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Revision Bibliografica 1
Revision Bibliografica 1
Revisión bibliográfica
“Trastorno del espectro Autista,
Evaluación y Tratamiento”
INTEGRANTES:
ESTEFANÍA ÁGUILA
MARÍA FRANCISCA CABEZAS
ALLAN JARA
SAVKA PARRA
DOCENTE:
MARCELA MALDONADO
El trastorno del espectro autista (TEA) es una afección del neurodesarrollo, caracterizada por
una tríada de síntomas observables que aparecen durante los tres primeros años de vida.
Consiste en una afectación en el desarrollo del lenguaje, conductas estereotipadas asociadas a
intereses repetitivos y restringidos, y trastorno en la interacción social. Rapin & Katzman
(como se citó en Idiazábal, 2007). Si bien existe una gran variabilidad de manifestaciones
conductuales en los niños con autismo, debido a las diferencias individuales y al grado en que
se encuentran implicadas las redes neuronales, Alessandri, Mundy & Tuchman (como se citó
en Idiazábal, 2007), los niños con TEA denotan deficiencias cognitivas significativas en la
atención conjunta, en la modulación de la alerta y en el procesamiento cortical auditivo,
además de poseer fallas en la orientación involuntaria, en el procesamiento del lenguaje y un
patrón disarmónico de inteligencia.
Algunos de los síntomas que poseen los niños con TEA podrían explicarse debido a fallas en
los procesos atencionales, Taylor & Baldeweg (como se citó en Idiazábal, 2007) éstos actúan
de forma inapropiada ante estímulos que son significativos desde el punto de vista social pero a
la vez, físicamente complejos, lo denota que los niños con autismo presenten dificultades para
centrar la atención en la información socialmente relevante. Muchas de las disfunciones
sociales que se observan precozmente en el autismo, como la atención conjunta, el contacto
ocular, la respuesta a la exhibición de las emociones y el reconocimiento facial, implican a la
capacidad de atender a éstas y de procesar su información.
Las exploraciones neurofisiológicas, como los potenciales evocados cognitivos (PEC) que
permiten monitorizar los procesos cerebrales, han puesto de manifiesto que los niños con
autismo tienen dificultades para codificar y representar los elementos sensoriales de los
estímulos físicos complejos, pero no así para los estímulos simples. Un déficit de este tipo
situaría a los niños con TEA en una mayor desventaja a la hora de procesar los signos de la
comunicación social, como las expresiones faciales o el lenguaje. (Idiazábal, 2007).
Entre las escalas mejor valoradas por los profesionales especializados en el TEA se encuentran
el ADI-R y el ADOS-G, Filipeck (como se citó en Alcantud, 2013). La entrevista diagnóstica
de autismo revisada (ADIR), es una entrevista semiestructurada que evalúa los síntomas del
autismo definidos tanto por el DSM 5 como por el CIE-10. Recoge información sobre los
antecedentes de la persona evaluada, la aparición de los primeros síntomas y los elementos
básicos sobre su desarrollo, centrándose en las dificultades sociales, conflictos en lenguaje y la
comunicación, además de la presencia de conductas e intereses restringidos y repetitivos.
Uno de los problemas con el cual nos encontramos al realizar esta revisión bibliográfica, es que
existen ciertas dificultades a la hora de evaluar y diagnosticar a las personas con TEA. Aunque
todas las pruebas de evaluación de síntomas aportan información relevante que puede ayudar a
realizar un diagnóstico, debemos ser conscientes de que no todas son válidas para ser
empleadas como herramienta eficiente. (Alcantud, 2013).
Los sistemas de clasificación estándar actuales (CIE-10 y DSM-IV) son muy amplios y por lo
que en ocasiones, profesionales difieren al aplicar estos criterios. El término "autismo" se usa
de variadas formas, ya que existe un solapamiento entre todos los subgrupos presentados por la
CIE-10 y el DSM-IV. Asimismo existen muchas personas a las que se les puede aplicar más de
un diagnóstico dentro de dicho espectro, lo cual demuestra grandes dificultades metodológicas,
y una falta de descripción de aspectos básicos de la intervención como el número de sesiones,
técnicas y actividades realizadas, nivel de generalización de los resultados, etc. Otro problema
adicional es que muchas de las publicaciones se realizan sobre estudios con pocos sujetos, o con
una escasa metodología científica, utilizando en algunos casos, evaluaciones cualitativas
levemente contrastadas, lo que dificulta las revisiones. Actualmente, la comunidad científica
se cuestiona cómo es posible que un trastorno de estas características aún no pueda ser
diagnosticado de manera fiable antes de los tres años, lo que se produce en parte, debido a la
complejidad del trastorno, ya que estos, pueden tener diversas etiologías y los síntomas iniciales
pueden mostrar gran variabilidad clínica, tanto en expresión como en gravedad. (Alcantud,
2013).
También, es necesario establecer la importancia que tiene la detección temprana del diagnóstico
y la individualización de las intervenciones en los niños con TEA. Para esto, el programa de
trabajo tiene que ser específico para cada paciente, ya que cada persona posee características
orgásmicas propias, lo cual moldea el grado de afectación de trastorno y el nivel de
funcionamiento interpersonal. Siendo esto tan importante, no siempre es tomado en
consideración, muchas veces los profesionales aplican programas estandarizados, ahorrando
recursos, creatividad y dedicación, lo que termina afectando considerablemente los resultados
esperados sobre las intervenciones y programas de tratamiento. (Alcantud, 2013).
Adicionalmente, cabe plantearse la idea de cómo incluir al niño con TEA en la comunidad
escolar, en un entorno normalizado y con apoyos especializados, pero conviviendo con
compañeros que tengan un desarrollo promedio. Una inclusión correcta fomentaría la educación
de la comunidad sobre este tipo de trastorno, lo que a su vez, disminuiría la estigmatización de
esta población que trae consecuencias a corto y largo plazo.
Por último, el impacto que genera en las familias tener un miembro con TEA no es menor.
Existe un gran coste económico en los tratamientos requeridos y una necesidad de apoyo y
preocupación especial que se prolongará prácticamente durante toda la vida. Asegurar el
bienestar, tanto del cuidador como del paciente, será un reto importante para la investigación y
el desarrollo de servicios en los próximos años.
Referencias
Idiazábal, M., & Boque, E. (2007). Procesamiento cognitivo en los trastornos del espectro
autista. Rev Neurol, 44(2), 49-51.