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Neuromarketing

El neuromarketing se define como la ciencia que estudia la forma en la que reaccionamos ante una
campaña de ventas y cómo nos comportamos ante ella como consumidores. Es decir, cómo
reacciona nuestro cerebro antes, durante y después de comprar.

En general, tiene por objetivo analizar cualquier reacción que se produzca en nuestro cerebro tras
recibir impactos publicitarios. Para ello se valoran:

Las emociones.

La atención.

La capacidad retentiva.

Esto es así porque aunque a veces compramos por necesidad (de forma racional), hay otras
muchas que la fuerza de ventas nos atrae hasta llevarnos a comprar de manera impulsiva.

Neuroventas

Este concepto puede resultar similar al de neuromarketing, pero en realidad va más allá. Además
de esta ciencia, también engloba otras como la neurocomunicación, la neurociencia o la
neuropsicología.

¿Y por qué se unen tantas disciplinas en este concepto? Pues porque “saber vender” implica
conocer, no sólo la forma en la que nos comportamos a la hora de comprar, sino también de qué
forma funciona nuestro cerebro en los procesos de negociación.

A diferencia del neuromarketing, estaríamos ante una ciencia que estudia nuestro cerebro tanto
en procesos de compra como de venta, donde la comunicación no verbal tiene mucho que decir.

En otras palabras, un vendedor que aplica esta metodología para captar nuevos clientes y cerrar
procesos de negociación, no se centra en las características del producto, sino en analizar los
vacíos emocionales para satisfacer necesidades reales.

Neuromanagement

Junto al neuromarketing y las neuroventas, podemos hablar también del neuromanagment, que se
refiere a la gestión empresarial del ROI y la satisfacción de los clientes gracias la aplicación de
técnicas que desarrollan nuestras capacidades cerebrales.

Pero volvamos al concepto de este post, el neuromarketing y los diferentes tipos que hay.
Descúbrelos a continuación 🙂

Ejemplos de Neuromarketing
Somos seres emocionales por naturaleza. Por muy claro que tengamos cuáles son nuestras
necesidades básicas, siempre habrá estímulos sensoriales que activen nuestro cerebro y nos
lleven, como hemos visto, a iniciar un proceso de compra.

Por esto es que el neuromarketing juega con prácticas tan evidentes, a la vez que efectivas, como
las siguientes:

Poner música de fondo con el estilo acorde al tipo de comercio, pues por ejemplo los ritmos más
calmados nos llevan a tomarnos nuestro tiempo.

Aplicar precios entre 1 y 5 céntimos por debajo para crear una sensación de “menor coste”, algo
que funciona a pesar de que somos súper conscientes de esta práctica de neuromarketing.

Colocar los productos más caros en las zonas más vistosas, así como poner carros de la compra de
gran volumen para crearnos la necesidad de comprar mucho y caro.

Cualquiera de éstas atiende a una tipología de neuromarketing según el sentido que se están
estimulando. Estos son los 3 grandes grupos en las que podemos clasificarlas:

Neuromarketing visual

Este tipo de neuromarketing consigue que un recurso publicitario remueva nuestras emociones,
capte nuestra atención y permanezca en nuestra memoria a través de impactos visuales.

Ejemplo de ello son las campañas de marketing que juegan con la combinación de sus productos y
elementos que satisfacen algunas de nuestras necesidades más vitales.

Neuromarketing auditivo

Se trata de otro muy buen ejemplo de neuromarketing basado en el uso de sonidos y melodías
para activar en el consumidor emociones concretas, como la alegría, el romanticismo o la
relajación.

Tal y como ocurre con las imágenes, la música tiene el poder de estimular nuestro lado más
sensible y, llegado el caso, alterar nuestro comportamiento de compra.

La música y los sonidos se suelen utilizar en neuromarketing para:

Generar una asociación en la mente del consumidor hacia una marca concreta.

Acondicionar comercios y espacios físicos para fomentar la compra a través de las emociones.

Potenciar los beneficios de un producto a través de sonidos, como el chasquido al morder un


alimento crujiente o el sonido del gas al abrir una lata de refresco.

Además piensa que cuantos más sentidos seas capaz de estimular a través de tus anuncios y
campañas publicitarias, más accesibles serán a todo tipo de público.
Neuromarketing kinestésico (olfato, gusto y tacto)

A través de los olores, los sabores y las experiencias táctiles también podemos cautivar a nuestros
consumidores. ¿O es que nunca te ha apetecido entrar a comprar en la panadería de tu zona al
percibir el olor del pan recién hecho?

Por otro lado, el sentido del gusto es posible estimularlo no sólo con degustaciones reales, sino
también mediante imágenes de alta calidad y sonidos propios de los productos de alimentación.
Esos que activan nuestras papilas gustativas.

¿Y el tacto?, ¿te has fijado que, por ejemplo, los teléfonos móviles son cada vez más ergonómicos
y agradables al tacto? Esto es porque, según se ha demostrado científicamente, también somos
más propensos a comprar después de haber tenido una buena experiencia táctil.

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