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INTRODUCCIÓN

En nuestro trabajo se estará tratando como tema central los valores dentro del
ámbito pedagógico y cada uno de sus conceptos.
Existen diferentes debaten con respecto al comportamiento humano y el porqué
de sus actuaciones, y ha sido visto de diferentes ciencias tomando en cuenta su
campo de acción y las ciencias que tratan cada uno de los aspectos del humano
dentro de la sociedad que lo rodea.

Es por este aspecto que vemos la necesidad de realizar un análisis sobre estos
cuestionamientos e interrogantes, para poder instruir a las demás personas y
hacer conciencia en ello. Dentro de nuestro informe responderemos preguntas
como ser: ¿Qué son los valores? ¿Qué es la valoración? ¿Qué relación existe
entre la educación en valores y el proyecto educativo? ¿Es necesario en las
universidades y colegios el fomentar valores? ¿Cómo se mide el grado de
formación y desarrollo de valores profesionales?, entre otras interrogantes.

Como grupo planteamos un concepto de valores y la importancia de ellos dentro


de la docencia y decimos que “son principios que dirigen y regulan el actuar de
los seres humanos en cualquier momento o situación”.

Creemos que los valores son importantes dentro de la docencia porque el


maestro destaca como uno de los factores fundamentales dentro de la escuela o
colegio para la formación y fomento de valores por la función que desempeña
y la autoridad con la que se presenta ante el educando o estudiantes.

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CONTENIDO DEL TEMA

I. PEDAGOGÍA DE LOS VALORES

a. Concepto de valores

Son cualidades reales externas e internas al sujeto, de significación social. Dicha


significación se refiere al grado en que se expresa el redimensionamiento
humano. Son cualidades de los componentes de la estructura de la personalidad,
en tanto permiten captar los significados a través de la capacidad de los sentidos
en la actividad humana. Los principales son: paz, amor, justicia, generosidad,
dialogo, honradez, etc. En esa tesitura los valores se perciben mediante una
operación no intelectual llamada estimación, (cualquier valor está vinculado a
la consideración del sujeto que lo estima; por ejemplo, Antes el valor del "amor"
uno puede reaccionar sublimándolo y otro encarnándolo. Los valores pueden
clasificarse en vitales, materiales, intelectuales, morales, estéticos, y religiosos
porque son los realizados, descubiertos e incorporados por el ser humano.
Justamente en ese contexto es que reside su importancia pedagógica. Por ello
se puede hablar de educación de valores. El término "valor" está relacionado
con la propia existencia de la persona, afecta la conducta configura y modela
las ideas y condiciona los sentimientos de cada individuo. El valor en todo lo
apuntado, es la convicción razonada de algo que es bueno o malo. Una vez
interiorizados, los valores se convierten en guías y pautas de conducta. En ese
contexto los valores son asumidos y se convierten en los objetivos de la vida
dándole pleno sentido.

La escuela debe interesarse por la educación moral que forma parte de la


educación integral de la persona, ayudando a los alumnos y alumnas a construir
sus propios criterios, permitiéndoles tomar decisiones, para que sepan cómo
enfocar su vida y cómo vivirla y orientarla. Así lo afirma Buxarsais, (1990) "la
educación moral se entiende como un proceso de socialización, desde la
vertiente creativa y transformadora que implica la construcción voluntaria de la
propia historia personal y colectiva.

Se desprenden los propósitos siguientes de esa concepción de la moral:

 Detectar y criticar los aspectos injustos de la realidad cotidiana y de


normas sociales vigentes.
 Construir formas de vida más justas tanto en el ámbito interpersonal
como en los colectivos.

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 Elaborar autónoma, racional y dialógicamente principios generales de
valor que ayuden a enjuiciar críticamente la realidad.
 Hacer suyos aquellos tipos de comportamientos coherentes con los
principios y normas que personalmente hayan construido.
 Adquirir aquellas normas que la sociedad de modo democrático y
buscando la justicia y el bienestar colectivo, se haya dado a sí misma.

b. Conflicto de valores

En toda sociedad actual y a lo largo de la historia se ha aceptado diferentes tipos


de valores, ya sea propios o de alguna otra cultura.
En tiempos anteriores la escuela daba transmitía los valores que marcaban la
religión y el Estado, ya que durante ese periodo dominaban estas dos
instituciones entonces no tenía por qué haber un problema o conflicto entre
ellos. Cuando estos valores no han sido libremente expresados por la mayoría,
no ha habido necesidad de rechazarlos fuera del ámbito de estudio, y se han
creado situaciones de desarmonía afectiva, escolar, laboral y familiar (añadido
a esto se encuentra la inseguridad ciudadana, la desintegración familiar,
violencia, entre otras circunstancias).

Martí en el año 1993 enunciaba que “La crisis más espectacular es la que afecta
a las religiones y a los sistemas de valores vigentes durante los últimos siglos,
los cuales hacían posible el consenso de las sociedades civiles y eran el
fundamento de la convivencia”. Esto era algo artificial porque estaba basado en
la imposición de una obediencia institucionalizada a nivel social, familiar y
escolar.

La crisis que se desató entre la religión y los sistemas de valores no fue tan
negativa porque la humanidad va sufriendo diferentes tipos de cambios y esta
es una nueva etapa. Una nueva etapa que van surgiendo valores y se debe estar
dispuestos a modificar nuestra forma de actuar ante los valores presentes.

Todos estos cambios existentes han afectado directamente a las personas de


diferentes formas, como ser: La falta de trabajo, intranquilidad, agresividad,
escases solidaria. El hombre se ha acomodado y ve muy lejos la problemática
ajena. Cada persona debe de luchar por el bien común de todos que es la cultura
de paz que debemos de fomentar en cualquier institución.

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c. Educación en valores

El concepto de la educación en valores es muy amplio, pero en términos


generales se refiere al conjunto de estrategias y de dinámicas de relaciones que
tienen como objetivo formar en civismo y en modelos de convivencia basados
en el respeto, la empatía y la igualdad.
Eso significa que va mucho más allá de la enseñanza de materias relacionadas
con el funcionamiento de la naturaleza y de las sociedades. Si estas primeras
materias nos hablan sobre el "qué" y sobre el "cómo", la educación en valores
nos habla sobre el "para qué".
Como la educación en valores está relacionada con la escala ética y los valores
que sirven para ordenar las prioridades, también influye sobre el modo en el que
las personas se fijan objetivos que alcanzar mediante los conocimientos que
aprenden en el resto de materias.

Desde la perspectiva pedagógica, concretaremos las siguientes definiciones:


- Valor: Es un objeto que nos proponemos en la educación y parte de la idea
que se tenga del hombre y que le ayuda a ser más persona. Es la convivencia
razonada de que algo es bueno o malo para llegar a ser más humanos.
- Actitud: Es una disposición que debemos despertar en el niño para adquirir y
asimilar un valor. Cuando la actitud llega a ser fácil de ejecutar tenemos un
hábito.
- Norma: Es la explicitación a nivel colectivo de un valor.

La educación en valores puede parecer un concepto relativamente nuevo que


solo podía ser creado en las sociedades prósperas de la actualidad, pero lo cierto
es que filósofos como Sócrates ya defendían la idea de que uno de los pilares
fundamentales de la educación es el objetivo de crear buenos ciudadanos.
En cierto modo, es una educación basada en la filosofía de la moral: ayuda a
que reflexionemos sobre nuestras motivaciones y sobre lo apropiado de
establecer metas de una u otra forma, teniendo en cuenta el impacto que tendrá
eso para uno mismo, pero también para los demás.

Educar en valores es educar moralmente, porque son los valores los que enseñan
al individuo a comportarse como hombre, establecer una jerarquía entre las
cosas, llegar a una convicción de que algo importa o no, vale o no vale, es un
valor o un contravalor.
Además, la educación moral tiene por objetivo lograr nuevas formas de
entender la vida, de construir la propia historia personal y colectiva.

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Existen dos principios ante un conflicto de valores que la educación moral
plantea:
1. La autonomía personal frente a la presión colectiva.
2. La razón dialogada en oposición al individualismo que olvida los derechos
de los demás.

También existen criterios para vivir en sociedad desde el punto de vista moral:
1. La crítica. Nos sirve como instrumento de análisis.
2. La alteridad. Nos permite establecer relaciones óptimas con los demás.
3. Conocer los derechos humanos y respetarlos.
4. Implicación y compromiso.

Como resumen podemos decir que el valor es una convicción razonada de que
algo es bueno o malo. La escuela debe interesarse y ocuparse de la educación
moral ya que forma parte de la relación integral de la persona, ayudando al
alumno a construir sus propios criterios y que el mismo pueda discernir entre lo
que esta correcto y lo que esta incorrecto para lograr una formación personal.

II. LA DIGNIDAD Y EL VALOR DEL SER HUMANO COMO BASE


ÉTICA COMÚN

a. La persona y sus exigencias éticas

Entendemos por exigencias la necesidad de una pauta o normas de


comportamiento que toda persona tiene, suelen ofrecernos una normativa de
vida y de conducta consistente.

Expresiones como “no me ha parecido bien”, “eso está mal”, “aquello es


incorrecto”, “no se ha comportado honestamente”, son expresiones usuales
detrás de ellas hay un criterio moral.

El sentido ético es inherente a la persona. Cuando se habla de sentido ético de


la persona, se hace referencia al hombre socia. Un individuo sin contacto con
la sociedad sería un individuo que no tiene ni derechos ni deberes, obraría
según su gusto. Pero este no ha existido nunca.

No se trata solo de reconocer la existencia de estas normas, sino de reconocer


la propia existencia del individuo.
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Cuando se habla de exigencias éticas, se habla de considerar esta expresión
desde una doble perspectiva:
- La existencia de normas morales en cualquier tipo de comunidad por
muy primitiva que sea.
- La exigencia de todo individuo de un catálogo de normas que regulen la
comunidad.

b. Hecho moral y valor moral

Puede ser considerado todo acto sobre el que podamos pronunciarnos,


señalando su bondad o maldad, su corrección o incorrección, su honestidad o
deshonestidad, esto es posible pronunciando, porque todos contamos con
criterios morales, conscientes o no con los de los demás; En definitiva, todos
los sistemas morales buscan que nuestros actos tengan valor moral.

Morales del sentimiento

Apareció en Europa en el siglo XVIII. Se resume de la siguiente manera:


Nuestra consciencia posee un sentido que nos da a conocer el bien y el mal de
todo comportamiento, otras, dicen que el calor moral de un acto estriba en el
desinterés y en la benevolencia que se realice.
Para Rosseau, la naturaleza es esencialmente buena, así podemos encontrar en
nosotros mismos como parte de esa naturaleza la bondad. Para ello tendríamos
que eliminar egoísmos y seguir el impulso de la generosidad que hay en
nosotros. Impulso que según Rosseau es natural y primitivo.

Critica a las morales del sentimiento

Que las morales del sentimiento, antes citadas, son generosas y bellas es algo
que nadie pone en duda. El desinterés, el altruismo, la benevolencia, son
virtudes que enaltecen a los hombres aunque no todos los consideran
apreciables. Pero ahora podemos preguntarnos: ¿es el sentimiento una guía
segura que nos garantice que nuestro comportamiento, nuestros actos; tienen
valor moral?
Todos reconocemos que el sentimiento es algo espontáneo e individual. Por ser
espontáneo no surge de una reflexión pausada y serena y adquiere entonces o
puede adquirir las inconveniencias de la precipitación. Por ser individual nos
colocaría en el dilema de elegir entre deseos, instinto o las normas que por

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convención, tradición e composición rigen la conducta moral del entorno, sin
bases meditadas y reflexivas para enfrentarse a ellas o modificarlas.

La moral de Kant

Todo hecho moral no analiza la forma de “es” o del “acontece”, sino del “deber
ser”. Nuestra voluntad obedece lo que creemos que debe ejecutarse.
Kant se propuso crear una Ética racional, es decir, una teoría moral
fundamentalmente distinta de la ética empírica cultivada en el siglo XVIII por
la mayoría de los pensadores ingleses y franceses.
Continua Kant señalando que el valor moral de una acción no puede ser ni el
miedo ni la inclinación, sino solamente que su resorte sea el respeto a la ley.

Kant lo llama imperativos y los clasifica en imperativos hipotéticos e


imperativos categóricos:

1. Imperativos Hipotéticos: cuando mi voluntad obedece tiende a cumplir


un deber porque tras ese cumplimiento va a lograr algo de cambio.
Persigue tras la obediencia un fin interesado. Se trata de 2yo debo hacer
esto sí quiero llegar a tal fin”. Y es aquí cuando Kant dice que los actos
que realicemos siguiendo imperativos hipotéticos, carecen de valor
moral.
El imperativo hipotético nos exige que hagamos ciertas cosas bajo el
supuesto de alguna condición.
Es un principio de racionalidad práctica porque nos dice en qué consiste
actuar racionalmente: una persona racional toma los medios para realizar
sus fines, una persona irracional no.

2. Imperativos categóricos: Su fórmula más conocida es “obra solo según


una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne ley
universal”; por lo tanto, en un conflicto moral, cuando no sabemos cómo
actuar nos debemos hacer la siguiente pregunta: ¿Puedo querer que
aquello que estoy a punto de hacer se convierta en ley universal? La
respuesta que nos damos a esta pregunta indica nuestro saber.
En la filosofía de Kant, el imperativo categórico significa un mandato
moral interno. Se entiende por imperativo categórico el acto o
proposición que se lleva a cabo por el hecho de ser considerada necesaria,

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sin que existan más motivos para ser llevada a cabo que dicha
consideración.
El imperativo categórico no tiene por qué tener un sentido aditivo, sino
que también puede ser restrictivo. Es decir, no se trata solo de que
hagamos algo, sino que también puede basarse en no hacerlo o dejar de
hacerlo.
El concepto de Imperativo categórico fue introducido por Immanuel
Kant, filósofo alemán, para referirse al deber moral. “No matar” por
ejemplo es un imperativo categórico, pues es válido como ley universal.
Kant sostiene que el imperativo categórico nos hace exigencias
incondicionales, y lo contrapone al imperativo hipotético, el cual nos
hace exigencias condicionales, es decir nos exige que hagamos ciertas
cosas bajo el supuesto de alguna condición.

Los hechos útiles

El utilitarismo es una corriente de pensamiento que se desarrolla


fundamentalmente en la Inglaterra del siglo XIX y que posteriormente ha tenido
influencia. El utilitarismo entiende que un acto es bueno cuando es útil y algo
es útil cuando proporciona bienestar a uno mismo y a los demás.
Como su nombre lo indica, su contenido esencial es definir la corrección de
toda acción por su utilidad, es decir, por los resultados o consecuencias
producidos por ella.
El creador y configurador de utilitarismo fue Jeremy Bentham (1748-1832) con
su Introduction to the Principles of Morals and Legislation en 1780.

Evolución del utilitarismo

El utilitarismo se ha visto contestado por numerosas críticas que reclaman el


valor de la naturaleza intrínseca de la acción, además de sus consecuencias, a la
hora de evaluarla moralmente. Y la reacción de los utilitaristas ha sido la de
reformular continuamente su teoría.
Utilitarismo, una acción es moralmente correcta u obligatoria si y solo si
produce mayor cantidad de felicidad que cualquier otra acción alternativa
posible.

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La doctrina utilitaria es definida por dos elementos:
-la felicidad
-el consecuencialismo
*Los utilitaristas emplean algunos criterios para calibrar o medir la utilidad
(bondad) de un acto:
a) Intensidad. Cuanto mayor sea el bienestar que produzca un acto, más útil
será, por lo tanto, mayor será su grado de bondad.
b) Duración. Cuanto mayor sea el tiempo que ese bienestar provocado por el
acto permanezca, mejor será ese acto.
c) Extensión. Cuando mayor sea el número de personas que se vean
beneficiadas por ese bienestar, más útil y mejor será considerado el acto que se
realizó.

Para el utilitarismo, la misión del hombre será trabajar para el bien de la


humanidad. En esta alternativa moral, el acto que no es considerado bueno por
sí mismo, sino por el bienestar o placer que produce a los demás.

c. Hecho moral y moral de un hecho

El hecho moral es aquel acto, acontecimiento o comportamiento sobre el cual


podemos pronunciarnos; calificándolo de bueno o de malo, de justo o injusto,
de honesto o deshonesto. La moralidad de un hecho es su moralidad, es la
bondad o maldad que demuestra el que la ejecuta, es la honestidad o
deshonestidad que manifiesta a través d quien lo realiza.
La ética es un saber normativo que reflexiona sobre los códigos morales
presentes en determinadas culturas y ámbitos humanos.´
Estudia el hecho moral, es decir, el valor que tienen las conductas humanas en
sociedad.
El hecho moral es la acción realizada por el hombre en cuanto hombre, sin
relación con las realidades de la naturaleza.

Característica de hechos moral:

1. El hecho es consciente, porque el individuo que actúa moralmente es


consciente del fin que quiere conseguir.
2. Afecta al grupo social, porque el comportamiento moral del individuo
traen consecuencias que el grupo social lo aprueba o no.

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3. El hecho moral está encaminando a la consecuencia de un fin, porque
tiende a identificarse con la práctica del bien.
4. El hecho moral está sometido a una norma, porque el individuo
interioriza conscientemente precepto sin presiones externas, a diferencia
de las normas jurídicas o sociales. (Ver Figuras 3).

El hombre moral

Cuando es adjetivo calificativo de una persona, la palabra moral es


normalmente sinónimo de bueno y honesto. Así decimos que ese hombre es
moral y que aquel otro es inmortal, queriendo señalar al primero como una
persona honesta y al segundo como un individuo malo o injusto. (Ver figura 4)
- En primer lugar: El hombre honesto es desinteresado. Quiere decir que
no actúa en beneficio propio, sino pensando siempre en mejorar la
sociedad o el entorno en el que está interesado.
- En segundo lugar: El honesto es quien no acepta rutinariamente las
obligaciones impuesta si no que las medidas, en ocasiones intenta
mejorarlas cuando cree justo y oportuno.
- Por ultimo: El hombre honesto no es aquel poseedor de fórmulas morales
que continuamente predica y aconseja.

III. EDUCACIÓN, VALORES Y DESARROLLO MORAL

a. Conceptos de educación en valores:

Para definir el concepto de educación en valores se debe tener en cuenta que las
esferas valorativas y de los conflictos de valor relativo a la dimensión moral, es
la más común al ser humano, lo que representa la cotidianidad en lo que se
mueve.
La educación en valores necesitarías además, como condiciones imprescindible,
la configuración de un clima de libertad, aceptación y respeto dentro del grupo
donde se vaya a situar esa intervención. (Ver figura 5)

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b. Modelos de educación en valores

Los diferentes modelos de educación en valores pretenden colaborar en el


proceso de construcción de la persona moral tal como famoso, citado por paya
(1989), lo concibe, es totalmente individual y necesitado, como condiciones
sine qua non de los dos pilares que sustentan el concepto de moralidad. Libertad
y responsabilidad.
Es el conjunto de propósitos y directrices que orienta y guían la acción en las
funciones académicas para la formación de las personas a través de él, se busca
responder a las necesidades de formación de la sociedad; pero desde una visión
de la misma, de la cultura, de los valores y principios, de una concepción del
hombre y de su inserción en las distintas dimensiones de la vida. (Ver figura 6).

i. Educación en valores concebida como clarificación

La clarificación de valores es una teoría relativamente nueva, surgida en Ohio


y Nueva York, Estados Unidos. La teoría y el movimiento que despierta la inicio
Louis Raths, quien estuvo influenciado por los trabajos de John Dewey.

Raths reconoció la importancia de trabajar con los valores, para lo cual


identifico los comportamientos y las expresiones que indicaban la existencia o
inexistencia de un valor, y diseño siete criterios para adquirir los valores, a
saber:

a) Que pueda ser elegido en varias alternativas.


b) Que se elija después de una consideración consciente y estudiada de las
consecuencias que trae consigo.
c) Que sea elegido libremente y sin presiones externas.
d) Que sea significativo y apreciado por quien lo elige.
e) Que se publique afirmativamente y se mantenga abierto.
f) Que se viva.
g) Que este vivir del valor sea consistente.

Raths animaba y apoyaba a sus estudiantes a seguir este proceso para el diseño
de su escala personal de valores.

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El ser humano elige y rige su vida de acuerdo con la jerarquía o tabla de valores
que ha ido adquiriendo a lo largo de su vida. Esta escala valorativa no es
exactamente igual entre un individuo y otros, pues depende en gran parte de los
condicionamientos pasados, es decir, de su ambiente, de su educación y de la
tradición familiar, social y nacional que le ha rodeado.

Los valores son una necesidad para el ser humano y también en muchas
ocasiones constituyen un área de conflicto y confusión. Existen múltiples
valores: morales, sociales, familiares, religiosos, laborales, políticos, escolares,
etc., acerca de la amistad, del papel que el hombre y la mujer desempeñan en su
vida, la riqueza y la pobreza, los hábitos personales, la salud, las diversiones,
etc. Muchos de ellos se convierten en problemáticos, al ser tan diversas las
escalas valorativas de los individuos, y crean confusión principalmente entre
los niños y los adolescentes que aún no han adquirido el criterio y el juicio
crítico que les permita hacer una elección personal.

Existen varios métodos para educar a los individuos a fin de que se adopten los
valores que deben regir su vida, a saber:

1. Mediante un liderazgo autocrático o impositivo, padres, maestros e


iglesia presionan, obligan, sancionan y dirigen a grupos o individuos para que
adopten determinada escala de valores propuesta por ellos.
2. “moralizar o sermonear”, dar consejos, en que se persuada a los grupos o
individuos a seguir determinada escala valorativa, pero sin sentir la obligación
de vivir de acuerdo con los valores que se predican. “Has lo que te digo, no lo
que hago” es una frase común entre varios “educadores”.
3. Un método más, considerado positivo por los humanistas y por la teoría
de la clarificación de los valores, es ofrecer los valores a los educandos de tal
modo que se les permita expresar su opinión, escuchar activamente sus puntos
de vista y experiencias personales, compartir con ellos las experiencias propias,
aceptarlos como personas con sus sentimientos y, lo más importante, modelar
con la propia vida los valores que se sostienen.
4. Otro método consiste en “dejar hacer”, o sea, no involucrarse, ni
preocuparse por ofrecer, modelar o por lo menos imponer los valores, con la
idea de que los individuos lleguen a elaborar su propia escala valorar de alguna
manera. Es una forma de hacer sentir a los demás que no nos importan, que no
nos interesa su desarrollo.

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Por medio de la experiencia y de acuerdo con los lineamientos de la sociedad
humanista, preocupada por el desarrollo de la persona y su interacción con su
sociedad, se ha llegado a la conclusión de que la mejor forma de aprendizaje se
logra mediante la experiencia y las vivencias personales. El problema que el
educador afronta actualmente es la cantidad de modelos que influyen en los
individuos y que viven valores distintos. Tienen patrones conductuales
diferentes, estilos de vida disímbolos, y códigos de comunicación y códigos
morales diversos. Los modelos pueden ser los padres, los educadores, los
amigos, los actores y actrices de cine y televisión, los personajes de novelas y
cuentos, etc., cada uno de los cuales bombardean a los niños y adultos por todos
los medios de comunicación existentes...

¿Cómo puede el niño o el adulto decidir cuál es el modelo por seguir?, ¿Cómo
reconocer quien es un modelo real y cuales son charlatanes o modelos
“ideales”? Ante esta perspectiva, el educador puede sentirse desesperado o
impotente para formar a sus educandos, o pensar que su influencia es mínima
ante la fuerte influencia exterior que “deja hacer”, con la esperanza de que los
individuos o grupos a su cargo logren formar su propia escala a elegir “lo
mejor”.

Sin embargo, si realmente interesa educar, se podrá hacer si se vive en


congruencia real entre los valores sustentados y el estilo de vida llevado. Este
es el punto clave para reconocer entre un charlatán, un moralizador y un
educador o modelo real. Un ejemplo de esto sería: existe una marca de leche
que se anuncia por la televisión como la mejor, y el otro día, al comentar con
los dueños de ese producto, se le pregunto si en su casa seguramente tomaban
muy buena leche, a lo que respondió que nadie en su casa tomaba leche, pues
sabían cómo se hacía. Es decir, el valor que se le atribuye a este producto en los
anuncios de radio y televisión es el anzuelo para que muchos tomen esa marca
de leche, sin embargo, los dueños no muestran congruencia con lo que
sostienen.

Se puede dar un paso más adelante que solo modelar y ofrecer los valores:
enseñar a los educandos el proceso por medio del cual puedan aclarar sus
propios valores y diseñar su escala o jerarquía valoral. Este proceso se conoce
como proceso evaluativo o de valoración, y ofrece la enorme ventaja de que es
un aprendizaje para toda la vida. Cuando la persona conoce y puede manejar

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este proceso de valoración, no necesita depender de una tercera persona o grupo
que le indiquen que hacer, o le modelen la conducta por seguir en cada situación
que se le presenta a lo largo de su vida. Este proceso consiste en una serie de
habilidades y técnicas o instrumentos de evaluación que incrementan las
probabilidades de tomar decisiones que sean tanto valiosas y significativas para
quien las elige, como constructivas para la sociedad en que se vive. El empleo
del proceso de valoración no garantiza una decisión positiva, sino solo
incrementa la posibilidad de elegir un bien personal y social.

ii. Educación en valores concebida como formación del carácter


moral

La ética y la moral han sido preocupación de los seres humanos desde tiempos
remotos, esto se debe a que dentro de la configuración humana lo ético y lo
moral juegan un papel trascendental por dos razones fundamental:

• Una, porque nos movemos en un mundo con un grado de libertad


infinitamente mayor que cualquiera de las otras especies. No somos esclavos
del determinismo físico o biótico, tenemos capacidad de respuesta ante
situaciones inesperadas, nos adaptamos e innovamos. Somos la especie menos
acabada de hacer y por lo mismo más abierta a muy variadas posibilidades de
desarrollarse, de completarse o intentar hacerlo mediante la libertad de escoger
y de rectificar.
• Dos, somos la única especie que tiene que dar cuenta de sus actos y
justificar su conducta.
Si se hiciera una retrospectiva a las culturas más antiguas conocidas o si se
pensará en aquellas culturas primitivas, se encontraría que en ellas ha habido
una constante preocupación por lo moral, por determinar lo justo, lo correcto y
lo que no lo es, que han determinado una escala de valores y creencias respecto
a ello y que han trazado códigos de conducta, implícitos o explícitos,
reconocidos por sus integrantes, donde además han incluido sanciones para los
transgresores. Lo que permitiría suponer que ha existido la preocupación por
impartir una formación en este aspecto a cada uno de sus miembros.
Remitiéndose a la Antigüedad Clásica, se sabe que el pensamiento griego ha
dejado todo un legado de preceptos morales, aunque no homogenizable, se
encuentra un común denominador en pensadores como Sócrates, Platón y

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Aristóteles respecto a ideales como la virtud, la excelencia, la nobleza, la
valentía, la prudencia, la moderación, el dominio de sí mismo, el sentido de
responsabilidad, encaminados a la formación como una persona digna y capaz
de actuar como miembro de la polis, es decir de desempeñarse como ciudadano
o en un nivel mayor de exigencia como gobernante, lo cual exigía ser entendido
como una persona integral e intachable. Por esto la formación moral no era vista
como un saber especializado al margen de todos los demás, sino que estaba
inmersa dentro de todo el proceso de formación que recibía el ciudadano,
enfatizando en que dependía de sí mismo, el deber de ser mejores guiándose por
la razón, es decir, por la capacidad de comprender e interpretar el mundo.

La esencia de estas concepciones prevaleció durante toda la antigüedad e


incluso durante la Edad Media, aunque incluidas bajo los preceptos de la
religión católica y del otro, la aprobación social, el reconocimiento de los
sentimientos de los otros, hasta la actuación consciente guiada por principios y
valores interiorizados.

iii. Educación en valores concebida como proyecto de vida

El proyecto es como un camino para alcanzar la meta: es el plan que una persona
se traza a fin de conseguir un objetivo. El proyecto da coherencia a la vida de
una persona en sus diversas facetas y marca un determinado estilo, en el obrar,
en las relaciones, en el modo de verla vida...
Planear la vida permite ubicar en forma más clara sus posibilidades dentro de
un contexto real, para que sus conductas se proyecten hacía el futuro. Elementos
como la toma de decisiones, la asertividad, los valores y la autoestima si son
integrados en la estructura psico-social del adolescente contribuirán a definir su
nivel de aspiraciones y las posibilidades de cumplirlas.

Llegar al final de la vida satisfechos de haberla vivido plena y adecuadamente


es una de las metas principales del ser humano y la vida se va en este esfuerzo.
Mientras más temprana sea la planeación mayores posibilidades habrá de
alcanzar las metas.
Hay que aprender a fijarse metas concretas y programar actividades
consecuentes. Hacer de cada evento una oportunidad de aprendizaje y de
autoconocimiento. Y asumir la motivación para triunfar como un derecho.

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El proyecto de vida articula la identidad personal-social en las perspectivas de
su dinámica temporal y posibilidades de desarrollo futuro. Se comprende,
entonces, como un sistema principal de la persona en su dimensionalidad
esencial de la vida. Es un modelo ideal sobre lo que el individuo espera o quiere
ser y hacer, que toma forma concreta en la disposición real y sus posibilidades
internas y externas de lograrlo, definiendo su relación hacia el mundo y hacia sí
mismo, su razón de ser como individuo en un contexto y tipo de sociedad
determinada.

En el proyecto de vida se articulan funciones y contenidos de la personalidad,


en los campos de situaciones vitales de la persona: valores morales, estéticos,
sociales, etc... Programación de tareas-metas-planes-acción social, estilos y
mecanismos de acción que implican formas de autoexpresión: integración
personal, autodirección y autodesarrollo.
La formación para el desarrollo integral de los proyectos de vida supone,
efectivamente, la interrelación de los aspectos físicos, emocionales,
intelectuales, sociales y espirituales del individuo en la perspectiva de la
configuración del campo de las situaciones vitales bajo el prisma crítico-
reflexivo-creativo de su acción en las diferentes esferas de la vida social.

Moral como estructura y moral como contenido

El ser humano es constitutivamente libre y tiene que hacerse a sí mismo, darse


una personalidad o segunda naturaleza. Y por ello decimos que el ser humano
es constitutivamente moral. No puede ser “no moral”, no puede ser “a-moral”.
A esta dimensión de la moral la llamamos, con Zubiri y Aranguren, moral como
estructura.

Al elegir, realizar y apropiarse unas posibilidades y no otras, su elección


obedece a un principio o una norma que funda y justifica sus actos. El problema
surge cuando nos preguntamos cuál es este principio o norma. Es un hecho
fácilmente constatable que los principios o normas que fundamentan y juzgan
la acción del ser humano -y que por ello se denominan normas morales- son
muy diferentes. De ahí que se hable de diferentes morales y que el contenido de
la moral pueda ser, y de hecho es, muy diferente. A esta dimensión de la moral
la llamamos moral como contenido.

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En este enfoque la educación en valores, se le otorga un papel fundamental a la
persona que valora como centro de la intervención educativa al tiempo que la
función principal de la persona que educa es la de facilitadora de situaciones
que permitan al educando reflexionar sobre su ideal de vida. (Ver Figura 1)

La educación va muchísimo más allá de la función informativa, más allá de la


transmisión cultural y científica. Trasciende los planteos académicos, y piensa
en el hombre todo y en todos los hombres como personas y como comunidad.

La diversidad de los saberes instrumentales ha de contribuir al bien total de la


persona y no ser incorporados de tal modo que le causen deterioro. Pero, ¿cómo
estructurar y configurar esa integración armoniosa de los saberes instrumentales
y cómo hacerlo en función de algo más allá de un perfeccionamiento narcisista,
algo que signifique trascendencia y profundidad? ¿Cuál es la tarea medular de
la educación? ¿En qué consiste esa educación como promoción del personal
proyecto de vida? ¿Cómo traducir el "aprender a ser"?.30.Lo que caracteriza a
la persona es ser una unidad biopsíquico espiritual, una presencia consciente y
creadora en el mundo, confiada a su libertad y responsabilidad, en medio de
otras personas con las que no sólo debe convivir, sino autoconstruirse mediante
la interacción con ellas y responder así al llamado de una misión trascendente.
En estas características esenciales de la persona está señalado el programa de
tareas educativas fundamentales. La persona en cuanto persona lleva en su ser
su quehacer fundamental: su programa educativo. Eso es lo que hemos querido
expresar al hablar del hombre como esencial proyecto dinámico y de la
educación como auto conducción del personal proyecto de vida. Si educar es
humanizar, educar es, en ese sentido, divinizar, pues "la humanización del
hombre es como un signo y la Epifanía de su divinización"

La educación moral, al igual que las normas socio-jurídicas, tienen el objetivo


de colaborar en un comportamiento ligado a la responsabilidad. Sin embargo no
todas las costumbres conducen a un comportamiento responsable. La educación
en valores puede contribuir a determinar en el trabajo en equipo con los
estudiantes, cuáles son los principios morales que regulan el comportamiento
de los individuos, y que están enfocados en lograr una mejor convivencia. Las
técnicas de discusión, intercambio y reflexión, son ampliamente utilizadas para
transmitir principios éticos a nivel de entre los estudiantes, proponiendo tópicos
de actualidad que inviten a evaluar opiniones y contrastar puntos de vista.

19 | P á g i n a
El concepto de la educación en valores es muy amplio, pero en términos
generales se refiere al conjunto de estrategias y de dinámicas de relaciones
que tienen como objetivo formar en civismo y en modelos de convivencia
basados en el respeto, la empatía y la igualdad.
Eso significa que va mucho más allá de la enseñanza de materias relacionadas
con el funcionamiento de la naturaleza y de las sociedades. Si estas primeras
materias nos hablan sobre el "qué" y sobre el "cómo", la educación en valores
nos habla sobre el "para qué".

Como la educación en valores está relacionada con la escala ética y los


valores que sirven para ordenar las prioridades, también influye sobre el
modo en el que las personas se fijan objetivos que alcanzar mediante los
conocimientos que aprenden en el resto de materias.

iv. Educación en valores concebida como construcción de la


personalidad moral

Este modelo intenta superar los inconvenientes y limitaciones de los enfoques


anteriores al tiempo que preserva y continúa con sus ventajas y logros.
La educación en valores concebida como clarificación de los mismos
posibilita el autoconocimiento y el conocimiento entre los miembros del grupo
y estimula el análisis y la reflexión como procedimientos de valoración moral
y procura unir pensamientos.

La educación en valores concebida como formación de carácter permite el


desarrollo de la forma de proceder en aquellos contenidos valorativo-morales
previamente seleccionados y presentados para su emulación. Su dimensión
cognitiva y comportamental, sin embargo, no propicia orientaciones y guías
concretas y específicas que sirvan a la persona para contribuir y recorrer su
particular camino de la existencia ideal.

La educación en valores concebida como construcción de la personalidad


moral surge específicamente dese la pedagogía, más concretamente desde la
teoría de la educación. La finalidad última que se plantea es dar respuesta a las
interrogantes habituales que surgen en la práctica educativa diaria, sobre cómo

20 | P á g i n a
educar moralmente, desde que supuestos y para que objetivos, con que valores
y mediante que conocimiento.

El objetivo principal de la educación en valores concebida como construcción


de la personalidad moral será el de colaborar con el proceso de desarrollo y de
todas aquellas capacidades o dimensiones de la personalidad que haga posible
su participación e implementación de todas las cuestiones morales relevantes.

En este modelo se propone como meta colaborar con los alumnos en el


proceso de construcción del significativo de los valores mediante la
combinación de dos principios esenciales:
1. La autonomía: Supone que es la propia persona la que se relaciona con
el ambo valorativo – moral como ser específico y diferente.
2. La razón dialógica: Supone que las personas tratan con estas personas
desde su especificidad y un dialogo basado en argumentación.

La autonomía y la razón dialógica pueden desglosarse con otros criterios más


específicos y por ello más optativos que ayuden a la puesta de práctica del
modelo. Estos criterios son: La alteridad, la crítica y la alteración, el
compromiso y la declaración universal de los derechos humanos.
Los tres objetivos fundamentales sobre los cuales este modelo de educación en
valores se plantea conseguir el desarrollo de la dimensión valorativo-moral de
la persona, autonomía, dialogo y voluntad.

Se pueden distinguir cuatro componentes de la tarea de la construcción de la


personalidad moral:
- Adaptación a la sociedad y al propio yo.
- Transmisión de los horizontes normativos y axiológicos deseables.
- Incorporación de capacidades y comportamiento de juicio.
- Comprensión y autorregulación y construcción de la propia biografía.

21 | P á g i n a
Bibliografía

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Formativo Pedagogía, Tegucigalpa, Honduras: Editorial “Mc Graw Hill
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Recuperado el 10 de marzo del 2018 de:
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6079.

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Labastida, Francisco – Mercado, Juan Andrés (editores), Recuperado el
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23 | P á g i n a
Conclusiones

Después de haber realizado nuestro informe acerca de los valores en la


pedagogía podemos llegar a las siguientes conclusiones:

 Los valores son importantes porque nos ayudan a ser mejores como
docentes y moldean nuestras cualidades o actitudes para que seamos
mejores personas.

 Concientizar a los alumnos sobre la importancia que tienen los valores y


más en nuestra sociedad que poco a poco van disminuyendo o no se les
toma la importancia que requieren.

 Debemos en primer lugar explicar a los alumnos sobre los valores para
que ellos teniendo muy claro el tema puedan conocer, clasificar y
relacionarlos en la vida diaria.

 Este trabajo nos ayudó a describir e identificar cada uno de los valores
pedagógicos por medio de actividades que fueron desarrolladas por los
compañeros de aula.

 Conociendo la importancia de los valores podemos mostrar respeto y


tolerancia valorando las diferentes opiniones y posturas como una
oportunidad de enriquecimiento personal y trabajo en equipo.

 Demostramos los valores sociales que llevan al actuar con integridad,


honestidad y solidaridad con los demás.

24 | P á g i n a
Anexos

Figura 1, Importancia de la Educación en valores

25 | P á g i n a
Figuras 2, Sobre moral como estructura.

26 | P á g i n a
Figuras 3, Características del Hecho Moral

Figura 4, El hombre moral

27 | P á g i n a
Figura 5, Concepto de educación con valores.

Figura 6, Modelos de educación en valores

28 | P á g i n a
Ilustración 1

Dinámicas para trabajar los valores

1- Estimulando el pensamiento crítico

 Objetivo: generar un diálogo sobre valores morales.


 Tiempo necesario: 30 minutos, aproximadamente. El tiempo variará en
función del número de personas en el grupo y la implicación de las
mismas.
 Tamaño del grupo: resulta indiferente.
 Lugar: aula, salón o espacio al aire libre en el que se encuentren
cómodos.
 Materiales necesarios: ninguno en especial.
 Pasos a seguir:

1. El facilitador del grupo lanzará una serie de preguntas y guiará la


conversación del grupo. Pueden ser: Si pudieras elegir ser alguien,
¿quién serías? Si ves a una persona rayando el coche de otro y no le
deja una nota, ¿cómo actuarías? Si fueses rico, ¿cómo gastarías el
dinero? Si ves a alguien acosando o maltratando a otra persona, ¿qué
harías?

 Discusión: decirle a los niños y adolescentes cómo deben pensar o actuar


no resulta efectivo. Por eso, esta dinámica que puede generar debate,
ofrecerá mejores resultados.

2- Aclaración de valores

 Objetivos:

1. Demostrar que cada persona tiene unos valores diferentes.


2. Generar cohesión a pesar de las diferencias de pensamiento entre unos y
otros.

 Tiempo necesario: 30 minutos, aproximadamente.


 Tamaño del grupo: unas diez personas.
 Lugar: aula, salón o espacio al aire libre en el que se encuentren
cómodos.
 Materiales necesarios: folios en blanco, bolígrafos y folios con las
frases.

29 | P á g i n a
 Pasos a seguir:

1. El facilitador explica la dinámica y reparte a todos los integrantes del


grupo un folio con tres frases. Se proponen éstas:

 Ser generoso con las demás personas.


 Ser tu propio jefe.
 Tener amigos comprensivos.

2. Cada persona elige la frase con la que se sienta más identificado.


3. Se forman subgrupos de personas que hayan elegido la misma frase.
Entre ellos, discuten por qué eligieron esa frase, cuál(es) fue(ron) su(s)
razón(es).
4. Tras unos diez minutos de discusión, se realiza una reflexión con el grupo
entero en el que expongan sus razones.

 Discusión: parte del debate en grupo grande puede encaminarse a cómo


se sintieron cada uno en la experiencia vivida en el ejercicio.

3- Banderas

 Objetivo:

1. Propiciar una exploración sobre los valores a través de la interpretación


de los significados.
2. Promover un mayor entendimiento de valores personales.
3. Ofrecer las condiciones necesarias que propicien la autorrevelación.
4. Comprobar cómo las aspiraciones personales afectan en la toma de
decisiones.

 Tiempo necesario: alrededor de dos horas.


 Tamaño del grupo: 20 participantes aproximadamente.
 Lugar: salón, aula o espacio cómodo.
 Materiales necesarios: papelógrafo, rotuladores, folios y lápices de
colores.
 Pasos a seguir:

1. El instructor explica cuáles son las partes que conforman una bandera:
estandartes, avatares, escudos, etc. También, cómo las banderas
representan un símbolo para un grupo determinado de personas y que
algunas personas han llegado a perder su vida por defenderlas.

30 | P á g i n a
2. Posteriormente, se les deja que piensen de manera individual qué
banderas recuerdan y, en grupo, se discute qué significa cada una de ellas.
3. Se invita a que cada uno de ellos cree una bandera propia en la que
representen las cosas que resultan más importantes para cada uno de
ellos.
4. Para finalizar, se expone delante de la clase.

5- Bote salvavidas

 Objetivo:

1. Representar una escena dramática, de manera que puedan vivenciarla


mejor.
2. Identificar los sentimientos que pueden aflorar en esta situación.

 Tiempo necesario: entre una hora y media y dos horas.


 Tamaño del grupo: 10 personas.
 Lugar: salón, aula o espacio cómodo.
 Materiales necesarios: cronómetro.
 Pasos a seguir:

1. El facilitador del grupo pide que los integrantes del grupo se sienten en
el suelo formando una especie de balsa. Les pide que se imagine que están
en un crucero por el mar Atlántico y que una tormenta les obliga a escapar
en un bote salvavidas. Este bote sólo tiene espacio y comida para nueve
personas. Es decir, una tendrá que sacrificarse por el bien del grupo.
2. La decisión debe tomarla el grupo. Para tal, cuentan con una hora para
decidir quién debe quedarse fuera del bote. Si pasa el tiempo y no han
tomado una decisión, el bote se hundirá con las 10 personas dentro.
3. Mientras el grupo debate, el facilitador irá informando sobre cuánto
tiempo les queda.
4. Pasado el tiempo, éste guiará una discusión sobre los valores con los que
se han topado a lo largo de la dinámica.

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32 | P á g i n a
Fotos (Evidencia de Trabajo)

René Carías (10) Evelyn Corea (12)

Carlos Lanza (24) Kevin Marín (30)

33 | P á g i n a
Luis Ramos (31) Michell Alvarado (49)

María José Figueroa (51)

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