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Cultura Religiosa III, Memoria, paz y reconciliación.

Diana Geraldine Bernal Acosta


Código: 70161168

EL ESPECTÁCULO DEL DOLOR, EL SUFRIMIENTO Y LA CRUELDAD


En un marco antropológico de análisis acerca de componentes de la conflictividad, se
desarrolla el subproducto de una investigación titulada la muerte violenta y sus tramas de
significación: una lectura interpretativa, el artículo de Elsa Blair Trujillo, titulado, El
espectáculo del dolor, el sufrimiento y la crueldad (2001), donde se presentan conceptos
claves para el entendimiento del conflicto, exponiendo autores, los cuales han ejercido
estudios previos en casos internacionales, como Houseman, Sofsky, Cludine Vida, entre
otros, concibiendo el cuerpo como herramienta de terror y el acto como espectáculo de dolor,
este estudio previo se realiza, con el fin de llegar al caso colombiano, donde se explica tanto
la significación del acto criminal como de sus actores, presentando realidades actuales del
conflicto.
El artículo abarca conceptos como el dolor, el sufrimiento y la crueldad, los cuales son
componentes del conflicto que se encuentran en un contexto social atravesado por la
violencia, donde intervienen factores simbólicos como la euforia, alteración de conductas en
actos colectivos, la ebriedad de la sangre, la atracción de la violencia como espectáculo,
miedo, entre otros. A la vez, se comprende que las dimensiones de estos conceptos no son
explicables en el marco de lo político ni económico, puesto que el acto solo es explicable en
si mismo y en su ejecución sobre los cuerpos.
En primera instancia, el dolor puede ser enmarcado en dos ámbitos, uno, como fuente de
honor, en el caso de rituales, donde se hace, por ejemplo, una ascensión de la legitimación
de novatos a un nuevo estado y es a la vez de carácter grupal, y dos, como Sufrimiento, por
medio de amenazas, torturas, y privaciones tanto del sueño como del vestido, este opera de
manera ilegítima el envilecimiento de los sujetos, y se hace de manera individual,
interviniendo únicamente la víctima y el victimario. Houseman propone el concepto de dolor
infligido a partir de un contexto racional, donde las intencionalidades son netamente externas
de otro “productor de dolor”. Seguido a ello, encontramos un tercer ámbito, el símbolo del
terror, donde se toma a una persona (victima) para la ejecución de dolor sobre ella, con el fin
de que otras personas tomen conciencia respecto a ciertos actos, siendo los espectadores
aquellos que le dan sentido al dolor.
En segunda instancia, según, Sofsky, “el sufrimiento no se deja comunicar ni representar,
solo mostrar”, por ello, se entiende que este es desarrollado como un espectáculo, por
ejemplo, en Amsterdam para los años 1654 – 1750, los habitantes asistían a ejecuciones
públicas para reprimir los desórdenes internos de la ciudad, donde además influye el miedo,
el cual, es signo y significante, siendo mas que un efecto psíquico.
En tercera instancia, se desarrolla el concepto de crueldad a partir de la autora, Claudine
Vidal, la cual se cuestiona acerca de la ejecución extrema de las atrocidades en un proyecto
de genocidio, donde la crueldad tiene el propósito en ella misma y la muerte de una perona
va mas allá de lo físico, abarcando aspectos morales y culturales. Se desatan dos tipos de
crueldad, la primera, siendo extrema, se enfoca en ataques militares a la población indefensa,
por ello es desigual, y la segunda, crueldad sobre etnia, donde los actos atroces provienen de
el mismo universo cultural.
Nahoum, describe al cuerpo como el lugar de acción violenta y no como escenario de la
crueldad y se encuentran actos de crueldad como asesinatos, degollaciones, violaciones,
torturas, masacres, entre otros, donde actos que incluyen la desfiguración o desintegración/
desmembración del cuerpo hacen objetivo al hombre, robando su humanidad.
Sofsky, identifica como se ejecutan los actos, incluso sobre los propósitos que persigue,
entendiendo hechos como “la orgia sangrante”, que no tiene que ver con una finalidad, sino
con sus componentes antropológicos que generan violencias colectivas. A la vez, se
desarrollan ritmos de la masacre, lo cual depende netamente de los actores de violencia, la
sed de sangre y saciedad, donde los primeros carecen de miedo, vergüenza ni cupa con la
víctima.
Abordando el caso colombiano, la significación del acto criminal se entiende como ello que
va más allá de la muerte física de una persona, donde muere también la cultura y la moral.
Ahora bien, cuando hay una crueldad de proximidad, se desarrolla una confrontación interna
donde el victimario conoce a la víctima y sabe como hacerlo sufrir más, entendiendo el
cuerpo como signo mensajero del terror.
Maria Victoria Uribe escribe acerca de la violencia en Colombia en los últimos 50 años,
donde se entiende que la producción, intercambio, y consumo ideológico de cuerpos como
textos de terror, tiene a la vez un poder de aniquilamiento del tejido social; según Nubia
Rodriguez, el cuerpo es la presencialidad social, el cual se usa como medio para la violencia
ante el agotamiento de escenarios simbólicos de expresividad, en paralelo, Sofsky, describe
el cuerpo como centro constitutivo del ser humano.
En conclusión los tres factores, dolor, sufrimiento y crueldad son componentes de un
conflicto o guerra en dado territorio, donde se degrada la persona tanto física como
moralmente y se goza de su muerte lenta, utilizando esta, tanto para infundir miedo o terror
como para el desarrollo de rituales (caso que en Colombia no se da), a su vez, se entiende el
cuerpo como objetivo para la generación de dolor, centro del ser humano y mensajero de
terror . Finalmente, en Colombia, la dimensión de crueldad que se ha evidenciado ha sido
desmesurada, con un extremo de torturas, donde el goce del espectáculo tiene una incidencia
directa en la violencia, el ver sufrir supone una manipulación inexplicable que en la
actualidad no se ha podido superar.

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