Cuando concretan un acuerdo regional, los países que participan reducen las barreras comerciales entre ellos. Por omisión, esto implica una conducta de discriminación hacia terceros países no participantes. Éste es un rasgo esencial que diferencia al regionalismo del multilateralismo, que se basa en el principio de que todos los países deben ser tratados de igual manera al eliminar las barreras al comercio. El principio de nación más favorecida es el instrumento utilizado para garantizar la no discriminación en el comercio. Según este principio, si se otorga una preferencia a un país la misma debe extenderse automáticamente al resto. En la posguerra, éste fue un principio guía para las negociaciones en el marco de las sucesivas rondas del GATT, en las cuales se negociaron sustanciales reducciones en la protección para sectores importantes de la producción, aunque hubo otros que quedaron bastante al margen como es el caso de los productos agrícolas. La OMC es en la actualidad el foro principal para las negociaciones multilaterales orientadas a la liberalización del comercio de bienes y servicios. Aunque el regionalismo es una política de apertura que se aparta del principio de nación más favorecida al otorgar preferencias a determinados países y no a otros, dicho distanciamiento está contemplado en la normativa que rige las negociaciones multilaterales. El GATT reconoció explícitamente los acuerdos regionales como una excepción a la cláusula de nación más favorecida en su articulado XXIV (1947). También con posterioridad se permitieron excepciones para promover el desarrollo. Hasta aquí hemos hablado de regionalismo en general. Pero ahora es necesario que seamos algo más específicos pues los acuerdos de ese tipo admiten variadas formas. Entre ellas hay cuatro que son básicas:
-El GATT reconoció explícitamente los acuerdos regionales como una
excepción a la cláusula de nación más favorecida-
- zona de libre comercio,
- unión aduanera, - mercado común y - unión monetaria.
Estas cuatro categorías implican un grado creciente de compromiso e integración entre
los países. La zona de libre comercio es la que requiere el grado menor. Consiste, simplemente, en la eliminación de las barreras arancelarias y cuantitativas (como los cupos) al comercio entre los países del acuerdo. La zona de libre comercio no supone que los integrantes de la misma tengan un arancel uniforme con terceras naciones. Esto genera un problema. Un tercer país podría utilizar a otro que integra el acuerdo y tiene bajos aranceles, para introducir mercancías dentro de un país que protege su industria con altos aranceles. Un ejemplo aclarará esto. Supongamos que existe una zona de libre comercio entre Argentina y Chile, lo que implica que el arancel de camisas entre ambos países es cero. Supongamos, además, que el arancel para camisas de la Argentina con terceros países es 15% y el de Chile 5%. Entonces, un importador chileno podría introducir textiles chinos pagando 5% de arancel y reexportarlos a la Argentina con arancel cero. Conclusión, las camisas chinas entran a la Argentina con arancel 5% y no 15%. Para evitar este tipo de triangulación en la zona de libre comercio se exige que las mercaderías exportadas desde un país del acuerdo cumplan con ciertas reglas de origen que certifiquen la procedencia de las mercancías. Cuando los países acuerdan, adicionalmente, mantener un arancel externo común con el resto del mundo, la zona de libre comercio se convierte en una unión aduanera. Una ventaja importante de la unión aduanera es que elimina el problema de las reglas de origen. Pero como contrapartida exige una mayor convergencia y acuerdo en las políticas de largo plazo. Por ejemplo, supongamos que un país tiene una industria de bienes de capital y el otro no. El primero puede desear tener un arancel externo común alto usando el argumento de la industria naciente. El segundo, en cambio, estará más preocupado por el hecho de que un arancel alto encarece los costos de la inversión y una inversión cara significa un crecimiento más bajo. Por otra parte, una unión aduanera implica también avanzar en la construcción de instituciones y legislación comunes. Idealmente, los países de la unión deberían armonizar totalmente sus prácticas aduaneras y llegar a un acuerdo de cómo repartir los ingresos por aranceles. El mercado común representa un paso adicional en relación a la unión aduanera en la medida en que supone la libre movilidad de factores, en particular del factor trabajo. Como hemos visto en los ejemplos de la Unidad anterior, las ganancias potenciales debidas a la movilidad de factores son importantes, aunque también lo son los costos de la transición. No obstante ello, la experiencia de acuerdos muy avanzados como el europeo sugieren que los factores culturales tienen un peso muy importante en determinar una baja movilidad de la mano de obra. El último paso en el proceso de integración está constituido por la unión monetaria. Bajo ese esquema, los países acuerdan en utilizar una misma moneda para realizar transacciones. Esto implica, de hecho, fijar el tipo de cambio nominal con los socios para siempre. Este último paso no es fácil porque significa perder un instrumento muy importante para regular la competitividad intrabloque en el corto plazo: la posibilidad de depreciar la propia moneda. Cuando un país deprecia su moneda su competitividad aumenta aun cuando sus precios expresados en la moneda local no varíen. ¿Qué ocurre cuando ello no es posible y uno de los socios tiene un problema de competitividad porque sus precios y salarios son muy altos en relación a su productividad? Bajo tales circunstancias, como en el corto plazo es difícil aumentar sustancialmente la productividad, la forma de solucionar el problema será que esos precios y salarios caigan. Sin embargo, esto no es fácil pues la deflación normalmente viene acompañada de desempleo.
5. LOS PROTOCOLOS SECTORIALES
En poco más de dos años los dos gobiernos suscribieron veinticuatro protocolos en materia de comercio, estructura productiva, infraestructura, ciencia y tecnología y otros temas.19 El primer protocolo concluido fue el de bienes de capital. La elección del sector tuvo un carácter simbólico: en la visión de los negociadores el sector de bienes de capital tenía la ventaja de un elevado potencial de difusión de progreso técnico en el que la escala no establecía una ventaja insuperable. Por otra parte, en ese sector existía una base productiva y un potencial de crecimiento en ambas economías. Además, como el sector público era un importante demandante de bienes de capital, la política de compras públicas podría constituirse en un poderoso instrumento de orientación. Así, el sector de bienes de capital apareció como una fuente potencial de complementación intrasectorial, demandante de mano de obra especializada, con predominio de pequeñas y medianas empresas y con vastas posibilidades de cooperación tecnológica (Box 4.3). Por consiguiente, dicho sector aparecía como una fuente potencial de complementación intrasectorial, demandante de mano de obra especializada, con predominio de peque ñas y medianas empresas y con amplias posibilidades de cooperación tecnológica. El comercio intraindustrial entre la Argentina y Brasil también creció significativamente durante la segunda mitad de la década de los ochenta. En efecto, entre 1984 y 1990 el coeficiente de comercio intraindustrial del comercio total pasó del 18% al 37.8%, pero si sólo se considera el comercio de productos manufacturados el aumento es aún más notable: de 22.2% a 57.4%.23 Este comercio se encontraba concentrado en productos químicos y en maquinaria y material de transporte, actividades industriales en las que prevalecen economías de escala y productos diferenciados. Aun cuando los niveles de dicho coeficiente no eran despreciables en 1986 (debido al comercio intrafirma de las empresas transnacionales en actividades como autopartes, neumáticos, motores de combustión interna y material fotográfico y cinematográfico, y al comercio de faltantes y sobrantes en el marco de acuerdos sectoriales entre firmas, como en el sector quí- mico), la evidencia sugiere que el PICE contribuyó significativamente al crecimiento del mismo durante la segunda mitad de los ochenta.
1. EL TRATADO DE ASUNCIÓN: EL MARCO FUNDACIONAL DEL MERCOSUR
En marzo de 1991 los gobiernos de la Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay firmaron el
Tratado de Asunción por el cual establecieron el Mercado Común del Sur (Mercosur).1 El tratado replicó y extendió los objetivos, mecanismos y procedimientos acordados por la Argentina y Brasil en el Acta de Buenos Aires. En el Tratado de Asunción los Estados parte acordaron el establecimiento de un mercado común al cabo de un período de transición de cuatro años, el que incluiría la libre circulación de bienes, servicios y factores productivos, la adopción de una política comercial externa común, la coordinación de las políticas macroeconómicas y sectoriales y la armonización de la legislación en áreas pertinentes. En varios anexos el Tratado estableció un mecanismo operativo para eliminar los aranceles que gravaban el comercio de bienes (el Programa de Liberalización Comercial, PLC), un régimen general de origen y un mecanismo de salvaguardas transitorio para hacer frente a incrementos imprevistos de las importaciones que ocasionaran o amenazaran con ocasionar un perjuicio grave a la producción nacional. La estructura institucional adoptada por el Tratado de Asunción para el período de transición también reprodujo los acuerdos alcanzados previamente por la Argentina y Brasil. Este tratado también estableció el compromiso de adoptar una forma definitiva de organización antes del 31 de diciembre de 1994. Entretanto el Mercosur estaría regido por dos órganos intergubernamentales, a saber: el Consejo del Mercado Común (CMC) y el Grupo Mercado Común (GMC). El CMC cumpliría las veces de órgano superior del Mercosur y estaría a cargo de la conducción política del proceso y de la toma de decisiones que permitieran asegurar el cumplimiento de los objetivos y plazos establecidos para la constitución del mercado común. Los aspectos ejecutivos., en cambio, quedaron en manos del GMC, en cuya órbita se crearon además una decena de Subgrupos de Trabajo especializados temáticamente y una secretaría administrativa. El Tratado de Asunción también estableció que el proceso de toma de decisiones en todos los órganos del Mercosur se haría en base al principio de consenso y con la presencia de todos los países miembros.2
2. LIBERALIZACIÓN DEL COMERCIO Y
RESTRICCIONES NO ARANCELARIAS
A partir de 1995 el cronograma de reducción gradual y automática de aranceles para los
productos incluidos en el régimen de adecuación se cumplió en los plazos originalmente establecidos. Así, desde el 1º de enero de 2000 todo el comercio entre los Estados parte (excepto el azúcar y los automóviles) goza de un margen de preferencia sobre el arancel NMF de 100%, a condición de que los bienes cumplan con los requisitos de origen.1 Sin embargo, a pesar de una preferencia del 100% sobre el arancel NMF los flujos de comercio intrazona no están completamente libres de gravámenes, por cuanto pueden tributar impuestos a la importación derivados de la aplicación de derechos compensatorios o antidumping de los Estados parte.2 Desde mediados de los noventa el principal obstáculo al acceso a los mercados no han sido los aranceles sino las restricciones no arancelarias. De hecho, esta eliminación registró muy pocos progresos.
Alianza del Pacífico
Nace en 2010, como una iniciativa del Sr. Alan García, ex-presidente del Perú • La idea fue reunir a países latinoamericanos con costa en el Océano Pacífico, con características similares y criterios comunes en el modelo de desarrollo económico. • Constituida el 28 de abril de 2011 como una plataforma estratégica para la integración regional. • Miembros actuales: Chile, Colombia, México y Perú. • Países en proceso de ingreso: Costa Rica. • 32 países observadores.
Objetivos fundacionales
Convertirse en una plataforma de articulación política, de integración económica y comercial,
con énfasis en la región de Asia-Pacífico. • Impulsar un mayor crecimiento, desarrollo y competitividad de las economías, con miras a lograr un mayor bienestar, la superación de la desigualdad socioeconómica y la inclusión social de sus habitantes. • Construir de una manera participativa y consensuada, un área de integración profunda para avanzar progresivamente hacia la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas.
Relevancia comercial
Importante mercado con alto potencial de crecimiento
• La mayor parte de las exportaciones están dirigidas a países fuera del bloque • Los principales productos de exportación son: Combustibles, minerales, maquinaria, manufacturas y productos agrícolas • Acuerdos de libre comercio con más de 50 países de todos los continentes,
Comercio entre MERCOSUR Y Alianza del Pacifico
Si bien la AP representa la mitad de las exportaciones de bienes de la región al mundo, versus el 38% que representa el MERCOSUR, el comercio entre los miembros de esta última agrupación supera considerablemente a los intercambios entre los miembros de la Alianza, tanto en términos absolutos como relativos. Otro aspecto relevante de analizar en las relaciones entre la Alianza del Pacífico y el MERCOSUR es la presencia de comercio intraindustrial (también conocido como “de dos vías”). Este se refiere a situaciones en que dos países se exportan recíprocamente productos pertenecientes a una misma industria. Este tipo de comercio suele estar asociado a fenómenos de economías de escala, encadenamientos productivos y externalidades tecnológicas, por lo que generalmente reporta mayores beneficios a los países que el comercio interindustrial (por ejemplo, cuando se intercambian manufacturas por materias primas). Un ejemplo de comercio intraindustrial es el caso recién mencionado de las exportaciones recíprocas de vehículos y autopartes entre la Argentina y el Brasil. México, Colombia y Chile, por el lado de la Alianza del Pacífico, y Brasil y Argentina, por el lado del MERCOSUR, son los países que poseen mayores grupos de industrias con potencial comercio intraindustrial, y por ende, con mayores posibilidades de insertar sus productos en cadenas de producción subregionales que alcancen a los países de la otra agrupación. Por su parte, el Paraguay y la República Bolivariana de Venezuela presentan un mayor comercio interindustrial que el resto de los países incluidos en el análisis. La estimación del comercio intraindustrial potencial, efectuada con información del año 2013, alcanzó la suma de poco más de 8.000 millones de dólares, que equivale al 17% del total del comercio entre ambas agrupaciones. Los sectores que poseen una mayor intensidad de comercio intraindustrial alcanzan en promedio un 18% del comercio total entre ambas agrupaciones. Asimismo, cerca de un 65% de los intercambios entre ambas agrupaciones reviste la forma de comercio interindustrial, esto es, de sectores muy diferenciados (véase el gráfico II.5). Así, por ejemplo, el Paraguay provee de carne, desperdicios de alimentos y maíz a Chile, y este a su vez provee al Paraguay de vehículos, bebidas alcohólicas (especialmente vinos), juguetes, confecciones, cobre, y artículos plásticos, entre otros. Por su parte, la República Bolivariana de Venezuela exporta petróleo refinado y fertilizantes, e importa productos plásticos, papel y cartón, leche, azúcar y cereales de los países de la Alianza, especialmente de Colombia. Los países que participan en mayor medida de este tipo de comercio son el Paraguay, el Uruguay y la República Bolivariana de Venezuela, por el lado del MERCOSUR, y el Perú, en el caso de la Alianza del Pacífico.