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Vigilancia
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1
Fuente Internet: www.maisondugps.com
2
“El objetivo de Trekker es guiar a los limitados visuales en su entorno (…) Trekker les ofrece mayor
autonomía a los que padecen alguna limitación visual, y aumentará su nivel de confianza y su habilidad
para viajar en su localidad, o en otra parte, por motivos de trabajo o de placer. Aumenta igualmente
para ellos la accesibilidad y la apreciación de los recursos más útiles y los más interesantes que se
encuentran en su entorno”. Fuente Internet: www.visuaide.com
3
Fuente Internet: www.mobilnews.info
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4
Marc S. Boyce & Alan Haney (colectivo), Ecosystem management, en particular “Geographic
information systems and remote sensing applications for ecosystem management”, Yale University
Press, 1997, p. 222.
5
Fuente internet: www.maisondugps.com
6
Tanya Thompson. “Scotland to be testing ground for tagging of asylum seckers”, The Scotsman, 8 de
julio de 2004.
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7
Ellen R. Delisio, “Using satellites to track wandering students”, Education World, 2004.
8
Fuente Internet: www.wherifywireless.com
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asmático. Sin embargo, se continúa teniendo necesidad de él para decir algo bien
preciso. La disciplina, cuyo desarrollo se puede situar en instituciones como los
monasterios, los internados y los cuarteles, funciona separando, aislando, excluyendo
el cuerpo disciplinado. Ella hace entrar los individuos en un espacio-tiempo especial
y limitado en el que es posible un control extremadamente apretado. Así mismo, la
disciplina –en esta versión dura– tiene por vocación bloquear, romper, reprimir el
deseo de los disciplinados. Debe lograr una rectitud de los cuerpos y de los espíritus
que permita utilizar la energía de los individuos de alguna manera siempre contra su
voluntad9. A la inversa, lo que se llama aquí el control consiste en integrar el cuerpo
y los deseos de los individuos en el funcionamiento de los dispositivos de poder, de
las instituciones, del sistema social. Además, el control debe poder ejercerse en
medio abierto, de los individuos en movimiento a los flujos de masa. El bloqueo se
vuelve mayoritariamente contra-productivo, se trata hoy de poder medir, evaluar,
modificar los desplazamientos, las producciones, los comportamientos, al mismo
tiempo que se los impide lo menos posible. Ahora bien, desde el punto de vista de la
disciplina, disciplinar el deseo es claramente diferente a desear la disciplina; son dos
posiciones opuestas aunque funcionen en pareja: guardia y prisionero, capataz y
obrero, institutor y escolar, médico y enfermo, etc. Ya esto no ocurre para nada con el
control. Éste dibuja un punto en el horizonte, a la vez ideal y ya ahí, donde ya no se
puede hacer la diferencia entre un asalariado a la búsqueda de una actuación y un
delincuente buscando la reinserción. El punto donde los dos aceptan ser localizados
en tiempo real por razones que se han vuelto indiscernibles, aparte jerárquicamente
por supuesto. Es el punto de convergencia entre deseo de control y control del deseo
el que da el sentido de lo que se está haciendo.
“No es preciso apelar a la ciencia ficción para concebir un mecanismo de
control capaz de proporcionar a cada instante la posición de un elemento en un medio
abierto, ya sea un animal dentro de una reserva o un hombre en una empresa”10.
¿Pero no era esto lo que ya hacían los dispositivos disciplinarios como la prisión, el
hospital, la escuela, la fábrica o la ciudad obrera? A cada quien su sitio en la rejilla, la
célula, la pieza, la oficina, la máquina, el apartamento. Pues no señor. En aquel
entonces estábamos bajo el régimen del topo –dice Deleuze– a cada uno su hueco del
que sobre todo no debe salir. Ahora bien, el control no se hunde como el topo, ondula
como la serpiente. El individuo ya no es sino un estremecimiento que recorre sus
escamas. El control es continuo mientras que la disciplina es discontinua. El GPS
representa el último grado de esta evolución, porque incluso el brazalete electrónico
es aún esencialmente disciplinario, transforma el domicilio en prisión, sumerge al
condenado en el fondo de su apartamento de topo. Las tecnologías móviles de
vigilancia en tiempo real liberan al individuo, liberan su energía y su deseo con el fin
de que él trabaje en su integración, siempre efímera y perfectible.
Para Deleuze, la resistencia más activa al poder consiste en huir, seguir líneas
de huida imprevisibles y creadoras en tanto que destructoras. Se ve claramente cómo
la huida se opone a las tentativas de encierro de un poder disciplinario. Huir de un
calabozo, huir de un trabajo, huir de un estatuto social. ¿Pero cómo huir de un poder
9
Se trata aquí de lo que Foucault llama la disciplina-bloque que describe claramente los mecanismos
propios de los siglos XVI y XVIII. Es necesario claramente distinguirla de la disciplina-mecanismo
que funciona para la regulación y la optimización que Foucault coloca en el siglo XIX, y que dibuja ya
lo que Deleuze llama “sociedad de control”. Ver Michel Foucault (1975), Vigilar y castigar. México:
Siglo XXI, 1976. p. 230.
10
Gilles Deleuze, “Post-scriptum sobre las sociedades de control”, in <
http://www.oei.org.ar/edumedia/pdfs/T10_Docu1_Conversaciones_Deleuze.pdf > p. 8.
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que os sigue por todas partes? Apenas se esboce el cambio de dirección, apenas se
dibuje la ramificación inesperada, cuando ya quedará registrada, y la máquina que
conserva las trayectorias pasadas en sus archivos, que conoce la dirección actual,
puede incluso prever todas las bifurcaciones posibles. Si extiende metafóricamente la
idea del GPS en una secuencia permanente de todas las manifestaciones de nuestro
deseo, como diagrama de las “sociedad de control”, entonces para nada sirve fatigarse
con huir. Tanto como permanecer en el lugar y negarse a moverse, o mejor todavía:
tratar de moverse en el lugar en una metamorfosis inmóvil. ¿O quizás habrá una
multitud de medios para que ellos pierdan nuestra traza, y que una vez la encuentren,
la pierdan una vez más? Todo es asunto de velocidad relativa. O quizás pueda
ocurrir que a partir de un cierto momento nuestra huella ya no les interese. Si hay que
desconfiar del control, la paranoia es también una “pasión del poder”11.
11
Artículo publicado en Fresh Theory (colectivo), Ed. Leo Scheer, 2005.
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entrar, durante el pasaje, una vez dentro. Ahora bien, una de las cualidades del
trayecto es a la vez espacial y temporal, se trata del sonido. Pasar de un lugar a otro
es hacer que se sucedan etapas sonoras bien precisas, es hacer un trayecto sonoro que
se superpone al trayecto espacial.
Primero, se parte de un lugar con un ambiente sonoro que lo distinga. Uno se
desplaza hacia otro lugar con un ambiente sonoro propio, conocido o imaginado. Se
está rodeado por sonidos particulares y se va hacia otro paisaje sonoro, allá adelante,
que uno comienza a adivinar progresivamente. Uno se está acercando, los dos
ambientes sonoros se equilibran hasta un momento en que se franquea el umbral de la
interfaz de acceso al lugar al que se va. Este paso puede ser silencioso o bullicioso.
Frecuentemente sólo habrá un sonido cuando se niega el paso. Un bip agresivo
detiene al indeseable tan eficazmente como una barrera física. Si se está bloqueado,
el ambiente sonoro buscado permanece inaccesible. Está delante, no alrededor, y la
señal de rechazo tiene el tono de fracaso. Si se pasa, el nuevo ambiente queda a los
lados, el viejo atrás. El desenvolvimiento musical del trayecto y el ambiente sonoro
final forman la melodía del éxito. El ambiente sonoro es una cualidad de la
delimitación circular de un territorio. La señal sonora es una de las actualizaciones
del escogimiento. El trayecto musical es la forma sonora de la segmentariedad lineal.
El ambiente es el conjunto de las cualidades físicas, estéticas y afectivas que
caracterizan un lugar. Un ambiente sonoro se produce por la actividad ruidosa y por
las condiciones acústicas del lugar. Diversas son las fuentes de ruido. Puede ser
desde el viento en los árboles, el gorjeo de un riachuelo, el canto de los pájaros o el
ruido de un avión, de una carretera, de una conversación… Cada sonido posee una
cualidad propia según su frecuencia, su intensidad y su timbre. Un ruido es más o
menos audible, más o menos potentes, más o menos agradable. De la emisión hasta la
recepción, los sonidos se propagan por el aire o a través de los sólidos en
interferencias los unos con los otros. El ambiente es pues una mezcla de sonidos de
diversos orígenes. Ahora bien, las condiciones acústicas del lugar actúan sobre la
propagación del sonido y transforman su cualidad. La energía sonora es reflejada y
absorbida por las superficies que toca. La geometría del lugar determina la distancia
recorrida por los sonidos antes de que sean reflejados por muros y objetos. Se
produce entonces un eco más o menos caótico y armonioso según que los sonidos se
enfrenten o se asocien. Los grados de absorción o de reflexión dependen del tipo de
materiales de las superficies y de los sólidos encontrados. A veces, la absorción de la
energía sonora provoca la resonancia de un objeto. Una frecuencia particular induce
una vibración interna potencialmente molesta como la de un bibelots o de una
vidriera. El ambiente de un lugar es tanto más típico y reconocible en la medida en
que sus ruidos y sus condiciones acústicas sean estables. Es lo que ocurre en el
ambiente sonoro de una iglesia, hecho de la reverberación armoniosa de las pequeñas
pisadas, de los vestidos que rozan y de los cuchicheos.
Hasta hace poco, los ambientes sonoros no eran objetos de investigaciones
particulares, por fuera de la acústica de las salas de espectáculos. Sin embargo, el
aumento por las preocupaciones sanitarias ha provocado la pregunta del impacto del
ruido sobre la salud y la eficacia en el trabajo. Aparece actualmente una
preocupación creciente por el control de los ambientes sonoros cotidianos. Es ante
todo una preocupación negativa de disminución de los perjuicios, de insonorización
de los lugares de trabajo, de consumo y de vivienda. Las reglamentaciones fijan las
normas de construcción de los edificios y el nivel sonoro de los equipamientos. El
aislamiento acústico consiste en proteger un local de los ruidos externos. Se aleja o se
aísla las fuentes de ruido. Se limita la propagación de los sonidos. Los ruidos de
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por encima; permite una escucha desconectada de todas las fuentes sonoras como si
sólo hubiera un sonido fluido y homogéneo en su diversidad continua. Hay que
distinguirlo del efecto ubicuidad en el que los sonidos pueden surgir de cualquier
punto del espacio. El efecto de ubicuidad sería angustiante a causa del anonimato de
los sonidos, desconocidos y sorprendentes14. Un supermercado produce un efecto
metábola en el que diversos sonidos se funden en una sopa consumista. Las voces,
los pasos y los chirridos de los carritos del mercado se mezclan con los llamados de
los altoparlantes, con la música de fondo y los ruidos de las cajas registradoras para
producir el torpor excitado de la compra pasiva. Pero incluso en este ambiente
enfurtido pronto ocurre un accidente: individuos no autorizados buscan forzar las
entradas y las salidas.
Una señal tiene por función atraer la atención. Su particularidad es ser corta y
densa. Recoge en una expresión mínima significaciones que la desbordan. Como el
símbolo, está ligada a un referente distinto. Pero, si el símbolo recuerda un concepto,
una idea, la señal suscita directamente una reacción psicológica o física. Su
materialidad toca el cuerpo y el espíritu y los hace reaccionar de una manera
automática y más o menos determinada. La luz de freno adaptativa impacta por su
intermitencia. La sirena golpea la oreja y hace vibrar cuerpo y alma al unísono de su
tonalidad. Muy frecuentemente las señales sonoras son pequeños conjuntos de notas
del mismo timbre que se suceden rápidamente o son tocadas en acordes simples. Son
utilizadas solas o como refuerzo de señales visuales. Y está la sirena de los vehículos
de la policía, la señal de las puertas del metro que se cierran, o la alarma de las puertas
magnéticas en los almacenes. La señal sonora posee muchas ventajas sobre la señal
visual. Cubre un círculo entero en vez de un arco de círculo. Puede pues alcanzar
personas que le están dando la espalda. Es más difícil de ocultar. Un simple
obstáculo cubre una valla, pero es raro que fuentes parásitas lleguen a sobrepasar la
potencia de la alarma. La señal sonora alcanza su objetivo a pesar de ella. De todos
los sentidos, el oído es el más difícil de clausurar. Cuando se cierran los ojos, o
cuando nos tapamos la nariz, nada pasa. Cuando se taponan las orejas el sonido pasa
todavía por el cuerpo, por los huesos. Es fácil decir: “no vi el aviso”; es menos fácil
decir: “no escuché la sirena”. El sonido tiene una conexión directa con el cuerpo y el
afecto, gracias a la cual produce efectos más rápidos, más inconscientes, más
universales.
Una señal de acceso debería ser siempre silenciosa. El orden de las
circulaciones es la fluidez sin colisiones. El accidente aparatoso rompe la
tranquilidad de los desplazamientos. La mayor parte del tiempo las interfaces de
acceso tienen interés de no marcar el paso. Una señal es un gasto de energía y la regla
de economía de los dispositivos impone sólo señalar las excepciones, los casos
minoritarios. Por ejemplo, cuando el buen funcionamiento de un lugar exige la
circulación más libre posible, la entrada y la salida son insensibles. Se entra o se sale
como si no hubiera ningún impedimento. Se penetra un territorio prohibido como si
se tratase de un lugar público, abierto a todos, en los centros comerciales, los
aeropuertos, los parques de diversión… Sin embargo, se puede marcar el privilegio
que constituye el derecho de entrar por medio de una agradable señal de acreditación.
Por ejemplo, en los hoteles de lujo donde el portero acoge al huésped de marca por
medio de un “Buenos días Señor”. Por el contrario, una señal de bloqueo es
necesariamente sonora. El ruido está connotado negativamente, representa la
14
Ver Grégoire Chelkoff en Jean-François Augoyard & Henry Torgue, À l’écoute de l’environnement.
Répertoire des effets sonores. Marsella: Parenthèses, 1995.
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15
Sufiente con pensar en la semejanza entre los sonidos positivos y negativos ya sea el ruido de fondo
(ganado/perdido) que se usa en los juegos de televisión, los mensajes de error o de éxito de los
computadores, o el bip del buen código de barras y la alarme de la puerta magnética.
< Jean Laplanche: Sí, el concepto de metábola es más extenso que el de significante enigmático.
Yo introduje el término "metábola" para crear una categoría general que englobe a la vez metáfora y
metonimia. A diferencia de Lacan, yo no digo que la metáfora sea la única sustitución significante, ya
que hay dos tipos de sustitución significante, dos tipos de traducción, dos tipos de simbolización, una
simbolización por la vía de la analogía y una simbolización por la vía de la contigüidad, es decir
metáfora y metonimia. El lazo entre los significantes (aquel que se sustituye a otro es el significante
primero) puede ser un lazo de analogía, o un lazo de contigüidad. Entonces creé esta noción de
metábola, como una categoría que engloba a la vez a la metáfora y a la metonimia, las dos como
modalidades de la sustitución significante, y propuse este esquema un poco matemático para
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particulares. Por otra parte, la sucesión de tales notas se hace siguiendo un cierto
ritmo, rápido o lento, fluido o escandido, interrumpido o claramente frenado. De este
modo, esas sucesiones ritmadas de sonidos particulares componen “melodías”. Ellas
son la actualización concreta y sonora de las operaciones de un dispositivo de
ocupación del espacio sobre cada cuerpo que atraviesa.
Los dispositivos espaciales interpretan dos géneros de fragmentos 16. Está la
música del acceso y la música del rechazo, la del éxito y la del fracaso. El paso de la
calle al gran almacén es musicalmente tranquilizador. Se pasa de un ambiente donde
sonidos violentos y desconocidos no dejan de irrumpir en la barahúnda, a un ambiente
fluido donde todo acontecimiento sonoro está suavizado. Y al mismo tiempo, se pasa
de un espacio abierto, público y desordenado, donde uno es un peatón cualquiera, a un
lugar cerrado, privado y organizado donde uno es un cliente privilegiado. La audición
de la secuencia sonora de acceso produce y sostiene una impresión de comodidad y de
seguridad merecida, porque el ambiente buscado es fácilmente logrado. Por el
contrario, la música del fracaso es desgarrada y bulliciosa. El ambiente codiciado
permanece delante, cubierto por la señal agresiva del bloqueo que se mezcla al
ambiente que uno quería abandonar. El “¡No!” del portero <del lugar> se interpone
ante la música inaccesible y resuena en el oído del juerguista decepcionado que
camina por la calle silenciosa. Esos pequeños encadenamientos sonoros tocados y
percibidos se parecen a ritornelos publicitarios de música concreta. Están compuestos
de sonidos reales cuya sucesión es de entrada significante. Esas musiquillas concretas
no son efectos residuales del funcionamiento de los dispositivos espaciales; son su
parte esencial. Producen las tonalidades afectivas adecuadas al funcionamiento de las
delimitaciones. No solamente se seleccionan los accesos sino que se induce una
sensación estética de orgullo y de privilegio por el que es admitido y de vergüenza y
de inferioridad en el indeseable. La música de las delimitaciones es la herramienta
afectiva de las jerarquías espaciales. Ella sostiene su eficacia, la discreción y la
legitimidad. Es por esto que el control de los ambientes sonoros y la utilización de los
signos se desarrollan en los lugares de trabajo, de consumo y de habitación. El sonido
cotidiano se ha vuelto una apuesta importante de las tácticas de poder.
Estas dos músicas de delimitación distinguen dos tipos de músicos-oyentes, de
usuarios de los dispositivos espaciales. Están los que tocan y escuchan un trayecto
musical suave, fluido y previsible, y los que chapucean la melodía general
provocando la irrupción del ruido. El estribillo publicitario de fracaso estigmatiza al
indeseable a los oídos de los autorizados que lo rodean. Él materializa afectivamente
su diferencia y, al mismo tiempo, empuja a constituir masa en torno a la melodía del
privilegio. Por la composición de sus trayectos musicales, el mal elemento agrede a
los melómanos de la comodidad acolchada, al mismo tiempo que ataca la frontera que
los protege. Por este motivo, estos últimos tienen tendencia a engancharse
musicalmente con los dispositivos. Están prestos a defender la tranquilidad de su
paisaje sonoro contra la efracción ruidosa de un exterior amenazador. Al mismo
tiempo, cualquiera puede ser una causa ocasional de disonancia, de la misma forma
formalizar, si se quiere, un modo fácil de retener el tipo de metábola que es la metábola reprimente. A
diferencia de la sustitución que no crea restos, la sustitución reprimente crea un resto. Por eso ofrecí
este esquema de la metábola, pero no es el esquema de toda metábola, es el esquema de la metábola
reprimente http://www.elpsicoanalisis.org.ar/old/numero3/reportajelaplanche3.htm - (6) >
16
Más precisamente, son los individuos los que tocan la música de las delimitaciones del espacio. Sus
desplazamientos hacen que se sucedan sonidos seguiendo la estructura de un dispositivo/director de
orquesta.
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que ocurre que la suave música de acceso nos produzca vergüenza. El quídam
puede entonces por un tiempo reunirse con las virtuosas del ruido en la orquesta
abigarrada de los que transforman los instrumentos sonoros del orden espacial, en
instrumentos de una bulliciosa cacofonía17.
< Sujeto despreciable y de poco valer, cuyo nombre se ignora o se quiere omitir DRA>
17
Artículo publicado en Sonic Process, une nouvelle géographie des sons (colectivo). París: Centro
Pompidou, 2002.
40
18
Michel Foucault. Vigilar y Castigar.pdf p. 113.
19
Habrá que precisar que estamos jugando entonces con el sentido de la palabra confesión.
Rigurosamente, uno no puede decir que el gen confiese nada. La confesión pasa por una declaración,
por un discurso que compromete al que lo pronuncia. Sin embargo, esto no impide que la genética sea
utilizada en procedimientos de confesión y conduzca a concebir la extraña noción de confesión
“biológica”.
41
20
Michel Foucault. Historia de la sexualidad 1: la Voluntad de saber. (sicario infernal).pdf p. 38
(siglo XXI, p. 78).
21
Ibidem.
42
22
Ibid, p. 42 (p. 86).
43
23
Ibid, p. 28 (p. 57).
24
Intervención en el marco del Forum Diderot titulado “las Confesiones del gen: genética,
criminalidad, justicia”. Universidad París 7, enero de 2002.