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Angeles Rovirosa
Hospital Clínic de Barcelona
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Ángeles Rovirosa
CONSULTOR. SERVICIO DE ONCOLOGÍA RADIOTERÁPICA (ICMHO).
HOSPITAL CLINIC. BARCELONA
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Ángeles Rovirosa
CONSULTOR. SERVICIO DE ONCOLOGÍA RADIOTERÁPICA (ICMHO).
HOSPITAL CLINIC. BARCELONA
ÍNDICE
Conclusión 36
Bibliografía 38
La radioterapia del cáncer de cabeza
y cuello y sus efectos secundarios.
Dónde estamos y hacia dónde vamos
Ángeles Rovirosa
CONSULTOR. SERVICIO DE ONCOLOGÍA RADIOTERÁPICA.
HOSPITAL CLINIC. BARCELONA
E
el resultado del día a día durante muchos años de trata-
mientos de cáncer de cabeza y cuello realizados en cola-
boración con diferentes profesionales y en el que me he
permitido en ocasiones plasmar mi visión personal y lo
que hemos aprendido juntos.
Dedicado a Jordi Ferré, Rosa María Francisco, Nuria Mundó, José Ma-
ría Oliva, Alberto Sánchez-Reyes y, a todos aquéllos que también han cuida-
do de mis pacientes, para destacar sus importantes aportaciones científicas,
personales y humanas de las que estoy orgullosa de haber compartido.
1. Mucositis y dolor
La mucositis es el efecto secundario agudo más relevante de la irra-
diación del cáncer de cabeza y cuello por la trascendencia que suele te-
ner. Aparece a nivel de las mucosas de todo el tracto aerodigestivo inclui-
das en el campo de tratamiento. Se inicia a partir de la segunda semana
de la irradiación y aumenta de modo progresivo hasta la quinta o sexta
semana de tratamiento. En función de las series, y considerando la escala
de la EORTC, la mucositis G3-G4 aparece entre el 25% y el 60% de los
pacientes, y estas amplias diferencias dependen de que el fraccionamien-
to utilizado sea el convencional o bien fraccionamientos alterados, o de la
utilización de radioquimioterapia simultánea. También hay descrito un
mayor tiempo hasta su resolución de la mucositis aguda con estos últi-
mos esquemas de tratamiento. En función de las series, la interrupción de
la irradiación por mucositis aguda sucede entre un 10% y 50% de los pa-
cientes. En un estudio efectuado en nuestro centro, el 15% de los pacien-
tes con fraccionamiento convencional necesitaron interrupción de la irra-
diación y ello fue debido a mucositis G3-4 de la OMS de aparición muy
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precoz y en pacientes paliativos y de edad avanzada (16-22).
La radioterapia del cáncer de cabeza y cuello y sus efectos secundarios.
Dónde estamos y hacia dónde vamos
2. Xerostomía
La xerostomía es otro de los efectos secundarios de la radioterapia
debido a la irradiación de las glándulas salivares y que refleja por lo tanto
la sequedad oral. Se inicia a partir de las 2 primeras semanas de la irra-
diación y aumenta de modo progresivo, quedando habitualmente esta-
blecida de modo permanente a partir de los 50 Gy, convirtiéndose en el
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efecto secundario tardío más frecuente.
La radioterapia del cáncer de cabeza y cuello y sus efectos secundarios.
Dónde estamos y hacia dónde vamos
3. Candidiasis oral
La candidiasis oral es un problema que se añade a la radioterapia
del cáncer de cabeza y cuello. A partir de la segunda semana de radia-
ción se produce una disminución del pH oral que facilita su crecimien-
to. El síntoma más importante es un incremento de dolor al aumentar
la gravedad de la mucositis y a los 7-15 días de la administración de
un antifúngico adecuado se constata una mejoría clínica del dolor y la
desaparición de las lesiones orales. Como consecuencia del dolor y
molestias orales el paciente presenta una disminución de la ingesta y
es en este momento donde hay que extremar todas las medidas de hi-
giene oral, dietéticas y de tratamiento de soporte.
La candidiasis oral durante la radioterapia, a pesar de lo que re-
presenta, ha sido poco estudiada en la literatura. Probablemente por-
que con la administración de antifúngicos se resuelven la mayoría de
los casos y en ocasiones el diagnóstico es muy difícil, el especialista
opta por administrar antifúngicos ante los más mínimos síntomas. Se
manifiesta habitualmente como áreas más eritematosas o pseudomen-
branas despegables al roce en las mucosas dentro de los campos de
tratamiento. La zona de aparición más frecuente es en paladar blando,
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periuvular, a veces son placas milimétricas o de menos de un centíme-
tro que si progresan por fal-
ta de tratamiento específico,
se extienden por la mucosas
orales (16,19) (Fig. 3).
En condiciones norma-
les, las Cándidas se encuen-
tran formando parte de la
flora oral en un 40-60% de
los hombres y mujeres y no
causan infección clínica ya
que la flora oral habitual no Figura 3 Candidiasis oral durante la radioterapia.
permite su desarrollo. En
condiciones determinadas como la inmunosupresión o tratamientos in-
munosupresores, diabetes mellitus, malnutrición, ciertas enfermedades
metabólicas, utilización de prótesis dentales, tratamientos antibióticos,
quimioterapia y xerostomía radioinducida se van a producir cambios en la
flora y condiciones de la cavidad oral que van a permitir su crecimiento y
manifestación clínica. La presencia de cultivos de cavidad oral positivos
para el género cándida no indica siempre infección, sino una predisposi-
ción a desarrollarla. Se considera que aquellos pacientes que en los culti-
vos tienen un mayor número de unidades formadoras de colonias son los
que tienen una mayor predisposición a desarrollarla (16,19).
El diagnóstico de candidiasis lo efectuamos de modo clínico y esta-
remos mucho más contentos si nos encontramos con los cultivos positi-
vos a alguna de las posibles cepas. A partir de la segunda semana de irra-
diación, cuando disminuye el pH oral, se inicia la mucositis, se empieza a
alterar la composición de la flora oral habitual y aparecen variaciones de
los componentes de la saliva. Normalmente es a partir de la tercera se-
mana cuando empezamos a ver la infección por estos hongos del género
Cándida. Si las tratamos adecuadamente en la primera semana empieza a
disminuir su extensión y en 15 días de tratamiento las imágenes han de-
saparecido habitualmente. Se aconseja continuar el tratamiento 2 semanas
más después de la desaparición de las imágenes orales. La elección del
antibiótico es importante, ya que los que se absorben tardan diferente
tiempo en tener niveles plasmáticos adecuados y en este sentido interesa
el antifúngico de más amplio espectro y que alcance los niveles plasmáti-
cos más adecuados en el menor tiempo. También es importante el espec-
tro del antifúngico, ya que durante la radioterapia hay tendencia al creci-
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miento de cepas resistentes a los antifúngicos habituales.
La radioterapia del cáncer de cabeza y cuello y sus efectos secundarios.
Dónde estamos y hacia dónde vamos
Vargas M, Marruecos J, Planas I, Francisco RM, Pujol J, Marco F, Valduvieco I, Martínez I, Biete A, Rovirosa A.
Servicios de Oncología y Microbiología. Hospital Clinic, Barcelona
Introducción y Objetivos
Tipificación del tipo de Cándida que se desarrolla en pacientes (pts) durante la radioterapia del cáncer de cabeza y cue-
llo (CCC).
Material y Métodos
100 pts irradiados por CCC que recibieron más de 50 Gy en más del 75% de las glándulas salivares mayores. Fueron
realizados cultivos de Cándida (Cromagar) antes de la primera dosis de radioterapia, y en los pacientes que desarrolla-
ron infección clínica se efectuaron antes del tratamiento antimicótico y al terminar la radioterapia una vez resuelta la
infección.
Resultados
Antes de Radioterapia: 64/100 (64%) pts. tenían cultivos negativos (CN) y 36/100 (36%) los tenían positivos (CP) para:
29/36 (80%) C. Albicans, 2/36 (5,5%) C. SPP, 2/36 (5,5%) C. Krusei, 1/36 (2,7%) C. Tropicalis, 1/36 (2,7%) C. Parapsilo-
sis, 1/36 (2,7%) C. Glabrata. Durante Radioterapia: 33/100 (33%) de los pacientes desarrollaron candidiasis oral clíni-
ca de los que 18/33 (54,5%) tenían CN y 15/33 (45.5%) tenían CP. El tipo de Candida en los casos con CP fueron: 9/33
(27,2%) C. Albicans y el 72,8% restante fueron C. Pstutzeri (3%), C. Krusei (6%), C. Parapsilosis (6%), C. Tropicalis (6%),
C. Glabrata (6%), C. Geotrichum (6%). Después de la radioterapia: 15/33 (45,5%) tuvieron CN y 18/33 (54,5%) tuvie-
ron CP. C. Albicans estaba presente en el 46.2% de los CP y el resto fueron C. Krusei (9,9%), C. Guilliermondi (6,6%), C.
Lipolytica (3,3%), C. Species (3,3%), C. Tropicalis (3,3%), C. Rugosa 3.3%, C. Kefir (3.3),C. Rhodotorula (3,3%), C. Parap-
silosis (22,1%), C. Glabrata 6,6%, C. Tropicalis (6,6%).
Discusión-Conclusiones
Los resultados apoyan la hipótesis de que los pacientes con cultivos positivos antes de la radioterapia se podrían bene-
ficiar de profilaxis antifúngica.
3. Epitelitis
La radioterapia afecta a la piel mediante un mecanismo inflamatorio
y lesión directa de las células basales epidérmicas, células endoteliales y
los componentes vasculares, así como una reducción de las células de
Langerhans. Los cambios crónicos aparecen debido a la desaparición de
estructuras foliculares, incremento en el colágeno, daño en las fibras elás-
ticas de la dermis y una capa epidérmica frágil.
La primera manifestación de la epitelitis es el eritema y sequedad
cutánea en los campos de tratamiento que ya se empieza a poner de ma-
nifiesto a partir de la tercera semana de la irradiación y es debida a pro-
cesos inflamatorios, lesiones celulares y a la destrucción de las glándulas
cutáneas. Posteriormente y de modo progresivo, aparece una hiperpig-
mentación con aspecto atrófico de la piel y, finalmente, en las últimas se-
manas de la irradiación pueden aparecer ulceraciones cutáneas aunque
no se producen en todos los casos. Con frecuencia estas ulceraciones em-
piezan detrás del lóbulo de la oreja, después aparecen a nivel del cuello y
acaban siendo sangrantes y recubiertas en parte de costras. Al finalizar la
irradiación la piel regenera y en esos casos en los que ha habido ulcera-
ciones más importantes en su lugar quedan áreas de hipercromía y/o
acromía y/o telangiectasias (Fig. 4).
Una mayor gravedad de la epitelitis se asocia a grandes campos de
tratamiento, la utilización de bolus, asociación a agentes quimioterápicos
y a algunas enfermedades
cutáneas o sistémicas asocia-
das. Aunque la epitelitis por
radioterapia no es frecuente
que condicione interrupcio-
nes de la irradiación, es de
destacar la epitelitis G3-G4
que aparece con el cetuxi-
mab, del que se ha llegado a
describir la necrosis cutánea
18 Figura 4 Edema de Bazin.
pudiendo condicionar inte-
La radioterapia del cáncer de cabeza y cuello y sus efectos secundarios.
Dónde estamos y hacia dónde vamos
2. Dolor
El 48% de los pacientes con cáncer de cabeza y cuello presentan
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algún tipo de dolor antes de iniciar la radioterapia, con frecuencia aso-
La radioterapia del cáncer de cabeza y cuello y sus efectos secundarios.
Dónde estamos y hacia dónde vamos
5. Alteraciones en la voz
A pesar de ser la voz una parte importante e intrínsecamente pro-
pia de cada persona, fundamental para la comunicación, las alteraciones
en la voz tanto por radioterapia como por cirugía han sido poco estudia-
das y mucho menos comparadas. En la producción de la voz participan
cavidades de resonancia, actúan sistemas de presiones y un exquisito en-
tramado de músculos laríngeos que van a permitir la emisión muy rápida
de unos sonidos con connotaciones diferentes en función de lo que la
persona quiera expresar. La laringe es en este sentido un órgano de alta
precisión en los movimientos para la respiración, la deglución y la fona-
ción. La voz que se emite durante el habla refleja estados de ánimo, emo-
ciones, es diferente para cada persona y permite una comunicación efi-
caz, una interacción social adecuada del individuo y es fundamental para
la conservación de una buena autoimagen.
Si bien hay unos pocos estudios en estadios tempranos del cáncer
de laringe que evalúan la calidad de voz, en el caso del cáncer de laringe
avanzado éstos son prácticamente inexistentes. Además, con mucha fre-
cuencia los estudios en calidad de voz se basan en percepciones subjeti-
vas de los médicos y refieren la voz con frecuencia como"normal o casi
normal". La dificultad de llevar a cabo estos estudios reside en que en los
estadios avanzados los tumores tienen diferentes localizaciones y exten-
siones, afectan a diferentes estructuras y los tratamientos con radioqui-
mioterapia también pueden dejar sus secuelas. Quiero destacar que en
este momento al elegir una cirugía o una radioquimioterapia, o una ra-
dioterapia externa por un tumor de glotis en estadio temprano, la calidad
de voz que el paciente va a presentar debe ser uno de los condicionan-
tes, que entre los demás, se debe considerar.
En las series, habitualmente se refiere que los estadios tempranos tra-
tados con cirugía como con radioterapia tienen una voz normal en el 75-
90% de los casos. Pero estos pacientes considerados de tener una voz "nor-
mal" suelen tener ciertos problemas y variaciones en su voz relacionados con
el tiempo, contaminación atmosférica o con catarros. Asimismo, hay fatiga
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de la voz a lo largo del día y al levantarse presentan una cierta ronquera. Al-
gunos no pueden cantar o gritar y su tono es más bajo. Más que hablar de
voces "normales" debiéramos considerarlas como voces "útiles" para el día a
día, pero no normales en el pleno sentido de la palabra (47-49).
Durante la radioterapia de los estadios tempranos, la voz de los pa-
cientes puede mejorar por la destrucción del tumor. Empiezan a aparecer
posteriormente los cambios asociados al edema y el resultado de ello es
que el patrón vibratorio será cambiante durante la irradiación. Básicamen-
te aparecen 3 tipos de respuesta durante el tratamiento: incremento en la
disfonía desde el principio del tratamiento con mejora de la voz al final,
una voz fluctuante a lo largo de todo el tratamiento y una mejoría al
principio con peor voz después. Al finalizar la radioterapia, la voz suele te-
ner un tono más bajo, es más tensa y ronca. La resolución del tumor
condiciona la aparición de un tejido cicatricial con cierto grado de fibrosis
que tiene como consecuencia un incremento de la tensión en la moviliza-
ción de las cuerdas, la cual se mantiene en los límites correctos en el
89% de los pacientes. La voz se va recuperando progresivamente a medi-
da que desaparece el edema y a los 4 meses el 80% de los pacientes re-
fieren tener una voz normal, un 12% la recuperan a los 6 meses y un 8%
tendrá problemas de voz residuales. Contribuyen a los cambios crónicos
residuales condicionantes de alteraciones de la voz una hiperactividad
ventricular, edema crónico de cuerdas vocales y tejidos adyacentes, fibro-
sis e inelasticidad de los tejidos, formación de sinequias, y unas cuerdas
vocales no del todo competentes. Como resultado, se necesita más es-
fuerzo para producir la voz con mayor presión subglótica (48).
Las evaluaciones de la calidad de voz utilizan escalas analógicas vi-
suales, escalas GRBAS, videostroboscopia y análisis acústico. En un estudio
llevado a cabo en el Hospital Clínic en 18 pacientes irradiados con cam-
pos de tratamiento medio de 5.5 x 5 cm, se administraron 66Gy, 2Gy/día
con energía de 6MV. Al año del tratamiento los pacientes registraron su
voz en diferentes situaciones fonéticas y fueron comparados con un gru-
po control con excelentes valores de GRBAS otorgado por tres foniatras
diferentes. En el análisis acústico se evidenciaron diferencias entre ambos
grupos en la frecuencia fundamental y en el jitter. La frecuencia funda-
mental refleja la vibración de las cuerdas vocales durante la fonación, y el
jitter representa la perturbación que hay entre los ciclos en la emisión de
la voz. Un posterior análisis constató que aquellos pacientes que indica-
ban tener una voz inferior al 70% eran los que presentaban peores valo-
res de GRBAS. El 78% de los pacientes indicaban tener un 90% de la voz
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previa y un 34% el 100%. Los 3 pacientes que tuvieron valores de voz in-
La radioterapia del cáncer de cabeza y cuello y sus efectos secundarios.
Dónde estamos y hacia dónde vamos
feriores al 70% tenían: uno sinequia en comisura anterior y los otros 2 hi-
pomovilidad de las cuerdas vocales con voz de bandas. Estos 3 pacientes
mejoraron con medidas de rehabilitación de la voz (48,49,80).
En un siguiente análisis se intentó discriminar cuáles eran las medi-
das de análisis acústico que discriminaban mejor las alteraciones por ra-
dioterapia en las diferentes situaciones estudiadas y se constató que el Jit-
ter en el habla espontánea era el mejor discriminante entre irradiados y
no irradiados (81).
En estadios avanzados no hay estudios que nos permitan llegar a
muchas conclusiones. Y es un excelente y bonito campo a desarrollar da-
do que en diferentes estudios de calidad de vida se constata que una ma-
la calidad de voz tiene un impacto negativo con valores pobres en los
cuestionarios. Desde el momento en que con los regímenes de radioqui-
mioterapia se consigue preservar la laringe con similares supervivencias a
las de la laringectomía total, la evaluación de la calidad de voz y las me-
didas técnicas para preservarla serán cada vez más necesarias. Y, además,
está demostrado que evitar la laringectomía influye en la comunicación,
en la calidad de vida, en la aceptación social, depresión y en la propia
autoestima del paciente (82-85).
Si el aspecto de la calidad de voz no ha sido suficientemente de-
sarrollado con la radioterapia 2D y 3D, es mucho más desértica la infor-
mación con las técnicas de IMRT.
7. Alteraciones hormonales
Aunque no suelen ser un problema grave por tener tratamiento
sustitutivo, la dificultad reside en saberlos diagnosticar. No son frecuentes,
pero es importante pensar en ellos para poderlos reconocer.
Las alteraciones del eje hipotálamo-hipofisaria se producen a partir
de dosis de 45-50 Gy en la hipófisis y se pueden manifestar por alteracio-
nes conductuales, depresión, ansiedad, cansancio, estreñimiento, dismi-
nución de la libido y calambres musculares. Cuando se han aplicado
cuestionarios de calidad de vida se constata que estas manifestaciones tie-
nen una repercusión negativa en las puntuaciones (41,50,89).
Las alteraciones de la función tiroidea no son infrecuentes. Las pre-
sentarán en un 15-30% de los pacientes, pero se manifiestan clínicamen-
te sólo en un 5-15%% de ellos. Aparecen a partir de los 6 meses de la ra-
dioterapia y la manifestación clínica más frecuente es el cansancio,
aunque pueden presentar, si no se diagnostica pronto, todas las manifes-
taciones clínicas del hipotiroidismo. No es una complicación grave por-
que desaparece la sintomatología con tratamiento adecuado. En pacien-
tes en los que se ha practicado una laringectomía total, es de interés
conocer la función tiroidea antes de la radioterapia, ya que una mayor o
menor cantidad de glándula tiroidea habrá sido resecada, sin tener en
cuenta que hay pacientes que tienen enfermedades tiroideas autoinmu-
nes, lo cual habremos de mirar en el estudio anatomopatológico de la
pieza de la laringectomía (41,50).
8. Alteraciones visuales
Son el resultado de la irradiación del cristalino, glándulas lacrimales,
retina, nervio óptico y quiasma. Suelen suceder por la irradiación de tu-
mores de senos paranasales y tumores de nasofaringe.
La irradiación del cristalino genera cataratas, es dosis dependiente y
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se producen a dosis muy bajas. La dosis de tolerancia máxima se sitúa en
La radioterapia del cáncer de cabeza y cuello y sus efectos secundarios.
Dónde estamos y hacia dónde vamos
9. Mielitis rádica
Las manifestaciones clínicas que se producen justo después de la
irradiación suelen ser transitorias y de mayor o menor duración. Se tradu-
cen principalmente por el síndrome de Lhermite y mejora con corticoi-
des. Los efectos tardíos son debidos a lesiones de la sustancia blanca y de
los pequeños vasos y aparece a partir o a finales del primer año del trata-
miento. Se manifiesta por el síndrome de Lhermite, alteraciones motoras,
sensitivas y esfinterianas e incluso un síndrome de Brown-Séquard. La
mortalidad en este último caso es del 55% al año y medio. En series re-
trospectivas, la mielitis rádica ha sido referida de hasta un 20%. Hoy en
día, con una planificación cuidadosa y dosis adecuadas, esta complicación
es muy rara. Personalmente, no he conocido ningún paciente con esta
grave complicación (41,92).
En su aparición influyen el tamaño del campo de tratamiento, la
dosis de irradiación y el fraccionamiento. El riesgo de mielitis para 50 Gy
y 10 cm de campo de irradiación es del 5% a los 5 años. Dosis inferiores
o iguales de 45 Gy reales en médula no debieran producir ninguna com-
plicación (41).
En el tratamiento del cáncer de cabeza y cuello y planificación 2D y
3D se debe de tener en cuenta que en la mayoría de las ocasiones se debe
de efectuar la exclusión medular y si ésta se lleva a cabo mediante cerro-
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bends, se produce una transmisión de un 5% de la dosis. Por otra parte,
La radioterapia del cáncer de cabeza y cuello y sus efectos secundarios.
Dónde estamos y hacia dónde vamos
siempre que se lleve a cabo el boost espinal con electrones, y sobre todo si
es bilateral, debiera considerarse la energía de electrones a utilizar, no sola-
mente teniendo en cuenta lo que queremos irradiar, sino también la contri-
bución a médula; puede suceder que en cuellos delgados, al utilizar ener-
gías de electrones de 9 MeV o superiores, la contribución de los 2 campos
en el centro de la médula sea del 50% y por lo tanto la dosis que va a reci-
bir ésta es la mitad de la administrada mediante el boost espinal.
En el caso del tronco cerebral, se recomienda que una tercera parte
reciba dosis máximas de 60 Gy para poder evitar las necrosis (41).
Figura 8 A) Radionecrosis cerebral en corte axial y coronal a los 2 años del tratamiento. B) Imagen a los 2 años de la
aparición de la imagen. 33
El diagnóstico se efectúa de modo casual, habitualmente en una
Resonancia Nuclear Magnética (RNM) de control de la neoplasia de naso-
faringe, al constatarse una señal hipointesa en T1 e hiperintensa en T2.
Son muy características, presentando una distribución del contraste hete-
rogénea e irregular. Si hay dudas al respecto de recidiva tumoral o de
una neoplasia cerebral, el TEP (Tomografía de Emisión de Positrones) ayu-
da en el diagnóstico diferencial (93). El control evolutivo se lleva a cabo
mediante RNM y suele apreciarse una reducción del área necrótica con el
paso de unos pocos meses en la mayoría de los casos y en unos pocos
casi su desaparición. En los casos con manifestaciones clínicas o cuando
hay un componente de edema en la RNM, el tratamiento con corticoides
puede ser útil al evitar el edema vasogénico asociado a estas lesiones y si
la sintomatología clínica del paciente lo requiere puede realizarse una re-
sección quirúrgica (Fig. 8).
11. Osteorradionecrosis
La osteorradionecrosis aparece con mayor frecuencia en el cuerpo
inferior de la mandíbula por ser la parte que tiene menor aporte vascular.
Se manifiesta inicialmente por un enantema de la mucosa seguido de una
ulceración que va poniendo en evidencia el hueso necrosado denudado
(Fig. 9).
Depende de la dosis recibida, del volumen de irradiación y de la exis-
tencia de cirugías previas o posteriores a la radioterapia. La incidencia es del
4% al 22% en función de las series y para dosis entre 50 y 70 Gy. Su inci-
dencia se ve altamente incrementada a partir de dosis de 72 Gy (41,71,92).
Una vez aparece, su evolución es variable en función de los casos.
Las medidas iniciales son de higiene oral y uso de antibióticos y analgési-
cos y está descrita la regre-
sión de las lesiones mediante
el tratamiento con pentoxifi-
lina. Si la lesión no se resuel-
ve y la mucosa no epiteliza
sobre el tejido necrótico
puede ser necesaria la resec-
ción quirúrgica del área ne-
crótica, que si es importante
puede requerir hasta la repa-
Figura 9 Necrosis de mandíbula después de la radio-
ración plástica. Si ello no es
34 terapia.
posible, una buena alternati-
La radioterapia del cáncer de cabeza y cuello y sus efectos secundarios.
Dónde estamos y hacia dónde vamos
12. Trismus
El trismus es una complicación poco estudiada. Su incidencia se
describe en función de las series entre un 5 y un 38%. Se produce por la
irradiación de los músculos masticatorios, principalmente del pterigoideo
medial, y de la articulación temporomandibular. Aparece a partir del pri-
mer año de la irradiación y en los pocos casos en los que es muy impor-
tante no permite la alimentación oral debido a la gran reducción del es-
pacio entre los dientes. Las cavidades orales resultantes de esta
complicación son muy problemáticas en cuanto a higiene y medidas
odontológicas debido a su apertura muy reducida. Una vez ha aparecido,
progresa con una frecuencia mayor a la deseada a pesar de medidas des-
tinadas a movilizar la musculatura, la articulación temporomandibular y la
utilización de miorrelajantes. También se le ha atribuido un cierto benefi-
cio a la utilización de pentoxifilina (41,50,93,96).
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