Está en la página 1de 2

Su sonrisa

¿Qué tendrá su sonrisa para ser tan adictiva? No lo sé, pero es verla sonreír y querer que nunca
deje de hacerlo. Será que estoy loco por ella o yo qué sé, pero desde la primera vez que vi su
sonrisa me propuse conseguir que siempre estuviera ahí, bien fija en su rostro, iluminando la vida
de todos los que tenemos el honor de estar a su lado.

De hecho, me he dado cuenta de que yo también sonrío más que antes. Me contagia siempre sus
ganas de ser feliz y, mientras lucho para que eso ocurra, no puedo evitar quererla siempre un poco
más.

Una sonrisa que me ha cambiado la vida. A mí, que hacía tiempo que no sonreía por nada. No sé
cómo explicarlo, pero supongo que apareció en el momento exacto para frenar todo aquello y
obligarme a seguir sus pasos.

Ahora me esfuerzo en hacer las cosas bien, no solo por ella y su sonrisa, sino por mí mismo. Esa
felicidad es el premio de una vida que no siempre ha sido fácil, pero que tuvo a bien cruzar en mi
camino a una persona con tantas ganas de vivir que las irradia a todos los que estamos cerca.

Qué curiosa la vida. Te golpea, te hunde, pero al final siempre te lanza un salvavidas. En mi caso:
su sonrisa.

No sé qué tiene tu sonrisa, que me vuelve loco y no me deja pensar. Es verte sonreír y sentir que el
mundo gira en torno a ti. Por mucho que tenga los pies en el suelo, vuelo a tu alrededor impulsado
por cálidas corrientes de aire que nacen de tu voz. Como si tú fueras el destino de cualquiera de
mis viajes, el lugar al que mis pasos me lleven sin poder cambiar el rumbo.

Y yo no soy más que aquel que te busca en cada paso, feliz de saber que contigo todo es diferente
a lo ya vivido. Creas adicción y me declaro adicto. A ti, a todo lo que tiene que ver contigo. Porque
no hay día en el que no dé las gracias por tenerte siempre a mi lado. Eres la luz que me guía en mis
días más oscuros, en mis noches en vela, en los peligros de un mundo que se ha vuelto un poco
menos malo desde que te tengo conmigo.
Quizá un día me faltes, quién sabe. Tal vez haya un mañana en el que no te tenga en mi vida y tú
camines sola, o quizá en otros brazos. Que nuestros senderos se separen y no haya vuelta atrás.
Quizá tenga que aprender a vivir una vez más sin ti. Y lo conseguiré, claro que sí. Pero,
sinceramente, no quiero que ese día llegue. Prefiero mil veces más seguir compartiendo
momentos contigo que perdiendo el tiempo lejos de ti.

Ojalá tengas claro lo mucho que me importas, lo mucho que te quiero. Ojalá no haya duda alguna
y entiendas que todo lo que hago, por equivocado que esté, lo hago pensando en nosotros. Así
que siempre habrá inocencia en los tropiezos y unas ganas imparables de volver a levantarme de
nuevo

También podría gustarte