Empresas La Polar S. A. es una sociedad anónima chilena, administradora de la cadena
de grandes tiendas La Polar, con presencia en distintas ciudades a lo largo de Chile. Fundada en 1920 como una sastrería en lo que actualmente se conoce como Estación Central, en 1953 se convierte en una tienda de múltiples productos con el nombre de La Polar. Hacia fines de los años 1980, La Polar comienza su expansión en locales para convertirse en una cadena de grandes tiendas, siguiendo la tendencia de otras empresas como Falabella, París y Ripley. Así, entre 1985 y 1986 abren sus primeros locales en el centro de Santiago (San Diego y Monjitas). En 1989 entran en el negocio crediticio al sacar su tarjeta de crédito para compras en la cadena. En el 2011 comenzarían a presentarse públicamente una serie de problemas producto de un aumento en el riesgo crediticio de la compañía. Los problemas se acrecentarían, hasta estallar a comienzos del mes de junio, cuando el abogado Andrés Sepúlveda Jiménez presentó un informe (31/05/2011) ante las autoridades regulatorias que acusaba la existencia de repactaciones masivas para efectos de abultar su cartera. El caso adquirió amplia difusión luego de que el Servicio Nacional del Consumidor presentó una demanda colectiva por el reclamo de cientos de clientes que acusaban repactaciones unilaterales (02/06/2011). Esto obligó a la empresa a anunciar una reestructuración de su área crediticia el 9 de junio de 2011, lo cual generó el desplome de sus acciones transadas, cayendo su valor en más de un 42% durante la primera jornada.Pablo Alcalde, exgerente y presidente del directorio presentó su renuncia a este cargo, siendo reemplazado por Heriberto Urzúa. En los días siguientes, Urzúa comenzó a preparar las acciones para reparar los problemas con los clientes repactados. Días después, Urzúa renunció dejando en el cargo a César Barros. El caso generó una crisis de enorme proporciones, ante lo cual la Superintendencia de Valores y Seguros presentó una querella a 18 exdirectivos y al exauditor de la compañía por “infringir el deber de cuidado y diligencia”. Ante los requerimientos de la SVS, la compañía reconoció que el tamaño de las repactaciones unilaterales era mayor al anunciado inicialmente, llegando a las 418.826 personas en un plazo de seis años. La crisis continuó por semanas, pese a los anuncios de Álvaro Saieh de adquirir parte de la compañía, y el 21 de julio de 2011 las acciones anotaron su valor más bajo en siete años, cayendo un 86,31% en lo que iba del año.