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RESUMEN
Este trabajo busca, mediante dos métodos alternativos, encontrar la relación entre la presión y el
volumen de un gas ideal: la ley de Boyle. Primero, usando materiales fáciles de conseguir como una
jeringa y varios pesos (libros) y, segundo, usando una jeringa, un sensor de presión y una computadora,
para luego comparar los resultados obtenidos al variar la presión como función del volumen. Para
obtener la relación matemática, se tiene que hacer un cambio de variable de manera que los datos se
puedan ajustar a una recta por lo que tiene que se tiene que trabajar con la ecuación de una recta y se
tienen que hacer e interpretar gráficas. La relación matemática entre la presión y el volumen para el
aire que se encuentra en la jeringa está dada por la expresión: PV= K, donde en cada experimento se
obtuvieron los siguientes valores: PV 1.5110, para la forma directa, con la jeringa y los libros y PV
1.5910, de la forma automatizada con el sensor de presión de gas. Se encontró muy pequeña
diferencia.
Palabras clave: Ley de Boyle, gas ideal, gas real, presión, presión atmosférica, sensor de presión
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1. ASPECTOS TEÓRICOS
Para conocer el punto de fusión del compuesto es necesario conocer las propiedades físicas y químicas
a las que está ligada el compuesto, y claro esta tener un concepto claro de las moléculas orgánicas.
Para iniciar la discusión se proponen las siguientes preguntas:
1.2.1. Recristalización
La recristalización es el método utilizado para obtener un compuesto puro a partir de una mezcla de
componentes sólidos. Se basa en la solubilidad diferencial de los componentes de la mezcla en un
disolvente o mezcla de ellos, lo que permite lograr la separación de uno de ellos del resto.
El valor de la máxima solubilidad de una sustancia en un determinado disolvente es un valor límite en
unas condiciones de presión y temperatura determinadas. Por lo tanto, y siempre que estemos en
condiciones de equilibrio, cualquier proceso que tienda a aumentar la concentración de una
disolución saturada provocará la aparición de exceso de sólido. Si el sólido se forma de un modo
rápido, desordenado, en muchos puntos simultáneamente (núcleos de cristalización) y las partículas
son, en consecuencia, de tamaño muy pequeño, se habla de un proceso de precipitación. Si, por el
contrario, el sólido se forma de un modo lento, ordenado, en pocos núcleos, con la aparición de
partículas poliédricas de tamaño apreciable (a veces a simple vista) de morfología característica
(cristales), se habla de un proceso de cristalización.
La diferencia entre uno y otro proceso se encuentra entonces en la velocidad con la que se llevan a
cabo y en el grado de control que se ejerza sobre las variables que en él intervengan (temperatura,
presión) más que en el grado de cristalinidad de las muestras obtenidas. [1]
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1.2.2. Selección del disolvente ideal
A partir de las características estructurales que presente tanto el soluto como el disolvente se van a
generar entre ellos interacciones electrostáticas (unión puente de hidrógeno, dipolo-dipolo, fuerzas
de Van der Walls, etc.) que van a favorecer la solubilidad o integración del soluto en el disolvente o
por lo contrario van a impedir estas interacciones. Así, la solubilidad de un soluto en un disolvente
determinado, está directamente relacionada con las características químicas que presentan ambos.
En la tabla 1 figuran el punto de ebullición y la constante dieléctrica de algunos disolventes usuales.
La substancia que se precipita está en evolución durante un cierto tiempo. El sistema formado por
problema y reactivo es homogéneo hasta la aparición de la fase sólida. Esta fase sólida pasa por
varios estados; desde el inicial, casi siempre coloide, hasta llegar, en un plazo más o menos largo,
según la naturaleza del precipitado, al estado cristalino propiamente dicho, estado final de dicha
evolución.
Esta evolución ha sido muy bien estudiada en algunos precipitados, como AgCl, AgBr, AgI, BaSO4,
MgNH4PO4, Fe(OH)3, y se ha observado que en los diferentes estados de su evolución suele haber
variación de color, estructura, solubilidad, etc. Así, por ejemplo, el cloruro de plata presenta cuatro
estados diferentes; primero, estado gelatinoso (coloidal); segundo, estado caseoso; tercero, estado
pulverulento, y cuarto, estado granudo cristalino, cada uno con variaciones en el tono de color, en la
solubilidad, en la pureza, en la estabilidad y en el tamaño del grano.
En análisis químico interesa una evolución rápida de los precipitados a formas puras y fácilmente
filtrables. Particularmente se tiende a evitar los estados coloidales para disminuir los fenómenos de
adsorción y de impurificación de los precipitados. En general, esto se consigue mediante agitación,
elevación de la temperatura, adición lenta del reactivo precipitante, adición previa al sistema de
electrólitos adecuados y, en ciertos casos, técnicas apropiadas que consigan, siempre que ello sea
posible, el estado cristalino, que, por ser el de mayor tamaño de partículas, menor solubilidad y
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mayor pureza, es el preferido en toda precipitación. En análisis químico cualitativo, como regla
general, las precipitaciones se hacen en disoluciones diluidas y en caliente, con rápida agitación para
destruir los estados metaestables y evitar la adsorción. La filtración o la centrifugación deben de
hacerse después de enfriar si el precipitado es cristalino, o en caliente si el precipitado se estabiliza en
la fase amorfa (precipitados gelatinosos, como el hidróxido alumínico, ácido silícico, etc.).
Una manera de obtener precipitados más puros y cristalinos es la llamada precipitación en disolución
homogénea que consiste, en su procedimiento más general, en la adición de un reactivo que
lentamente sufre una descomposición hidrolítica con liberación de las especies precipitantes. [2]
Se define al punto de fusión (PF) como la temperatura a la cual una sustancia pasa del estado sólido al
estado líquido; o bien la temperatura a la cual coexisten en equilibrio ambos estados de agregación
molecular a la presión atmosférica. El factor determinante del punto de fusión es el
empaquetamiento de las moléculas en la red cristalina: cuanto mejor se ajusten al cristal mayor será
la energía necesaria para romper la red y, por tanto, mayor será el punto de fusión. En un sólido
cristalino las partículas que actúan como unidades estructurales, iones o moléculas, se hallan
ordenadas de una forma muy regular y simétrica; hay un modelo geométrico que se repite en el
cristal.
Fusión es el cambio desde una disposición muy ordenada de partículas en el retículo cristalino a una
más desordenado, es la temperatura a la que el sólido se transforma en líquido a la presión de una
atmósfera. La fusión se produce cuando se alcanza una temperatura a la cual la energía térmica de las
partículas es suficientemente grande como para vencer las fuerzas intracristalinas que las mantienen
en posición. [3]
La determinación del punto de fusión es una técnica fundamental en el análisis de muestras, que
proporciona información esencial sobre la composición y pureza del material. También es una técnica
que es posible completar, sin equipo especializado.
¿Por qué entonces, debería uno invertir en un medidor automatizado de punto de fusión? Si bien es
posible calentar manualmente una muestra y observarla, tal vez a través de un microscopio, para
determinar el punto de fusión, este es un enfoque engorroso y poco confiable. El moderno medidor
de punto de fusión es más rápido y más preciso, ya que proporciona resultados reproducibles que no
dependen de la habilidad del operador individual y que pueden imprimirse para un registro
permanente. El control digital significa que la muestra se calienta, se registra el punto de fusión y el
aparato se enfría listo para la siguiente muestra solo unos minutos, sin la intervención del operador.
Los tamaños de las muestras son pequeños, ya que solo contienen suficiente material en polvo para
llenar un pequeño tubo capilar, y la lectura de salida es precisa dentro de 0.3 a 0.5 ° C con buena
reproducibilidad. [4]
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1.3. Hipótesis de Trabajo
Tras haber realizado las distintas técnicas de laboratorio, obtener el compuesto deseado y al
visualizar el compuesto recristalizado a través del Melt Station y calentarlo debería mostrar la gráfica
de su temperatura y así reconocer su punto de fusión.
2. PARTE EXPERIMENTAL
Destilación simple.
La solución orgánica se filtra en un balón de destilación de 100 mL (con un papel de filtro “rápido”) y
se introduce en el mismo dos trozos de astillas de ebullición.
Se arma el equipo de destilación simple con el balón de destilación de 100 mL utilizando como fuente
de calor un “baño maría”. Se procede a destilar la solución orgánica de forma que obtengamos o
recuperemos el éter de petróleo usado como solvente (30 mL). Nos quedara un producto en el balón
de destilación (solución concentrada)
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Cristalización
Vierta la solución concentrada dentro de un vaso de precipitados, limpio y seco, de 50 mL; y agregue
sobre ella 20 mL de metanol (previamente lave con este solvente el balón de destilación). Cubra el
vaso con una luna de reloj, y deje en reposo durante aproximadamente 1h–1h30min. En el transcurso
de este tiempo la trimiristina precipitará de la mezcla de solventes.
Disponga un embudo de filtración por vacío utilizando un kitasato limpio y seco, colocando sobre él
un papel de filtro “lento”. Una vez dada por concluida la precipitación de trimiristina se procede a
filtrar todo el producto sólido. Para secar el producto se continua haciendo vacío, permitiendo pasar
aire del ambiente a través del filtro durante unos minutos.
Enseguida, se dispone el papel de filtro con el producto sobre una luna de reloj y se coloca el conjunto
en un horno cuya temperatura no exceda los 45°C, y se deja secar durante unos 10 minutos.
Recristalización
Con la ayuda de una espátula trasvasar la trimiristina a un tubo de ensayo limpio. Adicionar, con
ayuda de un gotero, acetona caliente recientemente hervida sobre el sólido, agitando fuertemente
para ayudar a su disolución. No adicionar más de 5 mL. En caso que quedará aún sólido sin disolver,
decantar la disolución orgánica a otro tubo de ensayo (limpio y seco); cuidando de no verter el sólido
y adicionar sobre el sólido remanente 1-2 mL de acetona caliente. Si aún quedarán residuos sólidos
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estos se considerarán impurezas no solubles en acetona caliente. Deje la solución en reposo a la
temperatura ambiente durante unos 10- 15 min. La disolución que contiene la trimiristina debe dar
lugar a la formación de los cristales de trimiristina al enfriarse. Finalmente colocar el tubo de ensayo
en un baño de hielo y dejar en reposo durante unos 15 min. Cuando se da por concluido el proceso de
recristalización se procede a recuperar el sólido: filtrar, con ayuda de un gotero sobre papel de filtro
“lento”, colocado sobre un embudo de vidrio recibiendo la solución residual en un tubo de ensayo
limpio. Lavar, finalmente el tubo de ensayo que tenía el producto recristalizado y el gotero que sirvió
para trasvasarlo al embudo, con unos 2 mL de acetona helada, de modo de recuperar cualquier resto
de trimiristina que quedará en ellos. Colocar el papel de filtro que contiene al sólido recristalizado
sobre una luna de reloj limpia y seca, y disponer el conjunto en la estufa, a 45°C, durante 15-20 min.
El producto seco se vierte cuidadosamente sobre una luna de reloj limpia y seca (y previamente
pesada si se desea conocer el peso del producto obtenido).
3. RESULTADOS Y CÁLCULOS
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4. DISCUSIÓN DE RESULTADOS
5. CUESTIONARIO
6. CONCLUSIONES
7. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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[3] M. Isla, Manual Teórico-Práctico de Química Orgánica y Biología, Tucumán: Facultad de Ciencias
Naturales e Instituto Miguel Lillo - Universidad Nacional de Tucumán, 2015.
[4] A.KRÜSS OPTRONIC, «A.KRÜSS OPTRONIC GERMANY Quality Gemmology Instruments,» A.KRÜSS
OPTRONIC, [En línea]. Available: https://www.kruess.com/en/produkte/melting-point-
meters/m3000-2/. [Último acceso: 05 Abril 2019].