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La violencia familiar incide negativamente en la conducta de los niños.

En primer
lugar, perjudica el nivel psicológico y físico. Los golpes y ofensas de los padres
dañan a los niños de manera directa, por ende, puede llegar a desencadenar
depresión y ansiedad (Kug, Dahlberg, Mercy, Zwi, y Lozano, 2002). En segundo
lugar, la intimidación en la familia produce, en su mayoría, una actitud violenta en
los niños, lo cual origina problemas de socialización. Según una investigación de
Margolin (2000) el niño criado dentro de una familiar violenta acrecienta el riesgo de
sufrir daños sociales. Asimismo, los Individuos que han sido abusados físicamente
presentan más riesgo de problemas de conducta externa que los no abusados, tales
como agresión (Lansford et al., 2002).

Kug, E. G., Dahlberg, L. L., Mercy, J. A., Zwi, A. B., & Lozano, R. (2002). World

Report on Violence and Health (WHO). Recuperado el 8 de marzo de 2003,

de http://www.who.int/violence_injury_prevention/violence/world_report/

en/full_en.pdf.

Margolin, G., & Gordis, E. B. (2000). The effects of family and community

violence on children. Annual Review of Psychology, 51, 445-479.

Lansford, J. E., Dodge, K. A., Pettit, G. S., Bates, J. E., Crozier, J., & Kaplow,

J. (2002). A 12- year prospective study of the long-term effects of early

child physical maltreatment on psychological, behavioral, and academic

problems in adolescence. Archives of Pediatrics and Adolescent Medicine,

156, 824-830

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