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Dogmática española de la “lealtad constitucional”

Historia de la fallida recepción del pensamiento constitucional alemán

- Los problemas que ponen en peligro el funcionamiento de la Constitución de 1978 son


los mismos que existían en el momento de su entrada en vigor:
• El grupo terrorista de ETA.
• Los partidos filoterroristas, que dieron lugar a las siguientes sentencias del
Tribunal Constitucional:
1. 48/2003, 5/2004, 110/2007, 112/2007, 251/2007, 31/2009.
2. más las 16/2009, 43/2009 y 44/2009, que confirmaban las
sentencias del Tribunal Supremo de excluir su presentación en las
elecciones autonómicas en el País Vasco.
• Los modelos separatistas (de organización territorial), como el Plan Ibarretxe
de 23.10.2003, asumido por el Parlamento Vasco en 30.12.2004 y rechazado
por el Congreso el 1.2.2005. Y desde hace unos años, el modelo separatista
catalán de Arturo Mas. [Sobre esta problemática, hasta 2005 se puede
consultar: L. Álvarez, Autodeterminación y lealtad constitucional, (2005)].
- Todos estos problemas plantean claramente la cuestión de una “Defensa de la
Constitución”, tarea que deben abordar tanto la Ciencia Jurídica como la
Jurisprudencia Constitucional.
- Para afrontar este desafío, hace tiempo que se introdujo en el discurso constitucional el
concepto de “Lealtad constitucional” que se apoya en el modelo constitucional alemán.
(E. Denninger, Verfassungstreue und Verfassungsschutz: Lealtad constitucional y
defensa de la constitución).
- La cuestión es si este concepto alemán de “Lealtad Constitucional” es compatible con
el modelo español de constitución:
• ¿Es compatible con la concepción española de democracia?
• ¿Es compatible con el concepto de constitución que se plasma en la
Constitución de 1978?
- Este debate se agudizó a causa de:
• la aprobación de la Ley Orgánica de Partidos Políticos de 27 de junio de 2002
(Esta Ley sustituyó a la Ley 54/1978, de 4 de diciembre de partidos políticos,
preconstitucional - ya que la Constitución entró en vigor el 29 de diciembre - y
más ambigua en el articulado respecto a la ilegalización de los partidos
políticos).
1
• por la decisión del Tribunal Supremo de 27.3.2003, referida al Art. 61 de la
“Ley Orgánica del Poder Judicial” (que fue la primera prohibición de partidos
en la democracia española, dirigida contra Batasuna, Herri Batasuna y Euskal
Herritarrok) y, posteriormente la decisión de 19.9.2008 que prohibía el Partido
Comunista de las Tierras Vascas.
- Todo esto plantea la pregunta de cuál es el modelo de Defensa de la Constitución que
mejor se adapta a la actual Constitución Española.

I. Concepto de constitución y dogmática de la defensa de la constitución en la


Constitución Española.

1. Mezcla de los conceptos de ley y constitución en el constitucionalismo del XIX y


sus consecuencias respecto al concepto de defensa de la constitución.
- El concepto de defensa de la constitución está implícito en el Título X de la
Constitución de Cádiz (1812) 1; sin embargo, en el siglo XIX no se tenía la idea de la
prioridad de rango de la constitución.2
• En esta época se piensa que la constitución no es más que una ley más,
aunque especial.
• Esta idea procede del concepto de soberanía popular: el poder legislativo no
puede ser limitado porque representa al pueblo.

1 TITULO X DE LA OBSERVANCIA DE LA CONSTITUCION Y MODO DE PROCEDER PARA


HACER VARIACIONES EN ELLA

Capitulo único

Art. 372. Las Cortes en sus primeras sesiones tomarán en consideración las infracciones de la
Constitución, que se les hubieren hecho presentes, para poner el conveniente remedio y hacer
efectiva la responsabilidad de los que hubieren contravenido a ella.

Art. 373. Todo español tiene derecho a representar a las Cortes o al Rey para reclamar la
observancia de la Constitución.

Art. 374. Toda persona que ejerza cargo público, civil, militar o eclesiástico, prestará juramento, al
tomar posesión de su destino, de guardar la Constitución, ser fiel al Rey y desempeñar
debidamente su encargo.

Art. 375. Hasta pasados ocho años después de hallarse puesta en práctica la Constitución
en todas sus partes, no se podrá proponer alteración, adición ni reforma en ninguno de sus
artículos.

Los demás artículos tratan del procedimiento para hacer las modificaciones de la Constitución.
2 Sobre el valor normativo de la constitución en el constitucionalismo español, ver:

- J. Varela Suanzes-Carpegna, Constitución y ley en los orígenes del estado liberal, Rev. Esp.
Der. Const. 45 (1995), 347 ff.;

- I. Fernández Sarasola, Poder y libertad: los orígenes de la responsabilidad del ejecutivo en


España (1808-1823), 2001, 303;

- I. Fernández Sarasola, Valor y supremacía de la Constitución de 1812, en: R. Sánchez Ferriz/


M. García Pechuan (edic.), La enseñanza de las ideas constitucionales en España e Iberoamérica,
2001, 197.
2
• Esto tiene dos consecuencias esenciales para el concepto de defensa de la
constitución en general 3 (de cada una de sus normas).
1. El concepto de soberanía del legislador implica una concepción
positivista del derecho, según la cual no puede existir ninguna
norma jurídica (por tanto, tampoco las constitucionales) que estén
por encima de las emitidas por los órganos supremos del Estado.
— así pues, mecanismos como el juramento constitucional4 o la
aplicación de medidas penales no tenía el sentido de “defensa
de la constitución”, sino de medidas contra su violación.5
— sin embargo, de vez en cuando, sobre todo en los círculos
conservadores del derecho constitucional, comienzan a surgir, en
esta época, concepciones constitucionales basadas en valores y

3 De forma análoga:

- K. Stern, Das Staatsrecht der Bundesrepublik Deutschland (El estado de derecho en la


República Federal Alemana), Bd. I., Grundbegriffe und Grundlagen des Staatsrechts.
Strukturprinzipien der Verfassung (Conceptos fundamentales y fundamentos del estado de
derecho. Principios estructurales de la constitución), 1977, 151 ff.;

- D. Rauschning, Die Sicherung der Beachtung von Verfassungsrecht (La defensa del respeto a
la constitución), 1969, 14.

Este concepto general de defensa de la constitución está en contradicción con el modelo más
restringido, que sólo defiende los principios constitucionales fundamentales, concepto que se
desarrolló en la República de Weimar, sobre todo con C. Schmitt, Der Hüter der Verfassung (El
guardián de la Constitución), 3. Aufl. 1985, 158.
4 “Art. 117. En todos los años el día 25 de febrero se celebrará la última junta preparatoria, en la
que se hará por todos los diputados, poniendo la mano sobre los santos Evangelios, el juramento
siguiente: ¿Juráis defender y conservar la religión católica, apostólica, romana, sin admitir otra
alguna en el reino? - R. Sí juro. ¿Juráis guardar y hacer guardar religiosamente la Constitución
política de la Monarquía española, sancionada por las Cortes generales y extraordinarias de la
Nación en el año de mil ochocientos y doce? -R. Sí juro. ¿Juráis haberos bien y fielmente en el
encargo que la Nación os ha encomendado, mirando en todo por el bien y prosperidad de la
misma Nación? - R. Sí juro. Si así lo hiciereis, Dios os lo premie; y si no, os lo
demande.” (Constitución de Cádiz).

“Art. 58. Además de la potestad legislativa, corresponde a las Cortes: 1º. Recibir al Rey, al
sucesor inmediato de la Corona y a la Regencia el juramento de guardar la Constitución y las
leyes. (…)”. (Constitución de 1845)

Ver sobre este tema M. Lorente Sariñena, Juramento constitucional: 1812, en: Antiguo Régimen y
liberalismo, Tomo 3, 1994, 209 ss.
5 Así, se condena

— la alta traición o traición contra el Estado (Art. 188-191, 248 del Código Penal español de
1822, Art. 139-144 del CPE de 1848 y de 1850, Art. 136-143 del CPE de 1870),

— los delitos contra la Patria (Art. 249- 258 del CPE de 1822),

— así como los delitos contra la paz y la independencia del Estado (Art. 149-258 del CPE de
1822, Art. 145-153 del CPE de 1848 y 1859, 144-152 del CPE de 1870).
3
tradiciones históricas no positivas.6
2. Por otra parte, el concepto de soberanía del legislador conduce a
una mezcla y confusión entre LEY y CONSTITUCIÓN, que hace
imposible la sumisión del legislador a la constitución.
— Es el Parlamento el que aprueba la Constitución, ya que posee un
poder legislativo que sólo depende de su propia voluntad.
— Para ello basta con que respete los procedimientos
preestablecidos (de orden legislativo o constituyente).7
— A esta manera de pensar le resulta extraña la idea de la prioridad
de una constitución jurídicamente positiva.

6 Así pues, las constituciones de 1834 y 1845 reciben la influencia del concepto de constitución
histórica acuñado por JOVELLANOS.

Sobre este tema se puede ver:

J. Varela Suanzes-Carpegna, La doctrina de la Constitución histórica: de Jovellanos a las


Cortes de 1845, Rev. Der. Polit. 39 (1995), 50, 56, 60 ss.

M. A. Medina Muñoz, La reforma constitucional de1845, Rev. Der. Polit. 203 (1975), 75 ss.
7 Ver, por ejemplo, a este respecto, el Art. 383 de la Constitución de Cádiz de 1812 así como el
Título XV de la Constitución de 1856.

— “Art. 383. La reforma propuesta se discutirá de nuevo; y si fuere aprobada por las dos
terceras partes de diputados, pasará a ser ley constitucional, y como tal se publicará en las
Cortes.”

— TITULO XV DE LA REFORMA DE LA CONSTITUCIÓN:

Art. 87. Las Cortes con el Rey tienen la facultad de declarar que ha lugar a revisar la Constitución,
designando al propio tiempo el artículo o artículos que hayan de modificarse.

Art. 88. Hecha esta declaración, el Rey disolverá inmediatamente el Senado y el Congreso de los
Diputados, y en la convocatoria de las nuevas Cortes, que se han de reunir dentro de dos meses,
se insertará textualmente la resolución prescrita en el artículo anterior.

Art. 89. Las nuevas Cortes serán Constituyentes, única y exclusivamente para decretar la reforma.

(…)

En otros casos, las Constituciones permitían su alteración mediante mayoría legislativa simple,
prevista, por ejemplo, en el título XI de la Constitución de 1869: “TÍTULO XI DE LA REFORMA DE
LA CONSTITUCIÓN

— Art. 110. Las Cortes, por sí o a propuesta del Rey, podrán acordar la reforma de la
Constitución, señalando al efecto el artículo o artículos que hayan de alterarse.

— Art. 111. Hecha esta declaración, el Rey disolverá el Senado y el Congreso, y


convocará nuevas Cortes, que se reunirán dentro de los tres meses siguientes. En la convocatoria
se insertará la resolución de las Cortes de que habla el artículo anterior.

— Art. 112. Los Cuerpos Colegisladores tendrán el carácter de Constituyentes tan sólo
para deliberar acerca de la reforma, continuando después con el de Cortes ordinarias. Mientras
las Cortes sean Constituyentes, no podrá ser disuelto ninguno de los Cuerpos Colegisladores.”

Sin embargo, las constituciones españolas del siglo XIX no contenían mecanismos generales
para su propia modificación (p. e., las Constituciones de 1834, 1837 o 1876).

Ello provocaba un debate acerca de si la total ausencia de dichos mecanismos implicaba la


imposibilidad de las reformas de la Constitución o de si habría las puertas a la posibilidad de su
modificación mediante el procedimiento legislativo simple.

Ver sobre esto el trabajo de A. Pace y J. Varela, La rigidez de las Constituciones escritas,
1995.
4
- CONCLUSIÓN: NO SE PODÍA DESARROLLAR UNA TEORÍA INDEPENDIENTE Y
AUTÓNOMA DE “DEFENSA DE LA CONSTITUCIÓN”, DISTINTA DEL MERO
CUMPLIMIENTO DE LA LEY.
• Estos deficit del ordenamiento jurídico español se intensifican debido a la
ausencia de verdadera ciencia jurídica en España hasta prácticamente el
último tercio del siglo XX.
• En el siglo XIX se produce un distanciamiento entre las doctrinas
constitucionales española y alemana, debido al gran desarrollo de esta última
frente al estancamiento de la primera8.
• Hasta esta fecha (último tercio del siglo XX) la literatura jurídica sobre temas
constitucionales tenía un carácter político-moral, de manera que la Defensa
de la Constitución se consideraba un problema político más que jurídico.9
- La Constitución de la II República (29.12. 1931) sí contenía el presupuesto normativo
que se necesita para elaborar un concepto de Defensa de la Constitución, pues se
basaba en la idea de superioridad de rango de la constitución respecto de la ley.10
• Su corta duración impidió que se desarrollara esta idea en el campo judicial y
en el de la ciencia jurídica.11

8 Ver E.-R. Huber, Deutsche Verfassungsgeschichte seit 1879 (Tribunales Constitucionales


Alemanes desde 1789), volumen II, Der Kampf um Einheit und Freiheit 1830 bis 1850 (La lucha
por la unidad y la libertad de 1830 a 1850), edición revisada 1988, 831 ss.
9 Ver J. Varela Suanzes-Carpegna, Qué ocurrió con la ciencia española del Derecho
Constitucional, Boletín de la Facultad de Derecho de la UNED 14 (1999), 167.

Un signo de esta actitud era la circunstancia de que la ciencia que se ocupaba de analizar las
constituciones se denominaba “Derecho Político”.

Ver: S. S. Adolfo Posada, Tratado de Derecho Político, 1923.

El concepto de “Derecho Constitucional” no se difundió sino a partir de 1984 como designación


de una cátedra de Universidad.

Ver: I. de Otto y Pardo, Derecho Constitucional. Sistema de fuentes, 1987, 12.


10 Ver: J. Varela Suanzes-Carpegna, La Constitución de 1978 en la historia constitucional
española, Rev. Esp. Der. Const. 69 (2003), 61 ss.

La Constitución de 1831 previó por primera vez un Tribunal Constitucional (Art. 100), con la tarea
clásica de poder declarar como nulas las leyes inconstitucionales.
11 A diferencia de lo que ocurrió por esas fechas en la República de Weimar, donde se desarrolló
a fondo esta problemática.

Ver: C. Gusy, Weimar – Die wehrlose Republik? (¿La República indefensa?), 1991, 152 ss.;

También: E. Huber, Deutsche Verfassungsgeschichte seit 1789. Die Weimarer Reichsverfassung


(Historia Constitucional Alemana desde 1789), Volumen VI, 3, 1981, 150 s.
5
• A pesar de lo cual, se desarrollaron algunos instrumentos para la Defensa de la
Constitución, por ejemplo, la Ley para la Defensa de la República Española de
21.10.1931.12
- Sólo en la Constitución de 1978, actualmente vigente, hay una norma positiva,
independiente y distinta del mero cumplimiento de la ley, que puede servir para formular
un mecanismo de Defensa de la Constitución:13
• Es el Art. 9. 1 proclama el rango superior de la Constitución: “Los ciudadanos y
los poderes públicos han de someterse a la Constitución y al resto del
ordenamiento jurídico”.
• Esta determinación es el fundamento de todo análisis jurídico dogmático de la
Defensa de la Constitución en el derecho constitucional español actual.

2. La construcción jurídica material de la prioridad de la Constitución Española de


1978 y su repercusión sobre el modelo de Defensa de la Constitución
- La opinión dominante en la literatura jurídica española es que la Constitución de 1978
acuña de forma jurídica positiva una serie de valores, principios y objetivos que no son
positivos (históricos y naturales).
• Estos principios y valores tienen un rango que está por encima del texto
constitucional positivo, porque, al menos tácitamente, representan la verdadera
constitución del ordenamiento jurídico español.14

12 Esta ley definía como “acto agresivo contra la República” entre otros, la instigación a la
resistencia o a la desobediencia a la ley y a las indicaciones impartidas por las autoridades (Art. 1
Sec. 1), la incitación a la desobediencia o la desmoralización en las fuerzas armadas así como
entre estas y la población civil (Art. 1 Sec. 2) así como toda acción o manifestación, que
conduzca al desprestigio de las instituciones y órganos del Estado (Art. 1 Sec. 5).

Ver sobre esto, sobre todo: M. García Canales, La Constitución española de 1931 y su
aplicación, Rev. Der. Polit. 31-32 (1983), 209 ss.
13Ver: Otto y Pardo (Nota 12), 25 s.;

B. Aláez Corral, Los límites materiales a la reforma de la Constitución Española de 1978,


2000, 293 ss.
14 Ver: P. de Vega, Los límites a la reforma de la Constitución y la problemática del poder
constituyente, 1988, 257;

F. Balaguer Callejón, Las fuentes del derecho, 1991, 95;

P. J. González Trevijano, La Costumbre en el Derecho Constitucional, 1989, 400 ss.


6
• Con ello, se asume la clásica distinción dogmática alemana entre constitución y
texto constitucional.15
- Durante la Dictadura de Franco (1936-1975) se utilizó este concepto de constitución
para ilegalizar a los enemigos políticos de la dictadura.16
- También se prefirió este procedimiento material en el periodo inmediatamente posterior
al cambio democrático, porque permitía reemplazar al conocimiento metódico para la
interpretación de la constitución, del que se carecía entonces.17
- Este concepto de constitución material, que también resulta decisivo para elaborar un
concepto material de defensa de la constitución, fue descrito de dos formas:
1) Según la opinión actualmente minoritaria, la distinción entre constitución y texto
constitucional no se basa en el texto mismo de la Constitución de 1978, sino en
consideraciones de tipo filosófico-político.
• Fue el pacto18 , resultante del ejercicio del poder constituyente del pueblo
español.19
• Es cierto que este enfoque puede justificar la distinción dogmática entre la
constitución y el texto constitucional (independientemente del contenido
concreto del documento constitucional positivo).
• Sin embargo, de esta manera no se puede definir claramente un mecanismo
de defensa de la constitución (como conjunto de las normas constitucionales
positivas).

15 Ver: Schmitt (Nota 6), 158; C. Schmitt, Die Diktatur: Von den Anfängen des modernen
Souveränitätsgedankens bis zum proletarischen Klassenkampf (La Dictadura: Desde los inicios
del concepto moderno de soberanía hasta la lucha de clases proletaria), 4. Edición 1978, 242 s.

En general, sobre la distinción entre constitución y texto constitucional en la literatura alemana:

— P. Badura, Verfassung und Verfassungsgesetz, en: H. Ehmke et al. (edic.), homenaje a


Ulrich Scheuner en su 70 cumpleaños, 1973, 21 s.

La distinción entre constitución y texto constitucional no es sólo el resultado de la influencia


alemana, sino que llegó a España por medio de la teoría italiana de constitución material:

— C. Mortati, La costituzione in senso materiale, 1940, 134 y 138.

En la doctrina española no se puede distinguir el predominio de ninguna teoría de la constitución


material. Hay diversas teorías, que a veces se contradicen entre sí parcialmente y que emplean
diversos elementos materiales metajurídicos (principios, fines, valores)
16 Ver: F. Bastida Freijedo, Jueces y franquismo. El pensamiento político del Tribunal Supremo en
la dictadura, 1986, 22 s.
17 Ver: P. Lucas Verdú, Curso de Derecho Político, 1984; P. Lucas Verdú, El sentimiento
constitucional: (aproximación al estudio del sentir constitucional como modo de integración
política), 1985.

El autor intenta importar a España la conocida doctrina alemana del sentimiento


constitucional que aún no había arraigado en la literatura jurídica española.
18 Ver: M. Herrero de Miñón, La Constitución como pacto, Rev. Der. Polit. 44 (1978), 20
19 Ver una vez más: de Vega (Nota 17), 257.
7
2) Según la opinión predominante en la actualidad, el dualismo entre constitución
y texto constitucional se base en disposiciones del texto de la Constitución de
1978, en particular (y en consonancia con la tradición alemana20) en el Art.
10.1 que contiene el Principio de la Dignidad Humana: “La dignidad de la
persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la
personalidad, el respeto a la ley y a los derechos de los demás son
fundamento del orden político y de la paz social.”
• El Art. 10. 1 confiere a la dignidad humana un elemento metapositivo.21
• El Art. 1. 1 reconoce una diversidad de valores: “España se constituye en
un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores
superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y
el pluralismo político”.22
• Por tanto, los artículos 10. 1 y 1. 1 son las disposiciones que proporcionan
un argumento jurídico positivo para establecer una distinción entre
constitución y texto constitucional.
• Esta concepción material de la constitución, que aparece mayoritariamente
en la doctrina del derecho constitucional, tiene consecuencias muy
importantes para la defensa de la constitución.
• Si la constitución no se idéntica con el texto constitucional mismo, sino con
un conjunto de valores que están por encima de este, (Art. 1.1 y Art. 10.1),

20 Los clásicos sobre este tema son:

P. Häberle, Die Menschenwürde als Grundlage der staatlichen Gemeinschaft (La dignidad
humana como fundamento de la sociedad estatal), en: J. Isensee/P. Kirchhof (edic.), Handbuch
des Staatsrechts Manual de Derecho Público), Volumen I, Historische Grundlagen (Fundamentos
Históricos), 1987, 820 ss.

G. Dürig, Der Grundrechtssatz von der Menschenwürde (El principio fundamental de la


dignidad humana), AöR (Institución de derecho público) 81 (1956), 9.
21 J. González Pérez, La dignidad de la persona, 1986, 81 s.;

F. Fernández Segado, La dignidad de la persona en el derecho constitucional español, Revista


Vasca de Administración Pública 43 (1995), 55.

Junto a estos trabajos hay que mencionar también el estudio de:

I. Gutiérrez Gutiérrez, La dignidad de la persona y derechos fundamentales, 2005,

En dicho estudio se somete a un análisis crítico toda la literatura publicada hasta ahora.

Ver además las investigaciones de I. von Münch sobre el Art. 10 de la Constitución española y,
al mismo tiempo, sobre su paralelo en la Ley Fundamental de Bonn Art. 1. 1: La dignidad del
hombre en el Derecho Constitucional, Rev. Esp. Der. Const. 5 (1982), 9 ss.

Este trabajo de Münch es citado con frecuencia en la literatura española y ha ejercido una gran
influencia.
22 G. Peces Barba, Los valores superiores, 1984, 89;

P. Lucas Verdú, Artículo 1: Estado social y democrático de derecho, ie: O. Alzaga Villamil
(edic.), Comentarios a la Constitución Española de 1978, Vol. I, 1996, 119 ss.
8
la defensa de la constitución tiene como consecuencia la defensa de estos
valores no positivos.
• Entre estos valores está el principio democrático (Art. 1.1).
• Según la opinión de muchos esto permite prohibir los partidos
antidemocráticos, aunque esto no esté previsto expresamente en el texto
de la constitución.23
• Este procedimiento general para la prohibición de los partidos que
rechazan la democracia se especifica en la doctrina de dos maneras
distintas:
1ª La primera se remite a la prescripción de los derechos fundamentales,
cuando el uso de los derechos políticos fundamentales limitados son empleados
por el partido prohibido para la supresión de la democracia constitucional,24 en
la medida, al menos, en que su ideología se opone al principio democrático que
subyace al Art 1.1 de la constitución.25
—> Por tanto, la prohibición de ideologías antidemocráticas se apoya en la
interpretación de normas constitucionales positivas, excluyendo el contenido de
los derechos fundamentales.
2ª La segunda se basa en el Art. 6: “Los partidos políticos expresan el
pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son
instrumento fundamental para la participación política. Su creación y el ejercicio de su
actividad son libres dentro del respeto a la Constitución y a la ley”.

23 En la constitución española no hay ninguna disposición explícita para su defensa, como sí


sucede en muchos otros ordenamientos jurídicos, en especial en el In der spanischen Verfassung
gibt es keine ausdrücklichen Bestimmungen zum Schutz Art. 21.2 de la Ley Fundamental de
Bonn: “Los partidos que por sus fines o por el comportamiento de sus adherentes tiendan a
desvirtuar o eliminar el régimen fundamental de libertad y democracia, o a poner en peligro la
existencia de la República Federal de Alemania, son inconstitucionales. Sobre la
constitucionalidad decidirá la Corte Constitucional Federal”.

Ver: W. Schmitt-Glaeser, Missbrauch und Verwirkung von Grundrechten im politischen


Meinungskampf. Eine Untersuchung über die Verfassungsschutzbestimmung zum einfachen
Recht, insbesondere zum politischen Strafrecht, (Abuso y prescripción de los derechos
fundamentales en la lucha ideológica política. Una investigación sobre la disposición
constitucional en el derecho ordinario, en especial en relación al derecho penal político) 1968, 322
ss.
24En la doctrina española, esta opinión es sostenida entre otros por:

J. Jiménez Campo, Diez tesis sobre la posición de los partidos en el ordenamiento jurídico
español, in: M. Ramírez Jiménez/J. Jiménez Campo (edic.), Régimen jurídico de los partidos y
Constitución, Centro de Estudios Constitucionales, 1994, 41.
25 Este resultado se distingue de la democracia militante conocida por el derecho comparado y
que se quere incorporar al ordenamiento jurídico español. La democracia militante representa
más bien decisión fundamental derivada de las normas de la LF de Bonn.

Ver: J. Lameyer, Die streitbare Demokratie (La democracia militante), 1978, 30 s.


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