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Identidad, contexto y mensaje

Christian Giordano

Los problemas del misionero latino


Los misioneros iberoamericanos en contextos musul-
manes corren el serio peligro de presentar un evangelio
distorsionado. Esto es debido, principalmente, no a una
adulteración intencional del mensaje, sino a la adapta-
ción al entorno cultural musulmán que, desde la
perspectiva del misionero latino, opera basado en una
cosmología1 más integral que la suya propia.
La comunicación en sociedades integrales se basa en
tres elementos importantes. El primero tiene que ver
con la forma en que el misionero se percibe a sí mismo
y cómo es percibido. El segundo enfoca la habilidad del
misionero para integrarse en las estructuras sociales
existentes. Y el tercero apunta a la relevancia del men -
saje de tal modo que sea captado como comprensible y
no foráneo. Por cuestión de espacio nos ocuparemos
aquí solamente de la identidad y del mensaje.

1 Los escritores franceses y españoles suelen preferir el vocablo 'cosmo-


logía', mientras que en ambientes de influencia anglosajona se prefiere
'cosmovisión'.
Identidad
La identidad como obrero a tiempo completo no tiene
correspondencia cultural en el entorno islámico, por
consiguiente el misionero opta por una doble identi-
dad, una clase de camuflaje. La identidad es el tema
crucial para todo misionero que trabaje en contextos
musulmanes. La respuesta inicial del misionero y su fa-
milia a la pregunta: ¿quiénes somos?, está muy clara.
«¡Somos misioneros!». Esa es la razón por la cual su
iglesia les ha enviado y de esa identidad deriva su soste-
nimiento económico. El concepto de obrero cristiano a
pleno tiempo es fácilmente comprendido en la sociedad
iberoamericana. Pero una vez en tierras musulmanas,
dado que en la mayoría de ellas no hay libertad religio -
sa, el misionero no puede presentarse como tal. Es de-
cir, no tiene una identidad religiosa. Lo que suele hacer
es adoptar otra identidad, frecuentemente como facha-
da o camuflaje, para pasar a ser, por ejemplo, comer-
ciante, maestro de idiomas, trabajador de un proyecto
de desarrollo o algo similar.
El modelo de doble identidad tiene algunas variantes y
grados. Algunos abogan por una identidad bivocacio-
nal, entendiéndose que coexisten en el misionero dos
vocaciones o identidades, la una pública y la otra más o
menos escondida. Este modelo conlleva importantes
implicaciones psicológicas, espirituales y familiares. El
misionero se encuentra viviendo una doble vida como
una especie de doble agente o espía. Le resulta difícil
mantener su integridad y pronto su vida espiritual re-
sulta afectada.
Aunque consiga proporcionarle un visado, la identidad
artificial es fácilmente deconstruida por los nacionales
con los que el misionero convive, resultando en una
pérdida de credibilidad. ¿Quién va a creer el mensaje
de un impostor?
El modelo de doble identidad puede convertirse en la
práctica en un suicidio misionero que inhabilita para el
propósito mismo que se pretendía: hacer misión en un
determinado contexto musulmán.

Mensaje
El mensaje predicado, tanto en la forma como en el
contenido, no encaja en la cultura ni responde a las ne-
cesidades de los oyentes. El contenido del mensaje
transmitido por los misioneros iberoamericanos está
enfocado en la culpabilidad derivada del pecado: las
Cuatro Leyes, El Puente o Evangelismo Explosivo.
«Dios te ama pero... eres culpable». 2 Este mensaje es
correcto y verdadero. Pero para un musulmán (así
como para un español o latinoamericano) quebrantar la
ley no es su primera preocupación. La gente en contex-
tos musulmanes (y sudeuropeos y latinos, entre otros)
reconoce haber pecado, pero su reacción principal no
es sentirse culpables, sino avergonzados. El contenido
del mensaje evangelístico está desenfocado e incluso
errado.
En cuanto a la forma, el misionero iberoamericano sue -
le usar un marco equivocado para compartir el mensaje
del evangelio. En las culturas que otorgan un alto valor
a la hospitalidad es inapropiado que los huéspedes to-

2 El autor ha trabajado conjuntamente y supervisado durante 12


años, a más de 100 misioneros iberoamericanos que siguen
utilizando modelos occidentales de evangelización.
men la iniciativa. Sin comprender bien este proceder,
los misioneros latinos se precipitan a compartir su pre-
cioso mensaje en el momento y la manera inadecuados,
avergonzando así a sus anfitriones. Además, emplean
una forma discursiva y tópica. Suele hacerse una sínte -
sis del evangelio utilizando la estructura de un discur -
so. Se agrupa el contenido por temas o tópicos. Las
ideas fluyen en forma organizada, con puntos y su-
bpuntos, según la lógica cartesiana, yendo de lo parti-
cular a lo general (inductivamente).

Integralidad
Hemos resumido muy brevemente las tres grandes difi-
cultades de los misioneros iberoamericanos para evan-
gelizar en contextos musulmanes: problemas relativos
a la identidad, al contexto y al mensaje. Desde el punto
de vista iberoamericano son tres, pero los oyentes mu-
sulmanes perciben uno solo: la falta de integralidad. En
otras palabras, lo que eres, haces y dices no coinciden.
Esta falta de coherencia e integración se erige en la difi-
cultad básica para los oyentes musulmanes, precisa-
mente porque uno de los pilares de su cosmología es la
integralidad, la plenitud (el holismo, para quienes este
anglicismo resulte más familiar).
Los obreros iberoamericanos no pueden ignorar sus
propios problemas. Así que deberán primero encontrar
soluciones para integrarlas en un único todo, coherente
y unificado, que genere confiabilidad en los oyentes
musulmanes. Por eso, tres soluciones aisladas no van a
resolver el problema de comunicación y confianza que
hemos descrito. La integración, el mix, es tan impor-
tante como los ingredientes.
La propuesta
El autor propone la integración de los tres problemas
en un todo coherente por medio de la unidad mensaje-
ro-contexto-mensaje, una mentalidad del Reino de
Dios y el rol de huésped.
A partir de ahora evitaremos la palabra misionero, tér-
mino negativo a los ojos de nuestros amigos musulma-
nes, y utilizaremos sinónimos que refuercen la pro-
puesta, teniendo en mente los dos géneros: masculino y
femenino.

Identidad integrada
La identidad integrada es monovocacional y transpa-
rente, se ubica en un rol social adecuado a la cultura y
la personalidad del obrero, y utiliza una estrategia de
entrada respetuosa.
Identidad monovocacional. La identidad integrada
busca ser lo más trasparente y verdadera posible. En la
mayoría de culturas musulmanas, el concepto de priva-
cidad es bastante diferente de lo que suele practicarse
en las sociedades occidentales, más inclinadas al indivi-
dualismo. Hay muy pocos secretos entre vecinos. Todos
saben quién entra en cuál casa, para qué y por cuánto
rato. Lo que cada cual cobra es casi de dominio público.
En tales circunstancias, no es de extrañar el fracaso del
modelo de doble identidad, y por el contrario se apre-
cian las virtudes de una identidad transparente.
Asimismo, el mensajero que ha optado por una identi-
dad integrada asume un empleo u ocupación real, que
está capacitado para ejercer y que disfruta haciendo. En
el ejercicio de su profesión u ocupación el obrero u
obrera establece relaciones naturales con la gente, com -
partiendo su fe cristiana en formas no artificiales.
Finalmente, una identidad integrada contribuirá a
equilibrar el activismo que caracteriza a las iniciativas
misioneras latinas. Los obreros se sienten muy presio-
nados por sus agencias e iglesias a mostrar resultados
de su trabajo. Una identidad más equilibrada equipara
el hacer con el ser.
Rol social adecuado. Si la identidad define quién eres,
el rol social es el conjunto de conductas adecuadas a
esa identidad. Para cada identidad, la sociedad estable -
ce un patrón de conducta esperado y define los roles o
papeles sociales.
Por ejemplo, los maestros españoles suelen ser amiga-
bles con sus estudiantes y facilitar la interacción con su
clase. Esa es la conducta que se espera de su papel so-
cial. Por el contrario, se espera de los maestros marro -
quíes que sean distantes, utilicen un estilo directivo y
tengan siempre razón. Los alumnos marroquíes se sen-
tirían desorientados si sus maestros se comportasen
como lo hacen los españoles y viceversa. El papel social
viene definido por toda una serie de conductas, nivel de
vida, estilo, vocabulario, horarios. Del mismo modo los
seguidores del Mesías deberán actuar en maneras acor-
des con lo que la sociedad espera del papel social y la
identidad que hayan escogido.
Estrategia de entrada respetuosa. En líneas generales,
el autor sugiere que tanto el obrero como su iglesia o
agencia adopten la actitud de un huésped en tierra aje-
na, que busquen ser invitados por los nacionales, respe-
tando su dignidad y cuidando de no comunicar una ac -
titud de superioridad. La meta es aprovechar la ventaja
de ser reconocidos como mensajeros del Rey y ser hon-
rados como huéspedes distinguidos. El cambio de fon-
do al elaborar la estrategia es que el foco de atención es
puesto en ellos en lugar de en nosotros.

Mensaje integrado
El mensaje integrado es completamente reformulado
para enfocarse en los binomios honor-vergüenza y lim-
pieza-inmundicia; utiliza un marco evangelístico alter-
nativo: el rol del huésped en una cultura de hospitali-
dad, y sigue una metodología adecuada.
Evangelio de honor y vergüenza. Señalamos anterior-
mente que quienes pertenecen a culturas regidas por el
honor y su antítesis la vergüenza, saben que son peca-
dores pero no se sienten culpables. Por eso, un mensaje
centrado en los aspectos vergonzosos del pecado y en
los aspectos honrosos de la salvación encontrará oídos
atentos y será percibido como lo que siempre debió ser:
buenas noticias.
La Biblia está repleta de expresiones relacionadas con
la vergüenza del pecado: estar desnudo, enfermo, de
pie, afuera, pobre, ser puesto en evidencia, estar en
deuda, etcétera. Una expresión como: «Tú dices: Yo soy
rico, me he enriquecido y de nada tengo necesidad.
Pero no sabes que eres desventurado, miserable, pobre,
ciego y estás desnudo ... te vomitaré de mi boca» (Apo-
calipsis 3.17,16), tiene un tremendo impacto en un mu-
sulmán. Asimismo, la salvación es descrita en términos
honrosos al equipararla con: ser vestido, aceptado, ser
hijo, estar sentado, tener herencia, pertenecer, ser sa-
nado, ser fuerte, etcétera. Todos estos conceptos son
poderosos, impactantes en la cultura de las relaciones,
porque denotan honor.
Asimismo, los conceptos de limpieza y su opuesto, la
suciedad, tienen importantes connotaciones espiritua-
les para los musulmanes, al igual que lo tuvieron para
los judíos. El libro de Levítico es muy pertinente y
atractivo a los nuevos seguidores del Mesías de trasfon-
do islámico.
Marco evangelístico alternativo. El perfil del evange-
lista latino —basado en los modelos occidentales— se
ha movido casi exclusivamente en el formato que he
denominado: «Ve y diles». Es el marco o paradigma
que el Señor Jesús le encomendó al exendemoniado de
Gadara. En ese marco, el evangelista toma la iniciativa.
Él escoge la hora, el lugar, a cuál persona dirigirse pri -
mero y el tema o énfasis de su mensaje.
Sin embargo, ese marco no es apropiado para todas las
situaciones. De hecho, en muchas circunstancias resul-
ta abiertamente ofensivo. Tampoco es el único marco
que el Señor mandó a sus discípulos. Si releemos el
Nuevo Testamento preguntando quién tomó la iniciati-
va, nos sorprenderemos al descubrir otro patrón evan-
gelístico, que despierta curiosidad en la gente y hace
que exclamen: «¿Qué es esto? ¿Qué está ocurriendo
aquí?».
Encontraremos este marco en todos los casos de evan-
gelización en el libro de los Hechos de los Apóstoles, así
como en el envío de los Doce y los Setenta. Es un para-
digma muy apropiado para huéspedes en las culturas
regidas por las relaciones.
Así pues, el modelo alternativo que proponemos combi-
na el paradigma evangelístico «¿Qué es esto?», con el
rol de huésped ejercido por el mensajero, embajador
del Rey, para levantar preguntas y hacer notar la venida
del Reino.

Metodología integrada
Proponemos que el mensaje mismo sea articulado en
forma cronológica, utilizando bendiciones y proverbios
sabios, y dando preferencia a la narrativa.
Mensaje cronológico versus mensaje lógico. Como re-
sultado de la influencia griega y de la Ilustración, la cul -
tura occidental concede un lugar preponderante a la ló-
gica. Del mismo modo, la teología es explicada en for-
ma lógica, agrupada por temas, y siguiendo un orden
sistemático.
Pero la mayor parte de la Biblia sigue un orden crono-
lógico. Para las culturas semitas, y en general para la
mayoría de los pueblos orientales, el tiempo importa.
La cronología es importante. Conocer el linaje propio es
tener raíces e identidad, es pertenecer. Conscientes de
este hecho e inspirados por el Espíritu Santo, Mateo y
Lucas incluyeron la genealogía del Mesías al comienzo
de sus evangelios. En un ejemplo reciente, hombres de
todas las edades, en las aldeas y en la capital, discutían
la gran pregunta de las primeras elecciones afganas:
«¿Tiene alguien cuyo padre no conocemos el derecho a
representarnos?» (BBC News, Doucet 2005). Muchos
de los que han trabajado en el mundo musulmán han
visto la importancia de presentar el evangelio cronoló-
gicamente.
Bendiciones versus declaraciones. El modelo que esta-
mos proponiendo incluye el dominio de la impartición
de bendiciones. En los contextos musulmanes la bá-
raka (vocablo árabe para «bendición») está en labios
de todos; forma parte de la vida diaria en saludos y ex-
presiones comunes. Pero aún más, es el anhelo profun-
do de todo musulmán, porque la báraka suprema es,
en última instancia, la bendición de Dios. Por eso la
mujer encinta visitará un santón o morabito para pedir
la bendición sobre su bebé. El hijo aguarda paciente la
bendición de su padre. El jefe del clan pasará la bendi-
ción a su sucesor y el taxista pedirá la báraka al em-
prender un viaje largo. Este es un concepto importante
y cargado de significado para todos los musulmanes.
Las oportunidades de impartir una bendición son muy
frecuentes en los ambientes musulmanes, y su ofreci-
miento raramente es rechazado. Al mismo tiempo, im-
partir bendiciones es una habilidad que se aprende. Los
candidatos deben estudiar los muchos ejemplos bíbli-
cos así como las costumbres específicas de la cultura
anfitriona. Las agencias misioneras deberían ofrecer
cursos específicos al respecto.
Proverbios versus simplicidad. Como regla general,
cuando los occidentales quieren que se les comprenda
bien, procuran expresar su tema o asunto lo más sim-
plemente posible. Escogen palabras sencillas y se cen-
tran en el punto o hecho principal. Por el contrario un
musulmán hará uso de un proverbio, una metáfora o
una imagen. Cuanto más sofisticado, mejor.
La idea subyacente es que la sabiduría no debe ser mal -
gastada con gente insensata o no interesada. Ese fue el
consejo del Señor Jesús: «No deis lo santo a los perros,
ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos» (Mateo
7.6). Es fácil deducir que las Cuatro Leyes Espirituales
—o similares— serán recibidas por un oyente musul-
mán como un mensaje insípido, de muy poco valor. Es
demasiado simple, demasiado llano. Un proverbio o
una historia serían mucho más atractivos, captarían la
atención y serían el vehículo apropiado para transmitir
una verdad trascendental. Margaret Nydell nos recuer-
da:
Los árabes usan muchos proverbios. Tienen cientos de
ellos, muchos en forma de rimas o pareados. Conocer-
los y saberlos utilizar hace que la imagen de una perso -
na mejore (1996:122).
Historias versus estudios sistemáticos. Una metodolo-
gía integrada da preferencia al uso de la narrativa fren-
te a la enseñanza de doctrina sistemática. En una histo-
ria, la estructura cronológica de los hechos y el uso de
bendiciones y proverbios están todos engarzados, inte-
grados. Forman parte de un todo armonioso. Las histo-
rias deben ser los más cortas posibles y lo suficiente-
mente sofisticadas para demostrar la habilidad del na -
rrador, al mismo tiempo que no deben desvelar el des-
enlace hasta el momento adecuado.
Para ser efectivos al comunicar las buenas nuevas a sus
amigos musulmanes, los embajadores latinos del Señor
deben estar capacitados para utilizar bendiciones, pro -
verbios, historias y pasajes narrativos de la Biblia, en
forma consistente con una cosmología no occidental.

Conclusión
Hemos esbozado la unidad mensajero/contexto/men-
saje que, como un puzzle, sólo tiene sentido cuando to-
das sus piezas están en su lugar. Superficialmente pu -
diera parecer que se han presentado tres soluciones a
tres problemas. Pero debido a la percepción integral de
nuestro amigos musulmanes, los tres aspectos han de
ser cohesionados en un único paquete, si es que los
oyentes han de percibir el evangelio como algo relevan-
te para ellos.
No se trata de simplemente aprender nuevas técnicas.
Esta formulación del evangelio, fresca y nueva, fragua-
da desde las categorías mentales de una cosmología de
honor y vergüenza y en el contexto de una espirituali-
dad musulmana, ha de alcanzar el nivel de la identidad
del mensajero. Ha de ser metabolizada, para llegar a
ser parte de su misma personalidad.
Sólo entonces, cuando las tres soluciones hayan sido in-
teriorizadas totalmente en la vida y personalidad del
mensajero iberoamericano del Rey, se alcanzará la inte -
gralidad. En ese momento el mensaje, el contexto cul-
tural y el mensajero serán uno solo, o por expresarlo
con otro lenguaje, el mensaje de la buena nueva se ha -
brá encarnado en una determinada cultura musulma-
na, listo a dar fruto para vida eterna.

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Esta versión apareció en forma de capítulo en el libro: Bertu -


zzi, Federico A. 2012. Rios en tierra seca: Europeos, latinos
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Viejo Continente. Granada: Musulmania. pp.275 -286.

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