, Lung and Blood Institute, USA. National Institutes of Health.
1998.
39. National Institutes of Health: Third report of the National Cholesterol Education Program Expert
Panel on Detection, Evaluation, and Treatment of High Blood Cholesterol in Adults (Adult
Treatment Panel III). Executive Summary. Bethesda, MD, National Institutes of Health, National
Heart, Lung and Blood Institute, 2001 (NIH Publ. No. 01-3670).
40. Alberti KG, Eckel RH, Grundy SM, Zimmet PZ, Cleeman JI, Donato KA, Fruchart JC, James WP, Loria
CM, Smith SC Jr; International Diabetes Federation Task Force on Epidemiology and Prevention;
Hational Heart, Lung, and Blood Institute; American Heart Association; World Heart Federation;
International Atherosclerosis Society; International Association for the Study of Obesity.
Harmonizing the metabolic syndrome: a joint interim statement of the International Diabetes
Federation Task Force on Epidemiology and Prevention; National Heart, Lung, and Blood Institute;
American Heart Association; World Heart Federation; International Atherosclerosis Society; and
International Association for the Study of Obesity. Circulation. 2009 ;120:1640-5.
41. Reaven GM. Banting Lecture. Role of insulin resistance in human diseases. Diabetes, 1988; 37:
1595-1607.
42. Alberti KGMM, Zimmet P, Shaw J, for the IDF Epidemiology Task Force Consensus Group. The
metabolic syndrome—a new worldwide definition. Lancet. September 24, 2005; Vol. 366, 1060-
1061.
43. James WPT Assessing obesity: are ethnic differences in body mass index and waist classification
criteria justified? Obesity Reviews 2005; 6:179-181.
44. Kahn R, Ferrannini E, Buse J and Stern M. The metabolic syndrome: time for a critical reappraisal.
Joint statement from the American Diabetes Association and the European Association for the
Study of Diabetes. Diabetes Care 2005; 28:2289-2304.
45. Villalpando S, Shamah-Levy T, Rojas R, Aguilar-Salinas CA. Trends for type 2 diabetes and other
cardiovascular risk factors in Mexico from 1993-2006. Salud Pública de México, 2010; 52S:S72-S79.
46. Márquez-Sandoval F, Macedo-Ojeda G, Viramontes-Hörner D, Fernández Ballart JD,Salas Salvadó J,
Vizmanos B. The prevalence of metabolic syndrome in Latin America: a systematic review. Public
Health Nutr. 2011 ;14:1702-13.
47. World Health Organisation (1990). Diet, nutrition and the prevention of chronic diseases.
Technical Report Series 797. WHO Geneva.
48. Bray GA, Popkin BM. Dietary fat intake does affect obesity rate. American Journal of Clinical
Nutrition 1998; 68:1157-1173.
49. World Health Organization. Diet, Nutrition and the Prevention of Chronic Diseases. Report of
a Joint WHO/FAO Expert Consultation. WHO Technical Report Series No. 916. World Health
Organization, Geneva, 2003.
CAMPUS VIRTUAL INTRAMED | CURSO: 9
INNOVACIONES Y PERSPECTIVAS EN EL MANEJO INTEGRAL DEL PACIENTE CON SÍNDROME CARDIOMETABÓLICO
DIRECTOR: DR. MELCHOR ALPÍZAR SALAZAR

50. Aguilar-Salinas CA, Gómez Pérez FJ, Rull Rodrigo J, Villalpando S, Barquera S, Rojas R.
Prevalence of dyslipidemias in the Mexican National Health and Nutrition Survey 2006. Salud Publica
Mex 2010; 52 Suppl 1:S44-S53.
51. Morris JN, Everitt MG, Pollard R, Chave SP, Semmence AM. Vigorous exercise in leisure-time:
protection against coronary heart disease. Lancet, 1980; 2:1207–1210.
52. Paffenbarger RS Jr, Laughlin MD, Gima AS, Black RA. Work activity of longshoremen as related
to death from coronary heart disease and stroke. New England Journal of Medicine, 1970;
282(20):1109–1114.
53. Bauman AE. Updating the evide nce that physical activity is good for health: an
epidemiological review 2000-2003. J Sci Med Sport, 2004; 7(Suppl.1): 6-19.
54. CSDH.2008. Closing the gap in a generation: health equity through action on the social
determinants of health Final report of the Commission on the Social Determinants of Health. Geneva.
World Health Organisation.

Copyright © 2015 Dr. Melchor Alpízar Salazar. Todos los derechos reservados.

También podría gustarte