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Me molesta llenar encuestas

Por: Erick Pfuro

Tal vez no se lo hayan preguntado antes, o simplemente no importe mucho


saber cuál es el sentido de realizar encuestas, ni mucho menos saber los
resultados obtenidos de dichas encuestas. Pero sinceramente a mí me molesta
llenarlas.

Recuerdo una anécdota. Un día me encontraba con unos amigos para realizar
un ensayo de teatro, ellos muy alegres conversaban y reían, había todo tipo de
comentarios y una de las chicas gritaba: ‘No influyas en su respuesta’. Después
lanzaba una pregunta hacia quién en ese momento era la persona encuestada.
Yo escuché las últimas preguntas abiertas que eran referidas más que todo a
la opinión personal sobre un personaje político de la ciudad y sus acciones
para con la misma. Después me tocó a mí. Ella me hizo una pregunta que
apuntaba a mi prioridad dentro de una serie de casos particulares que
hipotéticamente se presentan en un momento de vida. Decía: ‘¿Qué es lo
primero que harías si: un bebé está llorando, si tocan a la puerta, si está
lloviendo y has dejado la ropa colgada, si el agua esta corriendo por el caño y
si llaman al teléfono?’
La respuesta tiene un sentido indirecto hacia cuáles son tus prioridades en la
vida; si es la familia, los amigos, el dinero, el sexo o el trabajo. Dependiendo de
la respuesta se creará un perfil del entrevistado sobre sus preferencias. Como
subsiguientes preguntas todas se basaban en la opinión personal, muchas de
éstas yo trataba de contestarlas con la mayor información posible, ya que eran
preguntas abiertas según yo. Pero sucedió que varias veces mi entrevistadora
me cortaba, muy sutilmente y otras también: no me hacía caso. Solo era
primordial conocer qué y no el cómo.
Una de las tantas preguntas que hurgo ahora en mi memoria decía algo así:
“¿Consideras buena la gestión del alcalde de Arequipa?” Obviamente la
respuesta siempre debe ir con un porqué, pero en este caso no tuvo mayor
relevancia. La respuesta, como lo son la mayoría, era dicotómica.
Al concluir todo el cuestionario vino la pregunta final que no era parte del
sondeo, era más personal y hasta de complicidad. ‘¿Dirías que perteneces al
Pueblo Joven X y que has respondido una pequeña encuesta?’ Rápidamente
me negué y ella solo atinó a sonreír con diligencia terminando su consulta con
un “ok”.

Curiosamente descubrí y me dio mucha pena entender poco a poco la


importancia de las encuestas, la misma que muchas veces nosotros no le
hemos dado.

Primero. La encuesta está dirigida a un público en específico.


En mi caso particular yo sentía que ayudaba a una amiga con su estudio, ya
que todas las respuestas siempre salían de mi opinión personal frente al tema,
pero ciertamente no la estaba ayudando ni a ella ni al propósito de la
investigación. Porque yo no era el público objetivo. Su público objetivo eran
personas de otro sector socio-económico. Y lo comprobé al hacerme esa
pregunta al final que –como algunos sabrán– es parte de la franqueza de las
encuestas. Mandar siempre a un supervisor que testifique que se han realizado
las mismas, para así acreditar que los resultados son válidos y solo hay un
pequeño margen de error que escapa siempre en estos procesos estadísticos.
Esto también le da mucha credibilidad a la empresa encuestadora como son en
nuestro país Datum, CPI, GfK y otras.

Segundo. Ser parte de la encuesta significa dar testimonio verídico de tu


opinión.
Porque sí. Una encuesta es muy importante y por tanto tu respuesta es el
objetivo de la misma. Mientras los valores sean reales o mejor dicho respondan
con veracidad a cada una de las interrogantes, servirán siempre para analizar
la situación actual en la cual se encuentre el objeto a estudiar. Si se pretende
encuestar a los jóvenes y conocer su opinión acerca del uso de las drogas, es
primordial que todos sean honestos y respondan con la verdad que solo ellos
conocen. Porque los resultados de la misma ayudarán a tener una visión del
nivel de uso de drogas en el universo de estudio. Y lo mejor de todo es que
casi siempre –por no decir en su totalidad– son anónimas. Que mayor
satisfacción que ayudes con tu información y sin delatar tu nombre. En realidad
estás ayudando a la investigación, no estás siendo un error de muestreo.

Tercero. De los resultados obtenidos siempre se da una visión general y


certera.
Muchos de los resultados publicados son de suma importancia para la
sociedad y en especial para el personaje encuestado, porque tu opinión
aparece en ella. Y en sí ayuda a conocer la realidad sobre una cuestión
política, económica, social, etc. Conocer estos resultados es conocer la voz de
las masas, hacia qué apunta mayormente la opinión pública, cuál es la
tendencia que viene marcando la sociedad en estos días, hacia dónde se
inclinan las personas frente a un tema de interés local, nacional y hasta
internacional.

Llenar encuestas es una cosa, pero ser partícipes de ellas, otra muy diferente.

Muchos estudiantes y hasta me incluyo, hemos participado de las encuestas o


mejor dicho las hemos llenado. Porque siendo verídicos, yo también en un
algún momento las llené por llenar; sin ninguna importancia y con el fin único
de cumplir y zafarme de esa molesta interrupción del día a día.
Pero ahora NO, ha llegado el momento en donde debemos ser parte de las
encuestas, en donde nuestra opinión, que es símbolo de democracia, esté
también impregnada en la investigación, esté presente en nuestra sociedad y
seamos nosotros partícipes de la opinión de las masas.

Si me permitieran hacer una encuesta, la primera pregunta sería:


¿Te molesta llenar encuestas?

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