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PSU

La tumba de los inmortales

Por Julio César Ojeda


PSU

Por Juan Ortega


Verba et voces, praetereaquenihil.
Palabras y voces, nada más.
Ovido.

“Volver a revelar el origen del lenguaje es encontrar el


momento primitivo en que era pura designación. Y, por
ello, debe explicarse, a la vez, su arbitrariedad (ya que lo
que designa puede ser tan diferente de lo que muestra,
como un gesto del objeto al que tiende) y su profunda
relación con lo que con lo que nombra (ya que tal silaba o
tal palabra se han elegido siempre para designar tal
cosa).” Michel Foucault, “Las palabras y las cosas”
Intro/ casa / “el pobre” ataque 77

Los tacones de mi vieja resuenan por toda la casa, toc- tac- toc- tac. Anoche no dormí nada, y
finalmente cuando me da sueño ya es demasiado tarde, prefiero no dormir. Una sensación
extraña se apodera de mi estomago, todo se estremece dentro de mi, este año de mierda se
acaba, por fin, un año que gira totalmente entorno a una prueba, una locura, un chiste fome,
estoy chato y aburrido de que todos los días me pregunten ¿y como estamos para la prueba? al
principio respondía que bien, que estaba estudiando, me daba el trabajo de explicar cada una de
las alternativas que tenía pensadas para mi futuro, todas científicas obviamente, nada humanista,
mi papá me mata, aunque a mi no me daría tanta lata estudiar filosofía o música, igual toco la
guitarra bien, o sea piola, tengo una banda con el Danilo y hemos tocado en todas partes, en
todas las partes que puede tocar una banda de liceo en una ciudad, pero mi papá me echa de la
casa si estudio música, así que estudiaré algo científico, pensé en física, pero me pedirían que
saque la pedagogía y no quiero ser profe (mi mamá es profe), no quiero terminar así. Suena el
celular, un mensaje - ¡Levántate weon!, nos vemos en la entrada… ¿llevo weed?- el Renzo, lo
único que quiere es entrar volado a dar la PSU para después quebrarse con los cabros, sus
papás no le tienen ni una fe, me gustaría que mi papá no me tuviera fe a mí y me deje estudiar
música, o que me deje estudiar filosofía, o que me deje estudiar sociología, o que me deje
estudiar antropología, o que me deje estudiar teatro, creo que teatro no, me da plancha, no me
gusta que me miren mucho, aunque la Laura si es seca en teatro, me encanta la Laura, es linda,
es media depre si, pero es linda, tiene una chasquilla que deja al descubierto sus ojos cafés
redonditos como dos bolitas, su pelo es largo y rojo, super rojo, siempre que habla me mira como
seria, como si me estuviese explicando la cosa más importante del mundo, como si me estuviese
explicando el origen de la vida o la razón del ser, como a mi me gusta la filosofía y soy medio
picado a músico creo que le caigo bien, me habla con calma y me pesca cuando digo cosas o
cuando doy mi opinión, al Renzo no lo pesca nada, es que igual Renzo la jotea pesado y la laurita
no es así, yo le digo laurita sólo en mis pensamientos, pero en clases le digo laura, así a secas,
como quien saca el corcho de una botella, me gusta más decirle laurita en mi mente, es más
largo, es como si su nombre se quedara en mi boca por más rato, decir Laura, así a secas es
más corto, es menos rico, en fin, la laurita no pesca al Renzo, creo que lo encuentra tonto, al
Renzo sólo le gusta la marihuana, a mi no me molesta, pero igual es pegado, a veces llega a
clases volado, yo fumo en mi casa o después del colegio, antes no, fumo, después dos gotitas
en los ojos y si llego muy volado a la casa paso directo a mi pieza, en todo caso, nunca hay nadie
así que da como igual.
6:30 a.m./ casa/ “fuerza y fortuna” Fuckers Muckers

El reloj del celular comenzó a sonar, lo dejé a las 6:30, la mochila está lista y mi ropa ordenada
sobre el velador, me siento al borde de la cama, mi mamá sigue caminando de lado a lado, toc-
tac- toc- tac, siento los tacos, me toca la puerta, el ruido de tacos se detiene, espera, como
pensando que le voy a responder algo, no respondo nada, tengo sueño, toca una vez más y
vuelve a lo suyo, salgo de mi pieza en pijama, voy al baño, me lavo los dientes, mientras me
ducho coloco música del celular, el agua cae sobre mi, me despierta aunque sigo teniendo flojera,
la hago corta y después me seco, me miro al espejo y contemplo los tres pelos huachos que
sobresalen de mi bigote, me los afeito con la esperanza de que algún día vuelvan acompañados
de un bigote de verdad, me arreglo el pelo, me siento en la taza del baño, me corro una paja
pensando en la laurita, después en la maca, después en la isa, después en la lore, para terminar
finalmente con la laurita, limpio y me visto, impeque, miro mi cara al espejo y me doy cuenta que
estoy medio nervioso, medio inquieto, como que todo lo hago rápido, como si fuera un robot,
como si todo lo hubiese ensayado en una coreografía, trato de calmarme, me voy directo a la
pieza a buscar mis cosas, mi mamá ya se fue, me dejó plata en el living y el desayuno en la
mesita de la cocina, no como nada, no tengo hambre, cierro la puerta y camino a la micro.

7:30 a.m. / linea 4 azul / “wrong” Depeche Mode.

La micro va llena, veo las mismas caras de todas las mañanas, siempre somos los mismos los
que tomamos la micro en el mismo lugar, siempre son los mismos los que ya vienen en la micro,
sólo que ahora no vienen con uniformes, ahora van todos de color o al menos todos los que
somos de cuarto medio, nos miramos fijamente unos a los otros, es como esas películas viejas
que veía mi papá cuando vivía en la casa, esas pelis como de vaqueros, donde antes de pegar
el disparo los tipos se miran directo a los ojos, y la cámara sólo les enfoca los ojos y ellos se
ponen como chinos, me acuerdo del Clint Easwood, así nos miramos todos, como con sospecha,
cagados de miedo igual, eso si se puede notar a lo lejos, estamos todos cagados de miedo, no
sabemos que va a pasar después, todo el mundo odia tener que dar la prueba, no queda de otra,
peor sería no darla. El Renzo va al final de la micro, no se dio cuenta que lo vi, va súper volado,
los ojos los tiene rojos fosforescente, parece que le gusta que la gente se de cuenta que anda
volado, como que le causa orgullo eso, a mi me da igual, pero igual creo que es muy alumbrado.
Una vez el profe de filosofía lo retó porque andaba con un blin-blin que tenía una hoja de
marihuana gigante, lo quedó mirando y le dijo, ¿no será como mucho? el Renzo se puso todo
serio porque le estaban tocando el “estilo de vida” y le preguntó por qué, pucha Renzo, a mi me
gusta ene el vino, le dijo el profe, pero no voy a colocar un chimbombo en un collar para que
todos se enteren que me gusta, el Renzo se puso rojo, a mi me dio risa, a la laurita igual. Yo creo
que el profe de filo igual fuma, y creo que fuma caleta, yo creo que la laurita igual fuma, y creo
que fuma caleta, yo creo que la mitad de los profes fuman y fuman caleta. Los profes en el colegio
son buena onda, la mayoría son como jóvenes y son chistosos, igual siempre andan con cara de
cansados, siempre como que andan con sendas ojeras, en especial cuando está terminando el
semestre, yo creo que los profes que no fuman deberían fumar, por sanidad mental, esos son
los que después se vuelven medios locos, como mi mamá que se volvió un poco loca y por eso
mi papá se fue.

7:55 a.m. / liceo Javiera Carrera / “Bailando sólo” Los Bunkers

Menos mal me tocó con el Renzo y la Laurita en el mismo liceo, ella esta conversando con su
pololo, un tipo mayor, tengo la impresión de que ya está en la universidad, es medio metalero,
es alto, medio musculoso, con pinta de nazi, me da lata, pero nada se puede hacer. El Renzo no
sabe que a mi me gusta la laurita, si le cuento me tendría en el columpio todo el día, con lo
huevon que es, todo el colegio y toda la ciudad ya se habrían enterado, así que me quedo piola.
Afuera estamos todos amontonados, fumando, lo único que me traje de la casa fue una botella
de agua mineral, el Renzo está muy volado, no me dice nada, solo se ríe, la Laura está con el
pololo, se acercan los dos, nos saludan, él habla como de algo que tiene que ver con Chile, como
una especie de esfuerzo que se tiene que hacer por el país, la Laura lo mira como sabiendo que
está equivocado, yo sé que esta equivocado, pero ninguno de los dos le dice nada, el Renzo
esta cagado de la risa, y eso a mi igual me da risa, pero me aguanto, después de un rato el tipo
se cansa de nosotros, le da un beso medio pornográfico a la laurita y se manda cambiar en una
moto copia de harley. La Laura mira de lejos al Renzo y como que le da la espalda mientras me
habla, yo me pongo todo nervioso y tomo agua y tomo agua y tomo agua, en menos de dos
minutos ya me había tomado todo, después de eso me prendí un pucho y después otro, la Laura
me pidió uno pero lo hizo durar ene, me dice que tiene miedo, yo le digo que no tiene por qué,
en el colegio es la mejor y en todos los ensayos ha sacado sobre setecientos, me dice que tiene
miedo de lo que va a pasar después, nada, le digo, sólo seguir estudiando, conocer a más gente,
carretear más, nuevos amigos, me dice que del curso el único que le cae bien soy yo, me hincho
como un sapo cuando me dice eso, cuando le pregunté por qué, me dice que le caen bien mis
temas de conversa, que le gusta que siempre opine en clase de filosofía, de historia, de lenguaje,
me dice que ella quiere estudiar teatro, sus viejos no van a querer pero que ella lo va a hacer
igual, pone cara de decidida, me doy cuenta que es sólo unos centímetros más pequeñita que
yo, por primera vez me doy cuenta que en realidad no soy muy alto, ella me mira ligeramente
hacia arriba y eso hace que sus ojos se vean más bonitos, más redondos, mientras le da una
aspirada al cigarrillo que le regalé. Nos llaman para que comencemos a entrar a las salas.

8:10 a.m./ liceo Javiera Carrera sala 23 pabellón D / “keine lust” Rammstein.

Lenguaje y comunicación, 80 preguntas, 180 min.

A pesar de ser diciembre esta muy frío, voy bien, ya casi esta listo el ítem de compresión lectora,
a mi derecha hay un chico que mueve el pie de forma compulsiva, me pone nervioso, a mi
izquierda una niña que dentro de poco se pondrá a llorar, me pone nervioso, frente a mi hay un
chico que hace sonar los huesos de su cuello, me pone nervioso. El profesor encargado de tomar
las pruebas usa lentes poto de botella, me pone nervioso.

Creo que se me pasó la mano con el agua, comienzo a sentir ganas de ir al baño, pero no quiero
dejar la prueba, comienzo a responder muy rápidamente todo, miro al profesor, creo que
sospecha algo de mi, pero yo lo único que quiero es terminar pronto, salir de ahí y dejar a todos
estos pelmasos, veo pasar por fuera de la sala a laurita rumbo a la salida, de más que va a estar
sola, la oportunidad perfecta para conversar un ratito con ella, respondo aún más rápido, a penas
leo los textos, voy contestando de manera mecánica, termino después de diez minutos, soy el
primero, todos me quedan mirando mientras camino con paso de triunfador en medio de las
mesas, miro a los ojos al profesor, él recibe mi prueba, está medio dormido, doy media vuelta y
camino para encontrarme con laurita en la salida, trato de no parecer muy ansioso, una de las
chicas que esta cerca de la puerta me sonríe mientras la miro y camino, casi al atravesar la
puerta escucho, oye… vuelve, es el profesor, me detengo y volteo, con la mano extendida hace
un gesto como devolviendo mi prueba, se te olvidó el nombre.
9:30 a.m. / Liceo Javiera Carrera / “loser” Beck

Laura no estaba cuando llegué, de seguro la vino a buscar su novio nazi, no sé que hacer de la
vergüenza ¡puta que soy hueon! de seguro quedo debiendo puntos por hacer tan rápido la
prueba, cagué, se fue todo a la cresta, soy idiota no más, a veces así se nace y no hay nada que
hacerle. Me siento en una banca y me fumo un pucho, espero a que salga el Renzo, se demora
caleta, por mientras van saliendo uno a uno quienes ya terminaron, se van a sus casas y vuelven
en la tarde, yo no voy a ningún lado, comeré en el centro, en mi casa nunca hay nadie, antes si
estaba mi mamá, cuando yo era más chico las cosas eran mejores, eran más amigables, por las
tardes llegaban mi papá y mi mamá, tomábamos once juntos y después me iba a acostar mientras
ellos se quedaban mirando tele, la casa tenía un calor rico, como un lugar del cual uno no quería
salir, en aquella época me quedaba dormido casi en el acto, después mi mamá comenzó a tener
comportamientos raros, andaba triste, mi papá trataba de que no me enterara de nada, pero llegó
a un punto en el cual era evidente que se iban a separar, yo sabía que se iban a separar porque
la mitad de los papás de mi curso están separados y mis compañeros contaban como pasaba y
a mis papás les estaba pasando lo mismo, al cabo de un año mi papá se fue de la casa y me
comenzó a buscar los viernes en la noche, pasamos todo los fines de semana juntos, mientras
tanto, durante la semana estoy en casa de mi mamá, es raro, si lo pienso bien tengo dos de cada
cosa que uno debería tener una, dos cepillos de dientes, dos toallas de baño, tengo ropa interior
donde mi papá y donde mi mamá, tengo dos casas, dos camas y así, dos de todo. Mis papás no
se llevan bien, mi mamá ya no trata mucho conmigo, sólo hablamos lo justo y necesario, creo
que tiene un pololo, un tipo más joven que la viene a dejar bien de noche, a mi me da un poco
igual todo, quiero entrar a la universidad e irme a estudiar bien lejos de esto, la idea es venir solo
para las fiestas y marchame apenas pueda. Mi papá por otra parte si está muy pendiente de a
qué carrera voy o que hago con mi futuro, pero es demasiado, llega a ser un poco molesto, no
sé si quiero estudiar ciencias.

El Renzo salió con gafas puestas, antes de la prueba quedamos de ir a almorzar un completo en
el centro y esperar juntos la prueba de mate, llevaba una polera negra y unos jeans apitillados,
el Renzo es delgado, tiene el pelo negro, la tes blanca, cuando llegó a la banca me quitó el cigarro
y le dio una aspirada corta, después me lo devolvió, se sentó, hacía un poco de calor, tal vez
unos veintidós o veintitrés grados. Al Renzo ya se le comenzaba a bajar la voladera y se
comunicaba más. Caminamos tres cuadras abajo, el Renzo iba rabeando porque encontró la
prueba difícil, dijo que si no quedaba en la U sus papás lo ponían a trabajar, yo le dije que estaba
hasta loli, que nunca le había trabajado un día a nadie y que le iba a costar mucho, el sólo
escondió la cabeza entre los hombros insinuando que pensaba igual.

02:00 p.m. / Liceo Javiera Carrera / if i feel “The beatles”

Después de comer el Renzo se fue al centro, quería hacer un par de cosas antes de
entrar a la prueba, creo que el Renzo si creía que le iba a ir bien en la PSU, me da un poco de
lata pensar que en realidad los demás creíamos todo lo contrario, no hay que burlarse de los
sueños ajenos, tu soberbia te pueda dar en la cara. Ahora me siento mal por haber sido tan
pesado con el Renzo, cuando vuelva le voy a pedir disculpas.

La banca frente al colegio está vacía, la Laura llegó, se ve linda, lleva una chaqueta roja
que hace ver mejor su pelo, está comprando unos cigarrillos en un quiosco, este es el momento,
pienso, esta es la mía, pero algo me pega al asiento, me da lata, me da pena, me da miedo,
prefiero verla, no interrumpirla, estira un brazo hacia abajo con el cigarro en la punta de los dedos,
el otro brazo lo entre cruza, mira hacia una plaza que está cerca, mira un bar pequeñito que está
en una esquina y que tiene mesas afuera, probablemente mira un puesto en especial, una pareja
pide cerveza y pizza, extiende una sonrisa fina, pequeña, casi imperceptible, sus ojos se ponen
de otra forma, se abren ligeramente como evocando un recuerdo, se queda ahí un rato, después
se pone seria nuevamente y mira el cigarro que se consume, lo tira al suelo y prende otro, da
media vuelta y me ve, se acerca a mi, está tan linda que creo que me voy a caer a pedazos, me
da un beso en la cara, coloca su mano derecha en el bolsillo izquierdo de su chaqueta, esta
buscando algo, saca una cajetilla de Phillip Morris, me ofrece uno, lo tomo y lo enciendo,
hablamos de música, a Laurita le gusta el Alex Adwanter y los beatles, yo le digo que no me
gustan, pero que me sé una canción, la comienzo a tararear If I fell in love with you, would you
promise to be true, and help me understand, después Laura se une, 'Cause I've been in love
before And I found that love was more Than just holding hands … Tenemos que entrar a dar
mate, conchesumare, mate es la que más me cuesta, me entra el miedo, en el camino la Laura
me cacha todo cagado, tranqui, me dice, mate es fácil, además, eras el mejor en el curso, tiene
razón, pero es porque estudio el doble, a pesar de todo las palabras de la Laura me
tranquilizaron, te va a ir bien, me decía mientras me miraba con sus ojitos redonditos y se
apoyaba de la reja del liceo, el miedo se me pasó y me reí un poco, te queda la felicidad, me dijo,
te sienta bien, ¿me veo triste muy seguido? le pregunto, no triste, pero no así de contento,
¿vamos a tomar una chela después de mate? me pregunta, yo la quedo mirando y le respondo,
obvio que yes.

02:10 p.m./ liceo Javiera Carrera sala 23 pabellón D / “Just a man” Faith no more

Matemáticas, 65 preguntas, 120 min.

La gente antes de morir lo único que pide es tiempo, un equipo de futbol que va perdiendo 1-0 lo
único que pide es tiempo, cuando la gente siente que se le va la juventud lo único que pide es
tiempo, mis profes en diciembre lo único que piden es tiempo, cuando mi mamá está en el baño
lo único que pide es tiempo, cuando mi papá esta de vacaciones lo único que pide es tiempo, y
yo ahora que estoy hasta el loli con la prueba de mate lo único que pido es tiempo, está re peluda,
logro avanzar hasta la pregunta treinta, me demoro un montón por cada ítem, después me
acuerdo que el profe me dijo que contestara las más fáciles primero, no me acordaba de eso y
perdí mi tiempo haciendo puras huevadas, puta que soy huevon, me trato de tranquilizar, no
queda mucho para que termine la prueba, pasa la Laura, me mira desde el pasillo, se da cuenta
que estoy hasta el loli, saca un cuaderno y escribe algo en él, lo estira, dice “te va a ir bien,
relájate” después vuelve a escribir sobre el cuaderno, ahora dice “te espero a la salida :*” yo me
pongo supermegaultra contento, no puedo evitar mirarla con cara de idiota, me da un poco de
pena, hace mucho tiempo nadie me decía que me iba a ir bien en algo. Se acaba el tiempo, sólo
me faltó una pregunta por responder, pesco la mochila, meto mis cosas, entrego la prueba y
salgo corriendo en medio de interminables hileras de pasillos que se me hacen eternos, corro
mucho, pero mucho, parece que mientras más rápido corro es peor, paso a chocar con una chica
que iba saliendo de su sala, ella se cae al suelo medio feo, me siento tentado a seguir corriendo,
lo pienso bien, me detengo, le recojo las cosas y la ayudo a levantarse, le pido disculpas, me
manda a la chucha, no pesco y sigo corriendo, llego por fin a la entrada del colegio y busco a la
Laura en medio de la gente, no la veo por ninguna parte, miro para todos lados, no está, la gente
conversa, muchos fuman, todos están en polera, le pregunto a un par de compañeros si la han
visto, nada, parece que se fue, alomejor se cansó de esperarme, tal vez si no hubiese tropezado
con esa chica, tal vez si me hubiese apurado más en contestar la prueba, tal vez si fuese menos
pelota, camino a la plaza que esta en frente, prendo un cigarro, tengo pena, tengo mucha pena,
me siento en una banca, hay una chica de pelo rojo sentada en el bar de la esquina, esta fumando
un cigarro de espaldas a mi, me pongo más triste, no quiero ni mirar, la chica se da media vuelta
y me llama por mi nombre, es la Laura, me compongo rapidísimo, y me acerco casi medio
llorando, como esos cabros chicos que se pierden en el costanera, ella me pregunta qué me
pasa, le miento, le digo que la prueba estaba difícil, me toma de la mano y me dice que me siente,
me pide una cerveza, me preguntan la edad, Laura le dice que hace una semana cumplí
dieciocho, ¿como sabes eso? le pregunto, dice que todo el curso me cantó el cumpleaños feliz
en clases, no lo recordaba, la miran con cara de incredulidad, pero igual me dan la cerveza, la
Laura me dice que pensó que me había ido, le respondí que pensaba lo mismo, pero si te mandé
un mensaje hace caleta de rato, me reta, yo miro el celular, tenía tres mensajes de ella, en el
primero me escribe que me va a esperar en el bar de la esquina, el celular estaba en silencio,
puta que soy huevon, digo resignado mientras suspiro, anda, tomate la cerveza para que te
calmes, me pide mientras le da un gran sorbo a la suya, se forma un silencio medio triste, ya
salgamos de ahí, me dice para que cambiemos de tema, se sienta muy derechita en la silla, no
tiene mucha pechuga, me encanta, coloca una sonrisa coqueta, se arregla el pelo y me pregunta
¿que vamos a hacer en la noche? sus ojos se ven tan contentos y redonditos, no lo pienso, lo
que tu quieras, le murmuro, mientras le guiño torpemente un ojo y me sonrío.

12:30 a.m. / discoteque “Blondie” alameda / “boys don’t cry” The Cure

Tomamos micro a la altura del metro católica, estábamos muy ebrios, tal vez demasiado ebrios,
habíamos tomado varias cervezas y casi media botella de pisco, durante la tarde nos paseamos
por varios bares entre barrio Brasil y Lastarria, el atardecer de diciembre era sepia, y en el aire
se podía sentir que llegaba el verano. La Laura me invito a su casa, vive sola, debe ser bacan
vivir sola a los dieciocho, le dije, me quedó mirando raro, prendió un pucho y me cambió el tema
preguntando para donde íbamos a ir, yo nunca he carreteado en el centro, un par de veces tomé
unas cervezas con el Renzo pero nada más, de ahí sólo hierba, hierba después del colegio,
hierba en mi pieza, hierba en la plaza, hierba en el baño, hierba en el cerro Santa Lucia, hierba
en el forestal, hierba y mote con huesillo en el cerro San Cristobal, todo bien, todo muy calmado,
todos estamos bien, todo esta muy bien, nada marcha mal cuando hay hierba se olvidan las
cosas, se evitan las cosas.

Bajamos de la micro, nunca había estado en la Blondie, había mucha gente afuera, muchos de
ellos vendiendo cosas insólitas, cadenitas, aros, pipas para marihuana, papel para marihuana,
moledores de marihuana, recipientes para marihuana, marihuana, queques de marihuana,
pastelitos de marihuana, galletas de marihuana, cervezas en lata, sopaipillas, papas fritas,
dulces, colgantes, poleras, creo que vi que alguien vendía pollo a algo que se asemejaba al pollo.
La Laura estaba muy emocionada, creo que le parecía entrete la idea de mostrarme ese mundo,
ese espacio, su espacio, me contaba que todos los años asiste a la open blondie una fiesta que
se hace en noviembre y en donde van todos disfrazados, a mi me parecía divertidísimo,
divertidísimo hasta que me dijeron el precio de la entrada, miré a Laura, miré a la mujer de la
boletería, miré al guardia ¡¡cinco mil pesos!! dije, creo que lo grité porque todos me quedan
mirando, quienes se encuentran en la fila me miran feo, como diciendo, ya paga y déjanos entrar,
la Laura me sigue mirando con una sonrisa de oreja a oreja, creo que esta volada, volada y
curada. Saco el billete y lo entrego de mala gana, comenzamos a bajar, está muy oscuro, las
escaleras se suceden una tras otra en un largo camino hacia no sé donde, Laura me ve un poco
perdido y me toma la mano, me guía, durante un buen rato pasamos al lado de pistas de baile
alternativas a la principal, cada una tiene distinto tipo de música, con gente que se viste según
el ritmo que se escucha, muchos sólo son cuartos oscuros iluminados por luces tenues en donde
apenas se puede percibir lo que sucede en el interior, otros espacios son abiertos y luminosos,
con música muy bailable, pisos que brillaban y bolas de luces, todos los espacios distintos, toda
gente muy distinta. Antes de la pista principal hay un corredor que es oscuro, aún siento la mano
de Laura, estoy muy sorprendido y también muy contento, Laura no me quita los ojos de encima,
parece contenta de que esté contento, mientras bajo me repite en voz alta, casi gritando ¡¡sabía
que te iba a gustar!! justo antes de entrar a la pista principal me detengo, las luces por un segundo
están apagadas y la música baja, en ese diminuto segundo Laura se acerca a mi oído para
decirme algo mientras aún puedo ir su voz, aquí puedes ser quien tu quieras ser, las luces se
encienden frente a mi, la música explota y veo un mar de personas bailando, algunos con el torso
desnudo, otros, vestidos de forma rarísima, me gusta, me gusta mucho, por fin comienzo a
sentirme cómodo en algún lugar, Laura me toma de la mano y bajamos a bailar de inmediato,
ella se mueve de lado a lado mientras agita los brazos y cierra los ojos, yo hago lo mismo.

La pista principal esta compuesta por cuatro o cinco pantallas gigantes, hay balcones o palcos,
el espacio es muy amplio y al final de la sala hay un escenario donde probablemente hacen
espectáculos o conciertos, en el centro de la pista hay un cubo, es negro y todos bailan alrededor
de él. Laura ya se ha tomado tres piscolas, yo tres ron, me siento contento, bastante contento,
miro las luces y la gente que se encuentra a mi alrededor, muchos bailan solos, muchos bailan
en grupos, muchos no bailan, otros solo cantan, algunos saltan, otros caminan en medio de las
personas, como buscando algo, otros se encuentran recostados en la barra, un chico camina
hacia el centro de la pista, mientras Laura baila yo me detengo a mirarlo, está triste, no esta
vestido como para fiesta, lleva una chaqueta gruesa, entre todos los que están ahí parece un
extranjero, no calza con el cuadro, camina en línea recta, tiene una cerveza en la mano, sigue
caminando, se abre paso entre las personas, da la impresión que los pies le pesan, que no está
ahí para bailar, se para frente al cubo, se da vuelta y se sienta en él, todo el mundo está contento,
todo el mundo está bailando, el chico solo se sienta en el borde del cubo y toma una cerveza, es
un poco gordito, da la imagen de un gato sentado, se arregla los lentes, y su mirada se pierde.
Laura me pide que la acompañe a fumar un cigarrillo, me olvido del chico y salgo de la pista,
afuera aún hace frío, Laura comienza a enrolar un tabaco, a mi se me acabaron los Lucky Strike,
le pido que me enrole uno, me regala el que había hecho primero, nos sentamos en la galería
que esta antes de entrar a la discoteque, nos ponemos a conversar, no recuerdo muy bien de
qué, tal vez me contó algo importante, algo intimo, algo que ha contado a muy pocas personas,
o tal vez a nadie, me gustaría tanto estar sobrio para poder prestar toda la atención necesaria,
mientras me habla muy seriamente, comienzo a recordar cuando la vi por primera vez en clases,
llegó hace un año casi exacto, traía un jumper muy corto y tenía un tatuaje en uno de sus muslos,
cuando se presentó frente al curso tenía los brazos cruzados y miraba al suelo con cara de
cabreada, en algún lado leí lo que significaba esa postura, pero no me acuerdo, en realidad no
me acuerdo mucho de nada, divago, me acuerdo de un día en que la Laura me escuchó tocar
guitarra, se sentaba muy cerca de la ventana, recuerdo que era mayo, hacia mucho frío en el
colegio, ella llevaba una bufanda larguísima que le tapaba el cuello y parte de la cara, no recuerdo
qué canté, sonó el timbre y todo el mundo se fue de la sala, nadie me estaba prestando atención,
solamente quedó ella, miraba por la ventana mientras yo cantaba, cuando terminé se colocó los
audífonos y antes de salir me dijo que cantaba bien, que mi voz era relajante. Terminamos el
cigarro y volvimos a bailar, Laura y yo ya estábamos al borde de la total borrachera, pero no nos
importaba, saqué mi teléfono, veinte llamadas perdidas de mi papá, dos de mi mamá, una del
Renzo, la Laura se da cuenta que estoy un poco preocupado por la prueba del siguiente día, que
estoy preocupado por mis viejos, que estoy preocupado porque no sé que va a pasar, que estoy
preocupado porque me da miedo salir de mi burbuja, ella lo sabe, ella también lo siente, a veces
cuando la miro creo que nuestros fantasmas son los mismos, que nuestros demonios son los
mismos, pero debe ser solo mi impresión. Benjamín, mi psicólogo, me dijo que yo conectaba con
la gente desde el dolor, porque sólo las personas que han padecido dolor son dignas de compartir
el mío, porque creo que soy anormal, pero él dice que no lo soy, que probablemente soy más
normal que mucha gente. Mientras bailamos, la Laura se me acerca, me dice al oído que la
primera vez que alguien va a la Blondie siempre tiene que bailar en el cubo, yo le digo que ni
cagando, que me da plancha, que prefiero bailar ahí, me dice que no me lo está preguntando,
que lo tengo que hacer, le repito que no, le toca el hombro a una chica que esta bailando al lado
de nosotros, la chica se acerca y le pregunta ¿cierto que la primera vez que entras a la Blondie
tienes que bailar en el cubo? le guiñe un ojo, la chica me queda mirando y me dice que si, que
la primera vez que vino a la discoteque también se subió a bailar, ¡viste!, me dice la Laura
mientras se mata de la risa, me dice al oído, si te da mucha plancha yo me subo contigo,
comienza a caminar, yo la sigo, se remanga la falda, le veo todos los calzones mientras se sube,
a ella parece no importarle, comienza a bailar mientras me estira la mano para que suba, yo
tengo mucha vergüenza, miro para todos lados, al lado mío hay un hombre de unos cuarenta
años, gordito, mira a Laura y me mira a mi, te vas a dar color, me dice mientras mueve de forma
chistosa su cuerpo, tienes a la media mina pidiéndote bailar con ella y tu te haces de rogar, lo
quedo mirando y pienso, es verdad, este tipo tiene razón, ¿y quien me va a decir algo? recuerdo
las palabras de la Laura, acá puedes ser quien tu quieras ser, me repito a mi mismo, aquí puedo
ser quien yo quiera ser, de un salto me subo al cubo y comienzo a bailar con ella, ambos estamos
muy contentos, muertos de la risa , tal vez sea el momento más feliz de mi vida, se me olvidan
mis viejos, se me olvida el Renzo, se me olvida la PSU, se me olvida todo, le estiro la mano al
hombre gordito que esta abajo del cubo, se sube a bailar con nosotros, nos ponemos a reír, la
Laura le pregunta el nombre, dice que se llama Claudio, al rato sube un hombre con el torso
desnudo y muy musculoso, lleno de tatuajes, Claudio nos lo presenta, se llama Pablo, es mi
pololo, nos dice, nos saludamos con un abrazo y seguimos bailando, la Laura en un momento
casi se cae, Claudio me pregunta si soy cola, no, soy hetero, le digo, si sigues viniendo acá lo
serás, o por lo menos heterocurioso, replica Pablo, nos reímos, ellos se despiden y se bajan,
nosotros hacemos lo mismo, la música comienza a ser más lenta, con la Laura comenzamos a
sentir el peso de los copetes y del baile, a pesar de todo seguimos muy contentos, comienza a
sonar un lento, hace mucho no escuchaba un lento en una fiesta, nunca había bailado un lento
en una fiesta, cranberries linger, no hace mucho encontraron muerta a la vocalista, le tomo las
manos a la Laura, mi nariz se posa sutilmente en su cuello por debajo de su oído, mueve su
cabello para dejarme respirar, la tomo por la cintura, ella se apoya en mi hombro, siento que
busca algo parecido a un hogar, pongo mi frente junto a la suya, nuestras narices se tocan,
movemos nuestras cabezas mientras nos balanceamos al ritmo de la música, ella abre los ojos
y me mira fijamente mientras se mueve, la gente se está comenzando a ir, nos vamos quedando
cada vez más solos en la pista, mientras nos miramos, ella me abraza y se ríe, estamos muy
curados, me dice mientras se apega a mi cuello, no me suelta, y yo tampoco a ella, se siente
como estar en casa, la música comienza a bajar, un hombre me toca el hombro, nos pide que
salgamos, ya están cerrando.
06:00 a.m / casa / “wicked game” HIM

Tengo la mansa caña, me duele todo, mi boca está seca, estoy súper cansado, me doy media
vuelta, la Laura está a mi lado, esta durmiendo, miro mi bóxer puesto, no pasó nada, no me la
tiré, me hubiese gustado tirármela, hubiese sido bacán tirar juntos, pero está a mi lado durmiendo,
con eso ya me conformo, la quedo mirando un rato, son las seis, puedo darme el lujo de quedarla
mirando durante un rato, respira a sorbetes, en pequeños suspiros, duerme de lado. Me levanto
y me coloco una polera, camino, aún estoy curado, me cuesta enfocar la manilla de la puerta,
entro al baño, me lavo los dientes, tomo un poco de agua y lleno un vaso para darle un poco a
la Laura cuando se despierte, vuelvo a la cama y me acuesto a su lado nuevamente. Se
despierta, pero no se ha dado cuenta que yo también lo estoy, en un susurro dice, esto fue un
error, no entiendo qué quiere decir con eso, o tal vez no lo quiero entender, me hago el huevon
y finjo seguir durmiendo, la Laura ve el vaso de agua que está en el velador, se sienta en la cama
y toma un sorbo, mira la pieza de lado a lado, siente los pasos de mi mamá y se asusta, mi mamá
grita un par de cosas inentendibles, Laura me toma por el hombro y me mueve para que me
despierte, mi mamá toma las llaves y se va de la casa, puedo sentir el portazo, en realidad no sé
si ella no se da a entender, si yo no la quiero entender o si verdaderamente no se puede oír
claramente lo que dijo, el asunto es que la Laura tampoco entendió nada, a veces pasa así,
algunos nacimos con los oídos tapados y no podemos escuchar nada más que a otro que también
tiene los oídos tapados. La Laura me mira, le doy un beso en la cara y me levanto, ella también
lo hace, nos vestimos, tomamos desayuno y salimos corriendo de la casa, ambos estamos muy
atrasados.

8:10 a.m./ liceo Javiera Carrera / “Eras mi persona favorita” Teleradio Donoso

Tomar el metro para variar fue una locura, estaba lleno, no cabía un alfiler, en un momento yo
entré pero a la Laura le quedaba medio cuerpo afuera, cuando la puerta estaba cerrando ella
salió al anden, yo, casi por reflejo hice lo mismo, ¿por qué no te fuiste no más?, me recriminó,
yo solo hundí la cabeza en señal de no saber, por la cresta vamos súper atrasados, repetía a
cada rato, logramos subir al último vagón de un metro casi al filo de la hora, íbamos pegados al
vidrio de la puerta, ella estaba frente a mí, tenía cara de preocupación ¿para qué te preocupas
si igual vas a entrar a estudiar teatro? le pregunto, no me dijo nada, ¿y tu para qué te apuras si
no quieres estudiar nada relacionado con ciencias? nuevamente hundí la cabeza en señal de no
saber, sus ojos redonditos me miraban ligeramente inclinados hacia arriba, me arregló un poco
la camisa y se sonrió. Cuando bajamos corrimos a todo lo que dábamos, la Laura hizo parar un
taxi, lo pagó ella, yo ya no tenía ni un peso, las calles se nos hicieron eternas y parecían desiertas.
Nos bajamos frente al liceo, nos detenemos, ya no hay nadie afuera, están todos dando la
prueba, me quedo congelado, Laura también, saco una cajetilla de lucky strike de la mochila, le
quito el sello y tomo uno, la Laura me saca otro, comenzamos a fumar, el tiempo pasa, fumamos,
la Laura mira el liceo y me mira a mi, ¡na! ¡¿que weá?! dice, bota el pucho al suelo y se comienza
a reír, yo me río con ella, estamos muertos de la risa y el tiempo sigue pasando, aunque en
realidad para mi no pasaba nada, el tiempo es eterno y no se va a acabar nunca, con Laura
somos eternos y no nos vamos a acabar nunca, ahora, en este minuto, somos inmortales.
Comenzamos a correr en dirección contraria al liceo, recorremos todo el centro, muertos de la
risa, como esa película francesa en blanco y negro donde tres amigos corren por un museo a
toda velocidad, en realidad, la situación es como un museo, un museo antiguo que no nos
soporta, la PSU es un museo antiguo que no tiene nada que ver con nosotros, seguimos
corriendo. Nos vamos al fore, la Laura tiene la mitad de un pito, lo abre, y lo mezcla con tabaco,
ya son las nueve y media de la mañana, lo fumamos, estamos enfermos de volados, hace un
poco de calor, la Laura anda con una camisa a cuadrillé roja, se la saca y la amarra a su cintura,
tiene una polera negra debajo con una iglesia en llamas, ¿y eso? le pregunto, la única iglesia
que ilumina es la que arde cariño, me dice con una sonrisa picara ¿eres satánica? le pregunto,
jajaja, ni cagando, no le rindo cuentas a dios y le voy a estar rindiendo cuentas a otro weon. Nos
quedamos ahí botados por un buen rato, conversando de panteísmo y de politeísmo. Le pregunto
que cómo se imagina cuando sea actriz, ella me responde preguntándome que como la veo yo
como actriz, le respondo que me la imagino en una película, una película así como las de Fuguet,
una historia pequeña, muy personal, en la que un chico llega del sur, sólo, conoce nada más que
a un par de amigos, amigos que por lo demás lo reciben en su casa de manera muy generosa,
el chico la conoce a ella por casualidad, casi por azar, él está muy esperanzado en lograr ser
escritor o escribir guiones para películas, ella es una psicóloga o tal vez una estudiante de
psicología, los dos enganchan no a la primera, tampoco a la segunda, tal vez durante la tercera
vez que se ven, pelean en broma, ella cree que Neruda es un mal poeta por machista y misógino,
él cree que Neruda a pesar de tener poemas nefastos sigue siendo uno de los grandes, ella lo
invita a la blondie, él se sube al cubo en idénticas circunstancia en las que me subí yo, a veces
pinchan, pero no pasa nada más, ella lo quiere, no quiere dejar de verlo, ella lo acompaña a su
primera entrevista de trabajo, él quiere quedarse en Santiago, ella lo acompaña para que no se
pierda en el camino, aunque sospecha que todos los caminos están plagados de grietas, él puede
ver un poco de preocupación y cariño en los ojos de ella, ella quiere que le vaya muy bien, que
alcance todos sus sueños, que se quede en Santiago y que salgan siempre a conversar, reír,
tomar cerveza y pasear por el centro, ella lo deja en la puerta del edificio donde tiene que dar la
entrevista, ella lo espera en un mall, cuando él vuelve trata de ponerse serio para engañarla, no
puede, a mitad de camino le da risa, el chico es transparente, no sabe mentir, ella se pone muy
contenta y le da un abrazo gigante y un beso muy tierno, ambos están muy contentos y comen
pizza con cerveza, se ponen de acuerdo para ir al sur.1 Me detengo ahí, la Laura me queda
mirando y me pregunta cómo termina la historia, yo le respondo que mal, como todas las buenas
historias, me sonríe.

1
El relato que crea el personaje entorno a una posible película de Laura es verídico, y es extraído desde la estadía
del autor a fines de enero del 2018 en la ciudad de Santiago de Chile.
Cuando cayó al suelo se rompió en mil pedazos.
PSU

Por Juan Ortega


“Solamen miseris habuisse socios malorum”
(Es un consuelo para los miserables haber tenido
compañero de infortunio)
Spinoza

“Todo hombre que habla se sirve, al menos


en secreto, de la absoluta libertad de estar
loco; y, a la inversa, todo hombre que está
loco y que parece, por eso mismo, haber
llegado a ser completamente ajeno a la
lengua de los hombres, pues bien, creo que
ese hombre también está preso en el universo
cerrado del lenguaje” Michel Foucault “La
gran extranjera: para pensar en literatura"
Intro/ casa / “Ahora imagino cosas” El mató a un policía motorizado.

Me desperté con el olor a pan quemado de mi papá, siempre hace lo mismo, pone el pan en la
tostadora y se mete al baño, después se le olvida y termino yo apagando el incendio en la cocina,
creo que lo hace a propósito, sabe que me voy a levantar a apagar la estufa y que después ya
no me voy a acostar, es más chanta. Estoy sentado en la cocina mirando una marraqueta
humeante hace como diez minutos, mi papá me habla y me habla, no sé en muy bien de qué,
creo que de su trabajo, yo repito cada vez que termina una frase un ajá o un ah. Me sirve el pan
quemado con un poco de mantequilla y un tazón grande con café, ambos prendemos un cigarrillo
mientras comemos en pijama, me dice que voy atrasado a la prueba, yo no le contesto nada, me
pregunta si me he preparado, yo le contesto que sí, me pregunta si aún quiero estudiar música,
yo le contesto que siempre, me pregunta si he estado bien, no le contesto nada, me dice que
tengo que ir a la casa de mi mamá este fin de semana, no le contesto nada.
Cierro la puerta de mi pieza, el bolso está listo, tengo un par de poleras y pantalones ahí, me da
paja ir donde mi mamá, me da paja el pololo de mi mamá, me da paja tener que fingir que todos
me caen bien. Llamo al Renzo, le pregunto si va a querer que nos volemos antes de entrar a dar
la prueba, el Renzo me responde que ya está volado, nos cagamos de la risa. Coloco un poco
de música, me canso de la música y coloco la radio, me canso de la radio y dejo una lista al azar
de spotify, suena un grupo argentino, me gustan, me gustan mucho, dejo la música ahí y me tiro
en la cama, no quiero dar la prueba, si quiero estudiar música, pero no quiero dar la prueba,
estoy cansado de que me hueveen con la puta prueba. Mi mamá estaba cargante con que estudie
arquitectura, no sé de donde sacó que a mi me gusta la arquitectura, ¡na! lo hace para quedar
bien con su pololo que es un arquitecto de una universidad que no existe entre las universidades,
un chanta. El Danilo me manda un mensaje, me dice que el finde tocamos en un local de bella,
se lo conté al Renzo, quiere llevar a la polola, es una lata ese weon cuando lleva a su mina, se
pone súper maraco, no quiere tomar, no quiere fumar hierva y se queda todo el rato pegado,
pendiente de lo que hace o deja de hacer la loca, por lo demás su mina es mas rara que la cresta,
habla hasta por los codos y todo el rato habla de ella, hace unos días tuvimos una tremenda
pelea, decía que Neruda era un mal poeta, y yo le pregunté si había leído alguna vez a Neruda,
me dijo que no, entonces ¡¿como cresta sabes que es mal poeta?! le pregunté, porque es un
misógino, violador y machista, respondió, de seguro esta loca se leyó algún meme en Facebook
y ya se cree experta en el tema, la loca penca, si, Neruda tiene poemas malos, y bien malos,
pero los buenos son tan buenos que lo salvan, ahora como persona pudo ser un hijo de puta,
pero aquí hablamos de la obras, esta mina cree que se las sabe todas, mas encima anda
trayendo de perkin al Renzo y eso me da rabia. Le dije al Renzo que haga lo que quiera, que si
quería llevar a la mina que la llevara, pero igual le dije que me caía mal.
Mi papá me toca la puerta y me dice que me va a pasar a dejar, le digo que no huevee, me deja
en la mesa plata para el pasaje y para el almuerzo, después se va, le doy una piteada a mi pipa,
salgo contento y feliz a dar la puta prueba.

7:30 / Linea 205 / “Black hole sun” Soundgarden

Voy colgando del pasamanos, fuera de la micro todo parece tan lento, dentro de ella todo está
congelado, estoy súper volao, me repito a cada rato y me refriego los ojos aunque sé que no van
rojos. Miro los asientos, atrás va el Danilo medio durmiendo, él no va a dar la PSU, dijo que se
quería tomar el próximo año para estudiar y ver mejor qué es lo que quiere, probablemente le va
a ayudar a su papá en el trabajo. Lo quedo mirando, estoy al lado de él y no se ha dado cuenta,
mojo mi dedo con saliva y lo meto en su oído, se despierta de un salto, estoy tan volado que no
me puedo ni reír, me tira unas chuchadas y despabila, me pregunta que como estoy para la
noche, bien po, le respondo, me dice que la tocata es importante, que va gente que nos puede
ayudar, que hay varias bandas que ya son conocidas, a mi en realidad me da igual, a mi me
gusta cantar, pero el Danilo esta medio obsesionado con ser famoso, yo en realidad quiero cantar
no más y que me dejen tomar gratis, con eso me conformo, me pregunta si estoy muy nervioso
por la prueba, yo le digo que en realidad estoy muy volado y que no pienso en nada, tal vez sea
la mejor forma de dar la prueba, me dice mientras me ofrece unos doritos que tenía en la mochila,
me da bebida igual, me tomo la mitad y se la paso, me compongo un poco y comienzo a ver la
cara de los demás chicos que van en la micro, todos con cara de urgidos, me comienza a dar
algo en la guata, como una punzada, un dolor raro, creo que son nervios, ni se te ocurra
enfermarte, me dice el Danilo mientras mastica y mastica, yo le digo que no es nada,
seguramente fue porque no tomé desayuno en la mañana, miro por la ventana y me doy cuenta
que estoy cerca, la micro para y todos comienzan a bajar, me despido del Danilo y quedamos en
vernos en la tarde para instalar los equipos en el local.

Caminé un par de cuadras y me compré un agua mineral, en el colegio está el Renzo con su
mina, la Laura, están en la entrada meta beso, el Renzo me ve y me hace señas para que vaya
donde ellos, me estaba haciendo el huevón, pero igual voy, nos saludamos, el Renzo me
pregunta por lo de la noche, en La Juguera le respondo, y donde queda eso, pregunta la Laura,
en bella, por donde está El Oxido, le respondo, me dice que no sabe donde queda, si lo colocas
en google maps llegas al toque y si vas en uber llegas más al toque aún, le digo en tono de
broma, se pone seria y me queda mirando ¿en verdad te caigo mal? me pregunta mientras
prende un pucho, el weon del Renzo le contó, si, me caes mal, le respondo, te encuentro súper
pesada ¿y por qué? me vuelve a preguntar mientras suelta al Renzo y se para frente a mi, porque
eres pretenciosa y soberbia, ¿no será que te caigo mal porque tengo opinión y porque no me
dejo pasar a llevar? yo le digo que no, que simplemente es petulante y pretenciosa, se pone a
reír, el Renzo se queda callado, yo apago mi pucho y me encamino a dar la prueba, esta loca
pesada ya me cagó el día.

10:00 / Liceo Javiera Carrera / The Hives “come on”

Me tomó tiempo aprender a tocar guitarra, al principio el Danilo no quería, decía que tocaba mal,
yo creo que en realidad quería tocar él sólo, ahí se nota que es de cartón, porque si buscara que
la banda sonara bien no le hubiese puesto color para que toque, yo creo que quiere ser famoso
para pescarse muchas minas, pero para pescarte muchas minas no tienes que ser famoso, me
decía mi papá, mientras masticaba un pedazo de carne quemado, a mi papá se le quema hasta
el agua, si lanzo un tenedor desde el otro lado de la pieza probablemente se clave en una olla
de cazuela tiesa con un gran sonido al final tipo ¡toinnggggggg! A mi en realidad lo de las minas
por el momento me da igual, a veces salgo con una u otra, pero nada serio, lo único que quiero
es cantar, cantar y carretear con mis amigos, subir volado a un escenario mientras grito y grito al
micrófono sin mirar a nadie. Me encuentro con el Renzo, está sólo de soledad, medio amurrado
en una banca mientras fuma un pucho ¿y tu sombra? le pregunto, cállate hueon, me dice
enojado, chaaa la volaita, ¿que te pasó men? na po, que por tu culpa la Laura se enojó conmigo,
¿y yo por qué? le vuelvo a preguntar, porque dice que eres un pelota y que yo doy más por ti que
por ella, ¡obvio po compare! si somos perros, le respondo mientras apoyo mi codo en su hombro,
corre el cuerpo y mira al suelo, en realidad tampoco sé si tan perros ¡puta la huea Renzo! ¿te
das cuenta que esa mina te esta metiendo mierda en la cabeza para tenerte de la jeta? nos
quedamos callados un rato, el Renzo prende otro pucho y yo me siento en la banca, ¿vas a ir
hoy en la noche? le pregunto, no creo, estoy chato, lo único que quiero es bañarme y acostarme,
le pido un poco de cigarro, me lo pasa y se sienta, yo le doy dos aspiradas y miro cómo un perro
siberiano lleva a su dueña a la rastra ¿como te fue en la prueba? me pregunta el Renzo, mal po,
¿que esperabas? estaba enfermo de volao.
12:00 / Metro Universidad de Chile / “New York city boy” Pet Shop Boys

Esta huevada siempre se me chorrea wn, me dice el Renzo mientras se come un completo.
Salimos de metro U. de Chile y nos metimos por Nueva York, de ahí a una fuente de sodas que
está a la pasada y que parece antigua, déjate de rabiar loco y come callao, le digo mientras
mastico, en la tele están dando las noticias, me tienen chato con la wea de pe-ese-u, todo el día
le dan como platillo en la tele, le pido al mesero que cambie el canal, pero me dice que es lo que
hay no más, me quedo callado y mastico ya medio chato, el Renzo entre tanto no para de
hablarme de la Laura mientras se mancha toda la polera con mostaza, le digo que vayan a la
tocata y ahí se pongan en la buena, el Renzo se pone a reír, ni si quiera le gusta tu wea de
banda, yo creo que si no voy yo nica se aparece ella en el local ¿y cacha mis canciones? le
pregunto, si po, me dice, hace unos días en el colegio le mostré una que subiste a youtube, pero
no le gustó, dice que tu música es muy fleta, entonces mejor que no vayan ni uno de los dos
hueones a hueviar, me termino el completo, me tomo la bebida al seco y me voy.

02:10 p.m./ liceo Javiera Carrera sala 23 pabellón D / “Por qué te vas” Jeanette

No sé por que no puedo dejar de pensar en Luciano Bello, estoy frente a la prueba y no puedo
dejar de pensar en su chevere, chevere, chevere, cuando era chico me daban miedo sus dientes
sobresalientes y su pelo hiperengominado, estoy frente a la prueba y no puedo dejar de pensar
en Luciano Bello, tal vez no debí darle esa última piteada a la macoña, pero igual entrete, miro
los números y me baja un aire de concentración, como una especie de obsesión, comienzo a
escribir, a resolver problemas a la velocidad de la luz, soy una mente brillante, soy Einstein, soy
Hopkings, soy Turing, soy el águila mexicana peleando con la serpiente, soy quién descubrirá la
quinta esencia, quién dará el salto al infinito, quien navegará en los prados más oscuros del
universo, quien le pateara la cabeza al ratón mickey, ese soy yo, sigo resolviendo problemas,
siento que todos me miran, que todos están sorprendidos con mi velocidad, con mi genio, con mi
capacidad, con mi mirada que todo lo puede. Termino la prueba, estoy sudando a mares, quiero
salir pero no puedo, me da paja, me da miedo, quedo mirando la punta del lápiz, me congelaría
y no haría nada, me quedaría ahí por siempre contemplando el lápiz, viendo como todos se
mueven, envejecen, y yo me quedo estático y joven mirando el lápiz.

Hoy en mi ventana brilla el sol,


un corazón,
se pone triste contemplando la ciudad
por qué te vas…

todas las promesas de mi amor se irán contigo, me olvidarás, me olvidarás

Miro a la azotea del colegio, suena una radio, una chica esta tomando el sol sobre uno de los
techos del liceo, está tan relajada, ha tirado algo en el suelo y esta recostada ahí mientras fuma
un cigarrillo o un tabaco, no sé, mueve la cabeza mientras canta: como cada noche desperté
pensando en ti, y en mi reloj las horas no terminan más por qué te vas. Me quedo pegado, muy
feliz, estas cosas me ponen muy feliz, la chica tiene el pelo rojo ¡mierda! el pelo rojo, es la Laura,
despabilo, justo cuando me doy cuenta que es ella, la Laura mira hacia la sala, me queda mirando
un buen rato como comprobando que soy yo, se levanta las gafas, se ríe, levanta la mano y me
hace señas como saludándome, está contenta, tiene una sonrisa amigable y sincera, me siento
bien, se siente bien, levanto la mano y la saludo desde la sala, la Laura dice algo con los labios,
lo hace de forma exagerada, como queriendo que los lea, te…. te… te… teee …te-o-dio-con-
che-tu-ma-dre, me quedo serio, me levanto del asiento y me voy, la hueona se queda sola en el
techo del colegio cantando su huevada de canción, por qué te vas, por qué te vas, por qué te
vas, por qué te vas.

8:45 P.M./ Bar La Juguera, Barrio Bellavista/“Brainstorm” Beck: mongolian shop squad

El Danilo está re enojado porque llegué tarde, a mi viejo se le ocurrió mandarme a la ferretería a
las siete y media justo cuando iba saliendo, pero el Danilo nunca entiende, a mi me pasan este
tipo de cosas todo el tiempo o me mandan a comprar, o me mandan al súper, o me mandan a
limpiar el water, o me mandan donde la abuela de la esquina porque no puede levantarse, o me
mandan a buscar al cabro chico del vecino, o simplemente les da la huevada y no me dejan salir,
así no más, porque les dio la gana, trabajo más en mi casa que fuera de ella.

El Danilo me dijo que desenrede los cables de los instrumentos y de los micrófonos, lo hace a
propósito porque sabe que no me gusta, pero como llegué tarde me quiere castigar, es muy
aweonao este loco, pero es buen guitarrista, es ordenado, respeta los tiempos y saca las
canciones el callo, me pasa la lista de temas para la noche.
1) viaje inesperado
2) ojos de miel
3) lluvia de cenizas
4) eres la luna
5) bichos
6) todo lo que yo llamaba amor
7) cover: “por qué te vas” ataque 77
8) c feliz

Me cargó el cover, le digo a Danilo, se pone a reír y me dice que al resto de la banda le gusta así
que tengo que cantarla no más ¿que tengo que cantarla no más? ¿que se cree este hueon? si
hay algo que me revienta las pelotas es que me manden o que me digan que es lo que tengo
que hacer. Justo cuando estoy a punto de mandarlo a la mierda aparece Jona, el bajista, me
lleva una cerveza y nos ponemos a conversar, ustedes dos parecen lesos, dice, mientras le da
un sorbete a la botella, toquen callados y tomen mierdas, nos queda mirando con rabia, nos
quedamos todos callados, después saca una sonrisa gigantesca y se pone a reír a carcajadas
¿este loco ya se curó? le pregunto al David, parece que si, me responde, qué envidia, nos
ponemos a tomar cerverza y a arreglar los equipos. Nos toca probar sonido, un par de personas
ya están entrando, tenemos que hacerlo antes de que llegue más gente. Danilo nos dice que nos
callemos, se apaga la música, nos quedamos todos en silencio y esperamos a que la gente que
esta dentro del bar también se callen, el bajo comienza a marcar una nota continua, dum - dum
- dum - dum … me recuerda un poco al sonido del bajo de flash, pero mas crudo, de fondo sólo
suenan los platillos de la batería, mucho menos intenso que una campana y mucho más intenso
que el sonido de un chasquido, el riff de la guitarra comienza lentamente y todos comienzan a
acelerar y crecer, una gran avalancha que se viene sobre todos, la amenaza de algo que en
algún momento explotará, doy un grito frente al micrófono tan extenso que solo queda mi voz
carraspeaste flotando en medio de las mesas. Al terminar la prueba de sonido nos sentamos a
esperar a que nos digan que nos toca, por mientras escuchamos la prueba de sonido de las otras
bandas todos con nombres muy bacanes, los L-funk-tes, los hijos del condón roto, Los zapallos
eléctricos, Los Bueno Jazz, freak and delle, beats for sale, La Mano Fayuka, Los bigotes, Pájaro
Raro, Ayahuasca Tropical, Niño símbolo, Estúpidos y Sensuales, Fanfara electrónica, La citrola
descapotable, y nosotros que creo teníamos el nombre mas fome “CAD” pero nos gustaba, en
realidad más que gustarnos, nos daba paja buscar otro nombre, mejor lo dejamos así. Para
cuando terminaron de probar sonido todas las bandas, nosotros ya estábamos bastante ebrios,
por no decir muy ebrios, el Jona agitaba los brazos de lado a lado independiente del ritmo que
escuchara, yo estaba en silencio, pensado, en realidad divagando, salí al patio, necesitaba un
cigarro, de la nada comenzaron a caer unas gotas de agua, una chica me toca el hombro y me
pide un cigarrillo, se lo doy, ¿tu eres del sur cierto? me pregunta, si, le digo, la gente del sur
somos gente de agua, el agua siempre nos llama, es como si nos llamaran a la casa, como
cuando tu mamá te dice al atardecer que tienes que dejar de jugar y entrar a tomar once, sientes
que la casa te llama, sabes que entrarás sucio, pero te está esperando un té caliente, un pan,
una mesa servida, la lluvia nos llama a tomar once ¿no se supone que a ti no te gustaba mi
banda? la Laura me queda mirando fijo ¿y quien dijo que te venía a ver a ti?

01:28 A.M./ Bar La Juguera, Barrio Bellavista/ “mi caramelo” La Bersuit

El show fue un asco, me siento en una esquina solo, los chicos me echan la culpa a mi, y tienen
razón, subí muy ebrio, groseramente ebrio, todos me miran como curao meao, yo no los pesco,
hago como que no me importa, pero en realidad si me importa, a veces trato de hacerme el duro,
hacer como que no estoy ni ahí con lo que me digan los demás, pero si me importa y mucho,
hace un tiempo el profe de filosofía me dijo que era bueno y que también era inteligente, pero es
como si escribieras algo en con la mano y lo borraras con el codo, haces algo bien y después lo
deshaces con tu flojera y tu irresponsabilidad, eso me llegó, igual le dije al profe que no estaba
ni ahí con su clase, pero le mentí, es la que más me gusta, incluso más que música, lenguaje o
historia, el profe suspiró como resignado y me dejó solo. Mientras más tomo más ganas me dan
de mandar a todos a la mierda, me quiero ir a mi casa y llorar un poco, se acerca la Laura, se
sienta al lado mío, ¿viniste para reírte de mi? le pregunto, no, yo no hago esas cosas, en la
mañana me mandaste a la cresta, seguramente disfrutaste lo que pasó, no, yo no disfruto estas
cosas, me responde, entonces por qué no te vas a otro lado y me dejas solo, le digo entre dientes,
mientras abre una lata de cerveza me responde que según Lacan la ausencia marca el deseo,
yo no creo ni en Lacan ni en Freud, esa es ciencia ficción, si te vas yo no te voy ni a desear ni a
extrañar, le digo mientras prendo un pucho, si ti vis yi ni ti voy ni a extriñir ni a disiar, me imita
con voz chillona, a mi me da un poco de risa, después me da mucha risa y me atoro con el
cigarro, la Laura me da un sorbo de su cerveza y me dice que soy niñita pa mis cosas, yo sigo
tosiendo y me toco el pecho, la tomo del hombro y le digo que me duele, ella se pone a reír y me
dice, este es justo el momento en que tu corazón heteronormado se rompe en mil pedazos, a mi
me da más risa y a ella también, me sigo tomando el pecho pero nos seguimos riendo, se me
pasa un poco el dolor y la risa, le digo que pude haber muerto, caer en el suelo y probablemente
ella se iba seguir riendo de mi, ¡hay que eres alaraco! me responde mientras no para de reír, la
veo y me vuelve a dar risa, creo que estamos en un circulo vicioso en el cual nos estamos riendo
de nuestras risas, cuando ella se calma un poco, a mi me da risa y cuando yo me calmo a ella le
viene la risa, ya han pasado como cinco minutos, nos duele la guata, yo me siento mucho mejor,
más relajado, con mucha menos pena, aunque igual me quiero ir para mi casa, la Laura me
pregunta si la puedo acompañar a tomar un taxi, me leíste la mente, le respondo, tomamos
nuestras cosas, hacemos como que vamos a fumar un pucho y nos damos a la fuga.

Cuando caminamos en medio de bella se nos acerca un hombre, nos estira la mano y nos ofrece
dos piedras blancas, las tomamos, una cada uno, ¿quiere que le saque una foto con su polola
joven? yo no le respondo nada, Laura tampoco, hace como que saca una cámara del bolsillo de
su chaqueta y se pone en postura de fotógrafo, con la boca hace un chasquido ¡shik! ¡shik! como
si hubiese sacado una foto real, con la Laura hacemos pose como si nos estuviesen tomando
una foto real, el hombre nos pide una moneda, la Laura saca cien pesos de su bolsillo y se los
da, el hombre se aleja y nos deja solos, cada uno se queda con una piedra y la guarda en su
bolsillo, nos ponemos a reír y seguimos caminando hacia plaza Italia. Te mentí, me dice de la
nada, en realidad si vine a ver a tu banda, y no creo que tu música sea fleta, la encuentro triste
eso si, le respondo que no sé si será mejor que sea triste o fleta, ella me dice que le gusta por lo
mismo, porque es música sad, no puedo componer de otra forma, le digo, eso es bueno, por lo
menos sabes lo que eres, me responde, yo lo quedo pensando, creo que tiene razón, a nuestra
edad saber lo que uno es y lo que uno no es parece ser una virtud, ¿mañana qué haces después
de la prueba? me pregunta, nada, le respondo, creo que después de tanta cosa me van a dar
ganas de tomar y como por tu culpa nos peleamos con el Renzo ¡tú me vas a tener que
acompañar! me detengo y le digo que el Renzo se va a enojar, ¡na! el Renzo se enoja por
cualquier huevada, se pone un poco triste, ¡ya salgamos de ahí! le respondo para cambiar el
tema, ¡mañana! ¡barrio Brasil! ¡carrete post-pe-ese-u! le digo, ella se pone muy contenta, ¡ya! me
dice dando un pequeño brinco de felicidad, justo pasa un taxi, lo hace parar, pregunta si la puede
llevar a Maipú, vuelve hacia mi, me da un beso en la mejilla, un abrazo apretado y se va.
06:30 a.m / casa / “Missionary man” Ghost

Me levanto con un poco de caña, no mucha, pero un poco si, mi papá ya se levantó, creo que
está en la ducha, yo intento hacerme el ánimo de ponerme en pie, no sé ni para qué voy, ayer di
la prueba todo volado y de seguro saqué puntaje en contra, ¡na! no me importa.
Me coloco el pijama y salgo de mi pieza, prendo un cigarro y comienzo a tomar mi café, mi papá
me pregunta que como me fue, le digo que mal, ¿y que vas a hacer? me pregunta, yo me quedo
callado, él también, prende un cigarrillo y guarda silencio por unos minutos, bueno ya se verá,
dice, mientras bota una nube de humo, yo sólo encojo los hombros en señal de no saber nada,
igual voy a ir a dar las pruebas que quedan le respondo, él se para y comienza a lavar tasas, me
parece bien, responde mientras deja correr el agua caliente y comienza a restregar con un
delantal de señora y el cigarrillo en los labios, ¿no te molesta? le pregunto, un poco, pero más
que molestarme me da envidia, me dice, no entiendo bien que quiere decir con “envidia”, se lo
pregunto, me responde que el nunca tuvo la oportunidad de hacer lo que él quería, me dijo que
nació en dictadura y que no conoció otra cosa más que pobreza, desde que tuvo uso de razón
solo podía trabajar, en cambio mi generación tiene todas las posibilidades a mano y pueden
hacer de ellos lo que quieran, pero finalmente se pierden en la falta de motivación, aunque
también son una generación muy solitaria, muy falta de afecto, muy falta de figuras paternas, por
eso no me enojo, tal vez, la culpa la tenga yo, yo y tu mamá, no entiendo mucho o creo que tal
vez no lo quiero entender, porque sus palabras esconden una verdad dolorosa, que yo no he
visto y que no quiero ver en este momento, probablemente en el futuro recordaré lo que me dijo
esta mañana y le encuentre sentido, pero ya será tarde, como la mayor parte de las cosas,
funcionan al revés, o como decía Fito Páez “la sabiduría llega cuando no nos sirve para nada…
no se puede evitar”

07:30 A.M. / Linea 1 del metro/ “Sobakazu” samuray x intro

El metro va lleno, voy colgando, voy pensando en mi viejo y en mi vieja, igual puede ser que esté
haciendo las cosas al revés, mientras pienso en eso miro al chico del lado, va moviendo un pie
al ritmo de la música, es un poco molesto porque vamos tan apretados que cada ves que lo
levanta, su pierna rosa con la mía, pero va contento y no pretendo quitarle eso. Durante un
instante se detiene, lo miro a la cara y veo que sus ojos se están poniendo blancos, la cabeza y
el cuerpo le comienzan a tiritar, se desvanece, cae, sigue tiritando, solo que ahora es todo el
cuerpo, yo me asusto un montón. Cuando era pequeño vi morir a un hombre, íbamos en un bus
con mi papá desde Osorno a Frutillar, estábamos de visita en la casa de unos parientes, un
hombre de edad comienza a quejarse, no puede gritar, todo el mundo cree que es un ataque
epiléptico, lo tienden, desabotonan su camisa y su pantalón, después de un rato el hombre dejó
de quejarse y se queda quieto, se duerme, yo estaba en el asiento del lado, lo vi todo, cuando
llegaron los paramédicos dijeron que no era un ataque epiléptico sino un ataque al corazón, yo
quedé muy chequeado y creo que mi papá también, nos bajamos del bus y nos devolvimos a la
casa, yo me quedé toda aquella tarde en la copa del árbol de cerezo que sospecho aún tienen
mis tíos en el sur, mirando como el sol se desvanecía y pensando en la muerte, tenía sólo diez
años. Recordé aquello mientras miraba al joven tirado en el suelo del metro, le pedí a la gente
que haga espacio, todos miraban pero nadie hacía nada, para mi el tiempo fue muy largo aunque
ni siquiera duró lo que demora el viaje de una estación a otra, después de un rato el joven se
reincorporó, lo ayudé a levantarse, le dije que tenía que salir y tomar un poco de aire y agua, él
me dijo que no, que iba atrasado y que no podía llegar de nuevo tarde a la pega, yo me quedé
helado, no supe qué decirle.

Al bajar del metro recibí un whatsapp de la Laura:

Laurasad:
y cmo estamos para las chelits?
yo:
bn, voy re atrasado si
Laurasad:
Apura, yo ya estoy en la sala
yo:
en una de esas no entro
Laurasad:
la dura?
yo:
qué saco?
Laurasad:
dale, termina lo que comenzaste
yo:
eeeeella la niña buena
Laurasad:
Amén hermano
yo:
ya llegué a la sala ¿un pucho a la salida?
Laurasad:
Dale, suerte ¡un abrazo!

10:00 A.M. / Liceo Javiera Carrera / “Bajan” Luis Alberto Espinetta

Busco al Renzo entre la gente, tengo la esperanza de que la Laura y él se pongan en la buena
para que podamos ir los tres a tomar después de la prueba, no lo veo por ningún lado, lo llamo
por teléfono, pero no contesta, le mando mensajes, pero no le llegan, tal vez se quedó sin batería,
es raro. Llega la Laura, le pregunto por el Renzo, me dice que en la noche también intentó
contactarlo pero no pudo, su celular estaba apagado, dijo que la había eliminado del Facebook
igual, igual raro, tal vez estaba triste porque se peleo contigo ayer, le dije, eso es cosa de él, ojalá
se le pase luego no más, pero yo no le voy a estar rogando, me dijo un poco inquieta, yo me
quedé callado, aunque sabía que ella también en el fondo estaba preocupada, después de un
rato y un par de puchos decidí llamar a los tíos (los papás del Renzo), cuando hablé con ellos
me dijeron que en la noche el Renzo había hecho sus maletas y se había ido con un amigo al
sur, que probablemente no iba a volver por un buen rato, cuando les pregunté por qué había
hecho eso, me dijeron que ellos tampoco lo sabían muy bien, pero que lo mas probable es que
fuese porque terminó “con esa cabra”(la Laura), me quedé helado, la Laura me miraba mientras
sacaba un cigarro tras otro, yo me corrí un poco para que no pudiese escuchar la conversación.
Cuando colgué le dije a Laura que el Renzo se había ido al sur, se puso súper triste, se sentó en
una banca, me preguntó si me dijeron por qué, le dije que le habían ofrecido una muy buena
pega en una pesquera, que iba a ir a Chiloé para aprender a manejar robots que limpian el fondo
marino y que probablemente no le había dicho nada porque aún estaba enojado con ella, repetía
que el Renzo se había ido por su culpa, yo le dije que no, que probablemente con pelea o sin
pelea el Renzo se hubiese ido igual, ya se le va a pasar le decía, mientras le tomaba el hombro,
ella lloró por un rato, debo admitir que me dio un poco de lata mentir, pero en ese caso era lo
mejor, yo si creo que el Renzo se fue por su culpa, y tal vez ella también lo sabe, pero la mentira
del robot por lo menos le va a dar un poco de respiro, no todas las mentiras son malas.
02:10 p.m./ liceo Javiera Carrera sala 23 pabellón D / “Pseudologia fantastica” Foster The
People

El tiempo pasa muy lento cuando haces las cosas por compromiso, pareciese que los minutos
se estiraran a lo largo del espacio , como si el reloj estuviese muerto, en cambio cuando estoy
contento, cuando estoy cantando, cuando estoy con Laura, cuando estoy con el Renzo,
pareciese que el tiempo se detuviese, pero al mismo tiempo lo que sucede siguiese pasando,
pero a una velocidad aún mayor, es como andar en una micro, cuando miro hacia fuera el
movimiento, el avance, me da la sensación de velocidad, de que las cosas pasan rápido, en
cambio, si me concentro en el interior de la micro todo parece muy calmado, la gente no se
mueve, incluso muchos están durmiendo, si cierro las ventanas y solo veo el interior ni siquiera
sospecharía que estamos avanzando o que vamos a algún lado. Así mismo es ahora, fuera de
la sala de clase parece estar todo en un movimiento vertiginoso, pero yo estoy acá, frente a esta
prueba, detenido en el tiempo, no sé muy bien si contestar o no.

Falta poco tiempo para que la prueba termine, la Laura me debe estar esperando afuera, no sé
muy bien qué hacer ni qué decir, creo que me gusta un poco, aunque igual no estaría bien que
me la joteara, igual el Renzo está en el sur, nada que hacer, bueno, si se da, se da, no voy a
forzar nada. Se acabó el tiempo, entrego la prueba casi sin contestar, para el otro año será, me
repito mientras recuerdo la cara de mi viejo al desayuno, la Laura, el Renzo y yo estamos muy
solos. Salgo de la sala y me quedo mirando el celular, la Laura aún no me agrega al instagram,
tengo una solicitud suya en el face, puedo mirar una de sus historias, me da un poco de miedo,
no me gustan los bomerang, a veces pienso que los gift, son una parte de alguien que se quedó
eternamente pegado, destinado a repetir la misma acción una y otra vez en un espacio sin
tiempo, los boomerang son igual, pienso en mi abuela que decía que las fotos atrapaban el alma
de las personas, pienso que cuando me muera terminaré atrapado en un boomerang de
instagram para siempre, en un espacio digital sin tiempo, atrapado entre fotos, momentos, vidas
que ya pasaron, confinado a repetir la misma existencia una y otra vez.
La Laura me esta esperando, me da un abrazo apretado, yo dudo, me quedo con los brazos a
los lados mientras ella se cuelga de mi cuello, saco un cigarrillo y le convido uno, caminamos
lento por providencia, ella me comienza a decir que antes había estudiado en otro liceo, un liceo
en el que tenia amigas, pero que en realidad no eran tan amigas, está sentida, lo noto,
probablemente las quería y le fallaron, o las quería y les falló, o tal vez ambas. Tomamos metro
y nos bajamos en república.

06:10 p.m./ Barrio Lastarria / “tren al sur” Los prisioneros.

Durante la tarde no podía dejar de pensar en el Renzo, lo imaginaba en una lancha de cara al
viento mientras se perdía en los mares verdosos del sur, con un traje de goma, con botas de goma,
mientras yo estaba con su polola paseándome por Lastarrea, todo me parece tan pretencioso aquí,
es como una imagen sacada de un catalogo turístico, de esos que te dan cuando llegas al
aeropuerto. La Laura me pregunta que qué me pasa, yo le cuento que últimamente todo me parece
muy superficial, ella solo me mira, me dice que es una lata pero es necesario, que la gente me
juzgará por como me ve, y que tengo que entrar en ese juego, a mi en realidad me entran una
ganas gigantes de mandarla a la cresta, la comienzo a ver de otra forma, ya no se ve tan luminosa
como la noche anterior. Le pido que nos vayamos de ahí, comenzamos a caminar por el bandejón
central de Alameda, a la altura de la torre entel nos detiene un chico en patineta, nos ofrece un
gramo de hierva por cinco lucas, nos detenemos a conversar con él, la huelo, después se lo paso
a la Laura para que haga lo mismo, nos quedamos mirando y comenzamos a juntar los billetes
para comprarlo, tenemos cuatro quinientos no más amigo, le digo, él mira los billetes arrugados y
nos dice que no importa, que con eso se conforma, después toma su patineta y se va. Con la Laura
quedamos bastante contentos con la compra, nos fumamos unos caños, esta bastante buenos,
es entretenido conversar contigo, me voy en volada, me dice, yo solo la miro, y reafirmo con la
cabeza, en realidad no creo que me vaya en volada, las cosas que conversamos son cosas que
siempre pienso, no es una volada, no es una anécdota, igual el comentario de la Laura no me
ofende, pero tampoco me parece muy inteligente, le he hablado sobre mis miedos, sobre mis
fantasmas, no creo que sea una volada, en fin, cuando estas cosas pasan, pienso en que estamos
más solos de lo que pensamos, en realidad, pienso que estamos irremediablemente solos y no
nos queda más que caminar rumbo al sur, navegar por los mares verdosos recorriendo
archipiélagos que aparecen y desaparecen en medio de un paisaje que a veces parece robusto,
sobre un paisaje silencioso, veo al Renzo navegando sin un rumbo fijo, difuminándose rumbo al
horizonte, manejando una maquina que limpia el suelo marino, a veces pienso que lo mejor
hubiese sido marchar con él. La Laura me habla sin parar, cada vez que intento hablar de algo
que me interesa termina por hablar de algo que le interesa a ella, cada vez que intento hablar de
algo que me pasó terminamos hablado de algo que le pasó a ella, cada vez que intentamos hablar
de algo en lo que creo terminamos hablando de algo en lo que ella cree, una lata, me quiero ir
para mi casa o devolverla a Lastarria, creo que ahí estaría bastante bien, creo que si dejo a todo
Santiago en Lastarria todos se sentirían bastante bien, a mi que me dejen en el sur, qué envidia
me da el Renzo.

Nos sentamos en un restorant que queda en una plaza que colinda con Grajales, nos pedimos
una cerveza y una pizza vegetariana, la Laura no come carne, comienzo a extrañar a mi amigo,
la pizza me recuerda una película que me contó el Renzo hace un tiempo, creo que fue una
película de fines de los ochenta, una historia pequeña, muy personal, en la que un chico llega
del sur, sólo, conoce nada más que a un par de amigos, amigos que por lo demás lo reciben en
su casa de manera muy generosa, el chico la conoce a ella por casualidad, casi por azar, él está
muy esperanzado en lograr ser escritor o escribir guiones para películas, ella es una psicóloga o
tal vez una estudiante de psicología, los dos enganchan no a la primera, tampoco a la segunda,
tal vez durante la tercera vez que se ven, pelean en broma, ella cree que Neruda es un mal poeta
por machista y misógino, él cree que Neruda a pesar de tener poemas nefastos sigue siendo uno
de los grandes, ella lo invita a la blondie, él se sube al cubo, a veces pinchan, pero no pasa nada
más, ella lo quiere, no quiere dejar de verlo, ella lo acompaña a su primera entrevista de trabajo,
él quiere quedarse en Santiago, ella lo acompaña para que no se pierda en el camino, aunque
sospecha que todos los caminos están plagados de grietas, él puede ver un poco de
preocupación y cariño en los ojos de ella, ella quiere que le vaya muy bien, que alcance todos
sus sueños, que se quede en Santiago y que salgan siempre a conversar, reír, tomar cerveza y
pasear por el centro, ella lo deja en la puerta del edificio donde tiene que dar la entrevista, ella lo
espera en un mall, cuando él vuelve trata de ponerse serio para engañarla, no puede, a mitad de
camino le da risa, el chico es transparente, no sabe mentir, ella se pone muy contenta y le da un
abrazo gigante y un beso muy tierno, ambos están muy contentos y comen pizza con cerveza,
se ponen de acuerdo para ir al sur.2 Según el Renzo la historia termina mal, probablemente como
todas las historias, excepto las que no tienen un final.

2
El relato que narra Renzo es verídico, y es extraído de la estadía del autor a fines de enero del 2018 en la ciudad de
Santiago
La tumba de los inmortales
SANTIAGO / 3 DE ENERO DEL 2030

Nada es tan simple como parece. Pienso mientras camino en medio de la pista abandonada de
la ex Blondie, el cubo negro aún está en el centro, me hice amigo del cuidador, me ha dejado
pasar. Camino lentamente mientras recuerdo los bailes de Laura, la alegría que nunca volverá,
ella no esta, tal vez nunca estuvo, en realidad, tal vez, siempre solo estuve yo, y ella en realidad
siempre estuvo en otro sitio, en otro lugar, no sé nada, llego al cubo, me siento en él, prendo un
cigarrillo, las cosas pasan de una forma tan extraña, ahora solo convivo con los fantasmas, solo
convivo con los recuerdos. En la mañana nos juntamos a tomar desayuno con el Renzo, ¿por
que sigues tan triste si ya tienes todo lo que querías? me pregunta mientas sorbetea un café
cortado, no lo sé, me falta algo, le digo, te falta vida, me responde, treinta años y sigues siendo
un cabro chico mimado, caprichoso, mi mano comienza a tiritar, el Renzo la toma y la aprieta, ya
va a pasar, me dice. Miro por la ventana, el día está luminoso, estamos frente a una plaza
bellísima, la gente pasea muy contenta, miro al Renzo y le regalo una sonrisa un poco resignada,
también un poco falsa, veo el reloj y me doy cuenta de que voy atrasado a clases otra vez, le
digo que me tengo que ir, me despido con un beso, pago mi café y me marcho.

SANTIAGO / 3 DE ENERO DEL 2030


Al salir de clases una alumna fue a mi oficina, me preguntó por una de mis novelas, me dice que
le gustó mucho la parte en la que describo una plaza rodeada de edificios que esta muy cerca
del parque donde mataron a Zamudio, ella debe tener veinticuatro o veinticinco años, me
pregunta por el caso Zamudio también, me demoro en contestar, el ejercicio de la memoria es
siempre un ejercicio de re escritura, las cosas nunca se cuentan como sucedieron, nunca se
cuentan como a uno se las contaron, ella me pregunta si pierden nitidez, yo le digo que si, pero
le miento, en el caso de este relato adquiere aún más nitidez, el tiempo lo puede todo, esta
historia me la contó una amiga, le digo, miento, esta historia me la contó Laura, me la contó con
pena pero también con rabia, caminamos mucho ese día, todo terminó en una plaza rodeada de
edificios que para mi se perdían en el infinito espacio del cielo plomizo del Santiago de la época,
le cuento con detalles la historia, mi alumna no sabe nada, o sabe tal vez muy poco, es infame
como el tiempo se come las cosas, mi alumna llora, le doy un pañuelo y le sirvo un café, prendo
dos cigarrillos, uno para mi y otro para ella, abro la ventana, ambos fumamos, miro sus ojos, le
digo que no vale la pena ponerse mal, enojarse si, ponerse mal no, ella se limpia las lagrimas y
da un par de fumadas al cigarro, me dice que hace unos días paseó por la plaza, según ella la
encontró, yo no voy hace años ahí, se lo comento y me dice que me puede llevar en su auto, le
digo que no hace falta, que no tengo tiempo, miento, a veces tengo mucho tiempo, no quiero
tanta cercanía, me parece inapropiada, ella se pone un poco triste, para que se le pase le regalo
un ejemplar de mi última novela, una novela superficial, falsa, escrita por compromiso editorial,
ella se pone muy contenta, le escribo una dedicatoria

Para Sofía:
Por traer a mi oficina café, cigarrillos y recuerdos, reflejo de generosidad que sólo una persona
había tenido conmigo, creo que ahora son dos.

Santiago / 3 de enero de 2030.

Renzo sigue igual de delgado que cuando estábamos en el colegio, lo miro mientras riega las
plantas de la terraza de nuestro departamento y yo pico las ensaladas para la cena, lo
arrendamos hace un par de meses, no me permite fumar en el interior. Me pregunta si estoy listo
mientras él fuma un cigarro en la terraza y mira a la calle, él eligió el lugar, le gusta Ñuñoa, dice
que es tranquilo, en las tardes vamos a caminar o a tomar un café, cuando nos tentamos
pasamos por una cerveza y pedimos algo para comer, de noche nos dormimos temprano.
Después del liceo no lo vi durante mucho tiempo, años, lo pusieron a trabajar en la empresa de
verduras familiar, no como administrador, no como jefe, como cargador, como yo lo presentí el
Renzo no duró mucho, tras pelear a los combos con su papá durante una cena de navidad
terminaron por echarlo de la casa, vivió con amigos, con pololos, en casa de parientes, trabajó
en muchas cosas, se hizo amigo de gente poco confiable, el también entró en ese mundo, fue
un adicto. A diferencia mía el Renzo siempre supo que era homosexual, sólo que no lo contaba,
recuerdo que en el colegio las chicas lo buscaban, siempre ha tenido buena pinta, pero él no
hacía caso, en aquella época me parecía raro pero no le daba muchas vueltas al tema.
Actualmente trabaja en una empresa de transporte, es contador ahí, en realidad no le gusta
mucho su pega, pero la soporta, creo que como todo el mundo. No vas a comer nada, me dice
mientras mastica unas lechugas, le respondo que no tengo hambre, que solo tengo ganas de
fumar, se queda callado, camina hasta el refrigerador y me sirve una cerveza, la noche está tibia,
el Renzo recién se bañó, su pelo brilla, se ve muy bien, creo que puedo ver un poco de paz en
él. Me pregunta si ya comencé a escribir la nueva novela, le digo que no, que no estoy de ánimos,
le miento, en realidad ya comencé, pero no le quiero contar nada, es una novela sobre Laura.
Santiago / 3 de enero de 2030.

Caminar por Santiago a veces puede ser una tortura, tal vez caminar en cualquier lado es una
tortura, los recuerdos se agolpan en la cabeza, recuerdo la juventud, los días en que corríamos
borrachos con el Renzo por la alameda haciendo competencia para saber quien llegaba primero
a metro los héroes, los días en que nos paseábamos sin un peso en los bolsillos con la Laura,
haciendo cucha para comprar una cajetilla de Phillip Morris, caminando de acá para allá, sin
pagar en la micro, siempre me retaba porque me robaba los libros de las bibliotecas, esos libros
también los pueden leer otras personas, me decía, yo le respondía que en Chile la gente hace
como que lee, pero no lee, por lo menos yo le daré una vida útil, tu no sabes eso, me decía y me
hablaba por cuadras y cuadras de la importancia de ser solidario con el otro, de ser empático, de
no repetir los actos egoístas de los demás, yo la escuchaba, sólo la escuchaba, hasta que
finalmente me hacia prometer que iba a devolver el libro, me miraba con cara de pedírmelo como
un favor personal, yo de mala gana le decía que si, que lo iba a hacer, sólo por ella, sólo porque
sabía que no le iba a ganar, sólo porque sabía que no le quería ganar, sólo porque cada vez que
le decía que iba a devolver el libro, sacaba esa sonrisa en la que parecía una niña pequeña,
porque creo que ella pensaba que me hacia bien, o que nos hacíamos bien el uno al otro, que
éramos mejores cuando estábamos cerca. En realidad, nunca devolví ninguno de los libros.

Una vez más le pido a mi amigo que me abra la blondie, prendo un cigarrillo, saco una botella de
whisky y comienzo a tomar solo, ya me había tomado otros dos tragos, llego a la mitad de la
botella, estoy bastante ebrio, comienzo a bailar, boys don’t cry, boys don’t cry… me da una
pequeña punzada en el pecho, no hago caso, siempre me pasa, sigo bailando, boys don’t cry…
el dolor crece y también lo siento en la espalda, sigo bailando, boys don’t cry… me duele el brazo,
creo que tomé mucho, boys don’t cry…

Santiago, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Capital/ 3 de marzo de 2030/

Sofía.

En la carrera todos hablan del tema, me preguntan si cacho algo, pero yo no cacho nada, el profe
era súper reservado, conmigo habló una vez no más, es lo que les contesto, a pesar todo, parece
ser que conmigo fue con la alumna que más habló, era súper pesado con todo el mundo, nadie
se le acercaba. Me enteré durante el verano que estuvo botado en el galpón de la ex Blondie
como diez días sin que nadie supiera nada de él, el nochero no lo vio y pensó que se había ido,
y como nunca bajaba, su cadáver se quedo ahí botado hasta que el olor hizo lo suyo. A mi me
dio pena cuando supe, me gustaban sus novelas, tal vez sería una buena idea hacer mi tesis en
él, me gusta “Pilotos kamikaze” pero no sé, igual puede ser un poco trillado, de sus poemas ni
hablar, eran horrendos, yo creo que se los publicaban porque era conocido no más, pero poeta
no era y creo que él lo sabía. Igual estoy un poco chata. En la mañana le hicieron un acto
homenaje, yo fui sin saber nada, cuando llegué sentí que todos me miraban, mejor no hubiese
ido a hablar con él, mejor no le hubiese contado a nadie que logré hablar con él. El rector le
dedicó un par de palabras, su foto estaba proyectada en el centro del escenario, se veía joven,
pero no más contento. Nadie lloró, en realidad parece que todos estaban bien aburridos, el aula
magna estaba medio vacía y los pocos que estaban a cada rato miraban el reloj para salir
arrancando de ahí en cuanto terminara el trámite, incluida yo.

Santiago, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Capital/ 4 de marzo de 2030.

Sofía:

Me encontré con el jefe de carrera en un pasillo de la universidad, me preguntó como estaba,


pero me lo preguntó de una forma rara, como con pena, con condescendencia, yo venía
comiendo un pan con chicharrón y tomando un jugo, con la boca aún medio llena le contesté que
estaba de lo más bien, él me miró con un poco de extrañeza y me dijo que pensó que podía estar
afectada por la muerte del profesor, tomé un sorbo de mi jugo para poder tragar totalmente el
pan y le comenté que en realidad, aunque admiraba mucho al profesor, yo no era tan cercana a
él y le expliqué que nadie era muy cercano a él, el jefe de carrera me dio la razón, me comentó
que en cuatro años sólo habían intercambiado un par de palabras y que parecía ser una persona
muy hermética, yo, mientras seguía masticando mi pan le daba la razón con un movimiento de
cabeza afirmativo, luego de eso se marchó, al alejarse cuatro o seis pasos se detuvo, se dio
media vuelta y se volvió a acercar para preguntarme si estaba interesada en un trabajo, yo le dije
que si, el dinero nunca está de más, me comentó que nadie había venido a reclamar las cosas
que estaban en la oficina del profesor y que tenían que hacer un inventario para luego llevarlas
a bodega, pero que no había nadie disponible para hacerlo, me preguntó si lo podía hacer, yo lo
pensé, es morboso, pero me interesa, le dije que lo haría durante la tarde, de su bolsillo sacó un
manojo de llaves y me las entregó, me dijo que esas eran las llaves tanto de la puerta como de
los cajones, luego de eso se fue.
Le mando un mensaje al Aarón, es mi mejor amigo, le digo que me acompañe a hacer un tramite,
no le digo lo que tengo que hacer, si lo hago no me va a acompañar, a él no le caía bien el profe,
yo creo que porque él y el profesor eran más o menos parecidos. El Aarón sólo se junta conmigo,
vive solo con su gato, Mojo-jojo, aunque yo le digo Mojo y cuando estoy enojada con él le digo
mojón. Me da un poco de lata el Aarón, es tal vez, la persona más inteligente que he conocido,
pero se pierde constantemente, hay semanas en las que no llega a la universidad, a veces llega
con muchas ojeras, se nota que toma durante días, después aparece flaco, oliendo a cigarro y
muerto de hambre, yo lo llevo a mi casa y le damos de comer, a mis papás les cae bien, yo creo
que tal vez piensan que vamos a terminar pololeando, pero no, es como un hermano. El Aarón
llega puntual, nos fumamos un par de puchos en la entrada, le cuento de que se trata todo,
extrañamente se entusiasma, vamos a la oficina, todo esta tal cual como el profesor lo dejó, huele
un poco a cigarrillo y café, en uno de los cajones hay una botella de whisky, el Aarón le da una
probada y sigue haciendo el inventario de libros, en la tapa de cada libro hay una ficha que
brevemente explica el argumento:

1.- ENSAYO “Trabajos forzados”: compendio de ensayos teatrales.


Ensayos de interés: 1.- Voz interna: aproximaciones psicoanalíticas lacanianas a la voz interna
en soliloquio en la obra de Heiremanss 2.- Teatro popular: la lucha de clases Trovskiana en la
representación del roto chileno en el teatro de los 60’ 3.- El suicidio como tema tabú en la
construcción dramática de los 80’

2.- NOVELA: “Bonsai” Alejandro Zambra: lo importante no es el final, sino la construcción


estructural del relato, la prosa posee posibles aproximaciones a la narrativa Couveana (Adolfo
Couve).

3.- POESIA: Poesía mapuche: distancia en la transmisión cultural desde lo oral a lo escrito en
Leonel Lienlaf, Eliculra Chihuailaf y Jaime Huenun.

4.- NOVELA: Adolfo Couve “La lección de pintura”, incorporación del lenguaje pictórico en la
construcción de un cuerpo narrativo realista.

El Aarón repentinamente me habla, me dice que hay tres textos unidos, tienen el nombre del
profesor en la primera hoja, el texto se llama “PSU”, yo le doy una mirada, pero no logro entender
nada, el Aarón me quita las hojas abre la puerta y mira hacia afuera, saca una carpeta de su
mochila y coloca las hojas en medio de unas guías de Cornejo Polar que nos pasó el profesor
Candía en Literatura Hispanoamericana, a mi se me cae el pelo del miedo, le digo que eso es
robo, el Aarón dice que una vez que las termine de leer las va a devolver, yo le digo que una vez
que lo leamos los dos lo vamos a devolver, tu si sabes como convencer a un chico, me dice
mientras me guiñe un ojo y esboza una sonrisa pícara, el Aarón es un imbécil a veces, pero igual
me hace reír.

Santiago, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Capital/ 4 de marzo de 2030.

Sofía:

El Aarón y yo comenzamos a leer las historias, ambas tienen como eje central una antigua prueba
que tenían que rendir los chicos al salir del liceo, tiempo después el sistema se desestimo por
ser una evaluación poco efectiva. Al parecer las tres historias comparten escenario y personajes,
pero transcurren de forma diferente, como si la realidad se repitiese tres veces con distintos
matices, con distintos desenlaces, con distintas reflexiones, con distintos afectos. El Aarón dice
que son borradores, que probablemente escribió los tres para finalmente solo escoger uno. De
entre la distinta información que el Aarón recolectó hay una entrevista que el profesor dio justo
antes de morir
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ENTREVISTA PARA REVISTA ZERO LETRAS CHILE AL ESCRITOR JUAN ORTEGA,
SANTIAGO 3 DE ENERO DEL 2030

PERIODISTA: ¿cuales son sus escritores de cabecera?

JUAN: no uso cabecera porque me hacen roncar.

PERIODISTA: lo pongo de otra forma, ¿qué escritores visita usualmente?

JUAN: varios, me gusta la idea que propone, visitar escritores, creo que los escritores que releo
son amigos, amigos que salvan y que viven con uno los momentos más terribles, en ese sentido
mi mejor amigo es Roberto Bolaño, me lo encontré en una época en que ya no quería leer nada,
él de forma muy sutil me mostró un camino, un estilo de vida que se da entono a la lectura. Otro
escritor al que releo mucho es Adolfo Couve, con él aprendí la mesura en la escritura, el trazo
literario limpio, pulir la palabra, probablemente en mi literatura no estoy ni cerca de la pulcritud de
Couve, pero al menos lo intento. El tercero es un cliché pero a estas alturas no estoy para guardar
apariencias, Borges, siempre Borges y por sobre todas las cosas Borges.

PERIODISTA: ¿a qué escritores jamás visitaría?

JUAN: son muchos, demasiados, si me pongo a hacer un listado probablemente tendría usted que
montar una carpa y comprar varias memorias más para su grabadora, hay males que es mejor no
invocar.

PERIODISTA: en su novela “Pilotos Kamikaze” muestra varias ciudades de Chile y varios otros
países ¿qué tanto de realidad hay en lo que narra?

JUAN: defina realidad

PERIODISTA: me refiero a que si sus experiencias narrativas han sido también experiencias que
usted ha vivido en carne propia

JUAN: todas, no soy un hombre de muchos viajes, pero como dijo sabiamente algún poeta, todas
las ciudades son iguales, calles y gente, desde ahí trato de no enfocarme tanto en los detalles de
los países que no he visitado, tal vez más en los acentos, en las personas que viven en esos
países, en esas ciudades.

PERIODISTA: ¿las personas son reales?

JUAN: defina real

PERIODISTA: ¿me refiero a si existen, usted las conoció efectivamente?

JUAN: a todos, me es imposible inventar a un personaje de la nada, en algunos casos he recortado


rasgos de algunas personas y las he puesto en la personalidad de un personaje, a uno de mis
personajes lo creé, y luego lo conocí.

PERIODISTA: ¿a que se refiere?

JUAN: creé al personaje y tiempo después conocí a una persona con características
extraordinariamente similares

PERIODISTA: ¿una premonición?

JUAN: una casualidad, estas cosas pasan, eres joven o tal vez no tan joven, un día piensas en la
chica ideal, al siguiente la conoces y te enamoras.
PERIODISTA: ¿usted conoció a Laura, el profesor, Gustavo, facundo y a Juan Luís David en
realidad?

JUAN: si, a todos, la novela es en parte real, muchas de las cosas realmente pasaron, muchas de
ellas las vi y muchas de ellas me las contaron, otras las inventé, que es lo que se acostumbra
cuando escribes una novela, pero el libro intenté escribirlo bajo cierto rigor de estilo, y bueno, salió
lo que salió, si es buena o mala, eso se lo dejo a la pobre alma que me lea, que dios la proteja y
la guarde.

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Me siento insegura, muy insegura, en realidad no sé muy bien lo que estamos haciendo, el Aarón
está súper entusiasmado, yo presiento algo malo, algo que se aproxima y que nos puede dar en
la nariz, la soberbia de la que hablaba el profe en uno de sus textos, pero solo yo me doy cuenta
de esto y no sé como decírselo al Aarón sin quedar como una tonta que se deja guiar por
presentimientos, lo dejo trabajar, lo dejo leer, lo dejo estudiar.

El Aarón me propone que le mostremos los texto a un profesor, igual son borradores y me
sorprende lo mal escritos que están, al profe le faltan tildes por todos lados, los signos de
puntuación son extremadamente confusos, hay ideas que no quedan claras, probablemente él lo
sabía, por eso se demoraba tanto en corregir, el Aarón me decía que el borrador del profe era
vomitivo, que son las historias en su estado puro, sin pulir, yo en realidad comienzo a dudar si son
del profe ¿y si es el trabajo de algún alumno?, el Aarón me dice que no, que el estilo es el mismo
que en las otras novelas. El estilo, según él, es como una huella dactilar, una marca que solo
corresponde a quien escribe, con solo leer un texto y analizar su prosa podemos saber a quien
corresponde, incluso podemos saber si un autor es cobarde o valiente, ¿y el profesor es un escritor
cobarde o valiente? Cuando se trata de entregar afectos es muy valiente, cuando se trata de
expresar odios es muy cobarde, cuando se trata de tomar una decisión es muy cobarde, cuando
se trata de cuidar a otros es muy valiente, cuando se trata de los amigos es muy valiente, cuando
se trata de mujeres es inmensamente cobarde, cuando se trata de su familia es muy cobarde,
cuando se trata de sus estudiantes es muy cobarde, cuando se trata de ciudades es muy valiente,
cuando se trata de apegos es el más cobarde ¿cómo es Laura? Le pregunto, me dice que es mas
complejo analizar a las personas cuando se convierten en personajes, yo le digo que lo intente ¿la
admiras? Me pregunta, Si, un poco, en realidad no sé, noto miedos en ella, miedos profundos a
cosas profundas, escondidas bajo una capa de seguridades que desaparecen en cuanto las cosas
se salen de control, me parece que ella es valiente, muy valiente, y como todos los valientes tiene
miedo a menudo, porque sin miedo no hay valentía, es necesario estar pensado constantemente
en lo que se hace, dudar, pensar que las cosas se pueden hacer mejor, le respondo, y para qué
quieres que te diga cómo es si ya le sacaste el rollo, me dice Aarón mientras comienza a arreglar
sus cosas para marchar, mañana hablamos con el profe Valdivia, él nos puede ayudar, también
es escritor.

Santiago, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Capital/ 6 de marzo de 2030.

Con el Aarón nos costó mucho hacernos el ánimo para poder hablar con el profesor Valdivia, era
como escapar, evitar el tema a toda costa, durante dos días no emitimos la más mínima palabra
sobre los borradores, en cambio, nos paseamos por materias que no nos importaban, hicimos
casi a la perfección trabajos que bajo otras circunstancias hubiésemos hecho solo por
compromiso, pero esta concentración no nacía del amor a la asignatura de turno, más bien era
una excusa que se manifestaba de manera tácita entre el Aarón y yo, actitud que se sostuvo
hasta que vimos pasar por los pasillos al profesor Valdivia, no solo lo vimos pasar, sino también
nos saludó, nos saludó con una ironía que a ambos nos dolió, como diciendo ¿tienen algo que
decirme? o peor aún, son unos cobardes y no se atreven a cruzar al espacio en donde todo
desaparece, o por lo menos eso pensaba yo que nos decía con la mirada, aunque creo que el
Aarón sintió lo mismo. Nos pusimos de acuerdo y después de fumar una cajetilla de cigarrillos y
varios café entre ambos, logramos reunir el valor para ir a la oficina del profesor.

El profesor Valdivia es todo lo contrario a Juan Ortega, es amable, tiene un perro que lleva
consigo a todos lados, le puso chicho, es un pero pequeño, mezcla rara entre fox terrie y quiltro,
con el Aarón sospechamos que le puso así por Salvador Allende, a quien de cariño también le
decían el chicho. El profesor solía pasearse por la universidad sin la necesidad de llevar al chicho
con correa, instintivamente el can seguía cada paso de su amo, o tal vez, el amo seguía cada
paso del can, a veces era difícil diferenciar. Además de esto, el profesor Valdivia era un talentoso
interprete de violoncello, al pasar por fuera de su oficina se podían escuchar piezas de Bach
interpretadas por él, a veces, y cuando nadie nos veía, el Aarón me pedía que nos quedemos un
rato sentados en el suelo fuera de su oficina para poder escuchar lo que el profesor tocaba, nos
quedábamos ahí largo rato, haciendo como que lo esperábamos, pero en realidad solo nos
quedábamos ahí para detenernos en el tiempo, tal vez para escapar de la universidad un rato,
para recordar que estábamos vivos, ver al profesor tenia un poco de detención en el tiempo, era
recordar que algunas cosas no se transan, que existen ciertos espacios de soberanía donde es
necesario dar la pelea y no dejarse llevar por la luminosidad del futuro, luminosidad que por lo
demás no existe, la música del profesor era puro presente, nada de posibilidades, algo
sumamente concreto que se deslizaba en el aire como se deslizan los niños sobre una
conversación inverosímil. Al abrirnos la puerta el profesor, con una gran sonrisa nos invita a
pasar, el violoncello se encuentra recostado sobre una de las paredes y el chicho se nos acerca
de manera histérica, moviendo la cola de lado a lado muy rápidamente y olfateando el pantalón
del Aarón, quien por lo demás intenta demostrar agrado frente al perro (al Aarón le gustan los
gatos y odia a los perros). En tanto, el profesor nos invita a sentarnos, nos da un café y apaga el
tocadiscos que en el fondo toca Eleonor rigby o al menos eso me parece escuchar. Nos pregunta
como estan nuestras notas, como nos va con las lecturas, si nos ha costado mucho leer soldado
de Salamina, si nos agotaba mucho la lectura de los poemarios de Garcilaso, si extrañábamos
mucho la inexistencia de un ramo de poesía inglesa, nos pregunta si participamos de la política
universitaria, yo le digo que no, y Aarón le dice que no le interesa, el profesor nos mira y se pone
serio, pero con la seriedad que tiene un abuelo para dar consejos a sus nietos, deben participar
de la política, la universidad no es solo para pasar ramos como quien bota palitroques, parte de
la universidad es la vida universitaria chicos, nos decía mientras se arreglaba la camisa y abría
la ventana. Ya un poco cansado de tanto escucharlo hablar el Aarón saca una carpeta, y de la
carpeta saca los textos del profesor, los pone sobre la mesa uno al lado del otro, pero ¡qué bien!
¿me vienen a presentar sus textos para que los lea? nos pregunta el profesor, no son nuestros,
le respondí, el profesor se recuesta sobre su silla inclinándola hacia atrás, esperando a que le
contase más, en realidad son del profesor Ortega, por casualidad nos encontramos con ellos y
queríamos que los revise, le digo mientras el profesor examinaba de reojo los papeles, los toma
en sus manos, y comienza a leerlos hoja por hoja, con el Aarón solo atinamos a mantener silencio
para no interrumpirlo, creo que nos quedamos frente a él en silencio por más de media hora, mi
noción del tiempo desaparece totalmente, mientras el profesor lee mira al Aarón, por su parte, él
suda y mueve el pie muy rápidamente, en un momento le pellizco el brazo para que se detenga
porque me pone nerviosa, solo lo hice durante un momento, al pasar cinco minutos nuevamente
vuelve al meneo. Al termina el profesor nos mira fijamente y nos dice que los textos a pesar de
ser buenos no podrían ser del profesor, que están plagados de errores, de situaciones que no
cuadraban, etc. Yo respiré aliviada, pero el Aarón se pone muy serio, no quiero ser falto de
respeto con usted profesor, pero creo que se equivoca, así comenzó un largo monologo
explicando la irrepetibilidad del estilo, de lo poco que importaban las formalidades cuando
enfrentamos una narrativa y varias otras razones que balbuceó al borde de la impotencia, el
profesor lo escuchó con paciencia, pero le repitió que no creía que fuesen del profesor Ortega,
Aarón ya un poco mas colérico volvió a arremeter, cuando el profesor nota la impotencia en las
palabras de mi amigo le pregunta ¿usted realmente cree que estos textos le pertenecen al
profesor Juan Ortega? Aarón movió la cabeza afirmativamente con los labios apretados y el ceño
fruncido, entonces demuéstrelo y demuestre que estoy equivocado, el Aarón se levanta, le da un
apretón de manos al profesor y se va, yo me quedo un poco atontada sin saber qué hacer. Al
salir mi compañero el profesor me ofrece un poco de agua, la acepté, su compañero es
sumamente porfiado, me dice mientras se ríe inflando el estomago, yo solo respondo
afirmativamente moviendo la cabeza, y además es bastante bélico para exponer sus
convicciones, volví a afirmar con la cabeza, tal vez a nosotros los viejos nos falta un poco de eso,
un poco de ímpetu o tal vez mucho ímpetu, rabia, convicción, estar dispuesto a defender aquello
en lo que uno cree, es terco, me decía el profesor mientras sorbeteaba su café que sospecho ya
estaba helado por todo el tiempo que le tomó conversar con el Aarón, es terco, repitió, o tal vez
confundo la terquedad con el valor, luego de eso se echa a reír, aún no sé por qué.
PSU

Por Juan Ortega


"Los sueños verdaderamente importantes
son los que tienes cuando estás despierto,
ya que cuando duermes no los controlas.
A mí me gusta sumergirme en un mundo
onírico que yo he construido o
descubierto; un mundo que elijo yo."

David Lynch
Intro / casa/ “my baby” Little Walter

Anoche me acosté tarde escribiendo ¿escribiendo qué? No sé, un guion. Hace unos días tuve
una prueba de lenguaje, en medio de la prueba se me olvidaron los personajes, igual estaba pal
gato, me acordaba de todo, menos de los nombres, así que le mande los nombres de mis
compañeros no más, yo era el personaje principal, obvio, el amor del personaje era la Laurita, en
realidad y siendo muy franco, yo soy bien antisocial, en el colegio no me pescan mucho porque
cuando era chico me corrían los mocos y una vez me pillaron comiéndomelos, puta, y ya no era
tan chico, estaba como en séptimo, y de ahí quedé como el comemoco, hasta ahora que estoy
en cuarto medio, no mucha gente se junta conmigo o me habla, pero a mi no me importa. Además
de eso mis viejos se separaron cuando yo tenía como nueve, mi psicólogo me dice que mucho
de mi carácter hermético tiene que ver con eso, aunque yo no sé si sea tan así. En el colegio me
va bien, nadie me habla, pero yo los miro a todos y en cierta forma los conozco a todos, los que
me caen mejor son el Renzo y la Laura, ellos no se hablan mucho porque están en distintos
grupos, la Laurita pololea con una niña igual de linda que ella, no viene al caso comentar como
se llama porque ella no estuvo ni en la prueba, ni tampoco está ni estará en el guion que estoy
escribiendo (por ahora). Por otra parte, el Renzo es muy guapo, es delgado y moreno, un poco
más alto que yo, él pololea con una chica de tercero medio, muy linda también, creo que es
evangélica porque ellos dos no se toman ni la mano, yo creo que el Renzo debe estar más
acumulado que el Loto, pero a veces también dudo de eso, porque solo a veces y de vez en
cuando, me parece que el Renzo es fleto, ¿por qué? Porque en las duchas anda a los agarrones
con los otros cabros, parece un juego, pero en él veo otra cosa, en fin, para el caso igual da lo
mismo. Lo que quiero en este momento es que ustedes lean mi guion. Soy Juan Ortega (juanito
pa los amigos, aunque no tengo ni uno), me gusta cine, mucho, pero mucho, mucho, mi sueño
es algún día hacer una peli, una mezcla entre West Anderson, los hermanos Coen y no sé que
más, aún no se me ocurre nada, solo porque me caen bien, y además, son mis únicos amigos
(porque cuando no tienes amigos, cualquiera a quien puedas dirigirle la palabra se transforma
en uno) les voy a mostrar mi guion.
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La tumba de los inmortales

Por: John (Juanito para los amigos) Ortega (ese es mi pseudónimo)

La escena parte con Laura en el diván del psicólogo a los 30 años, es una mujer
muy bella, su psicólogo es un hombre ya entrado en años, aunque con un aire
de académico, una especie de profesor de psicólogos, tiene muchos diplomas y
una barba cana, el hombre tiene acento español, Laura aún conserva su acento
chileno, o más bien, un acento neutro, como si la premura de sus circunstancias
de vida la hubiese obligado a viajar por muchos países, pero en esos viajes poco
a poco hubiese ido perdiendo las palabras, los acentos, las imperfecciones del
modo de hablar de los chilenos. Laura más bien tiene un acento correcto, bien
pronunciado, no se come las últimas letras de las palabras, no dice “po”, solo de
vez en cuando (cuando esta muy enojada) insulta en chileno, con un “por la
chucha” o un “la conchesumare”, la palabra “hueon” la ocupa solo cuando se
encuentra con otro chileno o con algún extranjero que aprendió a hablar español
en Chile, y que por consecuencia, también tiene cierto afecto por algunos modos
de decir las cosas que solo desde un chileno nacen de modo natural.

Psicólogo: ¿por qué está aquí Laura?


Laura: En realidad no lo sé muy bien, yo en realidad no creo mucho en estas
cosas
Psicólogo: ¿a que te refieres con “estas cosas”?
Laura: en la psicología en general, la forma en la cual esto me podría ayudar a
estar bien.
Psicólogo: Laura, la idea de la terapia es que podamos reconstruir ciertos hechos
que la afectan, pero que usted no considera a simple vista, es poner sobre la
mesa aquello que la perturba y tratar de ver la mejor forma de lidiar con ello.
Laura: no sé, debe ser la edad, cada vez me estoy poniendo más melancólica,
me da por recordar cosas que pasaron hace años y que en realidad no tienen
ninguna importancia
Psicólogo: si las recuerda constantemente es porque deben tener alguna
importancia
Laura guarda silencio por un minuto, la cámara solo enfoca sus ojos, ellos
delatan que quiere contar algo de su pasado pero que se siente incomoda
diciendo las cosas tal cual y como fueron. Laura comienza a recordar, la escena
se traslada a su juventud, a un liceo en el Santiago del 2018, Laura tiene una
carta en las manos, es la carta de un ser querido, una despedida, la carta dice
que debe ir a buscar un cuadro al sur, en cámara solo eso se puede ver, está
sola en el patio, ella no tiene amigos en el liceo, no los tiene porque en realidad
solo va de vez en cuando, rinde pruebas y vuelve a faltar por mucho tiempo.
Como dije, Laura esta sola sentada en el patio, en el otro lado del colegio se
encuentra Ortega (yo), un compañero de Laura, haciendo algo que no tiene nada
que ver con respecto a lo que le pasa a Laura, probablemente, mirando a la nada
bajo un árbol, también solo, en su celular hay un mensaje, le desean suerte en
la PSU, mira el patio y ve como los otros chicos conversan, como pololean, como
se ríen, y se queda ahí sentado, en silencio. Por otra parte, está el Renzo, él si
está acompañado, y le cuenta a un amigo suyo que va a dar la PSU pero que
sus papás le dijeron que este año no iba a estudiar, el Renzo está triste, él quiere
entrar a la U altiro, la pantalla se divide en tres y enfoca a los adolecentes solos,
de fondo suena “one is the loneliest number”, en cierta forma los tres estudiantes
parecen estar dispuestos a todo.

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7:30/ casa/ “one is the loneliest number” three dog night

El reloj despertador suena, aunque ya llevo un buen rato despierto pensando en que no quiero
levantarme, igual lo hago, no sé por qué, mi cuerpo se mueve lentamente entre mi pieza y el
baño, prendo la ducha, regulo el calor del agua para no quemarme, aún pienso en el guion. Se
me hace tarde, me visto, no como nada, no encuentro el pase escolar, después de mucho
rebuscar lo pillo en el cajón de las cucharas ¿cómo llego ahí? Ni idea. Al subirme a la micro voy
casi solo, me siento, la Laura y su polola se suben un paradero más allá, ambas me quedan
mirando como para saludarme, yo volteo el rostro, me da vergüenza, no sé muy bien por qué,
van riendo, creo que van muy confiadas o tal vez solo alegres, no sé. Dos paraderos más allá se
sube el Renzo, va solo, y tiene cara de no haber dormido nada, saluda a la Laura y su polola con
un gesto de cabeza. Si mirásemos la micro desde arriba, la posición de la Laura, el Renzo y yo,
formaría un triangulo perfecto. Vuelvo a pensar en el guion.
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En la película la Laura conoce al Renzo y a Ortega la noche antes de la PSU, en un
carrete, Ortega está solo en la azotea de la casa, el Renzo sube a fumar un cigarrillo

Renzo: Ortega… oye… tení un pucho


Ortega: yo no fumo Renzo
Renzo: pucha, estoy que me corto por un cigarro ¿qué estai tomando?
Ortega: jugo de mora
Renzo: ¿quién toma jugo de mora en un carrete?
Ortega: ¡yo po! No me gusta el copete, es como amargo
Renzo: erí súper raro weon
Ortega: eso dicen
Renzo: yo tengo piscola ¿querí un poco?
Ortega: no sé, creo que no gracias

Ambos sienten que la puerta se abre, miran para atrás, aparece la Laura, va vestida
de negro, los mira de reojo, se detiene y abre la puerta para volver a entrar a la
fiesta.

Renzo: ¡Laura! ¿tienes un pucho?

Laura no contesta nada, comienza a revisar su chaqueta hasta que encuentra una
cajetilla de cigarros, Renzo se levanta y se acerca a ella para sacar un cigarro de la
cajetilla

Renzo: tengo piscola ¿querí un poco?


Laura: (lo piensa) ya dale
Renzo: tu si eres de las mías, el Ortega no fuma ni toma
Laura: ¿y qué tiene de malo?
Renzo: de malo nada, de aburrido mucho
Laura: cada cual ve como lo pasa mejor

Ambos se van a sentar cerca de Ortega en el suelo, Renzo toma un vaso vacío y le
da la mitad de su trago a Laura

Renzo: y tu Ortega ¿que hacías solo acá arriba?


Laura: déjalo, que eres sapo
Ortega: no, si está bien… en realidad a mi no se me dan mucho las cosas en grupo,
como que me cansan un poco… no sé, a veces creo que cuando hay mucha gente
conversando en realidad no se conversa de nada
Laura: ¿cómo es eso?
Ortega: no sé, igual puede ser solo mi impresión, pero a veces prefiero conversar
con pocas personas, dos, máximo tres, así puedes saber más de ellos, saber cuales
son las cosas que les gustan, las que les molestan, cuando es mucha la gente uno
alcanza a conversar solo un poco con cada uno, y finalmente todo es hueveo.
Renzo: ¿por eso estabas solo acá arriba?
Ortega: si y no
Laura: jajaja ya po, decídete … a ver, cuanto apuesto que no te gustó la gente y te
dio la hueá
Ortega: jajaja ¿cómo que la hueá?
Renzo: ¡la pataleta po! Todos en el curso pensamos que no te caemos bien
Ortega: na que ver, estoy acá porque igual estoy medio nervioso por la prueba de
mañana, en realidad no tengo ni una gana de dar la prueba, no sé ni pa qué voy a
ir.
Laura: yo no creo que vaya
Renzo: yo tampoco sé para qué voy a ir, finalmente mis papás no quieren que
estudie el próximo año ¿y tu por qué no vaí? (mirando a Laura)
Laura: tengo que viajar al sur
Ortega: ¿Justo mañana?
Renzo: ¿y que vai a hacer al sur?
Ortega: ¡no seai sapo weon!
Laura: tiene que ver con unas lucas… ¿tení más pisco?
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La micro en la que voy llega, dejo pensar en el guion de la peli y me bajo junto con mis
compañeros. La entrada del liceo esta llena de chicos.

8:30/ liceo Javiera Carrera sala 23 pabellón D / No love lost “Warsaw”

Lenguaje, 80 preguntas / 120 min


Me gusta la poesía, pero me gusta la poesía que parece estar escrita por locos, por
esquizofrénicos, por personas con un sentido de la realidad distorsionado, algo así como: tus
ojos/ nueve nubes negras sobre la alfombra/ ratones, comida/ seca tu ropa. Dejo el poema escrito
en un rincón de la hoja de respuestas de la prueba de lenguaje, no es un poema, en realidad son
palabras inconexas, pero para alguien tal vez signifique algo en algún momento, en realidad los
poemas son más difíciles, tal vez debería mostrar más respeto, ¡na! El respeto es una huea tonta,
no está en ningún lado, el miedo si, ese está por todos lados, el miedo que siente la gente todos
los días al levantarse, al ponerse los calcetines, al cepillarse los dientes, ese miedo es real como
los personajes en mi guion, ese miedo si existe, comienzo a escribir en una hoja aparte cosas
importantes, cosas que de verdad para mi valen la pena, sigo escribiendo mi guion, dejo a un
lado la hoja de respuestas.

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Después de beber y fumar los tres chicos (Laura, Renzo y Ortega) bajan a bailar a
la fiesta, de fondo suena Love will tear us apart la cámara gira en torno a los tres,
están en el centro de la pista, el plano es envolvente y podemos ver como sus caras
se van distorsionando conforme pasa la noche, conforme avanza la canción, cuando
el baile llega a su punto más alto todo comienza a pasar en cámara lenta y la canción
comienza a desvanecerse. En la toma siguiente se puede ver a los tres sentados
en una vereda, totalmente ebrios, pero felices, Ortega y Renzo están tratando de
botar una lata de cervezas a piedrazos al otro lado de la calle, Laura está a un
costado viéndolos y pensando.

Renzo: pero Ortega jajajaja esa piedra es muy grande po weon, no se vale
Ortega: ¡a ver, muéstrame las reglas, lo que hay que hacer es tirar la lata con una
piedra no mas po!
Renzo: Laura, dile a este loco (apunta con el dedo a Ortega, mientras se acerca a
Laura) que eso es ilegald.
Ortega: ¡uyyy ella la ultrajada! Jajaja
Laura: jajaja que son hueones
Ortega: ¿y a ti qué te pasa? ¿Por qué la cara de velorio?
Renzo: viste está enojada porque no respetas las reglas del juego
Laura: no, no es nada, es que no sé… el viaje al sur me tiene así
Renzo: pero si el sur es re lindo po
Laura: es que en realidad lo que voy a hacer al sur no es muy lindo po
Ortega: tení que matar a alguien
Laura: noooo weon, jajaja tengo que ir por un cuadro, en realidad… voy a ir a robar
un cuadro
Renzo: jajaja yaaaa… y un cuadro de quien
Laura: de mi familia
Ortega: ¿cómo de tu familia?
Laura: de mi abuelo, o sea es como un cuadro familiar
Ortega: ¿pero ellos saben?
Renzo: (dándole una palmada en la nuca) obvio que no pos weon por algo esta
diciendo que lo va a robar.
Laura: igual no creo que sea difícil, la casa del sur debe estar vacía ahora, así que
no creo que sea difícil, pero igual me da miedo ir sola
Ortega: igual brigido
Renzo: ¿y por qué lo quieres robar? ¿cuesta mucho?
Laura: algo así… en realidad a mi no me importa tanto el cuadro, pero lo quiero
hacer por alguien a quien quiero, o quise y se lo prometí
Ortega: ¿tu pololo?
Renzo: ¡que erí sapo weon!
Laura: un amigo, uno muy querido, muy especial.
Ortega: (se levanta de un salto, y extiende su brazo apuntando hacia el sur) ¡no se
diga más!
Laura: ¿no se diga más de qué?
Ortega: acabo de decidir que te voy a acompañar
Laura: (riendo) estai súper curao weon
Ortega: no, o sea si, también, pero también decidí que voy a ir al sur contigo
Laura: ¿y la PSU?
Ortega: a la mierda la PSU
Renzo: si!! A la mierda la PSU
Laura: tu también te curaste (mirando a Renzo)
Renzo: no, o sea si, también, pero también voy… si el mamon de Ortega manda a
la mierda la PSU yo igual puedo.
Laura: no webeen
Renzo: piénsalo bien, recién decías que tenías miedo de ir sola
Ortega: además si la casa está sola no hay drama pos, pescamos el cuadro y nos
volvemos
Laura: (se levanta y pone las manos en su cintura) A LA MIERDA LA PSU!
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El tiempo terminó. Solo me dediqué a escribir el guion, entrego la prueba en blanco, y me quedo
con el papel, comienzo a caminar por los pasillos. Desde todas las salas salen chicos, la mayoría
en silencio, cansados, apurados, como escapando, sus caras contienen cualquier cosa menos
alegría o esperanza, vamos caminando y nos miramos unos a los otros, con pena, con lastima,
con un hastío propio de nuestra edad pero multiplicado por diez en el tedioso, innecesario y
raquítico tramite de declarar competencias intelectuales para entrar a la universidad, yo miro mis
zapatos durante un momento, me siento un poco mareado, hace mucho calor, miro al patio del
liceo, necesito arrancar, necesito hacer otra cosa que no sea esto, necesito respirar. Busco el
celular, marco el teléfono de mi primo Raco, le pregunto que qué va a hacer durante los próximos
dos días, me dice que nada, le digo que nos juntemos en una plaza que queda cerca del liceo,
también le digo que lleve su auto.

Camino un par de cuadras para poder llegar al bar en que cité a mi primo, la mañana está
soleada, cruzo un par de calles que se encontraban adornadas por arboles muy robustos, la
gente camina relajada, es un barrio universitario, respiro profundo, intento pensar en las cosas
que nunca pienso, tal vez, quiero encontrar razones para caminar, razones para quedarme o
razones para viajar, no lo sé , creo que tal vez nunca lo sabré, finalmente creo que nunca nadie
sabe nada en realidad.

Cuando llego al bar mi primo esta tomando una cerveza, tiene caña, él dice que lo mejor para la
caña es una cerveza helada, yo le respondo que en realdad no esta pasando la caña sino que
se esta curando de nuevo, se ríe y me da la razón, me pregunta que para qué lo llamé, le
respondo que quiero que me haga un favor, le cuento que la idea es ir a dar un paseo al sur, ¡al
sur! ¿qué vamos a ir a hueviar al sur? Me responde mientras prende un cigarro, le cuento que
estoy chato, que en realidad necesito salir de Santiago por un rato, ¿y voh no tenias que dar la
prueba hueon? Me pregunta, le digo que no quiero seguir con eso, que en realidad estoy bien
cansado, lo haría primito pero mis tíos me van a matar, además no tengo plata para la bencina,
me dice, tengo trecientas lucas, le respondo, lo queda pensando, lo vuelvo a tratar de convencer
diciéndole que lo que no ocupemos en el viaje se lo puede quedar, se saca las gafas y me queda
mirando, me pide una cerveza. Mi primo es mayor que yo, es buena gente, una de esas personas
a las cuales uno puede pedirle este tipo de cosas, a su modo sabe entender a la gente, creo que
todos tenemos a alguien así, y es bueno, al menos eso creo yo. Mi primo acepta, pero con la
condición de que no le cuente a nadie que viaja conmigo, él no le contará a nadie tampoco, ¿y
por cuanto tiempo? Me pregunta, le respondo es solo ida y vuelta, tres días como mucho, a partir
de ahora.

12:30 p.m./ Ruta 5 sur / “Psycho Killer” Talking Heads

Vamos por carretera rumbo al sur en un Peugeot 206, mi primo lleva la música a todo lo que da,
nos ponemos a fumar cigarros adentro, pero si dejamos las ventanas abiertas no se escucha
nada de lo que conversamos y cuando cerramos las ventanas queda la cagada adentro con el
humo, así que vamos fumando de a poco y cada vez que terminamos un pucho mi primo abre
las ventanas y el humo se va como si hubiese una gran aspiradora sobre nuestras cabezas. Mi
primo aún va con mucha caña, no le di tiempo ni de bañarse, del local en el que estábamos
salimos directo para el sur, solo nos detuvimos en un cajero automático para sacar la plata y para
cargar bencina. Tiene hambre, me dice que vamos a pasar donde “las viejas cochinas” yo lo
quedo mirando con cara de sorpresa, me comienzo a pasar mil royos sobre el lugar a donde me
llevará, mi primo me ve la cara y se comienza a reír, que eres hueon primo jajaja, me repite varias
veces, después me explica que “las viejas cochinas” es un local típico de comida en Talca,
atravesamos la ciudad, antes de llegar al local hay un puente, al otro lado se pueden ver muchos
autos estacionados, al parecer el lugar es bastante conocido, esta llenísimo, nos sentamos en
una mesa del rincón, frente a la barra hay un chico con un pequeño parlante y unas pistas midi
cantando creep de radiohead, me parece extrañísimo, mucha gente se sabe la canción,
comienzo a pensar que probablemente Talca tiene la concentración de fanáticos de radiohead
más numerosa del país, tal vez de Latinoamérica, frente a mi hay una señora de unos setenta
años que la canta como si estuviese en un karaoke, ¡¿qué onda la gente fanática de radiohead
acá loco?! Le pregunto a mi primo, él me contesta que en realidad no es que la gente sea fanática
de radiohead particularmente, es que el tipo que canta lo hace casi todos los días en el local, y
siempre canta el mismo repertorio desde hace varios años, a mi me da mucha risa y también me
pongo a cantar, con mi primo levantamos las manos en el coro y gritamos con todos But i’m a
creep. I’m a weirdo. What the hell am i doing here? I don’t belong here. Después de veinte minutos
de espera llegan nuestros bisteques a lo pobre, es un plato gigantesco, a duras penas
terminamos cada uno su porción, después de eso nos apresuramos en pagar y salir del lugar.
Antes de subir al auto le pregunto a mi primo si no le molesta que escriba un poco y me quede
en los asientos de atrás, pff … eres más raro que perro verde primo, me responde, pero me dice
que no hay problema.

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Laura, Renzo y Ortega van en un Peugeot 206 en la ruta 5 sur, Renzo conduce,
Ortega va como copiloto, y Laura va en el asiento de atrás recostada a lo largo, en
la radio se escucha “blue mondey” de New Order, Laura prende un cigarrillo,
después de un momento tanto Renzo como Ortega comienzan a toser.

Ortega: Laura weon! Cof! Cof! ¡Nos vas a dejar todos ahumados!
Renzo: si wn abre la ventana
Laura: no webeen me da frio.
Renzo: ¡entonces apaga el cigarro por lo menos po!
Laura: ¡pero es que igual tengo ganas de fumar po!
Ortega: (aún tosiendo) ¡weon erí terrible de mañosa! Por lo menos dame una piteada

Laura le pasa el cigarro a Ortega, él abre la ventanilla y tira el cigarro a la carretera.

Laura: ¡weon que hiciste!


Ortega: problema solucionado
Laura: ¡era mi último pucho weon idiota!
Ortega: (mientras se ríe) ahí tuvutes
Laura: (en tono de broma) ya te bajas de mi auto por hueon
Ortega: (también en tono de broma) ¡ya renzo para esta wea!
Laura: ¡no Renzo! ¿no te gusta tirar hueas de los autos? Por hueon te bajas así no
mas
Ortega: ya ya ya perdón… ¡me pasé!
Renzo: yayaya dejen de hueviar o se van terminar picando ¿Y en donde queda la
casa de tu abuelo? (mira a Laura por el retrovisor)
Laura: en un pueblo pequeño que queda frente a Puerto Varas, unos kilómetros
antes de llegar a Puerto Montt, se llama Nueva Brauna
Ortega: ¿Brauna no es la ciudad en la que nació Hitler?

Laura rie de manera nerviosa

Renzo: ¿como sabes esas huevadas Ortega?


Ortega: lo vi en el discovery channel
Renzo: por eso no teni mina
Ortega: (un poco avergonzado) si he tenido mina
Renzo: Manuela Palma no cuenta
Laura: es un campo que queda muy cerca (les comenta mientras mira seria la
ventana)

El foco de la historia cambia, se puede ver solo la espalda del abuelo de Laura que
habla por teléfono desde Santiago, está en una silla de ruedas y se puede divisar el
humo de cigarro que se desvanece en el aire de una pieza oscura, la cámara se va
acercando lentamente.

Abuelo: no te preocupes por la casa del sur, está Calixto vigilando.


Voz del otro lado: ¿pero lo dejaste solo?
Abuelo: Calixto no necesita ayuda, esta conmigo desde los años cincuenta

El foco de la historia vuelve a cambiar y se puede ver el campo como un plano de


transición después a contra luz se ve un hombre extremadamente delgado, joven,
aparenta unos veinticinco años, muy blanco, su mirada es fría, en una de sus manos
tiene una navaja, la abre y la cierra mientras se puede ver su silueta a contraluz, se
encuentra desnudo, se para frente al ventanal, se puede ver como su cuerpo tiene
muchas cicatrices y en su estomago esta tatuado el símbolo alquímico de la
eternidad.
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No puedo seguir escribiendo, mi primo me pide que le converse algo porque si no se va a quedar
dormido, le hablo de mi guion, le cuento toda la historia y le leo algunos párrafos, me dice que
es una súper buena idea, me pregunta si por eso vamos al sur, yo le digo que tal vez es así, pero
que en verdad necesitaba salir de Santiago, y que de paso el viaje me va a servir para inspirarme
un poco, se ríe, y me dice que lo coloque como un personaje dentro de la película, yo me pongo
a reír y le digo que tal vez lo haga, aunque lo que se viene no es nada de agradable.

10:27 pm/ Osorno, Bar de Gully / “Se me olvidó otra vez” Juan Gabirel.
Mi primo viajó a toda velocidad, queríamos llegar luego, durante el camino hicimos de todo para
mantenernos despierto, contamos autos, colores, anécdotas de todo tipo, hablamos de mi familia,
de la PSU, de lo terrible que es crecer, de lo aburrido que debe ser trabajar, hablamos de mujeres,
en realidad hablamos de nuestras experiencias sexuales (en mi caso todas inventadas) y
después hablamos de mujeres, mujeres que nos llaman la atención, mujeres con las que nos
gustaría acostarnos, mujeres a las que amamos, mujeres que nos gustaría que fuesen las
madres de nuestros hijos, mujeres que tendríamos por amantes, mujeres que tendríamos por
consejeras, mujeres que tendríamos por amigas inseparables, mujeres que nos gustaría que nos
acompañen en un viaje extenso, mujeres que nos gustaría nos acompañen en un viaje sin fin,
mujeres con las que nos gustaría emborracharnos, mujeres con las que nos gustaría drogarnos,
mujeres con las que nos gustaría haber hecho el amor por primera vez, mujeres con las que nos
gustaría hacer el amor antes de la muerte, mujeres con las que nos gustaría irnos a la tumba o
morir de la mano que es casi igual. La conversación fue fructífera y mantuvimos la moral en alto
casi hasta Temuco, de ahí en adelante mi primo sintonizó la radio Futuro a todo lo que da,
escuchamos metal, cabeceamos algunas de las canciones, en otras nos quedamos simplemente
en silencio escuchando los solos de guitarra. Al terminar cada tema mi primo decía – de más que
la saco, no es tan difícil – yo en realidad no sé mucho de esas cosas así que solo reafirmaba lo
que él decía con un movimiento de cabeza, tal vez con la convicción de que realmente mi podría
sacar esos solos que parecían recorrer el aire a toda velocidad.

Nos faltaba poco para llegar a Nueva Brauna, en realidad no nos queda más de una hora en
auto, tal vez menos, pero al llegar a Osorno no pudimos evitar pensar en pasar a comer y tomar
algo, estábamos cansados, necesitábamos aire. Cuando íbamos por la carretera todo estaba
oscuro, solo podíamos ver las luces reflectantes de los tacos que señalizan la carretera, la radio
había dejado de sonar y en aire solo se sentía la estática que se puede escuchar cuando se
pierde la señal (creo que la radio futuro no llega a Osorno), yo ya casi me quedaba dormido
mientras subíamos una cuesta de las tantas que ya habíamos superado a lo largo del camino,
de pronto un mar de puntos brillantes que salían del lado derecho de la carretera nos encandiló,
desde mi ventana se podía divisar de principio a fin toda la ciudad, todo parecía tener una calma
eterna, probablemente siempre había sido así y siempre lo sería. Justo antes de que le dijese a
mi primo que pasemos a la ciudad a tomar algo, él me comenta que le gustaría tomar una cerveza
y comer unas papas, yo le dije que era una gran idea, así fue como llegamos a Osorno. No
quisimos adentrarnos mucho en la ciudad, buscamos rápidamente a ver si encontrábamos algo,
pero muy pocos locales estaban abiertos. Dimos un par de vueltas, nos recomendaron que
fuésemos a calle Lynch, lo colocamos en el mapa del celular y en poco tiempo estábamos
sentados en un bar de mala muerte con olor a meao, no vendían comida, pero si cerveza,
pedimos una. En una de las paredes estaba colgada la caratula del disco robert soul de los
beatles, me pareció bastante extraño porque de fondo sonaba una ranchera de Juan Gabriel, tal
vez, la ranchera más triste que jamás había escuchado, la canción hablaba de un hombre
enamorado que cantaba casi llorando, contaba que la mujer a la cual él amó probablemente ya
no guardaba recuerdo de él, pero que él a pesar de todo la esperaba, y que mantenía todo intacto
para que cuando ella volviese pudiesen retomar su amor de la misma forma en que la habían
dejado. Mientras escuchaba la canción pude ver a un hombre de lentes, algo entrado en edad, o
tal vez no tan entrado en la parte alta de su cabeza se podía divisar una insipiente calva que
intentaba tapar infructuosamente con un diminuto mechon de pelo, tenía un par de cicatrices de
un lado de su rostro, estaba mirando fijamente hacia fuera del local, miraba por la ventana, en la
calle llovía, durante un momento llovió a mares, llovía como si toda la ciudad se fuese a inundar,
el hombre miraba como el agua caía y escuchaba la canción, sentí pena por él, pero al mismo
tiempo sentí pena por mí, sentí pena por todos nosotros y por los días en que nos va a tocar ver
la lluvia en la más absoluta soledad, sentí pena por los días de felicidad que se alejan, sentí pena
por aquel hombre que de seguro no estaba triste por lo que se avecinaba, estaba triste por lo
que se iba alejando de él, aquello que desaparecía en el horizonte de los recuerdos perdidos, de
los recuerdos que se van tornando fríos conforme pasa el tiempo y que en cierta forma son
siempre la infancia de nuestra identidad. Mi primo me chispeó los dedos, ya llevábamos dos
cervezas de litro, me preguntó que qué íbamos a hacer, tomar, le dije, tomar hasta caer.

12:39 am / Osorno, Antros Bar / “Were is my mind” Pixies

Al salir a la calle ya se nos había calentado el hocico, queríamos tomar más, escuchar música,
si se puede tal vez también conocer gente, caminamos por una calle doble avenida que en el
centro tiene un parque, no había mucha gente y el aire estaba helado, desde lejos se podía
escuchar una batería, después un par de acordes, después aplausos, conforme avanzábamos
se escuchaba más y más el sonido de una banda tocando rock, llegamos hasta el origen de los
sonidos, encontramos un bar que en la entrada tenía un par de motos estacionadas, parecía ser
una antigua casa, pero una casa bastante grande, tal vez una casa de personas adineradas de
la ciudad, le dije a mi primo que pasemos y nos tomemos unos shop, en la entrada había un
hombre vestido como un motoquero, con una chaqueta de cuero sin mangas y desabotonadas,
tenía una pañoleta en la cabeza y una polera de Harley Davison, un pantalón de cuero y botas
vaqueras, son mil pesos, nos dijo antes de que pudiésemos cruzar la puerta, puso cara de
hombre rudo, pero en realidad no le funcionaba muy bien, parecía ser un tipo bastante simpático,
con mi primo nos quedamos mirando, y le preguntamos qué había en el bar, nos comentó que
tocaba una banda, ¿una banda de covers? Le pregunte, no, es una banda con temas propios,
me respondió, escuché un par de acordes y le pasé los dos mil pesos para que ambos
pudiésemos entrar, al abrir la puerta lo primero que pudimos ver fue la barra, y más al fondo una
maquina con juegos de arcade, alrededor de ella unos chicos de no más de veinte años miraban
como otros dos se desafiaban en un juego de mortal kombat, durante un momento nos quedamos
a mirar en qué terminaba el duelo, pero al rato decidimos seguir caminando hasta el patio del
local. Al salir a la parte trasera nos encontramos con un patio gigantesco, la mayor parte del
público se encontraba ahí, gente de todas las edades, muchos fumando macoña, otros tomando
cerveza, el fondo del patio se veía lejano y apenas podíamos divisar las siluetas de quienes se
encontraban allá, mi primo prendió dos cigarrillos, me dio uno, nos quedamos por un buen rato
en silencio mirando el lugar, escuchando la música, respirando el aire helado que recorría el
lugar, sonaba eighties de killing joke, mi primo terminó antes que yo, y me dijo que iba al baño,
mientras tanto me quedé solo, intenté adentrar mi mirada en el espacio donde solo podía divisar
siluetas de personas, traté de enfocar lo más que pude, como si buscase a alguien en especifico,
en realidad no buscaba a nadie, durante un espacio muy corto de tiempo una chica llamó mi
atención, intenté enfocar, la chica se me hacia muy parecida a mi compañera de curso, a Laura,
imposible, ¿qué iba a estar haciendo Laura en un bar perdido de Osorno? me moví hasta donde
estaba ella, el espacio que quedaba para caminar era muy reducido, a duras penas pude llegar,
cuando estuve ahí no vi a la chica, solo había hombres conversando, la mayor parte de ellos
drogados, miré para todos lados, incluso encendí la linterna de mi celular, apunte a un par de
personas, pero nada, Laura no estaba, en un momento pronuncié su nombre en voz alta, todos
me quedaron mirando, pero nadie respondió. Al rato apareció mi primo, me preguntó donde había
estado, yo no supe qué decirle, inventé que yo también lo buscaba a él, me dijo que subamos al
segundo piso porque había una tocata, acepté, al llegar me di cuenta que el espacio era solo una
habitación de mediano tamaño que tenia un pequeño escenario en el cual tocaban las bandas,
la gente se amontonaba mientras bailaban al ritmo de las canciones, estábamos todos muy
apretados, aún así, aquel espacio parecía tener una mística especial, algo familiar que generaba
cierta comodidad. Mientras escuchábamos las canciones desde una esquina pasaron por
nosotros varios pitos de marihuana, con mi primo fumamos de todos ellos sin chistar, al cabo de
un rato estábamos muy volados y a penas pronunciábamos palabra, mientras veía como las
luces subían y bajaban me pareció ver al Renzo frente al escenario, solo, mirando a la banda sin
mover un musculo, sin bailar, mientras escuchaba llevaba lentamente el vaso a su boca, intenté
abrirme paso entre la gente para llegar hasta él, pero eran demasiados, tuve que rodear la pista
y caminar pegado a la pared, intenté no quitarle la mirada de encima pero cada dos pasos alguien
me pasaba a golpear o me empujaba, cuando llegué al punto en que lo vi ya no estaba, me subí
a una silla e intenté encontrarlo entre el tumulto de personas que se movía de forma confusa,
pero no logré verlo por ningún lado. Del otro lado mi primo movía los brazos en señal de que
saliéramos de ahí, nos juntamos fuera de la sala y nos fuimos.

Mientras manejaba rumbo al hostal comencé a pensar que me estaba volviendo loco, o que
quizás me estaba tomando demasiado en serio el tema del guion, comencé a recordar a Laura y
Renzo quienes probablemente a esa hora ya estaban dormidos esperando el segundo día de
PSU, pensé en sus familias, en lo normales que son ellos dos y lo anormal que a veces me
siento, pensé en que a veces me gustaría ser como ellos, tener pareja, amigos, una familia
normal, tener un futuro, tener alguien con quien conversar, alguien en quien depositar mi cariño,
en quien depositar mi confianza, toda clase de estupideces que creo no sirven más que para
sentirme aún más miserable, comencé a pensar en mi guion
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La escena parte con la imagen de Renzo en medio del bosque, sucio, corriendo en
medio de los arboles en total oscuridad. La cámara lo va siguiendo con un travelling
que se va acercando en diferentes tomas hasta llegar a un primer plano de perfil de
él mientras corre. En un momento Renzo se detiene, se siente aliviado, ve a Laura,
corre hacia ella.

Renzo: Laura, vamos, vamos, corre, tenemos que correr, él viene… corre Laura por
la chucha …

Laura no se mueve, la toma muestra solo la espalda de Renzo quien se encuentra


frente a Laura, se puede ver como Renzo se desploma frente a Laura mientras se
toma el cuello, al caer, se puede ver a Laura empapada en sangre mientras sujeta
una un pequeño sable.
Laura despierta sudando, Ortega va dormido en el asiento del copiloto mientras
Renzo aún está manejando.

Renzo: (mira por el espejo retrovisor del auto) ¿tuviste una pesadilla?
Laura: (se demora en contestar) no, solo dormí un poco mal, creo que me duele un
poco el estomago también.
Renzo: Creo que no nos falta mucho… igual Osorno está al lado,
Laura: igual no sería mala idea pasar
Ortega: (entre sueños) no, la Laura no va a Osorno
Renzo: ¿que onda este?
Laura: no sé, creo que esta hablando dormido
Ortega: no, no, no, Osorno no, no, la Laura nunca va a Osorno, la Laura no entra a
Osorno.

Laura toca suavemente el hombro de Ortega para que se despierte, después de un


rato Ortega despierta.

Ortega: ¿qué pasó?


Laura: estabas hablando dormido
Renzo: y para variar estabas hablando weas que nadie entiende
Ortega: tuve un sueño súper raro
Renzo. Ahhhh que asco Ortega, cuanto apuesto que soñaste cochinadas con la
pobre Laurita
Laura: (a Renzo) ¡cállate weon estúpido!
Ortega: ¡pff! ¡ojalá hubiese sido eso!

Laura le pega en el hombro a Ortega

Ortega: soñé que estaba en un bar en Osorno y que veía a la Laura y cuando la
quería alcanzar ella desaparecía, después, te veía a ti (mirando a Renzo) y cuando
te quería alcanzar también desaparecías.
Renzo: viste, te dije que no te comas todas las papas fritas solo chancho e mierda
Ortega: no sé si habrán sido las papas, pero el sueño fue muy raro.
Renzo: bueno, después de que el parcito me contó sus lindos sueños tenemos que
decidir si pasamos a Osorno a descansar
Ortega: ¿y cuanto falta para Nueva Brauna?
Laura: creo que como cientocincuenta kilómetros.
Ortega: yo creo que deberíamos seguir, no nos queda nada y después del sueño
que tuve no quiero pasar.
Laura: yo opino igual
Renzo: bueno, creo que yo también po.
Ortega: si quieres yo conduzco lo que queda
Renzo: no, no… ya no queda nada, tienen razón es mejor que apreté chala y
lleguemos pronto, pero no se queden dormidos y conversen algo, porque igual me
aburro solo manejando y ustedes dos van como tagua durmiendo…

Renzo se da cuenta que tanto Laura como Ortega ya están dormidos nuevamente.
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06:00 am / Osorno, Residencial Antillanca / “Demolición” Los Saicos

Nos levantamos temprano en la mañana y nos mandamos dos cafés súper cargados, mi primo
dijo que necesitaba un poco de punk para reaccionar, prendió la radio del auto, sacó una especie
de pendrive que sospecho era de los primeros que salieron a la venta, en la pantalla se veía solo
el nombre de “Los saicos” era como si los beatch boys hubiesen tenido como vocalista a una
versión peruana de Joe Ramon, una voz raspada que a cada rato repetía, echemos abajo la
estación del tren. Nos fuimos cantando la canción desde Osorno hasta Nueva Brauna, parecía
punk rock, pero de los 60’s, con una voz carraspeada que era como sacada de una película de
terror, el punk es peruano, me decía mi primo mientras movía la cabeza al ritmo de la música.

Cuando llegamos a Nueva Brauna intentamos ver si existía algún hospedaje, nuestros esfuerzos
fueron en vano, el pueblo es pequeño, solo posee una escuela, una posta y un par de casas. La
residencial más cercana se encontraba en Puerto Varas, a un par de kilómetros del lugar. Al
llegar, mi primo preguntó si tenían piezas dobles, yo lo detuve y pedí piezas individuales, me
quedó mirando con cara de pregunta, yo le comenté que necesitaba estar solo para poder escribir
en la noche, la chica de la recepción me preguntó de donde veníamos, yo le respondí que de
Santiago ¿les puedo preguntar en qué andan?, me preguntó mientras estiraba el brazo
pasándome las llaves de las habitaciones, esa es una pregunta que tengo en mente desde que
salimos de Santiago, le respondió mi primo mientras me miraba, al sentirme acorralado por los
dos preguntones, les respondí que estaba ahí para escribir el guion de una película, ¿eres
director de cine? Me preguntó nuevamente la recepcionista, no, solo estoy escribiendo un guion,
le respondí, no sabía que los directores de cine eran tan pesados, me dijo, mientras yo le repetía
que no era director, ella sonrió, solo me estaba tomando el pelo, mi primo recibió las llaves y
caminó hacia su habitación, yo caminé hasta la mía, quería seguir escribiendo.

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Ortega, Laura y Renzo llegan a Puerto Varas, se quedan en un hospedaje
compartiendo una habitación triple. La muchacha de la recepción parece reconocer
de alguna forma a Laura o por lo menos sospecha que no es una clienta normal,
Laura no se da cuenta de nada y va junto a sus dos amigos a la habitación. Apenas
ella cierra la puerta se puede ver como la recepcionista marca un numero telefónico,
después de esto la escena se centra en el cuarto donde están alojados los chicos.

Renzo: weon estoy raja


Ortega: yo igual
Renzo: ¿tu igual? Pero si te cagaste durmiendo weon cara de raja
Ortega: weon dormí súper incomodo, dormir ahí es como no dormir nada
Renzo: ¡pero por lo menos dormiste po! Yo manejé todo el camino
Ortega: Nadie te obligó
Laura: (saliendo del baño) ¿alguien tiene pasta de dientes?
Renzo ¿y para que quieres pasta de dientes?
Laura: para lavarme los dientes po weon cochino
Renzo: yo no traje nada ¿y tu Ortega?
Ortega: yo no traje ni cepillo jajaja
Laura: weones cerdos
Ortega: lo que es yo, necesito un pucho antes de irme a dormir ¿alguien quiere?
Renzo: yo estoy raja viejo, me voy a echar al toque
Laura: a mi ni me mires, ya estoy en pijama
Ortega: ta weno… (cantando) toy solito no hay nadie a mi alrededoooor
Renzo: (tirándole una cabecera) caaaaallate weon … deja dormir

Ortega sale solo, mientras camina no se da cuenta que en la recepción no hay nadie,
pasa derecho a la entrada del hostal, cuando cierra la puerta la cámara se acerca
lentamente (no se escucha ningún ruido ni música) y en silencio hacia el letrero que
dice abierto, cuando queda en un primer plano el letrero cambia su mensaje a
cerrado.

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Mi primo toca la puerta, me dice que vayamos a comer algo y recorrer el lugar, me pongo unos
jeans y una polera. Qué raro, pensé que en el sur hacía más frío, le comenta mi primo a la
recepcionista con el codo apoyado en el mesón, en realidad lo es, pero en los últimos dos meses
no ha llovido nada y ha hecho mucho, mucho calor, igual la gente de los campos está preocupada
porque el agua es necesaria por estos lados. Cuando llego, mi primo se desconecta de la
conversación, vamos, le digo y le hago un gesto con la mano para que se deje de jotear a la
recepcionista, ¡tate! la tengo lista, me dice mientras caminamos al auto, ¿y que vas a hacer, si
nos quedamos un día más y de ahí nos volvemos?, le contesto colocando mi mando sobre mis
ojos para cubrirlos del sol, ¡mucho po primo! No seas pavo primo, el cuento del marinero siempre
tienta, ¡pffff! Yo no sé nada de eso, le digo mientras prendemos la radio del auto, suena una
canción de Morrisey, vamos camino a Nueva Brauna, la distancia es cortísima, no más de diez
minutos en auto, vamos relajados y en el camino no emitimos palabra, solo hay un par de casas
y una escuela, comenzamos a avanzar y encontramos un camino de piedra que se desvía del
principal, nos metemos esperando encontrar algo, no sabemos muy bien qué, yo voy sacando
fotos con el celular y mi primo abre la ventana para que entre un poco de aire. Al poco andar nos
encontramos con un bache que nos hace saltar y darnos un cabezazo contra el techo del Peugeot
206, mi primo se orilla y baja para ver si todo está bien, el auto es su joyita y lo cuida más que a
todas las pololas que ha tenido, yo le digo que me pegué fuerte, pero no me da ni la hora, camino
un poco y me doy cuenta que estamos frente a una casona patronal abandonada, es preciosa,
en la parte frontal tiene un corredor con baranda, está tallada y los postes parecen ondularse
hasta alcanzar el techo, la revestidura está hecha de tejas color madera y las ventanas son
grandes, sospecho que para permitir que entre mejor la luz al interior, comienzo a sacar fotos,
mi primo sigue viendo su auto, se queja de los amortiguadores, yo me alejo lentamente del auto
para acercarme más y más a la casa, hay un pozo negro detrás, está tapeado con gruesas tablas
que cubren la puerta, me acerco poco a poco y comienzo a sentir un llanto desde el interior, me
voy corriendo a ver qué pasa, me detengo pocos metros antes de llegar, miro hacia todos lados
para asegurarme de no ser vigilado, veo por una rendija, el chico debe tener mi edad, está
amordazado, la sangre cubre su cara, tiene un ojo en tinta y la nariz rota, llora mucho, no está
pidiendo ayuda, esta llorando como cuando un niño pequeño pide que su mamá lo ayude, lo
malo es que su mamá nunca llegará y probablemente ese niño muera solo en ese lugar, él lo
sabe y llora resignado. Intento verlo desde otro ángulo, le hablo, pero no me hace caso, le grito,
pero no me hace caso, me muevo para poder ver mejor el lado de la cara que no tiene hinchado,
en un momento mueve su cabeza y la luz del atardecer rojizo le da en la cara, caigo de espalda,
asustado, soy yo.
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La escena transcurre en la pieza en la que se encuentran alojados Renzo y Laura,
después de un rato Laura se inquieta porque Ortega no vuelve de fumar un cigarro,
prende la luz de la lámpara.
Laura: Renzo… Renzo… despierta pos Renzo
Renzo: (medio dormido) que… qué?
Laura: que Ortega salió hace como caleta y no ha vuelto
Renzo: naaaa… de seguro se fumó un caño y se quedó pegado
Laura: el Ortega no toma ni copete y se va a fumar un caño… ya po vamos a cachar
que onda que estoy preocupada
Renzo: pucha ohhh ya me estaba quedando dormido … voy, pero si está volado le
voy a pegar la madre de las patá en la raja a ese weon
Laura: vístete y vamos

Se puede ver caminar a los chicos por el pasillo del hostal, Laura va en frente
mientras Renzo va tras ella aún bostezando. Cuando llegan a la entrada no hay
nadie, solo un cigarro consumido en el suelo.
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Mi primo y yo nos encontramos frente a la casa parados, fumando un cigarrillo, el aire tibio de la
tarde aún se pasea entre los pastizales, hay una briza que nos choca en la cara mientras miramos
con sospecha la casona, mi primo me da una fumada, me pregunta qué fue lo que vi, le respondo
que a mi mismo encerrado y golpeado, me pregunta si estoy bien, que ahí él no vio nada, si me
gustaría volver y tomar un café o un té, yo le digo que no, que estoy en mis cinco sentidos, el
viento tibio hace crujir la casa durante unos segundos, con mi primo comenzamos a caminar
lentamente rumbo a la puerta de entrada, ambos caminamos seguros, sin saber muy bien qué
estamos haciendo, en el fondo sé que mi primo sabía lo que yo vi, por eso no insistía, si de
verdad había alguien ahí y necesitaba ayuda ambos estábamos dispuestos a ayudar. Unos pasos
antes de llegar encontré un pedazo de metal alargado, en la puerta de entrada había una cadena
y un candado oxidados por el tiempo, hago palanca y el candado cede fácilmente, entramos a
la casa con paso silencioso y lento, todo en el interior está tapado por sabanas blancas, mi primo
enciende otro cigarrillo, mientras caminamos puedo escuchar el tabaco quemándose entre sus
dedos, estiro mi mano haciéndole señales para que no meta tanto ruido, caminamos como
agachados a pesar de que el techo de la casa es muy alto.

Por un minuto pienso que me estoy volviendo loco y que estoy arrastrando a mi primo a mi locura,
que todos los fantasmas de mi historia vienen a saldar cuentas conmigo, que todos mis
fantasmas vienen a saldar cuentas conmigo, que toda la gente a la que he dañado vienen a
saldar cuentas conmigo, trato de tomar el control, primo esta mierda está vacía, me dice Raco,
yo lo quedo mirando en silencio, parece que si weon, le digo, ¿y por qué chucha estamos
hablando como los hueones entonces? Me responde, no me aguanto la risa y me paro derecho,
él también lo hace, me da un poco de su cigarrillo. En la casa hay un piano que está bajo una
sabana, me acerco a él, intento tocar algo pero no recuerdo nada, cuando chico aprendí un par
de canciones, lo único que se me viene a la mente es una canción de los Beatles, dejo el cigarro
cerca, marco un par de notas y tarareo algo … If I fell in love with you… (no logro dar con el
siguiente acorde, la canción es lejana, casi no me acuerdo de ella) would you promise to be true,
and help me understand… en el segundo piso se siente un ruido fuerte, miro a mi primo para ver
si él también lo ha oído, mi primo me hace una señal con la mano para que me calle y no meta
más ruido con el piano, me levanto y nos acercamos a la escalera, subimos lentamente, antes
de llegar al umbral de la puerta del segundo piso podemos ver la silueta de un hombre a contra
luz, es muy delgado y alto, tiene el torso descubierto, con mi primo nos quedamos petrificados,
el hombre no nos dice nada, no puedo ver su rostro.

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(la escena comienza con un plano secuencia, la cámara siempre sigue a


Laura) Laura y Renzo aún se encuentran callados en la entrada del hostal,
después de un rato Laura entra corriendo, Renzo la sigue, comienza a revisar
las habitaciones restantes, no hay más huéspedes que ellos, intenta buscar
a la recepcionista, pero tampoco está, probablemente se ha ido, Laura toma
el teléfono y oprime el botón de re discado , Renzo la mira pero no le pregunta
nada, Laura se queda pegada al teléfono un buen rato, se puede oír una voz
que solo le dice dos palabras el cuadro, Laura cuelga de inmediato, corre
hasta la habitación y toma las llaves del auto, Renzo la sigue

Renzo: Laura que pasó? Que te dijeron?


(Laura mantiene silencio)
Renzo: ya po Laura para donde vamos?
Laura: voy yo sola Renzo

Renzo detiene la puerta del auto antes de que Laura la pueda abrir

Renzo: ¿tai mas hueona? Dime que le pasó al Ortega


Laura: no sé
Renzo: ¿como que no sé? Seguro estai así porque no sabes nada
Laura: yo no hice nada
Renzo: ¡dime que chucha le pasó al Ortega entonces!
Laura: no sé … pero voy a ver si lo puedo pillar
Renzo: donde…
Laura: no se… no se… en la casa del campo

Renzo no le dice nada, le quita las llaves y se sube al asiento del piloto

Renzo: ¡sube rápido!

Laura da la vuelta y sube en el asiento del copiloto, al encender el auto


automáticamente se prende la radio, comienza a sonar No distance left to run
de Blur, de fondo solo se puede escuchar la música, la cámara toma en primer
plano a ambos, sus caras son de extrema preocupación, Laura esta al borde
de las lagrimas y Renzo trata de mantener la concentración para poder
conducir. Al llegar, ambos bajan del auto, Renzo va hasta el portamaletas,
saca una linterna grande.

Laura: ¿no tienes otra linterna?


Renzo: no, esta es la única

La casa esta iluminada, la luz es tenue, como si proviniese de velas o de una


chimenea encendida, es una casa patronal, bastante grande, tiene un
corredor en el frontis y los pilares que unen el corredor con el techo están
tallados en forma de espiral. Ambos se acercan lentamente hasta la ventana,
apagan la linterna para ver que hay en el interior, la luz que alumbra la casa
es la luz de la chimenea, está encendida y un hombre muy delgado se
encuentra sentado en el suelo, Renzo mira sobre la chimenea, se puede ver
un cuadro, el cuadro de un paisaje.

Renzo: ¿ese es el cuadro?


Laura: si
Renzo: ¿y quien es ese weon?

Laura se queda callada, se puede oír muy tenuemente un murmullo, como un


llanto, ambos se quedan callados, Laura comienza a caminar casi de
memoria por un costado de la casa, Renzo la sigue en silencio, mientras más
caminan los sollozos se hacen más intensos, llegan hasta un pozo negro que
se encuentra en la parte trasera, Laura se acerca.

Laura: Pss! Pss! Ortega


Laura: ¡oye ortega!

La silueta en vez de contestar se aleja aún más de la puerta, parece volverse


aún más pequeña en la oscuridad, Laura intenta prender la linterna pero no
puede, abre la puerta, no hay ningún tipo de tranca ni cerradura, la luz se
enciende y esa pequeña silueta se transforma en Ortega que se encuentra
acurrucado en un rincón, Laura se abalanza para abrazarlo pero él no se deja,
esta en shock, en el forcejeo Laura comienza a ver sus manos manchadas
de sangre, se asusta y se alumbra, ve que ella no tiene nada, cuando ilumina
a Ortega este tapa su mano derecha con su mano izquierda, al mover la mano
izquierda para taparse la cara se puede ver en un plano detalle la mano
derecha de Ortega sangrando, sin dedos.

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¡qué están haciendo ahí! Nos pregunta la voz mientras se coloca una polera, comienza a
bajar por las escaleras, mi primo y yo retrocedemos, el tipo tiene unos veinticinco años, tal
vez menos, es pálido, nariz aguileña, ojos cansados, nos repite, ¿qué están haciendo aquí?
Mi primo reacciona, le dice que nos pareció escuchar voces pidiendo ayuda, el tipo se ríe,
aquí solo estoy yo, nos contesta mientras termina de acomodar su polera, le pido disculpas,
él enciende un cigarrillo, se crea un silencio incomodo, ¡bueno! No hay nadie, váyanse,
pendejos de mierda, nos grita, mi primo le pide que se calme, el tipo le da un golpe en la
cara, mi primo queda tirado en el suelo, inconsciente, yo trato de alcanzar el fierro con el
que abrí la puerta, pero me toma por la polera y me tira contra un mueble, el tipo toma el
fierro y se acerca a mi, yo tomo un pedazo de madera que esta al lado de la escalera, trato
de golpearlo, pero esquiva el golpe y me da con el fierro en el brazo, creo que lo ha roto,
me quedo botado en el suelo, espero lo peor, el tipo nos va a matar en medio de la nada,
el tipo nos va a matar y nos quemará o nos hará desaparecer de una forma terrible, se
acerca a mi, comienza a salir olor a quemado, parece que él no se ha dado cuenta, el
cigarrilo que dejé sobre el piano alcanzo la tela, a los pocos segundos comienza a arder,
pero el tipo no muestra sorpresa, mi primo se levanta a sus espaldas y lo toma del cuello
queriendo ahogarlo, el tipo es mucho mas alto que él, mide cerca de uno ochenta, está
colgado de su cuello, el piano esta comenzando a quemarse mientras el tipo y mi primo
siguen forcejeando, caen al suelo, su polera se levanta, puedo ver en su estomago tatuado
un símbolo, el fuego ha alcanzado el piso, yo estoy petrificado en una esquina, en mi mente
puedo ver en cámara lenta el forcejeo y de fondo el piano en llamas, el tipo le da un golpe
en la cara a mi primo, el lo suelta y cae a un costado, él hombre del tatuaje se levanta y
trata de retomar el aire, con mi brazo bueno tomo el trozo de madera y le doy en la cara, él
va a dar directo sobre el piano, el fuego le comienza a quemar la polera y los pantalones,
trata de salir de ahí pero se queda enganchado de un trozo de madera, comienza a gritar,
mi primo corre hacia él y lo comienza a tironear, pero el fuego entre el piso el piano es
demasiado intenso, finalmente se forma una gran llamarada en la cual el hombre del tatuaje
ya no se puede distinguir de entre el resto de las cosas que se están quemando, deja de
gritar, mi primo me toma del brazo quebrado y me tira hasta la salida, ambos salimos del
lugar mientras la casa comienza a arder, nos quedamos tirados en el pasto bastante lejos
del fuego, para mi ha pasado mucho tiempo, pero no es así, probablemente no han pasado
mas de veinte minutos, me levanto y miro como la casona se consume frente a mis ojos,
mi primo también se levanta y comienza a correr, se detiene después de un par de pasos,
¡hueon vámonos de acá por la chucha! Me grita, yo me doy vuelta y comienzo a correr
junto a él, la distancia entre el auto y la casa parece eterna, una autentica maratón, sujeto
mi brazo roto, lo presiono, siento que en cualquier momento se va a caer, subimos al auto
y nos alejamos de ahí, el viento comienza a soplar muy fuerte, en el camino se forma una
polvadera, mientras nos alejamos podemos ver el humo a la distancia, retomamos el
camino principal, y nos dejamos de mover en el auto, nadie se acerca, no se ven carros de
bomberos ni ambulancias, la hilera de humo se vuelve más fina entre más nos alejamos,
cruzamos la ruta cinco y entramos a Puerto Varas, mi primo me dice que me coloque un
chaleco y que entre directo a la pieza, yo solo lo obedezco, me bajo del auto, coloco mi
brazo roto en el bolsillo, con mucho dolor, camino directo a mi habitación, mi primo me
sigue, pide las llaves y le hace un comentario sobre el viento a la chica de la recepción, ella
dice que es natural en esta época del año, mi primo recibe las llaves y se despide de ella,
mientras ella no nos ve, me abre la puerta y entra conmigo a la pieza, me siento en la cama,
respiro, ambos estamos pálidos, no decimos nada, mi primo se sienta en el suelo, pone el
dedo en su boca en señal de que me quede callado, yo no digo nada y me saco el chaleco,
mi brazo está hinchado, el dolor se va volviendo más intenso, mi primo sale de la pieza, va
a la suya, al cabo de un rato vuelve con una botella de ron, me dice que tome un poco para
que se me pase, llena un vaso, lo tomo de un trago, estoy sudando, mi primo también toma
uno, se sienta a mi lado, ¡qué mierda fue eso! Me dice entremordido mientras comienza a
tomar ron de la botella, yo solo puedo mirar mis pies, aún no entiendo muy bien, todo pasó
muy rápido, comienza a oscurecer, miro por la ventana no puedo ver el humo, no escucho
bomberos, tampoco ambulancias, en realidad solo puedo escuchar mi respiración agitada
que se confunde con el crujir de la casa movida por el viento.
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La toma comienza con el rostro de Laura en un primer plano, esta aterrorizada


después de ver lo que le han hecho a Ortega, Renzo reacciona y la saca de
ahí, se quita el chaleco y envuelve lo que queda de la mano de Ortega, él lo
reconoce, lo abraza y se pone a llorar, Renzo aprovecha el abrazo para
arrastrarlo fuera del lugar

Renzo: (mientras saca a Ortega del pozo negro) shtttt… shtttt, amiguito,
calmate, calladito, te vamos a sacar.
Ortega llora como un niño, mas que el llanto de un niño parece el llanto de un
cachorro, un llanto mordido.
Renzo: (susurrando) ¡Laura! ¡Laura! Ayúdame…
Laura sigue en shock
Renzo: ¡Laura mírame!
Laura reacciona y ayuda a Ortega a sostenerse
Renzo: no vamos a prender la linterna, (hablándole a Laura) tu tienes que
guiarnos

Laura toma del otro brazo a Ortega y lo llevan colgado, comienzan a caminar
en la oscuridad, tropiezan un par de veces, no se escucha ningún ruido
alrededor. Cuando van pasando al lado del corredor de la casa Renzo
comienza a caminar más rápido.

Laura: vamos más lento, vamos a meter mucho ruido

Renzo no le hace caso a Laura y redobla el paso, caen los tres, mientras
Renzo reacciona para levantarse escucha el grito de Laura, el hombre del
interior la comienza a arrastrar del cabello y se la lleva adentro, Renzo va
sobre él para golpearlo pero el hombre es más alto y más fuerte, suelta a
Laura y de un golpe en la cara lo deja botado en el suelo, inconsciente, Ortega
queda espantado, no se mueve, no grita, solo emite quejidos y se arrastra
hasta donde se encuentra Renzo.

La escena cambia, Ortega esta en una esquina de la casa, ya no tiene el


chaleco en su mano, se puede ver el muñón de mano que le queda, está
llorando asustado, Renzo esta inconsciente a un lado de la chimenea, Laura
esta atada en una de las barandas de la escalera, también en silencio (solo
se puede escuchar el crepitar de la madera que arde), la cámara enfoca una
pequeña bolsa que se encuentra sobre una mesa, contiene los dedos que
Calixto (el hombre del interior) le cortó a Ortega, Calixto toma la bolsa, de
fondo se puede ver a Ortega acercando sus manos a la cara en señal de que
no quiere ver mientras Calixto tira la bolsa al fuego.
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7:00/ ruta 5 sur/ “U-Turn (Lili)” Aaron (“Je vais bien, ne t’ en fais pas” soundtrack)

En la mañana nos levantamos temprano y nos fuimos a Puerto Montt, durante el camino
prendimos la radio para escuchar las noticias locales y saber si mencionaban algo sobre el
incendio.

Bio-Bio, la radio, informa… un incendio consume una antigua casa en el sector


de Nueva Brauna, las autoridades presumen que el siniestro fue provocado por
descuido del único habitante del inmueble, hombre de veintisiete años de edad
conocido como Manuel Pacheco, carpintero que residía en el lugar sin
autorización de sus dueños y que la tarde del sábado recién pasado había
ingresado para dormir, al parecer forzando el candado de la entrada, según
testimonios de los habitantes de la localidad Pacheco acostumbraba pernoctar
en el lugar ya que hace varios meses vivía en la calle.

Nada se mencionaba de nosotros, pensé en el viento, en las huellas del auto, en el lugar
incendiado, mi primo apagó la radio, mantuvimos silencio hasta que llegamos a un
servicentro, nunca, nunca, nunca, le vas a mencionar esto a nadie, me dice mi primo
mientras enciende un cigarro, esto se queda acá y se muere acá, yo ahora te voy a llevar
al hospital, vas a decir que te rompiste el brazo cuando te caíste de un caballo en el campo,
si preguntan más no contestas nada, ¿me escuchaste? Le respondo afirmativamente, mi
primo entra por un por café, lo miro mientras compra, esta tenso, al salir del local enciende
otro cigarrillo y camina con los vasos hasta el auto, echa a andar el auto y me lleva al
hospital. Una vez ahí todo funciona según el plan, les digo que me caí intentando aprender
a andar en caballo, los enfermeros y el doctor no preguntan mucho más, en medio día ya
estaba enyesado y rumbo a Santiago.

Una vez en camino le digo a mi primo que dormiré en el asiento de atrás, me estiro, no
puedo dormir, la imagen de el hombre calcinándose no me lo permite, abro el computador,
comienzo a escribir nuevamente de manera furiosa, pasamos Osorno y Temuco sin que
deje el computador, ocupo todas las imágenes de mi viaje en la historia, mientras más
escribo, más me libero de la culpa, de la pena, de la rabia, mi primo no me dice nada, solo
fuma y conduce, yo no digo nada solo fumo y escribo.

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Ortega queda mirando fijamente el cuadro, podemos ver en un plano


subjetivo como se abren y se cierran los parpados mientras trata de enfocar
la mirada en un cuadro que muestra una bella ciudad atravesada por un río,
después, vuelve a mirar su mano sin dedos, la cubre con su polera para que
no siga sangrando y la apoya contra su estomago, mientras tanto podemos
ver a Calixto sentado frente al fuego mirando la llamas, su mirada esta fija,
no parece buscar ningún pensamiento, así como no parece tener ninguna
emoción, gira la cabeza y mira a Ortega, ambos se ven de manera fija, Calixto
dibuja una pequeña sonrisa,

Calixto: Busco algo en ti, pero no recuerdo qué es, algo que vi hace muchos
años, tal vez cientos, tal vez miles, algo estuvo ahí pero que ya desapareció…
busco… algo… en ti… pero… no … recuerdo… no … logro… recordar.

Da un gran suspiro, gira la cabeza y vuelve a mirar al fuego.

Poco a poco Renzo vuelve a recuperar la conciencia, está muy cerca de


Laura, ella no ha perdido el conocimiento, pero está amarrada a la baranda,
callada, se da cuenta que su amigo está despertando y lo toca con la punta
del pie en una pierna para que no haga ruido, Renzo la mira y mira a Calixto,
finge estar dormido aún, Laura le hace señas para que la desamarre, Renzo
mueve la cabeza de manera negativa, mientras tanto, Ortega se da cuenta
que sus compañeros están hablando a las espaldas de Calixto, intenta hablar
con él para distraerlo.

Ortega: ¿qué cosa ves en mi?


Calixto se toma un tiempo antes de responder
Calixto: (sin alejar la mirada del fuego) no sé, no lo recuerdo aún, tal vez sea
que me miras, la forma en que miras a los demás es extraña.
Ortega: ¿y por qué dices que hace tantos años no lo veías?
Calixto guarda silencio y sigue mirando el fuego, la cámara se centra en la
nuca del hombre, de fondo se puede ver la chimenea arder.
Calixto: en realidad tal vez lo único que veo es amistad
Ortega: no lo vez muy seguido
Calixto: no
Ortega: ¿por qué estas acá?
Calixto: no sé
Ortega ¿por qué estas acá?
Calixto: no sé
Ortega: ¿de donde vienes?
Calixto vuelve a mirar el fuego, trata de evocar recuerdos, pero no puede, se
concentra en el fuego como intentando recordar.
Calixto: yo no puedo morir
Ortega: ¡Renzo no!

Mientras Ortega y Calixto hablaban Renzo toma un pedazo de madera y le


da en la cabeza con todas sus fuerzas a Calixto, él va a dar contra el fuego
de la chimenea y se comienza a incendiar, mientras tanto, Renzo desata a
Laura y ella corre a descolgar el cuadro. Ortega queda mirando fijamente el
cuerpo de Calixto que arde dentro de la chimenea y se acurruca aún más en
su rincón, Renzo forcejea con él para que reaccione y puedan salir de ahí,
Ortega no se deja y lo empuja, Laura abre la puerta.

Laura: ¡apuren po par de hueones!

El cuerpo de Calixto comienza a moverse, como haciendo esfuerzos por salir


de la chimenea, Ortega aterrado se levanta y sale corriendo junto a Renzo
fuera de la casa, Laura lleva el cuadro, Renzo va al final, mientras corre da
media vuelta para ver la casona, en el interior todo se está incendiando, en
medio se puede ver la silueta de un hombre en llamas que camina lentamente
fuera del fuego, se para en le umbral de la puerta y mueve el brazo,
despidiéndose, un segundo después se difumina entre el incendio que
finalmente termina por consumir toda la casona. Se puede ver a los jóvenes
corriendo en cámara lenta rumbo al auto, la escena se va a negro.

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Cuando volví a Santiago no quise ir a mi casa, encendí el celular, muy a mi sorpresa no había
ninguna llamada perdida, creo que nadie me extrañó. Al parecer todos dieron la PSU con
tranquilidad, al parecer yo fui el único que se incendió en el sur, mi brazo estaba enyesado y no
me había bañado. Mi Primo me dejó en el centro y se marchó, no me cobro nada de lo pactado,
le ofrecí un par de billetes, pero no los quiso recibir, no me miró, solo encendió el motor y se fue,
me dejó en metro Toesca. Comencé a caminar lentamente por Grajales, llegué hasta una
pequeña plaza, me senté en una banca, de dentro del yeso saqué una cajetilla de cigarrillos, ya
era de noche, no recuerdo la hora, en la esquina de la plaza había un bar abierto, fuera de él
había mesas, en ellas la gente reía animada, los podía ver casi en cámara lenta, disfrutando,
viviendo, riendo. En una de ellas pude ver a Renzo y Laura con sus parejas, probablemente
estaban celebrando el fin de la prueba, me quedé pegado, no pude evitar sentirme un poco solo.
Una chica con un perro ciberiano se sentó a mi lado, me preguntó si tenía fuego para prender su
cigarro, le presté mi encendedor, perdón por lo metida, pero… ¿qué te pasó en el brazo? Me
preguntó, larga historia, una historia como para película, le respondí, ¿te gusta el cine?, volvió a
preguntar, solo moví la cabeza en señal afirmativa, hace unos días vi una película, me dijo
mientras le daba una larga aspirada al cigarrillo y trataba de mantener quieto a su perro, una
historia pequeña, muy personal, en la que un chico llega del sur, sólo, conoce nada más que a
un par de amigos, amigos que por lo demás lo reciben en su casa de manera muy generosa, el
chico la conoce a ella por casualidad, casi por azar, él está muy esperanzado en lograr ser
escritor o escribir guiones para películas, ella es una psicóloga o tal vez una estudiante de
psicología, los dos enganchan no a la primera, tampoco a la segunda, tal vez durante la tercera
vez que se ven, pelean en broma, ella cree que Neruda es un mal poeta por machista y misógino,
él cree que Neruda a pesar de tener poemas nefastos sigue siendo uno de los grandes, ella lo
invita a la blondie, él se sube al cubo, a veces pinchan, pero no pasa nada más, ella lo quiere,
no quiere dejar de verlo, ella lo acompaña a su primera entrevista de trabajo, él quiere quedarse
en Santiago, ella lo acompaña para que no se pierda en el camino, aunque sospecha que todos
los caminos están plagados de grietas, él puede ver un poco de preocupación y cariño en los
ojos de ella, ella quiere que le vaya muy bien, que alcance todos sus sueños, que se quede en
Santiago y que salgan siempre a conversar, reír, tomar cerveza y pasear por el centro, ella lo
deja en la puerta del edificio donde tiene que dar la entrevista, ella lo espera en un mall, cuando
él vuelve trata de ponerse serio para engañarla, no puede, a mitad de camino le da risa, el chico
es transparente, no sabe mentir, ella se pone muy contenta y le da un abrazo gigante y un beso
muy tierno, ambos están muy contentos y comen pizza con cerveza, se ponen de acuerdo para
ir al sur. La chica se detiene ahí ¿cómo termina la historia? Le pregunto, al final todos se quedan
solos, como en todas las historias, yo me comienzo a reír y le respondo que al final, siempre,
solo uno se queda solo.

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LA TUMBA DE LOS INMORTALES
Segunda Parte y final
Con el Aarón llegamos al antiguo centro de Santiago, lo que se conoce como metro moneda, el
Aarón me dijo que había investigado a la tal Laura, resulta que el profesor no se había alejado
tanto de Santiago, las historias del sur, para el Aarón, eran solo cuentos, Laura vivían en Santiago
¿cómo supo de ella? Cuando el profesor murió alguien llamada Laura fue a la antigua blondie a
preguntar lo que pasó, para el Aarón fue fácil, el hombre que cuidaba el galpón le dijo que era
una mujer pelirroja, ya entrada en años, pero que aun conservaba algo de belleza, algo en la
mirada, algo en el caminar, algo que estuvo y que se quedó, pero que probablemente en alguna
época resplandeció como el oro. El caso es que el hombre de la ex – blondie para dejarla pasar
al galpón tomó sus datos, ella estuvo aproximadamente treinta minutos y después se fue, el
Aarón me dijo que le pasó cuarenta mil pesos al guardia para que le diga la dirección de la mujer.

Entramos a uno de los antiguos edificios que se encuentran en el sector, al lado de la recepción
había un ascensor que según el conserje funcionaba a duras penas, avanzamos unos cuatro
pisos, mientras nos mirábamos en el espejo interior, después de eso caminamos por un largo
pasillo que daba a un patio interno lleno de grafitis y rayados, tanto en las paredes internas como
en las paredes del patio techado, llegamos hasta el fondo y después doblamos a la derecha, al
final de pasillo solo una luz titileante alumbraba el lugar, cuando nos paramos frente a la puerta
un perro comenzó a ladrar desde el interior, el Aarón retrocedió, por un momento pude ver mucha
duda en sus ojos, estaba asustado, se puso tras de mi, creo que se quería ir, abandonar el lugar,
dejar todo hasta ahí. Toqué el timbre, el perro ladraba muy fuerte, sentí pasos dentro del
departamento, se escuchaba tenuemente música, música antigua, creo que de los noventa o
algo así, sonaron las cerraduras abriéndose y una mujer pelirroja abrió, solo podía ver sus ojos
redondos y cafés, hermosos, por un momento me quedé petrificada, todas mis lecturas, todas
las imágenes de las historias del profesor Ortega vinieron a mi mente ¿Doña Laura? Le pregunté
casi susurrando, si, respondió, soy de la universidad capital, estamos trabajando en un tema de
tesis sobre el profesor Juan Ortega, ¿usted tiene tiempo…? No alcance a terminar la pregunta
cuando ella cerró, dos segundos después sentimos como cadenas y cerraduras se abrían desde
el interior, y la puerta se abrió totalmente, pasen, pasen, pasen chicos ¡no se queden ahí!, nos
decía mientras sujetaba a un perro siberiano ya entrado en años, no se preocupen que no hace
nada, el primero en pasar fue el Renzo, casi llamado por una voz de ultratumba que lo había
hipnotizado , recordé a Odiseo y el canto de las sirenas, tomé el brazo del Aarón como un ancla,
o más bien como una cuerda atada a un mástil, qué bueno que vinieron chicos, estoy tan, tan,
tan triste por lo que le pasó a mi buen amigo, a penas lo supe caí casi en cama de la pena,
mentirosa, pretenciosa, falsa a más no poder, estaba toda pintarrajeada y traía una bata, fumaba
un cigarrillo y después prendía otro, hablo, hablo, hablo y no paró de hablar, traté de preguntarle
por el profesor y su amistad, pero en cada pregunta terminaba hablando de ella, de su profesión,
de su vida, le pregunté por el tiempo en que se conocieron, pero terminaba hablando de ella, de
su vida en Santiago, de sus traumas, de lo difícil que había sido todo, trataba de preguntarle por
la personalidad del profesor, pero terminaba hablando de sus sentimientos, de lo difícil que fue
lidiar con él, de lo profundamente enamorado que había estado de ella, de las canciones que le
había dedicado, de lo difícil que fue sacárselo de encima, mientras fumaba y fumaba y fumaba.
De entre la bata se podía ver en el muslo un tatuaje ya arrugado por el paso de los años, en
alguna época se volvió una moda tatuarse el cuerpo, hoy en día se puede ver a gente ya entrada
en años con dibujos de todo tipo, como toda moda, después de unos años perdió su sentido,
pero toda una generación terminó con el cuerpo grafiteado de diversas formas, dibujos que ahora
a penas y se pueden distinguir entre la piel maltrecha de sus portadores. Al rato llegó un hombre
rubio, alto, de ojos claros, caminaba de forma cansada, tal vez venia del trabajo, mi amor, mi
amor, estos chicos vinieron a entrevistarme, el hombre con suerte hizo un gesto de cabeza para
saludarnos y pasó directo a la habitación si emitir sonido, ella seguía manteniendo una sonrisa
petrificada, dibujada a punta de práctica. Aarón tenía la grabadora prendida mientras ella
contestaba a nuestras preguntas, mira este libro me lo dio él ¿qué linda dedicatoria no? Y esta
carta me la envió el desde Osorno, cuando moría por mi, y esta piedra me la regalaron mientras
estaba con él, y este otro libro… bla, bla, bla, creo que en la imaginación del profesor todo era
más brillante, más luminoso, más ingenuo, menos pretencioso, recordé “Coronación” los
recuerdos de la derecha empolvada en la banalidad, recordé que en chile nos tratamos así, que
en chile importa mucho como te ven, que en chile importa mucho como te haces ver, que en chile
estamos todos pasados de la olla, que nuestros sueños más profundos se reducen a un aplauso,
al reconocimiento, a la palmada en la espalda, a una condescendencia insoportable que nos
vuelve ridículos y patéticos, recordé que en chile somos una manada de lambiscones que creen
que vienen de Europa, que se piensan en mitologías importadas, en religiones de moda, en
creencias provenientes de culturas que se atacarían de la risa si se enteraran que un puñado de
sudacas arribistas se consideran parte de su tradición, se atacarían de la risa, probablemente
reirían hasta la muerte, y desde el mas allá, al lado de sus dioses barbudos, musculosos, y rubios
se seguirían riendo junto a ellos de este puñado de gente sin tierra que solo sabe verse reflejado
en tradiciones que les han vendido por e-bay, en realidad es un chiste bastante bueno, como
para morir de la risa.
Me quedo pegada por un buen rato, el Aarón cambia la cinta, ella no para de hablar, menos de
la mitad de las cosas que dice tienen que ver con el profesor o con sus novelas ¿de verdad
estuvo tan enamorado de ella? ¿realmente esta es la Laura de las novelas? Su sola presencia
me irrita. Creo que entre las lecturas y la investigación le he agarrado algo de cariño al profesor,
algo de afecto, me molesta esta mujer, me quiero ir, detengo la cinta, le digo que ya es suficiente,
que ya tenemos el material necesario, ella reacciona un poco sorprendida, nos invita una taza de
café, le respondo que no tomo café, igual que él, me responde, aunque conmigo hacía una
excepción, conmigo fumaba cigarrillos y tomaba café por las mañanas antes de ir al trabajo,
recuerdo la dedicatoria del libro del profesor.

Para Sofía:
Por traer a mi oficina café, cigarrillos y recuerdos, reflejo de generosidad que sólo una persona
había tenido conmigo, creo que ahora son dos.

Miro su cara por unos segundos y tomo asiento, recuerdo que hasta hace no mucho para mi el
profesor no representaba nada, que quería salir rápidamente de su velatorio en la universidad,
que acepté el trabajo del inventario de su oficina por conveniencia, que robé sus últimos escritos
de su oficina por egoísmo. Miré a Laura y miré el departamento, podía ver la silueta del profesor
paseándose en el balcón, encendiendo un cigarrillo mirando el cielo rojizo del atardecer en
Santiago, riendo, a veces triste, a veces feliz, a veces malvado, a veces llorando, a veces
maldiciendo, a veces profundamente infantil, puedo verlo ofreciéndole un café de su propia
cafetera, sacando una cerveza de su propio refrigerador, puedo ver la bondad en Laura, puedo
ver tardes y noches de risas, de música, de espera. Vuelvo a tomar asiento y le pido que me
cuente un poco más, tomo su mano, creo comprender lo que siente, ahora si puedo ver su pena,
dice que no quiere que se le corra el maquillaje, yo le digo que no me importa, que sin él sigue
siendo igual de hermosa. Estuvimos toda la tarde con ella, tomamos café y fumamos cigarrillos,
cuando se acabaron los cigarrillos fumamos tabaco, después de eso decidimos irnos, era tarde
y el barrio peligroso, te pareces mucho a él, me dijo antes de darme un abrazo muy apretado de
despedida, un abrazo extraño en el cual solo acercaba la cara y el torso, alejando el resto del
cuerpo, puede ser, le respondí. Antes de salir del departamento Aarón le pregunto por Renzo, yo
no conozco a nadie con ese nombre, nos dijo, ¿usted ha leído las novelas? ¿las cosas que
cuenta el profesor son reales? Ella esboza una pequeña sonrisa y mira fijamente algún lugar
como buscando un recuerdo, como buscando la respuesta que el profesor nos daría, ¿eso
realmente importa? En sus palabras escucho también las palabras del profesor, en su pequeña
sonrisa también puedo ver la sonrisa del profesor, creo que, al fin y al cabo, si lo conocía bastante
bien.
Salimos del lugar caminando con el Aarón sin rumbo fijo, recorrimos las calles del centro como
quien pasea por su casa, los faroles brillaban de forma diferente, nos detuvimos en una plaza
rodeada de edificios, edificios que parecían llegar a las nubes, Aarón no dejaba de mirar al cielo,
yo compré un café y enrolé un cigarro ¿algo de esto vale la pena? Me preguntó, yo no dije nada,
solo miraba como él se apoyaba en el asiento mientras inclinaba su cabeza, probablemente nada
de esto tiene la más nimia relevancia, ¿qué significará nimia? Me pregunté sin decir nada, Aarón
me dijo que nimia era como mínima, como poco, o nada, yo le respondí que todo es probable,
que solo nosotros le damos valor a las cosas, así como en algún momento son brillantes, tiempo
después pierden totalmente su brillo ¿por qué la gente se va? Me volvió a preguntar mi
compañero, porque es lo justo, porque es lo necesario, le respondí, es injusto, me dijo, pensé
que la justicia no existe, pensé que estamos todos destinados al olvido absoluto y total, que
finalmente la inmortalidad es un juego de niños que no saben perder, finalmente, somos todos
niños que viven muchas historias al mismo tiempo, que padecen, ríen y lloran para matar el
tiempo, para volver a repetir las historias una y otra vez, de aquí hasta que todo no sea más que
un recuerdo borroso en una plaza, en un café, en un espacio que solo vive en nuestra mente.
Santiago/ 30 de mayo del 20??/ “nada” artista desconocido

Laura: yo creo que la única parte que se acerca a la realidad es la última de cada capitulo
Juan: ¿tú crees?
Laura: al resto igual como que le pusiste color
Juan: (riendo) puede ser

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