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De la materia a
la vida y de la
vida a la
libertad A m b rosio Ve l a s c o
cilmente los movimientos de los planetas. Esta analo- vida, esto es a la biotecnología que permite contro l a r
gía entre la re volución copernicana y la re volución ge- la vida en general y la vida humana en especial. Y este
nética nos invita a pensar si no estamos ahora en el poder puede ser tanto salvífico como condenatorio. Por
umbral de un nuevo renacimiento donde la ciencia, la eso Juliana Go n z á l ez re c u r re a la imagen bifronte de
tecnología, el arte y las humanidades se integren ar- Jano para representar las potencialidades amenazantes
moniosamente. o emancipadoras de la genética. La ambigüedad y am-
Por otra parte, se señala la coincidencia entre uni- bivalencia moral, política y cultural de las nuevas tec-
versalidad y diversidad en la estructura básica de la vida, nociencias de la vida vuelven más urgentes la reflexión
pues al mismo tiempo que la estructura helicoidal del ética y en general filosófica en el desarrollo y aplica-
ADN es común a toda forma de vida, la composición es- ción de la genética. Por eso con razón Juliana González
pecífica de cada escalón de la doble hélice varía en cada utiliza la expresión “gen-ética”.
especie y la particularidad de cada uno de sus elemen- El segundo capítulo se denomina pre c i s a m e n t e
tos cambia en cada individuo. Con ello, se supera la di- “ Bioética y gen-ética” y se centra en el análisis de las
cotomía entre universalidad homogénea y diversidad relaciones entre las tecnociencias genéticas y la va l o r a-
h e t e rogénea, ambas coexisten en la estructura de la vida: ción ética. De entrada, estas relaciones hay que recono-
cerlas en dos sentidos, el de la influencia de la genética
La revolución biológica pone en evidencia, asimismo, en la bioética y, re c í p rocamente, de cómo las orienta-
que esta universalidad de la estructura molecular del ADN ciones y limitaciones que la bioética podrían racional
o del genoma, es continuidad en el espacio y en el tiem- y legítimamente proponer una dirección al desarrollo
po: abarca a todos los seres vivos de la actualidad y ha de la genética. Claro está, este tipo de enfoque tiene
pervivido desde los más remotos orígenes... Pero el ADN que mandar al museo filosófico la famosa pero cues-
muestra también —y esto parece tener una significativa tionable falacia naturalista, esto es, la supuesta impo-
resonancia presocrática y heracliteana— que al mismo sibilidad de justificar proposiciones normativas a par-
tiempo que es uno y continuo, se diversifica y cambia; tir de enunciados científicos de facto. Al igual que
que él es también la clave de las diferencias, de la biodi- sucede en la epistemología en los enfoques “naturali-
versidad biológica y, en el caso del hombre, también de zados” 1 también en el campo de la filosofía moral,
la individualidad o unicidad de las personas...(p. 22).
1
Este doble carácter, universal y diverso le permite a la Véase por ejemplo, Larry Laudan, “Epistemología, realismo y
evaluación racional de teorías” en Ambrosio Velasco Gómez (coord.),
doctora González plantear la analogía de la estructura
Progreso, pluralismo y racionalidad en la ciencia. Homenaje a Larry Laudan,
del ADN con el lenguaje, con el logos (“En el principio Facultad de Filosofía y Letras / Instituto de In vestigaciones Fil o s ó f i-
fue la palabra, el logos”). Por otra parte, al destacar la di- cas, UNAM, México, 1999.
versidad de las expresiones de la estructura molecular
del ADN, necesariamente se cuestionan y refutan las in-
terpretaciones deterministas y reduccionistas de la ge-
nética. Lejos de reducir la diversidad de la vida y esp e-
cialmente la riqueza e historicidad de la vida humana a
explicaciones basadas en estructuras químicas, Juliana
González plantea problemas profundos, casi misterio-
sos: ¿cómo es posible el doble salto vital de las molécu-
las a la vida en general y de ésta a la vida humana? Así la
doble hélice encierra el misterio del doble salto vital:
“... de cómo la materia se hace vida sin dejar de ser ma-
teria” (p. 24), y cómo la vida “ciertamente, es capaz de
meta-morfosis, de transfiguración ontológica: en ella
se encierra el prodigio del ‘paso’ de la materia a la vida,
y de la vida a la libertad, (...) a la acción consciente, in-
tencional y creadora del ser humano, el constructor de
un mundo simbólico, ético e histórico, social y cultural.
El reino de su intrínseca autonomía y dignidad” (p. 25).
Los problemas éticos y ontológicos que plantea la
genética se aumentan y radicalizan ante el descubrimien-
to de la secuencia del genoma humano, descubrimiento
que abre nuevos horizontes al dominio tecnológico de la
cepciones estéticas, religiosas, sociológicas, etcétera. Si n chos y de la dignidad humana, por ejemplo, León Ol i v é
negar la importancia de integrar las ciencias de la vida en su reciente libro Interculturalismo y justicia social, se
a la bioética, mi preocupación estriba en excluir otros pregunta si la práctica de la etnia de los dinka, en el sur
tipos de concepciones no científicas del hombre. Con del Sudán africano, de enterrar aún en vida al viejo líder
toda seguridad pienso que Juliana González estaría dis- de la comunidad en una pila de estiércol ¿es realmente
puesta a discutir la pertinencia de la integración de otros una ofensa grave a la dignidad humana y una violación
tipos de saberes, además del científico y del filosófico, flagrante de los derechos humanos? De acuerdo a la con-
pues reconoce que un rasgo fundamental de su pro p u e s- cepción de la vida y del mundo de los dinkas, tal prác-
ta de gen-ética es su carácter falible y revisable: tica es una forma de honrar la valía de un hombre ex-
cepcional. ¿Es posible aceptar esta concepción de los
La bioética filosófica es, en efecto, plural, responde a dis- dinkas para justificar sus propias prácticas?, o más bien
tintos enfoques y razonamientos, es controversial, ejerce ¿debemos nosotros juzgarlos como bárbaros y conde-
conscientemente la problematicidad y se mantiene abier- narlos con todo rigor, de manera análoga a como los es-
ta a la búsqueda, antes que saberse poseedora de respuestas pañoles, salvo admirables excepciones como Las Casas
únicas y definitivas (p. 51). y Alonso de la Veracruz, condenaron de bárbaros y pe-
cadores a los pueblos indígenas por practicar el sacrifi-
Pero, reconocer la pluralidad de enfoques y posicio- cio humano y la antropofagia? Para resolver estos pro-
nes en el campo de la bioética y su carácter controver- blemas es necesario integrar los principios éticos con
sial no implica admitir un relativismo escéptico, ni negar la comprensión de la situación y el contexto específico
la legítima aspiración de universalidad. La unive r s a-
l ización de los principios éticos, puede alcanzarse por
varias vías. Primeramente a través del diálogo racional
entre diversas posiciones para conseguir “la unidad y co-
munidad interhumanas” (p. 54). De igual importancia
es la apelación a los derechos humanos, cuyo reconoci-
miento y respeto constituye un re f e rente común de toda
bioética, lo mismo que la dignidad humana. Estos dos
re f e rentes universales constituyen para Juliana Go n z á l ez
las fuerzas rehumanizantes de la vida, dominada por la
biotecnociencia y nos previenen contra las monstruo-
sidades morales y políticas que pueden generar.
Desde luego la postulación del diálogo racional y
respetuoso, de los derechos humanos y de la dignidad
humana como vías y principios para la universalización
de la bioética, no bastan. Como en toda reflexión ética
y política, la virtud de la phrónesis se vuelve indispen-
s able para la aplicación de estos principios en cada pro-
blema concreto. ¿Cómo han de interpretarse los derechos
humanos?, ¿qué acciones cuentan como violaciones a
los derechos humanos?, ¿qué significa respetar la digni-
dad humana? Éstas son preguntas que no pueden res-
ponderse de manera abstracta y general, sino que re q u i e-
ren la consideración de los contextos culturales y las
situaciones sociales específicas. A propósito de los dere-