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Antropología

Filosófica

Introducción a
la Filosofía

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Antropología Filosófica
 Introducción

Este es uno de los cuatro conceptos que elegimos para resaltar la


importancia que tienen, en este primer módulo, algunos aspectos que son
transversales, no solo en esta materia, sino también en la Filosofía como
tal, y te servirán para orientarte a lo largo del curso cada vez que leas la
palabra antropología, entre otras. El aspecto antropológico está resente
tanto en las cuestiones introductorias a la Filosofía y el acto de filosofar
como en el desarrollo histórico (Costa y Divenosa, 2005). Esto puede
advertirse en el texto de la bibliografía básica con el nacimiento de la
incipiente filosofía en Grecia.
No debemos confundir la Antropología Filosófica (en adelante A. F.) con la
Antropología Científica o la Antropología ligada a la Etnografía, por
ejemplo. El método que utilizan estas últimas es el antropométrico y se
enfocan en los datos físicos del hombre. En este sentido, la Antropología
Cultural se sirve de la Antropometría cuando analiza las condiciones
culturales humanas atravesadas por distintas estructuras que hacen al
ejercicio del poder, el uso del lenguaje o las costumbres y las tradiciones.

La A. F., en cambio, es considerada una disciplina filosófica y, a veces, un


movimiento filosófico en su conjunto. Atiende a cuestiones muy próximas a
las que constituyen los temas capitales de la Antropología Cultural, pero,
por un lado, busca abarcar un radio más amplio que el de esta última y, por
otro, intenta centrarse en el problema de la naturaleza del hombre en el
mundo.

Algunos atisbos de este tipo de A. F. se encuentran en un pasado


relativamente reciente como lo muestran los ejemplos, muy distintos entre
sí, de Pascal, Vico, Herder o Kant. Este último entendió por A. F. no solo el
conocimiento científico y antropométrico, del hombre, sino también un
conocimiento general del hombre y sus facultades (Antropología Teórica),
del hombre y sus habilidades (Antropología Pragmática) y del hombre y su
conducta en la vida (Antropología Moral). En la actualidad, pareciera que la
A. F. continúa con la Antropología no filosófica (científica y cultural, entre
otras), por un lado, y se relaciona con problemas de carácter metafísico y
moral, por otro. En todo caso, no puede prescindirse en A. F. de datos
proporcionados por los estudios antropológicos no estrictamente
filosóficos, como los de la Etnografía, la Psicología, la Sociología y la
Biología.

 Aclaraciones terminológicas

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El nombre Antropología Filosófica es relativamente reciente. Se extendió,
sobre todo, a partir de los trabajos de Scheler, quien considera que la A. F.
es el puente tendido entre las ciencias positivas y la Metafísica. Para
Scheler, la A. F. tiene por objetivo indicar que la estructura fundamental
del ser humano da razón de todas las características funcionales o prácticas
del hombre, desde el lenguaje hasta la formación y la administración del
Estado e incluye las funciones representativas, las figuras de la conciencia,
como la religión o el mito, y los aspectos sociales y científicos del ser
humano (como se cita en Ferrater Mora, 1994).

En un sentido análogo al de Scheler, Landsberg ha definido la A. F. como la


explicación conceptual de la idea del hombre a partir de la concepción que
este tiene de sí mismo en una fase determinada de su existencia. De esta
manera, Landsberg propone, primero, que la A. F. es una Antropología de
la esencia y no una Antropología de las características humanas; segundo,
que la A. F. se distingue de la Antropología mítica, poética, teológica y
científico-natural o evolucionista. Según Landsberg, la A. F. se sirve de los
datos proporcionados por las otras formas de Antropología, pero a
diferencia de ellas, debe buscar la esencia del hombre. Por ejemplo:
mientras la Antropología de las características humanas, que es una ciencia
empírica, afirma que el hombre tiene cuerpo, la A. F. debe responder a la
pregunta: ¿qué significa para el hombre tener cuerpo? De esta manera, el
método de la determinación de la esencia por medio de la descripción
externa constituye el aspecto fundamental de la A. F.

 Desarrollos actuales en Antropología Filosófica

Frecuentemente, se le da el nombre de A. F. a un movimiento que tiene


relaciones con las intenciones y los trabajos de Scheler, pero que no está
unido al contenido específico de este autor. A dicho movimiento han
contribuido, además de Helmut Plessner y Arnold Gehlen, corrientes
diversas tales como la llamada filosofía de la vida, investigaciones sobre
filosofía de la cultura (por ejemplo, la filosofía de las formas simbólicas
planteada por Ernst Cassirer), filosofía de la existencia y varias corrientes
pragmatistas.

La A. F. presta atención a datos proporcionados por las ciencias,


especialmente la Biología, la Sociología, la Psicología, la Etnografía, la
Arqueología y la Historia, pero los interpreta a su modo e intenta
unificarlos en una teoría comprensiva. Los filósofos de tendencia
antropológico-filosófica elaboran categorías propias, tales como la de
especialización y no especialización, apertura al mundo, hábito, tradición,
sociabilidad, simbolización, etcétera, o toman estas categorías de las
ciencias y otras teorías filosóficas para darles nuevas interpretaciones.

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Se trata de determinar en qué consiste la especificidad del ser humano en
un contorno físico común con el de otros seres vivientes, pero que el ser
humano transforma y modifica. Los filósofos aludidos subrayan el carácter
biopsicológico del hombre e indagan qué hace el hombre con sus
disposiciones biopsíquicas y dentro de su ambiente biológico que pueda
diferenciarlo de otros animales. Los conceptos usados por los filósofos de
referencia no son estrictamente científicos, pero tampoco son
simplemente existenciales (o metafísicos). Así, por ejemplo, se estudian en
A. F. los rasgos de las instituciones humanas y las condiciones de la
fabricación y el uso de instrumentos con el fin de ver si hay algo en estas
actividades que sea específicamente humano. Las tesis que se mantienen
varían entre el reconocimiento de una gran continuidad entre el reino
animal y el humano, por un lado, y la afirmación de que las instituciones
humanas y la fabricación y el uso de instrumentos son, en principio,
independientes de necesidades biológicas, por otro.

En este contexto, un problema muy importante en A. F. es el puesto que


ocupa la función racional en el hombre, en comparación con otras
funciones. La idea de que la función racional surge como un modo de tratar
con el mundo es una idea importante entre los filósofos de tendencia
antropológico-filosófica. Hay corrientes filosóficas que no se presentan
específicamente como filosófico-antropológicas en el sentido antes
indicado, pero prestan gran atención a lo que se ha llamado a veces teoría
del hombre y la consideran una parte fundamental de la Filosofía en cada
caso sustentada. Así ocurre con el existencialismo en sus diversas
manifestaciones. Inclusive, Sartre indicó que el existencialismo puede
proporcionarle al marxismo la A. F. del que este carece o de la que muchos
de sus cultivadores han prescindido. Por otro lado, algunos marxistas
trataron de desarrollar la A. F. en cuanto Antropología dialéctica, es decir,
como una crítica de las ideas o los supuestos antropológicos de la ciencia
social practicada por autores no marxistas. La Antropología dialéctica
marxista se opone a lo que se llama a veces marxismo ideológico en favor
de un análisis crítico marxista.

 El lugar de la Antropología Filosófica en el conjunto de la Filosofía

La Filosofía, como cualquier otra ciencia, cuenta con numerosas ramas que
no es posible destacar en este apartado. Pero dentro de ellas, la A. F. tiene
especial relieve porque, precisamente, aborda al ser humano que es el
único que puede filosofar. La A. F. trata uno de los temas de la Filosofía,
pero eso no significa que sea un pensamiento parcelado. Si bien la Filosofía
tiene pretensión de universalidad, no constituye una totalidad con partes
independientes, porque cada una de sus ramas se interconectan, así que

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aquello que se piensa en una rama de la Filosofía repercute, de alguna
manera, en otra.

Por otra parte, no puede decirse que todas las ramas sean iguales, ya que
algunas de ellas concentran mayor significación y son fuente de
conocimiento para otras. La Metafísica, por ejemplo, es denominada
Filosofía primera, precisamente, por ese lugar especial que ocupa en el
conjunto de la Filosofía. Aristóteles ya había mostrado esta primacía
cuando puso a la Metafísica como la disciplina que estudia el ente en tanto
tal. Esto permaneció inalterado hasta el Medioevo, cuando la Metafísica
cumplió el rol de primera en el orden ontológico en relación con las otras
ramas. Como en el Medioevo fue clave la Teología y el fundamento
filosófico puesto también en Dios, la Metafísica se constituyó, como lo
señala Heidegger, en una Ontoteología.

La modernidad da un giro que coincide con el llamado giro antropológico,


con el que se da un corrimiento en la preocupación por fundar el ente,
entonces, el problema se concentra en el ser humano que es el que
legitima, en última instancia, la Filosofía misma. Descartes fue clave en este
giro al poner la razón humana como fundamento metodológico de la
Filosofía. Con su famoso “pienso, luego existo” puso a la Antropología
como centro de las nuevas preocupaciones filosóficas. Kant, entre otros,
tomó la posta cartesiana y puso como Filosofía primera a la misma razón y
su funcionamiento, con su crítica a la razón tanto pura como práctica. De
esta manera, la Filosofía se transformó en Antropología al poner la
racionalidad como fundamento. Esto se refleja en las tres preguntas que
Kant se hace y que apuntan al ser humano: ¿qué puedo conocer?, ¿qué
debo hacer?, ¿qué puedo esperar? En este sentido, la Filosofía primera es
para Kant A. F.

Más cercano en el tiempo, tanto Husserl como Heidegger rechazaron, de


alguna manera, darle a la A. F. una función de Filosofía primera, aunque la
fenomenología que asumen sea de corte cognoscitivo y, por lo tanto,
antropológico. Su limitada estima por la A. F. ignora la función que esta
cumple en las ciencias humanas. Los intereses ontológicos de Heidegger no
le permitieron ver en la disciplina una legitimación de la Filosofía misma
frente, por ejemplo, a una Antropología Cultural que buscaba una especie
de disolución filosófica del ser humano o, al menos, de una determinada
perspectiva filosófica del ser humano. Más allá de esta controversia, la A. F.
da origen, si se puede decir así, a la modernidad y los planteos del siglo XX
y XXI, cuando la preocupación sigue en el ser humano. Los planteos
actuales sobre la cultura de lo virtual, por ejemplo, ponen en primer plano
qué tipo de sujeto puede constituirse a partir de este nuevo mundo virtual

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que nos atraviesa a todos. Este es un desafío para la A. F. que apenas
empieza a avizorase y tendrá consecuencias para la Filosofía que aún no
podemos prever. Además, siguen vigentes los planteos éticos que también
influyen en la concepción de hombre. Discusiones, como la de la
manipulación de embriones, el aborto, la eutanasia y otros colocan en el
centro de la discusión, a su vez, una visión del hombre.

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Referencias
COSTA, I y DIVENOSA, M., (2004). Filosofía. Buenos Aires: Editorial Maipue.

Ferrater Mora, J. (1994). Diccionario de Filosofía. Barcelona: Ariel.

San Marín, J. (2010). La Antropología Filosófica en la actualidad. Revista


Internacional de Filosofía, 50, 137-156.

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