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de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos. Prohibida su


reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial
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Mariano Ben Plotkin

MAñANA ES SAN PERíN

PROPAGANDA, RITUALES POLíTICOS (1946 1955)

Y EDUCACIíN EN EL RéGIMEN PERONISTA


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Edición Samuel Amaral Corrección N√©stor Ferioli Dise√±o y diagramación


Estudio Rainis

Contenido

Prólogo a la segunda
edición..................................................................
................................. 9
Introducción.............................................................
................................................................. 15
PARTE I La crisis del consenso en la sociedad argentina y el surgimiento
de Perón Cap√≠tulo 1 La crisis del consenso liberal en la sociedad
argentina................................ 27 Cap√≠tulo 2 Perón y el
problema del
consenso.................................................................
..49 PARTE II La apropiación del espacio simbólico: rituales pol√≠ticos y
el carisma de Perón Publicación original: Buenos Aires, Ariel, 1993
Capítulo 3 1" de Mayo y 17 de Octubre: el origen de dos rituales
................................ 81 Capítulo 4 El 1° de Mayo, el 17 de
Octubre y el combate por el espacio simbólico
..........................................................109 Plotkin,
Mariano Ben Mariana es San Perón: propaganda, rituales pol√≠ticos y
educación en el r√©gimen peronista (1946-1955) -1" ed.- Caseros:
Editorial de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, 2007. 334 p.;
23x15 cm. ISBN 987-1172-15-X 1. Historia Política Argentina. IV. Título
CDD 320.982 Primera edición abril de 2007. ¬©Universidad Nacional de Tres
de Febrero. Queda hecho el depósito que marca la Ley 11.723 PARTE III
Educación pol√≠tica: la socialización pol√≠tica de la juventud
Introducción
.........................................................................
...................................... 147 Cap√≠tulo 5 La reorganización
del sistema educativo durante el régimen peronista (1943-1955)
...................................................149 Capítulo 6 La
politización de la educación: los libros de texto "peronistas" para las
escuelas primarias..................... 175
PARTE IV La generación de consenso pasivo
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Prólogo a la segunda edición

Cap√≠tulo 7 La Fundación Eva Perón o el largo brazo del r√©gimen


.................. 219 Cap√≠tulo 8 La "peronización" de las mujeres y de
la juventud ....................... 259 Conclusiones
.........................................................................
..............................301 APéNDICES Ap√©ndice I Los comienzos de
la "prensa peronista".........................................313
Ap√©ndice II La expansión del sistema educativo durante los gobiernos de
Perón.......................................................318 Ap√©ndice
III Las finanzas de la Fundación Eva
Perón........................................321 Bibliograf√≠a y fuentes
.........................................................................
.........333

Esta segunda edición de Ma√±ana es San Perón se justifica por la buena


acogida que tuvo la primera, aparecida hace ya más de diez a√±os. La
edición original, que fue utilizada como libro de texto en diversas
universidades en la Argentina y en el extranjero, se agotó (fenómeno
bastante poco frecuente en libros académicos escritos por autores
desconocidos) en un par de años y desde entonces se ha vuelto
inhallable. La recepción que tuvo este libro en el exterior justificó su
publicación en ingl√©s a comienzos del a√±o 2003.1 La aceptación del
libro se ha debido probablemente más al momento en el que fue publicado
que a los m√©ritos propios del mismo. Cuando Ma√±ana es San Perón salió a
la venta en 1994, la historiograf√≠a argentina ‚Äîy en t√©rminos más
generales, podemos decir que todo el campo intelectual- estaba a√∫n
despertándose de la modorra forzosa en que la sumieron los siete a√±os de
horrores impuestos por la dictadura militar. Aunque nuevos temas y
metodolog√≠as de análisis comenzaban a ser debatidos, la producción
historiográfica renovada estaba emergiendo de manera a√∫n muy incipiente.
Desde mediados de los años ochenta habían aparecido algunos textos muy
importantes sobre el peronismo.2 Sin embargo la evaluación de ese
período aún despertaba pasiones profundas que se reflejaron en parte en
las rese√±as (tanto positivas como negativas) que recibió este libro en
el país. El estudio del primer período peronista seguía siendo una
cuestión problemática.
1

Mariano Plotkin, Ma√±ana es San Perón. A Cultural History of Perón`s


Argentina, (traducido por Keith Zahniser) Wilmington, Scholarly
Resources, 2003. Para citar solamente tres ejemplos, véase Alberto
Ciria, Política y cultura popular en la Argentina peronista, Buenos
Aires, Ediciones de la Flor, 1983; Hugo del Campo, Sindicalismo y
peronismo, los comienzos de un vínculo perdurable, Buenos Aires, Consejo
Latinoamericano de Ciencias Sociales, 1983; y Juan Carlos Torre, La vieja
guardia sindical y Perón: sobre los or√≠genes del peronismo, Buenos
Aires, Sudamericana, 1990. [2a ed.: Caseros, Eduntref, 2006].

[9]
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Cap√≠tulo 7 La Fundación Eva Perón o el largo brazo del r√©gimen

La Fundación Eva Perón (FEP) fue, sin duda, una de las más visibles y al
mismo tiempo más pol√©micas instituciones establecidas por el r√©gimen
peronista. Fue creada en 1948 por Eva con el nombre de "Fundación de
Ayuda Social Mar√≠a Eva Duarte de Perón" a efectos de proporcionar "ayuda
social" a aquellos sectores que, por motivos diversos, estaban fuera del
alcance del aparato asistencial estatal o sindical. El concepto de "ayuda
social" estaba definido de manera muy amplia e incluía desde la
provisión de servicios m√©dicos en los hospitales de la FEP hasta la
llamada "ayuda social directa" en forma de beneficios materiales
otorgados de manera personal a los necesitados. A la muerte de Eva en
1952, la FEP se hab√≠a convertido en una institución extremadamente
poderosa que movía enormes cantidades de fondos sin control externo de
ninguna clase. Se podría decir que constituía un verdadero "estado
dentro del Estado". Estudiar la FEP no es tarea fácil. Muy pocos
documentos internos de la institución sobrevivieron a la ca√≠da del
régimen, y la mayoría de estos se encuentra en colecciones privadas.
Además, la evidencia indirecta con la que se cuenta está tan te√±ida de
propaganda, ya sea peronista o antiperonista, que se hace muy difícil
separar mito de realidad. Esta es probablemente la razón por la cual la
FEP es uno de los aspectos menos estudiados del r√©gimen de Perón.1
Existe, sin embargo, un cuerpo interesante de evidencia sólo parcialmente
explorado hasta el presente, y que proporciona una perspectiva
interesante sobre el papel desempeñado

La mitolog√≠a alrededor de la Fundación Eva Perón es tan fuerte que ha


permeado incluso a obras por otro lado excelentes tales como la de
Navarro (1981). Hasta donde llega mi conocimiento, el mejor análisis de
la FEP y en general sobre las pol√≠ticas sociales de Perón es la tesis
inédita de Peter Ross, "Policy Formation and Implementation of Social
Welfare in Peronist Argentina, 1943-1955", tesis de doctorado,
Universidad de New South Wales, Australia, 1988.

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por la FEP en el gobierno de Perón. En lo que sigue, voy a mostrar la


forma en que la FEP fue utilizada para contrabalancear el peso de los
sindicatos y como un mecanismo para incorporar a sectores que de otra
manera no habrían podido ser alcanzados por la estructura oficial del
régimen.2 Este último objetivo fue logrado a través del triple
carácter de la FEP: como institución proveedora de ayuda social directa,
como institución proveedora de servicios sociales y como institución
generadora de mitos alrededor de Eva. En este √∫ltimo aspecto, la FEP fue
un instrumento importante para la generación del imaginario pol√≠tico
peronista. A efectos de entender adecuadamente el lugar de la FEP en el
r√©gimen de Perón se hace indispensable examinar, aunque sea brevemente,
la situación de la provisión de servicios y asistencia social en la
Argentina, y en particular en Buenos Aires, al momento en que Perón se
hizo cargo del poder. Los servicios sociales en la Argentina antes de
Perón3 Antes de 1943 la Argentina carec√≠a de un sistema estructurado
para la provisión de servicios y asistencia social. La legislación social
estaba en buena medida limitada a leyes aisladas que prove√≠an protección
a los trabajadores frente a ciertas situaciones específicas. El sistema
de retiro estaba enteramente basado en las "cajas de jubilación", la
primera de las cuales había sido establecida para empleados del Estado
en 1888. Durante las décadas siguientes otros gremios obtendrían sus
"cajas" por medio de leyes del Congreso. Los fondos de estas cajas se
constituían por medio de contribuciones de empleados, empleadores y, en
la mayoría de los casos, también del Estado. En general las cajas
sufrían situaciones endémicas de déficit, debidas en gran medida a la
pobre administración a la que eran sometidas. El sistema de cajas provocó
la insatisfacción de diversos sectores. Por un lado se argumentaba que
era injusto, ya que trabajadores mejor pagos y pertenecientes a
sindicatos ricos y poderosos tales como la Unión Ferroviaria o La
Fraternidad recib√≠an más y mejores beneficios que otros pertenecientes a
sindicatos menos ricos. Por otro lado, los sectores industriales veían
al sistema de cajas como ineficiente, ya que permitía en muEsta idea se
encuentra sugerida pero no desarrollada en Tulio Halperin Donghi,
Argentina: la democracia de masas, Buenos Aires, 1973. Buena parte de
esta sección está basada en datos proporcionados por Ross (1988).

chos casos el retiro de los trabajadores a una edad muy temprana, cuando
todav√≠a eran productivos. Al momento de producirse la revolución de
junio, había consenso entre diversos grupos sociales y políticos
‚Äîincluyendo a socialistas, industriales y grupos católicos‚Äî en que
era necesaria una reforma del sistema y una intervención más profunda del
Estado en temas vinculados con la provisión de servicios y asistencia
sociales. La situación no era mucho mejor en lo que respecta a los
servicios vinculados con la salud. El sistema de hospitales p√∫blicos de
la Argentina hab√≠a crecido rápidamente durante las √∫ltimas d√©cadas del
siglo XIX y las primeras del siglo XX, como contraparte del crecimiento
acelerado de la población.4 Pero en vez de un sistema √∫nico de provisión
de servicios de salud, existían numerosos sistemas con jurisdicciones
muchas veces mal definidas y superpuestas, tales como la Dirección
Nacional de Higiene y la Comisión Nacional de Asilos y Hospitales
Regionales a nivel nacional, la Asistencia P√∫blica a nivel municipal y
los diversos y complejos sistemas provinciales. Aunque el Estado federal
financiaba de manera directa o indirecta a la mayoría de los hospitales
existentes en la Capital Federal, sólo controlaba de manera directa el
24,9% de las camas disponibles, mientras la ciudad de Buenos Aires
administraba el 26,75% y la Sociedad de Beneficencia de la Capital (SBC
en adelante) el 28,18%5. A lo largo de las primeras décadas del siglo
hubo numerosos e infructuosos intentos por crear un sistema más
centralizado de salud p√∫blica. Un componente central del sistema de
provisión de servicios y asistencia sociales era la SBC, secundada por
numerosas instituciones de caridad creadas en su mayoría durante las
√∫ltimas d√©cadas del siglo XIX. La SBC, la más antigua de ellas, hab√≠a
sido creada por Bernardino Rivadavia en 1823 a efectos de quitar a la
Iglesia Católica el control que √©sta hab√≠a tenido tradicionalmente
sobre la caridad y la educación femenina. El consejo directivo de la SBC
estaba formado por mujeres pertenecientes a la élite social, y la esposa
del Presidente de la Rep√∫blica era nombrada presidenta honoraria de la
institución.

Según C. Escudé el sistema hospitalario de Buenos Aires a principios de


siglo era extremadamente eficiente para los cánones de la √©poca. Durante
la primera década del siglo, Buenos Aires se comparaba favorablemente
con ciudades como Nueva York, Filadelfia y Montreal en términos de tasas
de mortalidad y camas de hospital por cada 1.000 habitantes. Véase C.
Escudé, "Health in Buenos Aires in the Second Half of Nineteenth
Century" en D. C. M. Platt (ed.), Social Welfare, 1850-1950: Australia,
Argentina and Canada Comparated, London, 1989. Ross (1988), p. 75.

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La historia de la SBC es bien conocida. Fue clausurada durante el


gobierno de Rosas, para ser reabierta luego de su caída. En las décadas
siguientes la SBC conoció un per√≠odo de rápida expansión como
institución semioficial. Hacia 1870 era ya una institución poderosa que
llegaba en algunas instancias a disputar al Estado mismo la jurisdicción
sobre la provisión de algunos servicios p√∫blicos.6 El estatus legal de
la SBC permaneció cubierto de ambig√ºedad hasta principios del siglo XX,
cuando la ley 3727 de 1908 la convirtió finalmente en una institución
oficial dependiente del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto. Sin
embargo, la SBC logró mantener un alto nivel de autonom√≠a en cuanto al
uso de los fondos que tenía asignados. Hacia 1934 la SBC administraba 25
instituciones de salud en Buenos Aires, incluyendo hospitales,
maternidades y asilos, que prove√≠an más de 11.000 camas y consultorios
externos.7 Además de estos servicios vinculados con la salud, la SBC
también realizaba actividades caritativas y otorgaba los "premios a la
virtud" a gente pobre que cumplía con ciertos requerimientos "morales".
Estas calificaciones morales estaban asociadas en general a valores tales
como resignación, sacrificio y sumisión. La entrega de los premios ten√≠a
lugar en el Teatro Colón y contaba con la asistencia del Presidente de la
Rep√∫blica, ministros, el arzobispo de Buenos Aires y otras autoridades
nacionales y religiosas. A pesar de su carácter de institución
caritativa, la mayor parte de los recursos de la SBC, así como la mayor
parte de los recursos de casi todas las otras instituciones de caridad,
no provenía de donaciones privadas sino de subsidios gubernamentales
canalizados a través del "anexo M" del Presupuesto Nacional. En 1935,
por ejemplo, de los $12.018.094,08 de ingresos totales con los que contó
la institución, sólo $385.344,08 (3,21%) provinieron de donaciones
privadas, mientras que $8.715.750 (72,5%) fueron recibidos en concepto de
subsidios directos del Estado. Además, el Estado prove√≠a a la SBC con
fuentes de recursos permanentes tales como los ingresos derivados de la
Lotería Nacional y de las multas aplicadas por juego ilegal.
6

La SBC era en esencia una institución elitista organizada seg√∫n las


líneas tradicionales de paternalismo social. En ciertas épocas del
año, los niños internos en los asilos y orfanatos dependientes de la
SBC eran enviados con sus uniformes a pedir limosna por las calles de la
ciudad. A trav√©s de la SBC las √©lites económicas y sociales pod√≠an
mantener la ficción de su inter√©s por los problemas sociales utilizando
para ello dinero del Estado. A lo largo de la década de 1930 y
principios de la de 1940 emergió una preocupación por parte de
reformadores sociales del Estado acerca de las ineficiencias de los
sistemas de provisión de servicios y asistencia social. Durante esos
años hubo intentos concretos de controlar el uso que se daba a los
dineros p√∫blicos destinados a obras de caridad y servicios sociales. En
1941, el gobierno creó la Dirección Nacional de Subsidios dependiente del
Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto a efectos de verificar que
los subsidios oficiales no se duplicaran.8 La ley 11.672 de 1943
estableció un control estricto sobre la utilización de fondos p√∫blicos
girados a hospitales. Sin embargo, a pesar de estos intentos, hacia junio
de 1943 el Estado central seguía financiando un sistema de servicios
sociales ineficiente que no controlaba del todo, y que seguía operando
en parte siguiendo las líneas de la caridad tradicional. El gobierno
revolucionario, Perón y la centralización de la provisión de servicios y
asistencia social El gobierno revolucionario de 1943 tomó rápidamente las
primeras medidas hacia la centralización de la provisión de servicios
sociales. Ya en octubre de 1943, hab√≠a creado la Dirección Nacional de
Salud P√∫blica y Asistencia Social (DNSPAS), que absorb√≠a no sólo las
funciones de la antigua Dirección Nacional de Higiene, sino que además
inclu√≠a a todas las organizaciones vinculadas con la provisión de
caridad, asistencia social, vivienda y salud. Este organismo, sin
embargo, tuvo una vida corta. En agosto de 1944 la Secretaría de Trabajo
y Previsión absorbió a todas las agencias oficiales relacionadas a
caridad, vivienda y asistencia social, dejando a la DNSPAS, ahora
rebautizada Dirección Nacional de Salud P√∫blica, a cargo solamente de la
supervisión de servicios de salud. Los hombres de junio quer√≠an crear un
sistema centralizado de asistencia social que eventualmente convergiera
en un seguro social universal,
8

En 1888, por ejemplo la SBC disputaba a la Defensoría de Menores la


jurisdicción sobre los ni√±os abandonados. Como resultado de este
conflicto, en 1890 el Estado retuvo los fondos asignados a la SBC para la
Casa de Expósitos. Para una historia de la SBC hasta 1900, v√©ase Little
(1980). Véase también Carlos Correa Luna, Historia de la Sociedad de
Beneficencia, 1852-1923, Buenos Aires, 1925; y Sociedad de Beneficencia
de la Capital, Sociedad de Beneficencia de la Capital, 1823-1936, Buenos
Aires, 1936. Sociedad de Beneficencia de la Capital, Memoria
correspondiente al año 1934, Buenos Aires, 1935.

Ross (1988), p. 237.

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tal como abogaba Perón desde su puesto de Presidente del Consejo Nacional
de Posguerra.9 Este sistema reemplazar√≠a además a las cajas de
jubilación. Un paso adelante en este sentido fue la creación del
Instituto Nacional de Previsión Social (INPS) en octubre de 1944. Este
nuevo organismo fue puesto a cargo de la coordinación y administración de
los planes de jubilación y asistencia social. La creación de un sistema
centralizado confrontó más dificultades de las esperadas. La principal
fuente de oposición provino de los sindicatos mismos, en particular de
los más poderosos, que no ten√≠an inter√©s en ceder el control de las
cajas y poner la provisión de los servicios sociales para sus miembros en
manos del Estado. Perón, por otro lado, pronto se dio cuenta de que un
poder discrecional en el otorgamiento de nuevas cajas y de beneficios
sociales específicos a los sindicatos leales le otorgaba un importante
instrumento para la generación de apoyo pol√≠tico por parte de los
sindicatos. Por lo tanto, aunque retóricamente Perón apoyaba el
establecimiento de un sistema centralizado de seguridad social, por otro
lado sus políticas concretas mientras estuvo a cargo de la Secretaría
de Trabajo y Previsión eran menos claras en este sentido. Por ejemplo,
a√∫n luego de la creación del INPS, que se supon√≠a que deb√≠a
centralizar la provisión de beneficios sociales y absorber gradualmente a
las cajas, el Sindicato de Empleados de Comercio, liderado por Ángel
Borlenghi, solicitó directamente a Perón, eludiendo de esta manera la
burocracia de la Secretar√≠a de Trabajo, la creación de una largamente
deseada caja, lo que logró rápidamente. De esta manera, Perón logró
asegurar la lealtad de ese gremio y su secretario general, quien luego
sería su ministro del Interior.10 En 1946 los obreros industriales
también obtuvieron su caja a través de un mecanismo semejante. Esta
situación cambió luego de que Perón se hiciera cargo del poder. Ya para
entonces su relación con los sindicatos estaba suficientemente
solidificada. Aunque todavía necesitaba permanecer en buenos términos
con ellos, ahora el establecimiento de un sistema de servicios sociales
controlado por el Estado le proporcionaría la posibilidad de contar con
un mecanismo de patronazgo social fuera del control de los gremios.
Durante su gobierno Perón hizo serios esfuerzos por crear tal sistema,
9

pero no logró superar la oposición de los sindicatos que segu√≠an


opuestos al plan. El Primer Plan Quinquenal, por ejemplo, atacaba el
sistema de cajas usando los viejos argumentos de que era injusto para los
sindicatos pobres y excesivamente generoso en sus beneficios.11 La
reacción de los sindicatos fue inmediata. En un congreso extraordinario
de trabajadores reunido en 1947 en apoyo del Primer Plan Quinquenal, la
posibilidad de establecer un sistema de seguro social universal fue
rechazado casi unánimemente.12 Aunque el gobierno nunca dejó de lado
completamente el tema, el hecho es que el seguro social nunca fue
implementado. En 1950 Perón todav√≠a hablaba de la posibilidad de
establecerlo en un futuro lejano mientras criticaba la ineficiencia del
sistema de cajas. Sin embargo, aclaraba Perón, el objetivo del gobierno
para el futuro inmediato era "proteger las cajas", asegurándose que los
organismos oficiales tales como el INPS no interfirieran con aquéllas en
la provisión de servicios sociales.13 El Segundo Plan Quinquenal, por su
parte, sólo hac√≠a vagas referencias a la organización de un sistema de
seguridad social mientras otorgaba a los sindicatos un papel específico
en aquél. Según el Plan, la asistencia social debía ser provista
"conducida por el Estado, y realizada por sus organismos en adecuada
coordinación de funciones y jurisdicciones por la acción concurrente de
los servicios asistenciales de las asociaciones profesionales".14
Finalmente, en 1953 las cajas recuperaron la plena autonomía que habían
perdido luego de 1943. La centralización del sistema de provisión de
servicios de salud sufrió una suerte similar. Aunque el gobierno militar
había creado algunos organismos a efectos de centralizar los servicios
m√©dicos, tal como ocurrió en el caso de las cajas, Perón pronto
reconoció el potencial pol√≠tico que se le pod√≠a asignar a este tema.
Aunque se supon√≠a que la Dirección Nacional de Salud deb√≠a centralizar
la administración de los servicios m√©dicos, y que el INPS deb√≠a
realizar exámenes m√©dicos preventivos a los trabajadores, la Secretar√≠a
de Trabajo y Previsión otorgó dinero

11 12

Ross (1988), p. 48. CGT, Anuario del Trabajo, 1948, Buenos Aires, 1948,
citado por Ross (1988), p.

Vicepresidencia

de

la

Nación,

Consejo

Nacional

de

Post-Guerra,

Ordenamiento

52. J. D. Perón, "Discurso pronunciado por el General Perón al poner en


posesión de su cargo al director del Instituto Nacional de Previsión
Social, Dr. Roque V. Policicchio", 1950.
13 14

económico y social, Buenos Aires, 1945, p. 39.


10

Ross (1988), p. 37; y Joel Horowitz, Argentine Unions, the State and the
Rise of Perón, 1930-1945, Berkeley, 1990, p. 186.

Presidencia de la Nación, Subsecretar√≠a de Informaciones, Segundo Plan


Quinquenal, Buenos Aires, s/f, p. 47.

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a sindicatos para la construcción de hospitales y servicios de salud


controlados por ellos. Esta política ambigua con respecto al tema de la
salud continuó luego de que Perón se hiciera cargo del poder, cuando
nombró al doctor Ramón Carrillo secretario de Salud P√∫blica. Carrillo
era un ferviente defensor de la creación de un sistema de salud
centralizado y formuló pol√≠ticas en este sentido. Propuso, entre otras
cosas, que el Estado federal se hiciera cargo de los sistemas
provinciales. Tambi√©n redactó un proyecto de Código Nacional de Salud.
No debe sorprender, por lo tanto, que uno de los primeros objetivos de
Carrillo haya sido desarticular a la antigua SBC, la cual era además
criticada por el r√©gimen debido a su carácter oligárquico y a la falta
de control estatal sobre sus fondos. La SBC fue intervenida por el
gobierno en septiembre de 1946. El plan de Carrillo fracasó
principalmente por falta de fondos. Además, cuando el Segundo Plan
Quinquenal fue puesto en efecto, la Secretaría de Salud Pública, ya
transformada en Ministerio de Salud Pública, debía confrontar la
competencia de otros organismos oficiales y semioficiales -el más
importante de los cuales era la FEP- que ya tenían un lugar asegurado en
el plan. En suma, el fracaso del régimen peronista en establecer un
sistema de seguridad social respondió a diversas causas. Un primer factor
fueron las finanzas. Luego de 1949, el r√©gimen sufrió una aguda crisis
económica de la cual sólo comenzar√≠a a recuperarse al final del segundo
gobierno de Perón. La inflación creciente y el d√©ficit fiscal eran ahora
problemas a considerarse en el diseño de las políticas sociales.15 El
Segundo Plan Quinquenal no estipulaba fondos para la asistencia social y
limitaba el rol del Estado a la mera coordinación.16 En segundo lugar, el
fracaso se debió a la misma estructura del gobierno peronista. Perón era
esencialmente un hombre práctico. Mientras como secretario de Trabajo y
Previsión buscaba afanosamente el apoyo de los sindicatos, se dio cuenta
de la importancia política que tenía un manejo discrecional de la
provisión de servicios sociales, que luego pod√≠a transformar15

se en apoyo electoral. En ese punto, el establecimiento de un sistema


centralizado y racional de servicios sociales habría minado su capacidad
de atraer el apoyo de obreros sindicalizados. Más adelante, cuando su
v√≠nculo con los sindicatos era más seguro, fue incapaz de vencer las
resistencias de estos. Aunque la pérdida de independencia del movimiento
obrero, especialmente de la CGT ‚Äîla cual en 1950 se declaró
oficialmente una de las "ramas" del movimiento peronista—, es
innegable, las relaciones entre Perón y los sindicatos fueron más
complejas de lo que habitualmente se cree. Los sindicatos, uno de los
pilares principales del poder de Perón, conservaron poder de veto
respecto de algunas pol√≠ticas del r√©gimen y un gran poder de presión
sobre él. Louise Doyon ha mostrado que la mayoría de los beneficios
obtenidos por los obreros durante el primer gobierno de Perón fueron el
resultado de la presión ejercida por los sindicatos sobre el gobierno más
que de graciosas concesiones otorgadas por el régimen.17 Aun luego de
1949, cuando debido a la crisis económica el gobierno se vio obligado a
llevar a cabo una pol√≠tica más restrictiva respecto del otorgamiento de
beneficios sociales a los trabajadores, estos todavía fueron capaces de
conservar todos los beneficios que habían obtenido durante los años de
bonanza, tanto en t√©rminos de salario real como de participación del
salario como porcentaje del PBI.18 La misma estructura sindical que Perón
había creado y que era uno de los sustentos de su gobierno era, por esa
misma razón, un componente poderoso del sistema de poder del r√©gimen que
podía, en ciertas circunstancias, imponer condiciones y vetar sus
políticas.
17 18

Sobre las relaciones entre Perón y los sindicatos, v√©ase Doyon (1978).
Durante el gobierno de Perón los salarios reales medios crecieron a
velocidad mayor que el ingreso medio per capita. Período 1940-1944 1945-
1949 1950-1954 1955-1959 índice de salarios reales 100 142 159 166
índice de ingreso per capita 99 118 110 117 124

Gary Wynia, Argentino in the Post-War Era. Politics and Economic Policy
Making in a Divided Society, New México, 1978, pp. 68-77. Véase
Subsecretaría de Informaciones, Segundo Plan Quinquenal, Objetivo III E
3, "R√©gimen de Asistencia Social", p. 50. All√≠ se lee: "Coordinación
nacional de todos los organismos de asistencia social a cargo de la
Nación, provincias y municipalidades, y consecuente coordinación con los
servicios de asistencia social de las asociaciones profesionales y con la
Fundación Eva Perón".

1960164 1964 538 Fuente: Díaz Alejandro (1970), Tabla 133, p. 538.

16

Según Peter Alhadeff, durante el período peronista la política


económica fue pensada para la distribución del ingreso. V√©ase P.
Alhadeff, "Social Welfare and the Slumps: Argentina in the 1930", en
Platt (1989). Véase también Pablo Gerchunoff, "Peronist economic
policies, 1946-1955" en Guido Di Tella y R. Dornbush (comps.), The
Political Economy of Argentina, 1946-1983, London, 1990. [2271

[226]
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La Fundación Eva Perón o el largo brazo del r√©gimen

Perón, entonces, estaba interesado en ampliar su base social de


sustentación a efectos de generar un contrapeso al poder sindical. Este
contrapeso ser√≠a buscado en la incorporación de sectores dejados fuera
del aparato sindical. La Fundación Eva Perón y su papel en el Estado
peronista Aunque los sindicatos crecieron rápidamente durante los dos
primeros gobiernos de Perón como resultado de las pol√≠ticas oficiales,
todav√≠a hab√≠a una significativa proporción de trabajadores que no
estaban incorporados al sistema gremial. Los porcentajes de afiliación a
los gremios eran altos al final del segundo gobierno de Perón, pero
estaban lejos de ser del 100%. La tasa de afiliación total de los
trabajadores urbanos más los agr√≠colas en 1954 era del 42%. Esto quiere
decir que más de la mitad de los trabajadores quedaba afuera de las
estructuras sindicales y su sistema de provisión de asistencia y
servicios sociales. La mitad de los empleados del Estado no estaba
afiliada a ning√∫n sindicato.19 Es posible, por lo tanto, hablar de una
dualidad en la clase trabajadora, entre aquéllos incorporados al
poderoso sistema sindical y aquéllos que no lo estaban.20 En este
contexto, el papel asignado a una institución como la FEP deber√≠a ser
claro. El régimen peronista necesitaba un mecanismo para balancear el
peso pol√≠tico de los sindicatos a trav√©s de la obtención de una base de
apoyo más amplia y de la incorporación al sistema de sectores sociales,
trabajadores o no, que estaban excluidos de éste. Es difícil determinar
con precisión si la creación de la FEP fue una respuesta racional y
consciente a este problema, pero lo que s√≠ está claro es que, una vez
creada, Perón la modeló de una manera que encajara dentro de sus ne-

cesidades políticas. La FEP funcionaría como el brazo del gobierno


peronista, alcanzando a sectores dejados afuera del sistema sindical e
incorporándolos a la estructura del r√©gimen. En cierta medida se puede
decir que la FEP fue el sustituto de un sistema de seguro social que el
peronismo no fue capaz de crear. Además, el carácter supuestamente
privado de la FEP le daba una independencia y un margen de
discrecionalidad en su funcionamiento y manejo de fondos que ninguna
institución oficial podr√≠a jamás haber tenido. Y como ventaja adicional,
la existencia de la Fundación, la cual fue incluida en el Segundo Plan
Quinquenal, le permitía al gobierno cortar los gastos en políticas
sociales incluidos en el Presupuesto. Aunque el Estado transfirió a la
FEP algunas fuentes de ingreso que le eran propias al tiempo que le
otorgaba importantes subsidios de manera indirecta, lo cierto es que
√©sta era una institución, al menos formalmente, relativamente barata
para el Estado, ya que tenía sus propias fuentes de financiamiento que
estaban fuera del Presupuesto Nacional. La √∫nica donación en efectivo de
importancia votada por el Congreso Nacional a favor de la FEP en 1949 fue
vetada por Perón. La FEP funcionaba como el eslabón que vinculaba al
r√©gimen peronista con los elementos más d√©biles y peor estructurados de
la sociedad: los pobres, las mujeres, los ni√±os y jóvenes (y a trav√©s
de ellos sus familias), y los sub y desempleados, incorporándolos a la
maquinaria del r√©gimen. La intervención de la Sociedad de Beneficencia y
la Fundación Eva Perón Una versión varias veces repetida respecto del
origen de la FEP es que Eva Perón creó su Fundación como venganza contra
las "damas" de la SBC, luego de que éstas rehusaron nombrarla presidenta
honoraria como era la costumbre en su carácter de esposa del Presidente
de la Nación.21 La propaganda peronista contribuyó a dar credibilidad a
esta versión al contrastar la forma en que la SBC daba sus "limosnas
humillantes" con la "justicia social" dispensaba por la FEP. En la
propaganda oficial la SBC era presentada como una institución oligárquica
que hab√≠a sido reemplazada para bien de la sociedad por la Fundación, de
carácter eminentemente justicialista. Como dec√≠a la propia Eva Perón,
21

19 20

Véase Doyon (1978), Tabla, p. 433. La existencia de esta dualidad fue


sugerida por Gino Germani a mediados de la década de 1950, cuando notaba
que de los 1.800.000 trabajadores industriales registrados por el censo
nacional de 1947, había 500.000 que no habían sido registrados como
tales en el censo industrial de 1946. Probablemente, como explica
Germani, la diferencia se haya debido a la existencia de gente que, aun
trabajando dentro del sector industrial, no lo hacía en firmas
establecidas sino que realizaba su trabajo de manera a√∫n artesanal, y
que por lo tanto no fue registrada por el censo industrial. Estos
trabajadores marginales muy probablemente no estaban incorporados a las
estructuras sindicales. G. Germani, Estructura social de la Argentina,
Buenos Aires, 1955, p. 169. Recientemente, Sergio Lischinsky ha mostrado
que durante el per√≠odo peronista hab√≠a una significativa proporción de
trabajadores que no participaba del sistema de cajas de jubilación. S.
Lischinsky, "La afiliación al sistema previsional (1944-1955). Logros y
dificultades en su expansión", Buenos Aires, mimeo, 1989.

V√©ase, por ejemplo, Mary Main (seudónimo de Mar√≠a Flores), La mujer del
látigo, Eva Perón, Buenos Aires, 1955, p. 102.

[228]

[229]
Ma√±ana es San Perón Este material es para uso de los estudiantes de la
Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos.
Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la
editorial correspondiente.

La Fundación Eva Perón o el largo brazo del r√©gimen

La limosna fue siempre para mí un placer de los ricos: el placer


desalmado de excitar el deseo de los pobres sin dejarlo nunca satisfecho.
Y para eso, para que la limosna fuese a√∫n más miserable y más cruel,
inventaron la beneficencia y así añadieron al placer perverso de la
limosna el placer de divertirse alegremente con el pretexto del hambre de
los pobres. La limosna y la beneficencia son para m√≠ ostentación de
riqueza y de poder para humillar a los humildes.22 Aunque no ha sido
posible establecer con precisión si Eva hab√≠a sido en efecto o no
rechazada por las "damas", sí sabemos en cambio que los dos hechos —la
intervención de la SBC en 1946 y la creación de la FEP en 1948‚Äî no
estuvieron directamente relacionados. Desde mucho antes que Perón
emergiera a la escena pública había quejas sobre las condiciones de
trabajo en las instituciones dependientes de la SBC. En 1939 un
legislador estimaba que las enfermeras de los hospitales de la Sociedad
trabajaban entre doce y catorce horas diarias.23 Muchas de las
instituciones dependientes de la SBC, incluyendo el asilo de expósitos y
el de alienadas, habían sido clausuradas en diversas oportunidades
debido a serias deficiencias higi√©nicas. Poco despu√©s de que Perón
asumiera el poder la prensa peronista comenzó una campa√±a contra la SBC,
denunciando su carácter oligárquico y llamando la atención sobre las
pobres condiciones de trabajo a las que estaban sometidos sus empleados.
Poco antes de que el gobierno interviniera la institución los ataques se
hicieron más virulentos, acusando a directivos de la SBC de actividades
antipatrióticas.24 El hecho es que cuando la SBC fue finalmente puesta
bajo control del Estado medida que, como vimos, era consistente con la
tendencia hacia la centralización de la provisión de servicios y
asistencia social que el gobierno estaba siguiendo entonces, nadie parece
haberse sentido particularmente ofendido. Ni La Prensa ni La Nación
consideraron el hecho lo suficientemente relevante como para dedicarle
una nota editorial. Ni siquiera la oposición radical en el Congreso se
tomó la molestia de defender a la institución.25 La jerarqu√≠a católica,
apa-

rentemente en ese momento más interesada en asegurarse los logros


obtenidos en materia de educación que en irritar al gobierno defendiendo
a la SBC, también mantuvo silencio al respecto.26 El nuevo administrador
de la SBC, Armando Méndez de San Martín (quien también sería luego
administrador de la FEP y más tarde ministro de Educación), modernizó la
estructura burocrática de la SBC y mejoró las condiciones de trabajo en
los hospitales. En marzo de 1947 el gobierno otorgó un escalafón al
personal de la institución.27 Además, los uniformes y los n√∫meros que
identificaban a los internados en los institutos de la SBC fueron
eliminados. Bajo la nueva administración, la SBC creó nuevas
instituciones tales como los "refugios maternales" destinados a alojar a
menores embarazadas y madres solteras.28 La intervención de la SBC
encajaba dentro de la política peronista de centralizar el sistema de
bienestar social. La absorción de la SBC por parte del Estado fue
facilitada por el hecho de que la institución era percibida como un
bastión de la oligarqu√≠a, y porque buena parte de las acusaciones que se
hacían en su contra tenían alguna base en la realidad. Finalmente, a
fines de 1948 la SBC fue absorbida por la recientemente creada Dirección
Nacional de Asistencia Social (DNAS), la cual también fue puesta bajo la
administración de M√©ndez de San Mart√≠n. Por lo tanto, no es fácil
establecer un v√≠nculo directo entre la intervención y absorción de la
SBC y la creación de la FEP, excepto por la acumulación de cargos de
Méndez de San Martín. De hecho, los dos eventos parecen contradictorios
ya que la FEP fue dejada fuera de la jurisdicción de la DNAS, la

quica. En 1949, con motivo de discutirse en el Congreso un subsidio a la


FEP para la realización de los Campeonatos Evita, el diputado radical
Sobral dijo a propósito de la SBC: "Hipólito Yrigoyen, cuando llegó a la
presidencia de la Rep√∫blica, donó sus sueldos de Presidente de la Nación
a la SBC olvidando que en esa misma sociedad estaban las damas
representativas del régimen que acababa de vencer", DSCD, 1949, III, p.
2062.
26

A pesar de que Criterio publicó una nota en defensa de la SBC, la Iglesia


Católica no tuvo reacción oficial al respecto. V√©ase, "La Sociedad de
Beneficencia", en Criterio, Io de agosto de 1946, p. 112. El otorgamiento
de un escalafón a los empleados de la SBC y a otros empleados p√∫blicos
fue ofrecido por el Ministerio de Hacienda como explicación para un
incremento en el Presupuesto Nacional de 1947. Véase, Ministerio de
Hacienda de la Nación, Bolet√≠n, 1, p. 37, 7 de diciembre de 1946.
Agradezco a Lila Caimari el haberme proporcionado este dato. Sociedad de
Beneficencia de la Capital, Un a√±o de intervención, Buenos Aires, 1947.
Véase también, "Hermosa realidad. Van a la escuela del Estado los
niños de la Sociedad de Beneficencia", en Democracia, 22 de abril de
1948, p. 9.

27

22 23 24

Eva Perón , La razón de mi vida, Buenos Aires, 1951, p. 182. Nicholas


Fraser y Marysa Navarro Gerassi, Eva Perón, New York, 1981, p. 115.
Véase, por ejemplo, "Un acto de desagravio al General San Martín", en
Demacracia, 1o de septiembre de 1946. La oposición radical tambi√©n
caracterizaba a la SBC como una institución oligár28

25

[231]
[230)
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La Fundación Eva Perón o el largo brazo del r√©gimen

que se supon√≠a que deb√≠a centralizar toda la provisión de asistencia y


servicios sociales. Además, los objetivos de la FEP y los de la DNAS se
superponían. Es que la FEP fue intencionalmente dejada fuera de la DNAS
ya que debía funcionar como un sustituto del sistema centralizado de
seguro social que Perón no pudo establecer, y además de esta manera
podr√≠a contar con un grado de discrecionalidad mucho mayor. La Fundación
Eva Perón y el rol de Eva en el r√©gimen peronista Eva y el r√©gimen
peronista El proceso que llevó a Perón al poder fue √∫nico en muchos
aspectos. Ganó las elecciones de 1946 contra una coalición compuesta por
casi todos los partidos políticos tradicionales (los conservadores no
formaron parte de ésta) y sin tener él mismo un verdadero partido.
Desde el principio Perón intentó fundamentar su legitimidad en el
"contacto directo" que tenía con el pueblo y en la memoria de las
pol√≠ticas llevadas a cabo desde la Secretar√≠a de Trabajo y Previsión.
Debido a que la oposición cuestionó desde el comienzo la legitimidad del
r√©gimen,29 Perón necesitaba recrear las fuentes de su legitimidad
(imaginarias o reales) enfatizando las continuidades existentes entre el
coronel Perón, secretario de Trabajo y Previsión, y el general Perón,
presidente de la Nación. Sin embargo, lo cierto es que sus funciones de
Presidente no le permitían mantener un contacto cotidiano con sus
seguidores, excepto en momentos muy precisos. A Eva Perón le tocó jugar
el papel de eslabón simbólico de esta continuidad. De esta manera Eva se
transformó en la √∫nica Primera Dama, desde los tiempos de do√±a
Encarnación Ezcurra, en desempe√±ar un rol crucial en el gobierno de su
marido. Las actividades políticas de Eva comenzaron a desarrollarse aún
antes de que Perón fuera elegido presidente. Ya en 1944 ella hab√≠a
participado en el programa de radio, Hacia un Futuro Mejor, cuyo objetivo
era hacer propaganda más o menos abierta a las pol√≠ticas llevadas a cabo
por el entonces secretario de Trabajo y Previsión. Inmediatamente
despu√©s de que Perón se hiciera cargo del poder ya era obvio que Eva no
ser√≠a una Primera Dama tradicional. Eva era vista acompa√±ando a Perón
en

todas sus actividades oficiales, incluidas las visitas a sindicatos.


Gradualmente, ella comenzó a reemplazarlo en aquellas actividades a las
que √©l no pod√≠a asistir. Sus funciones iban mucho más allá de lo
meramente ceremonial. Aunque oficialmente no ocupaba ning√∫n cargo
p√∫blico, Eva se estaba transformando en una figura muy poderosa dentro
del régimen, capaz de atraer lealtades personales aun de funcionarios
del gobierno. Poco despu√©s de que Perón asumiera el poder, le asignó a
Eva una oficina en el edificio del Correo Central donde ella recibía a
representantes sindicales. Gradualmente, Eva se transformó en un puente
necesario entre los sindicatos y Perón. A trav√©s de ella los sindicatos
podían eludir la burocracia de la Secretaría de Trabajo y tener un
acceso más directo a Perón. En septiembre de 1946, Eva dio un importante
paso al mover su oficina al edificio del Concejo Deliberante, donde la
antigua Secretaría había tenido su sede. En sus discursos, que bien
pronto Eva comenzó a pronunciar, ella enfatizaba su papel de puente entre
Perón y el pueblo, hablando al pueblo en nombre de Perón y a Perón en
nombre del pueblo. Tambi√©n se√±alaba su rol de eslabón de continuidad
entre el Perón secretario de Trabajo y el Presidente: As√≠ como el
destino me hizo ser la esposa del general Perón, vuestro presidente, me
hizo tambi√©n adquirir la noción paralela de lo que significa ser la
esposa del coronel Perón, el luchador social. No se pod√≠a ser la mujer
del presidente de los argentinos sin ser la mujer del primer trabajador
argentino. No se podía llegar al encumbrado e inútil sitial de esposa
del general Perón, olvidando el puesto de tesón, y de lucha, de esposa
del antiguo coronel Perón, el defensor de los descamisados.30 Eva, por lo
tanto, se fue convirtiendo en un elemento esencial en la relación del
régimen con los sindicatos.31 Este papel fue particularmente claro
durante la huelga de los trabajadores ferroviarios de 1951, durante la
cual ella personalmente visitó las distintas seccionales, instando a los
trabajadores a retomar el trabajo. Esta relación entre Eva y los sindica-

30 29

Los legisladores de la oposición no se presentaron a tomar el juramento


de práctica a Perón con motivo de su inauguración como Presidente,
transformando de esta manera un acto meramente formal en una declaración
política contra el gobierno.

Eva Perón, "Mensaje pronunciado el 27 de enero de 1947 dedicado a la


Mujer Argentina por LRA Radio del Estado y la Red Argentina de
Radiodifusión". Eva Perón, Discursos completos, 1946-1948, vol. 1, Buenos
Aires, 1985, p. 32. La relación de Eva con los sindicatos es analizada en
profundidad en Navarro Gerassi (1981).

31

[232]

[233]
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Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos.
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editorial correspondiente.

La Fundación Eva Perón o el largo brazo del r√©gimen

tos ser√≠a fundamental para el financiamiento de la FEP, como veremos más


abajo. La Fundación Eva Perón La "Fundación de Ayuda Social Mar√≠a Eva
Duarte de Perón" nació legalmente el 19 de junio de 1948, es decir casi
dos a√±os despu√©s de la intervención de la SBC. Sin embargo, Eva hab√≠a
comenzado sus tareas de ayuda social inmediatamente después del ascenso
de Perón al gobierno. De esta manera ella se convirtió no sólo en el
puente entre el Estado y los sindicatos, sino también en el puente entre
el centro de poder y los sectores más marginales de la sociedad, tales
como los pobres urbanos y rurales, desempleados y ancianos. A lo largo
del a√±o 1946 Eva distribuyó regalos y realizó obras caritativas en
diversas oportunidades. En diciembre de ese año se distribuyeron por
primera vez sidra y pan dulce entre los necesitados a través del sistema
postal oficial. Pero ya en agosto, la Asociación del Personal de
Hospitales y Sanatorios Privados, en una reunión llevada a cabo en su
honor, le había otorgado a Eva el título de "Primera Samaritana".32 En
1947 las obras de lo que para entonces ya se conocía como Obra de Ayuda
Social Do√±a Mar√≠a Eva Duarte de Perón estaban mucho mejor organizadas y
adquir√≠an proporciones más ambiciosas. En junio, la Obra de Ayuda Social
tenía una estructura semiinstitucional que le permitía llevar a cabo la
distribución de ropas entre 110.000 alumnos de escuelas oficiales, y 500
máquinas de coser entre los necesitados. Además, anunciaba en Democracia,
ya convertido en su vocero semioficial, que distribuiría regalos a
quienes pudieran demostrar, llenando formularios que se entregarían a
tal efecto, su condición de necesitados33. Seis meses más tarde se
distribuyeron más de 5.000.000 juguetes entre los ni√±os pobres de todo
el país.34
32

Para entonces la Obra de Ayuda Social había establecido el sistema de


"c√©lulas m√≠nimas" que más tarde ser√≠a usado por la FEP y por el
Partido Peronista Femenino. Cada célula mínima estaba compuesta de
cuatro asistentes sociales, un jefe y un secretario que viajaba a las
áreas más pobres del pa√≠s recolectando información sobre las necesidades
de la gente. Esta información era luego enviada a las instituciones
apropiadas para solucionar los problemas. Según Democracia, las células
m√≠nimas reunieron información sobre las necesidades de 25.000 familias
en seis meses.35 El trabajo concreto realizado en materia de asistencia
social fue pronto replicado por gestos simbólicos bien orquestados, como
la declaración de los derechos de la ancianidad, y otros. Hacia comienzos
de 1948 la Obra de Ayuda Social comenzó a adquirir bienes ra√≠ces. En
enero de ese a√±o Democracia anunciaba un llamado a licitación para la
adquisición de 20 manzanas en la provincia de Entre R√≠os a efectos de
construir viviendas baratas.36 En el mismo año la Obra, en conjunto con
el Ministerio de Obras P√∫blicas, comenzó la construcción de lo que luego
sería "Ciudad Evita". Desde principios de 1947 Democracia había
comenzado a publicar las donaciones recibidas por Eva para su obra de
ayuda social. Los sindicatos se acercaban a Eva ya no solamente para
solicitar el otorgamiento de beneficios, sino también para ofrecer
donaciones. En diciembre de 1947, por ejemplo, la Liga Argentina de
Empleados P√∫blicos donó $30.000. Los sindicatos ser√≠an una fuente
importante (aunque no necesariamente la más importante, seg√∫n veremos)
de financiamiento para la FEP. Además, cuando alg√∫n sindicato recib√≠a
beneficios como resultado de las gestiones llevadas a cabo por Eva, por
lo general donaba a la Obra parte de ellos. De esta manera, es posible
decir que para cuando la Fundación fue oficialmente creada y se le otorgó
personería jurídica en 1948, ya tenía una estructura funcional y sus
propias fuentes de financiamiento. Organización y fuentes de
financiamiento La Fundación Eva Perón y el Estado Seg√∫n Democracia, la
nueva fundación completar√≠a la actividad tutelar del Estado hacia las
clases menos favorecidas de la población.37 Sus

Otelo Borroni y Roberto Vacca, La vida de Eva Perón, vol. 1, Testimonios


para su

historia, Buenos Aires, 1971, p. 136. 33 Los regalos serían distribuidos


el 4 de junio como homenaje al aniversario de la revolución. Democracia,
1" de junio de 1947. Democracia jugó un papel fundamental en la creación
de mitos alrededor de Eva. Ya en junio de 1947 encontramos notas como la
que sigue: "Una pobre viuda necesita máquina de coser. Llora porque no
tiene nada, ni marido. Seguro que Evita aliviará sus penas". Tambi√©n
había una tendencia a asociar el nombre de Eva a elementos de la cultura
popular. Democracia, 6 de enero de 1948, por ejemplo, mostraba en su
primera página la foto de un Papá Noel llevando una tradicional bolsa de
regalos. La diferencia era que en uno de los costados de la bolsa podía
leerse el nombre de Eva. 34 Ibídem, 30 de diciembre de 1947.

35

Ibid., 21 de diciembre de 1947. 9 de enero de 1947. 19 de junio de 1948.


[235]

36 Democracia, 37 Ibídem,

[234]
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Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la
editorial correspondiente.

La Fundación Eva Perón o el largo brazo del r√©gimen

objetivos, seg√∫n estaban establecidos en sus estatutos, eran los usuales


para una institución destinada a la ayuda social.38 Lo que hac√≠a √∫nica
su organización era el hecho de que estos estatutos le otorgaban a Eva
facultades omn√≠modas dentro de la institución, sin que debiera rendir
cuentas de sus actos. Eva tenía autoridad para nombrar y despedir
empleados, dictar regulaciones y aun para reformar los estatutos. Desde
el mismo momento de su creación la FEP fue autorizada a funcionar sin
ning√∫n tipo de interferencia externa. Los intentos realizados por la
oposición radical en el Congreso a efectos de obtener información acerca
de la situación financiera de la FEP eran sistemáticamente bloqueados por
la mayoría peronista. Un buen ejemplo del tipo de tratamiento que estos
temas recib√≠an es el siguiente diálogo producido entre dos legisladores,
el radical López Serrot y el peronista Jos√© Visca: López Serrot:
‚ÄîDeseo saber si dicha fundación necesita fondos en el momento actual, y
para eso yo pediría a los señores diputados... me informen si saben
concretamente cuáles son los recursos, cuál es el capital con que cuenta
la Fundación Eva Perón, y si es absolutamente indispensable que el
importe de las multas de juego vaya a engrosar los fondos de la
fundación... Visca: ‚ÄîEl planteo que hace el se√±or diputado es
totalmente materialista... y demuestra una preocupación tendiente a
subestimar esa cuestión que es completamente espiritual. Nosotros no
podemos aceptar... que con referencia a las realizaciones de todo orden
que tiene ya acreditada dentro y fuera del pa√≠s la Fundación Eva Perón,
se formule esa pregunta de corte exclusivamente político,
sensacionalista y si se quiere un tanto demagógico...39 En vida de Eva,
la Fundación careció de una organización interna estructurada. De hecho,
Eva tomaba todas las decisiones sin realizar consultas. Luego de la
muerte de Eva, la administración de la FEP pasó a cargo de un consejo
administrador presidido por el propio Perón y compuesto por
representantes de la CGT y el Ministerio de Trabajo y Previsión. La FEP
sufrió un proceso de evidente burocratización, y su estructura se tornó
más r√≠gida. Además, Perón impuso un control más estricto en los gastos.
38 39

Aunque legalmente la FEP era una institución de carácter privado y en


teor√≠a completamente independiente del Estado, su carácter de organismo
semioficial era difícil de ocultar. La mayoría de su personal técnico
pertenecía al Ministerio de Finanzas. De hecho, el mismo ministro de
Finanzas se desempe√±aba simultáneamente como gerente general de la FEP.
Todas las compras y ventas que realizaba la FEP se canalizaban a través
del Ministerio. Los empleados de la Fundación pertenec√≠an a la
Asociación de Trabajadores del Estado. Por otro lado, el Estado fue
progresivamente delegando en la FEP funciones que le eran propias. En
forma consistente con la intención de convertir a la FEP en el sustituto
de un seguro social universal, un decreto del Poder Ejecutivo transfirió
a la FEP la responsabilidad de administrar el sistema de pensiones
establecido por la ley 13.478, de manera tal que para enero de 1949
Demacrada ya estaba anunciando las pensiones "otorgadas por la
Fundación".4" En 1950 la ley 13.992 transfirió a la FEP tareas que
previamente habían estado a cargo del Instituto Nacional de
Remuneraciones, así como parte de la fuente de recursos del Instituto
consistente en los ingresos derivados de un impuesto de 3% sobre todos
los salarios pagados.41 Aunque una parte sustancial de los recursos
financieros de la FEP provenían de donaciones realizadas por los
sindicatos y por la CGT, no debe olvidarse que el Estado proporcionaba,
en general de manera indirecta, una porción tal vez mayor de esos fondos.
En algunos casos, estos se canalizaban a través de leyes del Congreso.
La ley 13.941, por ejemplo, creaba un impuesto del 3% sobre las carreras
de cabaüos, cuyo importe debía ser transferido íntegramente a la
FEP.42 La ley 14.028 de 1951

40 41

Democracia, 11 de enero de 1949. Esta ley es un verdadero modelo de


incoherencia. Establecía que la FEP se haría cargo del turismo social,
el cual había sido previamente responsabilidad del INR. La ley
transfer√≠a a la FEP todos los recursos del INR incluyendo una retención
del 2% sobre aguinaldos pagados, un 1% de contribución de los
empleadores, y el ingreso de las multas impuestas a los infractores. El
art√≠culo 10o autorizaba a la FEP a hacerse cargo de la administración de
cualquier edificio u organización destinada a la provisión de asistencia
social y que fuera propiedad del Estado. El artículo 11º autorizaba al
Estado a hacer donaciones en efectivo o en especie a las instituciones
dependientes de la FEP. Sin embargo, el artículo 2o establecía que la
Fundación era una institución privada, independiente del Estado, aunque
las actividades de la FEP "son de orden público y de interés nacional".
Finalmente el artículo 14° donaba a la FEP un edificio perteneciente a
la Universidad de Buenos Aires. La ley 14.042 de 1951 incrementó el
impuesto al 6%.

Véase los estatutos en Fraser y Navarro Gerassi (1981), p. 117. DSCD,


1951, III, p. 1327.
42

[236] [237]
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Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos.
Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la
editorial correspondiente.

La Fundación Eva Perón o el largo brazo del r√©gimen

otorgó a la FEP el total del producto de una multa de $97.000.000


impuesta al grupo Bemberg, mientras que la ley 14.044 le otorgaba los
ingresos provenientes de las multas aplicadas por juego ilegal. Pero el
Estado también hacía contribuciones directas a la FEP. Un decreto de
1948 autorizaba a todos los organismos oficiales a realizar donaciones a
la FEP, mientras otro decreto del mismo año ordenaba que todos los
recursos superavitarios de los ministerios le fueran transferidos.43
Además, a partir de 1948, el Congreso cada a√±o autorizaba peque√±as
contribuciones a la FEP para la organización de los Campeonatos de
F√∫tbol Infantiles Eva Perón, sobre los que nos referiremos en
profundidad en el próximo Cap√≠tulo. Periódicamente el Congreso
sancionaba leyes haciendo donaciones específicas, la mayor parte de las
cuales eran en bienes raíces fiscales.44 A su vez, los gobiernos
provinciales y municipales también hacían donaciones en efectivo o en
bienes. Por otro lado, distintos ministerios proveían a la FEP con
personal técnico e infraestructura. Así por ejemplo, el Ministerio de
Salud P√∫blica proporcionaba apoyo t√©cnico para la realización de los
torneos deportivos infantiles, mientras el de Obras Públicas lo hacía
para los planes de construcción. Pero a diferencia de las contribuciones
que el Estado hacía anteriormente a la antigua SBC, la mayoría de las
que realizaba a la FEP se hacían afuera del Presupuesto Nacional. El
Ap√©ndice III de este libro proporciona una discusión detallada de los
recursos financieros de la FEP. La Fundación, los empresarios y las
donaciones coercitivas: el caso del "Convenio Cinematográfico" Un
argumento que ha sido muy repetido particularmente en la literatura
antiperonista es que la mayor parte de los recursos financieros de la FEP
era obtenida por medio de donaciones extraídas del mundo de la industria
y los negocios por medios coercitivos. Los dos casos que usualmente se
citan como ejemplos son los de la fábrica de caramelos Mu-Mu y el
laboratorio Massone,45 ambas clausuradas por el gobierno por supuestas
deficiencias higiénicas. Sin embargo, era vox populi entre los medios
opositores que la verdadera razón de las clausuras era que ambas

compañías industriales habían rehusado hacer "donaciones" a la FEP.46


Aunque en estos dos casos particulares me fue imposible encontrar
evidencia concreta sobre la veracidad de esta versión, lo cierto es que,
como se√±alan Fraser y Navarro en su libro sobre Eva Perón, luego de la
ca√≠da de Perón se estableció una comisión para investigar las supuestas
exacciones forzosas cometidas por la FEP, comisión ante la cual se
presentó un solo denunciante, un fabricante de muebles. El caso no fue
decidido en su favor. Dado el nivel de los sentimientos antiperonistas
imperantes poco despu√©s de la Revolución Libertadora, resulta dif√≠cil
creer que cualquiera que hubiera tenido la más m√≠nima evidencia de haber
sido coactivamente forzado a hacer donaciones no hubiera presentado una
denuncia frente a una comisión excelentemente predispuesta a recibirla.
Sin embargo, es muy probable que la FEP haya ejercido alg√∫n tipo de
"coerción informal" o que algunos empresarios hubieran sentido temor de
no realizar donaciones "voluntarias". Está claro que la FEP fue capaz de
extraer concesiones a algunos empresarios que difícilmente hubiera
obtenido voluntariamente. Pero en algunos casos estas concesiones eran
producto de convenios (algunas veces irregulares) entre la FEP y los
empresarios en los cuales ambas partes se beneficiaban. Eva, por ejemplo,
pod√≠a facilitar la obtención de un cr√©dito del IAPI para alg√∫n
empresario particularmente generoso.47 Un caso concreto en el que la FEP
obtuvo importantes concesiones de empresarios por medio de un pacto que
beneficiaba a ambas partes fue el llamado "Convenio Cinematográfico".48
En 1948 un vendedor de entradas de un importante cine porte√±o presentó
una denuncia acusando a los due√±os del establecimiento de evasión de
impuestos municipales. Funcionarios de la Municipalidad sugirieron a los
empresarios que realizaran una donación en efectivo a la FEP a efectos de
evitar futuras investigaciones que podían terminar en fuertes
penalidades. A pesar de que los dueños del teatro entregaron $5.000.000
a la Fundación como contribución "voluntaria", poco despu√©s, con el
objeto de evitar futuras exacciones (y, podemos asumir, aunque no hay
evidencia, con el objeto de aligerar la carga impositiva), los
empresarios aceptaron firmar un convenio con el Estado por el que se le
transfería a

46 47 43

Fraser y Navarro Gerassi (1981), p. 119. N√©stor Ferioli, La Fundación


Eva Perón, Buenos Aires, 1990, p. 40. La narración de este incidente se
basa en Vicepresidencia de la Nación, Comisión Nacional de
Investigaciones, Documentación, autores y cómplices de las
irregularidades cometidas durante la segunda tiranía, Buenos Aires,
1958, vol. 2. Comisión 17: Cine, Teatro, Radio, pp. 3-177.

Primera Plana, Historia de diciembre de 1966.

del

Peronismo

XXIV:

"Fundación

de

Ayuda

Social",

27

48

44 45

Véase, por ejemplo, la ley 14.048. Navarro Gerassi (1981), p. 250.

[238]

[239]
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editorial correspondiente.

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la FEP un porcentaje del precio de venta de las entradas. En principio


este convenio, que establecía un sobreprecio de 10 centavos para la
entrada a los cines, beneficiaría a ambas partes, ya que lo recaudado
sería distribuido de la siguiente manera: 50% para la FEP, 40% para
mejorar la calidad del cine nacional y 10% para la Obra Social de
Empresarios Cinematográficos. A efectos de supervisar el cumplimiento de
las cláusulas del pacto, se estableció una comisión administradora
compuesta por representantes de los empresarios y un presidente con poder
de veto nombrado por el gobierno. El convenio fue renovado en 1950, pero
esta vez el balance de poder había cambiado decisivamente. El
presidente, el tesorero y dos miembros de la comisión administradora
serían ahora nombrados por la FEP, aunque ésta no era formalmente parte
del acuerdo. En 1953 el convenio sufrió otra modificación. Esta vez el
59% de un sobreprecio de 40 centavos sobre las entradas a espectáculos
cinematográficos ser√≠a trasferido a la FEP. La porción que antes hab√≠a
estado asignada al mejoramiento de la industria cinematográfica nacional
ahora era adjudicada al Sindicato de la Industria Cinematográfica
Argentina, pero bajo condición espec√≠fica de que [A] juicio del
presidente de la comisión administradora [quien, recordemos, era nombrado
por la FEP] no exista en el seno del sindicato una situación que
contraríe los intereses nacionales y colectivos u opuesta en cualquier
forma que sea a los altos y patrióticos principios que inspira la labor y
las orientaciones sociales y políticas del actual Superior Gobierno de
la Nación. De otra manera los fondos ser√≠an entregados a la FEP en su
totalidad. El convenio cinematográfico presenta un caso en el que un
grupo de empresarios aceptó otorgar concesiones a la FEP a cambio de
ciertos beneficios, en este caso evitar una investigación sobre el pago
de impuestos y, tal vez, evitar pagarlos en el futuro. Sin embargo, cada
vez que el convenio deb√≠a ser renovado, la situación de la FEP mejoraba
obteniendo mayores concesiones. Hacia el final del período era obvio
qu√© parte era la que se beneficiaba más con el acuerdo. Los trabajadores
y la Fundación: una relación compleja Aunque los sindicatos sin duda
contribuyeron con una parte sustancial de los recursos financieros de la
FEP, sus relaciones con ésta no fue-

ron siempre óptimas, particularmente, pero no sólo, luego de la muerte de


Eva. En 1950, por ejemplo, la CGT emitió una resolución por la cual se
donaban a la FEP los salarios correspondientes a los feriados del 1º de
Mayo y el 12 de Octubre. Pero poco después, algunos sindicatos
expresaron su desacuerdo con la medida inconsulta y solicitaron que se
les reintegraran los salarios retenidos. Aunque Eva expresó p√∫blicamente
que as√≠ se har√≠a, el dinero permaneció en las arcas de la FEP luego de
que la CGT y los sindicatos más "leales" insistieron en que as√≠ se
hiciera.49 Aunque las donaciones realizadas por los obreros eran
supuestamente voluntarias, hechos como el mencionado sugieren la
existencia de una corriente de tensión entre la FEP y ciertos sindicatos
que no estaban particularmente felices con las donaciones que se les
solicitaban. Por lo general las contribuciones hechas por los sindicatos
tomaban la forma de un porcentaje sobre los incrementos salariales
obtenidos a través de gestiones realizadas por Eva. Las donaciones
hechas por cada miembro del sindicato eran en teoría voluntarias y
miembros individuales podían rehusar hacerlas aunque el sindicato se
hubiera comprometido a realizarlas. Pero en la práctica esto no era
fácil, ya que por lo general el dinero de las contribuciones era retenido
directamente de los salarios y por lo tanto quienes no querían
contribuir deb√≠an hacer expl√≠cita su intención y llenar formularios
apropiados, lo que los hacía pasibles de represalias. Sin embargo, no es
posible establecer con precisión hasta qu√© punto y en qu√© casos quienes
no contribuían eran sometidos a castigos. En el Instituto Bernasconi,
una escuela modelo estatal, por ejemplo, a lo largo de los dos gobiernos
de Perón hab√≠a tres maestras que sistemáticamente se negaron a realizar
contribuciones a la FEP y que, sin embargo, al ocurrir la Revolución
Libertadora todavía conservaban sus cargos. Situaciones similares
existieron en otras escuelas oficiales.50 Hay otros casos que ilustran
que las relaciones entre los sindicatos y la FEP fueron menos que
óptimas. En 1952 la CGT ten√≠a una deuda con la Fundación por
$125.400.021,52. Lo interesante es que en la Memoria de la FEP
correspondiente a ese año se menciona el hecho de que se habían enviado
cartas al secretario general de la CGT (quien, recordemos, para entonces
formaba parte del Consejo Directivo de la FEP)

49

El suceso puede ser seguido en Demacraría durante el mes de diciembre de


1950. V√©ase tambi√©n La Nación, 22 de diciembre de 1950. Instituto
Bernasconi, Archivo, Archivo, Libro copiador de notas. Libro copiador de
notas. Escuela 19 C. E. V.,

50

[240]

[241]
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La Fundación Eva Perón ti e] largo brazo del r√©gimen

solicitando se hiciera entrega de los fondos. Las cartas nunca recibieron


respuesta, al punto tal que en noviembre de 1952 el Consejo Directivo
solicitó a la Contadur√≠a General de la Nación que transfiriera
directamente a la cuenta de la FEP todos los fondos provenientes de
incrementos salariales que por convenios firmados correspondieran a la
Fundación, sin que pasaran por las arcas de la CGT.51

La Fundación Eva Perón y sus obras como fuentes de mitolog√≠a pol√≠tica


La politización de servicios sociales Aun antes de la creación oficial de
la FEP, la Obra de Ayuda Social había comenzado a crear nuevas
instituciones, y en 1947 se inauguró el primer Hogar de Tránsito.55 En
los a√±os siguientes se crear√≠an dos Hogares más. Los Hogares de
Tránsito hab√≠an sido originalmente destinados a dar refugio a madres
solteras o abandonadas por sus maridos y a mujeres provenientes del
interior que se hallaban en la Capital en busca de empleo. Como decía
Democracia, "los hogares prestan auxilio olvidando preguntar edad,
nacionalidad, religión, pensamiento ni sentimientos, y solamente
preocupados de que las calles no sean testigos de las rebeldías
surgentes de un corazón atribulado".56 En a√±os sucesivos los Hogares
fueron expandiendo sus objetivos. En 1954, délas 1.615 "huéspedes"
refugiadas en ellos, sólo 477 eran madres solteras o abandonadas. En el
resto de los casos se trataba de familias pobres y numerosas,
desempleadas, enfermas necesitadas de tratamiento médico, ancianas y
ni√±os discapacitados.57 En 1949 la FEP inauguró otros institutos para
mujeres trabajadoras, tales como el Hogar de la Empleada. El mismo nombre
de Hogar de la Empleada es interesante ya que éstas habían estado desde
temprano en el centro del inter√©s de asociaciones católicas. En 1922,
monseñor Miguel de Andrea, quien luego sería uno de los pocos miembros
de la jerarqu√≠a católica abiertamente antiperonistas, hab√≠a organizado
la Federación de Asociaciones Católicas de Empleadas,5" y en 1954
estableció su propio "Hogar de la Empleada Santa Teresita". Hasta la
erupción del conflicto abierto entre la Iglesia y el Estado en 1955, sin
embargo, la Iglesia no objetó p√∫blicamente la expansión de las
actividades de la FEP que entonces operaba en áreas que tradicionalmente
habían cabido dentro de su esfera de influencia.59 De todas maneras, hay
que tener en cuenta que la provisión de asistencia social era una de las
áreas potencialmente
55

***
Hacia el momento en que se produjo la muerte de Eva, la FEP ya era una
institución extremadamente poderosa que manejaba enormes sumas de dinero
sin control alguno. Además, hab√≠a absorbido y centralizado la mayor√≠a
de las actividades que antes habían estado a cargo de organismos de
beneficencia p√∫blicos o privados. El Estado promovió esta absorción
cortando drásticamente los subsidios que tradicionalmente otorgaba a
asociaciones privadas de caridad, e interviniendo a las más poderosas.52
El Estado también redujo las posibilidades con que contaban las
sociedades caritativas para colectar fondos. Una resolución del
Ministerio de Educación de junio de 1949, por ejemplo, les prohib√≠a la
recolección de contribuciones en las escuelas p√∫blicas como
tradicionalmente hab√≠an hecho, con el pretexto de que la provisión de
asistencia social era una función inherente al Estado. Un mes más tarde
el Ministerio tambi√©n ordenó la suspensión de la entrega de premios y
obsequios a alumnos de escuela llevados a cabo por organismos no
oficiales.53 Al mismo tiempo, las donaciones realizadas por la FEP a
alumnos necesitados de escuelas estatales se incrementaron notablemente.
En una escuela oficial, por ejemplo, la FEP era la √∫nica institución que
hacia 1952 proveía asistencia social a los alumnos, y había contribuido
ese año con $23.217, ocupando el lugar que antiguamente habían ocupado
las asociaciones cooperadoras.52
51 52

Fundación Eva Perón, Memoria 1952, Buenos Aires, s/f, p. 65 y ss. El


gobierno no solamente intervino la SBC sino también la Cruz Roja
Argentina y otras sociedades de beneficencia de la Capital y el interior.
Véase, DSCD, 1949, III, p. 2193. Resoluciones del 17 de junio de 1949 y
del 26 de julio de 1949. Se otorgaban permisos especiales a ciertas
instituciones tales como la Asistencia Social al Card√≠aco, o más
significativamente a la Liga Patriótica Argentina para realizar colectas
de dinero en las escuelas en ocasiones especiales. Escuela 19, C. E. V,
Archivo. Libro copiador de notas, 1953.

No está claro si los primeros hogares de tránsito fueron creados por la


FEP o por la SBC. Lo que s√≠ está claro es que luego de la disolución de
la SBC estos pasaron a la FEP. Democracia, 14 de agosto de 1948.
Fundación Eva Perón, Memoria 1954 (in√©dita). V√©ase, Sandra Me Gee
Deutsh, Counterrevolution in Argentina, Stack (1976). 1900-1932. The

56 57 58

53

Argentine Patriotic League, Iincoln, Nebraska, 1986, p. 58.


59 Véase

54

[242]

[243]
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conflictivas en las relaciones entre la Iglesia y el Estado, y no es de


extrañar que la FEP se haya convertido en blanco predilecto de ataques
por parte de grupos católicos una vez que el conflicto se desató. Tampoco
deber√≠a de extra√±ar que en 1955 la educación católica en las escuelas
fuera reemplazada por "consejeros espirituales" provistos por la FEP.60
En lo que respecta a los servicios de salud, la FEP creó una red de
hospitales y salas de primeros auxilios modernos y eficientes. En 1948 la
Fundación anunció un plan para construir el primero de una serie de
hospitales en suburbios obreros alrededor de Buenos Aires.61 Hacia 1951,
la FEP tenia 18 centros de salud en diversas etapas de construcción a lo
largo y ancho del pa√≠s,62 y dos a√±os más tarde ya hab√≠a cuatro
policlínicos terminados: tres en los alrededores de Buenos Aires y uno
en Catamarca, además de veintitr√©s más en construcción en el interior
del pa√≠s.63 Al mismo tiempo, la Fundación organizaba la Escuela de
Enfermeras, que absorbería a todas las preexistentes. El éxito de los
programas de salud de la FEP, sin embargo, no fue tan brillante como
estas cifras parecieran sugerir y como la propaganda peronista no se
cansaba de afirmar. Hacia 1954, la capacidad total de todos los centros
de salud de la FEP combinados era de sólo 1.251 camas.64 Pero lo cierto
es que los hospitales de la FEP estaban equipados con moderna tecnología
y proporcionaban servicios médicos a gente que de otra manera
difícilmente hubiera tenido acceso a ellos. El hecho de que la FEP fuera
una institución altamente politizada y tan estrechamente asociada al
régimen hacía que el mero uso de estas facilidades pudiera ser tomado
como un acto de adhesión al gobierno o por lo menos de neutralidad hacia
√©ste. Además, como la FEP era nominalmente una institución independiente
del Estado, los servicios que proveía no podían ser asimilados a
"derechos", como habría sido el caso de

haber existido un sistema de seguro universal de salud. Más bien, a


través de sus obras la FEP creaba relaciones de lealtad personal con
aquellos que recib√≠an beneficios. Los formularios de admisión a los
hogares-escuela, por ejemplo, debían ser redactados como cartas
personales a Eva (aún luego de su muerte), quien se suponía que
decidía en cada caso individualmente.65 En este sentido, se puede decir
que la FEP recreaba características de paternalismo social que los
peronistas le habían criticado a la antigua SBC. La diferencia es que la
FEP podía usar las lealtades y agradecimientos generados con fines
pol√≠ticos, como la propia Eva reconocer√≠a.66 La provisión de servicios
sociales por parte de la FEP fue utilizada por el régimen para la
construcción del imaginario pol√≠tico. En 1949, por ejemplo, la FEP
importó de los Estados Unidos más de 30.000 placas radiográficas, que en
ese momento eran escasas y caras en el país, a efectos de venderlas al
costo a gente que las necesitara y que no pudiera pagar el precio de
mercado. Los interesados en las placas debían presentarse en la
Secretar√≠a de Trabajo y Previsión con un certificado m√©dico. All√≠, Eva
"personalmente" les har√≠a llegar el material radiográfico lo cual, por
supuesto, era inmediatamente publicado en Democracia.67 De manera
semejante, en noviembre de 1949 la FEP envió equipos m√©dicos por valor
de $6.000.000 a distintos hospitales del interior. Seg√∫n la propaganda
oficial, el material médico llevaría "salud y consuelo, y lo que es
más, la confianza de saberse amparados por la mujer que se ha constituido
en la madre tutelar de todos los desamparados".68 En 1951 la FEP envió un
"tren sanitario" al interior del pa√≠s, el cual recorrer√≠a áreas con
escasas facilidades médicas. El tren incluía equipos quirúrgicos
ubicados en un vagón especialmente dise√±ado al efecto, un laboratorio
clínico y personal médico. Para los habitantes de las zonas incluidas
en su itinerario, el tren constituía probablemente la única posibilidad
de acceso a servicios médicos eficientes. No debe sorprender, sin
embargo, que entre sus instalaciones el tren contara con un "coche cine"
en el cual se exhibían películas documentales "que reflejan la
extraordinaria obra de gobierno cumplida por el general Perón y diversos
aspectos

60

Criterio casi no menciona a la FEP hasta el desencadenamiento del


conflicto entre

la Iglesia y el Estado. 61 Democracia, 10 de diciembre de 1948. Como es


de esperarse, los nombres de los hospitales eran Presidente Perón, 17 de
Octubre y Coronel Perón. El 17 de Octubre fue inaugurado luego de la
muerte de Eva y fue rebautizado Evita. 62 Seg√∫n datos de Ross, sólo el
policl√≠nico Presidente Perón de Avellaneda, con capacidad para 600
camas, había sido inaugurado hasta ese momento. Véase también Revista
de Arquitectura: írgano oficial de la Sociedad Argentina de Arquitectos,
XXXVIII, 1953, p. 370. 63 Fundación Eva Perón, Memoria 1953, Buenos
Aires, s/f. Según Ross, hacia finales de 1953 había 15 hospitales en
diferentes etapas de construcción y 8 más a√∫n no comenzados. Ross
(1988), Tabla v. 9.
64

65 66

Ferioli (1990), p. 70. "Yo no niego que mis obras ayuden a consolidar el
enorme prestigio pol√≠tico del General". E. Perón (1951), p. 233.
Democracia, 30 de junio de 1949, p. 5. Ibídem, 9 de noviembre de 1949.

67 68

Fundación Eva Perón, Memoria 1954.

[244]

[245]
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de la que realiza la Fundación Eva Perón".69 Como ya vimos en la tercera


parte, los libros de texto escolares hacían referencia al "tren
sanitario" presentándolo como una evidencia del contacto directo de Eva
con Dios. Las áreas de actividad de la FEP se extend√≠an más allá de la
provisión de servicios m√©dicos. La institución pose√≠a un asilo para
ancianos en la localidad de Burzaco y organizó un sistema de hogares-
escuela para facilitar el acceso a la educación elemental de ni√±os que
viv√≠an en áreas remotas. Aunque, de ser posible, los ni√±os alojados en
los hogares-escuela recib√≠an su instrucción formal en escuelas p√∫blicas
comunes, su educación moral, religiosa y pol√≠tica ("adoctrinamiento", en
la jerga del régimen) se llevaba a cabo en los Hogares mismos. La FEP
ten√≠a planeada la construcción de 20 de estos Hogares, y hacia 1954 ya
había 15 en funcionamiento alojando a un total de 8.516 niños. Aparte
de los hogares-escuela, la FEP tambi√©n construyó otras instituciones
educativas destinadas más abiertamente a la socialización pol√≠tica de la
niñez y la juventud. Dos instituciones de este tipo eran la "Ciudad
Infantil" (no confundir con la "Ciudad de los Niños" ubicada cerca de La
Plata) y la "Ciudad Estudiantil", ambas ubicadas en el barrio de
Belgrano. La Ciudad Infantil, llamada Amanda Alien en honor a una
enfermera de la FEP que había recibido gravísimas heridas en un
accidente de aviación, fue inaugurada oficialmente en julio de 1949.
Seg√∫n fuentes oficiales, hab√≠a sido construida en sólo cinco meses a un
costo total de $1.200.000. Tenía una capacidad de 110 camas y un comedor
para 450 niños en edad preescolar.70 La Ciudad Infantil era la
reproducción a escala de una ciudad verdadera y contaba con peque√±os
negocios, bancos, correo, calles con semáforos, iglesia y otras
amenidades. Las actividades de los niños incluían juegos, teatro,
educación f√≠sica, pel√≠culas y, por supuesto, adoctrinamiento
político.71 Es interesante destacar que a semejanza de otros aspectos
del discurso peronista, el mensaje transmitido por la Ciudad Infantil
tend√≠a más a reforzar los roles sociales aceptados que a subvertirlos.
Las niñas, por ejemplo, tenían destinadas "actividades femeninas" en la
pequeña ciudad, mientras los niños se ocupaban de aquellas
"típicamente masculinas". De manera similar, otras desigualdades
sociales también eran reproducidas en los juegos organizados en la
Ciudad Infantil. Un folleto sobre ésta

muestra, por ejemplo, una foto de un niño estacionando un autito a


pedales frente a un banco en miniatura. En la nota explicativa se lee que
"siempre hay niños que vienen al banco en auto a efectos de realizar
movimientos en sus cuentas bancarias, mientras otros, que vienen a pie,
seguramente lo hacen para registrar sus ahorros en las libretas de
ahorro".72 La Ciudad Infantil era una parada obligatoria en el itinerario
oficial de todo dignatario extranjero que visitara Buenos Aires. La
Ciudad Estudiantil fue completada en 1951 y estaba ubicada cerca de la
Ciudad Infantil. Su función no era proporcionar educación formal sino
alojamiento para ni√±os pobres en edad escolar. Sin embargo, la educación
recibida por los niños en las escuelas comunes era complementada en la
Ciudad Estudiantil con "una adecuada formación de su conciencia c√≠vica,
encuadrada en el respeto a la patria, a la historia argentina y a las
instituciones republicanas y democráticas del pa√≠s, sostenidas en el
ideario de la Doctrina Justicialista".73 Entre las actividades
educacionales ofrecidas en la Ciudad Estudiantil estaban las distintas
"academias" en las que los niños podían participar de acuerdo con sus
preferencias personales. Entre ellas había una destinada a los "estudios
pol√≠ticos" que contaba con una sección dedicada a la Doctrina Peronista,
la cual durante su primer a√±o de existencia "se aplicó a la tarea de
fichaje de obras doctrinarias y (al) estudio de los aspectos más
destacados del ideario peronista".74 Lo cierto es que más allá de su
componente político estas instituciones educativas proporcionaban
servicios importantes a familias necesitadas. Además de estas
instituciones que se encontraban bajo su control directo, la FEP
construyó un gran n√∫mero de escuelas, la mayor√≠a de las cuales estaban
ubicadas en áreas aisladas, y que luego de completarse su construcción
serían vendidas al Estado según el llamado Plan de las 1.000 escuelas.
No me ha sido posible establecer con exactitud cuántas de las 1.000
escuelas planeadas fueron efectivamente construidas.75 La FEP también
proporcionaba otros tipos de servicios. En 1952, por ejemplo, llevó a
cabo el llamado Plan Agrario Eva Perón, presenta-

72 73 74

Citado en Ferioli (1990), pp. 90-91. Democracia, 28 de octubre de 1951,


p. 2. Fundación Eva Perón, Memoria del a√±o 1953, Buenos Aires, s/f, p.
29. En una entrevista concedida en 1972, el doctor Ramón Cereijo dijo que
las 1.000 escuelas habían sido efectivamente construidas a un costo
total de $90.000.000. Instituto Torcuato De Tella, Proyecto de historia
oral.

69 70 71

Democracia, 23 de septiembre de 1951, p. 2. Ibídem, 15 de julio de 1949.


Fundación Eva Perón, Memoria 1952, p. 23.

75

[247] [246]
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do como "una importante contribución al plan económico". El Plan Agrario


consist√≠a en la organización de equipos de trabajadores rurales los
cuales, provistos de moderna maquinaria —los "equipos agrarios
jusricialistas"- alquilaban sus servicios a los chacareros locales
supuestamente a precio de mercado. El 13 de abril de 1952 Democracia
anunciaba pomposamente la inauguración del Plan el cual, sin embargo,
tuvo una vida corta. Los equipos probaron ser mucho menos eficientes de
lo que se esperaba y pronto se hizo claro que el Plan era deficitario y
no despertaba gran interés entre los chacareros. En octubre de 1952, el
gobierno anunciaba que los equipos serían vendidos a cooperativas. Una
√∫ltima área de actividad aparte de los hoteles y colonias de vacaciones
en diversas partes del país eran las "proveedurías" que, inauguradas en
1950, vendían productos escasos o caros a precio de costo. Las
proveedurías (había cerca de 100 en funcionamiento hacia fines de 1951)
formaban parte del plan del gobierno para combatir la inflación, que por
esa época adquiría proporciones alarmantes. Los locales en que se
establecían las proveedurías eran por lo general comprados a sus
dueños originales los que en muchos casos eran forzados a venderlos.76
Al proporcionar servicios √∫tiles y en muchos casos esenciales asociados
a una agresiva propaganda política, la FEP contribuía al proceso de
politización de la vida cotidiana. Quienes deb√≠an o quer√≠an hacer uso
de tales servicios, a muchos de los cuales sólo pod√≠a accederse por
medio de la FEP, estaban forzados, por el solo hecho de utilizarlos, a
hacer una manifestación impl√≠cita de apoyo al r√©gimen. Hab√≠a, sin
embargo, otro aspecto de la obra de la FEP que contribuyó de manera más
directa a la generación del imaginario pol√≠tico peronista, y en
particular de la imagen carismática de Eva: la provisión de ayuda social
directa. La ayuda social directa y la construcción de la imagen de Eva
Eva pasaba buena parte de sus tardes en la Secretaría (luego de 1949
Ministerio) de Trabajo y Previsión, recibiendo a gente necesitada que
acudía a solicitarle favores, que iban desde un trabajo hasta viviendas,
pasando por máquinas de coser y camas en hospitales. Eva no trabajaba con
horario fijo y recibía a los peticionantes en cualquier momento, aunque
para ello dejara esperando por horas en la antesala a altos funciona76

rios del gobierno que iban a verla por distintos motivos. La imagen de
una larga fila de gente necesitada esperando al lado de dignatarios de
alto rango la oportunidad de acceder a "la se√±ora" asombró a más de un
visitante extranjero. En 1949 el escritor norteamericano John Dos Passos
visitó la Argentina, y esta es su descripción de lo que vio en una
oportunidad: En una pequeña oficina de paredes rojas había filas de
bancos repletos de mujeres y niños de aspecto miserable frente a su
escritorio. Los bebés lloraban. Todos hablaban a la vez... El corredor
externo estaba lleno de gente esperando la oportunidad de poder ver a la
"señora"... Visitantes distinguidos estaban ubicados en un grupo...
detrás de la bonita cabellera rubia de la "Se√±ora" mientras ella se
inclinaba sobre su escritorio a escuchar los problemas de las pobres
mujeres con sus ni√±os ba√±ados en lágrimas. Ella es tan delgada, murmuró
una mujer en voz alta... Al final de cada historia desdichada, la
"Señora" alcanzaba con sus dedos enjoyados una caja ubicada en su
escritorio de donde sacaba dos billetes de cincuenta pesos. Luego
garabateaba rápidamente en un papel rosado una orden para un m√©dico o
una muñeca para una niña pequeña...77 Tener acceso a Eva era una tarea
relativamente simple. Cualquier persona necesitada de "ayuda directa"
podía enviar una carta dirigida directamente a Eva, ya fuera al
Ministerio o a la Residencia Presidencial. Luego de alg√∫n tiempo, el o
la peticionante recibirían una respuesta con la fecha y la hora de su
cita con Eva. Ella personalmente verificaría que la ayuda solicitada
fuera efectivamente dispensada. La imagen de un centro de poder de fácil
acceso y que además se ocupara de manera personal de los ciudadanos es
esencial para la generación de "consenso pasivo". En un contexto
diferente Teresa Mazzatosta y Claudio Volpi muestran, en su libro sobre
las cartas enviadas durante el régimen fascista a la "Segreteria
Particolare del Duce", cómo esta institución, semejante en muchos
aspectos a la FEP, desempe√±ó un papel importante en la producción de la
imagen de un Duce no solamente accesible, sino que personalmente con su
familia se hacía cargo de atender las

Entrevista con el doctor Ramón Cereijo, Buenos Aires, 25 de agosto de


1989.

77

Life Magazine, 11 de abril de 1949. Citado por Fraser v Navarro Gerassi


(1981), p. 122.

[248] [249]
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La Fundación Eva Perón o ei largo brazo del r√©gimen

necesidades de los pobres distribuyendo favores.78 En el caso de la FEP,


esta imagen de proximidad del poder era reforzada aun más ya que, a
diferencia de Donna Rachele o Edda Gano, quienes se comunicaban con la
gente por medio de cartas, Eva tenía contacto directo y físico con el
pueblo. La imagen de Eva trabajando más allá de los l√≠mites de su
resistencia física-"quemando su vida"- a favor de los humildes fue uno
de los componentes más importantes de la maquinaria propagand√≠stica
oficial para generar una mística alrededor de su persona.79 Aún mucho
antes de su muerte, Eva era presentada como una santa.*' Eva fue
sucesivamente la Primera Samaritana, la Dama de la Esperanza y, poco
antes de su muerte, la Jefa Espiritual de la Nación. Eventos inesperados,
tales como los generados como resultado de su renuncia p√∫blica a la
candidatura para la vicepresidencia de la Nación en 1951, eran utilizados
por el régimen para enfatizar la imagen del "martirio de Eva".81 Luego
de su muerte, las representaciones de su imagen, que ahora eran
estrictamente controladas por el gobierno -toda representación gráfica de
Eva deb√≠a recibir permiso de la Secretar√≠a de Información P√∫blica
antes de ser publicada-, estaban por lo general asociadas a elementos
religiosos. La imagen de Eva como santa o redentora sobrevivió en
anécdotas contadas por quienes habían estado cerca de ella. El trabajo
de Eva en la FEP era esencial para la creación de los mitos alrededor
suyo. Una de las historias sobre Eva más interesantes por sus obvias
connotaciones religiosas es la del beso en la boca a la leprosa (o
sifil√≠tica, seg√∫n otra versión). Aparentemente el hecho fue presenciado
por José María Castiñeira de Dios, quien lo relata de la siguiente
manera: Hab√≠a en esa habitación seres humanos en ropas sucias y que
olían muy mal. Evita ponía sus dedos sobre sus llagas abiertas, porque
ella era capaz de ver el sufrimiento
78

de toda esa gente y sentirlo ella misma. Ella pod√≠a tocar las cosas más
terribles con una actitud cristiana que me sorprendía, besando y
dejándose besar. Hab√≠a una muchacha cuyo labio estaba medio comido por
la sífilis, y cuando yo vi que Evita estaba por besarla, traté de
detenerla. Ella me dijo, ¬øUsted sabe lo que significa que yo la bese?82
Aunque Castiñeira no llega a sugerir que Eva podía curar a los enfermos
con sólo tocarlos, la analog√≠a entre esta historia y la simbolog√≠a
cristiana habla por sí misma. El hecho de que Eva besara a una
sifil√≠tica es además particularmente interesante ya que la s√≠filis es
una enfermedad que está por lo general asociada simbólicamente en la
cultura popular con la idea de moral deficiente. La muchacha sifilítica
no sólo estaba enferma sino tambi√©n "condenada", y por lo tanto al
besarla Eva no sólo mostraba su amor cristiano sino que la estaba
redimiendo. Esta historia fue repetida en numerosas oportunidades con
variaciones y diversos grados de detalle. Seg√∫n Arturo Jauretche, por
ejemplo, Evita tuvo una actitud más c√≠nica ya que dijo a Casti√±eira
luego de que √©ste intentara detenerla: "Casti√±eira, nunca más vuelva a
hacer esto, porque éste es el precio que vo pago",81 aunque no diría el
precio de qué era. lo que estaba pagando. Una historia similar fue
contada por Irma Cabrera de Ferrari, enfermera de la FEP. En este caso
ella misma estuvo presente cuando Eva besó a un leproso. Al tratar de
acercarle una botella de alcohol para que se desinfectara la boca, Eva
reaccionó con violencia: "¬°me quiso matar! Fue la √∫nica vez que se
enojó conmigo. Tiró el frasco contra una pared".84 En todas estas
historias Eva aparece rodeada de un aura semi-religiosa. Ella puede tocar
y besar a gente con enfermedades ostensiblemente contagiosas rehusando
tomar las más elementales precauciones higi√©nicas. Esta actitud era
consistente con su imagen de santa. Despu√©s de todo, Eva jamás se
contagió con ninguna de esas enfermedades. Su carisma estaba basado en
parte en esas cualidades casi supranaturales de las que gozaba. De cómo
la Fundación Eva Perón compart√≠a el carisma de Eva La propaganda oficial
no sólo presentaba a Eva como una santa
82 83

Teresa María Mazzatosta y Claudio potere 1936-1943, Bologna, 1980, p.


11.

Volpi

(eds.),

L'ltalietta

Fascista.

Lettere

al

79

Existe una famosa fotografía reproducida innumerables veces y obviamente


trucada en la que se ve a Eva en su limusina de noche, mientras el reloj
iluminado de la torre de Secretaría de Trabajo marca las cinco de la
ma√±ana. V√©ase Taylor (1979), pp. 88 y 96. Este hecho, que culminó en un
dramático diálogo entre la multitud concentrada en la Avenida 9 de Julio
y Eva Perón, fue bautizado por la propaganda oficial como Cabildo Abierto
del Justicialismo. Para más detalles v√©ase, Navarro Gerassi (1981),
capítulo 12; y Borroni y Vacca (1971), p. 260 y ss.

80 81

Citado en Fraser y Navarro Gerassi (1981), p. 127.

Instituto Torcuato Di Tella, Proyecto de historia oral. Una historia


similar fue contada a Susana Bianchi y Norma Sanchís por una de sus
entrevistadas. 84 Citado en Borroni y Vacca (1971), p. 223.

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sino que presentaba a la FEP como una organización semi-mágica capaz de


resolver de inmediato los problemas de los humildes. Una publicación de
la todav√≠a Fundación de Ayuda Social Mar√≠a Eva Duarte de Perón (nombre
de la FEP hasta 1950) muestra el proceso de transformación de un grupo de
niños traídos de la provincia de Santiago del Estero. Los niños son
caracterizados como, una niñez desperdigada en ranchos destartalados,
mugrientos, diluida en un horizonte chirle de mate cocido, apuntalada en
un presente hura√±o de galleta marinera y por toda identificación la
ficha prematura del mañana: "No apto para el servicio militar" de los
varones y la inferioridad social de las mujeres.85 Los niños fueron
traídos en tren a Buenos Aires, donde Eva, "un hada rubia de maternal
sonrisa, los llevar√≠a de la mano hasta la lámpara de Aladino y el pájaro
que habla".8'' Los niños fueron llevados a las instalaciones de la FEP,
donde fueron sometidos a un proceso de transformación f√≠sica,
testimoniado por una serie de fotografías de "antes y después". Luego
de visitar a Perón y disfrutar el uso de todas las facilidades de la FEP,
y ya transformados, los niños fueron enviados de vuelta a su provincia
natal para que pudieran contar a sus familias las experiencias
maravillosas que hab√≠an vivido. Finalmente la "varita mágica" de Eva era
comparada con las oxidadas normas anteriores, cuando la beneficencia era
una matrona adusta, de vestimentas grises saturadas de naftalina, que
prodigaba sus dones a la infancia desvalida marcándola con un uniforme y
echándola a la calle con una alcanc√≠a bajo el brazo a conquistar su
propio óbolo.8 El carácter imaginario de la FEP tambi√©n se extend√≠a a
sus empleados. En 1949 la FEP envió una misión de ayuda al Ecuador con 70
toneladas de alimentos, medicina y ropas para las víctimas de un
terremoto. Esta no sería la última vez que la FEP enviaría ayuda a
países extranjeros en América y Europa. Esta vez, sin embargo, un
accidente

proveyó material para otro mito. Cuando el avión que tra√≠a de regreso a
la delegación de la FEP se estaba aproximando a la pista, ocurrió una
explosión, y el avión se precipitó a tierra envuelto en llamas. Los
miembros de la expedición murieron o resultaron gravemente heridos. Los
sobrevivientes fueron tratados como héroes nacionales y los muertos como
mártires de la patria. El gobierno declaró oficialmente un d√≠a de duelo
nacional para honrar la memoria de los fallecidos. Pero la historia no
terminó ah√≠. Uno de los sobrevivientes contó en una entrevista realizada
por Democracia que, minutos antes del accidente, los pasajeros del avión
habían estado practicando la marcha "Los muchachos peronistas" que
planeaban cantar para Perón y Eva, quienes los estaban esperando en el
aeropuerto. Cuando el fuego comenzó, seg√∫n el relato, los pasajeros
(todos miembros de la FEP) se abrazaron unos a otros y comenzaron a
gritar los nombres de Perón y Eva. Sólo un milagro pod√≠a salvarlos y el
milagro ocurrió. Aunque algunos perecieron, otros sobrevivieron.88
Democracia, en su propia versión del hecho, agregó un nuevo elemento al
mito, asociando de manera sutil el canto de la marcha con el milagro que
salvó la vida de algunos pasajeros: Los pasajeros del Douglas
comprendieron que sólo un milagro pod√≠a salvarlos... y, ya cara a cara
con la muerte, se abrazaron todos en un gran abrazo... y el recuerdo de
Perón y de Evita hizo florecer la canción sobre los labios l√≠vidos...
Luego, el milagro se hizo.89 Perón, Evita y los s√≠mbolos peronistas eran
de esta manera cargados de contenido religioso en dos sentidos. Por un
lado, estas eran las imágenes que los "creyentes" invocaron en momentos
de extrema angustia y proximidad de la muerte. Por otro lado, como
sugiere Democracia, la invocación de los iconos peronistas puede haber
tenido algo que ver con el "milagro" que salvó la vida de algunos
pasajeros. La historia del accidente se convirtió rápidamente en parte de
la mitolog√≠a peronista. En 1950, Perón otorgó la medalla peronista a los
supervivientes por su conducta heroica, y en particular porque, "en tan

85

Fundación de Ayuda Social Mar√≠a Eva Duarte de Perón, Por la ruta de los
cuentos

88

mágicos, Buenos Aires, s/f. ídem. 87 Id.


86

Testimonio de √Ångel Peralta, Secretario General de la Federación de


Obreros y Empleados Vitivinícolas y Afines, quien había participado en
la delegación como representante de la CGT. Democracia, 29 de septiembre
de 1949, p. 3.

89 ídem.

[252]

[253]
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trágica circunstancia y cuando la impotencia los dejaba a merced del


destino, en fraternal abrazo afrontaron la muerte entonando la canción
que nos une: Los muchachos peronistas".90 La historia fue repetida luego
en innumerables oportunidades,91 y en 1986 una antigua integrante del
Partido Peronista Femenino sugirió que ella misma hab√≠a escuchado desde
el aeropuerto donde esperaba a la delegación cómo los accidentados
cantaban la marcha peronista mientras el avión ca√≠a en llamas. En su
clásico estudio sobre los poderes curativos atribuidos a los reyes
franceses e ingleses durante la Edad Media, Marc Bloch notaba que la
creencia en los supuestos poderes supranaturales de esos reyes fue un
componente crucial de su carisma e, indirectamente, de su legitimidad. El
r√©gimen peronista intentó crear el carisma de Eva usando una imagen
similar y su desempe√±o en la FEP proporcionó material para la generación
de mitos. La FEP, por lo tanto, no sólo sirvió para proporcionar
asistencia a sectores marginales o semi-marginales de la sociedad, sino
también como fuente de mitos para modelar la imagen de Eva. Si en
momentos de austeridad Perón mismo fue forzado a reducir la provisión de
beneficios sociales, en cambio no parecía haber límites en la capacidad
de Eva para repartir justicia social. Es muy difícil evaluar hasta qué
punto el régimen peronista fue exitoso en generar el tipo de
sentimientos que se había propuesto. Lamentablemente no contamos con
series de cartas enviadas a la FEP por los peticionantes. Sin embargo,
luego de la muerte de Eva la revista Mundo Peronista publicó algunas de
esas cartas.92 Aunque es imposible establecer con certeza su
autenticidad, hay razones para creer que son genuinas. Se trata de
reproducciones facsimilares en las que las cartas aparecen escritas a
mano, muchas veces saturadas de faltas de ortografía y en algunos casos
escritas en una gramática tan pobre que los editores se ve√≠an obligados
a proporcionar una "traducción" al espa√±ol correcto. A pesar de que no
podemos establecer el grado de representatividad de las cartas
reproducidas en la revista, hay ciertos elementos en ellas sobre los que
vale la pena detenerse. Uno de ellos es la idea de la inmortalidad de Eva
o, en su defecto, que aun después de muerta Eva era capaz de distribuir

ayuda social. Estas imágenes de una Eva casi eterna eran estimuladas por
la propaganda oficial. En su sección fija sobre "actividad doctrinaria",
por ejemplo, Mundo Peronista recordaba a sus lectores que "las unidades
básicas y los sindicatos deben tener presentes que Evita no ha muerto, y
que más bien ha sido glorificada".93 Además, recordemos que Eva misma,
poco antes de morir, había solicitado al pueblo que le siguiera
escribiendo cartas aun después de su muerte, deseo que fue aparentemente
respetado por algunos. Una mujer terminaba una carta dirigida a ella,
fechada el 1 ° de agosto de 1952, diciendo: "A la espera de su ayuda que
tanto necesito, me despido de nuestra inmortal Sra. María Eva Duarte de
Perón como una ciudadana que jamás de los jamás [sic] dejará de pensar
que ella no sea inmortal y eterna a la vez en nuestros corazones". 94
Otra mujer sostenía en su carta que ella podía sentir la presencia de
Eva en sus sue√±os. Además le rogaba a Eva que le enviara un vestido
negro as√≠ pod√≠a enlutarse en su memoria. Sin embargo, hay evidencia más
concreta, aunque aun indirecta, de que este tipo de sentimiento semi-
religioso, as√≠ como los homenajes a Eva, eran menos espontáneos y
numerosos de lo que el régimen quería hacer creer. Veamos un caso.
Luego de producirse la muerte de Eva el Ministerio de Educación comenzó a
recibir un verdadero aluvión de solicitudes para rebautizar escuelas y
aulas con el nombre de la ilustre difunta.95 El Ministerio publicaba
estas peticiones en el Boletín de Comunicaciones como una muestra de los
homenajes que espontáneamente el pueblo ofrec√≠a a la memoria de Eva.
Pero una mirada un poco más atenta nos revela que la enorme mayor√≠a de
tales peticiones estaban firmadas por maestros y directores de las
escuelas en cuestión y sólo en muy raras ocasiones por los alumnos o sus
padres, lo que nos sugiere que las cartas se pod√≠an deber más al
inter√©s del personal docente en mostrar su devoción al r√©gimen que a
una ola de verdadero sentimiento popular. Esto parece ser consistente con
la hipótesis de Julie Taylor de que la imagen semi-religiosa de Eva fue
más el resultado de la propaganda peronista que una emergencia
espontánea.96 La FEP fue utilizada por el r√©gimen como una herramienta
para la captación de grupos que hab√≠an estado tradicionalmente
marginados. En

93 94

Mundo Peronista, 26, agosto 1952.

Consejo Superior de la Medalla Peronista, "Entrega de la medalla


peronista a la abnegación (1950)", Buenos Aires, 1950.
90 91 Véase 92

Ibidem, 27. En la versión "traducida" presentada debajo de la facsimilar,


se lee "jamás" en vez de "jamás de los jamás".
95

Finalmente el Ministerio ordenó que al menos una escuela por ciudad y un


aula (1979).

por ejemplo, Mundo Peronista, 64, mayo 1954, p. 5.

por escuela fueran bautizadas con el nombre de Eva.


96 Taylor

Sobre Mundo Peronista, véase Ciria (1983).

[254]

[255]
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Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos.
Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la
editorial correspondiente.

La Fundación Eva Perón o el largo brazo del r√©gimen

este sentido, la Fundación fue usada como un contrabalance al peso de los


sectores obreros organizados dentro de la estructura del r√©gimen. Perón
necesitaba ensanchar su base de apoyo y la FEP sirvió en parte a esos
propósitos. Al mismo tiempo, tambi√©n fue usada como fuente para la
creación de mitos que formar√≠an parte del imaginario pol√≠tico
peronista. En este sentido la FEP fue uno de los elementos usados por el
r√©gimen para la creación de una religión pol√≠tica. En el funcionamiento
de la FEP y en los discursos generados a su alrededor, es posible
percibir la tensión entre un polo modernizador y otro "tradicional" que
permeaba toda la estructura del régimen y que parece haber sido una
característica definitoria de los regímenes usualmente definidos como
"populistas".97 La FEP era presentada en la retórica peronista como una
evidencia más de la ruptura con el pasado representada por el peronismo.
La obra de la Fundación hab√≠a sustituido a la antigua caridad del ancien
régime por la justicia social peronista. Mientras la antigua
beneficencia era caracterizada como una empresa oligárquica, la justicia
social era llevada a cabo por el pueblo y enteramente para el pueblo.
Además, a diferencia de la vieja beneficencia, la justicia social se
asentaba sobre bases científicas.'* Hay que admitir que algunas de las
caracter√≠sticas más ofensivas de la caridad tradicional, como el uso de
uniformes, fueron eliminadas durante el gobierno peronista. Además,
tambi√©n es cierto que la FEP creó una red de modernos centros de salud y
otras instituciones como los Hogares de Tránsito, destinados a la
protección de madres solteras, que no exist√≠an antes. La FEP, sin
embargo, combinaba estas tendencias hacia la "modernidad" —algunas
reales, otras meramente retóricas‚Äî con una forma de trabajar que se
asemejaba demasiado a la vieja y despreciada caridad. La FEP daba, y daba
sin hacer preguntas. Entregaba casas, máquinas de coser y juguetes muchas
veces sin tener en cuenta la situación social concreta del recipiente.
Además establec√≠a un v√≠nculo personal entre donante (Eva, a trav√©s de
la FEP) y beneficiario que tornaba los beneficios que proveía en
concesiones graciosas más que en verdaderos derechos sociales.99
97 98

¬øCuan exitosa, podemos preguntarnos, fue en efecto la FEP en alcanzar su


objetivo principal: ampliar la base social del régimen? Es muy difícil
proporcionar una respuesta adecuada con la evidencia disponible. Pero lo
que sí parece sugerir la evidencia es que el régimen tuvo éxito en
atraer a sectores sociales que antes habían estado marginados. Ignacio
Llorente compara una serie de correlaciones entre el voto peronista y una
serie de variables para las elecciones de 1946 y 1954 y obtiene los
siguientes resultados:
Tabla 7-1 Comparación de correlaciones entre voto peronista y algunas
variables de desarrollo para las elecciones de 1946 y 1954 Ingreso per
capita Analfabetismo Inmigrantes Industrialización Urbanización Sector
Primario Sector Secundario Sector Terciario 1946 .07 -.08 .18 32 20 -.24
32 .30 1954 -.39 .63 -.29 -.16 -.48 28 -.18 -.14

Fuente: Ignacio Llorente, "La composición social del movimiento peronista


hacia 1954", en Mora y Araujo y Llorente (1980).
Véase Conniff (1982). Véase por ejemplo el artículo "Ayuda social sí,
limosna no" en Democracia, 28 de julio de 1948. Para la evolución de los
conceptos de caridad y filantropía en la Argentina, véase Ricardo
González, "Caridad y filantrop√≠a en la ciudad de Buenos Aires durante la
segunda mitad del siglo XIX", en Diego Armus (comp.), Sectores populares
y vida urbana, Buenos Aires, 1984. Para el concepto de "derechos
sociales" véase T.

99

La tabla sugiere que para 1954 es posible establecer una correlación más
alta entre voto peronista y aquellas variables que pueden ser asociadas
con "atraso" o marginalidad que para 1946. De manera semejante, se puede
decir que para 1954 hubo una correlación más baja entre voto peronista y
aquellas variables usualmente consideradas como indicadores de
"modernidad" que para 1946. Analfabetismo, por ejemplo, que estaba
negativamente correlacionada con voto peronista en 1946, pasó a estar
positivamente correlacionada en 1954. El efecto opuesto puede encontrarse
con la variable "urbanización". Los datos presentados en la Tabla parecen
mostrar que hacia 1954 la composición social del electorado peronista
estaba cambiando y, podemos presumir, se estaba ampliando, al incorporar
sectores más marginales. Extendiendo un poco el argumento, es posible
pensar que la FEP pudo haber jugado alg√∫n papel en atraer a estos
sectores.
H. Marshall, "Citizenship and Social Class", en T. H. Marshall, Sociology
at the Crossroad and Other Essays, London, 1963.

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