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EL PAPEL DE LAS EMOCIONES EN LA TERAPIAS

Lectura N°01
COGNITIVAS

Desde mi punto de vista y apreciación personal, después de haber estudiado el


capítulo II del texto terapia cognitiva de la depresión, es muy evidente de que la
riqueza humana es una combinación de sentimientos y emociones, donde las
personas pasamos más tiempo en las emociones podemos reírnos cantar o sentir
cosquillas, y también dentro de esta sociedad que vivimos las personas tiene
sentimientos.

En cierto sentido, la persona depresiva es como un ser puramente “cerebral”,


puede ver una gracia de un comediante que cuenta chiste pero no llega a
divertirse, o en algunos casos en su hogar con sus hijos cuando juegan no activa
las emociones ni cuando escucha música en la casa, pero sin experimentar ningún
entusiasmo.

Paradójicamente la capacidad del depresivo para experimentar sentimientos


positivos es muy apagada sin experimentar en grado muy agudo las buenas
vibraciones no contagian al individuo de emociones desagradables, sus
sentimientos de tristeza, la apatía y la infelicidad.

Cuando se trata a un paciente en terapia cognitivas, al


paciente nunca debemos perder de vista la gravedad de su
perdida, para su construcción de su tristeza, los pacientes
PACIENTE constantemente buscan ayuda porque ya no sienten amor ni
cariño hacia los miembros de la familia o en muchas ocasión
es pierden las ganas de vivir, también se puede observar
otras manifestaciones de la depresión.

Esta terapia es llamado también terapia cognitiva,


frecuentemente llevar a pensar en un conjunto
Terapia racional intelectualizado de rituales que ignoran los
sentimientos y las sensaciones donde sustituyen la
relación humana por una dialéctica estéril, el enfoque
racional cognitivo, donde subraya la teoría y terapia.
La terapia cognitiva consiste en mitigar las alteraciones
emocionales, y otros síntomas de la depresión.
El terapeuta debe estar y prestar atención a la
intensificación de las emociones negativas del paciente.
Finalidad de El terapeuta debe ser capaz de empatizar con las
la Terapia experiencias emocionales dolorosas del paciente.
El terapeuta identifica las cogniciones del pensamiento
negativas y sentimientos negativos.
El terapeuta debe estar alerta a la menor señal de
diversión y satisfacción para fomentar las emociones
agradables.
El terapeuta, maneja diferentes estrategias terapéuticas
hacia el paciente.

Dar importancia al paciente en la experiencia emocional,


esta terapia releva las ideas irracionales o inadecuadas
en las reacciones emocionales, y desechar el valor de las
La Terapia técnicas racionales para eliminarlas, mediante la
reorganización cognitiva.
Cognitiva En la terapia cognitiva se ha mostrado tipos de
problemas emocionales como la depresión, en lo cual se
logra a eliminar la ansiedad.

Con la terapia se evitarían muchas confusiones si los trastornos emocionales se


denominasen “trastornos psíquicos”. Además de incluir una detallada formulación
de la relación entre emociones y procesos cognitivos, la terapia cognitiva utiliza
“técnicas emocionales” que se incluyen en el repertorio terapéutico. Hemos
observado que la expresión espontánea de las emociones y la intensificación de
éstas a través de técnicas como la “consciencia sensorial” y la “inundación” son
instrumentos importantes siempre que se ensamblen en el programa de
modificación cognitiva. De hecho, dado que un componente esencial de la terapia
cognitiva de la depresión consiste en establecer la conexión entre una emoción
desagradable y las cogniciones antecedentes o la actitud previa, obviamente es
esencial centrarse en y discriminar las reacciones emocionales del paciente.
IDENTIFICAR Y EXPRESIÓN DELAS
EMOCIONES

El enfoque cognitivo como una terapia “humanista”, en contraposición a las


terapias “mecanicistas”, el terapeuta poco experimentado consciente de los
cambios que se den en las reacciones emocionales del paciente. Es más, la
pronta detección de las reacciones emocionales inadecuadas o exageradas del
paciente es muy importante como señal de una cognición inadecuada.
Algunos pacientes (especialmente los varones) pueden negar inicialmente el
hecho de que se sienten tristes; sin embargo, generalmente se hacen conscientes
y después reconocen sus propios sentimientos una vez que han quedado claros
otros síntomas depresivos. Hemos observado, por ejemplo, que algunos pacientes
que respaldan la frase “no me siento triste ni desgraciado”
Ocasionalmente, un paciente puede presentar una amplia variedad de síntomas
asociados a la depresión (por ejemplo, pérdida de energía, trastornos del sueño,
pérdida del apetito, actitudes negativas), pero, en lugar de quejarse de
sentimientos de tristeza, lo hace por la pérdida o disminución de los sentimientos
positivos:
Podemos poner ejemplo, por la pérdida de cariño hacia su esposa, sus hijos sus
amigos, familiares; la ausencia de entusiasmo ante nuevas actividades; la
disminuye, este tipo de pacientes muestran apatía no es consciente de la tristeza.

En las reacciones emocionales el terapeuta debe tener cuidado para no caer en la


trampa semántica de interpretar como una emoción cualquier frase que siga a la
palabra “siento”. Cuando una persona hace afirmaciones del tipo “Siento que soy
un inútil” o “Siento que he de tener éxito para ser feliz”, está verbalizando una idea
que puede o no estar asociada con un sentimiento.

Sentimiento = es tristeza, alegría, enfado, ansiedad

Pensamiento = el terapeuta debe intentar evaluar la capacidad del paciente


para detectar e identificar sus sentimientos, los pacientes depresivos no suelen
tener grandes dificultades para identificar sus sentimientos los pacientes
independizan sus sentimientos del resto de la conducta

Un sentimiento desagradable puede ser, “Estoy llorando, luego espero sentirme


triste”. En una exploración una punzada de tristeza antes de desear llorar lo cual
indica que no estaba simplemente infiriendo la presencia de la tristeza a partir del
hecho de estar llorando.

La importancia de formular preguntas bien elegidas para identificar los


sentimientos del paciente antes de pasar a explorar los pensamientos
inadecuados y las creencias erróneas. Asimismo, subraya la necesidad de
desvelar determinados detalles sobre la situación de la vida diaria del paciente y
no aceptar sin más las afirmaciones generales por parte de éste tanto si son
positivas como negativas.

de la importancia de animar al paciente a expresar sus sentimientos, hemos


observado que a veces éste queda sorprendido al comprobar que el terapeuta
acepta e incluso empatiza con sus sentimientos de tristeza e infelicidad. Por
ejemplo, tras una respuesta cálida y de aceptación a sus expresiones de
desesperación, un policía estuvo llorando durante cinco minutos; a continuación
dijo: “Es la primera vez que lloro desde que era niño”. Sintió un alivio inmediato y
comenzó a salir de un largo período de depresión.

EL PAPEL DE LAS EMOCIONES EN LA


RELACIÓN TERAPÉUTICA

Evidentemente, casi todos los componentes de la relación terapéutica tienen


aspectos emocionales. Cuando la relación va bien, el paciente suele experimentar
sentimientos positivos hacia el terapeuta, tiene esperanzas de que le puedan
ayudar, se siente agradecido al terapeuta, tiene una agradable sensación de
seguridad cuando piensa en entrevistarse con él y anticipa con ilusión la siguiente
sesión terapéutica. Paralelamente, el terapeuta puede experimentar un amplio
rango de reacciones emocionales hacia el paciente, empatía, interés, deseo de
ayudar y satisfacción por ser capaz de ayudar al paciente.
La eficacia de la relación terapéutica depende en gran medida de la capacidad del
paciente para experimentar y expresar sus sentimientos durante la sesión
terapéutica. Los pacientes depresivos manifiestan con frecuencia un sentimiento
de “falta de autenticidad”. Interpretan como un signo de insinceridad su dificultad
para expresar ante otras personas cómo y qué sienten y el hecho de mantener
una fachada social para disimular su pérdida de sentimientos positivos.

El terapeuta siempre debe tener en cuenta que está tratando al paciente y no a sí


mismo. En otras palabras, es de particular importancia que el terapeuta no se sirva
de la terapia para resolver sus propios problemas. Sin embargo, a veces hemos
oído de terapeutas que mostraban una gran empatía con el paciente que se han
puesto a llorar al hacerlo éste; aparentemente, este tipo de intercambio tiene cierto
valor terapéutico para construir un puente de acercamiento al paciente. Con todo,
esta clase de respuestas siempre se ha dado entre terapeutas muy
experimentados que sabían bien cuándo era momento de expresar sus propios
sentimientos.

LIBERACIÓN DE EMOCIONES

Cuando hablamos de “liberación de sentimientos”, estamos empleando,


evidentemente, una metáfora. La metáfora se basa en la imagen de una fuente de
emociones interna que presiona por ser liberada. la emoción fluye hacia el exterior
del mismo modo que el agua de un manantial.
Muchos terapeutas, sin embargo, toman la metáfora al pie de la letra e inducen al
paciente a expresar sentimientos que no están realmente presentes. Algunos
terapeutas son la fuente de todos los problemas y que la liberación de tales
sentimientos logrará, mágicamente, que el paciente mejore. Si bien es cierto que
el paciente puede sentirse mejor después de haber expresado sus sentimientos,
esta experiencia puede no ejercer por sí misma ningún efecto duradero sobre la
terapia y, de hecho, no es el principal ni el único componente de ésta: en el
transcurso del tratamiento, puede haber momentos en que el paciente empeore
la antipatía persistente hacia el terapeuta puede corregirse haciendo que el
paciente elabore una lista con todos los atributos negativos que le asigne al
terapeuta y, una vez realizada tal lista, examinando la evidencia que existe
realmente a favor de cada uno de estos atributos. Estas técnicas forman parte del
proceso de “prueba de realidad”, intrínseco a la terapia cognitiva.
Hacer una señal que interrumpa las explosiones de cólera del paciente es esencial
para que éste tenga una oportunidad de expresar sus sentimientos negativos, pero
no llegue al extremo de que la ira “escape a su control”. Tras expresar sus
sentimientos negativos hacia el terapeuta o hacia cualquier otra persona, muchos
pacientes son capaces de recapacitar y evaluar sus sentimientos; es decir, que,
espontáneamente, comienzan a plantearse si existe una base válida para sus
reacciones. Otros pacientes, en cambio, necesitan que se les dirija para poder
hacer un balance terapéutico entre sus expresiones emocionales y la discusión
racional.
Samuel CHOQUE RAMOS
UNIVERSIDAD ALAS PERUANAS
DUED – JULIACA

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