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6.

HOMEOPSICOLOGÍA
(Fuerzas Homeopáticas desde la Psicología)

6.1. LOS NUEVE ROSTROS DEL SER HUMANO


2. EL ROSTRO DEL TIPO DOS: “EL AYUDADOR”

“Lo que parece diferente en ti, eso es lo


más precioso que posees” (Andre Gide)

Querido hermano y amigo: Llamaremos “El Ayudador” a la Personalidad Tipo Dos del Eneagrama,
pues la esencia básica de esta Personalidad, tanto en salud como en enfermedad, tiene que ver con esta actitud:
ser amorosa, cariñosa, ayudadora. Por esta característica, un gran número de personas con esta Personalidad se
encuentran en profesiones o trabajos que tienen que ver con la ayuda y el servicio a los demás: enfermeras,
médicos, trabajadoras sociales, maestras, rehabilitadores, psicólogos, educadoras, etc…

Según los nueve colores del arco iris (incluyendo el blanco y el negro que son la combinación de los
otros siete colores), al Tipo Dos del Eneagrama le corresponde el color rojo, pues simboliza la pasión del
corazón que es su característica central…

En la figura del Eneagrama el Tipo Dos se encuentra en el círculo entre el Tipo Uno y el Tipo Tres (que
serían sus “Alas complementarias” o “subtipos” de Personalidad1), y también forma parte del Hexagrama,
conectándose a través de esta figura con el Tipo Cuatro y el Tipo Ocho (que serían sus “Direcciones de
Integración y Desintegración”2)...

A los Tipos Dos les encanta el Eneagrama, porque les encanta su número. Pero no hay que apresurarse a
“diagnosticar” esta Personalidad. Especialmente no es conveniente apresurarse en el “autodiagnóstico”, pues es
un Tipo fácil de confundir. Hay una tendencia cultural y psicológica en varias Personalidades a “desear” este
tipo y por tanto puede haber errores en la auto-percepción…

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Es importante comprender que nadie es un tipo “puro” de personalidad. Todo el mundo es una mezcla única de su tipo básico y de
los dos tipos adyacentes a él en la circunferencia del Eneagrama (algunos piensan que la mezcla es con uno solo de los dos tipos
adyacentes). Cada uno de los dos tipos adyacentes a su tipo básico se denomina su ala… Este asunto de las “alas” es uno de los
principales elementos que explican por qué dos personas que tienen el mismo tipo de personalidad pueden, no obstante, ser o parecer
muy distintas… El tipo básico domina la personalidad global, mientras que el ala la complementa y le añade elementos importantes, a
veces contradictorios. El ala es el “segundo lado” de la personalidad global, y debe tomarse en consideración para entenderse uno a sí
mismo o a alguien más…
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Otro importante concepto que debe entenderse es qué significan las líneas del Eneagrama interiores al círculo. Los nueve tipos de
personalidad no son categorías estáticas; son abiertas, lo que permite el crecimiento y/o deterioro psicológicos… Los números de las
líneas del triángulo y del hexagrama están conectados en una secuencia específica. La forma en que se conectan los puntos numerados
es psicológicamente significativa, porque las líneas entre cada uno de los tipos denotan las Direcciones de Integración (salud,
autorrealización) y las Direcciones de Desintegración (enfermedad, neurosis) para cada tipo de personalidad. En otras palabras, a
medida que uno se vuelve más sano o más enfermo, puede moverse en distintas “direcciones”, como lo indican las líneas del
Eneagrama, desde su tipo básico. Algunos autores consideran que hay sólo una Dirección de Integración y no dos como pensamos
nosotros, y sólo una Dirección de Desintegración y no dos como nosotros pensamos… La idea es que cuando un tipo se integra, se
apropia de los rasgos sanos del tipo en su Dirección de Integración, y cuando se deteriora, se apropia de los rasgos enfermos del tipo
en su Dirección de Desintegración… A final de cuentas, la meta es dar la vuelta completa alrededor del Eneagrama, integrando lo
que cada tipo simboliza y adquiriendo el uso activo de los potenciales sanos de todos los tipos. El ideal es convertirse en un ser
humano equilibrado, que funcione plenamente, y cada uno de los tipos del Eneagrama simboliza distintos aspectos importantes de lo
que necesitamos para conseguir este fin. Por lo tanto, el tipo de personalidad con que uno comienza la vida es, a final de cuentas, poco
importante. Lo que importa es lo que uno hace con su tipo de personalidad y cuán bien (o mal) lo usa como punto de partida para
su desarrollo hacia ser una persona más plena e integrada…
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La razón de que llamemos al Tipo Dos como “El Ayudador” es que tratamos de poner nombres
sintéticos que representen la característica más sana de cada Tipo de Personalidad. Sin embargo, diferentes
estudiosos del Eneagrama han utilizado otros nombres (“El Altruista”, “El Dador”, “El que Ama”), algunos de
ellos fijándose en características no tan sanas de esta Personalidad (“El Adulador”, “El Histérico”, “El
Histriónico”)... Precisamente atendiendo a su muy característica actitud “amorosa”, pero en un sentido no muy
“sano”, suele recomendarse al Tipo Dos la reflexión de La Rochefoucauld: “Si uno juzga el amor por la
mayoría de sus resultados, se acerca más al odio que a la amistad”…

Para entender mejor la dinámica vital de esta y las otras Personalidades, te proponemos la visualización
numérica en Nueve Niveles, que en su “descenso” representan la “involución” o “caída” en la Enfermedad y
que en su “ascenso” simbolizan la “evolución” o consecución de la Salud... Cuando se propone este tema con
colores e imágenes conviene visualizar los tres primeros niveles como “del blanco al rosa”, los tres siguientes
como “del rosa al rojo intenso”, y los tres últimos como “del rojo intenso al negro”, pues el blanco representaría
el estado más “sano” de la Personalidad, el color negro significaría el estado más “enfermo”, y los demás tonos
de rojo simbolizarían el estado “promedio” en sus diferentes tonalidades...

LA PERSONALIDAD SANA TIPO DOS

1. El que Ama Incondicionalmente

En su estado más sano, el amor y el altruismo del Tipo Dos son realmente prodigiosos y admirables. Se
trata de una actitud altruista y de servicio a los demás, completamente desinteresada y sin segundas
intenciones. Se trata de un amor que no depende de las cualidades o valores de los demás, ni de la respuesta que
den a este amor. Es realmente incondicional, sin límites, ni peros, ni condiciones… Por ser incondicional es
siempre bondadoso, genuino y alegre. En ningún momento se siente esforzado o “sacrificado”. Se disfruta y
provoca placer interior y profunda alegría. Implica en el Tipo Dos un profundo amor a sí mismo que se realiza y
se ama en tanto ama también a los demás… Y, por su incondicionalidad, es un amor libre y liberador. No se
experimenta como una obligación o una compulsión. Es un amor de decisión, que se apoya de la emoción y del
sentimiento, pero que sobre todo tiene sus raíces en una voluntad consciente y generosa. Y no se posesiona del
ser amado, ni se encadena a él (“si lo amas, déjalo ir”). No hay apegos. Su amor incondicional es hacer libre al
otro y permitirle ser quien es y tomar sus propias decisiones…

2. La Persona Cariñosa

En todos sus estados, el Tipo Dos es la persona más cariñosa del Eneagrama. Pero en sus estados más
sanos se trata de un cariño compasivo y empático que percibe en el otro la honda y urgente necesidad de ser
amado, y no de una “actuación” o de un impulso superficial como sucede en estados menos sanos. La conexión
empática es un don de esta personalidad, y su compasión (“padecer con”) no es simplemente una proyección de
sus propias necesidades sino que le empuja a tomar realmente decisiones positivas en favor del otro… Su cariño
no es de ideas y ni siquiera meramente de hechos –como en otras Personalidades- sino intensamente expresivo.
El Tipo Dos sano ama, pero además lo muestra con su mirada, sus gestos, sus manos que tocan, consuelan y
abrazan; con sus expresiones verbales y emocionales que se conectan realmente con el otro… Cariño
profundamente aceptante en su estado más sano, que no depende de cómo sea el otro, ni de su cultura, clase,
ideología, religión o posición social… Cariño auténtico y sincero. El Tipo Dos realmente “siente” y “decide” el
amor que expresa. No hay agendas ocultas ni intereses personales. Se trata de un cariño bienintencionado que
sólo mira las necesidades del otro…

3. El Ayudador que hace Crecer

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En casi todos sus estados la característica “ayudadora” del Tipo Dos se hace presente. Pero en su estado
más sano no se trata de palabras o de “buenas intenciones” sino de hechos particulares, concretos, sustanciales.
Su ayuda es real y significativa. Levanta y hace diferencia. Atiende realmente a las necesidades más
importantes y profundas de la persona a la que se dirige su ayuda… En ese sentido no se queda en “limosnas”,
ni mucho menos en apariencia y superficialidad. Es ayuda de fondo. Ayuda que no es meramente “dar
pescados” sino “enseñar a pescar”. Ayuda que no hace dependientes a las personas o que las disminuya. Ayuda
incluso “entre bastidores” que no busca –e incluso evita- el aplauso o el agradecimiento o una recompensa o
correspondencia. Ayuda que no se queda en lo “material”. Ayuda, más bien, “espiritual” y que toca las raíces
de la persona y de su situación… Ayuda, entonces, que hace crecer a la persona y que le permite desarrollar
sus potencialidades y “volar”. Ayuda generadora y transformadora de aquel a quien se ha ayudado que le
convierte en una persona fuerte, independiente y capaz de desarrollar sus propias capacidades… La Madre
Teresa de Calcuta suele ser ejemplo de una mujer Tipo Dos altamente desarrollada y sana…

LA PERSONALIDAD PROMEDIO TIPO DOS

4. El Amigo Efusivo

En este nivel el Amor del Tipo Dos sigue siendo muy positivo, pero comienza ya a ser también “amor” –
con comillas- en el sentido de comenzar a ser más “exterioridad” y “apariencia” que “interioridad” y
“verdad”… Se percibe en esta etapa el amor del Tipo Dos como un “amor amiguero”, de palabras más que de
hechos. Más de “cantidad” (tiene un montón de amigos y amigas) que de “calidad”. Busca relacionarse con
todo el mundo y muestra una gran efusividad… Amor de sentimientos, empezando a perder la conexión con la
inteligencia y, sobre todo, con la voluntad. Haciéndose entonces superficial, variable e inconstante. Amor
“histriónico”, actuado –sobreactuado-, exagerado, que los demás perciben como poco real o auténtico… Amor
adulador, halagador del otro, como proyección más bien del propio deseo de ser alabado y adulado. Amor
seductor que busca enamorar al otro y suscitar su admiración o su amor, o alguna clase de recompensa a sus
propias actitudes “amorosas”…

5. La Persona Egocéntrica y Vanidosa

Normalmente, en todas las Personalidades, la característica “cinco” –la que está en medio de los Nueve
Niveles- representa el “espacio existencial” a partir del cual, si hay conciencia, decisión y trabajo, puede cada
Personalidad –y aquí el Tipo Dos- “moverse” hacia un estado de salud plena, o, por el contrario, si no hay
conciencia, decisión y trabajo, puede esta Personalidad comenzar un mayor deterioro en el rumbo de la
enfermedad...

En “El Ayudador”, el deterioro comienza cuando en lugar de centrarse en los demás, que es su
característica principal, el Tipo Dos comienza a centrarse egoístamente en sí mismo. No nos referimos al “amor
de sí mismo” que es necesario y fundamental para cualquier Personalidad y especialmente para el Tipo Dos que
tiende a veces a desoír y descuidar sus propias necesidades. Nos referimos a mentir el amor y a la utilización
egoísta de los demás para los fines amorosos propios… El abrazar, por ejemplo, no es por lo que necesita el
otro sino por la propia necesidad de afecto. El dar un regalo no es en forma desinteresada sino esperando que la
otra persona le corresponda de la misma manera. Muchos hechos y actitudes son, en esta etapa egocéntrica,
meras proyecciones de lo que el “Ayudador” pide e incluso exige para sí… También inicia el deterioro cuando
el “pecado capital” del Tipo Dos se hace presente: “La Vanidad”. La respuesta muy positiva y agradecida –
aunque sea inicial- que provocan su actitud afectuosa y ayudadora hace que los Tipos Dos se consideren
especiales, importantes, una especie de “santos”, y comienzan, en esta etapa, a vanagloriarse de sus actos y
actividades altruistas, incluso exagerándolos. Al mismo tiempo entran en “competencia” y subestiman lo que
otros hacen en este terreno, especialmente si tiene que ver con la misma persona que es objeto de su “amor”…

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6. La Persona Posesiva

El egocentrismo que comienza a ser nuclear empuja al Tipo Dos a la sobreprotección y a la posesividad
de las personas a quienes dice amar. Se convierten, así, estas personas, en una especie de objeto de su propiedad
del cual enorgullecerse y al cual guiar y controlar. En estados más enfermos el chisme y la calumnia para
desacreditar a sus “competidores” en el amor de alguien buscan afianzar su “posesión”… El amor se
“desenfoca” fácilmente y se convierten en “candil de la calle y oscuridad de su casa” pues los supuestos
hechos y actitudes de amor ocurren lejos del entorno familiar y de las personas cercanas. Es una persona con
quienes le conocen (distante, enojada, poco apoyadora) y otra completamente diferente con quienes no le
conocen (cariñosa, risueña, apoyadora)… Su “amor” absorbente y controlador se hace altamente exigente de
correspondencia, de atención, de afecto y de obediencia. Su “posesión”, así, no es para cuidarle y protegerle,
sino para que le cuide y proteja a él…

LA PERSONALIDAD ENFERMA TIPO DOS

7. La Persona Manipuladora

Suele decirse que los tres primeros niveles en una Personalidad representan la “Epopeya” (la Salud plena
y los hechos grandiosos y valiosos que resultan de ella), que los siguientes tres niveles representan la
“Comedia” (la Enfermedad inicial que provoca situaciones ridículas o cómicas o de freno o de incapacidad, que
si bien no permiten el crecimiento y la madurez de una persona, tampoco parecen afectar demasiado, ni a sí
misma ni a los demás), y que los tres últimos niveles representan la “Tragedia” de una persona (la Enfermedad
que se ha desarrollado, sin conciencia y sin decisión de cambio, y que se ha vuelto destructiva para uno mismo
y para los demás)...

La “tragedia” del Tipo Dos comienza cuando su “amor” superficial y falso se hace francamente
manipulador del otro. Se manipula la respuesta amorosa del ser “amado” y la satisfacción de las necesidades
del “Ayudador” en base a engaños, halagos, falsas promesas y afecto no auténtico… En una ceguera y
autoengaño sobre lo que realmente ocurre, quiere y hace, el Tipo Dos niega sus actitudes y hechos egocéntricos.
Niega su culpa o su responsabilidad en las relaciones rotas o deterioradas o en el daño que su “amor” ha
producido en el otro… Incluso, paradójicamente, sigue considerándose especial y “santo”, manifestando
actitudes de superioridad moral sobre cualquier otra persona y justificándolo todo –incluso sus hechos más
egoístas y perversos- en el nombre del “amor”…

8. La Persona Coercitiva y Abusiva

En un estado mucho más enfermo el Tipo Dos ya no sólo manipula o exige histriónicamente el amor del
otro, sino que lo demanda coercitivamente, como en una especie de “pago” por el “amor” y los regalos o
“sacrificios” que supuestamente se han hecho por la otra persona… Una primera forma de coerción es
“castigando” con la amenaza o los hechos de retirar su “amor” o su ayuda o cualquier compromiso que antes
se haya hecho con el otro… Pero la forma más incongruente y enferma de esta coerción son las actitudes
francamente abusivas, obligando al otro a “pagarle” lo que ha hecho por él con dinero, sexo, bienes,
compañía, cuidados o lo que sea, y a través de amenazas directas o indirectas, o chantajes, incluyendo su
“suicidio” si no hace lo que el Tipo Dos le exige… El abuso se puede dar, incluso tempranamente, en Tipos Dos
que con pretexto de su “expresividad” y forma cariñosa de ser se convierten fácilmente en pedófilos y
abusadores sexuales infantiles, mientras los padres o responsables de estos niños creen que el abusador, por su
bondad y generosidad, es totalmente de confianza. Sacerdotes, maestros, tíos o parientes cercanos, vecinos, etc.,
que sean Tipo Dos –más que cualquier otro número- pueden caer en esta perversión destructiva…

9. La Víctima Sicosomática
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La persona más amorosa y ayudadora se convierte, paradójicamente, en la persona más incapaz de
prodigar amor y cuidados, pues en su etapa de mayor enfermedad se incapacita a sí misma, inconscientemente,
para encontrar así el amor, la ayuda y los cuidados que en realidad, en sus estados promedio y enfermo,
siempre quiso para sí… Se produce así la llamada “histeria de conversión” en psicología: una enfermedad grave
o varias no tan graves, pero que demandan con urgencia la atención y los cuidados de los demás (parálisis,
ceguera, infarto, crisis hipertensivas o epilépticas o asmáticas, o de dolor, etc.). En la exacerbación de su
enfermedad el Tipo Dos “resuelve” así la tensión de sus enormes y agudizadas contradicciones (egoísmo-amor;
generosidad-abuso; vanidad-culpa; etc.), pues la “solución” de la enfermedad incapacitante o “escandalosa” 1)
logra autocastigo por su vida basada en mentiras; 2) al mismo tiempo se consigue y asegura con ella aprecio y
cuidados; 3) expresa con sus sufrimientos el amor y una especie de “santidad” que le “justifica”, pues dice o
le dicen fácilmente que está enfermo por agotamiento y tanta preocupación y desvivirse por los demás, y 4)
finalmente, en el colmo de la perversión, logra coerción, abuso y venganza pues su enfermedad es como un
reproche a los demás que “le enfermaron” y una forma de castigarlos y continuar en control patológico de
aquellos que dice amar…

En la contemplación de este Tipo de Personalidad, en su “caída” hacia la enfermedad o en su “ascenso”


hacia la Salud, las preguntas que debemos hacernos todos, especialmente los que deseamos ser Sanadores
Integrales, son: 1) Si yo considero que soy o podría ser un Tipo Dos (al menos como ala o como dirección de
integración-desintegración), ¿qué clase de Tipo Dos soy actualmente –sano, promedio, enfermo- y qué clase de
Tipo Dos quiero llegar a ser?... 2) Si considero que no soy un Tipo Dos, ¿qué clase de Tipo Dos quiero que
lleguen a ser aquellos que percibo que lo son entre las personas que amo y que me aman?... 3) ¿Qué puedo y
debo hacer, con todas las Fuerzas Homeopáticas a mi alcance –y no sólo decidiendo y prescribiendo un
determinado Medicamento-, por los y las pacientes Tipo Dos que acuden a mi consultorio?...

El Eneagrama es un Camino de Liberación, de Sanación y de Plenitud, pero es un Camino que hay que
recorrer y “trabajar”, con plena conciencia y decisión... ¿Estás dispuesto a ser un Caminante-
Gambusino-Peregrino en este Viaje?...

“Duc in altum” (VVV)


“VE más lejos, VE más alto, VE más profundo”
Curso de Homeopatía Integral

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