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Prologo La Eneida, épica heroica de la gloria de Roma La Eneida es una epopeya compuesta por un su- til poeta por encargo de un caudillo avido de pro- paganda nacional de gean estilo, F's decir, es un em- pefio por moldear una narraci6n épica edificada no sobre una saga popular, sino sobre un mito griego manipulado para dar resonancias mitolégicas a una ideologia de afin imperial. A sugerencias del victo- rioso César Octavio, Virgilio compuso su Encida, para exaltar el resurgir de Ia ciudad celebrando la gloria fatal del fundador de Roma. Siguiendo las pautas poéticas de las epopeyas homeéricas, consi- guid levantar asi “algo mas duradero que el bron- Co". Es cl inico ejemplo de este tipo de épica —cul- ta y de encargo— que ha logrado perdurar y ser sentida por muchos como poesia auténtica, por en- cima de su oportunismo politico. Pero conviene recordar el contexto histérico en que surgi, no s6lo porque contenga referen ocasionales a éste, como otros textos, sino porque Virgilio proyecta las intenciones imperiales de Au- gusto sobre su escenario mitico para revestir la le~ yenda del préfugo Eneas de un halo fatidico. El 7 poems justifica el destino de Ror heaha Octavio, como divi tal como lo pla. realizacidn de un designio aiio el piadaso Eineas, ser Providencia, y ahora culminaba El poema se comenz6, en efecto, en el aio 79a... cuando se proclamaba el triunfo de Octavio como, principe de Roma, tras la vietoria «le Accio sobre Mar co Antonio y Cleopatra, a la vez. que aquél se pre- sentaba como restaurador de la patria, la paz y el or- ¥y consagraba el gran templo de Apolo sobre el un lado-el mito de Romulo y Re- ratricida no convenia evocar tras Ja guerra civil y la muerte de Marco Antonio, el cua do de Octavio y antafio hervico triunviro romano, el », al que obedecié vidor de la divi bajo la égida aug mo, cuya lucha troyano Eneas, fundador de la familia Julia, segtn la Ieyenda, era un protagonista providencial para el re- Iato épico. Fl mito no ests arraigaclo en una tradicisn, poplar ita la prestigiosa materia troyana, en el repertorio mitico del que se sirvid mu- uu tiempo, Virgilio hall6 en Ia mitologfa griega, transmitida por tuna literatura prestigiosa, el repertorio dle su poesia cho antes Homero. Como otros poetas ck Roma era, a sus ojos, la heredera literaria de Gre- cia, y los motives épicos podian transferirse de ana cultura a la otra, como se transferfan simbolos y divi- nidades. Pero la recreacién del mundo heroico se pres- taba a una reinterpretacién ce muchos de sus tonos. Y Ia Eneida es, a ese respecto, todo un éxito de la reinterpretacidn, al servicio de una nueva ideologia Para insistir en esa funcién de servicio a Roma ya la propaganda de Augusto me gustaria citar unos 8 parrafos de un viejo texto de Hans Froyer, Historia Universal de Europa, 1948, (tad. esp., Guadarrama, 1958, pag. 405-7) que resumen esta idea con aclmi- rable claridad y, al mismo tiempo, destacan el acento, singular de Virgilio en su creaci6n épica. (El inte rés de la cita excusa bien, pienso, su longitud): “B1 Eneas de Ia Eneida, un vencido y fugiti busca por y la en sefialan y por- vo, pero con los Penates a la espalda quel obedeve a estas sehales, La predestinacion ahora la palabra fatwm-—-mnose refiere wn ref tio, sino al dominio del rwundo Como al fun tindor tos hados de Jupiter han conducide siem pre a fa ciudad fundada, tambign muchas veces Por carminos no trazados, pero con la predest- Convierte ahora en una marcha lena de sentido, te es impulsada hacia adelante por predestina ones la serie de sus héroes en el canto VI de Ta Bneiday el eatalogo de sus tiunfos en el VITL Gue Roma debe gobernar elriundo como seo Ins predestinaciones es que ello ha de ser eterno imperiam sine fine dedi pate 9 Aquiles, i viriment Homie vl pietas, y se podria decir que es mas un sat que nero. Ln que ese al encuen eeraaney el fatuem, i a élysuobra. Err esta figura moral traca Virgi- Tig woda ta historia romana, yen particular, Ja Aigquier, dando a la Encida aquella trascenden ra qe ala epopeys homérics. La acticin de Au austo queda con esto completamente liberada de Ia puerrs civil ls que pone fin, pero plenamente orporada al conju de a historia de Roma Jann cde Rema cuits, sobre las expaldas de los hombres cegados, ce que fa hucha por el poder se inte heroico como tivo como Ulises. Fs gra héroe que compad: ‘n cuya mano sabe que es- nbién la refinada estructura formal del poe -cuerda Ia trama de las dos epopeyas de Home: ro, unidas una a otra. De sus doce cantos, los seis pri meros forman ana réplica de la Odisea —el viaje errante a Ia cafda de ‘Troya hasta la arvibada al La- cio—. y los seis tiltimos — batallas y asedios en Italia el duelo final de Eneas y ‘Turno— son un co- rrelato de fa Iiiada. Las numerosas eminiscencias ho: mérieas de detalle son eos buscadlos por Virgilio que quiere caminar a la sombra sonor 10 de Homero. En los cantos Iy IT relata Eneas en la corte de Dido en Cartago sus aventuras, come lo hi- ciera Ulises en Fea Xe la Odisea. En el canto VI Eneas desciende al mundo de Ios muertos —-con Ia rama dorada en la mano y se ‘en los cantos, guin los consejos de la sibilia de Cumas—, como lo, hizo Ulises en el canto XI de la Odisex. Los episodios destacar los contrastes suerdo con la intencion, paralelos sirven también p entre uno y otro h del poeta latino. El doble aspecto de la Eneida, su juego de espe: jos entre el do, y su recurrencia al modelo hon deja ver muy sugerentemente en cl viaje de Eneas al Hades. Fs un tema tradicional colocado easi en cl cen tro del pocina. El precedente odiseico ests muy cla ro. Pero mientras que Ulises va al Hades a consul: tar al adivino Tiresias sobre su vuelta a Itaca, Eneas, penetra en el mundo de ultratumba con un propo: sito mas trascendente y de aleance “nacional”, To: do muy bien escenificado, e¢ impresionante. lo por a Sibila de Cumas, penetra Eneas en la gruta con el ramo dorado en su mano, como dureo salvoconducto, asi como un iniciado Srfico se enterraba con su laminilla éurea para el suentra a figuras del pasado (como los héroes troyanos y su despechada amante Dido), y alli atisba a las grandes figuras del faturo de Roma, amunciadas en tan solemne simbi- su destino es convertir por un ka ico, por oo, Se n una fantasmagoria viaje finebre, En el mis all to profético. Alli sabe qu se en el caudillo de un pueblo de vocaciGn univer- uW

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