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¿Cómo están construidas las funciones psíquicas superiores del hombre, tales como la atención activa, la memoria voluntaria, .el pensamiento abstracto y la regulación voluntaria de la conducta? ¿Acaso se forman éstas según las mismas leyes qu~ las funciones más ele.mentales de la sensibilidad y de los actos reflejos o, por su génesis y por el modo de su• construc.ción, se •diferencian. de modo radical de estas últimas? ¿Cómo representarnos su organización cerebral? ¿Acaso están .localizados segú
¿Cómo están construidas las funciones psíquicas superiores del hombre, tales como la atención activa, la memoria voluntaria, .el pensamiento abstracto y la regulación voluntaria de la conducta? ¿Acaso se forman éstas según las mismas leyes qu~ las funciones más ele.mentales de la sensibilidad y de los actos reflejos o, por su génesis y por el modo de su• construc.ción, se •diferencian. de modo radical de estas últimas? ¿Cómo representarnos su organización cerebral? ¿Acaso están .localizados segú
¿Cómo están construidas las funciones psíquicas superiores del hombre, tales como la atención activa, la memoria voluntaria, .el pensamiento abstracto y la regulación voluntaria de la conducta? ¿Acaso se forman éstas según las mismas leyes qu~ las funciones más ele.mentales de la sensibilidad y de los actos reflejos o, por su génesis y por el modo de su• construc.ción, se •diferencian. de modo radical de estas últimas? ¿Cómo representarnos su organización cerebral? ¿Acaso están .localizados segú
¿Cómo están construidas las funciones psíquicas superiores
del hombre, tales como la atención activa, la memoria voluntaria, .el pensamiento abstracto y la regulación voluntaria de la conducta? ¿Acaso se forman éstas según las mismas leyes qu~ las funciones más ele.mentales de la sensibilidad y de los actos reflejos o, por su génesis y por el modo de su· construc.ción, se ·diferencian. de modo radical de estas últimas? ¿Cómo representarnos su organización cerebral? ¿Acaso están .localizados según los mismos principios que los procesos sensoriales, motores y reflejos, que son más simples, o los principios de su localización en el córtex cerebral se diferencian sustancialmente de la localización de las elementales sensaciones táctiles, ópticas y auditivas? Desde hace varios aTios estas cuestiones ocupan el centro de la atención de la psicología científica actual. Una de las principales autoridades mundiales en el campo de la neuropsicología es A. R. Luria, profesor de Psicología de la Universidad de Moscú recientemente fallecido, autor de varias obras capitales sobre la m.ateria en las que ha expuesto los resultados de sus investigaciones y las de su equipo científico. En su serie Conducta Humana -colección de Psicología y Psiquiatría que dirigen Ramón Bayés, Juan Masana y José Toro-, Editorial Fontanella ha editado recientemente "1';[ cerebro humano y los procesos psíquicos", de A. R. Luria, obra dedicada al estudio de los mecanismos cerebrales implicados I'n la actividad consciente del hombre así como de sus perturbaciones en caso de lesión cerebral. La pn'mera parte del libro está dedicada al estudio del cerebro y las funciones psíquicas superiores del hombrl'. La segunda a la perturbación de los procesos psíquicos en los supuestos de lesiones I'n el cerebro. El autor ofrece una introducción al r.studio del cerebro y la conducta del hombre, la cual recogemos parcialmente a continuación.
La historia de cómo el estud io del cerebro del hombre se ha convertido en una
de las fuentes de nuestros conocimientos sobre los mecanismos de su conducta ha recorrido un largo y dramático camino, lleno de valerosos intentos y amargas decepciones. Durante siglos fue ésta la historia de los intentos de aplicar a la descripción del cerebro unas ideas preconcebidas propias para la psicología de cada época; estos intentos no ofrecían nada ni para la comprensión del funcionamiento del cerebro, ni para explicar los mecanismos que yacen tras la conducta; se reducían tan sólo a la formulación de equ ívocos formados en épocas remotas que se admitían con facilidad, se mantenían decenios -a veces siglos - y se abandonaban, pasando a formar parte de la colección de equívocos para el estudio de los historiadores del pensamiento filosófico y cient ífico. Se tuvo que andar un largo y espinoso camino antes de que se empezara a formar una ciencia en la que el estudio del cerebro se convirtiera en un verdadero medio para el conocimiento de los mecanismos de los procesos psíquicos del hombre. Los filósofos que durante siglos hab ían intentado formu lar la esencia de los procesos psíquicos, a lo largo de mucho tiempo entend ían la conciencia del hombre como un conjunto de distintas facultades.