Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Víctor-jacinto Flecha
1. El Proceso de la Independencia
Antecedentes inmediatos
La deposición del Virrey del Río de la Plata, Baltasar Hidalgo de Cisneros, por el
Cabildo de Buenos Aires el 25 de mayo de 1810 y la constitución de la Junta
Provincial del Río de la Plata para gobernar en nombre de Fernando VII. Desde
esa fecha, Buenos Aires intentó asumir el liderazgo de todas las demás
provincias.
1
Moreno. Fulgencio R. Ensayos sobre la Historia Nacional, Editorial El Lector,
Asunción, 1996, Pág. 40
comisionado el joven estanciero, Fulgencio Yegros, teniente de Caballería, para
que eligiera hombres de su propia estancia, que fueran de su absoluta confianza
como para organizar con ellos una pequeña escolta con miembros de valentía
demostrada para recorrer con ellos las orillas del norte del Paraná, en la región de
Ñeembucú, y "que mandase a los pobladores que tengan ganados vacunos y
equinos retirarlos en lugares lejanos para que los invasores no pudieren
aprovecharlos". Yegros descubrió, durante su misión, preparativos de invasión
por parte de la Provincia de Corrientes que esperaba apoyo de Buenos Aires.
Todas las tentativas diplomáticas, hasta ese momento, como las amenazas de la
Junta de Buenos Aires fracasaron ante la terquedad paraguaya de no dejarse
avasallar por los porteños. Los paraguayos no dejaban de declarar, ante todas
presiones porteñas no querían cambiar de cadenas, "de España a Buenos Aires".
En vista de eso, a fines de setiembre de 1810, a un vocal de la Junta de Buenos
Aires, Manuel Belgrado, se le encomendó partir hacia Paraguay. Este salió de
Buenos Aires con una dotación de un centenar de hombres, en su mayoría
oficiales, y se dirigió hacia el Paraguay. En diciembre de ese mismo año comenzó
la invasión al Paraguay con una dotación de alrededor de 1000 hombres. Ante
esa situación, criollos y españoles se aprestaron a la defensa de la Provincia.
Jamás el sentimiento popular se había manifestado con tanta uniformidad y
energía como en esa explosión inesperada. Tal es así que respondieron al llamado
del gobernador 6000 hombres aunque no existía otra posibilidad que para armar
500 hombres. Pero quedaba el recurso de las lanzas y los garrotes, armas que los
criollos manejaban con maestría. El gobernador constituyó su ejército de modo
que la infantería, con mejor armamento, se constituyó exclusivamente con
españoles y la caballería con los milicianos criollos, "sin instrucción ni disciplina
ninguna" con malas y pocas armas blancas.
Velasco organizó la defensa en tres divisiones del ejército. Una división dirigida
por el Inspector General de Armas, coronel Pedro de Gracia, en el centro, donde
se colocó igualmente la infantería española. Para sostener la artillería se ubicaron
las divisiones a cargo de los criollas coronel Juan Manuel Gamarra y Manuel
Atanasio Cavañas con un cañón y la caballería criolla. Estuvieron tres días los
dos ejércitos enemigos observándose y el tercer día, 19 de enero, los dos ejércitos
decidieron atacar. Las fuerzas paraguayas que iban en camino para sorprender al
ejército argentino son sorprendidas, a su vez, por el ataque argentino. Una media
hora de lucha y la infantería española, la mejor armada se desbandó y se puso en
fuga con sus jefes a la cabeza. Velasco, quien dejó hasta el uniforme en el campo
de batalla para no ser reconocido, huyó hacia las cordilleras de Altos.
Hizo recorrer la margen superior del rio Tacuary que estaba cubierta por un
espeso bosque franjeado por pantanos para encontrar un punto que pudiera
construir un puente para el paso de las fuerzas. A cinco kilómetros del lugar
donde estaban acampados, frente al ejército enemigo, a pesar de las enormes
dificultades construyeron el puente por donde atravesaron 1000 hombres, seis
piezas de artillería bajo el mando superior de Cabañas y divida en secciones que
comandaban Gamarra, Yegros y Urdapilleta. De esta forma comenzaba otra
etapa más difícil por la barrera natural de la margen del río, empleándose en este
paso, tres horas de rudo trabajo para abrir un sendero a machete y sable en la
enmarañada espesura del bosque. Al amanecer los paraguayos habían transpuesto
ya el monte y se dirigían hacia el campo enemigo, atravesando nuevamente un
inmenso pajonal y pantanos, que fue preciso romper sables, pues "era tan elevado
que montado a un hombre a caballo no se distinguía por ningún costado",
recordaba un testigo, posteriormente.
Los porteños ubicados en las islas boscosas se aseguraron un buen sitio desde
donde disparar sus cañones sin ser vistos. La batalla duró por espacios de varias
horas sin que los paraguayos pudieran avanzar. De pronto la caballería se lanzó
sobre las islas boscosas con una ferocidad que dejó atónito a los porteños quienes
a pesar de estar bien pertrechados de armas no pudieron resistir el embate de los
paraguayos hasta el punto fueron capturados sus propios cañones y la lucha
cuerpo a cuerpo no duró mucho. Los jefes y soldados huyeron despavoridamente.
El general Machaín a cuyo cargo estaban esas tropas se rindió con 130 hombres,
seis oficiales y todas las armas.
El gobernador intentó ganar tiempo dando una respuesta ambigua para que
tuviera tiempo el cuerpo miñones, compuesto por españoles, poder actuar pero
éstos al intentar cercar el cuartel de la plaza recibieron como respuesta un tiroteo
que los obligó a huir. Al amanecer los revolucionarios pasaron a la ofensiva. 80
soldados arrastrando 6 cañones de los cuales 2 fueron colocados frente a las casas
de los gobernadores y los otros en las bocacalles. Numerosos pobladores se
unieron a los militares. Iturbe se presentó en Palacio exigiendo una respuesta
clara y terminante, amenazando de los contrarios disparar con los cañones. El
gobernador y el Cabildo quedaron prácticamente sin ningún apoyo por lo
manifestó que "no quería derramamiento de sangre y no tenía inconveniente en
entregar el bastón de mando". Ante esto explotó un gran júbilo e inmediatamente
se difundió un bando estableciendo las 9 horas toque de queda y otro ordenando
la recolección de todo el armamento que poseía la población.
"Que esta Provincia no solo tenga amistad, buena armonía y correspondencia con
la ciudad de Buenos Aires y demás Provincias confederadas, sino que también se
una con ellas para el efecto de formar una sociedad fundada en principio de
justicia, de equidad y de igualdad, bajo las declaraciones siguientes: Primero, que
mientras no se forme el Congreso General esta provincia se gobernará por sí
misma sin que la Excelentísima Junta de Buenos Ayres pueda disponer y ejercer
jurisdicción sobre su forma de gobierno...". De hecho, estaba planteando una
unión estados independientes en igualdad de derechos, relaciones equitativas y
justas. Fue la única Provincia del Virreynato del Plata que planteaba de manera
explícita que no admitía preeminencia de Buenos Aires en la conformación de un
estado confederado.
En cuanto a la forma de gobierno propuso la separación definitiva de Velasco del
gobierno y que éste sea reemplazado por una Junta. Por último pidió que se
resolviese la suspensión de todo reconocimiento de cortes o del Consejo de
Regencia hasta la reunión del congreso general del Virreinato.
Recuadro Nº 1
Gaspar Rodríguez de Francia. Un largo camino hacia el poder
José Gaspar Rodríguez de Francia nació en Asunción el 6 de enero de 1766. Su padre era de
origen portugués, probablemente brasileño. Desde su llegada al Paraguay, prestó servicios en
el ejército y también desarrolló actividades mercantiles. Su madre (María Josefa Yegros y
Ledesma) estaba emparentada con las familias más aristocráticas de la ciudad. Tanto el
origen del padre como el de la madre son datos esenciales para comprender la posición de
Francia en la sociedad Asuncena. Si bien por una parte estaba vinculado a la aristocracia, por
otra, siempre tuvo que luchar contra el estigma de mulato que le endilgaban sus enemigos
políticos en una sociedad dominada por los prejuicios de casta y en la que la pureza de sangre
era un criterio fundamental para el acceso a la actividad pública.
Sandra Carreras. El Camino solitario de José Gaspar Rodríguez de Francia hacia una Arcadia Sudamericana en
Pensiero e Azione del Dr. Francia, Aspetti di Direito Pubblico. Consiglio Nazionale delle Ricerche Progetto Italia-
America Latina, Roma Settembre 1991.
El nuevo Gobierno
Recuadro Nº2
El ideario de Mayo
El 6 de enero de 1812 fue lanzado un manifiesto firmado por Fulgencio Yegros, Pedro Juan
Caballero y Fernando de la Mora, que pudiera resumir el ideario de un sector de los hombres
de mayo con excepción de Francia. En lo político proclamaba la vigencia de los derechos del
hombre y del ciudadano, explicaba la necesidad de una Constitución para el Paraguay y
lanzaba la tesis de una gran federación hemisférica, fundada en la libertad económica y la
fraternidad americana; y en el plano socioeconómico auspiciaba la extensión de la propiedad
privada al mayor número de personas, el librecambismo, la libertad económica globalizada y
el comercio irrestricto dentro del país y con todos los pueblos del mundo.
Manuel Pesoa, La revolución de mayo de 1811, en Cuaderno Conmemorativo de la Independencia Nacional, Vice-
presidencia de la República, 1998, pág. 110
José Gaspar de Francia, cuyo paradigma fue muy diferente al de los demás
próceres de mayo -quien ya había planteado ideas muy radicales en el Cabildo
abierto del 24 de junio de 1810, según todas las versiones tenía un carácter
autoritario por lo que de manera casi permanente tuvo conflictos con uno u otro
miembro de la Junta Superior Gubernativa- había encontrado la manera de
manifestar su descontento retirándose, de tanto en tanto, del seno del gobierno.
El congreso reunido anuló el tratado con Buenos Aires de 1811, rehusó a enviar
delegados al Congreso Constitucional del Río de la Plata y declaró la
Independencia de la República del Paraguay
Si bien la titularidad del gobierno era rotativa entre los dos cónsules, la
indolencia de Yegros hizo que Francia manejara él solo el poder y no dejó de
aprovechar la oportunidad para continuar con su trabajo de ganar adeptos con las
clases criollas más desposeídas. En los últimos meses de su gobierno planteaba
directamente a sus partidarios de la necesidad de que el nuevo Congreso, a
reunirse ese año, cambiara de forma de gobierno del consulado a uno individual.
Ese mismo año, Francia, tuvo que enfrentar el peligro de una invasión proyectada
por Artigas, quien al promocionar la creación de una confederación entre
Paraguay, la Banda Oriental, Corrientes, Entre Ríos y la Provincia de Río Grande
do Sul en contra del gobierno de Buenos Aires, quería que Paraguay acepte esa
idea. La inflexible posición de neutralidad mantenida por Francia molestó de
sobre manera a Artigas, quien comenzó a hostigar al Paraguay, interrumpiendo el
comercio paraguayo en Corrientes, saqueando embarques de yerba y otras
anomalías, lo que obligó a Francia romper con Artigas y preparar la defensa ante
una posible invasión. Por suerte, la invasión de portugueses a la Banda oriental
obligó a Artigas a retirarse hacia esos lares para prestar defensa.
La dictadura perpetua
"A diferencia del Congreso de 1814, los militares no jugaron rol de significación
en la Asamblea de 1816, porque para esa fecha ni un solo oficial que había
vencido a Belgrano o derrocado al Gobernador Velasco permanecía en el
ejército. No existía sino una oposición de "muestra" contra el nuevo régimen",
constata el historiador norteamericano Alam White. En esas condiciones el
Congreso declara que "En atención a la plena confianza que justamente ha
merecido del pueblo el Ciudadano José Gaspar de Francia, se le declara y
establece Dictador Perpetuo de la República, durante su vida con calidad de ser
sin exemplar". Asimismo, este congreso abandona la idea de la reunión anual de
los Congresos y declara que el "Congreso General tendrá la República cada vez,
cuando el Dictador halle necesario", con lo que nunca más el Dictador perpetuo
lo "halló necesario" durante toda su vida hasta su muerte, el 20 de setiembre de
1840.
Francia al lograr la centralidad total del poder en sus manos comenzó el proceso
de construcción de un sistema político-económico y social que durante los siglos
XIX y XX fue analizado y discutido en disímiles y contradictorias
visualizaciones en interpretaciones que van desde una dictadura atroz y
reaccionaria hasta un avanzado sistema sociopolítico sin parangón en la historia.
Pero al bloqueo de nuestro país no solo se abocaron los porteños, sino cuantos
cuadillos y gobernantes se enseñoreaban a lo largo de las costas del río Paraná,
medio e inferior. Artigas saqueó, en varias oportunidades, buques paraguayos en
Corrientes o detenido por varios meses la circulación de los mismos. Todos estos
actos tenían como objetivo principal la asfixia económica del Paraguay con el fin
de obligar al gobierno paraguayo su capitulación independentista pero también
no dejaban de ser, en su gran mayoría, actos de piratería.
Aquí el Supremo Poder era ejercido por una sola persona, de por vida, sin ningún
mínimo contrapeso a su voluntad. El Congreso jamás fue convocado desde que
fuera instaurada la dictadura perpetua ni aún en los momentos más difíciles de
peligros de invasiones o posibles guerras. Francia ejerció el control absoluto
sobre todos los aspectos del manejo del Estado, sean éstos esenciales o nimios.
Francia personalmente se encargaba del mando de las tropas, vigilaba los
ejercicios de instrucción, dirigía las operaciones militares, se ocupaba de la
contabilidad y de las finanzas del Estado, controlaba el tráfico comercial, fijaba
los sueldos de los empleados estatales, planificaba y vigilaba la ejecución de las
obras públicas y, por último, como lo demuestra los enormes folios del Archivo
nacional de Asunción, dictaba una correspondencia interminable que lo mantenía
en comunicación permanente con los comandantes de los cuarteles en la zonas
rurales. La burocracia del gobierno central era prácticamente inexistente: no
había ni congreso, ni ministros, ni tribunal supremo de justicia. La mera
posibilidad de que un solo individuo fuese capaz de controlar todo el aparato
administrativo habla a las claras de la simplicidad del mismo y de las reducidas
dimensiones del nuevo Estado. El hecho de que excluyendo al propio Francia,
prácticamente nadie dispusiese de una mínima cuota de poder pudo haber
contribuido al sostenimiento del régimen.
Recuadro Nº 3
Francia después de la conspiración de 1820
Un año después de este supuesto complot fue descubierta una también supuesta
carta del caudillo oriental Ramirez, que en ese tiempo ya había falleciso y a
quienes estaba supuestamente dirigida, estaban desde hacía un año en prisión.
Esta hipotética misiva fue el pretexto de mandar fusilar a unas decenas de
patriotas de la primera hora de la independencia y mantuvo en prisión a
demasíadas gente. Algunos solo lograrían su libertad a su muerte en setiembre de
1840. Después de esta historia no se ha conocido otra represión. La resistencia
interna había desaparecido.
Recuadro Nº4
Fulgencio Yegros
El 17 de Julio de 1821 fue pasado por las armas, al pie del solitario naranjo que
se alzaba en un baldío contiguo al edificio del cabildo, el brigadier Fulgencio
Yegros, uno de los próceres de la independencia del Paraguay, tras de haber sido
bárbaramente flagelado en la "Cámara de la Verdad". Se dice que José Gaspar de
Francia presenció con glacial impasibilidad, desde la galería exterior de la Casa
de los Gobernadores, la ejecución de aquel gallardo militar y romántico
abanderado de la libertad, con cuya familia se hallaba emparentada la suya con
vínculos de sangre, pues madre del Dictador Perpetuo fue doña María Joséfa
Fabiana Velasco y Yegros. Antes había cargado con sus propias manos los
fusiles y escogido los tiradores por razones de economía, sólo debían emplearse
tres proyectiles por reo. No hay noticias de que fuera pena de la vida excederse
en la ración de pólvora, pero a buen seguro respondería el culpable ante El
Supremo por su falta de puntería. Tampoco hay memoria de que los reos fueran
confortados con los auxilios de la santa religión y la bendición papal; don José
Gaspar no era pródigo de facilitar pasaportes, ni siquiera a quienes emprendían el
viaje sin retorno.
Las que no fueron adjudicadas de ese modo, eran explotadas directamente por el
Estado, bajo la denominación de Estancias de la Patria. Se dedicaba
fundamentalmente a la cría de ganado, pero también producían trigo, algodón,
tabaco y yerba. Gran parte de los suministros del ejército provenían de estas
explotaciones.
El mejor resumen de la administración económica del Dr. Francia es acumulación
lograda por el Estado que en 1918 contaba con 91.876 pesos y en 1840, con
385.430. Si se tiene en cuenta que durante esos años las deudas de los nuevos
estados latinoamericanos no hacían sino crecer continuamente, resulta evidente el
hecho de que el Paraguay de Francia no solo en lo político había seguido un
camino muy distinto al de las demás repúblicas hispanoamericanas sino que lo
económico como social también lo fué.
López, que tenía una educación excepcional en relación de los otras personas
cercanas al poder, comprendió muy rápidamente que si buscaba lograr espacioes
de poder debía aliarse aliarse con algún militar. López logró entablar relaciones
con el subteniente Mariano Roque Alonso del Cuartel de San Francisco. Si bien
el nuevo gobierno convocó a un Congreso para el 19 de abril en Asunción, López
indujo al subteniente Alonso a realizar un golpe de estado el 9 de febrero de 1841
para derrocar al triunvirato en el ejercicio del poder. Como resultado directo de
ese golpe se creó la Comandancia General de Armas, siendo ungido para el cargo
Alonso y como secretario de ese nuevo gobierno provisional, Carlos Antonio
López. Este se destaca no solo por sus luces, que contrastaba grandemente con la
opacidad de los militares y otros funcionarios de gobierno, sino por una
capacidad política poco común. El nuevo gobierno adelantó la fecha de la
realización del Congreso para el 12 de marzo de 1841. López desarrolló una
actividad política como para lograr que ese Congreso lo tuviera en cuenta y sin
duda que lo tuvo.
El Congreso de 1841
Existe consenso entre todos los historiadores y testigos presenciales que Alonso
se ocupó solamente de lo militar mientras que López fue el verdadero
gobernante, quien implementó una serie de medidas conducentes a una tendencia
modernizadora en el aspecto económico y aboliendo las prácticas más bárbaras
de la dictadura francista como la pena de tormento y la confiscación de bienes.
Sin embargo, en octubre es confinado de por vida, Marino Antonio Molas,una de
las inteligencias del país y ex-congresista de 1813, prisionero de Francia por más
de veinte años.
La Declaración oficial aprobada por el Congreso dice que "La República del
Paraguay en el río de la Plata es para siempre de hecho y derecho una nación
libre e independiente de todo poder extraño. (...) Nunca jamás será el patrimonio
de una persona o familia." La misma declaración estableció la obligatoriedad de
los juramentos de las autoridades a defender la independencia e integridad de la
República. Asimismo fueron aprobados la bandera, sellos y demás símbolos de
la nación paraguaya.
En Inglaterra fue recibido por la Reina, en Francia por Napoleón III, en Cerdeña
por el Rey Victor Manuel III, por Secretario de Estado del Vaticano. Con el
único país con que no puso concretar relacionamiento fue con España. Esta visita
también fue el inicio de la apertura de representaciones paraguayas en Europa y
del envío de representaciones consulares a Asunción.
Es así que después de la muerte del dictador Rosas, en 1952, que los esfuerzos de
López se fue haciendo realidad. Ya en 1845 se había propuesto lograr la libre
navegación de los ríos y la Paz, mediante Tratados de amistad-comercio como
parte de su Programa de Gobierno, que en diciembre de 1845 anunció desde "El
Paraguayo Independiente". Si Francia, salvaguardando la Independencia nacional
se vio obligado a cerrar toda comunicación con el exterior, López con el mismo
propósito lo abre y busca denodadamente romper el aislamiento. Para tal efecto
en mayo de 1845 decretó la igualdad con otros Estado, la libertad de ingresar al
país y de comerciar. Con relación a los extranjeros: exención del servicio militar,
libertad de cultos, libre disposición de bienes. En 1844 el Brasil reconoció la
Independencia Paraguaya y el Uruguay en 1845. El reconocimiento de Argentina
de la Independencia del Paraguay y la firma en junio de 1852 de un tratado de
navegación y límites con la Argentina se constituye en el salto cualitativo del
proceso de apertura y de la implementación de una política de "progreso"
planteada por López para el Paraguay.
Carlos Antonio López estaba convencido que las calamidades políticas en las
demás repúblicas sudamericanas se debía a la aplicación de un deseo
"inmoderado de libertad". En todas ellas "apresuraron a establecer
Constituciones, "teoricamente perfectas (...) basadas sobre los principios más
luminosos y encierran las ideas más elevadas, justas y liberales; todas otorgan a
sus ciudadanos amplios e importantes derechos políticos; todas garanten los
derechos primordiales del hombre, su libertad, su propiedad, su seguridad, y su
igualdad ante la ley; todas están marcadas con el sello de permanencia e
inmutabilidad; todas han debilitado la autoridad y, creyendo hacer difícil el
despotismo, no han hecho más que facilitar la anarquía. Ninguna de esa nuevas
Repúblicas han escapado a un despotismo, más o menos frecuentes". Por lo que
la gradualidad impuesta por el Estado paraguayo ha demostrado ser la más
eficiente herramienta política para el progreso, seguía sosteniendo en su mensaje
de 1854.
López tenía confianza que "la seguridad y confianza que inspiran los hábitos y
caráter del pueblo apraguayo (...) atraerían irrestiblemente capitales artesanos,
hombres industriosos, agricultores inteligentes que extenderán y aumentarán la
riqueza pública, porque todos encontrán facilidad de adquirir en un país tan feroz
y tan nuevo; todos tendrán seguridad de conservar y certeza de transmitir lo que
hubieran adquirido.", según reza el mismo mensaje.
Pero asimismo creía que el ciudadano paraguayo, si bien poseían ésos hábitos, no
poseían la iniciativa como para liderar el proceso. "Si en algunos países casi todo
lo hace el espiritu público de empresas y asociación", en cambio en el Paraguay
"...hay que esperarlo todo de la acción de los gobiernos, que por lo mismo son
Gejes y Guías de la Nación" por lo que para ese fin resultaba necesario "un poder
fuerte, ilustrado y prudente".
Las permanente contradicciones entre los países del Plata herederos del viejo
virreynato entre ellos mismos debido a la política absorvente del gobierno
porteño, que no recocía otra independencia que no sea el lo tenga como centro,
por un lado y por el otro el viejo, expansionismo portugués primero, brasileño
después. Indudablemente que intereses extraregionales como los ingleses,
franceses y americanos no dejaban de dejar su impronta en las sucesivas
escaramuzas, guerras regionales, enfrentamientos entre unitarios y conferederales
en la Argentina. A más de las diferentes alianzas caudillistas entre los diferentes
estados o países que componían la región del Río de la Plata.
Por otro lado, las cuestiones de límites con la Argentina tampoco dejaban de
inquietar. El vieja contradicción de los límites entre el Paraguay y Misiones y el
Chaco se potencializó desde Buenos Aires, a través de la prensa, que explotaba
las contradicciones idelógicas entre el liberalismo porteño y la autocracia
paraguaya pero cuyo fín subterráneo era el temor que el Paraguay alimentara con
su ejemplo las contradicciones entre las provincias y el centro que era Buenos
Aires.
Dada como victoria la expedición al Matto Grosso, Mariscal López decidió que
su próximo paso era ir a salvar a los uruguayos de los brasileños. Para ello tenía
que atravesar el territorio de Misiones, que justamente estaba en litigio con la
Argentina. López pidió permiso a la Argentina y Mitre se lo negó porque ya el
Imperio brasileño ya le había pedido a Mitre permiso para hacerle un bloqueo al
Paraguay. En las dos instancias Mitre afirmo su neutralidad y le negó permiso a
los dos.
Con la firma secreta del Tratado se implementó una coordinación pública entre
los tres países beligerantes. La escuadra brasileña pudo, al fin, el bloqueo fluvial.
Para destrabar dicho bloqueo,
el 11 de junio del 1865 el Mariscal ordenó al Capitán Pedro Meza, que realizase
un ataque a las fuerzas brasileñas que estaban a 15 Km. del sur de Corrientes
enfrente del Riachuelo. La posibilidad de éxito de la flota paraguay era contando
con el factor sorpresa. Una avería retrasó el ataque por tres horas. Entonces, los
brasileños se apercibieron del ataque y reaccionaron con todas su fuerzas,
derrotando a las paraguayas. Esta derrota significó para el Paraguay el
fortalecimiento del bloqueo y su aislamiento permanente hasta el fin de la guerra.
El Paraguay ya quedaba con esta derrota maniata a su propia suerte, encalvado en
el interior del país.
Campaña de uruguayana
La segunda campaña que el Mariscal López tenia prevista era hacia el Uruguay.
En mayo del 1865, partió desde Encarnación un ejército de 10,000 comandados
por el teniente Coronel Antonio de la Cruz Estigarribia. En la orilla occidental
del río Uruguay esta asentada la milicia imperial al mando del mayor Ansunçao.
Estigarribia despachó una columna de 400 hombres dirigida por el capitán José
López con la orden de impedir el avance de aquellas tropas. El subordinado
cumplió la misión, pero quedó desconectado del grueso del ejercito, ocasión que
fue aprovechada por los brasileños, quienes embistieron de improviso, frente a la
localidad de Mbutuy. Pese a superioridad numérica, los atacantes fueron
derrotados, quedando los paraguayos, dueños del campo de batalla.
La campaña defensiva
Batalla de Corrales
López ante estas derrotas concentra todas las tropas dentro del territorio
paraguayo. Las tropas aliadas estaban asentadas al otro lado del río, por dos
meses ambas fuerzas se miraron a través del espejo del río. Las tropas
paraguayas efectuaban pequeños ataques a las fuerzas aliadas, cruzando el río por
canoas, que resultaron bien efectivas. Esta relativa paz duro hasta el 31 de enero
cuando una columna de 1.000 paraguayos al mando de los tenientes Celestino
Prieto y Saturnino Viveros cruzaron el río y fueron encarados por 4.000 soldados
argentinos. Aún cuando haciendo un cálculo matemático eran un paraguayo por
cada cuatro argentinos, las tropas paraguayas lucharon dos días de combate
arduo. Cuando se aclaro el humo de la pólvora y los sobrevivientes lloraban por
la memoria de sus compatriotas que lucharon con tanto valor, "la victoria
paraguaya ondeaba en su bandera tricolor que flameaba como nunca".
Dos meses después de esta derrota, el 16 de abril de 1866, las fuerzas aliadas
desembarcaron, por primera vez en territorio paraguayo. Instalaron su
campamento al sur de estero bellaco. Entonces, López abandona Itapirú y se
retira a Humaita, una fortificación que era conocida como inepugnable.
Las fuerzas aliadas iban cercando en anillo. Desde Tuyty las feurzas liadas se
desplazaron hacia sitios estratégicos bien calculados. San Solanao, Tayy, Villa
del Pilar, una de las importantes ciudades puertos del sur. Humaitá y las fuerzas
paraguayas quedaron rodeados por un vasto semicirculo.
La batalla de Curupayty
La victoria de Curupayty paralizó a todas las fuerzas aliadas por más de un año y
recrudeció el malestar popular argentina frente a la guerra. El presidente Mitre
tuvo que regresar a Buenos Aires para hacer frente a las sublevaciones populares
en varias provincias. El uruguayo Flores, su guerra civil intestina desencadenó la
intervención brasileña en el Uruguay, también tuvo que regresar a Montevideo
con su contingente armado, siendo asesinado a los pocos días en Montevideo.
Caída de Humaitá
López en Humanitá estaba totalmente rodeado por agua y tierra. Su posición era
insostenible. En la medianoche del 22 de marzo de 1868 todo el ejército pasó en
canoas al Chaco. Solo 3000 hombres quedaron en Humaitá con la orden de
resistir hasta que se construyera las fortificaciones en la línea del Tebicuary.
Campañas de la resistencia.
De Humaitá López se trasladó a San Fernando a través del Cacho, cruzando dos
veces el río Paraguay. En San Fernando se descubrió un supuesto complot contra
su vida y de junio a diciembre de 1868 fueron fusilados y lanceado cerca de 400
personas, entre ellas varios generales, héroes de la guerra, obispos y otras
personaldiades civiles. Se habla de un entendimiento con el enemigo para
asesinar a López como condición de un acuerdo de paz.
López acomañados por sólo 25 hombres se retira por un claro del círculo que le
rodeaba y se dirigió a Cerro León donde organizó un nuevo ejército. En
Agnosturas se rendieron 900 mujeres que fueron violadas por las fuerzas aliadas.
Asunción es ocupada y saqueada el 5 de enero de 1869. En tanto Lópz reorganizó
un ejército de 12.000 hombres. A pesar que a toda luz la victoria era de los
aliados los apraguayos todavía resistían. La ciudad de Piribebuy fue copnstituida
como la tercera capital de la resistencia. El 12 de agosto fue atacada por 25 000
hombres. La ciduad fue defendia con heroicidad por 1600 hombres y mujeres. El
asalto final se luchó cuerpo a cuerpo y fue muerto en combate un general
brasileño por lo que el comdandante de esas fuerzas ordenó incendiar el hospital
de sangre de la localidad.
Los aliados periguieron al resto del fantasmal ejercito que se vatía en retirada. En
los campos de Rubio Ñú, el 16 de agosto fueron inmolados 3000 niños entre 13 y
14 años que combatían como soldados.
Recuadro N 5
La retirada
Cerro Corá.
Recuadro Nº 6
López en Cerro Corá
En Cerro Corá se comió de todo, desde el correaje de los cañones y los morriones
de cuero, hasta raíces, langostas y frutas veneosas. Y todos hubieran acabado por
perecersi los indios gauraníes de la región noi les hubieran proporcionado
algunos alimentos y si los brasileños no hubiesen llegado tan pronto.
Las tortas de harina de cogollo de palma eran el más regalado manjar de la mesa
del Mariscal López que, después de haber sacrificado hasta el pequeño montado
de uno de sus hijos, hubo de participar de las más duras privaciones de su
ejército.
Durante las largas veladas nocturnas solía rodearse de sus jefes y oficiales,
disertando, con su deslumbradora elocuencia, sobre los más épicos episodios de
nuestra historia. (...) Y durante el día recorría sus líneas a caballo desafiando los
ardores de la canícula, consolando a los que agonizaban y llevando a todos el
aliento de su energía y la fe su indomable patriotismo.
Sociedad civil
Recuadro Nº6
La reconstrucción nacional
De ahí, la tarea fundamental del nuevo gobierno (hechura aliada, a pesar de las
elecciones formales) era la de llamar a una Asamblea Constituyente.
Demás está decir que las discusiones de los límites entre el Paraguay y los
paises aliados conllevó consigo una sempiterna inestabilidad política manejada y
estructurada a través de los intereses contradictorios de las potencias aliadas.. Es
así que se sucedieron crisis y cambios ministeriales o sublevaciones armadas de
grupos momentáneamente opositores. El representante del Brasil revió, en 1871,
su apoyo a Rivarola y comenzó a cortejar a otro antiguo soldado de López, Juan
Bautista Gill. Con una hábil maniobra, digitada desde la embajada del Brasil,
éste logró crear una crisis entre el Presidente Rivarola y el legislativo. El
Presidente disolvió la Asamblea Nacional y se llamó a nuevas elecciones para
dicho cuerpo legislativo, prometiéndo además que renunciaría apenas se
constituyese éste. Rivarola descontaba de que no sería aceptada su renuncia. Pero
elegida la nueva Asamblea Nacional, siendo elevado como Presidente del
Senado, Juan Bautista Gill, la renuncia presidencial fue aceptada siendo
reemplazado por el vice-presidente, Salvador Jovellanos, alguien que llega así al
poder presidencial pero sin ningún poder fáctico. Ya que el verdadero hombre
fuerte de la situación no es otro que Gill, quien cuenta con la confianza y el
apoyo del Brasil.
De este forma la embajada del Brasil tiene las manos libres como para
pergueñar el Tratado definitivo de Paz y la fijacioón de los límites entre ambos
países. La firma se produce a principios de 1872 y los límites fijados no son otros
que los que figuraban en el Tratado de la Triple Alianza. Paraguay pierde su zona
más rica en yerbales, más allá del Río Apa.
En tanto el hombre fuerte del régimen y hombre de confianza del Brasil, Juan
Bautista Gill, desde su puesto de Pte. del Senado arremetía contra el Ministro del
Interior, Benigno Ferreira, joven de 26 años, formado en el exterior, miembro de
la Legión Paraguaya y luego oficial del ejército argentino durante la guerra, por
considerarlo un elemento argentinista. Ferreira logra desarticualr el plan de Gill a
suplantarlo a él y vence a éste de forma tal que lo obliga al exilio, en marzo de
1872. Al año siguiente se firma el Tratado de Paz con Uruguay, restándo
solamente pendiente el problema de límites con la Argentina.
El Brasil, temeroso de quedarse sin apoyo dentro del gobierno, mueve sus hilos
a través de los viejos funcionarios y ex-oficiales de López, quienes a través de
pequeños levantamientos caudillescos del interior, van logrando cambio de
gabinetes, como los de marzo y de abril de 1872. En 1873 se produce una guerra
civil comandada por Bernardino Caballero y Cándido Bareiro, las más
presitigiosas figuras del anterior régimen. Después de una lucha sin cuertel
Ferreira logró vencer a las fuerzas sublevadas. Pero al año siguiente otra guerra
civil, apoyada y financiada por brasileños, permitió el ingreso de Gill y la
modificación del gobierno. Bareiro y Caballero, también antiguos soldados de
López a igual que Gill, fueron parte del nuevo gobierno en tanto que Ferreira
quedó fuera de él y se alejó definitivamente del país, por espacio de más treinta
años. De esta forma quedó fuera del gobierno el último intransigente defensor de
los derechos territoriales paraguayos frente a la Argentina. Tanto el Brasil como
la Argentina apoyaron el retiro de Ferreira.
Dentro de ese contexto iba conformando, sobre todo, una oposición dentro de los
sectores juveniles. Unas elecciones para diputados y senadores será la chispa que
empuje a la formación de dos nuevos partidos políticos. En la ciudad de
Villarica, la segunda en importancia en el país de aquél entonces, se presentaron
dos jóvenes de los que deseaban cambio a las candidaturas de senador y
diputado. Estos jóvenes lograron atraer a la mayoría del electorado que optaban
de esa manera por el cambio. La policía intervino las elecciones para dar el
triunfo a los oficialistas y apresaron a todos los dirigentes opositores.