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Casado Aragón, Jesús

Díaz Casado, Juan


Escribano Valencia, Nerea
Fuentes Luque , Mª José
Galán Berdún, Francisco
Gallardo Carballo, Alba
Garceso Alés, Victor
García Franco, Miguel
García Guerrero, Daniel
Guerrero Romero, Paula
Heredia Reina, Anabel
Honorato Sánchez, María
Mora Flores, Rocío
Moreno Rueda, Elena
Muñoz Escribano, Irene
Muñoz García, Manuel
Ramírez Díaz, Patricia
Romero Domínguez, Antonio M
Rueda Escribano, Elena
Rueda Ramírez, Fernando J.
Trigo Rodríguez, Lorena
Valencia Gómez, Mª Carmen
Terror
en
Camjimán
Campillos, 4 de mayo de 2013
CAPÍTULO I.
Amanece en Camjimán.

Se empezaban a vislumbrar los terrenos parduzcos,


iluminados por los tonos rojos y
amarillentos de Volter V, estrella
que calentaba a Zamé, planeta
clónico de la Tierra, cuando
Borgui saltó de la cama
sobresaltado por el zumbido de
la despertáquina.

Aún no habían pasado cinco minutos, cuando Borgui,


somnoliento, se encontraba en la cocina de casa,
esperando el desayuno. Mientras tanto, recordó que antes
de ir al colegio tenía que despertar a su hermano gemelo,
Borgue, para repasar un poco de la historia de Camjimán.
Como apasionados amantes de las historias de miedo,
habían propuesto a su cibertutor indagar sobre los sucesos
ocurridos en su pueblo tres siglos
atrás.

Borgui subió hasta la habitación de


su hermano.

- Borgue, ¡despierta!. ¡Borgue!


¡Booorgueee! – gritó Borgui.

Minutos después, Borgui y Borgue


bajaron a desayunar. Su madre les estaba haciendo
tortitas con sirope.
Borgui y Borgue desayunaban y estudiaban al mismo
tiempo. Al poco, sonó la bocina del autobús. Borgue no
estaba aún vestido así que llegaron tarde al colegio, como
siempre.

El profesor les echó una buena bronca. Luego tuvieron


un examen sorpresa y ninguno de los dos había
estudiado.

En el recreo, un abusón les pidió su comida.


Borgui no había hecho los deberes de Lengua y el profesor
le puso una nota.
A última hora, les tocó clase de Historia y al final no
pudieron hablar de la historia de Camjimán.
Al llegar a casa, Borgui y Borgue dijeron al mismo
tiempo:
- Este es el peor día de mi vida. Hoy tiene que ser martes y
trece, el peor día del año.
Su madre, María, respondió:
- Eso sólo son supersticiones. El martes y trece es un día
normal y corriente. Además, sólo tenéis un mal día
vosotros... ¡Oye!, ¿no oléis a quemado? … ¡Oh, no! ¡Mi pollo!
Vale, a lo mejor si es verdad lo del martes y trece.
Por la tarde, se pusieron a hacer los deberes y les salió
mal porque estaban pensando en el día de la mala suerte.
Borgue dijo que todo eso estaba mal y empezaron a
discutir. La madre les oyó, les regaño y les castigó.
Borgui y Borgue se pasaron toda la tarde castigados en
su habitación sin salir. Los dos pensaron que esa estúpida
pelea no era que tuvieran mala suerte, simplemente
porque era martes y trece, sino que ellos mismos se la
habían buscado.
Toda la tarde, como les gustaba los libros de aventuras,
la pasaron leyendo. Borgui leyó un libro de caballeros y
princesas, y Borgue sobre galaxias perdidas.
Su madre, sorprendida al ver que los hijos no le daban
la lata con querer salir, subió a las habitaciones de ellos y
los vio tan ensimismados con aquellos libros que los dejó
tranquilos. La madre cerró la puerta sigilosamente y
pensó:

- ¡No …, si al final no va a ser el día de la mala suerte!


¡Por lo menos para mí! ¡Se están portando tan bien...!
Los hermanos se quedaron dormidos y soñaron.
Al día siguiente, como siempre, Borgui despertó a su
hermano Borgue:
- ¡ Borgueee! ¡Despiertaaaa!
Borgue se levantó a la primera. Desayunaron unas
tostadas con aceite y Colacao. Mientras desayunaban,
Borgui le dijo a Borgue cómo
fue su sueño.
- Soñé con ser un gran
caballero, con su caballo
blanco. Un día cabalgando con
mi hermoso caballo blanco por
un frío y oscuro bosque, me
encontré a una princesa,
helada de frío y aterrorizada.
Miré a la princesa y era la niña de la clase que me gusta.
Me enamoré; pero se presentó otro caballero alto, joven,
simpático y guapo, llamado Agustín, con un hermoso
caballo negro azabache.
Pero cuando iba a invitar a la princesa a mi bonito
palacio, por desgracia, la despertáquina me despertó.
Después, Borge le contó su sueño:
- Soñé que era un astronauta llamado John. Una noche
me encontré que un meteorito iba
directo a la Tierra. Como yo era tan
fuerte, lo paré y lo llevé a la Luna.
Cuando sonó la bocina del autobús,
Borgui y Borgue se fueron al colegio.
Hoy no llegaron tarde y tenían los
deberes hechos, por eso el profesor se
puso muy contento.
En el examen de Lengua, Borgui sacó un nueve y
Borgue, un ocho y medio.
Ya en casa, cuando su madre se enteró, les agradeció
el esfuerzo y les dejó salir; pero Borgui y Borgue no
quisieron porque estaban ilusionados con el cuento que
estaban leyendo.
Borgui y Borgue querían tener una aventura. Cuando
hicieron los deberes, se fueron los dos al Campo Santo y allí
vieron a los lejos un hombre que estaba manchado de
sangre. Los dos hermanos se acercaron para ver mejor lo
que pasaba y vieron a otro hombre tumbado en el suelo.
De pronto oyeron a alguien que estaba detrás de ellos,
empezaron a correr y a gritar como locos.
Cuando se dieron cuenta estaban delante de su casa.
Esa noche no pudieron dormir por el susto. A la mañana
siguiente, no escucharon el zumbido de la despertáquina y
llegaron tarde al colegio.
CAPÍTULO II.
Los sueños se hacen realidad.

Y así fueron pasando todos los días, unas veces se


despertaban a tiempo y otras no. Hasta que poco a poco,
entre sus padres y el maestro consiguieron que Borgui y
Borgue llegaran a tiempo al colegio.
A partir de entonces, todo parecía más facil, más sencillo:
las notas mejoraban día a día. Se aficionaron a la lectura
de cuentos y aventuras en los que astronautas y
caballeros eran los personajes principales.
Los niños empezaron a creer que un día sus sueños se
harían realidad pero para eso aún quedaba mucho
tiempo: sólo tenían diez años y ahora lo más importante
era darse cuenta de que trabajando y estudiando podían
alcanzar todo lo que soñaran.
Llegó Halloween y Borgui y Borgue, por la noche, soñaron
con la aventura del campo, pero su sueño se hizo
realidad. Ellos no sabían qué decír, pero su madre dijo:
- ¿Qué ha pasado? ¿Por qué está el cuarto así?
- Nosotros no hemos sido, ha sido nuestro sueño que se nos
ha hecho realidad.
- Eso es una bobada - dijo la madre.
Al día siguiente, Borgui y Borgue llegaron al colegio a
buena hora. En la hora del recreo Borgui soñó que quería
ver a su ídolo, el sherif Abel. Caminando se lo encontró y el
sherif lo saludó. Rápidamente, Borgui fue con Borgue a
enseñarle al sherif pero cuando llegaron no estaba.
Borgue soñó que quería ver a su ídolo, John, el famoso
astronauta. Caminando lo encontró. John lo saludó.
Borque, rápidamente, fue a enseñarle el astronauta a
Borgui pero cuando llegaron, ya no estaba.
Los dos estaban confusos. En la hora del examen de
Conocimiento del Medio, soñaron que sacaban un diez. Al
día siguiente, Borgui y Borgue llegaron a clase y el
profesor dio la nota. Borgui y Borgue habían sacado un
diez.
- ¡Era increíble! - exclamaban los dos.
Cuando llegaron a su casa, los hermanos le dijeron la
nota a su madre. Entonces, ésta se puso muy contenta y
les dijo que podían salir a la calle.
Borgui y Borgue salieron corriendo para ir al Campo
Santo, para intentar ver al
hombre manchado de sangre.
¡Y ... allí estaba!
- ¿Qué hará ese hombre alli? -
preguntó Borgue.
- Estoy buscando un libro para
romper el hechizo de los
zombies.
De pronto, salieron seis zombies de entre los árboles.
Persiguieron a Borgui y a Borgue, que pedían ayuda por
todo Camjimán.
Los niños, asustados, seguían corriendo sin saber dónde
ir. Se escondieron en el hueco de una vieja casa en ruina.
El corazón les latía con mucha fuerza. Vieron pasar a los
zombies. Se asomaron sigilosos y los vieron correr.
Los dos hermanos se fueron a casa. No había nadie más
en la calle. Todo estaba oscuro, sólo lo iluminaba el color
rojo y amarillento de la estrella Volter V.
Esa noche no durmieron. Buscaron información en libros
antiguos sobre sucesos ocurridos con zombies en Canjimán
en siglos pasados. Uno de los sucesos, contaba cómo una
familia de granjeros fue perseguida cruelmente por
habitantes de Camjimán. Se piensa que tuvo que ver con
la brujería y salen de sus tumbas cada siglo, para vengar
su muerte.
CAPÍTULO III.
La situación se complica.

A las afueras de Camjimán existía la carretera


fantasma, donde ocurrían sucesos muy extraños. Una vez,
el maestro conducía por allí, iba con mucha precaución
ya que había mucha niebla.
Nunca había visto una
niebla tan densa y, de
repente, tuvo que dar un
frenazo brusco. Se encontró
con un cruce que no había
visto nunca, a pesar de que
llevaba viviendo allí muchos años.
Al día siguiente fue por el mismo camino y, al pasar por
el mismo cruce, un escalofrío recorrió su cuerpo. No había
ningún camino allí, en aquel lugar sólo había un
terraplén de cuatro metros de altura.
El maestro, investigando sobre lo sucedido, descubrió que
en esa carretera habían muerto más de diez personas
despeñadas. Existían muchos accidentes en noches de
niebla, extrañamente densa. ¿Será casualidad o será que
existen más carreteras fantasma?
El profesor que conducía se lo preguntó. Él, como sabía que
había un terraplén, se dio la media vuelta y nos fuímos
de allí en el autobús. Allí, como había tanta niebla, de
repente, les pareció ver a un fantasma que, por lo visto, les
estaba persiguiendo y el conductor gritó:
- ¡Nooo, que susto! Iré corriendo con el autobús y no nos
atrapará. Mantened la clama, chicos.
Ahora los niños gritaban:
- ¡Hay monstruos! ¡Noooo! ¡Qué miedo!
Y los monstruos fueron atropellados.
Al escuchar los gritos de los niños, Borgue y Borgui se
miraban asombrados porque sabían que los monstruos
estaban vivos y, que, de un momento a otro, iban a volver
a salir a la carretera. Borgue, que era el más inquieto, se
volvió hacia sus compañeros del autobús y les dijo:
- ¡Callaos! Ya están aquí …
El conductor vio una sombra y quiso frenar pero el
espectro se puso delante del conductor y se lo impidió.
De pronto, los niños se encontraron dando tumbos por la
carretera y, al mirar hacia un lado, observaron que el
intrépido Borgui intentaba sujetar a la sombra. Él lo
intentó y llamó a Borgue para que le ayudara.
- ¡Borgueeee! - gritó con todas sus fuerzas - ¡Ven y
ayúdame a sujetar a esta horrorosa sombra por los pies!
- Ya voy – le contestó a su hermano Borgui.
Pero cuál fue su sorpresa que cuando echó mano a andar
no podía moverse del sitio, se había formado un círculo
alrededor de él, con una luz muy potente que cegaba a
todos los que se encontraban allí.
- ¡Qué horror, Borgui! No puedo andar, creo que me he
quedado petrificado.
- ¿Dónde estáis? No puedo veros, no sé qué me ha pasado.
De repente, miles de fantasmas merodeaban por encima

de sus cabezas, emitiendo escalofriantes sonidos. Estaba
tan asustado que no se dio cuenta de que el círculo se
transformó en un gran remolino de viento que logró
sacarlo de allí, volando por encima de las sombras.
Desde las alturas consiguió ver a su hermano Borgui que
era arrastrado por un fantasma y a todos los demás
arrinconados, muertos de miedo.
Tenía que actuar de inmediato y se le ocurrió una idea:
si conseguía mojar al fantasma, éste se desintegraría y,
así soltaría a su hermano. Pero tenía un gran problema:
¿de dónde sacaría el agua? Al instante encontró una
brillante solución: se haría pipi encima del fantasma, sólo
era cuestión de tener puntería.
Después de mucho insistir e intentar
tener puntería, los fantasmas no se
desintegraron. Los niños se quedaron
extrañados y descubrieron que los
fantasmas sólo querían hacerse
amigos.
Entonces los niños siguieron su
camino. Todos fueron a una
excursión con los fantasmas pero
tenían un problema: ¿cómo iban a
salir con los fantasmas? Pronto
tuvieron una gran idea, los
ocultarían entre las mochilas. Inquietos, miraban cada
cinco minutos, si seguían en la mochila porque no
querían que esos amigos tan especiales se fueran.
CAPÍTULO IV.
Encontrando respuestas.

Los fantasmas le contaron a Borgui y a Borgue que


después de la excursión fueran a la biblioteca porque allí
encontrarían un pasadizo.
Cuando terminaron la excursión fueron alli. Borgue se
resbaló y, sin querer, tiró de un libro haciendo que aquella
estantería diese un giro de 180º y los llevase a una
pequeña, sucia, vieja, siniestra y oscura cripta.
Borgui tropezó con un esqueleto
de un niño. Se asustaron y se
dieron cuenta de que ese
esqueleto tenía el hueco de los
ojos mucho más grande de lo
habitual, un fémur muy pequeño
y con manos de seis dedos. Aquel
esqueleto era el de un niño
extraterrestre.
Borgui encontró un libro lleno
de polvo que ponía: “Historia de
Camjimán hace tres siglos”. Siguieron leyendo y ponía que
hacía tres siglos hubo una epidemia llamada “la epidemia
del olvido eterno”. Esa epidemia comenzó cuando un niño
de otro planeta llegó a Camjimán, expandió esa horrenda
epidemia haciendo que todos los habitantes lo olvidaran
todo. Seguramente los antiguos tutores le encerraron aquí
para que no la suguiera expandiendo.
De repente, el conserjebot les vio leyendo y dijo:
- Pero, ¿que hacéis aquí?
Ellos salieron corriendo.
Cruzaron la biblioteca. Hicieron tanto ruido que llamaron
la atención de todos los que leían. El conserjebot seguía
persiguiéndoles y gritaba:
- ¡Altooo! ¡Detenedlos! ¡Que alguien los coja, se llevan el libro!
Borgui y Borgue no pudieron más. Resbalaron , cayeron y,
finalmente, el conserjebot los pilló.
El conserjebot los llevó ante el tutor. Borgue sujetaba
fuertemente el libro como si fuera parte de él. El profesor
les dijo con cara sorprendida:
- ¡No me esperaba esto de vosotros! ¿Por qué lo habéis
hecho?
Borgue comenzó a llorar y Borgui avergonzado dijo:
- Lo sentimos mucho pero creemos que este libro explica
qué está pasando en Camjimán.
El tutor cogió el libro y lo puso bajo llave en una gran
vitrina de su despacho. Y para castigar a los hermanos les
mandó quinientas copias con la frase: “No debo entrar en
zonas prohibidas”.
Volvieron a casa cansados y desilusionados porque la
respuesta había estado en sus manos.
Su madre ya sabía lo que había pasado y estaba muy
furiosa. En la casa apenas hablaron y los mandó muy
pronto a la cama.
Borgui y Borgue durmieron profundamente. Por la
mañana Borgui dijo a Borgue:
- ¡He soñado con la vieja mansión de Camjimán!
Y Borgue le respondió:
- ¡Anda, yo también!
Soñaron lo mismo y una cosa tenían claro, “la próxima
noche buscarían nuevas pistas”.
Esa noche fueron a la mansión. En la entrada tuvieron
un pequeño problema, ¡no se abría la puerta! Se tuvieron
que saltar. Cuando entraron, a la mitad del pasillo, se
escuchó un ruido arriba. Subieron y vieron dos fantasmas
y se escondieron. Borgui y Borgue empezaron a buscar.
Mientras que Borgui se perdió en una habitación de la
mansión, Borgue se fue a su casa. Su madre estaba
preocupada.
CAPÍTULO V.
La búsqueda de Borgui.

Al día siguiente, Borgue fue a la mansión, Buscó y buscó


pero no encontró.
Al final, en la misma habitación, encontró a Borgui
encadenado. Los fantasmas hablaron con Borgue y le
dijeron:
- Sólo queremos tener amigos.
Borgui les dijo:
- Así no se trata a un amigo.
Borgui y Borgue llegaron a su casa y su madre les
pregunto:
- ¿Dónde habéis estado?
- Estábamos en el parque – respondió Borgue.
Al día siguiente fueron al parque y, cuando Borgui y
Borgue volvieron a casa, habían conocido a unos amigos
que se llamaban Juan y Javier. Se habían hecho tan
amigos que Juan y Javier, como eran hermanos,
invitaron a merendar a Borgui y a Borgue.
Al siguiente día fue al revés, les invitaron a ellos a
cenar. Mientras cenaban sintieron un temblor ¡Era un
terremoto! Al rato lo echaron por las noticias, ¡estaban
tan preocupados! Los cuatro se encontraban solos en casa
y echaron a correr hacia el bosque por miedo a que se les
cayera la casa encima. Borgui y Borgue estaban muy
asustados, sin embrargo, Juan y Javier, no.
CAPÍTULO VI.
El desenlace.

Juan y Javier fueron a casa de Borgui y Borgue y le


dijeron a su madre:
- Borgui y Borgue se han perdido en el bosque jugando al
escondite con nosotros. La madre inició una búsqueda.
Cuatro semanas después, Juan y Javier encontraron el
libro que andaban buscando; pero en vez de soltar a
Borgui y Borgue, secuestraron a la madre y al padre de los
hermanos.
Se quedaron meses y meses en la nave, pero Borgui y
Borgue pudieron escapar. Más tarde, la policía los vieron
correr y uno de los hermanos dijo:
- Nuestros padres están secuestrados en una nave.
Fueron al sitio donde estaba la nave pero se llevaron
una sorpresa, ¡la nave no estaba! Los policías no se
creyeron nada. Los hermanos, decepcionados, volvieron a
casa. Esa misma noche los hermanos regresaron a la
nave, pero se encontraron otra sorpresa, ¡la nave estaba;
pero Juan, Javier, su madre y su padre, no!
Al día siguiente, Borgui y Borgue supieron dónde
estaban sus padres. Por la noche fueron a rescatar a sus
padres. ¡Sí!, adivinaron, ¡estaban allí!
Borgui y Borgue lucharon contra guardianes y seguratas.
Ganaron y pudieron rescatar a sus padres; pero cuando
salieron de la nave, Juan y Javier les pisaban los talones.
Al llegar a casa, Borgui y Borgue dijeron:
- Por fin a salvo ...

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