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Capítulo 1.

El cristiano está llamado a tener un secreto, el secreto de llevar una vida de intimidad
con Dios; pero ¿qué sucede cuando no llevamos esa vida?, o ¿qué sucede cuando
la llevamos a media?, por lo general cuando le preguntamos a un cristiano si lleva
una vida de intimidad con Dios te responderá que sí, la cosa es si esa intimidad es
constante, cuando me acuerdo, cuando tengo tiempo, algo así de vez en cuando;
pero ¿qué pensará Dios cuando llevamos una intimidad a medias?, preguntémonos
si la vida de intimidad que llevamos ¿hace feliz a Dios?, o si la forma en que lo
buscamos ¿es la correcta?. En lo particular, yo no suelo estar en el lugar secreto
constantemente, en mí eso no es algo diario, quizás es porque no reparto bien el
tiempo, o porque pongo por prioridad otras cosas y no le estoy dando el lugar que
Dios merece en mi vida, cosa que tengo que cambiar radicalmente.
A veces necesitamos abrir un poco nuestros sentidos espirituales y estar prestos a
lo que Dios nos quiere decir, así como Crhis y Deeann que pasando por una crisis
económica decidieron acercarse al lugar secreto y buscar la dirección de Dios, y
abriendo sus sentidos espirituales lograron obtener una respuesta. Hay aspectos
positivos y negativos en esta historia, lo positivo es que sus sentidos espirituales
estaban abiertos y prestos a escuchar la voz de Dios y para esto fue necesario
acercarse al lugar secreto, mientras que el aspecto negativo es que no solamente
debemos acercarnos a la intimidad cuando estamos pasando por una crisis, no
solamente para dar a conocer nuestras necesidades a Dios, sino también para
adorar y agradecer y cuando equilibremos estas cosas, Dios se agradará aún más
con nosotros. Dios quiere que el cristiano tenga un compromiso ferviente y diario en
buscar el lugar secreto y que esto se convierta como parte de nuestra esencia, que
exista una relación íntima, apasionada y viva con él, que no lo vallamos a ese lugar
por ir, o porque me toca, sino por agradecimiento, adoración y amor a Dios, así
como él nos ama.
El llamado de Dios ardiendo en nosotros será imparable si dedicamos nuestra vida
a la encendida pasión de la íntima comunión con el amante de nuestra alma, porque
conoceremos el poder de la intimidad. Este capítulo deja como enseñanza el buscar
de Dios en la intimidad, a tener una constante búsqueda de él en el lugar secreto y
a tener nuestros sentidos espirituales abiertos, en lo particular he decidido por crear
un compromiso fijo en la intimidad con Dios, a que sea algo constante e imparable,
pero todo debe hacerse con un corazón humilde, apasionado y agradecido,
pensando que tal cosa nos llevará a terminar la carrera de la fe.

Capítulo 2
Todo cristiano sabe que al ir al lugar secreto, tiene la convicción de que Dios está
ahí, pero ¿qué es lo que verdaderamente creemos que es el lugar secreto?, será
un lugar ¿para pedir?, ¿para agradecer?, ¿para dar gracias?, ¡No!, no solamente
es para eso, muchos tenemos el concepto de decir que es para ORAR, pero ¿qué
es orar?, orar es hablar con Dios, y cuando tú hablas con alguien existe un momento
en el que deber escuchar lo que la otra persona te dice; y así exactamente pasa con
Dios, así como nosotros le hablamos, también debemos dejar el que él hable y
¿cómo logro escuchar su voz?, ¡fácilmente!, con la puerta cerrada.
El secreto de la puerta cerrada es difícil de comprender, porque cuando hablan de
“puerta cerrada”, no se refieren a una puerta como tal, sino a un lugar aparte, solo,
secreto; se refiere a una intimidad, a una búsqueda del padre a solas, entendiendo
que Dios está ahí. Jesús aclaró en varias ocasiones que el padre está en el lugar
secreto cuando decía “tu padre que ve lo que haces en secreto”, refiriéndose a que
“nuestro padre está en la intimidad, a solas, donde nadie nos ve”. Solo Dios
comprende por lo que pasamos y lo que realmente necesitamos cuando estamos
pasando por dificultades; eso que llamamos tormenta, cosa que siempre llega,
Jesús habla en Mateo que hubo un hombre sabio que edificó su casa sobre la roca
y otro insensato que la edificó sobre la arena y cuando llegó la tormenta la casa del
prudente sobrevivió y la del insensato fue acabada; y esto nos enseña y nos
pregunta ¿Dónde tenemos nuestra casa?, ¿tenemos buenos cimientos?, cimientos
fuertes y no débiles, y si tenemos cimientos débiles ¿cómo los fortalecemos?, uno
de los elementos esenciales de esos cimientos es tener una vida secreta e íntima,
es que Dios nos equipa para ser fuertes cuando pasamos por esas tormentas, toda
nuestra vida debe estar relacionada con tener la “puerta cerrada”, es decir, con tener
el compromiso diario de ir al lugar secreto.
En lo particular mi puerta ha estado casi siempre abierta, he permitido distracciones
en esa intimidad, he dejado la puerta abierta en ocasiones para permitir ser
interrumpido, cosa que debe cambiar, donde crearé el compromiso de cerrar mi
puerta y vivir el mejor momento de un cristiano, la intimidad, el estar sentado a los
pies del maestro y dejarlo obrar. Este capítulo nos deja por enseñanza que la
intimidad te permite conocer al padre, al padre lo conocerás en el lugar de intimidad,
cerrando tu puerta, estando en secreto con él, dejando que obre y haga fuerte tu
cimiento, haciendo que estés sobre la roca, y así logras llevar una vida en la
presencia de Dios, con la convicción de que el padre está contigo.

Capítulo 3.
Todos alguna vez hemos escuchado la voz de Dios, o hemos pasado por el
momento en el que estamos en la predica y creemos que todo lo que dicen es para
nosotros, cuando en realidad es Dios hablando para que actuemos. En toda la
historia de la humanidad Dios ha estado hablando al hombre de todas las formas
posibles, con el fin de hacer lo correcto, lo que le es de agrado para él, en muchas
ocasiones la biblia registra el momento en que Dios habla a la humanidad, pero la
humanidad se centra tanto en sí misma y en lo que sucede a su alrededor que
obedecer la voz del padre, haciéndose rebelde y trayendo consigo el juicio de Dios.
El hecho de escuchar la voz de Dios también implica ser obedientes y poner por
obra lo que él nos demanda; el salmo 95 dice “si ustedes oyen hoy su voz, no
endurezcan el corazón”, pero ¿qué significa no endurecer el corazón?, no endurecer
el corazón significa no evadir lo que Dios nos está hablando, significa no ser
cobardes cuando Dios nos está demandando algo, no decir que esa palabra no fue
para mí, sino que al contrario debemos esforzarnos por ser obedientes, aunque nos
cueste, debemos actuar; sin embargo ¿qué tiene que ver el corazón con el lugar
secreto? O ¿qué tiene que ver el escuchar a Dios, con ese lugar?, pues fácil, cuando
vamos al lugar secreto con nuestra puerta cerrada, es necesario comprender el
“secreto de escuchar”, cuyo secreto se trata de escuchar la voz audible de Dios,
porque cerramos la puerta de nuestro lugar secreto para que podamos callar todas
las voces que nos distraen y sintonizar nuestros corazones con la voz que
deseamos escuchar, la voz que nos conviene, porque nos edifica, nos conforta, nos
alienta, nos ayuda a permanecer confiados, a proseguir a la meta, a acabar la
buena batalla de la fe, y lo más importante nos ayuda a vivir diariamente en santidad,
por tal razón yo debo obedecer esa voz, porque esa voz es vida, porque si no
atendemos a su voz, el no atenderá a la nuestra; Dios dice en su palabra “como no
me escucharon cuando los llamé, tampoco escucharé cuando ellos me llamen”,
entonces si no escuchamos, ni obedecemos, entonces cuando necesitemos
verdaderamente de la ayuda de Dios, él no nos escuchará, pero si le cumplimos, él
también cumplirá nuestros deseos.
Escuchar a Dios es el secreto más grande compartido en el lugar secreto. En lo
personal he escuchado a Dios, pero en ocasiones he obedecido y en otra no, pero
¿qué ha pasado cuando no he obedecido?, simplemente las cosas no marchan
igual, la tormenta aumentaba de tamaño hasta que comprendía que debía ser fiel,
como él lo es conmigo. El capítulo de este libro nos exhorta a descubrir ese secreto
de escuchar a Dios y ser fieles a lo que él nos demanda, así como yo, que crearé el
compromiso de ser obediente y oyente de su voz.

Cornelio
¿Crees qué Dios está contigo, sabiendo que no perteneces a su pueblo?, eso
mismo pasó con Cornelio, un hombre gentil, ayudaba a los pobres, vivía una vida
de oración y rectitud, practicaba el ayuno y mantenía el lugar secreto de oración;
era un hombre que amaba a Dios con su corazón.
Para los judíos, los gentiles no eran dignos de recibir el espíritu santo, o ser
bautizados, porque creían que ellos no eran parte del pueblo de Dios y que sus
costumbres eran diferentes e inmundas delante de Dios; pero todo eso cambió con
el modo de actuar de este hombre, Dios se agradó tanto de él que fue primicia para
los demás gentiles que llegaron a seguir a Jesús, sus oraciones llegaron a la
presencia de Jehová y este lo recompenso con el espíritu santo. Hoy en día creemos
que no tenemos que ser judíos para pertenecer al pueblo de Dios, solo tenemos
que amarle y hacer las cosas que a él le agradan y eso subirá a su presencia. Pedro
tuvo una visión en la que una voz le dijo “lo que Dios limpió, no lo tú común”, sin
embargo Pedro se preguntó ¿qué quiso decir esa voz?, lo que él no sabía era qué
Dios empezaría a aceptar a los gentiles en su pueblo, y que estos no podías ser
rechazados porque él los había limpiado; siendo Cornelio el primer gentil en ser
parte del pueblo de Dios por su vida recta delante de los hombres y de Dios. Tu y
yo somos gentiles, pero con la oportunidad de arrepentirnos y ser salvos por amor
a Dios.
Así como le pasó a Cornelio también nos pasa a nosotros; somos aptos para
pertenecer al reino de los cielos, pero debemos llevar esa vida de oración, ayuda,
practicando las disciplinas espirituales y lo más importante acercándonos a lugar
secreto. En lo personal siento me hace falta ser un poco más disciplinado
espiritualmente y constante en la intimidad, así como Cornelio Dios escuchó sus
oraciones por sus buenos actos que llegaban a su presencia, así mismo debe pasar
con todos nosotros, creando el deber de búsqueda incansable por las cosas del
Reino.

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