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1904. La reciente Sociedad de Sociología recibe a Francis Galton con una breve conferencia en la
Universidad de Londres, titulada “Eugenesia: Su definición, alcances y propósitos”, este discurso
corresponde a uno de los múltiples intentos del padre de esta joven ciencia, para situarla entre los
principales lineamientos científicos de la academia inglesa.
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Para dicho propósito donaría la nada desdeñable cifra de 1500 libras, mas una subvención de 500 al año,
para contratos, instalaciones y medios de trabajo.
avanzada operando en la mejora de la humanidad, la expresión mas acabada de la razón humana
operando sobre la propia especie” (Palma 4).
La relación que genera Galton entre ciencia y religión debe ser considerada con mayor profundidad
que un argumento para deslegitimar a través de un supuesto utilitarismo del estatus científico a
fines ideológicos (Palma 9). Aparentemente se discute el valor científico de la Eugenesia, pero no el
contexto académico donde se construyó y legitimo como saber. A este respecto Harvey considera
que “La investigación científica se produce en un ámbito social, expresa ideas sociales y transmite
significados sociales. Si nos molestamos en sondear más profundamente esos significados sociales,
tal vez observemos que métodos científicos particulares expresan ciertas posiciones éticas o
ideológicas” (Harvey 53).
En buena medida, esta articulación del discurso científico con el social de cada época pueda hacer
comprensible la multiplicidad de asociaciones que realizara el discurso eugénico. Palma considera
que la eugenesia “No es más que una de las manifestaciones exacerbadas de la necesidad de control
y dominio de la población, que fue adoptando el capitalismo hacia fines del siglo XIX y, sobre todo
en la primera mitad del XX” (Palma). No obstante, un ejemplo problematizador de la asociación
eugenesia-capitalismo parece ser la figura de Paul Robin, amigo de Kropotkin y parte de la
Internacional desde 1866. A partir de posturas neomaltusianas, Robin consideraba como un
elemento clave para la superación de la degeneración masiva y la lucha de clases, la necesidad de
un control de nacimientos, lo que supondría reducir el “ejército de reserva” del capitalismo y
regenerar a la población obrera de la corrupción del medio en que les ha sumido los regímenes de
producción capitalista “A la selección natural fallida habría de suceder una nueva selección -
artificial, racional y consiente- basada en la prudencia en la procreación. Ello vendría facilitado por
los medios anticonceptivos, aunque el propio Robin no excluyera en absoluto la esterilización”
(Giron, Piotr Kropotkin contra la eugenesia: siete intensos minutos 132).
Quizás Galton podría entregarnos elementos que permiten comprender la relación entre Eugenesia
o practicas asociadas a ellas, con tal multiplicidad de ideologías políticas “El propósito de la
Eugenesia es representar a cada clase o secta por sus mejores especímenes; hecho esto, dejarles
salir adelante con su propia civilización a su propia manera” (Galton 166) pero pareciera que al igual
que el famoso mandato orwelliano, existían civilizaciones mas iguales que otras dentro del
pensamiento de Galton. Respecto a los beneficiosos de las practicas eugénicas en Inglaterra, Galton
menciona que “Estaríamos mejor adaptados para cumplir con nuestras vastas oportunidades
imperiales” (Galton 167)
Aun así ¿Podemos seguir considerando a la Eugenesia como un rama científica o una practica
discursiva? Por supuesto que su condición científica me es indiscutible, no solo por la existencia de
academias y grupos científicos que la legitimaron en su tiempo (Palma 4) o la condición de saber
situado en un contexto social de la ciencia (Harvey 53). Sino también porque es parte de una escuela
de pensamiento y producción de conocimiento tradicional del mundo occidental.
Hobsbawm describe en los siguientes términos una de las posturas dominantes del imaginario
europeo del siglo XIX “Sus paladines creían firmemente (y con razón) que la historia humana era un
avance mas que un retroceso o un movimiento ondulante alrededor de cierto nivel. Podían
observarse que el conocimiento científico del hombre y su control sobre la naturaleza aumentaban
de día en día. Creían que la sociedad humana y el individuo podían perfeccionarse por la misma
aplicación de la razón, y que estaban destinados a su perfeccionamiento en la historia. Sobre estos
puntos estaban de acuerdo los burgueses liberales y el proletariado revolucionario” (Hobsbawm
239).
La expresión de este pensamiento desde la perspectiva burguesa de la clase media inglesa, a la cual
Galton pertenecía (Galton 10), la podemos ver cristalizada en el clásico liberalismo burgués, el cual
“Era rigurosamente racionalista y secular, es decir, convencida de la capacidad del hombre en
principio para entenderlo todo y resolver todos los problemas utilizando la razón, y de la tendencia
de la conducta y las instituciones irracionales (entre las que incluía al tradicionalismo y a todas las
religiones no racionales) a oscurecer más que iluminar” (Hobsbawm 239).
Podemos ver un reflejo del pensamiento del liberalismo burgués en el empirismo lógico de Malthus,
el cual se constituye en las lógicas de “verdades lógicas” y “verdades empíricas”. Las primeras de
ellas se construyen en tanto deducciones correctas de enunciaciones seguras. Las segundas a través
de enunciaciones objetivas, correctas y verificables a partir de experiencias y observación. Ambas
verdades pueden unirse a través de un sistema hipotético deductivo “Si la observación empírica
indica que algunas de las enunciaciones derivadas son <<objetivamente ciertas>>, e considera que
ello significa que el sistema de enunciaciones es en su conjunto cierto, y entonces podemos disponer
de una <<teoría>>” (Harvey 55).
Tras demostrar la premisa “El poder de la población es infinitamente mayor que el poder de la Tierra
para producir recursos” realiza un análisis de los medios que mantienen en equilibrio a la población,
lo interesante de la exposición de Harvey, es como desvela el marcado carácter clasista de la
posición “Malthus reconoce que <<la miseria tiene que tocarle a alguien>> y sostiene que los
controles positivos recaerán necesariamente sobre las clases más bajas, explicando así la miseria de
estas como resultado de un ley natural que funciona <<con absoluta independencia de toda
reglamentación humana>>. El sufrimiento de las clases bajas debe interpretarse, por lo tanto, como
<<un mal tan profundamente asentado que ningún ingenio humano puede solucionarlo>>” (Harvey
56). La posición de Malthus no será cuestionada, al punto que Robin mantiene las mismas lógicas
de crecimiento de la población aplicándolas al mundo obrero, considerándolo el punto clave para la
emancipación de la producción capitalista (Giron, Piotr Kropotkin contra la eugenesia: siete intensos
minutos 130) .
Galton realiza un análisis similar, asume la existencia de una serie de características como la
variabilidad de caracteres humanos “La bondad o maldad de carácter no es absoluta, sino relativa
con respecto a la forma de civilización en uso” Pero reconoce un punto de unión natural y plausible
en la disciplina eugenésica “Aunque no se alcanzara ningún acuerdo sobre moralidad absoluta, las
esencias de la eugenesia podrían definirse fácilmente. Todas las criaturas estarían de acuerdo en
que es mejor estar sano que enfermo, vigoroso que débil, bien adaptado que mal adaptado para la
participación en la vida” (Galton 166). De allí logra posicionar a la Eugenesia como el nuevo Bien
Común al afirmar que se trata del camino para darle plenitud y fortaleza a las diversas poblaciones
de una nación, esta misma comunidad buscara mantener su plenitud “La comunidad debe tener la
confianza suficiente como para poder rechazar a representantes criminales y de otros a los que
considere como indeseables” (Galton 167). En ese sentido, todas las medidas que tomaran los
estados se encuentran justificadas, al estar supeditadas al bien común, a una nueva moral o a la
nueva religión: el mantener y perfeccionar a la población.
Galton en este sentido llegara a refutar la teoría de la herencia de caracteres adquiridos de Darwin,
puesto que su objetivo estaba en reconocer una raza y clase pura, capaz de perpetuar sus
características virtuosas, sin la intervención del medio ambiente. En su esquema solo era posible la
herencia directa de padres a hijos, ellos justificaban la necesidad de mantener e investigar como
reproducir líneas familiares grandes y florecientes (Galton 17), en dicho esquema el factor clasista
es más que evidente.
En ese sentido deseo haber planteado la profunda unidad del proyecto eugénico no solo como
producto de la sociedad victoriana, sino del pensamiento occidental moderno. Considero que para
la aceptación y difusión del pensamiento eugénico, no solo fue necesaria la “apropiación polimorfa
de una suerte de lingua franca, gobernada por los intereses de los grupos y clases en conflicto”
(Girón 58) que le aporto la producción darwiniana, sino también de la existencia de un contexto
social, donde se consideraba una comprensión del mundo desde una perspectiva eurocéntrica,
androcéntrica y empirista, que buscaba regenerar unas bases morales en función de nuevos
mecanismos de poder y conocimiento.
Tras la caída de los edificios del antiguo régimen, la incipiente burguesía se volcó a generar su propia
y particular forma de articular el mundo, y por lo tanto las relaciones de poder y conocimiento: El
empirismo y la ciencia, para comprender y justificar su condición humana. A nivel de mentalidades
es evidente la supervivencia de toda una serie de prácticas y discursos asociados a una forma
jerárquica de entender a la sociedad. “El fin de una sociedad aristocrática no significa el fin de la
influencia de la aristocracia” (Hobsbawm 187), la reflexión del autor deseo generalizarla a las
practicas de ejerció de poder y legitimación, de allí que no nos sea extraño oír hablar a un científico
consumado como Galton, justificando la necesidad de asumir su ciencia como una nueva religión,
un nuevo dogma para y por, las otrora clases medias, ahora en el poder.
Bibliografía
Giron, Sierra, Alvaro. «Darwinismo, darwinismo social e izquierda politica (1859-1914). Reflexiones
de caracter general.» Miranda, M. Vallejo, G. Darwinismo social y eugeneseia en el mundo
latino . Buenos Aires: Siglo XXI, 2005. 23-58. Libro.
Giron, Sierra, Alvaro. «Piotr Kropotkin contra la eugenesia: siete intensos minutos.» Vallejo, G.
Miranda, M. Derivas de Darwin : cultura y politica en clave biologica. Buenos Aires: Siglo
XXI, 2010. 119-142. Libro.
Harvey, David. Espacios del Capital. Hacia una geografia critica. Madrid: Critica, 2007. Libro.
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