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Y RHODE
AMPURIAS. A diferencia de lo que sucedió en el sur de Italia o en Sicilia, donde LOS GRIEGOS fundaron
establecimientos que se convirtieron muy pronto en florecientes ciudades, en la Península solo se han
encontrado los restos de dos fundaciones griegas, Emporion (Ampurias) y Rhode (Rosas). Tampoco conocemos
casi nada acerca de la historia respectiva de dichos Establecimientos, salvo algunas noticias acerca de la
configuración urbana de la ciudad de Ampurias, que estaba dividida en dos comunidades, una griega y otra
indígena, separadas por una muralla intermedia sobre la que había una vigilancia griega de carácter
permanente. El nombre de Ampurias, Empórion en griego, era un término común que designaba un lugar de
intercambio y se hallaba efectivamente en un emplazamiento adecuado para este tipo de operaciones ya que
estaba situada en la costa al lado de dos vías fluviales que permitían una fácil penetración hacia las tierras del
interior.
Los foceos de Marsella se establecieron en Ampurias en los inicios del segundo cuarto del siglo VI a.C.
con el fin de crear un lugar de descanso y aprovisionamiento para sus viajes a lo largo de las costas levantinas
peninsulares.
Ocuparon primero un islote situado frente a la costa en las proximidades de la desembocadura de los
ríos Ter y Fluviá. Con el paso del tiempo los griegos crearon un establecimiento propio bajo la protección de la
diosa Ártemis de Éfeso en tierra firme que daría origen a la futura ciudad de Ampurias. La ciudad experimentó
un notable crecimiento a lo largo del siglo V a.C. con una expansión de su perímetro urbano y un considerable
incremento de las importaciones y del área de influencia hacia las regiones ibéricas del interior y hacia el litoral
meridional. En la segunda mitad del siglo V a.C. la ciudad acuñó moneda que imitaba a las atenienses, sobre la
que figuraban inscritas las dos letras iniciales de su nombre, EM, y demostraban la indiscutible realidad de su
autonomía como comunidad política.
La topografía antigua del lugar se ha visto notablemente alterada por los sucesivos cambios que ha
experimentado la zona, que constituía entonces una gran llanura aluvial ocupada en gran medida por marismas
y tierras pantanosas de las que emergían algunas elevaciones que resultaban enormemente apropiadas para el
emplazamiento humano. Los restos materiales hoy visibles corresponden sobre todo al período helenístico y
romano del siglo II a.C. que fue recubriendo con sus construcciones públicas y privadas la zona más antigua.
Quedan escasos restos de la muralla defensiva de la ciudad, que delimitaba un espacio rectangular de unas dos
hectáreas, y estaba provista de poderosas torres. Se conoce también la zona cultual, dedicada a Ártemis y
situada en un principio fuera de las murallas aunque fue luego incorporada al interior de la ciudad, donde había
también un santuario al dios de la medicina Asclepio, del que poseemos su estatua de culto, tallada en mármol
del pentélico y de gran calidad escultórica.
La nueva remodelación de la ciudad, llevada a cabo ya bajo el control romano, es la que ha dejado
huellas monumentales más visibles y constituye el núcleo fundamental del actual yacimiento arqueológico. La
presencia griega en el territorio no afectaba solo a la ciudad de Ampurias si tenemos en cuenta que, como todos
los establecimientos griegos, debió de ejercer un cierto control sobre el territorio colindante, cuyos límites
precisos resulta tremendamente difícil de definir.
La otra ciudad griega localizada en la Península, Rhode, Rosas.
Las fuentes literarias dan noticia de la presencia de los rodios en la Península Ibérica y de la fundación
de Rhode entre el 800 y el 776 a.C. Junto a estas noticias se ha aducido el hallazgo de fragmentos de cerámica
griega jonia, corintia y rodia) en poblados del sur de Francia del siglo VII a.C, anteriores a la fundación de
Massalia. Pero parece evidente que es muy forzado relacionar unos pocos fragmentos de cerámica rodia con
una actividad colonizadora rodia. Por otra parte, no tenemos constancia de ningún material griego en Cataluña
anterior al siglo VII y las excavaciones en Rosas no han proporcionado ni un fragmento anterior al siglo V. a.C.,
con lo que queda por demostrar la existencia de una colonización rodia anterior a la fundación de Massalia
hacia 600 a.C.