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HISTORIA Y LAS PRIMCIPALES CORRIENTES DEL DISEÑO INDUSTRIAL

ORIGEN DEL DISEÑO


La actividad de concepción de la forma de los objetos y la determinación de sus atributos se
remonta a los orígenes mismos del ser humano, quien a lo largo de su existencia fue
configurando (en el sentido de diseñar) y construyendo los objetos que necesitaba. Estas dos
operaciones, la concepción y la construcción, estuvieron, como planteo general, a cargo de la
misma persona que simultáneamente configuraba y construía el producto.

Hasta comienzos del siglo XIX, en general, ideación y realización marcharon juntas, el hacedor
de objetos (el llamado artesano) concebía un objeto y él mismo lo construía, es decir que era el
responsable de todo el proceso productivo.

Con la revolución industrial (1760-1830), que nace en Inglaterra al introducir sistemáticamente


la máquina en el proceso de producción, comienza la mecanización del trabajo, es decir el
reemplazo del trabajo manual por el trabajo de la máquina, y se instaura un nuevo sistema de
producción (la producción industrial) que rompe el esquema vigente. La característica más
importante de ese nuevo esquema de producción es la separación de las tareas de concepción,
de las de construcción (fabricación).

El artesano, y también el artista, generalmente configuran y construyen simultáneamente. En la


producción artesanal no se plantea un trabajo de preconcepción sistematizada, mientras que,
en la producción industrial sí, pues es imposible fabricar industrialmente un objeto sin antes
haber definido con precisión sus características, pues es casi impensable introducir
modificaciones durante el proceso de producción. Por lo tanto, antes de comenzar la fabricación
se deben definir todos los detalles a fin de descartar posibilidades de cambios que puedan
complicar el desarrollo del proceso con el correspondiente aumento de costos. Además, hay que
tener en cuenta que en la concepción de objetos no es suficiente resolver problemas funcionales
(la función que cumple) y de funcionamiento (cómo funciona), sino que también hay que
armonizar los aspectos funcionales y de funcionamiento con los formales (de la forma), los
tecnológicos, los estéticos, los psicológicos, los anatómicos, los fisiológicos, los ergonómicos,
etc., de manera tal que el objeto se adapte lo mejor posible a las exigencias de quienes van a
usarlo.

La preconcepción, etapa previa a la concreción de un producto, es lo que se llama Diseño,


actividad en la que se tienen en cuenta todos los aspectos mencionados.

CONCEPCION DEL DISEÑO INDUSTRIAL


En nuestro caso particular nos referimos a la concepción de objetos producidos industrialmente,
y hablamos de Diseño Industrial, una actividad que se ocupa del diseño dentro de un marco
estético, pero siempre teniendo en cuenta al hombre como usuario.

La expresión Diseño Industrial está vinculada a la concepción de objetos para ser producidos por
medios industriales y mecánicos (con participación predominante de la máquina y mínima
intervención del hombre), lo que permite la repetibilidad del producto, la seriedad de este.

La finalidad del Diseño Industrial es la producción de objetos que respondan a demandas


(necesidades, deseos o aspiraciones) de la sociedad, teniendo en cuenta, además de las
características exteriores, las relaciones funcionales y estructurales que hacen del objeto un
todo coherente. En el Diseño Industrial se plantea la necesidad de conciliar los aspectos técnicos
y los estéticos. Los factores estéticos están vinculados con la forma, el color, el tratamiento de
las superficies, etc., es decir con todo lo que pone en relación el objeto con los diversos sentidos
del hombre, la vista, el tacto, etc.

Por otra parte, en todo objeto, equipamiento, máquina, vehículo, etc. hay que tener en cuenta
también su robustez, simplicidad de uso, economía, y además la sensación que produce (gusta,
o no gusta); no basta que el objeto cumpla su función de uso, que sea robusto, simple y
económico, sino también que su forma resulte agradable, muchas veces novedosa y en general
funcional con relación a las características utilitarias del producto para lograr que el objeto sea
placentero.

Esta nueva actividad profesional el Diseño Industrial, si bien está enmarcada por la estética, no
pertenece al campo del arte, sino de la tecnología, su actividad no consiste (como sucedía antes)
en embellecer los productos agregándoles ornamentos que nada tienen que ver con su
funcionalidad, sino más bien en lograr una unidad entre tecnología y estética en la misma etapa
de concepción del producto, para lograr que el objeto, además de ser funcional, sea agradable
a la vista.

HISTORIA
Si bien, como hemos comentado, el diseño industrial tiene fuertes raíces que son consecuencia
del cuestionamiento a la estética de los primeros objetos de producción industrial, no puede
dejar de mencionarse un antecedente significativo, los muebles Thonet, muebles de madera
curvada cuya producción en serie se remonta a los años 40 del siglo XIX cuando Michael Thonet
(1796-1871), artesano ebanista de origen alemán, se transfiere a Viena y con el apoyo del
gobierno austríaco -que le concede el privilegio de trabajar toda clase de madera curvándolas
por procedimiento químicos o mecánicos, instala una fábrica de muebles. Frente al mueble
macizo, Thonet plantea las ventajas prácticas de la finura y de la ligereza, y al mismo tiempo la
necesidad fundamental de comodidad, y con ese concepto concibe sus productos. La Revolución
Industrial estaba en su auge y Thonet pasa de la artesanía a la producción industrial. Sus
productos originales y de calidad transformaron el concepto de mobiliario de su época y
adquirieron fama universal.

En la Gran Exposición Internacional de 1851 Thonet presenta sus creaciones y recibe una
medalla. Lo que podemos llamar la gran época de Thonet termina en 1914, cuando comienza la
Primera Guerra Mundial, hasta entonces había fabricado 50 millones de sillas.

Durante la primera mitad del Siglo XIX los objetos elaborados por el nuevo sistema de
producción no se caracterizaban precisamente por la calidad del diseño, lo que provocó
cuestionamientos y encendidas críticas que hicieron eclosión con motivo de la Gran Exposición
Internacional de 1851 (Londres), donde estaba expuesto todo lo que la técnica de la época
permitía producir, desde locomotoras, telares mecánicos, máquinas para la fabricación de
productos industriales, hasta objetos de la vida cotidiana (cubiertos, platos, etc.).

La calidad estética de muchos productos industriales expuestos, que imitaban el aspecto de los
objetos hechos a mano, en general era mala; hay que tener en cuenta que en la producción
industrial se buscaba lograr, con ayuda de la máquina, la apariencia de un elaborado trabajo
manual, pero lógicamente con ahorro de mano de obra. La industria exigía cantidad aun a
expensas de la calidad. Críticos de la época escribían al respecto: «La carencia de todo principio
de diseño ornamental es evidente. El gusto de los fabricantes revela falta de formación».
Henry Colé (1808-1882), diseñador, escritor especialista en artes decorativas, que organizó en
1851 la Gran Exposición Universal de Londres, consideraba que el bajo nivel de la producción
industrial se debía a la separación entre arte e industria, y planteando la imposibilidad de volver
atrás, propugnaba eliminar la brecha existente entre estas dos actividades. En 1845 inició un
movimiento para conciliar el arte con la industria, por lo que podemos considerarlo como un
antecesor del diseño industrial.

Editó una revista mensual Journal of Design and Manufactures, primera publicación sobre
diseño aplicado a la industria cuyo primer número salió en 1849 y el último en 1852 (publicación
compilada en 6 volúmenes), y en la cual planteaba su lema: Aprender a ver, ver comparando; en
sus publicaciones usaba el seudónimo de Félix Summerly, y fundó una empresa para la
"promoción del gusto público", la Summerly's Art Manufactures (1847-1850), que suministraba
a los fabricantes modelos de objetos de uso corriente, sobre todo de cerámica; pese a que sus
modelos eran rebuscadamente "artísticos", fue el primero, de una serie de intentos para
mejorar el diseño de los productos.

El cuestionamiento a la producción industrial tuvo en Inglaterra dos importantes


portaestandartes, John Ruskin (1819-1900) y William Morris (1834-1896) inspiradores del
movimiento, Arts and Crafts (Artes y Oficios), que planteó un retorno a la producción artesanal
y al espíritu medieval como alternativa válida para recuperar el equilibrio entre las artes y los
oficios, entre la forma, la función y la decoración, equilibrio roto como consecuencia del nuevo
sistema de fabricación.

Pese a la buena voluntad de sus integrantes, este movimiento no podía solucionar los problemas
de la producción en gran escala requerida por la incipiente incursión de las masas en el mercado
consumidor, consecuencia de los cambios revolucionarios en la estructura social, en las
costumbres y en la forma de vida que había acarreado la revolución industrial. Lo único que
podía ofrecer el método artesanal sostenido por el movimiento Arts and Crafts eran productos
de alta calidad para un público refinado y adinerado.

Dentro de esta tendencia a recuperar la unidad entre las artes y los oficios, pero con una actitud
de rechazo hacia el clasicismo de finales del siglo XIX, e inspirado más en la naturaleza que en el
pasado, nace el Art Nouveau, movimiento esencialmente artístico que exaltaba la artesanía sin
cuestionar el empleo de la máquina y que planteaba una visión integral del diseño. Fue un estilo
decorativo que se manifestó en todos los aspectos de la vida cotidiana pero que tuvo las mismas
contradicciones que el movimiento Arts and Crafts, sus productos eran de muy buena calidad,
pero, en general, para una selecta minoría. Este movimiento, que nació en la década de 1890 y
que caracterizó a la Belle Epoque, se extinguió con la guerra de 1914. Hay que llegar al siglo XX
para que los diseñadores tomen realmente conciencia que, en la producción industrial, la calidad
estética de los productos no debe ser función de la ornamentación, sino de los atributos propios
del objeto (forma, material y función); y en consecuencia deja de ser un valor extrínseco para
pasar a ser un valor intrínseco; la trilogía forma-función-decoración se redujo a forma-función,
desapareciendo la ornamentación como factor de embellecimiento del producto. Comienza así
a surgir el diseño industrial, que en sus primeros años tiene dos etapas clave: «el conato
revolucionario del Vchutemas ruso y el programa reformista de la Bauhaus alemana»

Así, el famoso lema atribuido a Louis Sullivan: «La forma sigue siempre la función. Esa es la ley»,
es cuestionado, las exigencias socioeconómicas han llevado al diseño a explorar otros caminos
y a responder a otras instancias culturales.
CORRIENTES DEL DISEÑO INDUSTRIAL

Link: https://issuu.com/alejandroidi/docs/revista_apreciacion.pptx

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