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10.1 Introducción
Para llevar a cabo tales investigaciones, los métodos y técnicas desarrollados para
el análisis del ADN de organismos vivos deben adaptarse a las características
específicas del ADNa, los patrones de degradación del ADN deben examinarse y
los métodos de control y prevención de la contaminación deben mejorarse. Por lo
tanto, el desarrollo constante de nuevos métodos y técnicas es una necesidad
esencial para la ciencia paleogenética. En algunos artículos de revisión (p. Ej., Paabo
et al. 2004; Willerslev y Cooper 2005) se recopilan información detallada sobre
posibles aplicaciones, métodos, aspectos específicos y posibles problemas que se
enfrentan con el análisis de ADNa y dos monografías publicadas por el Grupo de
Paleogenética del Departamento de Antropología Histórica, Göttingen (Herrmann y
Hummel 1995; Hummel 2003).
A pesar de la riqueza de sus culturas y la riqueza de los entornos que habitan, los
nativos americanos contienen un bajo nivel de diversidad genética. Esto es
probablemente una consecuencia de los términos descritos anteriormente de la
poblacion inicial. Casi todos los haplotipos de ADNmt de los nativos americanos
pertenecen a cuatro linajes ancestrales, los haplogrupos mt etiquetados como A, B,
C y D (Torroni et al. 1993). Estos linajes se encuentran ampliamente en todo el
continente americano, pero hay una gran variación en las frecuencias entre las
poblaciones y las regiones geográficas. Un quinto haplogrupo mitocondrial
fundador, designado X, solo se encuentra en poblaciones indígenas del norte de
América del Norte (Dornelles et al. 2005). Todos esos cinco matrilinajes
principales (haplogrupos mt) estaban representados por un solo (Schurr 2004) o
unos pocos (Tamm et al. 2007) sublinajes (haplotipos mt) en la población fundadora
inicial. Los haplogrupos mt tienen una ascendencia asiática clara y los datos
genéticos indican que la población de origen ancestral probablemente se originó en
el centro sur de Siberia desde donde emigró a Beringia y luego al Nuevo Mundo
(Schurr 2004).
Existe una distribución regional muy específica de las frecuencias del haplogrupo
mitocondrial (Fig. 10.1; Fehren-Schmitz 2008) y una alta frecuencia de haplotipos
mt que son únicos y no se comparten entre las diferentes regiones. La reciente
comparación genética de las poblaciones modernas de nativos americanos de toda
América del Sur basada en las secuencias de la Región Hipervariable Mitocondrial
I (HVR I) muestra que, aunque existen diferencias regionales en los patrones de
variación genética, la baja varianza general entre estas regiones no proporciona
evidencia de varias oleadas migratorias (Lewis et al. 2007). Incluso si esto hace
que sea más moderado que el continente haya estado poblado por una población
fundadora, las rutas exactas y si esta ola se dividió en diferentes grupos al pasar
el istmo de Panamá, sigue siendo incierta. Esta falta de conocimiento puede
atribuirse, en parte, a la circunstancia de que todas las hipótesis disponibles con
respecto a estas preguntas se basan en el análisis de poblaciones recientes de
nativos americanos. Solo hay unos pocos estudios de ADN de Sudamérica con
resultados confiables (por ejemplo, Shimada et al. 2004; Moraga et al. 2005;
Shinoda et al. 2006). Desafortunadamente, la mayoría de estos estudios no tienen
un tamaño de muestra que permita cálculos genéticos poblacionales relevantes ni
desarrollos diacrónicos de las áreas de asentamiento. Las investigaciones
paleogenéticos llevadas a cabo dentro del proyecto Nasca-Palpa son los primeros
estudios de ADN a gran escala y diacrónicos para América del Sur.
Uno de los objetivos del estudio presentado aquí fue demostrar que las
investigaciones de ADN antiguo a gran escala pueden usarse para revelar dinámicas
complejas de población en áreas de asentamiento prehistóricos, y demostrar la
existencia de procesos de migración y sus influencias en la cultura, así como la
influencia cultural en patrones migratorios. El área de Palpa en el sur de Perú y las
condiciones científicas del proyecto Nasca-Palpa ofrecieron las condiciones
perfectas para tales investigaciones. La evidencia arqueológica muestra la
continuidad del asentamiento para esta área hasta ahora, comenzando con el
período Arcaico (alrededor del 3800 a.C.). En este largo período de tiempo, la
región enfrentó muchos cambios culturales más o menos dramáticos y el
surgimiento y desaparición de culturas arqueológicas como las Paracas y Nasca
(Reindel este volumen). Los nuevos conocimientos sobre la historia cultural y
ecológica de la costa sur de Perú que surgieron del proyecto al mismo tiempo
plantearon nuevas preguntas con respecto a las relaciones poblacionales y las
discontinuidades o continuidades de la población, por ejemplo: