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PRESENTACIÓN

EL TESTAMENTO Y OTROS CUENTOS


ANTONIA PAZ
EDICIONES ORLANDO, ABRIL 2019
Por Ingrid Odgers

Preliminares
La ciencia ficción es una vertiente de la literatura en constante expansión pero aún
muy poco conocida, sobre todo entre el público femenino, por el prejuicio de que
es un género orientado al lector masculino y tecnófilo.

Género desarrollado principalmente en el siglo XX, tiene un origen remoto. En


realidad, es una rama de la llamada literatura fantástica que ya se escribía en la
Antigüedad. Desde siempre, la literatura de ficción nos ha valido para imaginar y
encontrar respuestas a nuestras inquietudes, respuestas que aunque no sean del
todo ciertas, parecen tranquilizar nuestra conciencia.

Todo el mundo conoce este género, incluso aquéllos que jamás han leído un libro
de estas características. El término fue acuñado en 1929 por Hugo Gernsback,
editor de una de las primeras revistas del género y que definió la ciencia ficción

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como “narraciones fantásticas entremezcladas con hechos científicos y visiones
proféticas”. Todo un placer para aquellos que aman la literatura y que disfrutan
además con la posibilidad de excitar su imaginación.

Literatura futurista, novela científica o ciencia ficción, el caso es que son


numerosos los escritores que a lo largo de la historia se han dedicado a ella, para el
bien y disfrute de la humanidad, con un beneficio para los lectores que ya nadie
pone en duda: ¿quién puede negar que hemos disfrutado y aprendido de escritores
como Jorge Luis Borges, Arthur C. Clarke, Julio Verne o Tolkien?

Viajes fantásticos que parecen reales

Para los griegos, las culturas que conocieron en sus viajes eran tan diferentes a las
suyas que les inspiraron a fantasear y especular sobre los mundos remotos. Según
Ni-Mheallaig, parece que los griegos tenían un anhelo especial por escribir ficción
pura, incluso aquellos escritores que en otras ramas de su trabajo se dedicaban a
otros géneros literarios. Para sus obras fantásticas buscaron incluso evidencias
documentales inventadas, tales como textos “redescubiertos” o inscripciones
inventadas.

El primer escritor que reconoció que nada de lo que había escrito era cierto fue el
argelino Lucio Apuleyo, autor de El asno de oro y viajero empedernido. Sin
embargo, su estilo, como el de los demás escritores de literatura fantástica de la
época analizada, estaba calculado para convencer a sus lectores de que todas las
aventuras descritas eran verdaderas. Sus libros jugaban con la mente de los
lectores, tal y como lo hacen hoy los escritores de ciencia ficción, cuyas obras
siempre nos llevan a preguntarnos: ¿y si fuera cierto?

La ciencia ficción hoy día


Este recurso literario que consigue que los lectores se introduzcan en las obras y
que crean en ellas ciegamente –incluso a sabiendas de que lo que se está contando
es pura imaginación- se ha mantenido a lo largo de la historia.

La primera obra del género de ciencia ficción, tal y como lo conocemos hoy,
aparece como consecuencia de la Revolución Industrial, y tiene como base la
aparición de la tecnología. Se trata de la obra Frankenstein, de Mary Shelley,
publicada en 1818.

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También en el siglo XIX llegan las obras de Julio Verne (1828-1905). Verne encarna
el prototipo de autor de ciencia ficción actual, que utiliza los últimos
descubrimientos científicos para desarrollar un mundo imaginario.

La sorpresa en lo que se refiere a Verne radica en su capacidad, no ya de inventar,


sino de anticipar: Julio Verne se adelantó a su tiempo situando la lanzadera de su
viaje a la luna en Florida, Cabo Cañaveral, desde donde hoy (realmente) la NASA
lanza sus cohetes. Además, en su obra La Isla con Hélice, Verne habla de un
cableado de información global y telefoto, que transmite imagen y sonido.

Pero la historia de la ciencia ficción se desarrolla especialmente en el siglo XX.


Autores como Stenvenson (El extraño caso del Dr. Jeckyl y Mr. Hyde), Wells (La
máquina del tiempo), London o Conan Doyle, Clarke o Sturgeon, entre muchos
otros, la colocaron en lo más alto de la historia de la literatura.

Desde siempre, la literatura de ficción nos ha valido para imaginar y encontrar


respuestas a nuestras inquietudes, respuestas que aunque no sean del todo ciertas,
parecen tranquilizar y excitar nuestra conciencia.

Esto no es nada nuevo, había sido planteado por primera vez por el ensayista
inglés Kingsley Amis en "El Universo de la Ciencia Ficción", desde 1970 (fecha de
la primera edición en español por Editorial Ciencia Nueva, Madrid) La edición
original en inglés ("A survey of Science Fiction") es inclusive anterior. Las
investigaciones de Amis sobre la CF para este ensayo fueron extensas, ya que
estudió al menos veinte colecciones de revistas de su época, decenas de antologías
y obras de más de 300 autores, de Paul Anderson a John Wyndham

Sin duda alguna la CI-FI nos abre una puerta muy interesante a la investigación y a
la ciencia, tanto sobre las relaciones humanas, como en el desarrollo tecnológico y
científico.

Existen varia definiciones para la ciencia ficción, pues posee gran cantidad de
temas y subgéneros. Por ejemplo, Hugo Gernsback (el mismo que da nombre a los
premios de ciencia ficción) afirma que es un romance encantador entrelazado con
hechos científicos y visión profética; mientras que Robert Heinlein, autor de
Starship Troopers, considera que es “una especulación realista acerca de posibles
eventos futuros, basados sólidamente en el conocimiento adecuado del mundo
real, pasado y presente, y un conocimiento de la naturaleza y el significado del
método científico”.

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Rod Serling, el escritor de La Dimensión Desconocida, se refiere a la ciencia ficción
haciendo un paralelo con la fantasía: “La fantasía es lo imposible hecho probable.
La ciencia ficción es lo improbable hecho posible”.

Isaac Asimov la define como “esa rama de la literatura que pacta con la respuesta
de los seres humanos para cambiar la ciencia y la tecnología”.

Tanto la fantasía como la ciencia-ficción requieren de un trabajo mayor ya que


tiene que construir elementos que en otros géneros son innecesarios: las leyes
científicas que se alteran, el universo, las ecologías, el vocabulario diferenciado,
las sociedades diversas, mundos imaginarios, todo un sin fin de temas que en
otros géneros son innecesarios porque se enmarcan en nuestra
contemporaneidad o nuestra propia historia. La cuestión fundamental es que
tanto la fantasía como la ciencia-ficción deben romper reglas pero no todas. Si
rompemos demasiadas reglas imposibilitaría su lectura porque la desconexión
del lector de su propio contexto es inaceptable.

También hace mención de algo que es una maldición del género. La poca
valoración que tiene entre la literatura en general; tachando al género de menor,
juvenil o intrascendente. Todo lo contrario, probablemente es el género que
mejor define el pasado siglo XX y al que el tiempo y las nuevas generaciones
irán situando en el lugar que se merecen. Además existe una contradicción en
nuestra sociedad; mientras que en el cine de ciencia-ficción y fantasía cosecha
éxitos de audiencia la literatura, de la que muchas veces se nutren descaradamente
esas películas, no consigue la misma aceptación y reconocimiento.
uardar
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La ciencia ficción nunca ha sido un género especialmente leído, salvo obras
puntuales. Para verlo sólo hay que echar un ojo a la sección de novedades de
cualquier librería grande y fijarnos dónde están colocadas las estanterías de novela
histórica y dónde las de ciencia ficción. No obstante una vez localizamos la CiFi el
índice de autores masculinos frente a los femeninos es abrumador.

La impresión general es que siempre que las escritoras tratan de estos temas lo
hacen motivadas por el interés en averiguar cómo su impacto puede cambiar las
relaciones humanas, sobre todo entre los géneros y no tanto por el interés en sí por
lo científico y lo tecnológico.

Cada vez más hombres se suman a esta tendencia, denominada soft dentro del
género de la CF, mientras que, al contrario, prácticamente ninguna mujer se ha
incorporado- Dossiers Feministes, 14, 2010, 108-128.
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Mientras por debajo de los 30 años la CF se percibe como un género
perfectamente igualitario, reflejo de una supuesta igualdad actual que no requiere
metodologías feministas de estudio,
por encima de los 30 se percibe con mayor claridad la distancia entre la realidad
social y la utopía de la CF, distancia que sigue necesitando de esas metodologías
para resaltar qué poco se ha conseguido.

La baja presencia de las mujeres en la CF del cine y de la televisión como creadoras


por claro efecto del machismo pasa, así mismo, desapercibida entre las más
jóvenes, satisfechas con el tratamiento positivo de los personajes femeninos en
estos medios y desconocedoras en general de la más concienciada CF literaria.

La ciencia ficción la inventó una mujer —Mary Shelley—, pero después fue un
género masculino: la mayoría de lectores y escritores eran hombres.

De los treinta y cuatro autores que han sido nombrados «Gran Maestro» por la
Asociación de Escritores de Ciencia Ficción de Estados Unidos, solo seis son
mujeres.

En Chile- La academia mira con interés

El creciente interés de la academia en estos campos se ve reflejado en el especial


monográfico, de más de 600 páginas, que la Revista Iberoamericana, editada por el
Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana, con el patrocinio de la
Universidad de Pittsburg, dedicó en su último número a "La ciencia ficción en
América Latina". Es el segundo dossier que aparece sobre el tema en menos de
cinco años, continuación del que salió en 2012, según hace notar Fernando Moreno,
de la Universidad de Poitiers, quien participará en el Primer Encuentro de
Literatura Fantástica y Ciencia Ficción, que se realizó en Santiago.
Organizado por la Corporación Letras de Chile, el Centro de Estudios de
Literatura Chilena (Celich) de la Universidad Católica y el Departamento de
Literatura de la Universidad de Chile -con el apoyo del CNCA.
El congreso tuvo su origen en una idea de Diego Muñoz, autor de la novela "Flores
para un cyborg" (1997) y presidente de Letras de Chile. A juicio de este autor,
"durante 30 años no hubo producción de literatura fantástica en el país", después
del gran movimiento impulsado en los años 50 por narradores como Hugo Correa,
autor de "Los Altísimos" y "Alguien mora en el viento", entre otros clásicos del
género. La efervescencia política de Chile a fines de los 60 y los siguientes 17 años
de régimen militar determinaron un largo paréntesis. "A mediados de los 90, ya
regresada la democracia, empieza a producirse una diversificación en la literatura
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nacional y aparecen el tema fantástico y la ciencia ficción, que desde entonces han
progresado mucho. Parte de lo que queremos lograr en el congreso es una
oportunidad de hacer balances", explica Muñoz.

"Creemos que este género es muy relevante. Hay cada vez más autores en Chile y
Latinoamérica, pero no ha habido suficiente visibilización en el plano más
académico", dice Macarena Areco, profesora del Instituto de Letras de la
Universidad Católica y directora del Celich. Enfatiza que no se trata de una
literatura de nicho. "La ciencia ficción ya no es tan cerrada genéricamente, como
lo fue cuando nació, hace cien años, en Estados Unidos", observa la
investigadora.
EL TESTAMENTO
De este libro nombraré unos cuentos que me impactaron verdaderamente, por su
desarrollo y su desenlace totalmente inesperado y sorprendente. Sé que a ustedes
les pasará igual.

Al leerlos o escucharlos, se quedarán pensando, cómo es posible tanta imaginación


tal como se preguntaron con Frankenstein de Mary Shelley, con Ray Bradbury y
sus Crónicas Marcianas o al leer a Julio Verne.

También se preguntarán:

Cómo es posible moverse entre la realidad y la pesadilla, entre la realidad y la


miseria, entre la realidad la rutina y lo fantástico, con este humor, con esta ironía,
con este sarcasmo…

¿Hasta dónde puede llegar la imaginación para enfrentar con tales ingredientes las
situaciones extremas?…sinceramente no tiene límites para quién tiene tanto talento
derramado en sus textos y los despliega con real alegría y generosidad…desde su
particular visión de mundo.

—Amor en la decadencia
—Canción de cumpleaños
—El apocalipsis de la tecnología
—El pistolero
—El rostro en la ventana
—Encarnación
—La silla de Mondy Lapier

De la contratapa leo:

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En el testamento y otros cuentos, Antonia Paz nos asombra con su peculiar
creatividad manejo e ingenio para la narrativa fantástica, su obra fusiona historias
de ciencia ficción y surrealismo altamente negro, paradójico y absurdo.
Esta selección de cuentos cortos destaca por la gran vitalidad plasmada por su
autora, es para el lector un libro novedoso y difícil de encontrar de la mano
femenina en la literatura en general.
Una sencilla presentación que cierro con las palabras de la escritora argentina, Ana
María Shua:
"La ciencia ficción, que estuvo perdida y abandonada durante muchos
años, ahora vuelve a entrar por la puerta grande" … en la región del Bíobio,
y ahora en el Fío Fío.

Y ahora simplemente ¡A disfrutar!

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