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Máquinas de mirar: juguetes ópticos en pleno siglo XXI

Laura me recibió en su departamento con una de esas sonrisas que le alegran el día
hasta al peor ogro. Me pregunto si no se cansará de irradiar tanta amabilidad. La
conozco hace 4 años y siempre la veo derrochando alegría, entregada con entusiasmo a
hacer lo que hace e inquieta por devorar cuantas películas pueda. Acababa de vender
unos praxinoscopios, uno de tantos juguetes ópticos que tiene para la venta desde hace
casi dos años en su hogar, espacio que funciona como vivienda, lugar para talleres,
tienda y hasta museo. Digo museo porque no se le puede llamar de otra manera a un
lugar que alberga una cantidad significativa de juguetes ópticos, al cual algunas veces
visitan curiosos que antes llaman a preguntar si pueden pasar a mirar de qué va esto del
pre-cine. Y es que Maquinas de mirar, el emprendimiento que Laura junto a su pareja
German construyen desde hace un tiempo, articula todos estos espacios de acción
conformando una empresa independiente y particular que cómo dice Laura tiene que ver
con un gran amor al cine y sobre todo al pre-cine, a las maquinas que anticiparon la
llegada del cine. Inventos que florecieron en la época victoriana.

Y cuando Laura dice amor no utiliza una palabra vacía por el uso y el abuso. No quiere
dárselas de hippie, aunque bien podría serlo. Habla desde el corazón y eso se siente al
escucharla y verla gesticular sin parar con sus manos. Antes de reunirme con ella me
puse a pensar cómo abordar este texto y lo primero que pensé es que si este proyecto es
maravilloso y potente es sencillamente por la cantidad de amor y laburo que le
imprimen las personas que en él se involucran. No fue curioso para mí que fuera ella
misma la primera que hablara del amor hacia lo que hace. Máquinas de mirar es un
emprendimiento que va tomando forma concisa con el paso del tiempo, ya que se está
gestando desde hace casi 10 años en la cabeza de Laura Contreras. Su atractivo nombre
es en honor a la muestra itinerante del coleccionista de juguetes ópticos Werner Nekes,
un director alemán de cine experimental obsesionado con el pre-cine que creó una de las
colecciones de objetos y rarezas precinematográficas más importante del mundo. Para
ella Nekes fue un referente y ahora un par, pues toda pasión nace de una semilla y al
crecer va encontrando en los lugares más inesperados personas que la comparten,
pioneros que abrieron camino y/o amigos con los cuales continuar navegando el buque
que nos lleva al paraíso de nuestros sueños.

Pero partamos por el comienzo. ¿Qué son las máquinas de pre-cine? según Laura serían
aquellos dispositivos, artilugios, aparatos o máquinas que anticiparon la llegada del
cine y se utilizaron, muchas veces, con fines científicos para confirmar, refutar o
ampliar teorías pensando en cómo hacer para mover imágenes fijas, es decir, con la
idea de generar movimiento en una secuencia de imágenes. Serían estos objetos con los
que trabaja Maquinas de mirar y engolosinan los días de Laura, sin embargo, habría
más, pues también trabaja con cuestiones que tiene que ver con la óptica y no tanto con
el movimiento que después dio origen al cine, como por ejemplo, aclara, las
anamorfosis que se veían en cuadros del siglo XV o XVI, que representaban mediante
perspectivas extrañas o ilusiones ópticas que existen mucho antes que los artefactos
considerados de pre-cine.

Los primeros pasos del proyecto no se dieron en Bs As, sino un poco más lejos, en
Comodoro Rivadavia, en el 2013, invitados a dar un taller en un festival que estaba
interesado en lo que hacían. Laura recuerda con hermosa nostálgia aquellos primeros
talleres, con la alegría de poder mirar para atrás y ser espectadora de una evolución que
la tiene frente a un curioso haciéndole preguntas. Durante estos primeros años lo que
hoy es uno de los talleres de juguetes ópticos más importantes de Argentina, se nutrió
de información gracias a una investigación rigurosa y constante, ya que no existía en
Buenos Aires nada parecido a Maquinas de Mirar. La información sobre juguetes
ópticos era casi nula y la investigación no para porque detrás de cada obsesión hay un
mundo inabarcable en el que cada día se descubre algo nuevo.

El equipo de Maquinas lo conforma Laura y su compañero German y cuando crece la


demanda se suman Leila la hija de Laura e Iván el hijo de German, además de Nicolas y
o algún otro amigo. Todo un emprendimiento familiar. Todos son conscientes de que el
pre-cine sigue maravillando a personas de todas las edades y comparten con cariño
introducir a la gente a ese pasado perdido para el común de los mortales, por eso los
talleres que hoy realizan se renuevan gracias a su éxito, se modulan dependiendo de la
convocatoria y dependiendo de la duración; hay para adultos, para chicos con familias,
para jóvenes y su finalidad es contagiar el amor hacia las raíces del séptimo arte. Las
actividades pueden comenzar con un pequeño paseo por el pasado cinematográfico, los
devenires científicos y las “magias” que engañan a nuestros ojos, para darle paso a la
construcción artesanal por parte de cada participante de su propio juguete óptico. De
esta forma de manera lúdica y lucida nos adentramos en el mundo del movimiento de
las imágenes inculcando en los más pequeños una educación importante y necesaria y
en los grandes la maravilla de volver a sorprenderse con la magia del movimiento.

Las actividades que realizan no solo se dan en marcos de eventos audiovisuales o


escuelas, Laura tienen su propio espacio en su hogar, en el que dictan los talleres y
funciona desde el 2016 la tienda de juguetes ópticos, la cual resultó como algo que
sumaba a sus propósitos, un complemento perfecto. En la tienda se pueden encontrar
una serie de Taumatropos con motivos porteños producida por ellos mismos y
diseñados por Ana Contreras, en la que convierten un entretenimiento victoriano en el
perfecto suvenir con los íconos de la cultura de Buenos Aires; Broches de autómatas
artesanales con formas de perros o gatos que se mueven al tirar de una cadenita,
elaborados por la rosarina María Fernanda Varela; Flipbooks Cine de Papel, pequeños
libros animados que narran historias entrañables, diseñados por Paola Dragonetti o los
más complejos Fenaquistiscopio y el Folioscopio mecánico, producidos en el taller de
ANIMATICA en Córdoba, uno de los nuevos y mejores aliados de la tienda de
Maquinas de mirar. Todos estos objetos y muchos más se pueden ver en la tienda online
https://maquinasdemirar.com/ o mucho mejor, se pueden ir a observar directamente en
la tienda, en donde las preguntas no incomodan y los recibirán con los brazos abiertos.

¿Para dónde va Maquinas de mirar? En estos momentos el futuro no es algo que le


inquiete a Laura, ella sigue laburando cada día, sabe que caminante no hay camino, se
hace camino al andar, y mientras anda tiene claro que va sin duda a sumar a Maquinas
de mirar la idea de concretar un museo, lo insinuaba al comienzo de la nota porque ya
está pasando y es uno de sus sueños, como ella dice: tener un lugar que cualquiera
pueda visitar, porque, aunque es algo que ya está pasando, es necesario que funcione
en un lugar físico donde no necesariamente tenga que estar yo presente arreglando cita
previa y pueda circular gente de todos lados y puedan venir a ver la muestra que
tenemos. Sin embargo, no es su única meta, la más grande y la que esperamos con
anhelo se alcance pronto es la de hacer un festival, me comenta que le encantaría poder
hacer un festival de pre-cine que tenga que ver con producciones de gente que trabaje
los elementos del pre-cine hoy y que además involucre, como todo festival actividades,
muestras, proyecciones. Que sea específico dedicado a los pioneros de la imagen en
movimiento.

Máquinas de mirar nos propone revisar un pasado artesanal donde prima la materia.
Que los grandes recuperemos nuestra capacidad de asombro compartiendo con los más
pequeños. Nos recuerda que, aunque hoy el mundo es digital y las pantallas pululan
apoderándose del paisaje, toda esta catarata de imágenes en movimiento que recibimos
día a día no sería posible sin aquellos pioneros que de forma curiosa y apasionante
construyeron juguetes ópticos que continúan fascinándonos en pleno siglo XXI.

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