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Que es el varon

Sexo masculino[editar]
Artículo principal: Aparato reproductor masculino

El aparato reproductor masculino garantiza que el varón tenga la capacidad de fecundar el óvulo
femenino y en ello la transmisión de la información genética por medio de la célula espermatozoidal.
Los órganos sexuales primarios del varón son exteriores, a diferencia de los de la mujer que son
internos. La andrología es la ciencia que estudia el aparato reproductor masculino.

Caracteres sexuales secundarios[editar]


Artículo principal: Caracteres sexuales secundarios

Entre las características secundarias más comunes que empiezan a desarrollarse a partir de
la pubertad y la edad viril (y que no necesariamente son siempre así) sin que su ausencia vaya en
contra de la identidad masculina, se cuentan las siguientes

 Tono de voz grave y fuerte.


 Estatura superior a la femenina.
 Crecimiento de pelo en el rostro (barba y bigote).
 Tórax amplio y pelvis estrecha; forma triangular del torso.
 Mayor volumen corporal.
 Carencia de grasa subcutánea.
 Mayor tendencia a la calvicie común.
 Piel gruesa.
Salud, expectativas de vida y mortalidad[editar]
Artículo principal: Salud del varón

Tanto varones como mujeres son víctimas del mismo tipo de enfermedades que afectan al género
humano, pero cada género tiene una tendencia mayor a un determinado tipo. Las enfermedades
que más se manifiestan en el varón son el Autismo, el Daltonismo y el Mal de Alzheimer, que ataca
principalmente en la edad mayor, pero puede presentarse en varones jóvenes.
Las expectativas de vida masculina, como las femeninas, varían considerablemente de acuerdo al
desarrollo de cada sociedad.
En cuanto a la tasa de mortalidad infantil a nivel global, se considera que los varones recién
nacidos tienen una mayor esperanza de vida que las niñas.
La desfase entre la población neonata masculina y femenina se equipara durante la adolescencia,
tiempo en el cual aumenta en todos los continentes la morbilidad masculina por encima de la
femenina debido a la mayor participación de los varones en confrontaciones armadas, guerras o
simplemente en el desafío del peligro. Otros riesgos como
el consumo de estupefacientes, alcohol, enfermedades de transmisión sexual y violencia urbana,
mayor entre los varones que entre las muchachas, reducen la población masculina adolescente en
todo el mundo.

Alteraciones biológicas[editar]
La más popular alteración física de la constitución sexual del varón es la circuncisión, una práctica
muy antigua y que tiene desde razones religiosas hasta de salud. La circuncisión es una operación
que se práctica por lo general al recién nacido con la remoción del prepucio de su pene. Aparte de
las razones religiosas que se tienen, la circuncisión ha probado ser un método de prevención contra
el cáncer de pene. Pero la circuncisión no es tan restringida a un grupo religioso como muchos
piensan. Las estadísticas hablan de que en el mundo por lo menos un 20% de los varones son
circuncisos, especialmente en las sociedades judías, América del Norte, las Filipinas, Corea del
Sur y los países musulmanes.
La circuncisión también es vista como una forma de ablación genital masculina, entre otras.5 Entre
las causas de que la circuncisión no provoque el mismo impacto social que otras formas de
mutilación, atendería a razones de proximidad y tradición, al ser algo relativamente común y
cercano, esta práctica sería vista como algo no trágico a pesar de que el debate sanitario sobre los
beneficios de esta práctica no es concluyente. Aún habiendo hombres damnificados por esta
práctica6 se ignora la repercusión negativa de la circuncisión.

Ciclo vital[editar]

El jovencito dedica su adolescencia a su preparación para asumir el rol de varón adulto.

Un ser humano del género masculino es varón desde el momento en el cual es concebido:
el espermatozoide contiene los cromosomas sexuales diferenciados XY, mientras la hembra tiene
los cromosomas homogaméticos XX. La combinación cromosómica entre el espermatozoide y
el óvulo determina el sexo del individuo concebido, lo que da como resultado que un feto pueda ser
determinado como “hembra” si la combinación cromosómica es XX y como varón si es XY.
La combinación genética XX es más frecuente que la combinación genética XY, mientras que
la mortalidad infantil es menor en varones recién nacidos que en niñas.
El varón infante recibe el nombre de “niño” al menos hasta el inicio de su pubertad. También es
popular llamarlo “mozo”, palabra que lo determina hasta su primera juventud(aproximadamente
hasta los 20 años de edad). Durante este tiempo comienza todo el proceso de desarrollo físico,
psicológico y social como “varón” que le permitiría desarrollar un rol determinado por la cultura a su
condición humana masculina.
Véanse también: Diferencias biológicas varón - mujer y Comportamiento sexual humano.

Cultura y estudios de género[editar]


La prevalencia del varón en las sociedades da lugar a lo que se ha denominado como el machismo.
Áreas como la política, la religión y la ciencia entre otros han sido vistas tradicionalmente como
“cosas de hombres” sin que deje de ser un supuesto asumido. En general este ha sido el elemento
de batalla de los grupos feministas. Pero la figura del varón se ha visto además afectada por
múltiples elementos culturales entre los cuales ha jugado un papel importante el fenómeno
de globalización, el feminismo, las crisis sociales y otros factores. En cuanto a los Medios de
comunicación, estos, dominados especialmente por la Civilización Occidental, han impuesto la
figura greco-romana del varón atlético. En tal caso, la figura del varón occidental puede verse en
muchos casos reflejada en países del mundo en donde adolescentes siguen las modas de
cantantes y actores especialmente.
“Retrato de varón fuerte”, 1894.

Estereotipos masculinos[editar]
Véanse también: Masculinidad y Estereotipos de género.

La discusión acerca de las diferencias entre varones y mujeres, especialmente en Occidente no es


unánime. Psicológicamente, la asociación tradicional de aptitudes y actitudes a un género
normalmente se basa en suposiciones consolidadas por el hábito de la observación directa, de la
actividad y personalidad de las personas de ambos géneros en el contexto social. Esta asociación
se arraiga principalmente en la edad infantil.7
Los estereotipos masculinos varían según el nivel cultural de la sociedad, la edad y el momento
histórico. Por ejemplo, estudiantes y personas adultas definen de forma diferente lo que se
considera masculino. Los estudiantes elaboran unos estereotipos de rol de género más claramente
definidos que las personas adultas. Los estereotipos masculinos normalmente está más definido
que los estereotipos femeninos.8 No obstante, esta asignación de características es cada vez más
alejada de la realidad, por lo que los mismos estereotipos de género van cambiando
paulatinamente, conforme al cambio de tareas tradicionalmente asignadas a uno de los dos sexos
como, por ejemplo, la incorporación de la mujer al mundo laboral. Así mismo, el incremento de la
actividad de las mujeres en los ámbitos deportivos propicia un cambio del estereotipo tradicional
masculino.9
Las sociedades y culturas orientales o más conservadoras, asumen muchos de esos estereotipos
como lo que es o debe ser en el varón, pero la era de la globalización poco a poco los hace entrar
en el debate. Entre los "estereotipos" más comunes se pueden enumerar:

 En su adolescencia predomina la agresividad física. En cambio en la mujer predomina


la agresividad verbal10
 Tiene un espíritu de competitividad más amplio que el de la mujer.11
 Menos emocional y más racional que la mujer.1213
Muchos de estos paradigmas tienen fundamento científico, mientras que otros no (aunque la
sociedad ha hecho que muchos de estos estereotipos sean realidad como por ejemplo, el saludo de
dos mujeres puede ser beso, entre hombre y mujer también, pero entre hombres es raro sin
ninguna razón, etc). Por ejemplo, no es sencillo separar los elementos innatos de la biología
masculina de aquellos que han sido influenciados por la cultura. En tal caso, la agresividad puede
darse tanto en el varón como en la mujer de acuerdo al ambiente en que estos se desenvuelvan. La
mayor masa corporal y muscular del varón y las culturas patriarcales contribuyen a acentuar el
estereotipo de la agresividad masculina. Los grupos feministas en sus estudios señalan que en
la violencia intrafamiliar, el abuso infantil, el maltrato infantil y la violencia contra la mujer, tienen
como principal verdugo en la mayoría de los casos al varón tanto de países industrializados como
en vías de desarrollo.
Algunos de estos estereotipos se asocian, en ocasiones erróneamente y en ocasiones
acertadamente con los niveles de hormonas sexuales masculinas, como la testosterona, o la menor
cantidad de hormonas sexuales femeninas, como los estrógenos. En el caso de la agresividad,
tradicionalmente relacionada con el nivel de testosterona, algunos estudios indican que dicha
relación no corresponde con sus resultados.14
Desde su nacimiento se viste a los varones de celeste y se les enseña a creer que productividad,
conquista, poder, hiperactividad y penetración son sinónimos de virilidad. De pequeños se les
enseña a no llorar, a no ser vulnerables, a no quejarse, a no mostrar sus debilidades ni sus
sentimientos y a ser autosuficientes y no pedir ayuda. Se les enseña a confundir acción y agresión
con masculinidad, a rendir en los deportes aún a expensas de su propia salud, a exponerse a
peligros y a deportes de riesgo. Las consecuencias de la adecuación a este marcado estereotipo
social se las puede encontrar en los servicios de terapia intensiva de los hospitales con mayoría
masculina, en la población carcelaria, donde la gran mayoría de los reclusos son varones, en las
estadísticas de accidentes y en los hechos delictivos que leemos en los diarios.15

Educación masculina[editar]

El padre constituye para el hijo varón el modelo principal de la masculinidad


Caricatura del cortejo del varón a la mujer.

La educación masculina depende en gran parte de la discusión de los estereotipos masculinos en el


grado en que estos sean asumidos por una sociedad. La educación entonces que parte desde
el hogar dada al niño, pasa por la formal y se expresa en las relaciones sociales y en la imagen que
presentan los medios de comunicación, tiene diversos matices que dependen de la cultura del país,
continente o región del mundo.
La primera educación de la sexualidad y socialización del niño parte del hogar. El padre y
la madre son los encargados de transmitir la primera información sobre el rol sexual que
desempeñará el niño en sociedad. En general, el padre transmitirá al hijo varón las características
psicológicas de su sexualidad. En ello entran en juego los paradigmas asumidos y las maneras de
ser del varón en la sociedad en la que nació. La manera de vestirse, de llevar el cabello, de hablar,
de modular la voz, el tipo de juegos, los juguetes, las exigencias disciplinarias diferenciadas entre el
varón y la mujer, la casi ausencia de cosméticos y otros muchos elementos, determinan poco a
poco la conciencia propia del ser un varón en sociedad. Llegada la pubertad, el papel del padre
adquiere un rol más activo en la educación del hijo varón. En muchas culturas este paso entre el
niño y el hombre es celebrado. Entre culturas del orden natural como tribus y clanes, el muchacho
debe afrontar un número determinado de desafíos que le permitirán ser respetado en su grupo
social como un varón adulto. En antiguas culturas célebres por su formación militar como
los griegos (Esparta por ejemplo), China, Japón (los Samurái), los Azteca, los Quechua y
los Chibcha, el paso a la edad adulta del muchacho era marcado por su capacidad de prepararse
como un guerrero y su aceptación y aprecio social nacían de su coraje demostrado en
las luchas, artes marciales y batallas. Pero también la religión tiene un papel del primer orden en la
formación masculina del muchacho. La pubertad está marcada por un rito de iniciación que da al
muchacho un estatus social y religioso. Por ejemplo, para el Judaísmo este viene representado en
el bar mitzvah, celebración que le da al varón adolescente el derecho de leer los libros sagrados en
la Asamblea. Para el Cristianismo ese momento viene marcado por la Confirmación.
Pasada la pubertad, el muchacho comienza un camino de desarrollo final hacia la adultez en la cual
compite por demostrar la capacidad de su identidad como varón. Los deportes de competencia y
fuerza física, por ejemplo, adquieren una enorme importancia, el afán por tener una pareja, el
ingreso en un grupo social de adolescentes (la pandilla), la búsqueda de una vocación y otros son la
preocupación del muchacho, situaciones no siempre pacíficas. Resta el peligro del consumo
de drogas, alcohol, fumar, delincuencia y otros males sociales en el cual el joven ingresa en muchos
casos llevado por el ánimo de una búsqueda de su propia identidad e independencia.
El matrimonio[editar]
El rol sexual del varón adquiere su máxima plenitud en el matrimonio como marido y como padre. El
rol masculino ha tenido una diversidad de influencias a lo largo de la historia. La Revolución
industrial, la Revolución Femenina y otros momentos, han tenido sus consecuencias en la figura del
padre y marido. Obviamente partimos de una lectura de Occidente, porque en otras culturas no
occidentales, este papel puede estar marcado por una concepción más tradicionalista como la
llamada Familia patriarcal en la cual la figura paterna es el centro de toda autoridad. En India y otros
sitios de la tierra, se practica la dote en la cual el padre de la hija paga una cierta cantidad al padre
del hijo varón. Dicha práctica trae como desventaja principal un cierto desdén en la concepción de
las niñas, las cuales son vistas más como una carga y abre las puertas al infanticidio femenino. En
otros países en cambio, como Camboya, la tradición es al contrario, es el padre del hijo varón quien
da la dote al padre de la hija. Pero en ambos casos, la libertad de ambos jóvenes se ve restringida
en la escogencia del cónyuge, la cual es decisión de sus padres. Casos similares se presentan
entre las culturas musulmanas, muchas de las cuales todavía practican la poligamia, es decir, el
varón puede casarse con varias mujeres.

Orientación sexual[editar]
No siempre la heterosexualidad en el varón fue vista como la única opción. De hecho, en
sociedades antiguas la atracción hacia otros varones y la actividad sexual con ellos era considerada
tan normal como la expresada hacia las mujeres,[cita requerida] y esta característica predomina en
la cultura grecorromana. La milicia utilizó este tipo de relaciones para unir a los guerreros con fines
de autoprotección y compañerismo, mientras que ciertos autores griegos y latinos dan por hecho
que todos los hombres sienten deseo homosexual en algún momento.[cita requerida]

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