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FASE 3

Presentado por:
Julián Andrés Zúñiga Bambague
Código: 1081701368
Curso: 30165_12

Presentado a:
Juliana Rivera

UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA Y A DISTANCIA


UNAD
CEAD PITALITO
Paso 3. Determinar la forma de propagación de los agentes causales de
enfermedades en plantas.
Hongos

Según Agrios, (2005), en 1729, investigadores observaron que las partículas de


polvo que eran tomadas a partir de un hongo y depositadas en rebanadas de melón
recién cortadas, reproducían a menudo la misma clase de hongo. Concluyó que
dichas partículas eran las semillas (esporas) del hongo y que los diferentes hongos
que a veces aparecían eran producidos por las esporas transportadas en el aire.
En 1755, investigadores, mezclaron polvo negro tomado de un trigo infectado por
un carbón con las semillas de un trigo sano y observaron que el carbón era mucho
más abundante en las plantas producidas a partir del trigo infectado que en las
semillas de trigo no espolvoreadas. Demostraron que el carbón cubierto o añublo
del trigo es una enfermedad contagiosa de las plantas. También demostraron que
su abundancia disminuía al someter las semillas a distintos tratamientos.
Estudios posteriores de la enfermedad devastadora ocasionada por el tizón tardío
de la papa en el norte de Europa, La destrucción de los cultivos de papa en Irlanda
en 1845 y 1846 dio como resultado la del hambre (hambruna de Irlanda) como
consecuencia, la muerte de cientos de miles de personas y la emigración de más
de un millón y medio de irlandeses a los Estados Unidos. (Agrios, 2005).
Algunos investigadores describieron varios aspectos de la enfermedad y del agente
patógeno, pero fue en 1861, cuando finalmente demostraron mediante
experimentos, que el hongo Phytophthora infestans era la causa de la enfermedad
para el caso de la papa.
Según Agrios, ( 2005), en 1853, investigadores que trabajaron con hongos de la
roya y del tizón y determinó de manera concluyente que éstos son la causa, y no el
resultado, de la enfermedad de la planta. Otras de sus grandes contribuciones
fueron sus estudios de los hongos de la familia Peronosporaceae y las
enfermedades que ocasionan (mildius vellosos), en particular el tizón tardío de la
papa, el descubrimiento de la participación de dos hospedantes alternos en las
royas y los estudios que efectuó sobre la fisiología de las pudriciones de zanahorias
y otras hortalizas ocasionadas por el hongo Sclerotinia.
En 1875, 1883 y 1912, se describen grandes contribuciones a la fitopatología al
introducir y desarrollar técnicas modernas para el cultivo de microorganismos en
cultivos puros. Los métodos y perfeccionamientos desarrollados por Koch, Petri y
otros les permitieron a investigadores tener éxito en la ilustración de los ciclos de
vida completos de los carbones y las enfermedades de los cultivos desde cereales.
Paso 4. Presentar el mecanismo utilizado por cada patógeno para
realizar la infección en la planta.
La mayoría de las aproximadamente 100.000 especies de hongos
conocidas son saprófitas; sólo 8.000 pueden causar enfermedades en una
o más especies vegetales y tan sólo 100 son patógenas de humanos o
animales. Centrándonos en los hongos Fito patógenos, el desarrollo de la
enfermedad es el resultado de su interacción con las plantas, según una
secuencia de etapas denominadas patogénesis. Algunas de estas etapas,
cruciales para el establecimiento de tal patogénesis, son [Schäfer,
Ann.Rev. Phytophatol. 32:461 (1994)]:
1. Unión a la superficie de la planta.
2. Germinación sobre dicha superficie y formación de estructuras de
infección.
3. Penetración en el huésped.
4. Colonización de los tejidos del huésped.
Muchos hongos patógenos muestran una especificidad hacia el órgano al
cual se unen, de forma que normalmente no atacan a todas las partes de
la planta hospedadora; algunos colonizan partes aéreas mientras que
otros infectan zonas situadas por debajo del suelo. Los hongos patógenos
emplean diferentes mecanismos para unirse a la superficie de la planta
hospedadora. En cualquier caso, la penetración del hongo en la planta
precisa del contacto y la adherencia de las esporas y/o de la primera hifa
que resulta de su germinación (tubo germinativo) a la superficie vegetal.
Los mecanismos por los cuales este proceso se consigue han sido poco
estudiados. Un posible mecanismo consiste en la excreción por parte del
hongo de enzimas tales como cutinasas y esterasas que alteran la
superficie vegetal facilitando la adherencia [Jiménez, 1996. Patología
Vegetal II. SEF]
En la mayoría de los hongos, la germinación de las esporas se produce de
forma directa, emitiendo uno o varios tubos germinativos. No obstante
los hongos zoospóricos germinan de forma indirecta mediante la
formación y liberación de zoosporas, o tras la germinación directa de
oosporas y zigosporas. El proceso de germinación de las esporas fúngicas
se inicia, al igual que en las semillas de las plantas, con la hidratación y
aumento de volumen de la espora, la hidrólisis de las reservas energéticas
endógenas y la síntesis de proteínas y materiales estructurales de
membrana y pared necesarios para la formación y elongación de los tubos
germinativos. La germinación de las esporas se ve afectada por una serie
de factores endógenos y exógenos. En muchas ocasiones las esporas se
encuentran en un estado de dormición o de reposo metabólico, en el que
la germinación se ve impedida por varios factores físicos o bioquímicos
propios de la espora. La germinación de las esporas que no se encuentran
sujetas a dormición se ve influída por el agua, la temperatura, la luz, la
actividad microbiana y los inhibidores y estimulantes de origen diverso.
Las esporas se desplazan hacia la zona de penetración, siendo en muchos
casos estos movimientos orientados quimiotácticamente; tal
desplazamiento finaliza con el enquistamiento de la espora y su
adherencia a la superficie vegetal. Un proceso similar sucede en la
elongación del tubo germinativo de muchos hongos fitopatógenos, que
manifiesta una orientación en respuesta a estímulos químicos
(quimiotropismo) o de contacto superficial (tigmotropismo). El
crecimiento orientado del tubo germinativo requiere su adherencia a la
superficie del vegetal, lo cual tiene lugar mediante la producción de una
matriz extracelular de polisacáridos o glicoproteínas.
La mayoría de los hongos tienen un área o soma vegetativo similar al de las plantas
que consta de filamentos microscópicos continuos más o menos alargados y
ramificados que tienen paredes celulares definidas. Al soma del hongo se le
denomina micelio, y a las bifurcaciones individuales o filamentos del micelio se les
denomina hifas. Cada hifa o micelio puede tener un grosor uniforme o pueden
terminar en porciones más delgadas o más anchas. Las hifas de algunos hongos
tienen un diámetro de tan sólo 0.5 um, mientras que otras tienen un espesor de más
de 100 um. En algunos hongos, el micelio tiene una longitud de tan sólo unos
cuantos micrómetros, pero en otros produce filamentos miceliales de varios metros
de longitud (Agrios, 2005). En algunos hongos, el micelio está constituido por células
que contienen uno o dos núcleos por célula. En otros, el micelio es cenocítico, es
decir, contiene muchos núcleos y está integrado por una célula multinucleada
continua y tubular que puede o no ramificarse, o bien puede estar dividido por varias
paredes transversales (septos), de ahí que cada segmento represente una hifa
multinucleada. El crecimiento del micelio se produce en las puntas de las hifas.
Algunos de los hongos inferiores carecen de un micelio verdadero y producen un
plasmodio multinucleado, amiboideo y desnudo (como en los myxomycetes) o un
sistema de filamentos de diámetro más o menos distinto y que varía
constantemente, denominado rizomicelio (como en los chytridiomicetes).
En los hongos inferiores, las esporas asexuales se forman en el interior de un saco
denominado esporangio y se diseminan en el momento en que se rompe esta
estructura o a través de una abertura que posee. Algunas de esas esporas se
mueven mediante flagelos y se les denomina zoosporas. Otros hongos producen
esporas asexuales denominadas conidios, que se desprenden de las células
terminales o laterales de hifas especializadas denominadas conidióforos.
En algunos hongos, las células intercalares o terminales de una hifa se alargan,
están rodeadas por una pared densa y se separan para formar clamidosporas. En
otros grupos de hongos, las esporas asexuales (conidios) se forman en el interior
de estructuras de pared gruesa denominadas picnidios. La reproducción sexual, o
los procesos que se asemejan a ella, se presentan en la mayoría de los grupos de
hongos. En algunos de ellos, un par de células (gametos) de tamaño y forma
semejante se fusionan y producen un cigoto, denominado zigospora. En otros
grupos, los gametos son de tamaño distinto y al cigoto que forman se le denomina
oospora. En algunos hongos, no se forman gametos definidos, y en lugar de ello un
micelio se fusiona con otro micelio compatible (Agrios, 2005). La fusión de los
núcleos sexuales del cigoto produce un núcleo diploide (2n). Por lo común, las
primeras divisiones de este núcleo son meióticas, de ahí que el hongo contenga
núcleos haploides (1n) durante todo su ciclo de vida, excepto en el momento en que
se han fusionado los núcleos gaméticos. Sin embargo, en algunos grupos de
hongos, en particular en los basidiomicetos y en menor grado en los ascomicetos,
las células de todo el micelio o de ciertas partes de él contienen un par de núcleos
haploides, los cuales se mantienen separados en el interior de la célula. A dicho
micelio se le denomina dicariótico, pero se comporta de manera bastante semejante
a como lo hace un micelio diploide (en el que ambos núcleos se mantienen
fusionados) (Agrios, 2005). En la mayoría de los hongos, los gametos masculino y
femenino se forman en un mismo micelio (como es el caso de los hongos
hermafroditas). Cuando los gametos masculinos fecundan a los femeninos del
mismo micelio, el hongo se le denomina homotálico. Sin embargo, en la mayoría de
los casos, los gametos masculinos fecundan únicamente a los gametos femeninos
de otro micelio sexualmente compatible, por lo que se dice que el hongo es
heterotálico
(ENCUENTROS, s.f.)
Paso 5. Presentar el mecanismo de defensa de las plantas que se activa
para cada patógeno.

Un equipo del Centro de Investigación en Agrigenómica descubre un nuevo


componente de la maquinaria de defensa de las plantas frente a los hongos. El
hallazgo proporciona nuevas herramientas para desarrollar plantas resistentes a
hongos, que causan pérdidas muy importantes en los cultivos y son un riesgo para
la salud humana y animal. Plantas de Arabidopsis thaliana inoculadas con esporas
de Botrytis cinerea. Las dos de la izquierda corresponden a plantas silvestres, más
resistentes a la infección, que las de la derecha que corresponden a plantas
deficientes en SUMOylación de proteínas.
Plantas de Arabidopsis thaliana inoculadas con esporas de Botrytis cinerea. Las dos
de la izquierda corresponden a plantas silvestres, más resistentes a la infección,
que las de la derecha que corresponden a plantas deficientes en SUMOylación de
proteínas.Cada año, las infecciones por hongos destruyen al menos 125 millones
de toneladas de los cinco principales cultivos del planeta (arroz, trigo, maíz, patata
y soja) cantidades que servirían para alimentar a 600 millones de personas. Los
hongos no son sólo un problema en el campo, sino que también producen grandes
pérdidas en el estadio de post-cosecha: durante el almacenamiento del producto,
su transporte o en manos del consumidor final. Además, algunos hongos producen
micotoxinas, muy tóxicas y perjudiciales para la salud humana y animal.

Los agricultores disponen de fungicidas para el tratamiento de las plantas, pero


estos no siempre resultan efectivos al 100% y, por otro lado, el consumidor
demanda, cada vez más, la reducción del uso de productos fitosanitarios. Como los
humanos, las plantas han desarrollado estrategias de protección frente a los
patógenos. Ahora, un equipo del Centro de Investigación en Agrigenómica (CRAG)
ha descubierto que la regulación de la actividad proteica en la planta a través de un
mecanismo conocido como SUMOilación es clave para su defensa frente al ataque
de hongos. El estudio, que se acaba de publicar en la revista especializada
Molecular Plant, es fruto de la colaboración entre dos investigadoras del CSIC en el
CRAG: Maria Lois, experta en regulación proteica, y María Coca, experta en
respuestas de plantas a patógenos. Según explica Maria Lois, "los resultados de
estas investigaciones servirán para desarrollar nuevas estrategias para la
protección de los cultivos ante el ataque de los hongos."
(htt11)

BIBLIOGRAFIA
(s.f.). Obtenido de http://www.dicat.csic.es/dicat/es/2017/623-descubierto-un-mecanismo-clave-
en-la-defensa-de-las-plantas-contra-el-ataque-de-hongos

ENCUENTROS. (s.f.). Obtenido de


http://www.encuentros.uma.es/encuentros36/fitopatogenos.html

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