Desde mi punto de vista y apreciación personal, después de haber estudiado el
capítulo II del texto terapia cognitiva de la depresión, es muy evidente de que la riqueza humana es una combinación de sentimientos y emociones, donde las personas pasamos más tiempo en las emociones podemos reírnos cantar o sentir cosquillas, y también dentro de esta sociedad que vivimos las personas tiene sentimientos.
En cierto sentido, la persona depresiva es como un ser puramente “cerebral”,
puede ver una gracia de un comediante que cuenta chiste pero no llega a divertirse, o en algunos casos en su hogar con sus hijos cuando juegan no activa las emociones ni cuando escucha música en la casa, pero sin experimentar ningún entusiasmo.
Paradójicamente la capacidad del depresivo para experimentar sentimientos
positivos es muy apagada sin experimentar en grado muy agudo las buenas vibraciones no contagian al individuo de emociones desagradables, sus sentimientos de tristeza, la apatía y la infelicidad.
Cuando se trata a un paciente en terapia cognitivas, al
paciente nunca debemos perder de vista la gravedad de su perdida, para su construcción de su tristeza, los pacientes PACIENTE constantemente buscan ayuda porque ya no sienten amor ni cariño hacia los miembros de la familia o en muchas ocasión es pierden las ganas de vivir, también se puede observar otras manifestaciones de la depresión.
Esta terapia es llamado también terapia cognitiva,
frecuentemente llevar a pensar en un conjunto Terapia racional intelectualizado de rituales que ignoran los sentimientos y las sensaciones donde sustituyen la relación humana por una dialéctica estéril, el enfoque racional cognitivo, donde subraya la teoría y terapia. La terapia cognitiva consiste en mitigar las alteraciones emocionales, y otros síntomas de la depresión. El terapeuta debe estar y prestar atención a la intensificación de las emociones negativas del paciente. Finalidad de El terapeuta debe ser capaz de empatizar con las la Terapia experiencias emocionales dolorosas del paciente. El terapeuta identifica las cogniciones del pensamiento negativas y sentimientos negativos. El terapeuta debe estar alerta a la menor señal de diversión y satisfacción para fomentar las emociones agradables. El terapeuta, maneja diferentes estrategias terapéuticas hacia el paciente.
Dar importancia al paciente en la experiencia emocional,
esta terapia releva las ideas irracionales o inadecuadas en las reacciones emocionales, y desechar el valor de las La Terapia técnicas racionales para eliminarlas, mediante la reorganización cognitiva. Cognitiva En la terapia cognitiva se ha mostrado tipos de problemas emocionales como la depresión, en lo cual se logra a eliminar la ansiedad.
Con la terapia se evitarían muchas confusiones si los trastornos emocionales se
denominasen “trastornos psíquicos”. Además de incluir una detallada formulación de la relación entre emociones y procesos cognitivos, la terapia cognitiva utiliza “técnicas emocionales” que se incluyen en el repertorio terapéutico. Hemos observado que la expresión espontánea de las emociones y la intensificación de éstas a través de técnicas como la “consciencia sensorial” y la “inundación” son instrumentos importantes siempre que se ensamblen en el programa de modificación cognitiva. De hecho, dado que un componente esencial de la terapia cognitiva de la depresión consiste en establecer la conexión entre una emoción desagradable y las cogniciones antecedentes o la actitud previa, obviamente es esencial centrarse en y discriminar las reacciones emocionales del paciente. IDENTIFICAR Y EXPRESIÓN DELAS EMOCIONES
El enfoque cognitivo como una terapia “humanista”, en contraposición a las
terapias “mecanicistas”, el terapeuta poco experimentado consciente de los cambios que se den en las reacciones emocionales del paciente. Es más, la pronta detección de las reacciones emocionales inadecuadas o exageradas del paciente es muy importante como señal de una cognición inadecuada. Algunos pacientes (especialmente los varones) pueden negar inicialmente el hecho de que se sienten tristes; sin embargo, generalmente se hacen conscientes y después reconocen sus propios sentimientos una vez que han quedado claros otros síntomas depresivos. Hemos observado, por ejemplo, que algunos pacientes que respaldan la frase “no me siento triste ni desgraciado” Ocasionalmente, un paciente puede presentar una amplia variedad de síntomas asociados a la depresión (por ejemplo, pérdida de energía, trastornos del sueño, pérdida del apetito, actitudes negativas), pero, en lugar de quejarse de sentimientos de tristeza, lo hace por la pérdida o disminución de los sentimientos positivos: Podemos poner ejemplo, por la pérdida de cariño hacia su esposa, sus hijos sus amigos, familiares; la ausencia de entusiasmo ante nuevas actividades; la disminuye, este tipo de pacientes muestran apatía no es consciente de la tristeza.
En las reacciones emocionales el terapeuta debe tener cuidado para no caer en la
trampa semántica de interpretar como una emoción cualquier frase que siga a la palabra “siento”. Cuando una persona hace afirmaciones del tipo “Siento que soy un inútil” o “Siento que he de tener éxito para ser feliz”, está verbalizando una idea que puede o no estar asociada con un sentimiento.
Sentimiento = es tristeza, alegría, enfado, ansiedad
Pensamiento = el terapeuta debe intentar evaluar la capacidad del paciente
para detectar e identificar sus sentimientos, los pacientes depresivos no suelen tener grandes dificultades para identificar sus sentimientos los pacientes independizan sus sentimientos del resto de la conducta
Un sentimiento desagradable puede ser, “Estoy llorando, luego espero sentirme
triste”. En una exploración una punzada de tristeza antes de desear llorar lo cual indica que no estaba simplemente infiriendo la presencia de la tristeza a partir del hecho de estar llorando.
La importancia de formular preguntas bien elegidas para identificar los
sentimientos del paciente antes de pasar a explorar los pensamientos inadecuados y las creencias erróneas. Asimismo, subraya la necesidad de desvelar determinados detalles sobre la situación de la vida diaria del paciente y no aceptar sin más las afirmaciones generales por parte de éste tanto si son positivas como negativas.
de la importancia de animar al paciente a expresar sus sentimientos, hemos
observado que a veces éste queda sorprendido al comprobar que el terapeuta acepta e incluso empatiza con sus sentimientos de tristeza e infelicidad. Por ejemplo, tras una respuesta cálida y de aceptación a sus expresiones de desesperación, un policía estuvo llorando durante cinco minutos; a continuación dijo: “Es la primera vez que lloro desde que era niño”. Sintió un alivio inmediato y comenzó a salir de un largo período de depresión.
EL PAPEL DE LAS EMOCIONES EN LA
RELACIÓN TERAPÉUTICA
Evidentemente, casi todos los componentes de la relación terapéutica tienen
aspectos emocionales. Cuando la relación va bien, el paciente suele experimentar sentimientos positivos hacia el terapeuta, tiene esperanzas de que le puedan ayudar, se siente agradecido al terapeuta, tiene una agradable sensación de seguridad cuando piensa en entrevistarse con él y anticipa con ilusión la siguiente sesión terapéutica. Paralelamente, el terapeuta puede experimentar un amplio rango de reacciones emocionales hacia el paciente, empatía, interés, deseo de ayudar y satisfacción por ser capaz de ayudar al paciente. La eficacia de la relación terapéutica depende en gran medida de la capacidad del paciente para experimentar y expresar sus sentimientos durante la sesión terapéutica. Los pacientes depresivos manifiestan con frecuencia un sentimiento de “falta de autenticidad”. Interpretan como un signo de insinceridad su dificultad para expresar ante otras personas cómo y qué sienten y el hecho de mantener una fachada social para disimular su pérdida de sentimientos positivos.
El terapeuta siempre debe tener en cuenta que está tratando al paciente y no a sí
mismo. En otras palabras, es de particular importancia que el terapeuta no se sirva de la terapia para resolver sus propios problemas. Sin embargo, a veces hemos oído de terapeutas que mostraban una gran empatía con el paciente que se han puesto a llorar al hacerlo éste; aparentemente, este tipo de intercambio tiene cierto valor terapéutico para construir un puente de acercamiento al paciente. Con todo, esta clase de respuestas siempre se ha dado entre terapeutas muy experimentados que sabían bien cuándo era momento de expresar sus propios sentimientos.
LIBERACIÓN DE EMOCIONES
Cuando hablamos de “liberación de sentimientos”, estamos empleando,
evidentemente, una metáfora. La metáfora se basa en la imagen de una fuente de emociones interna que presiona por ser liberada. la emoción fluye hacia el exterior del mismo modo que el agua de un manantial. Muchos terapeutas, sin embargo, toman la metáfora al pie de la letra e inducen al paciente a expresar sentimientos que no están realmente presentes. Algunos terapeutas son la fuente de todos los problemas y que la liberación de tales sentimientos logrará, mágicamente, que el paciente mejore. Si bien es cierto que el paciente puede sentirse mejor después de haber expresado sus sentimientos, esta experiencia puede no ejercer por sí misma ningún efecto duradero sobre la terapia y, de hecho, no es el principal ni el único componente de ésta: en el transcurso del tratamiento, puede haber momentos en que el paciente empeore la antipatía persistente hacia el terapeuta puede corregirse haciendo que el paciente elabore una lista con todos los atributos negativos que le asigne al terapeuta y, una vez realizada tal lista, examinando la evidencia que existe realmente a favor de cada uno de estos atributos. Estas técnicas forman parte del proceso de “prueba de realidad”, intrínseco a la terapia cognitiva. Hacer una señal que interrumpa las explosiones de cólera del paciente es esencial para que éste tenga una oportunidad de expresar sus sentimientos negativos, pero no llegue al extremo de que la ira “escape a su control”. Tras expresar sus sentimientos negativos hacia el terapeuta o hacia cualquier otra persona, muchos pacientes son capaces de recapacitar y evaluar sus sentimientos; es decir, que, espontáneamente, comienzan a plantearse si existe una base válida para sus reacciones. Otros pacientes, en cambio, necesitan que se les dirija para poder hacer un balance terapéutico entre sus expresiones emocionales y la discusión racional. Samuel CHOQUE RAMOS UNIVERSIDAD ALAS PERUANAS DUED – JULIACA